Autor: P. Juan Antonio Ruiz J., L.C. | Fuente: www.la-oracion.com Tres pasos para orar con la sencillez de un niño | |
Enséñame cómo buscarte...porque yo no sé buscarte a no ser que tú me enseñes, ni hallarte si tú mismo no te presentas a mí. | |
Señor Dios, enséñame dónde y cómo buscarte, dónde y cómo encontrarte... Tú eres mi Dios, tú eres mi Señor, y yo nunca te he visto. Tú me has modelado y me has remodelado, y me has dado todas las cosas buenas que poseo, y aún no te conozco… Enséñame cómo buscarte... porque yo no sé buscarte a no ser que tú me enseñes, ni hallarte si tú mismo no te presentas a mí. Que te busque en mi deseo, que te desee en mi búsqueda. Que te busque amándote y que te ame cuando te encuentre (San Anselmo de Canterbury) *** En días pasados estuve en un campamento de verano con 64 niños de diez y once años. ¡Toda una experiencia! Intenté, junto con otros varios sacerdotes y monitores laicos, que disfrutasen y, en mi caso algo importante, que se acercasen más a Dios. Personalmente, creo que ambas cosas se dieron... Uno de esos días, un niño llamado Miguel se me acercó y me dijo que tenía que decirme algo muy importante y que no podía ser más tarde. Estaba nervioso y, por un momento, me imaginé lo peor: un niño se cayó, alguien se hizo daño, etc. Pero la noticia que Miguel me iba a contar era mucho más seria; algo que, según sus propias palabras, «me ha dejado alucinado, padre». ¿Qué pasó? Le doy la palabra a Miguel: «Esta mañana, padre, después de ducharme, me fui a la capillita que tenemos en el campamento. Ahí coincidí con Álvaro, que está aquí conmigo. No nos pusimos de acuerdo para nada, ¿eh? Lo que fui a pedirle a Jesús, padre, es que hoy me llamaran mis papás por teléfono, pues los echaba de menos. Álvaro ha hecho lo mismo. Pues, ¿sabe qué, padre? ¡Han llamado! Mis padres y sus padres. Jesús escucha realmente y responde. ¡Estoy que no me lo creo!». No sé a ustedes, pero a mí la experiencia de Miguel y Álvaro me ha emocionado. Por dos motivos: porque una vez más he aprendido de la candidez que siempre emana de los niños, esa sencillez que nos hace ver el mundo bajo otra perspectiva. No por nada Cristo mismo nos invitaba a hacernos como niños para entrar en el reino de los cielos. Y segundo, porque he podido tocar de una manera muy sensible la cercanía de un Dios que nos ama profundamente, que quiere comunicarse con nosotros, que espera que le hablemos y confiemos en Él. Y ¿qué hacer para llegar a esta sencillez? El camino nos lo traza San Anselmo en la bellísima oración que les he puesto al inicio de este artículo: 1. Reconocerse débil y necesitado: « enséñame dónde y cómo buscarte, dónde y cómo encontrarte... Tú eres mi Dios, tú eres mi Señor, y yo nunca te he visto». 2. Agradecer los beneficios recibidos por Dios: «Tú me has modelado y me has remodelado, y me has dado todas las cosas buenas que poseo, y aún no te conozco...». 3. Buscar y no cansarse en la oración, aunque cueste: «Enséñame cómo buscarte... porque yo no sé buscarte a no ser que tú me enseñes, ni hallarte si tú mismo no te presentas a mí» o aquella otra, más bella aún: «Que te busque en mi deseo, que te desee en mi búsqueda. Que te busque amándote y que te ame cuando te encuentre». Sí, el resultado último es el enamoramiento. Porque el amor es esa fuerza que nos hace capaces de cosas grandes. Y grande es la oración. Además, cuando alguien ama, vuelve a repetir los mismos pasos: se sabe débil ante los peligros que pueden apartarle de su amor; agradece siempre lo que la persona amada le da; y busca seguir amándola con locura. Es un círculo virtuoso que nos eleva cada vez que lo empezamos. Y voy más allá. Estos pasos reflejan, de manera muy nítida, la actitud de cualquier niño. Se sabe débil y por eso acude a los "brazos todopoderosos" de su madre. Agradece lo que recibe con los detalles típicos de un niño: un beso, una flor cortada en un campo, etc. Y, por último, está siempre buscando a sus padres, no puede estar solo, pues intuye que sería su perdición. Pregunta: ¿qué tan niños somos en nuestra oración? Si aún te falta algo por llegar, aquí están tres pasos sencillos; pasos que han sido vividos ya por otros, como San Anselmo... y como mis queridos maestros de 10 años llamados Miguel y Álvaro. |
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martes, 7 de agosto de 2012
3 PASOS PARA ORAR CON LA SENCILLEZ DE UN NIÑO
JESÚS... EL PAN DE VIDA
Jesús... El Pan de Vida
Jesús eres el Pan de Vida,
Pan del Cielo, Pan de los hombres.
