Decálogo de la Feminidad
A continuación encontrarás diez características de la mujer como pilar esencial en la conformación de la socie
Por: Vivian Jeannette Forero Besil | Fuente: Catholic.net
A continuación encontrarás diez características de la mujer como pilar esencial en la conformación de la sociedad; con innumerables cualidades y fortalezas que la ayudan a alcanzar las metas propuestas y a dejar huella imborrable con sus acciones.
1. La mujer está llamada a construir la cultura de las buenas maneras, del buen trato, la amabilidad y la cordialidad porque su esencia está unida a la delicadeza y a la ternura.
2. Es bella, única e irrepetible; creada por Dios a su imagen y semejanza. Capaz de transmitir amor, amistad y simpatía a través de sus acciones.
3. Es inteligente, cuestionadora, analítica y reflexiva. Para tomar decisiones busca la mejor alternativa pensando siempre en el bien de sus seres más queridos.
4. Es apreciada por su compromiso con la vida, por su entrega desinteresada y apoyo incondicional en la adversidad.
5. Puede trascender con cada obra realizada pues es capaz de dar vida, de protegerla y de sacrificarse para que esa personita sea mejor cada día.
6. Está en la búsqueda permanente de la justicia, la lealtad y la verdad; brinda su mano amiga a quien lo necesita y tiene la fortaleza para afrontar las dificultades que se le presentan en la cotidianidad.
7. Es constante, perseverante y tiene la capacidad de lograr lo que se propone por su tenacidad y compromiso.
8. Se distingue por su amor por la vida, por su familia, la naturaleza, por todo lo que le rodea; y lo manifiesta por su gran sentido de responsabilidad social.
9. Su familia está en la cima de sus múltiples opciones; se sacrifica por ella al punto de ejercer la labor de estar en casa y de orientar a sus hijos, de mantener todo en orden para el bienestar de todos sus integrantes.
10. Es la manifestación propia de Dios porque “la mujer está llamada a llevar a la familia, a la sociedad civil, a la iglesia, algo característico, que le es propio y que sólo ella puede dar: su delicada ternura, su generosidad incansable, su amor por lo concreto, su agudeza de ingenio, su capacidad de intuición, su piedad profunda y sencilla, su tenacidad”. San Josemaría Escrivá de Balaguer
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