viernes, 29 de septiembre de 2017

SER SANTOS


Ser santos



En el Antiguo Testamento Dios nos dice: “Sed santos porque yo soy Santo”. Y en el Evangelio Jesús nos dice que seamos perfectos como el Padre Celestial es perfecto. Esta es la medida de la santidad que debemos alcanzar, la santidad de Dios, es decir, infinita.

Por supuesto que esto no se logra con las solas fuerzas humanas, sino con la ayuda de la gracia de Dios que, obrando en nosotros y con nosotros, nos lleva a las más altas cumbres de la santidad.

¿Y cómo llegaremos a ser semejantes en santidad al mismo Dios? Porque Dios estará en nosotros, y se cumplirá aquello de San Pablo: “Ya no soy yo quien vivo, sino que es Cristo quien vive en mí”. También Jesús ha dicho que si lo amamos, el Padre también nos amará y vendrán y harán morada en nosotros.

Entonces ¿es posible ser santo? No solo que es posible, sino que tenemos la obligación de ser santos. Porque en la vida espiritual no hay estancamientos, o se avanza o se retrocede, pero nunca uno queda en el mismo lugar. Así que para no retroceder es necesario avanzar siempre, de virtud en virtud, con humildad pero también con valentía, hasta llegar a amar con toda el alma a Dios, que eso es la santidad.

Para construir una casa comenzamos por los cimientos, luego las paredes, el techo, las puertas y ventanas, y todo lo demás. También para ser santos tenemos que comenzar por reconocer nuestra nada, y así cavar hondo para echar los cimientos, y esto se logra con la humildad. Debemos convertirnos, hacer una buena confesión, tal vez general, y empezar a luchar contra el pecado mortal. Luego seguiremos el combate con los pecados leves y las imperfecciones, y también iremos tratando de adquirir las virtudes y vencer los vicios.

Ya lo dice Job: “Es milicia la vida del hombre sobre la tierra”, y si queremos ser santos, tenemos que prepararnos para la lucha, porque el demonio no querrá eso. Él quisiera que ni pensemos en ser santos, para que viviendo cada vez peor, al final nos precipitemos al Infierno donde él espera torturarnos por toda la eternidad.

Abramos los ojos y quitemos el polvo de las armas espirituales que hasta ahora casi no hemos utilizado, que son la oración, la vigilancia, la penitencia, los sacramentos, los sacramentales y la Palabra de Dios. Lancémonos a la conquista del Monte de la Santidad, que el Cielo que nos espera merece que nos esforcemos en un duro combate.


© Sitio Santísima Virgen

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 29 SEPTIEMBRE 2017, SANTOS ARCÁNGELES


Lecturas de hoy Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
29 de septiembre



Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel (7,9-10.13-14):

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 137,1-2a.2b-3.4-5.7c-8

R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor

Te doy gracias, Señor, de todo corazón; 
delante de los ángeles tañeré para ti, 
me postraré hacia tu santuario. R/.

Daré gracias a tu nombre: 
por tu misericordia y tu lealtad, 
porque tu promesa supera a tu fama; 
cuando te invoqué, me escuchaste, 
acreciste el valor en mi alma. R/.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, 
al escuchar el oráculo de tu boca; 
canten los caminos del Señor, 
porque la gloria del Señor es grande. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,47-51):

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy viernes, 29 de septiembre de 2017
 Ciudad Redonda


Queridos hermanos:

Lo de los ángeles está muy de moda actualmente. Forman parte de esa religiosidad difusa, de esa espiritualidad que se expande por nuestro mundo invitando a las personas a vivir todo desde su interioridad y que cree en una especie de energía que invade el universo y con la que nos conectamos cuando hacemos silencio. Es como recargar el depósito del coche. Después de eso, vamos por la vida sintiendo aquí y allá esa fuerza positiva que nos anima a seguir haciendo lo mismo que hacíamos y a asumir lo negativo de nuestras vidas.

Pero esa espiritualidad tiene poco que ver con el Evangelio. El Evangelio no va de energías ni de lucecitas en la oscuridad. No va de imágenes acarameladas de angelitos en tonos pastel. Va de un hombre que salió a los caminos y se enfrentó a las autoridades de su tiempo. Va de un hombre que tomó la vida por los cuernos, que fue sincero consigo mismo, que no temió al qué dirán, que arriesgo por todo por aquello que para él era el centro de su vida: su profunda experiencia de Dios y su Reino.

El Dios de Jesús no tenía ningún parecido con una aspirina que calma nuestros dolores. Ni siquiera su objetivo era darnos la paz. El Reino es de los arriesgados, dijo. Y el Abbá de Jesús es el Dios liberador de todas las opresiones. Su voluntad es transformar este mundo para que todos sus hijos e hijas puedan vivir en libertad y justicia. Por eso Jesús entregó su vida. Por eso nos invita a nosotros a entregarla.