Sé nuestro alimento en tu Palabra,
Nútrenos con la Eucaristía.
Ilumina el camino de nuestras vidas,
Fortalécenos en nuestro caminar.
Jesús Pan de Vida, estamos cansados del pan que no alimenta,
De las palabras vanas que nos desalientan.
En tu Corazón podemos encontrar el remanso de tu Amor,
En tu costado abierto, podemos escuchar el susurro de Dios-Amor.
Queremos escucharte… Queremos que nos llenes de tu
presencia,
Danos de tu misericordia, háblanos al corazón. Amén.
lunes, 6 de agosto de 2012
RECONCILIACIÓN....
Reconciliación
No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas adyacentes cayeron en un conflicto. Este fue el primer conflicto serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua. Esta larga y beneficiosa colaboración terminó repentinamente. Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta llegar a ser una diferencia mayor entre ellos, hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.
Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero. "Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño, "quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso". "Sí", dijo el mayor de los hermanos, "Tengo un trabajo para usted. Mire al otro lado del arroyo aquella granja, ahí vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros y él tomó su bulldozer y desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros.
Bueno, él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor. ¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca, una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más."El carpintero le dijo: "Comprendo la situación.
Muéstreme donde están los clavos y la pala para hacer los hoyos de los
postes y le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho."
El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo. El carpintero trabajó duro todo el día midiendo, cortando, clavando.
Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo había terminado su trabajo. El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, su quijada cayó. ¡No había ninguna cerca de dos metros! En su lugar había un puente -¡un puente que unía las dos granjas a través del arroyo!- Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos. En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano le dijo: "¡Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho!".
Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas. "¡No, espera!", le dijo el hermano mayor. "Quédate unos cuantos días. Tengo muchos proyectos para ti”, le dijo el hermano mayor al carpintero. "Me gustaría quedarme", dijo el carpintero, "pero tengo muchos puentes por construir".
LA BLANCA TRANSFIGURACIÓN
LA BLANCA TRANSFIGURACIÓN
Aunque en Cuaresma se utiliza el color morado en las vestiduras litúrgicas, sin embargo, apoyados en el relato evangélico que se lee hoy, se puede decir que es un domingo de color blanco. Lo blanco evoca la inocencia, la alegría, la admiración. Es color de vida y de luz, opuesto al negro, color de tinieblas y de luto. Es significativo que el color blanco, con referencia a Cristo, no aparece durante su vida terrena, excepto en el momento privilegiado de la transfiguración; "sus vestidos se volvieron blancos como la luz", cuando en la cumbre del Tabor desveló su gloria. En esta teofanía, similar a la del Sinaí, Cristo brilló con luminosidad nueva. Los que serían testigos de la agonía en la noche negra de Getsemaní son los que ahora ven su gloria resplandeciente y blanca.
