Cuanto tienes en este momento, lo has recibido de tus antecesores. Lo que tú has hecho – y muy bien, por cierto- es transformar cuanto has heredado. Esta es tu riqueza y tu aportación al mundo en el que te desenvuelves felizmente.
Tu generación, sea la que sea, posee una preciosa misión en la vida: cambiar y mejorar la preexistente.
Hace dos mil y pico de años fueron pronunciadas estas palabras:”Bienaventurados los limpios de corazón”. Te suenan y las sabes de memoria.
Pero posiblemente, con tu vida transida de mil preocupaciones, no has caído en la cuenta de su hondo significado, y sobre todo de su riqueza cuando la vives a niveles profundos en el mar de corazón.
Puede que hayas heredado casas, campos, dineros, coches, electrodomésticos, pisos...Sin embargo, la felicidad de tu corazón limpio es tarea tuya personal.
Cuando quieres mantenerte alegre, dichoso, relajado...sientes la necesidad de hacer una purificación y una obra transformadora de tu intimidad, de aquellos secretos que nadie sabe excepto tú mismo y Dios.
En la medida en que mantengas en tu corazón la sencillez, la transparencia y la limpieza, en esa misma medida irá naciendo cada día en ti una fuente que mana agua hasta la misma vida eterna.
Ser una persona de corazón limpio, te lleva a sentirte feliz ante as imágenes que estás viendo; jubiloso ante la música que escuchan tus oídos; y pensativo y dichoso interiormente ante la voz amiga que te habla a tu propia interioridad. Hay gente que tiene el corazón manchado porque todo lo ensucian. No saben emocionarse ante estas imágenes: no saben gustar cada momento con fruición.
¡Vive hoy feliz!
Padre Felipe Santos Campaña SDB
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