Los ángeles no son lucecitas ni energías positivas. Los ángeles no son comparsas inmóviles de la corte celestial –¡como si a Dios le hiciese falta una corte de aduladores!–. Los ángeles son una forma de hablar de la voluntad de Dios que no se queda en el cielo sino que baja a la tierra. Porque Dios no habita en esa nube difusa de espiritualidad y paz interior sino en el barro de esta tierra, en sus luchas y en sus compromisos por extender la fraternidad y el reino.  Ahí podemos comenzar a hablar de los ángeles.

SORPRENDENTE CONVERSIÓN


Sorprendente conversión



El P. Mateo Crawley, infatigable misionero, narró la siguiente anécdota. Una niña se presentó un día en mi parroquia. Terminada la confesión de sus pecados, me dijo: Padre yo veo todos los días a Jesús. ¿Y cuándo lo ves? Apenas recibo la Comunión y regreso a mi puesto, Jesús se pone a mi lado y hablamos. ¿Y los otros no lo ven también? No lo sé, Padre. ¿Y qué es lo que te dice? Me dice siempre que me quiere mucho y que quiere ser muy amado. ¿En qué forma ves a Jesús? Corno un niño. ¿Y qué cosas le preguntas? Nada, Padre. ¿Qué cosas le puedo preguntar?

Quise entonces cerciorarme de que Jesús realmente se le aparecía a esta niña y, para hacerlo, se me ocurrió una prueba. Le dije: Escúchame, pequeña. La próxima vez que veas a Jesús después de hacer tu comunión, le dirás que yo deseo convertir a un pecador, que me lo mande. Y después vendrás a decirme lo que Jesús te responda.

Al día siguiente, finalizada la Misa, se presentó de nuevo la niña en el confesonario. Padre, ha venido Jesús y me ha dicho que el pecador llegaría enseguida. Entretanto advertí que a la iglesia acababa de entrar una persona. Me dirigí entonces hacia el fondo de la iglesia. Se encontraba allí un hombre de rostro turbado. Daba la impresión de que quería hablarme. Padre, hace muchos años que no entro en una iglesia, pero hace media hora he sentido una voz interior que me urgía a hacerlo. Ha sido tan insistente que me he decidido entrar, pues tengo una sensación de que si no me confieso no podré vivir nunca más en paz. La conversión de este pecador era la prueba más maravillosa de la aparición de Jesús a esa niñita.



* Enviado por el P. Natalio

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 29 SEPTIEMBRE


Los cinco minutos de María
Setiembre 29



Jesús es la imagen del Padre, y según esta imagen del Padre todos hemos sido creados. María es signo o imagen sacramental de lo que Dios quiere que nosotros lleguemos a ser en Cristo.

María es “el anticipo de Dios”, como si dijéramos la señal de lo que los cristianos podemos llegar a ser por la gracia de Dios. Dios redime a María preservándola del pecado para ser Madre de Jesús, y para que coopere a la edificación del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, es decir: nosotros.

Nuestra Señora del pueblo de Dios, cuida a tus hijos para que edifiquen la Iglesia en la caridad y el servicio a todos los hijos de Dios.


* P. Alfonso Milagro

IMÁGENES DE LOS ARCÁNGELES









LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 28 SEPTIEMBRE


Los cinco minutos de María
Setiembre 28



La relación de María con el Espíritu Santo era de una siempre creciente docilidad y entrega al poder deificador del Espíritu.
La obra del Espíritu conduce a María a la contemplación de Dios en todas las cosas, y a nuevos niveles de conocimiento de su unidad en la Trinidad con todo el universo creado.

El Espíritu de Dios obra igualmente en nosotros aunque no siempre nos damos cuenta de lo que es capaz de hacer en el corazón del cristiano.

María, Madre de la Iglesia, abre nuestro corazón a la acción transformadora del Espíritu.


* P. Alfonso Milagro

LOS SANTOS ARCÁNGELES MIGUEL, GABRIEL Y RAFAEL, 29 SEPTIEMBRE

Miguel, Gabriel y Rafael, Arcángeles
Fiesta Litúrgica, 29 de septiembre


Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net 




Los 3 Arcángeles, los únicos cuyos nombres constan en la Biblia

Martirologio Romano: Fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.

Breve Semblanza

Son los nombres con que se presentan en la Sagrada Escritura estos tres príncipes de la corte celestial.

Miguel aparece en defensa de los intereses divinos ante la rebelión de los ángeles malos; Gabriel, enviado por el Señor a diferentes misiones, anunció a la Virgen Maria el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y su maternidad divina; Rafael acompañó al joven Tobías cuando cumplia un difícil encargo y se ocupó de solucionar difíciles asuntos de su esposa.

Actualmente, se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden "angelitos" de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres.

Hay que tener cuidado, pues se puede caer en dar a los ángeles atribuciones que no les corresponden y elevarlos a un lugar de semidioses, convertirlos en "amuletos" que hacen caer en la idolatría, o crear confusiones entre lo que son las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.

Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses.

A pesar de que están de moda, por otro lado, es muy fácil que nos olvidemos de su existencia, por el ajetreo de la vida y principalmente, porque no los vemos.

Este olvido puede hacernos desaprovechar muchas gracias que Dios ha destinado para nosotros a través de los ángeles.

Por esta razón, la Iglesia ha fijado dos festividades para que, al menos dos días del año, nos acordemos de los ángeles y los arcángeles, nos alegremos y agradezcamos a Dios el que nos haya asignado un ángel custodio y aprovechemos estos días para pedir su ayuda.


Misión de los ángeles

Los ángeles son seres espirituales creados por Dios por una libre decisión de su Voluntad divina. Son seres inmortales, dotados de inteligencia y voluntad.

Debido a su naturaleza espiritual, los ángeles no pueden ser vistos ni captados por los sentidos.

En algunas ocasiones muy especiales, con la intervención de Dios, se han visto y oído materialmente. La reacción de las personas al verlos u oírlos ha sido de asombro y de respeto. Por ejemplo, los profetas Daniel y Zacarías.

En el siglo IV, el arte religioso representó a los ángeles con forma de figura humana. En el siglo V, se le añadieron las alas, como símbolo de su prontitud en realizar la Voluntad divina y en trasladarse de un lugar a otro sin la menor dificultad.

En la Biblia encontramos algunos motivos para que los ángeles sean representados como seres brillantes, de aspecto humano y alados. Por ejemplo, el profeta Daniel escribe que un "ser que parecía varón" -se refería al arcángel Gabriel- volando rápidamente, vino a él (Daniel 8, 15-16; 9,21). Y, en el libro del Apocalipsis, son frecuente las apariciones de ángeles que claman, tocan las trompetas, llevan mensajes o son portadores de copas e incensarios; otros que suben, bajan o vuelan; otros que están de pie en cada uno de los cuatro puntos cardinales de la tierra o junto al trono del Cordero, Cristo.

La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser mensajeros y cuidar y ayudar a los hombres. Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando, adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus perfecciones. Se puede decir que son mediadores, custodios, guardianes, protectores y ministros de la justicia divina.

La presencia y la acción de los ángeles aparece a lo largo del Antiguo Testamento, en muchos de sus libros sagrados. Aparece frecuentemente, también, en la vida y enseñanzas de Nuestro Señor, Jesucristo, en la Carta de san Pablo, en los Hechos de los Apóstoles y, principalmente, en el Apocalipsis.

Con la lectura de estos textos, podemos descubrir algo más acerca de los ángeles: nos protegen, nos defienden físicamente y nos fortalecen al combatir las fuerzas del mal.luchan con todo su poder por y con nosotros.

Como ejemplo, está la milagrosa liberación de San Pedro que pudo huir de la prisión ayudado por un ángel (Hechos 12, 7 y siguientes). También, aparece un ángel deteniendo el brazo de Abraham, para que no sacrificara a su hijo, Isaac.

Los ángeles nos comunican mensajes importantes del Señor en determinadas circunstancias de la vida. En momentos de dificultad, se les puede pedir luz para tomar una decisión, para solucionar un problema, actuar acertadamente y para descubrir la verdad.

Por ejemplo, tenemos las apariciones a la Virgen María, a San José y a Zacarías. Todos ellos recibieron mensajes de los ángeles.

Los ángeles cumplen, también, las sentencias de castigo del Señor, como el castigo a Herodes Agripa (Hechos de los Apóstoles) y la muerte de los primogénitos egipcios (Exódo 12, 29).

Los ángeles presentan nuestras oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos conducirán, con toda bondad, después de nuestra muerte, hasta el trono de Dios para nuestro encuentro definitivo con Él. Este será el último servicio que nos presten pero el más importante. El arcángel Rafael dice a Tobías: "Cuando ustedes oraban, yo presentaba sus oraciones al Señor", (Tob 12, 12 - 16).

Ellos nos animan a ser buenos pues ven continuamente el rostro de Dios y también ven el nuestro. Debemos tener presentes las inspiraciones de los ángeles para saber obrar correctamente en todas las circunstancias de la vida. "Los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente", (Lucas 15, 10).



Jerarquía de los ángeles

Se suelen enumerar nueve coros u órdenes angélicos. Esta jerarquía se basa en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. Dentro de esta jerarquía, los superiores hacen participar a los inferiores de sus conocimientos.

Cada tres coros de ángeles constituyen una jerarquía y todos ellos forman la corte celestial.

