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domingo, 17 de agosto de 2014
YO CREO EN LOS MILAGROS
Autor: Marcelino de Andrés | Fuente: Catholic.net
Yo creo en los milagros
Podemos estar rodeados de verdaderos milagros pero no nos damos ni cuenta de la mayoría de ellos...
Yo creo en los milagros
No sé cuántos de mis lectores crean aún en los milagros. Espero que sean la mayoría. Aún recuerdo la definición que me dieron de milagro cuando comenzaba a estudiar Teología: milagro es un prodigio religioso (espacio-temporal-visible) que expresa en el orden cósmico una especial intervención gratuita de la potencia y del amor de Dios, que dirige a los hombres un signo de la presencia ininterrumpida en el mundo de su palabra de salvación. Antes de conocer esa definición yo ya creía en los milagros; y después de conocerla, creo más aún y estoy seguro de que se dan muchos más de los suele pensarse o imaginarse.
Lo normal cuando se habla de milagros, es que le vengan a uno a la mente hechos como el que un ciego recupere la vista, o un leproso quede limpio de su mal, o un muerto resucite. Pero entiendo que restringir sólo a ese tipo de acontecimientos las intervenciones gratuitas de Dios y los signos de su presencia, de su potencia y de su amor, sería algo injusto. Porque Dios no para de enviar a los hombres signos de su permanencia en el mundo y entre nosotros. Sí, también hoy Dios sigue obrando innumerables prodigios. Lo que ocurre es que no nos damos ni cuenta de la mayoría de ellos. Podemos estar (y de hecho lo estamos muchas veces) rodeados de verdaderos milagros sin percatarnos de ello.
De vez en cuando los periódicos y los medios de comunicación nos dan la agradable sorpresa de hacerse eco de algunos de estos prodigios. Suele tratarse de hechos extraordinarios, inesperados, sensacionales. De esos que tanto ansían encontrar los periodistas, pero que, curiosamente, rara vez se atreverán a llamar milagros.
No hace mucho, aquí en Italia, uno de los principales diarios del país recogía la noticia de que una rica señora, dueña de varios hoteles y grandes propiedades en Roma, había entrado a la edad de 61 años en el convento de las carmelitas en Belén (Tierra Santa). Y en otro periódico, esta vez de España, contaban cómo no era cosa de todos los días que un Oficial de la Marina Mercante, Inspector Jefe del Cuerpo Superior de Policía, juez por oposición, doctor en Derecho Civil y en Derecho Canónico, profesor de la Universidad Pontificia Comillas, Magistrado especialista del Tribunal Superior de Justicia de Madrid y licenciado en Estudios Eclesiásticos, haya sido ordenado sacerdote.
No, ciertamente no parece que ninguno de esos dos acontecimientos sea cosa de todos los días. Pero los protagonistas de ambos son sólo una mínima parte de los miles y miles de hombres y mujeres que en el mundo hoy día siguen cada año dejándolo todo para consagrarse a Dios en el sacerdocio o en la vida religiosa. Son sólo dos de los muchos brotes producidos por esa copiosa lluvia de intervenciones de Dios que con su potencia y amor continúa refrescando el barro partido de nuestro planeta, haciendo despuntar en él montones de almas que se entregan totalmente a su servicio y al de los demás. Y es indudable que cada una de ellas es un verdadero prodigio del amor de Dios, único capaz de arrancar tanto amor y de tantas almas que por Él son capaces de todo. Cada una es un auténtico signo visible de la presencia de Dios en este mundo que da la fuerte impresión de querer prescindir tanto de Él.
Creo que nunca dejaré de maravillarme lo suficiente ante la generosidad de quien encontrándose con Cristo y mirándole a los ojos, se deja conquistar por su amor y se le rinde. Eso para mí es y será siempre un milagro. No importa que ese alguien haya sido rico o pobre, letrado o ignorante, famoso o desconocido. Cada vez que en la tierra se repite ese misterio de llamada y respuesta, ese intercambio de amor entre Dios y el hombre, vuelvo a experimentar la necesidad de proclamar convencido que yo creo en los milagros.
PADRE ALBERTO HURTADO CRUCHAGA, SACERDOTE JESUITA CHILENO, 18 DE AGOSTO
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Padre Alberto Hurtado Cruchaga
Fundador del HOGAR DE CRISTO, 18 de agosto
Sacerdote Jesuita Chileno
Martirologio Romano: En Santiago de Chile, beato Alberto Hurtado Cruchaga, presbítero de la Compañía de Jesús, que fundó una obra para que los pobres que carecen de techo y los vagabundos, sobre todo niños, pudieran encontrar un verdadero y familiar hogar (1952).
UN SANTO DE NUESTRO TIEMPO
Muchos artículos escribió el Padre Alberto Hurtado, grande fue y es su obra, su trabajo fue tan impresionante como su legado, pues lo que dejó y transmitió a sus sucesores y a su pueblo, es una tarea de amor total, es así como me es difícil tomar una decisión sobre que escrito mostrar para hacer ver como pensó este santo de nuestro tiempo, porque cada cosa que leo, artículos, pensamientos, cada hecho o suceso, cada instante de su vida y obra, es camino de santidad.
En uno de sus tantos artículos escribió: “Sería peligroso sin embargo, bajo el pretexto de guardar contacto con Dios, refugiarnos en una pereza soñolienta, en una quietud inactiva. Entra en el plan de Dios el ser estrujado... La caridad nos urge de tal manera que no podemos rechazar el trabajo; consolar un triste, ayudar un pobre, un enfermo que visitar, un favor que agradecer, una conferencia que dar; dar un aviso, hacer una diligencia, escribir un artículo, organizar una obra, y todo esto añadido a las ocupaciones de cada día, a los deberes cotidianos. Si alguien ha comenzado a vivir para Dios en abnegación y amor a los demás, todas las miserias se darán cita en su puerta. Si alguien ha tenido éxito en el apostolado, las ocasiones de apostolado se multiplicarán para él. Si alguien ha llevado bien las responsabilidades ordinarias, ha de estar preparado para aceptar las mayores. Así nuestra vida y el celo por la gloria de Dios nos echan a una marcha rápidamente acelerada, que nos desgasta, sobre todo porque no nos da el tiempo para reparar nuestras fuerzas físicas o espirituales... y un día llega en que la máquina se para o se rompe. ¡Y donde nosotros creíamos ser indispensables se pone otro en nuestro lugar!”
“Con todo esto, ¿podríamos rehusar? ¿No era el amor de Cristo la que nos urgía? y darse a los hermanos ¿no es acaso darse a Cristo?”
“Mientras más amor hay, más se sufre: el deseo de hacer el bien, siempre el bien, de socorrer a los desgraciados, de siempre enseñar y siempre adaptar la verdad eterna, todo esto no se puede realizar sino en ínfima medida. Aun rehusándonos mil ofrecimientos, imponiéndose una línea de frecuentes rechazos, queda uno desbordado y no nos queda el tiempo de encontrarnos a nosotros mismos y de encontrar a Dios. Doloroso conflicto de una doble búsqueda: la del plan de Dios que hemos de realizar en nuestros hermanos y la búsqueda del mismo Dios que deseamos contemplar y amar; conflicto doloroso que no puede resolverse sino en el amor que es indivisible.”