Al monte Tabor se le compara normalmente con el Sinaí, donde la irradiación fulgurante de Yahvé coronaba la montaña y volvió radiante el rostro de Moisés. Pero el monte de la Transfiguración hace referencia también al Calvario. Son dos cimas de glorificación, a las que hay que ascender. Quien quiera contemplar, como Pedro, Santiago y Juan, la gloria de Dios, tiene que subir como Cristo al Calvario de la fidelidad y de la entrega. La cruz es la gloria del cristiano.
Para que el hombre pueda transfigurarse y resplandecer tiene que escuchar al Hijo predilecto de Dios. Toda la Cuaresma es una escucha intensa de la Palabra que salva; imitando a San Pedro, el cristiano debería exclamar: ¡qué hermoso es vivir este tiempo de gracia y renovación, para bajar al valle de lo cotidiano pertrechados de una gracia y fuerza nueva! Así un día podrá subir al definitivo Tabor de los cielos después de haber caminado por la vida manifestando en todo la gloria de Dios.
Andrés Pardo
Aunque en Cuaresma se utiliza el color morado en las vestiduras litúrgicas, sin embargo, apoyados en el relato evangélico que se lee hoy, se puede decir que es un domingo de color blanco. Lo blanco evoca la inocencia, la alegría, la admiración. Es color de vida y de luz, opuesto al negro, color de tinieblas y de luto. Es significativo que el color blanco, con referencia a Cristo, no aparece durante su vida terrena, excepto en el momento privilegiado de la transfiguración; "sus vestidos se volvieron blancos como la luz", cuando en la cumbre del Tabor desveló su gloria. En esta teofanía, similar a la del Sinaí, Cristo brilló con luminosidad nueva. Los que serían testigos de la agonía en la noche negra de Getsemaní son los que ahora ven su gloria resplandeciente y blanca.
Al monte Tabor se le compara normalmente con el Sinaí, donde la irradiación fulgurante de Yahvé coronaba la montaña y volvió radiante el rostro de Moisés. Pero el monte de la Transfiguración hace referencia también al Calvario. Son dos cimas de glorificación, a las que hay que ascender. Quien quiera contemplar, como Pedro, Santiago y Juan, la gloria de Dios, tiene que subir como Cristo al Calvario de la fidelidad y de la entrega. La cruz es la gloria del cristiano.
Para que el hombre pueda transfigurarse y resplandecer tiene que escuchar al Hijo predilecto de Dios. Toda la Cuaresma es una escucha intensa de la Palabra que salva; imitando a San Pedro, el cristiano debería exclamar: ¡qué hermoso es vivir este tiempo de gracia y renovación, para bajar al valle de lo cotidiano pertrechados de una gracia y fuerza nueva! Así un día podrá subir al definitivo Tabor de los cielos después de haber caminado por la vida manifestando en todo la gloria de Dios.
Andrés Pardo
TABOR
TABOR
El monte Tabor. La transfiguración.
La nube envolvente de la dicha.
La palabra de Dios afirmativa:
Sí, hijo mío.
La muerte y la pasión ya no importan.
Si hay Tabor ¿qué importa todo?
Un segundo de Tabor es suficiente
para llenar la vida,
para explicar la vida,
para explicar la muerte.
Una ráfaga de su blanca luz
ilumina todas las noches,
aun las más tristes.
Un poco de Tabor es lo que pido,
sólo un pequeño chispazo
sobre la tristeza
y el cansancio de mi corazón,
un poco más de Tabor
sobre la noche del mundo.
El monte Tabor. La transfiguración.
La nube envolvente de la dicha.
La palabra de Dios afirmativa:
Sí, hijo mío.
La muerte y la pasión ya no importan.
Si hay Tabor ¿qué importa todo?
Un segundo de Tabor es suficiente
para llenar la vida,
para explicar la vida,
para explicar la muerte.
Una ráfaga de su blanca luz
ilumina todas las noches,
aun las más tristes.
Un poco de Tabor es lo que pido,
sólo un pequeño chispazo
sobre la tristeza
y el cansancio de mi corazón,
un poco más de Tabor
sobre la noche del mundo.