Jerarquía Suprema:
serafines
querubines
tronos
Jerarquía Media:
ominaciones
virtudes
potestades

Jerarquía Inferior:
principados
arcángeles
ángeles

Serafines: Son los "alabadores" de Dios. Serafín significa "amor ardiente". Los serafines alaban constantemente al Señor y proclaman su santidad.
(Isaías 6, 17)

Querubines: Son los "guardianes" de las cosas de Dios. Aparecen como encargados de guardar el arca de la alianza y el camino que lleva al árbol de la vida. Entre dos querubines comunica Yahvé sus revelaciones. "Se sienta sobre querubines".
(Génesis, Éxodo, en la visión de Ezequiel, 1, 4 y Carta a los Hebreos, 9,5).

Potestades, Virtudes, Tronos, Principados y Dominaciones:

En la Biblia encontramos estos diversos nombres cuando se habla del mundo angélico. Hay quien interpreta los nombres de los ángeles como correspondientes a su grado de perfección. Para San Gregorio, los nombres de los ángeles se refieren a su ministerio:

los principados son los encargados de la repartición de los bienes espirituales
las virtudes son los encargados de hacer los milagros
las potestades son los que luchan contra las fuerzas adversas
las dominaciones son los que participarán en el gobierno de las sociedades
los tronos son los que están atentos a las razones del obrar divino.
Existe, también, una jerarquía basada en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. A los arcángeles les podríamos llamar los "asistentes de Dios". Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.

Arcángel San Miguel: es el que arrojó del Cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar a la Iglesia militante a obtener la victoria final. El nombre de Miguel significa "quien como Dios". Su conducta y fidelidad nos debe invitar a reconocer siempre el señoría e Jesús y buscar en todo momento la gloria de Dios.

Arcángel San Gabriel: en hebreo significa "Dios es fuerte", "Fortaleza de Dios". Aparece siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones especiales y como portador de buenas noticias. Anunció a Zacarías el nacimiento de Juan, el Bautista y a la Virgen María, la Encarnación del Hijo de Dios.

Arcángel San Rafael: su nombre quiere decir "medicina de Dios". Tiene un papel muy importante en la vida del profeta Tobías, al mostrarle el camino a seguir y lo que tenía que hacer. Tobías obedeció en todo al arcángel San Rafael, sin saber que era un mensajero de Dios. Él se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios, dejándole como mensaje bendecir y alabar al Señor, hacer siempre el bien y no dejar de orar. Se le considera patrono de los viajeros por haber guiado a Tobías en sus viajes. Es patrono, también, de los médicos (de cuerpo y alma) por las curaciones que realizó en Tobit y Sara, el padre y la esposa de Tobías.


Los ángeles custodios

Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma sobre este tema San Jerónimo: "Grande es la dignidad de las almas, cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia".

En el Antiguo Testamento se puede observar como Dios se sirve de sus mensajeros para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando a Elías lo alimentó un ángel, (1 Reyes, 19, 5).

En el Nuevo Testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que aparecen estos seres: el mensaje a San José para que huyera a Egipto y los ángeles que sirvieron a Jesús, después de las Tentaciones en el desierto, entre otros ejemplos.

Se puede decir que los ángeles custodios son compañeros de viaje, que siempre estarán al lado de cada uno de nosotros, en las buenas y en las malas, sin separarse ni un solo momento. Está a nuestro lado mientras trabajamos, descansamos, cuando nos divertimos y cuando rezamos, cuando le pedimos ayuda y cuando le olvidamos. Y, lo más importante, es que no se aparta de nosotros ni siquiera cuando perdemos la gracia de Dios por el pecado. Nos presta auxilio para enfrentar de mejor ánimo las dificultades y tentaciones de la vida diaria.

Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como si fuera algo infantil. Pero, si pensamos que al crecer la persona se enfrentará a una vida con mayores tentaciones y dificultades, el ángel custodio será de gran ayuda.

Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro.

Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está muy cerca de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos.

Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos ni deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios sabe lo que hay dentro de nuestro corazón. Ellos, en cambio, sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.

También podemos pedirle favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinados peligros o las guíen en situaciones difíciles.


¿Qué nos enseñan los ángeles?

Nos enseñan a:

glorificar al Señor, proclamar su santidad y rendirle sus homenajes de adoración, de amor y de ininterrumpida alabanza.
cumplir con exactitud y prontamente todas las órdenes que recibimos del señor y a cumplir su Voluntad sin discutir sus mandatos ni aplazando el cumplimiento de éstas.
servir al prójimo, pues ellos están preocupados por nosotros y quieren ayudarnos en las diversas circunstancias que se nos presentan en la vida. Esto nos anima a compartir con nuestros hermanos penas y alegrías.


¿Quiénes son los ángeles caídos?

Dios creó a los ángeles como espíritus puros, todos se encontraban en estado de gracia. Pero algunos, encabezados por Luzbel, el más bello de los ángeles, por su malicia y soberbia se negaron a adorar a Jesucristo, Dios hecho hombre, por sentirse seres superiores. Así, rechazaron eternamente a Dios con un acto inteligente y libre de su parte.

