19 DE MAYO DEL 2013
"Felices cuando se los insulte y se los persiga y se los calumnie a causa de mí". A causa de mí, es decir, por mi causa, por causa de Dios, por la causa del bien, de la justicia, del deber. Porque entonces el insulto es un honor, ya que es reconocer que somos fieles a la verdad, a la bondad, al deber; y ningún honor mayor puede darse que esa fidelidad.
A causa de Dios, pues, entonces el insulto, la persecución y la calumnia no queda en nosotros sino que llega al Corazón del mismo Dios; el que habrá de compensarnos del insulto, de la calumnia y de la persecución, será el mismo Dios; y cuando Dios compensa, por cierto lo sabe hacer muy bien y lo quiere hacer maravillosamente. Es preferible caer en las manos de los hombres que caer en las manos de Dios; antes hay que obedecer a Dios que a los hombres.
Ser perseguidos por la justicia es reconocer que somos justos; ser insultados por nuestra adhesión a Dios, es juzgamos partidarios y amigos de Dios.
"Venid conmigo y os haré pescadores de hombres. Y ellos, al instante, dejando las redes, le siguieron" (Mt, 4, 19-20). También a ti un día el Señor te llamó y te llamó para hacerte pescador de hombres; fuiste a aquel cursillo, a aquel retiro, a aquellos ejercicios, porque Dios te llamó.
Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios" de Alfonso Milagros
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