BIOGRAFIA
Valparaíso, es la segunda provincia en importancia de mi país, esta larga y angosta faja de más de 5.000 kilómetros, que nace por el oriente al pie de la cordillera de los Andes, la que en muchos lugares llega hasta el mismo mar, Océano Pacifico, dejando algunos valles entre mar y cordillera. Junto al mar, en la misma ciudad donde nací, Viña del Mar, pero 49 años antes, nace Alberto Hurtado Cruchaga nació el 22 de enero de 1901, hijo de Ana y Alberto, luego hermano también de Miguel, otro de los hijo del matrimonio.
El padre de Alberto murió cuatro años después que el hubo nacido, se dice que por asuntos económicos, luego su madre vendió las propiedades familiares y emigró a Santiago, la capital donde vivió como allegada, el espíritu solidario de su familia y su madre fue una característica que llego a marcar y formar a Alberto "Las manos juntas para orar, pero abiertas para dar", quien de nacer en un hogar acomodado, hace luego una infancia que lo acerca a la vida humilde y a la pobreza.
Así fue, como a los ocho años de edad, Alberto ingresa a estudiar en el colegio San Ignacio de Santiago como alumno becado, donde se destaca por cumplir con sus obligaciones, reflejado en sus calificaciones, su natural inclinación por hacer el bien, su incondicional entrega a sus compañeros y amigos, sin dejar de ser un muchacho muy alegre y juguetón, lo que atrae con admiración a sus compañero de curso y sus maestros.
Por ser una escuela católica el Colegio San Ignacio, Alberto recibió una educación sólida y reforzada en la fe, es así como con tan sólo 15 años él manifestó sus inquietudes por ingresar a la Compañía de Jesús, siendo motivado a completar previamente su Bachillerato, del que egresó con el premio en Apologética y mención honrosa en todas las materias posteriormente, ya en 1918, ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad Católica.
Por el año 1920, el país sufría algunas crisis laborales en el área minera, principal fuente de riqueza hasta el día de hoy, como así mismo la más importante fuente laboral, y no habiendo otros recursos de trabajos Santiago, la capital, recibía gran cantidad de emigrantes que quedaban marginados en la pobreza, habitando en miserables albergues. En esa realidad, Alberto, quien se destacaba por su espíritu solidario, siendo estudiante , luego de las clases universitarias, visitaba asiduamente a los trabajadores desamparados a fin de ofrecer su apoyo moral y espiritual, esta tarea la hacia motivando a otros amigos para que lo acompañaran.
No descanses mientras haya un dolor que mitigar, era un bello lema del Joven Alberto, quien desde temprana edad adolescente fue inquieto luchador por los más necesitados. Su labor inicial la hizo apoyada desde el Patronato de Andacollo, ubicado en un sector marginal de Santiago, barrio de Mapocho. Allí su acción y su entrega a favor de lucha contra la miseria, le permitió ejercer una loable actividad, motivando su apostolado de carácter social.
Alberto siente un natural impulso de aliviar el dolor de los demás, es así como este Joven de profunda espiritualidad, y de gran servicio a su prójimo, comienza a manifestar una bella actitud solidaria y samaritana en los pobres y sufridos hombres, abandonados a su suerte experimentando una espiritualidad muy profunda y de gran servicio. Es así, como en una ciudad fría, de cemento, inclemente, con una sociedad donde la aristocracia no se la juega por los pobres, y con grandes problemas de cesantía, Alberto, con un gesto valiente, solidario, inspirado en el amor de Cristo, su amigo y líder, vuelca todo su amor y muestra su adhesión y presta su apoyo a una causa ajena, en situaciones difíciles, llevando palabras de aliento y el mensaje de la Iglesia en cada albergue que visita.
El ejemplar comportamiento de vida y el respeto por la vida institucional de Alberto, se muestra también en el cumplimiento de su deber patriótico, y lo hace ingresado a cumplir con sus obligaciones militares como cualquier estudiante responsable en este deber.
Del mismo modo el vio la necesidad de no dejar de participar en los debates contingentes de la época en asuntos sociales a través de las organizaciones estudiantiles.
Dentro de toda su actividad, Alberto no descuida la oración, no deja de lado el ejercicio espiritual, participa en retiros, lo que indica que su buena enseñanza católica del Colegio san Ignacio, su buena educación en la familia, su grupo de amigos, es y sigue siendo algo muy importante en su fe cristiana, adoptando como forma de vida, las enseñanzas de Cristo y su incondicional amor por El, algo que refleja en sus actitud permanente con su prójimo y consigo mismo.
De esta manera, con esta actitud solidaria y comprometida con Cristo y sin entrar aún a la Compañía de Jesús, Alberto Hurtado concluye sus estudios de Derecho, con distinción unánime en la Universidad Católica de Chile.
Pero no era su carrera como abogado lo que el deseaba en su corazón, y es así como el 14 de agosto de 1923, ingresa a la Compañía de Jesús, con sus estudios en el Noviciado de Chillán, distante a poco mas de 400 Km. de su casa al sur de Chile, en ese lugar estaría dos años, después viaja a Argentina, ciudad de Córdoba, lugar donde continua con su etapa inicial preparatoria. En su caminar continua trasladándose por el año 1927 al Colegio Máximo de Sarriá de Barcelona, en España, hasta el año 1931, para cursar por tres años filosofía y teología y a continuación como consecuencia de la realidad política española de la época con la instauración de la República, se ve obligado a viajar a Bélgica, donde continua estudiando en la Universidad de Lovaina, allí cursa otras materia relacionadas con la pedagogía y psicología.
Por que así Dios lo quiso, así fue en el Plan de Vida de Alberto, es ordenado sacerdote en Lovaina, el 24 de agosto de 1933, luego continuando con su brillante formación recibe el grado de doctor en Pedagogía de la Universidad de Lovaina, finalizando su etapa de estudios jesuitas.
Así es, como en una de sus cartas escrita en le año 1933, refleja su inmensa alegría de ser sacerdote, expresándose así "¡Ya me tiene de sacerdote del Señor! Bien comprenderá mi felicidad y con toda sinceridad puedo decirte que soy plenamente feliz”, luego, tres años mas tarde, regresa a su país natal que es Chile a ejercer su tarea encomendada divinamente. Sus primeras tareas, como educador y formador, la hace impartiendo clase en la misma escuela que lo formó, el Colegio san Ignacio, en la misma Universidad Católica de Chile y en el Seminario Pontificio Mayor.
Sin embargo, el país no había experimentado grandes cambios y los problemas sociales continuaban, como país subdesarrollado, pobre, marginal, clasista y racista, donde los que tenía buena situación económica se autoproclamaban aristócratas, formando una clase separatista en categoría Alta, que se mostraba indiferente a los afligido. En esa realidad, el Padre Alberto Hurtado, siente la enorme necesidad de acudir a los desamparados, viendo en cada pobre el rostro sufriente de Jesús.