A Luzbel -también denominado Lucifer, Diablo o Satán- junto con los ángeles rebeldes que le siguieron -convertidos en demonios- fueron arrojados del Cielo al infierno. Quedaron confinados a un estado eterno de tormento en donde nunca más podrán ver a Dios.

No cambiaron su naturaleza, siguen siendo seres espirituales y reales.

Lucifer es el enemigo de Dios. Jesús le llama “el engañador”, “el padre de la mentira”. Su constante actividad en el mundo busca apartar a los hombres de Dios mediante engaños e invitaciones al mal. Quiere evitar que lo conozcan, que lo amen y que alcancen la felicidad eterna. Es un enemigo con el que se tiene que luchar para poder llegar al Cielo.

Los demonios se encuentran organizados en jerarquías, tal y como fueron creados en un principio, subordinados los inferiores a los superiores.

Satanás y sus demonios comenzaron sus maléficas acciones con Adán y Eva y no se dan por vencidos en su labor. Aprovechan la inclinación del hombre hacia el mal por su naturaleza que quedó dañada después del pecado original. Son muy astutos, disfrazan el mal de bien. Su acción ordinaria en el hombre es la tentación. Por ello rezamos en el Padrenuestro: “...no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.”


¿Por qué creer en los ángeles?

Toda la Sagrada Escritura está llena de versículos y capítulos completos que hablan de los ángeles. Si creemos en la Sagrada Escritura, no podemos negar la existencia y la acción de los ángeles.

Además del testimonio de la Revelación, tenemos el de los Santos Padres de la Iglesia quienes nos dejaron bellas y sugestivas descripciones de los ángeles que fueron retomadas por Santo Tomás no sólo en el aspecto teológico sino en un dinamismo cristiano. La Iglesia ha definido dogma de fe la existencia de los ángeles.

El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.

El Concilio IV de Letrán, en 1215, se señaló que Dios es creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles, de las criaturas espirituales y las corporales. Se señaló que a unas y a otras, las creó de la nada.

En 1870, debido al materialismo y racionalismo que imperante en esa época, el Concilio Vaticano I afirmó de nuevo la existencia de los ángeles.

Pablo VI volvió a poner de manifiesto la existencia de los ángeles en 1968, al formular el Credo.

En la reforma litúrgica de la Iglesia de 1969, quedó establecido el día 29 de septiembre para dar culto a los arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel y el día 2 de Octubre, para rendir culto a los ángeles custodios.


Oración a San Miguel Arcángel

    San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
    Ayúdanos a luchar contra el mal.
    Que Dios oiga tu voz y tú, como jefe del ejército del Cielo,
    combate y vence a Satanás
    y a todos los espíritus malos que andan por el mundo
    deseando la ruina de las almas.
    Amén.


Oración al Ángel de la Guarda

    Ángel del Señor, que eres mi custodio,
    Puesto que la Providencia soberana me encomendó a ti,
    Ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname
    en este día.
    Amén.

    Ángel de la Guarda, dulce compañía
    No me desampares, ni de noche ni de día,
    hasta que me encuentre en los brazos de Jesús y de María.

FELIZ VIERNES




miércoles, 27 de septiembre de 2017

TODO CON AMOR


Todo con amor



La regla de oro de las grandes religiones es el amor al prójimo. En el libro de Tobías el anciano ciego, sintiéndose cercano a la muerte, dio preciosos consejos a su hijo. Entre ellos se destaca: “No hagas a nadie lo que no te agrada a ti”. Norma fundamental y obvia, pero tantas veces transgredida por egoísmo o inconsciencia. “Al final de la vida se nos juzgará por el amor”.

Es bueno hacer lo que Dios quiere; pero quizá sea mejor, y cueste más, querer lo que Dios hace. Y todavía puedes dar otro paso adelante: querer lo que Dios hace, pero quiérelo con amor; porque lo que en la vida se hace sin amor, vale muy poco; en cambio, lo que se hace con amor, vale más que el oro.. Entre un ramo de flores que te tiran a la cara, o el capullito que te ofrecen con cariño, con razón tú preferirás lo segundo. Si las cosas de tu vida las realizas con amor y por amor, nadie te preguntará qué es lo que has hecho, sino más bien se fijarán en el amor con que lo has hecho. Nadie te preguntará; tampoco Dios, que no se fija tanto en lo que hacemos cuanto en el amor con que lo hacemos. Ama: ésta es la ley, el consejo, la meta, todo.

El amor auténtico se manifiesta en servir, ayudar, proteger. “Obras son amores, y no buenas razones”, dice el refrán español. Bajar a lo concreto, aterrizar en la realidad de la vida, es el signo del amor maduro. Evidentemente esto requiere sacrificio, entrega y olvido de ti mismo.


* Enviado por el P. Natalio

GIME EL DESIERTO


Gime el desierto



¿Ha perdido “actualidad” la palabra pecado? Pareciera que sí. Sin embargo es una radical experiencia humana. Basta mirar con sinceridad dentro de nosotros para descubrir una cuota de egoísmo y de fragilidad que nos induce a hacer el mal que deberíamos evitar y a no hacer el bien que estamos llamados a practicar.