LA TRANSFIGURACIÓN CAMBIA LA VIDA
Autor: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net La Transfiguración cambia la vida | |
Los padecimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria que un día se nos revelará. | |
Lo que pasó en el Tabor lo sabemos muy de memoria. Jesús, al atardecer de aquel día, deja a los apóstoles en la explanada galilea y, tomando a los tres más íntimos --Pedro, Santiago y Juan--, se sube a la cima de la hermosa montaña. Pasa el Señor la noche en oración altísima, dialogando efusivamente con Dios su Padre, mientras que los tres discípulos se la pasan felices rendidos al profundo sueño... Al amanecer y espabilar sus ojos los discípulos, quedan pasmados ante el Maestro, que aparece mucho más resplandeciente que el sol... Se le han presentado Moisés y Elías, que le hablan de su próxima pasión y muerte... Se oyen los disparates simpáticos de Pedro, que quiere construir tres tiendas de campaña y quedarse allí para siempre... El Padre deja oír su voz, que resuena por la montaña y se esparce por todos los cielos: -¡Éste es mi Hijo queridísimo!... Y la palabra tranquilizante de Jesús, cuando ha desaparecido todo: -¡Animo! ¡No tengáis miedo! Y no digáis nada de esto hasta que yo haya resucitado de entre los muertos... Pedro recordará muchos años después en su segunda carta a las Iglesias: - Si os hemos dado a conocer la venida poderosa de nuestro Señor Jesucristo, no ha sido siguiendo cuentos fantasiosos, sino porque fuimos testigos de vista de su majestad. Cuando recibió de Dios Padre honor y gloria, y de aquella magnifica gloria salió la poderosa voz: ¡Éste es mi Hijo amadísimo en quien tengo todas mis delicias! Y fuimos nosotros quienes oímos esta voz cuando estábamos con él en la montaña santa. Este hecho del Tabor tuvo muchas repercusiones en la vida de Jesús y de los apóstoles. Sí, en la de Jesús ante todo. Porque Jesús no era insensible al dolor que se le echaba encima con la pasión y la cruz. La vista de la gloria que le reservaba el Padre por su obediencia filial fue para Jesús un estímulo muy grande al tener que enfrentarse con la tragedia del Calvario. Para los apóstoles, ya lo sabemos también. Acabamos de escuchar a Pedro. Y sabemos cómo la visión del Resucitado ante las puertas de Damasco fue para Pablo una experiencia extraordinaria, que supo transmitir después en sus cartas a las Iglesias: -¡Nuestro cuerpo, ahora sujeto a tantas miserias, será transformado conforme al cuerpo glorioso del Señor!... Así lo es también para nosotros. Porque la vida no se nos ofrece siempre risueña, sino que muchas veces nos presenta unas uñas bien aceradas. En esos momentos de angustia, recordamos con la visión del Tabor la palabra del apóstol San Pablo: - Comprendo que los padecimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria que un día se nos revelará. Cuando todo nos va bien en la vida, solemos decir con Pedro --del que dice el Evangelio que no sabía lo que se decía--: ¡Qué bien se está aquí!... Pero es cuestión de dejar el Tabor para después. Ahora hay que subir a Jerusalén con Jesús. Es decir, hay que cargar con la cruz de cada día, porque en el Calvario nos hemos de encontrar con el Señor, para encontrarnos seguidamente con Él en el sepulcro vacío... La Transfiguración fue un paréntesis muy breve, aunque muy intenso, en la vida de Jesús. Detrás quedaban casi tres años de apostolado muy activo, en los que había predicado y hecho muchos milagros. Ahora había que enfrentarse con Getsemaní, la prisión, los tribunales, los azotes y el Gólgota. Pero la experiencia del Tabor le anima a seguir adelante sin decaer un momento. Para nosotros, es cuestión de mirar a nuestro Jefe y Capitán, Cristo Jesús. Hay que tener fe en Dios, cuando nos