Pregúntale a la estrella
Autor: Padre Justo López Melús
En la vida hay dos maneras de reaccionar frente a las realidades concretas. Unos contemplan melancólicamente las situaciones penosas de muchas personas, y se lamentan porque son tantas que no las van a poder remediar. Otros, en cambio, van más allá de las lamentaciones, se dejan de utopías y empiezan a actuar.
Estaba un escritor junto al mar y vio cómo un joven recogía las estrellas de mar que las olas lanzaban a la orilla, y las devolvía a su elemento, pues sabía que, si quedaban sin agua, en la marea baja morirían.
— No tiene sentido lo que haces —le dijo el escritor—. Hay miles de estrellas de mar en el Pacífico que se quedarán en seco y no podrás salvarlas a todas.
— ¿Qué no tiene sentido lo que hago? — le replicó el joven— ¿Por qué no le haces la misma pregunta a las estrellas de mar que acabo de salvar?
Y los dos se dedicaron durante un buen rato a salvar estrellas.
Tú no puedes hacer todo en el mundo, pero hay algo que sólo puedes hacer tú.
En la vida hay dos maneras de reaccionar frente a las realidades concretas. Unos contemplan melancólicamente las situaciones penosas de muchas personas, y se lamentan porque son tantas que no las van a poder remediar. Otros, en cambio, van más allá de las lamentaciones, se dejan de utopías y empiezan a actuar.
Estaba un escritor junto al mar y vio cómo un joven recogía las estrellas de mar que las olas lanzaban a la orilla, y las devolvía a su elemento, pues sabía que, si quedaban sin agua, en la marea baja morirían.
— No tiene sentido lo que haces —le dijo el escritor—. Hay miles de estrellas de mar en el Pacífico que se quedarán en seco y no podrás salvarlas a todas.
— ¿Qué no tiene sentido lo que hago? — le replicó el joven— ¿Por qué no le haces la misma pregunta a las estrellas de mar que acabo de salvar?
Y los dos se dedicaron durante un buen rato a salvar estrellas.
Tú no puedes hacer todo en el mundo, pero hay algo que sólo puedes hacer tú.
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