Pero como el Plan de Dios en los hombres ha de cumplirse, en el año 1937, la gran formadora de este Jesuita, doña Ana Cruchaga, madre de Alberto, se encamina al encuentro con el Señor, cuando ella muere, Alberto estaba en esos momento en sus Ejercicios Espirituales, y a pesar del dolor por la partida de su madre, se siente reconfortado porque su convicción de la vida eterna en la manos de Dios es dueña de su corazón.
El Padre Alberto, hombre de gran carisma, atrae a personas de toda edad, es feliz trabajando con los jóvenes, es feliz oyendo a cada necesitado, y con mucho entusiasmo invita a enloquecerse por Cristo, lo que el llamada con alegría motivadora el "chiflarse" por Cristo.
Entonces observando y sintiendo la triste realidad social del país, se empeña en llevar a cada rincón del territorio una palabra de aliento y esperanza, es así, como en este ambiente el ve la necesidad permanente de la Iglesia de aumentar las vocaciones sacerdotales, entonces esta la oportunidad de captar nuevos servidores y los exhorta a seguir el bello camino del servicio, con su ejemplo de vida la motivación siempre estaba en buenas manos. Es así como impartió Ejercicios Espirituales y dirigió espiritualmente a un grupo de jóvenes, que mas tarde dio como resultado a buenos hombres de fe y servicio social.
Por el año 1941, es nombrado asesor de la Juventud de la Acción Católica, que a partir de ese instante y a través de su conducción, el movimiento cobra gran auge, debiendo viajar constantemente por distintos lugares del país. El además se caracteriza por ser buen escritor, excelente crítico social, buen observador de las cosas cotidianas, buen analista de la realidad social de país, todo inspirado en su gran amor a Cristo, su irrenunciable fe, su amor al prójimo, su espíritu de servicio, su gran preocupación por la comunidad y principalmente los pobres.
El Padre Hurtado, conciente de lo que llamaba la “injusticia social trae más males que los que puede reparar la caridad", se transforma en un buen obrero luchador por la transformación de una sociedad más justa, las tristes y pobres condiciones en las cuales viven los marginados socialmente en chile, la situación de los obreros, le causa un gran dolor, y una gran motivación para dedicarse a ellos, es tan vehemente, que busca, piensa y expresa todo los que puede ser de ayuda a los sufridos trabajadores, bajo el único concepto de justicia y amor que habita en su corazón, que es el espíritu de Cristo. Es así como él se hace presente en muchos sectores laborales, pala en mano se hace presente en las minas salitreras o de carbón en Chile.
En su incansable preocupación por los asuntos sociales, este notable solidario con sus hermanos, viaja a otros lugares como Paris en busca de elementos de juicio que aporten a su causa, llega a entrevistarse hasta con el Papa S.S.Pío XII, en Roma, a quien expone y presenta la realidad religiosa, social y política de su país Chile, haciéndole notar temas tan urgentes como llevar la doctrina social de la Iglesia al mundo sindical y hacer presente el espíritu cristiano en los trabajadores. También pasa por Bélgica, donde se ordeno sacerdote, para estudiar la liga de los campesinos católicos y los sindicatos cristianos.
En el año 1944 se involucra en lo que sería su proyecto más importante y de gran reconocimiento hoy en todo el País. Este comienza en una noche fría y lluviosa en una fecha que no es tradicional para la estación primaveral, en el mes de octubre, cuando es interceptado por un hombre de condición económica pobre que le solicita ayuda porque no tiene un lugar en donde dormir. Alberto con su gran corazón, se estremece, al verlo, desamparado y enfermo, y ve en aquel hombre pobre al mismo Cristo desolado.
Absolutamente conmovido, mas tarde cuenta su experiencia a un grupo de señoras de la congregación del Apostolado Popular que se encontraba en un retiro, con una gran respuesta, porque ellas también se conmovieron y sintieron el llamado de Cristo y decidieron entregar sus joyas y bienes que tenían a mano para dar impulso a una gran obra de caridad, así el 21 de diciembre de ese mismo año, el Padre Alberto Hurtado coloca la primera piedra del Hogar de Cristo.
El Hogar de Cristo es una de las obras de caridad mas grande y talvez la de mayor reconocimiento en el país, en ella el chileno expresa su solidaridad, en ella se refugian los pobres de Chile, en ella encuentran paz, descanso, comida y la presencia espiritual del Padre Alberto Hurtado. Esta obra surge de la espiritualidad del Padre Alberto, y de su gran concepto de lo que es ser solidario en Cristo, viéndolo a El en el rostro del desolado, el desamparado, el marginado y el hambriento hombre en busca de refugio.
“Dar al que lo necesita hasta que duela”, es una expresión acuñada en el corazón de muchos chilenos por el Padre Alberto Hurtado. También fue la invitación que ha sido acogida por sacerdotes y laicos que han estado dispuestos a trabajar por los más pobres, en un hogar que mucho amor, respeto y consideración se respira un aroma de autentica caridad para niños, adulto y ancianos, enfermos y sanos, chicos vagabundos, que habían hecho su hogar junto al Río, debajo de un puente, en una humilde choza de cartón, quienes en principio fueron recogidos por una típica camioneta de los años cincuenta que aún se conserva en excelentes condiciones.
Pero también, preocupado por la suerte del obrero chileno y sus paupérrimas condiciones, el Padre Alberto, se introdujo en el mundo del trabajo creando además la Acción Sindical y Económica Chilena (ASICH) en 1947, ocupando el cargo de Capellán. Allí en la (ASICH), formó dirigentes cristianos y organizó los servicios jurídicos y sociales para defender sus derechos. Cabe destacar el reconocimiento y la afiliación de esta organización a la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos e integrada a organismos internacionales como la ONU, UNESCO y la Organización Internacional del Trabajo.
También es el creador de la revista Mensaje, que público su primer número en octubre de 1951, revista con la cual se hicieron presente los valores de solidaridad, el servicio, la justicia social, y el Evangelio.
Así fue, como el 18 de agosto de 1952, a los cincuenta y dos años de edad, y estando enfermo de cáncer, fue llamado por Dios, del cual tenemos la convicción total, que fue recibido amorosamente, como uno de sus predilectos hijos, que se entregó por entero a vivir y trabajar en el espíritu del amor de Cristo como uno mas de sus apóstoles.
El Padre Alberto Hurtado Cruchaga, fue beatificado en Roma en 1994 y es el segundo de los chilenos, después de la carmelita Teresita de los Andes, y muy pronto también la joven Laurita Vicuña, que tiene un puesto de honor junto a todos los santos de Dios. Canonizado el 23 de octubre de 2005, por el Santo Padre, Papa Benedicto XVI.