brinda la misma gloria que a Jesucristo. Porque si Dios nos ofrece el mismo cáliz que a su Hijo, es decir, la misma suerte en sus sufrimientos, es porque nos tiene destinados también a la misma gloria y felicidad que las de Jesucristo. Jesús se manifiesta en el Tabor, más que en ninguna otra ocasión, como el esplendor de la gloria del Padre. Nadie ha visto la gloria interna de Dios. Pero mirando a Jesús envuelto en una luz que opaca y anula del todo la luz del sol, nosotros llegamos a barruntar lo que es ese Dios que un día veremos cara a cara y que nos envolverá con sus esplendores. Esplendores que son ya ahora una realidad que llevamos dentro, aunque no los vemos. La Gracia del Bautismo nos ha transformado en esa luz que nos hace gratos, ¡y tan gratos!, a los ojos divinos... ¡Señor Jesucristo! ¡Qué grande, qué amoroso, y qué humilde, te muestras en el Tabor! ¿Cuándo, pero cuándo nos será dado gozar de aquel espectáculo que enloqueció a los discípulos?... Ya vemos que nos preparas cosa buena de verdad. El caso es que sepamos merecerla.... |
domingo, 5 de agosto de 2012
NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES - 5 DE AGOSTO
Autor: . | Fuente: Corazones.org Nuestra Señora de las Nieves | |
Advocación Mariana, 5 de agosto | |
Nuestra Señora, Protectora de Roma o Auxilio del Pueblo RomanoNuestra Señora les agradeció sobremanera y la noche del 4 de agosto, se le apareció a Juan Patricio y a su esposa, diciéndoles que deseaba que construyeran una basílica en el Monte Esquilino (una de las siete colinas de Roma), en el punto preciso que ella señalaría con una nevada. También se le apareció al Papa Liberio con el mismo mensaje. En la mañana siguiente, el 5 de agosto, mientras brillaba el sol en pleno verano, la ciudad quedó sorprendida al ver un terreno nevado en el Monte Esquilino. La pareja, feliz, se apresuró al lugar y el Papa Liberio marchó hacia el mismo en solemne procesión. La nieve cubrió exactamente el espacio que debía ser utilizado para la basílica y desapareció una vez señalado el lugar. Pronto se construyó la Basílica de Santa María la Mayor. Grandes devotos de la Santísima Virgen El Papa Liberio buscaba una imagen de la Santísima Virgen que fuera digna de esta espléndida Basílica de Sta. María la Mayor. El mismo donó la famosísima Madonna, Nuestra Señora y el Niño, la cual, según una tradición había sido pintada por San Lucas sobre una gruesa tabla de cedro de casi cinco pies de alta y tres y un cuarto de ancha, y llevada a Roma por Santa Helena. Esta obra es venerada en el oratorio pontificio. A lo largo de los años, el pueblo de Roma ha sido muy devoto de la Madonna. Cada vez que Roma se encontraba en peligro de calamidades o de pestilencia, corría en bandadas al santuario de Nuestra Señora para pedirle auxilio. La imagen era llevada en procesión solemne, con gran devoción. La Virgen Santísima les demostró ser una poderosa protectora con grandes milagros. Durante el pontificado de San Gregorio el Grande, una peste terrible arrasó con la ciudad de Roma. El Pontífice ordenó que se hiciera una procesión penitencial desde Santa María la Magiore, en la cual el mismo llevaba una estatua de la Virgen. Durante la procesión 80 personas murieron, pero el pontífice continuaba sus oraciones. Cuando llegaron al puente que cruza el río Tiber, oyeron cantos de ángeles en el cielo. De pronto sobre el castillo (que hoy se llama "de San Angelo"), se apareció el arcángel San Miguel. En su mano derecha llevaba una espada que metió en su vaina. En ese mismo momento ceso la peste. En la actualidad, esta advocación se le llama Nuestra Señora, Protectora de Roma o Auxilio del Pueblo Romano. El Señor también ha obrado milagros --por medio de la Stma. Virgen-- a través