Refieren los viajeros que, cuando el viento a la caída de la tarde roza la arena del desierto, se oye a lo lejos algo así como un suspiro prolongado: “Escucha” –dice entonces la voz del beduino–  “el desierto se lamenta, porque quisiera ser pradera“. En cuántos hombres, caídos por el pecado, existe la añoranza de lo que podrían ser y no son...

Nunca el hombre es tan grande como cuando cae de rodillas y pide ser purificado, cuando, desde lo profundo del alma grita: “¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad; por tu gran compasión, borra mis faltas!” (Sal 51, 3) ¡Cuánta paz trae una confesión hecha con humilde arrepentimiento!


* Enviado por el P. Natalio

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 27 SEPTIEMBRE 2017


Lecturas de hoy Miércoles de la 25ª semana del Tiempo Ordinario
27 de septiembre 



Primera lectura
Lectura del libro de Esdras (9,5-9):

Yo, Esdras, al llegar la hora de la oblación de la tarde, acabé mi penitencia y, con el vestido y el manto rasgados, me arrodillé y alcé las manos al Señor, mi Dios, diciendo: «Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza, y nuestra culpa llega al cielo. Desde los tiempos de nuestros padres hasta hoy hemos sido reos de grandes culpas y, por nuestros delitos, nosotros con nuestros reyes sacerdotes hemos sido entregados a reyes extranjeros, a la espada, al destierro, al saqueo y a la ignominia, que es la situación actual. Pero ahora el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido un momento de gracia, dejándonos un resto y una estaca en su lugar santo, dando luz a nuestros ojos y concediéndonos respiro en nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia, nos dio respiro para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos dio una tapia en Judá y Jerusalén.»

Palabra de Dios
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Salmo
Tb 13,2.3-4.6

R/. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Él azota y se compadece, 
hunde hasta el abismo y saca de él, 
y no hay quien escape de su mano. R/. 

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles, 
porque él nos dispersó entre ellos. 
Proclamad allí su grandeza, 
ensalzadlo ante todos los vivientes: 
que él es nuestro Dios y Señor, 
nuestro padre por todos los siglos. R/.

Veréis lo que hará con vosotros, 
le daréis gracias a boca llena, 
bendeciréis al Señor de la justicia 
y ensalzaréis al rey de los siglos. R/.

Yo le doy gracias en mi cautiverio, 
anuncio su grandeza 
y su poder a un pueblo pecador. R/.

Convertíos, pecadores, 
obrad rectamente en su presencia: 
quizás os mostrará benevolencia 
y tendrá compasión. R/.
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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,1-6):

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. 
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» 
Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

Palabra del Señor
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Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 27 de septiembre de 2017
 Ciudad Redonda


Queridos hermanos:

Cuando nuestro evangelista, tres capítulos más atrás, narra la elección de los Doce por Jesús, dice que les dio el nombre de “apóstoles”; estamos muy familiarizados con esta palabra, para nosotros simple sustantivo, pero para los lectores originario del evangelio era un “sustantivo verbal”, derivado del verbo griego “apostellein”, que significa enviar.

Hoy nos encontramos con una de las varias narraciones de envío, de misión, que ofrece la tradición evangélica. Se nos ha transmitido de modo que refleje una idea fundamental: los enviados prolongan la actividad misma de Jesús, que consistía en anunciar la Buena Noticia, el Reino de Dios, y realizar acciones benéficas que visualizasen la presencia de ese Reino. El evangelista, ha querido dejar claro que esa es la tarea de los discípulos de Jesús de todas las épocas: prolongar su acción, actualizar su presencia.

Llama poderosamente la atención la normativa espartana que se impone a los enviados. Van completamente desprovistos e inermes. Tienen que demostrar que ellos no poseen poder alguno, sino que lo que por medio de ellos pueda suceder es obra de Dios mismo que establece su presencia salvadora en el mundo.

En la época de Jesús y del evangelista todo el que se desplazaba de un lugar a otro llevaba un bastón, que era instrumento de defensa contra animales salvajes o contra salteadores de caminos; pero los enviados de Jesús son anunciadores del Dios de la paz, han aprendido lo de perdonar y hasta poner la otra mejilla; por eso no pueden ir protegidos ni siquiera mínimamente armados.

No se les permite llevar comida, ni ropa de repuesto, ni dinero con que adquirir vestido o alimento; sería una contradicción en quienes anuncian al Dios providente, que cuida de los pájaros y de los lirios, y mucho más, naturalmente, de sus hijos. En definitiva, los enviados de Jesús no necesitan pronunciar muchas palabras, pues su mero aspecto exterior es ya una predicación.

