"Me siento en casa", dice Papa Francisco al llegar al "corazón de Sudamérica"
ASUNCIÓN, 10 Jul. 15 / 07:42 pm (ACI).- En su primera actividad oficial en Paraguay, el Papa Francisco dirigió un discurso a las autoridades en el que agradeció el recibimiento que ha hecho que “me sienta en casa”. Además destacó, entre otros puntos, el papel de la mujer en la reconstrucción del país tras las grandes guerras que sufrió en su historia; y aseguró la cooperación de la Iglesia “en el afán común por construir una sociedad justa e inclusiva”.
Durante la ceremonia en el Palacio de López, el presidente Horacio Cartes dio un discurso en el que recordó al primer santo paraguayo, San Roque González de Santa Cruz, mártir jesuita que fundó varias misiones y reducciones en el siglo XVII.
“Gracias, Santidad, por honrar al Paraguay, en su peregrinar pastoral por el mundo. Su presencia, Santo Padre, es símbolo de amor, de alegría y de unión. Y con ese espíritu, el pueblo paraguayo vivirá estos tres días gloriosos de su historia”, expresó.
Por su parte, el Papa afirmó que “no es difícil sentirse en casa en esta tierra tan acogedora. Paraguay es conocido como el corazón de América, y no sólo por la posición geográfica, sino también por el calor de la hospitalidad y cercanía de sus gentes”.
Luego, el Santo Padre recordó la historia del pueblo paraguayo, golpeado por tres grandes guerras, en referencia al conflicto contra la Triple Alianza formada por Brasil, Argentina y Uruguay y que terminó con más del 70 por ciento de la población masculina paraguaya (1864-1870), la guerra del Chaco contra Bolivia (1932-1935), y la guerra civil entre marzo y agosto de 1947.
“¡Cuánto dolor y cuánta muerte! Pero es admirable el tesón y el espíritu de superación del pueblo paraguayo para rehacerse ante tanta adversidad y seguir esforzándose por construir una Nación próspera y en paz”, indicó.
En ese sentido, Francisco expresó su deseo de “rendir tributo a esos miles de paraguayos sencillos, cuyos nombres no aparecerán escritos en los libros de historia, pero que han sido y seguirán siendo verdaderos protagonistas de su pueblo”.
“Y quiero reconocer –añadió– con emoción y admiración el papel desempeñado por la mujer paraguaya en esos momentos tan dramáticos de la historia. De modo especial, esa guerra inicua que llegó a destruir casi la fraternidad de nuestro pueblo. Sobre sus hombros de madres, esposas y viudas, han llevado el peso más grande, han sabido sacar adelante a sus familias y a su País, infundiendo en las nuevas generaciones la esperanza en un mañana mejor. Dios bendiga a la mujer paraguaya, la más gloriosa de América”.
El Papa invitó a los paraguayos a no olvidar sus raíces y asentar su memoria “firmemente sobre la justicia, alejada de sentimientos de venganza y de odio”. Esto “transforma el pasado en fuente de inspiración para construir un futuro de convivencia y armonía, haciéndonos conscientes de la tragedia y la sinrazón de la guerra”. “¡Nunca más guerras entre hermanos! ¡Construyamos siempre la paz!”, expresó.
Francisco destacó que desde hace unos años el país esté comprometido “en la construcción de un proyecto democrático sólido y estable”, basado “en la promoción y respeto de los derechos humanos”.
En ese sentido, invitó a “potenciar el diálogo como medio privilegiado para favorecer el bien común”, sobre la base del encuentro, el respeto y del reconocimiento de las legítimas diferencias y opiniones de los demás”.
Francisco también pidió poner a los pobres y necesitados en “un lugar prioritario”, así como a los niños, las familias, los campesinos y obreros. “Que no haya más víctimas de la violencia, la corrupción o el narcotráfico”, expresó.
El Papa recordó que “un desarrollo económico que no tiene en cuenta a los más débiles y desafortunados, no es verdadero desarrollo. La medida del modelo económico ha de ser la dignidad integral de la persona, especialmente la persona más vulnerable e indefensa”.
Para ello, aseguró “el compromiso y la colaboración” de la Iglesia en el afán común “por construir una sociedad justa e inclusiva”. “Nos mueve a ello la certeza de nuestra fe en Dios (…). Cristo nos abre el camino de la misericordia, que asentado sobre la justicia, va más allá, y alumbra la caridad, para que nadie se quede al margen de esta gran familia que es el Paraguay, al que aman y quieren servir”.
Finalmente, recordó a sus amigos paraguayos en Buenos Aires (Argentina) e imploró “la bendición del Señor sobre todos ustedes, sobre sus familias y sobre todo el querido pueblo paraguayo”. “Que Paraguay sea fecundo, como lo indica la flor de la pasiflora en el manto de la Virgen y como esa cinta con los colores paraguayos que tiene la imagen, así se abrace a la Madre de Caacupé. Muchas gracias”, culminó.
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