de numerosas réplicas, particularmente sobre una que pertenecía a los Padres Jesuitas. Los Papas siempre han sentido una tierna devoción por esta imagen de la Virgen María. Algunos han pasado incluso noches enteras en oración ante él. Benedicto XIV hizo el compromiso de hacerse presente para el canto de las letanías de Sta. María la Mayor todos los sábados. El Papa Pablo V, la noche en que iba a morir, manifestó el deseo de que lo llevaran a la capilla de Nuestra Señora para así poder morir a sus pies. Instauración de la fiesta de María, Reina El 1º de noviembre, de 1954, al final del Año Mariano, el Santo Padre Pío XII colocó una corona enjoyada sobre la pintura de Nuestra Señora, Protectora de Roma. En ese momento, se levantó un fuerte llanto de entre la gran multitud congregada en Sta. María la Mayor: "¡Viva la Reina!". El Papa nombró a la Virgen Reina de cielos y tierra y decretó que se celebrara una fiesta especial para honrarla bajo ese título. No era éste un nuevo privilegio para la Madre de Dios. Ella siempre ha sido considerada nuestra Reina, como lo testifica el arte Mariano desde los primeros siglos y las oraciones, especialmente la Letanía de Loreto. Sin embargo, no había hasta entonces fiesta en particular que lo conmemorara. En la actualidad esta fiesta se celebra el 22 de agosto. La fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, 5 de agosto, se celebraba, en principio, solamente en la basílica, se extendió en el siglo XIV a toda Roma y, finalmente, San Pío V la declaró fiesta de la Iglesia universal en el siglo XVII. |
sábado, 4 de agosto de 2012
MANOS QUE ORAN
Manos que oran
Durante el siglo XV, en una pequeña aldea cercana a Nuremberg, vivía una familia con 18 niños. Para poder poner pan en la mesa para tal prole, el padre, y jefe de la familia, trabajaba casi 18 horas diarias en las minas de oro, y en cualquier otra cosa que se presentara. A pesar de las condiciones tan pobres en que vivían, dos de los hijos de Albrecht Durer tenían un sueño. Ambos querían desarrollar su talento para el arte, pero bien sabían que su padre jamás podría enviar a ninguno de ellos a estudiar a la Academia.
Después de muchas noches de conversaciones calladas entre los dos, llegaron a un acuerdo. Lanzarían al aire una moneda. El perdedor trabajaría en las minas para pagar los estudios al que ganara. Al terminar sus estudios, el ganador pagaría entonces los estudios al que quedara en casa, con las ventas de sus obras, o como fuera necesario. Lanzaron al aire la moneda un domingo al salir de la Iglesia. Albretch Durer gano y se fue a estudiar a Nuremberg.
Albert comenzó entonces el peligroso trabajo en las minas, donde permaneció por los próximos cuatro años para sufragar los estudios de su hermano, que desde el primer momento fue toda una sensación en la Academia.
Los grabados de Albretch, sus tallados y sus óleos llegaron a ser mucho mejores que los de muchos de sus profesores, y para el momento de su graduación, ya había comenzado a ganar considerables sumas con las ventas de su arte.
Cuando el joven artista regresó a su aldea, la familia Durer se reunió para una cena festiva en su honor. Al finalizar la memorable velada, Albretch se puso de pie en su lugar de honor en la mesa, y propuso un brindis por su hermano querido, que tanto se había sacrificado para hacer sus estudios una realidad.
Sus palabras finales fueron: "Y ahora, Albert hermano mío, es tu turno. Ahora puedes ir tú a Nuremberg a perseguir tus sueños, que yo me haré cargo de ti".
Todos los ojos se volvieron llenos de expectativa hacia el rincón de la mesa que ocupaba Albert, quien tenía el rostro empapado en lágrimas, y movía de lado a lado la cabeza mientras murmuraba una y otra vez: "No... no...no...".