También los creyentes de hoy estamos llamados a prolongar la obra de Jesús y a ser sus testigos. Aquellos de primera hora supieron incorporar su fe, el contenido de su mensaje, a sus propias personas, incluso a su porte exterior. No se puede imitar de forma literal y fundamentalista lo que ellos hicieron; la mera extravagancia diría poco o nada a nuestros contemporáneos. Pero todos quedamos emplazados a poner a contribución nuestra inventiva, a saber llevar hoy una forma de vida que testifique hacia el exterior de forma inconfundible lo que hay en nuestro corazón.

SAN VICENTE DE PAÚL, 27 SEPTIEMBRE, FUNDADOR


27 de Septiembre
San Vicente de Paúl
Fundador
 Año 1660


El Señor Dios que es tan bueno, siga enviando al mundo muchos 
Vicentes como este, para bien de todos los necesitados.
Dichoso el que se compadece del pobre. 
Dios lo bendecirá (Salmo 41).



San Vicente de PaulVicente significa: "Vencedor, victorioso".
Nació San Vicente en el pueblecito de Pouy en Francia, en 1580. Su niñez la pasó en el campo, ayudando a sus padres en el pastoreo de las ovejas. Desde muy pequeño era sumamente generoso en ayudar a los pobres.

Los papás lo enviaron a estudiar con los padres franciscanos y luego en la Universidad de Toulouse, y a los 20 años, en 1600 fue ordenado de sacerdote.

Dice el santo que al principio de su sacerdocio lo único que le interesaba era hacer una carrera brillante, pero Dios lo purificó con tres sufrimientos muy fuertes.

1º. El Cautiverio. Viajando por el mar, cayó en manos de unos piratas turcos los cuales lo llevaron como esclavo a Túnez donde estuvo los años 1605, 1606 y 1607 en continuos sufrimientos.
2º. Logró huir del cautiverio y llegar a Francia, y allí se hospedó en casa de un amigo, pero a este se le perdieron 400 monedas de plata y le echó la culpa a Vicente y por meses estuvo acusándolo de ladrón ante todos los que encontraba. El santo se callaba y solamente respondía: "Dios sabe que yo no fui el que robó ese dinero". A los seis meses apareció el verdadero ladrón y se supo toda la verdad. San Vicente al narrar más tarde este caso a sus discípulos les decía: "Es muy provechoso tener paciencia y saber callar y dejar a Dios que tome nuestra defensa".

3º. La tercera prueba fue una terrible tentación contra la fe, que aceptó para lograr que Dios librara de esa tentación a un amigo suyo. Esto lo hizo sufrir hasta lo indecible y fue para su alma "la noche oscura". A los 30 años escribe a su madre contándole que amargado por los desengaños humanos piensa pasar el resto de su vida retirado en una humilde ermita. Cae a los pies de un crucifijo, consagra su vida totalmente a la caridad para con los necesitados, y es entonces cuando empieza su verdadera historia gloriosa.

Hace voto o juramento de dedicar toda su vida a socorrer a los necesitados, y en adelante ya no pensará sino en los pobres. Se pone bajo la dirección espiritual del Padre Berule (futuro cardenal) sabio y santo, hace Retiros espirituales por bastantes días y se lanza al apostolado que lo va a volver famoso.

Dice el santo "Me di cuenta de que yo tenía un temperamento bilioso y amargo y me convencí de que con un modo de ser áspero y duro se hace más mal que bien en el trabajo de las almas. Y entonces me propuse pedir a Dios que me cambiara mi modo agrio de comportarme, en un modo amable y bondadoso y me propuse trabajar día tras día por transformar mi carácter áspero en un modo de ser agradable". Y en verdad que lo consiguió de tal manera, que varios años después, el gran orador Bossuet, exclamará: "Oh Dios mío, si el Padre Vicente de Paúl es tan amable, ¿Cómo lo serás Tú?".

San Vicente contaba a sus discípulos: "Tres veces hablé cuando estaba de mal genio y con ira, y las tres veces dije barbaridades". Por eso cuando le ofendían permanecía siempre callado, en silencio como Jesús en su santísima Pasión".

Se propuso leer los escritos del amable San Francisco de Sales y estos le hicieron mucho bien y lo volvieron manso y humilde de corazón. Con este santo fueron muy buenos amigos.

Vicente se hace amigo del Ministro de la marina de Francia, y este lo nombra capellán de los marineros y de los prisioneros que trabajan en los barcos. Y allí descubre algo que no había imaginado: la vida horrorosa de los galeotes. En ese tiempo para que los barcos lograran avanzar rápidamente les colocaban en la parte baja unos grandes remos, y allá en los subterráneos de la embarcación (lo cual se llama galera) estaban los pobres prisioneros obligados a mover aquellos pesados remos, en un ambiente sofocante, en medio de la hediondez y con hambre y sed, y azotados continuamente por los capataces, para que no dejaran de remar.