EL PAPA FRANCISCO FINALIZA EL VIAJE A COREA CON MISA POR LA PAZ Y LA RECONCILIACIÓN
El Papa finaliza el viaje a Corea con una misa por la paz y la reconciliación
En la homilía, el Santo Padre señala que Dios les pide, como cristianos y como coreanos, rechazar una mentalidad fundada en la sospecha, en la confrontación y la rivalidad
Ciudad del Vaticano, 18 de agosto de 2014 (Zenit.org)
Francisco finaliza su viaje a Corea con una celebración muy especial: la misa por la reconciliación en Corea. Al iniciar este viaje, el Santo Padre se lo dijo a los jóvenes, no hay dos Coreas, solo hay una, pero está dividida. Y por esta división, se ha rezado en la eucaristía celebrada esta mañana en la Catedral de Myeong-dong, dedicada a la Inmaculada Concepción, en Seúl. Han concelebrado todos los obispos coreanos. Además, ha estado presente la Presidenta de la República de Corea, Park Geun-hye. Y en los alrededores de la Catedral, han seguido la celebración numerosos fieles, bajo la lluvia. Esta mañana, el Papa ha pedido "que los seguidores de Cristo en Corea preparen el alba de ese nuevo día, en el que esta tierra de la mañana tranquila disfrutará de las más ricas bendiciones divinas de armonía y de paz".
Antes de comenzar la celebración eucarística, el Papa ha saludado a siete "mujeres confort", esclavas sexuales de los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
Al iniciar la homilía, el Santo Padre ha dado las gracias a Dios "por las abundantes bendiciones que ha concedido a este querido país y, de manera especial, a la Iglesia en Corea". Además, ha hablado de la participación de tantos jóvenes peregrinos, provenientes de toda Asia, con los que ha tenido ocasión de encontrarse. De ellos ha afirmado que "su amor por Jesús y su entusiasmo por la propagación del Reino son un modelo a seguir para todos".
El Papa ha recordado que "la Misa de hoy es sobre todo y principalmente una oración por la reconciliación en esta familia coreana". Así, ha afirmado que "el don divino de la reconciliación, de la unidad y de la paz está íntimamente relacionado con la gracia de la conversión, una transformación del corazón que puede cambiar el curso de nuestra vida y de nuestra historia, como personas y como pueblo". Francisco ha hecho referencia a la experiencia histórica del pueblo coreano, "una experiencia de división y de conflicto, que dura más de sesenta años". Por esta razón ha subrayado que la urgente invitación de Dios a la conversión "pide también a los seguidores de Cristo en Corea que revisen cómo es su contribución a la construcción de una sociedad justa y humana". Y ha añadido que el Señor, "pide a todos ustedes que se pregunten hasta qué punto, individual y comunitariamente, dan testimonio de un compromiso evangélico en favor de los más desfavorecidos, los marginados, cuantos carecen de trabajo o no participan de la prosperidad de la mayoría". Del mismo modo, "les pide, como cristianos y como coreanos, rechazar con firmeza una mentalidad fundada en la sospecha, en la confrontación y la rivalidad, y promover, en cambio, una cultura modelada por las enseñanzas del Evangelio y los más nobles valores tradicionales del pueblo coreano", ha subrayado.
Haciendo referencia al Evangelio -cuando Pedro le pregunta a Jesús cuántas veces hay que perdonar al hermano que nos ofende- el Pontífice ha señalado que "Jesús nos pide que creamos que el perdón es la puerta que conduce a la reconciliación". Asimismo ha explicado que "diciéndonos que perdonemos a nuestros hermanos sin reservas, nos pide algo totalmente radical, pero también nos da la gracia para hacerlo". Es más, ha agregado, "lo que desde un punto de vista humano parece imposible, irrealizable y, quizás, hasta inaceptable, Jesús lo hace posible y fructífero mediante la fuerza infinita de su cruz". La cruz de Cristo - ha continuado- revela el poder de Dios que supera toda división, sana cualquier herida y restablece los lazos originarios del amor fraterno.
Por esta razón, el Santo Padre ha indicado cuál es el mensaje que deja como conclusión del su viaje a Corea: "tengan confianza en la fuerza de la cruz de Cristo". El Papa ha pedido a los coreanos que "den un testimonio convincente del mensaje reconciliador de Cristo en sus casas, en sus comunidades y en todos los ámbitos de la vida nacional".
Por otro lado, el Santo Padre ha invitado a rezar "para que surjan nuevas oportunidades de diálogo, de encuentro, para que se superen las diferencias" así como para que "se preste asistencia humanitaria a cuantos pasan necesidad", y para que "se extienda cada vez más la convicción de que todos los coreanos son hermanos y hermanas, miembros de una única familia, de un solo pueblo".
Al finalizar la homilía, el Papa ha dado las gracias a la presidenta, y a todos los que han contribuido a hacer posible esta visita. Especialmente, ha expresado su reconocimiento "a los sacerdotes coreanos, que trabajan cada día al servicio del Evangelio y de la edificación del Pueblo de Dios en la fe, la esperanza y la caridad". Y a ellos les ha pedido que "sigan creando vínculos de respeto, confianza y armoniosa colaboración en sus parroquias, entre ustedes y con sus obispos".
En las peticiones, el Santo Padre ha pedido por el cardenal Fernando Filoni, "que por el Papa al pueblo que sufre en Irak, para ayudar a los perseguidos, a los despojados, a todas las minorías religiosas que sufren en esa tierra, para que el Señor esté cerca en su misión".
(18 de agosto de 2014) © Innovative Media Inc.
EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 17 DE AGOSTO DEL 2014
Autor: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net Cuando parece que Dios desoye nuestras plegarias | |
Mateo 15, 21-28. Tiempo Ordinario. Quiere que creamos y esperemos contra toda esperanza humana. | |
En aquel tiempo saliendo de Genesaret, Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada». Pero Él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros». Respondió Él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel». Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!» Él respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas». Y desde aquel momento quedó curada su hija. Oración introductoria Mi fe, frente a las dificultades, se debilita, cuando debería crecer. Humildemente recurro a ti, Señor y Padre mío, suplicando la intercesión de san José, para que esta oración me ayude a aumentar mi fe, acrecentar mi esperanza y, sobre todo, sea el medio para crecer en mi caridad, en mi amor a Ti y a los demás. Petición ¡Señor, hazme un testigo fiel de mi fe! Meditación del Papa Francisco Jesús alabó mucho la fe de la hemorroísa, de la cananea o del ciego de nacimiento y decía que quien tenga fe como un grano de mostaza puede mover montañas. Esta fe nos pide dos actitudes: confesar y confiar. Sobre todo confesar. La fe es confesar a Dios, pero el Dios que se ha revelado a nosotros, desde el tiempo de nuestros padres hasta ahora; el Dios de la historia. Y esto es lo que todos los días recitamos en el Credo. Y una cosa es recitar el Credo desde el corazón y otra es hacerlo como papagayos. Creo, creo en Dios, creo en Jesucristo, creo... ¿Yo creo en lo que digo? ¿Esta confesión de fe es verdadera o la digo de memoria porque se debe decir? ¿O creo a medias? ¡Confesar la fe! ¡Toda, no una parte! Y esta fe guardarla toda, como ha llegado a nosotros, por el camino de la tradición: ¡toda la fe! ¿Y cómo puedo saber si yo confieso bien la fe? Hay un signo: quien confiesa bien la fe, y toda la fe, tiene la capacidad de adorar, adorar a Dios. Nosotros sabemos cómo pedir a Dios, cómo dar gracias a Dios, pero adorar a Dios, ¡alabar a Dios es más! Solamente quien tiene esta fe fuerte es capaz de la adoración. (Cf. S.S. Francisco, 10 de enero de 2014, homilía en Santa Marta). Reflexión ¿No te ha pasado alguna vez que, cuando has rezado con mucho fervor por una necesidad particular o por una intención que llevabas muy en el alma, pareciera que Dios no te hace caso? Cuando ha estado muy enferma tu mamá, un hijo, tu esposo o cualquier ser querido, y has pedido a nuestro Señor que les devuelva la salud, y parece que no te escucha; o cuando has tenido un problema especial de cualquier índole –personal, familiar o profesional– y, después de encomendarte a Dios, no te han salido las cosas como tú querías; cuando alguno de tus mejores amigos ha sufrido un accidente o una operación grave y no ha salido adelante... Podríamos multiplicar los casos hasta el infinito, y tal vez a veces constatamos lo mismo: parece que nuestro Señor se hace un poco el sordo y tarda en responder a nuestras peticiones... ¿Verdad que es una experiencia que ocurre con cierta frecuencia en nuestra vida? Y si Cristo nos prometió atender nuestras plegarias –"Pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, tocad y se os abrirá"– ¿por qué entonces Dios actúa así con nosotros? San Agustín también se lo preguntó en más de una ocasión. ¿Y sabes qué respuesta encontró? "Dios –afirma– que ya conoce nuestras necesidades antes de que se las expongamos, pretende que, por la oración, se acreciente nuestra capacidad de desear, para que así nos hagamos más capaces de recibir los dones que nos prepara. Sus dones son muy grandes y nuestra capacidad de recibir es pequeña e insignificante. Y por eso, cuanto más fielmente creemos, más firmemente esperamos y más ardientemente deseamos este don, más capaces somos de recibirlo". Por tanto, lo que Dios pretende con ese modo de actuar es que se dilate nuestra capacidad de desear y de recibir los dones que nos promete. Además, Él escucha siempre nuestras plegarias, y yo estoy totalmente convencido de ello. Lo que ocurre es que no siempre nos concede las cosas que le pedimos o no las hace como nosotros pretendíamos. Él es infinitamente más sabio que nosotros y, como buen Padre, nos da aquello que es más oportuno para nuestras almas. San Pablo nos dice, en efecto, que "nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene" (Rom 8, 26). Nadie tildará de cruel a una madre que no da a su niño pequeño el cuchillo que le pide, aunque sólo quiera jugar un poco sin pretender hacer ningún mal a nadie.... Más aún, lo que quiere Dios es aumentar nuestra fe en Él, nuestra confianza y nuestro amor incondicional a su Persona. Quiere que creamos y esperemos contra toda esperanza humana; que sigamos confiando en Él, en su omnipotencia y en su amor misericordioso, incluso cuando ya no se ve ningún remedio humano posible. Y precisamente entonces es cuando se revelará con más evidencia la grandeza de su poder y nos daremos cuenta de que ha sido Dios quien nos ha dado todo libre y gratuitamente, sólo porque Él es infinitamente bueno con sus criaturas. Al prolongar nuestra espera, desea probar cuán grande es nuestra fe y nuestra confianza en Él; y que le demostremos que, a pesar de todas las dificultades, le amamos por encima de todas las cosas, nos conceda o no lo que le pedimos. Finalmente, una condición indispensable para que nuestras súplicas sean auténtica oración cristiana –y no una especie de chantaje contra Dios– es que siempre busquemos en todo su santísima voluntad. Así nos enseñó Jesús a orar y así lo decimos todos los días en el Padrenuestro: "Hágase, Señor, tu voluntad, en la tierra como en el cielo..." Un ejemplo maravilloso de esto que estamos diciendo lo encontramos en el Evangelio de este domingo. Jesús se retira un poco de Galilea y hace una brevísima incursión por las regiones de Tiro y Sidón, ciudades paganas. Y he aquí que una mujer cananea le sale al encuentro y se pone detrás de Él, pidiéndole a gritos –literalmente– que cure a su hija enferma. ¿Y qué nos dice el Evangelio? Que Jesús "no le respondió ni palabra". ¡Demasiada indiferencia!, ¿no? Pero no acaba todo aquí. Son sus propios discípulos los que, viendo al Maestro impertérrito, le suplican que la atienda. Pero no se lo piden por compasión, sino para que deje de gritar detrás de ellos. ¡Qué vergüenza que una "loca" los venga siguiendo con esos gritos!... Pero Jesús vuelve a darles otra aparente negativa: "No he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel". Y nuevamente silencio. La mujer llega corriendo y se postra a los pies de nuestro Señor, pidiéndole que tenga piedad de ella: "Señor, socórreme". Una oración brevísima, llena de dolor, de fe y de inmensa confianza. Es la súplica desgarrada de una madre. Pero Cristo, con su respuesta, parece ignorarla. Seguramente se estaría haciendo una grandísima violencia interior, pues conocemos su infinita misericordia. Pero tenía que llevar hasta el fin la fe de esta mujer para dejarnos una lección tan importante. Si ella no hubiese tenido la fe y la humildad que tuvo, se habría marchado furiosa y escandalizada del Maestro. "No está bien –le responde el Señor– echar a los perros el pan de los hijos" –ya que Él había sido enviado a curar primero a los hijos de Israel–. Pero la mujer no se da por ofendida y persevera en su oración de súplica. Sus maravillosas palabras, de una humildad y de una confianza conmovedoras, son dignas de ser grabadas no ya en una lápida de bronce, sino en el fondo de nuestros corazones: "Tienes razón, Señor; pero también los perrillos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos". Y es entonces cuando nuestro Señor prorrumpe en un grito de júbilo y de admiración ante la grandeza de alma de esta mujer, que ni siquiera era del pueblo elegido: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas". Y en aquel momento –nos narra el Evangelio– quedó curada su hija. La fe de esta mujer venció todos los obstáculos y conquistó el corazón de Jesucristo. Ésta es la lección de hoy: sólo con la fe, la humildad, la confianza y la perseverancia en nuestra oración, a pesar de todas las dificultades -como la mujer cananea– es como penetramos hasta el corazón de Dios y sólo así es como el Señor escucha nuestras plegarias. Propósito En las dificultades de este día, hacer un acto de fe y pedir con confianza la ayuda de Dios. Diálogo con Cristo Señor, sólo con la fe, la humildad, la confianza y la perseverancia en nuestra oración, a pesar de todas las dificultades –como la mujer cananea– es como penetramos hasta el corazón de Dios y sólo así es como escuchas nuestras plegarias. |
JUAN PABLO II Y GIANNA BERETTA, SANTOS PATRONOS DEL ENCUENTRO MUNDIAL DE FAMILIAS 2015
Autor: zenit/redacción | Fuente: http://www.zenit.org
Juan Pablo II y Gianna Beretta, santos patronos del Encuentro Mundial de las Familias 2015
Bajo el lema "El amor es nuestra misión: la familia plenamente viva" miles de familias se reunirán en Filadelfia en septiembre de 2015
El arzobispo de Filadelfia, Charles J. Chaput, ha anunciado oficialmente que san Juan Pablo II y santa Gianna serán los santos patrones para el Encuentro Mundial de las Familias, Filadelfia 2015. Lo comunicó el pasado domingo 20 de julio durante la misa celebrada en la Catedral de San Pedro y San Pablo. El anuncio del arzobispo Chaput se realizó junto con la presentación de la reliquia de de san Juan Pablo II para la veneración pública.
“San Juan Pablo II y santa Gianna han sido elegidos como los dos dignos santos patronos, para guiar todo en la preparación y participación de este evento internacional, ya que ellos encarnan plenamente la historia, misión y tema del Encuentro Mundial de las Familias 2015”, dijo el arzobispo Chaput. Asimismo indicó que ambos "tenían un profundo y permanente compromiso con el fortalecimiento de la familia y la sostenían con amor. Este acontecimiento histórico dará a miles de personas de todo el mundo la oportunidad de participar en el mismo compromiso de nuestros santos patronos".
En 1979 san Juan Pablo II fue el primer papa en visitar Filadelfia, donde celebró la misa en Logan Circle con casi un millón de presentes. 15 años después, en 1994, san Juan Pablo II celebró el primer Encuentro Mundial de las Familias, que tiene como objetivo fortalecer los lazos sagrados de la familia en todo el mundo. El día de su canonización, Francisco dijo de él que fue "el Papa de la familia".
Santa Gianna también fue elegida como santa patrona para el Encuentro Mundial de las Familias 2015, que, como ella, lleva el lema "El amor es nuestra misión: la familia plenamente viva". Pediatra y madre de cuatro hijos, santa Gianna es mejor conocida por su amor desinteresado como madre, dando su vida por su cuarto hijo en 1962. Fue beatificada por Juan Pablo II en 1994 - año que se celebró el primer Encuentro Mundial de las Familias- y canonizada en 2004. Santa Gianna es patrona de las madres, los médicos y los niños no nacidos.
Para conmemorar el anuncio de los patronos, el arzobispo Chaput concluyó la misa con la bendición de una reliquia del Papa san Juan Pablo II pidiendo su intercesión celestial. La reliquia es la sangre del Santo Padre, que permanece en estado líquido. Los Caballeros de Colón han confiado esta reliquia para fomentar la devoción al papa polaco.
Miles de familias procedentes de todo el mundo se reunirán del 22 al 27 de septiembre de 2015 en Filadelfia, EEUU, para el VIII Encuentro Mundial de la Familia. Un encuentro -tal y como explicó el arzobispo en la presentación del evento en el Vaticano el pasado mes de marzo- que quiere ser un don no solo para los católicos de Filadelfia, sino para todas las personas de buena voluntad que quieran acudir al evento. "Todo el que tenga un corazón generoso será bienvenido, y en los meses futuros yo trabajaré en estrecha colaboración con mis hermanos en el episcopado, para animar a las familias de todo el mundo a venir a Filadelfia en el 2015", afirmó.
DIME QUIÉN ERES Y TE DIRÉ COMO TE VALORAS
Autor: P. Dennis Doren LC | Fuente: Catholic.net
Dime quién eres y te diré cómo te valoras
El valor del hombre es haber sido creado a imagen y semejanza de Dios, y hoy... no sabe qué lleva dentro.
Los derechos y la dignidad del hombre están fundamentados en última instancia en Dios creador, que nos ha hecho a su imagen y semejanza y que ha dado a cada uno la inteligencia y la libertad. Si el hombre prescinde de este modo de fundamentar su vida, la dignidad y los derechos del hombre se debilitan, pues pierden su fundamento sólido .
Vivimos en una sociedad de consumo, relativista, convenenciera, que camina según sus caprichos, gusto e intereses. Aceptar esta jerarquía de valores nos obliga a buscar en todo momento el poseer como única meta de la vida. El hombre no debe medirse por lo que tiene sino por lo que es. La persona es más importante a los ojos de Dios que el oro.
Lo que da valor al hombre es haber sido creado a imagen y semejanza de Dios. El creador ha dado capacidad a los mortales de conocer el bien y amarlo. La persona es feliz cuando ama y es amado porque el hombre no puede vivir sin amor. El permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente(Redemptor hominis, 10).
¿Cómo te defines? , Esta ha sido la pregunta de los filósofos durante miles de años. La respuesta es vital, porqué los seres humanos tenemos una necesidad básica de comportarnos según la opinión que tengamos de nosotros mismos, por eso dime como te valoras y te diré quien eres.
Les voy a contar un cuento. Había un alacrán que debía cruzar un río, pero como los arácnidos no saben nadar, se le acercó a una rana y le propuso: "Tú que sabes nadar muy bien, ¿Me puedes llevar al otro lado? El batracio lo miró con recelo. ¡Jamás! Los alacranes pican a las ranas, no me voy a exponer a un peligro letal . El alacrán argumento: ¿Cómo crees que te voy a picar en medio del río? si fuera así, tú morirías y yo también porque no sé nadar. Prometo no lastimarte y estar eternamente agradecido.
Después de meditarlo un poco, la rana aceptó la petición del alacrán permitiéndole subir a su espalda mientras avanzaba por el agua. Pero exactamente a la mitad del trayecto, sintió un piquete en el cuello y gritó: ¿Qué has hecho? ¡Me picaste, ahora los dos moriremos! Él tranquilamente le contestó: Yo soy un alacrán, y esto es lo que hacen los de mi especie, pican a las ranas. "
El hombre es el centro de todo lo creado y la creatura más amada por Dios; tanto amó Dios al hombre que hasta él mismo quiso hacerse hombre. El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido en cierto modo con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre (Gaudium et spes, 22).