San Vicente se horrorizó al constatar aquella situación tan horripilante y obtuvo del Ministro, Sr. Gondi, que los galeotes fueran tratados con mayor bondad y con menos crueldad. Y hasta un día, él mismo se puso a remar para reemplazar a un pobre prisionero que estaba rendido de cansancio y de debilidad. Con sus muchos regalos y favores se fue ganando la simpatía de aquellos pobres hombres.

El Ministro Gondi nombró al Padre Vicente como capellán de las grandes regiones donde tenía sus haciendas. Y allí nuestro santo descubrió con horror que los campesinos ignoraban totalmente la religión. Que las pocas confesiones que hacía eran sacrílegas porque callaban casi todo. Y que no tenían quién les instruyera. Se consiguió un grupo de sacerdotes amigos, y empezó a predicar misiones por esos pueblos y veredas y el éxito fue clamoroso. Las gentes acudían por centenares y miles a escuchar los sermones y se confesaban y enmendaban su vida. De ahí le vino la idea de fundar su Comunidad de Padres Vicentinos, que se dedican a instruir y ayudar a las gentes más necesitadas. Son ahora 4,300 en 546 casas.
 San Vicente de PaulEl santo fundaba en todas partes a donde llegaba, unos grupos de caridad para ayudar e instruir a las gentes más pobres. Pero se dio cuenta de que para dirigir estas obras necesitaba unas religiosas que le ayudaran. Y habiendo encontrado una mujer especialmente bien dotada de cualidades para estas obras de caridad, Santa Luisa de Marillac, con ella fundó a las hermanas Vicentinas, que son ahora la comunidad femenina más numerosa que existe en el mundo. Son ahora 33,000 en 3,300 casas y se dedican por completo a socorrer e instruir a las gentes más pobres y abandonadas, según el espíritu de su fundador.

San Vicente poseía una gran cualidad para lograr que la gente rica le diera limosnas para los pobres. Reunía a las señoras más adineradas de París y les hablaba con tanta convicción acerca de la necesidad de ayudar a quienes estaban en la miseria, que ellas daban cuanto dinero encontraban a la mano. La reina (que se confesaba con él) le dijo un día: "No me queda más dinero para darle", y el santo le respondió: "¿Y esas joyas que lleva en los dedos y en el cuello y en las orejas?", y ella le regaló también sus joyas, para los pobres.

Parece casi imposible que un solo hombre haya podido repartir tantas, y tan grandes limosnas, en tantos sitios, y a tan diversas clases de gentes necesitadas, como lo logró San Vicente de Paúl. Había hecho juramento de dedicar toda su vida a los más miserables y lo fue cumpliendo día por día con generosidad heroica. Fundó varios hospitales y asilos para huérfanos. Recogía grandes cantidades de dinero y lo llevaba a los que habían quedado en la miseria a causa de la guerra.

Se dio cuenta de que la causa principal del decaimiento de la religión en Francia era que los sacerdotes no estaban bien formados. Él decía que el mayor regalo que Dios puede hacer a un pueblo es dale un sacerdote santo. Por eso empezó a reunir a quienes se preparaban al sacerdocio, para hacerles cursos especiales, y a los que ya eran sacerdotes, los reunía cada martes para darles conferencias acerca de los deberes del sacerdocio. Luego con los religiosos fundados por él, fue organizando seminarios para preparar cuidadosamente a los seminaristas de manera que llegaran a ser sacerdotes santos y fervorosos. Aún ahora los Padres Vicentinos se dedican en muchos países del mundo a preparar en los seminarios a los que se preparan para el sacerdocio.

San Vicente caminaba muy agachadito y un día por la calle no vio a un hombre que venía en dirección contraria y le dio un cabezazo. El otro le dio un terrible bofetón. El santo se arrodilló y le pidió perdón por aquella su falta involuntaria. El agresor averiguó quien era ese sacerdote y al día siguiente por la mañana estuvo en la capilla donde le santo celebraba misa y le pidió perdón llorando, y en adelante fue siempre su gran amigo. Se ganó esta amistad con su humildad y paciencia.

Siempre vestía muy pobremente, y cuando le querían tributar honores, exclamaba: "Yo soy un pobre pastorcito de ovejas, que dejé el campo para venirme a la ciudad, pero sigo siendo siempre un campesino simplón y ordinario".

En sus últimos años su salud estaba muy deteriorada, pero no por eso dejaba de inventar y dirigir nuevas y numerosas obras de caridad. Lo que más le conmovía era que la gente no amaba a Dios. Exclamaba: "No es suficiente que yo ame a Dios. Es necesario hacer que mis prójimos lo amen también".

El 27 de septiembre de 1660 pasó a la eternidad a recibir el premio prometido por Dios a quienes se dedican a amar y hacer el bien a los demás. Tenía 80 años.

El Santo Padre León XIII proclamó a este sencillo campesino como Patrono de todas las asociaciones católicas de caridad.
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