Hoy, con mucha frecuencia, el hombre no sabe qué lleva dentro, en la profundidad de su espíritu, de su corazón. Muchas veces se siente incierto sobre el sentido de su vida en esta tierra. Está dominado por la duda, que se convierte en desesperación. El hombre ha perdido su definición, y la perderá, siempre que saque a Dios de en medio….. El alacrán tenía su identidad y la tenía clara, hoy el hombre está incierto y confuso.. de ahí ese espectáculo triste que nos toca ver de muertes e violaciones a los derechos de las personas. Nosotros como cristianos tenemos el deber de llevar al mundo la antorcha de la dignidad, es decir, la luz de la vida, que Cristo ha depositado en nuestras manos
SANTA BEATRIZ DE SILVA Y MENESES, FUNDADORA, 17 DE AGOSTO
Autor: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid
Beatriz de Silva y Meneses, Santa
Fundadora,17 de agosto
Fundadora de la Orden
de la Concepción de la Bienaventurada Virgen María
Martirologio Romano: En Toledo, en España, santa Beatriz da Silva Meneses, virgen, que fue dama noble de corte de la reina Isabel, pero, después, prefiriendo una vida de mayor perfección, se retiró a las religiosas de la Orden de Santo Domingo durante muchos años y fundó, finalmente, una nueva Orden con el título de Orden de la Concepción de la Bienaventurada Virgen María (1490).
El padre de Beatriz había luchado con las fuerzas portuguesas en la conquista de Ceuta en el año 1415, a las órdenes del capitán Pedro Meneses, conde de Viana y descendiente de los reyes de Castilla. De esa conquista parte el origen de amistad, conocimiento y posterior unión de las familias Silva y Meneses por el matrimonio entre don Rui Gomes de Silva y doña Isabel Meneses. Tuvieron once hijos y dos de ellos están en los altares; Amadeo, el quinto de los hermanos, que tomó el hábito franciscano, fundó la Orden llamada de los "amadeístas" y se dedicó a implantar la reforma en la Iglesia y Beatriz que fue canonizada por el Papa Pablo VI el día 3 de octubre del año 1976.
Se desconoce con certeza el lugar y fecha del nacimiento de Beatriz. En cuanto al lugar algunos entendidos se pronuncian por Ceuta y otros se inclinan por Campomayor; y en lo que se refiere a la fecha se duda entre el 1424 o 1426. Sí se sabe que por los favores prestados en las guerras del norte de Africa, el rey Juan I ofreció la Alcaldía de Campomayor a don Rui Gomez de Silva, ciudad fronteriza con España, en el distrito de Portalegre y perteneciente a la diócesis de Evora, allá en el Alentejo. Fue en la casa solariega de la familia donde tanto Beatriz como sus hermanos recibieron una esmerada educación y aprendieron el amor a Dios, a Jesucristo y a su Madre santa María. Consta como avecindada en Campomayor los años 1434 al 1447.
Cuando el rey Juan II de Castilla contrajo matrimonio con Isabel de Portugal, se traslada la reina portuguesa al lado de su marido y es en Tordesillas (Valladolid) donde está la Corte. Lleva con ella a damas portuguesas que la acompañan y entre las cuales se encuentra Beatriz. Parece que su belleza fascinó al Rey y a cuantos jóvenes la llegaron a conocer; y que eso fue la causa de que pronto llegaran los celos de la Reina. Se cuenta que mandó encerrar a Beatriz en un baúl y que de este cautiverio fue milagrosamente salvada por la Virgen al tercer día de encierro.
Llega al convento de Santo Domingo el Real, en Toledo. Allí moró durante treinta años en calidad de seglar dedicada al silencio y a la oración, al sacrificio y al desprecio del mundo. Llega a contar la historia anónima del siglo XVI que jamás nadie, ni hombre ni mujer, vió su rostro por mantenerlo siempre cubierto con un velo, muy posiblemente por haber sido su belleza el motivo de locuras ajenas. Dedicó todos sus bienes al culto a Dios y a obras de caridad, repartiéndolos entre los pobres. Intenta interesar a la Reina Isabel la Católica en sus proyectos de fundar y consigue de ella la donación de las casas de los palacios reales de Galiana, junto a la muralla norte de Toledo y su capilla. Y contando con la decisión de doce compañeras funda la Orden de la Inmaculada Concepción, que el Papa Inocencio VIII aprueba con la Bula "Inter Universa" el 30 de abril de 1489. Poco tiempo de vida pudo dirigir la nueva orden inmaculista por morir, avisada unos días antes por la Virgen, en la misma fecha en que estaba prevista la ceremonia de toma de velos y fundación.
El franciscano P. Fray Juan de Tolosa evitó la extinción de la recién nacida Orden impidiendo que se fusionaran en Toledo las concepcionistas con las dominicas.
Luego, el también franciscano Cardenal Cisneros volvió a avivar la Orden y facilitó la fundación de nuevos conventos.
Su obra se extendió por Europa y América llegándose a contar la Orden más de 150 monasterios al ser canonizada por Pablo VI el 3 de Octubre de 1976.
Es un consuelo para los españoles ver en la historia patria la decisión y empeño del fervor creyente sin fisuras en la Inmaculada Concepción de la Virgen siglos antes de que esa verdad fuera proclamada dogma por la autoridad máxima de la Iglesia.
sábado, 16 de agosto de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 16 DE AGOSTO DEL 2014
Autor: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net Jesús bendice a los niños | |
Mateo 19, 13-15. Tiempo Ordinario. Somos felices cuando ponemos en Dios nuestra confianza como niños. | |
En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos les regañaban. Jesús dijo: Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los Cielos. Les impuso las manos y se marchó de allí. Oración introductoria Señor, inicio esta oración con la humildad y docilidad de un niño que busca el abrazo de su padre amoroso. Ayúdame a saber escucharte y a recibir tu Reino con la sencillez de un niño. Petición Jesús, concédeme el don de buscar la humildad voluntaria, motivado por tu ejemplo. Meditación del Papa Francisco ¿Qué dice el Evangelio? Que Jesús se indignó diciendo "dejad que vengan a mí, no se lo impidáis. A quien es como ellos pertenece el Reino de Dios".[...] Tantas veces somos controladores de la fe en lugar de ser facilitadores de la fe de la gente. Es una tentación que tenemos; la de adueñarnos, apropiarnos del Señor. Como en el caso de una madre soltera que va a la iglesia, a la parroquia, pide bautizar al niño y le responde "un cristiano o una cristiana": no, no puedes, tú no estás casada. Mirad esta chica que ha tenido el coraje de llevar adelante su embarazo y de no abortar: ¿Qué encuentra? Una puerta cerrada. Y así sucede a muchas. Este no es un buen celo pastoral. Esto aleja del Señor, no abre las puertas. Y así cuando vamos por esta vía, con esta actitud, no hacemos bien a la gente, al pueblo de Dios. Pero Jesús ha instituido siete sacramentos y nosotros con esta actitud instituimos el octavo, el sacramento de la aduana pastoral. Jesús se indigna cuando ve estas cosas porque ¿quién sufre con esto? Su pueblo fiel, la gente que le ama tanto. Pensemos en el santo pueblo de Dios, pueblo sencillo, que quiere acercarse a Jesús. Y pensemos en todos los cristianos de buena voluntad que se equivocan y en vez de abrir una puerta la cierran. Y pidamos al Señor que todos aquellos que se acercan a la Iglesia encuentren las puertas abiertas para encontrar este amor de Jesús. (Cf. S.S. Francisco, 25 de mayo de 2013, homilía en Santa Marta). . Reflexión: "Dejad que los niños se acerquen a mí... y no se lo impidáis". Las palabras de Jesús suenan como un ligero reclamo. Para los adultos las "cosas de niños" representan un segundo plano, no son importantes. Avanzando en años, y con la experiencia de la vida, comienzan a ver las "cosas de niños" como comportamientos superados. Por nuestra ansia de dejar atrás todo infantilismo nos olvidamos de todo lo bueno que tiene la niñez: como la pureza, la simplicidad, la sinceridad de sentimientos, que son justamente las virtudes que Jesús valora más. Si somos complicados, ambiguos o poco coherentes, ¿no será porque no hemos sabido conservar el tesoro de nuestra infancia? El Señor ve en los niños el reflejo del Reino de los Cielos, porque su conocimiento es todavía puro. Es un tabernáculo interior donde el mal y el pecado no pueden penetrar. La felicidad de los niños, su desenvoltura y su espontaneidad no son sólo manifestación de inconsciencia, ingenuidad o infantilismo, como diríamos nosotros. Muchas personas viven siempre amargadas, demasiado angustiadas por los problemas económicos, por la situación en el trabajo o en la familia, incluso objetivamente difíciles. Creen tener el deber de resolver todo solos, olvidando que Dios está siempre presente y nos ayuda. Sin embargo, toma otra dimensión cuando miramos a Dios. Somos más felices cuando ponemos en Él nuestra confianza y nuestra seguridad. Si tuviésemos más fe, y dejásemos a Él el timón de nuestra vida, encontraríamos de nuevo la serenidad de nuestra infancia. Propósito Hacer una visita al Santísimo, o una oración especial, para decirle a Dios que quiero obedecerle siempre y en todo, renunciando, con plena confianza, a mi propia voluntad. Diálogo con Cristo Jesucristo, dame la fe y la confianza para creer con todo mi corazón que tu gracia me basta. Enséñame a tener la docilidad de los niños para no dudar ni darle vueltas a las cosas que dispongas en mi camino. No permitas que me dé miedo ser santo, que tema lanzarme y convertirme en un auténtico discípulo y misionero de tu amor. |
OFRECIMIENTO DEL DÍA A LA VIRGEN MARÍA
OFRECIMIENTO DEL DÍA A LA VIRGEN MARÍA
¡Oh Señora mía,
oh Madre mía!
Yo me ofrezco todo/a a ti,
y en prueba de mi filial afecto
te consagro en este día
mis ojos, mis oidos.
mi lengua, mi corazón:
en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo/a tuyo/a.
oh Madre de bondad,
guardame, defiéndeme y utilízame
como instrumento y posesión tuya.
Amén.
LA IGLESIA DE CRISTO
LA IGLESIA DE CRISTO
Jesucristo, el Señor Resucitado, sigue presente entre nosotros por medio de su Iglesia, su Cuerpo, su Sacramento;
la Iglesia, icono de la Trinidad;
la Iglesia, Madre, Esposa, Virgen;
la Iglesia, “experta en humanidad”;
la Iglesia, Misterio y Don, vivificada por el Espíritu,
administradora y dispensadora de los misterios de Dios y de toda gracia;
Católica en su alma, sin exclusividades,
sin formas cerradas ni un único modo de santidad;
Católica, con la riqueza, siempre fiel y renovada de la Tradición,
que no divide ni separa, sino que une en Comunión, que integra;
rica en su liturgia, hermosa por la vida de sus hijos,
embellecida por el Espíritu con la santidad de sus miembros,
los santos, llamados, con razón, “los mejores hijos de la Iglesia” .
Es la Iglesia, Corazón de Cristo para el mundo,
la que muestra y señala el horizonte último y esperanzador al hombre, le acompaña en todo momento,
sostiene, por su alma católica, a todo cristiano,
por la Comunión de los Santos, lazos invisibles del Espíritu.
Cuántas realidades en la Iglesia y en la evangelización dependen de la oración, y del ofrecer un enfermo en silencio su dolor, y de entregar al Padre el trabajo de cada día, en la casa, en el colegio, en la oficina, para la redención del mundo!
La Iglesia, Maestra del espíritu, Maestra y educadora, como lo es en su catequesis, en su enseñanza, en sus movimientos y grupos, en sus parroquias, en sus Institutos y Facultades;
la Iglesia Madre como lo es en tantas personas que nos han acompañado, en tantos sacerdotes que nos han forjado y han sido transparencia del amor de Cristo.
La Iglesia, Misterio de Comunión, enriquecida por la gracia del Espíritu Santo en su jerarquía, en el ministerio sacerdotal y en los carismas, para la santidad y edificación de todos, para el bien común, con la gran bendición que es, para la Iglesia, el carisma principal y fundante del ministerio sacerdotal.
La Iglesia, Virgen y Esposa, mariana por excelencia,
que encuentra en María, Madre de Dios, modelo de fe, su realización más plena y perfecta.
La Iglesia mira a la Virgen María, y reconoce en Ella la tierra virginal que “ha dado su fruto” (Sal 66),
el fruto bendito de sus entrañas, nuestro Dios y Salvador.
Así, al celebrar el sacrificio eucarístico,
el Banquete pascual de Cristo Resucitado,
la entrega sacramental de su Cuerpo y Sangre,
le miramos únicamente a Él, nuestro Señor,
nuestro Salvador, nuestro Sacerdote y Mediador en quien encontramos “gracia que nos auxilie en tiempo oportuno”,
porque Él sigue presente en la historia de los hombres,
iluminando, sanando, plenificando, redimiendo,
por medio de la Iglesia, por medio de los sacramentos de su Amor.
No es necesario que veamos claro si vamos progresando o no en el camino de la santidad. Lo importante es ir caminando en el Señor.
CÓMO AMAR AL ADULTO MAYOR
CÓMO AMAR AL ADULTO MAYOR
Déjalo hablar... porque hay en su pasado un tesoro lleno de verdad, de belleza y de bien.
Déjalo vencer... en las discusiones, porque tiene necesidad de sentirse seguro de sí mismo.
Déjalo ir a visitar... a sus viejos amigos, porque entre ellos se siente revivir.
Déjalo contar... sus historias repetidas, porque se siente feliz cuando lo escuchamos.
Déjalo vivir... entre las cosas que ha amado, porque sufre al sentir que le arrancamos pedazos de su vida.
Déjalo gritar... cuando se ha equivocado, porque los ancianos como los niños tienen derecho a la comprensión.
Déjalo tomar un puesto... en el automóvil de la familia cuando van de vacaciones, porque el año próximo tendrás remordimientos de conciencia si el abuelito ya no está más.
Déjalo envejecer... con el mismo paciente amor con que dejas crecer a tus hijos, porque todo es parte de la naturaleza.
Déjalo rezar... como él sabe, como él quiere, porque el adulto mayor descubre la sombra de Dios en el camino que le falta recorrer.
Déjalo morir... entre brazos llenos de piedad, porque el amor de los hermanos sobre la tierra, nos hace presentir mejor el torrente infinito de amor del Padre en el Cielo.
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