Finalmente, Albert se puso de pie y secó sus lágrimas. Miró por un momento a cada uno de aquellos seres queridos y se dirigió luego a su hermano, y poniendo su mano en la mejilla de aquel le dijo suavemente: "No, hermano, no puedo ir a Nuremberg. Es muy tarde para mí. Mira lo que cuatro años de trabajo en las minas han hecho a mis manos. Cada hueso de mis manos se ha roto al menos una vez, y últimamente la artritis en mi mano derecha ha avanzado tanto que hasta me costó trabajo levantar la copa durante tu brindis... mucho menos podría trabajar con delicadas líneas el compás o el pergamino y no podría manejar la pluma ni el pincel. No, hermano... para mí ya es tarde".
Mas de 450 años han pasado desde ese día. Hoy en día los grabados, óleos, acuarelas, tallas y demás obras de Albretch Durer pueden ser vistos en museos alrededor de todo el mundo. Pero seguramente usted, como la mayoría de las personas, sólo recuerde uno. Lo que es más, seguramente hasta tenga uno en su oficina o en su casa.
Un día, para rendir homenaje al sacrificio de su hermano Albert, Albretch Durer dibujó las manos maltratadas de su hermano, con las palmas unidas y los dedos apuntando al cielo. Llamó a esta poderosa obra simplemente "Manos", pero el mundo entero abrió de inmediato su corazón a su obra de arte y se le cambió el nombre a la obra por el de "Manos que oran".
La próxima vez que vea una copia de esa creación, mírela bien. Permita que sirva de recordatorio, si es que lo necesita, de que nadie, nunca, ¡triunfa solo!
MANIFESTACIONES DE AFECTO
Manifestaciones de afecto
Autor: C. Torres Pastorino
No interrumpas las manifestaciones de afecto
de alguien que te quiere,
por el hecho de que otros las vean inconvenientes.
Haz caso a tu conciencia
y no atiendas las voces de envidiosos y rivales.
La ternura es aceite que suaviza
todos los momentos de la vida,
y vivir es de por si duro...
La vida sin amor es un infierno,
un desierto sin oasis.
Permanece en el amor
y entrégalo a todos los que amas.
Autor: C. Torres Pastorino
No interrumpas las manifestaciones de afecto
de alguien que te quiere,
por el hecho de que otros las vean inconvenientes.
Haz caso a tu conciencia
y no atiendas las voces de envidiosos y rivales.
La ternura es aceite que suaviza
todos los momentos de la vida,
y vivir es de por si duro...
La vida sin amor es un infierno,
un desierto sin oasis.
Permanece en el amor
y entrégalo a todos los que amas.
jueves, 2 de agosto de 2012
Aprender de los fracasos
Aprender de los fracasos
Una de las primeras cosas que debemos tener en cuenta para SER personas exitosas es...
¡aprender de "nuestros fracasos"!
Aunque en algunas personas éstos han sido más frecuentes que en otras, todos hemos tenido fracasos más de una oportunidad, podemos hablar de líderes políticos que alcanzaron el triunfo después de haber fallado o fracasado en diversas ocasiones pero lo que les ayudó a conquistar sus aspiraciones fue que supieron asimilar con madurez la adversidad comprendiendo que los fracasos son peldaños que conducen al verdadero éxito.
Fracaso no significa que todavía no hemos logrado nada,
Significa que hemos aprendido algo.
Fracaso no significa que hemos actuado como necios,
Significa que hemos tenido mucha fe.
Fracaso no significa falta de capacidad,
significa que debemos hacer las cosas de distinta manera.
Fracaso no significa que somos inferiores,
Significa que no somos perfectos.
Fracaso no significa que hemos perdido nuestra vida,
Significa que tenemos buenas razones para comenzar de nuevo.
Fracaso no significa que debemos echarnos atrás,
Significa que debemos luchar con mayor ahínco.
Fracaso no significa que jamás lograremos nuestras metas,
Significa que tardaremos un poco más en alcanzarlas.
Fracaso no significa que Dios nos ha abandonado,
Significa que Dios tiene una idea mejor para ti.
Una de las primeras cosas que debemos tener en cuenta para SER personas exitosas es...
¡aprender de "nuestros fracasos"!
Aunque en algunas personas éstos han sido más frecuentes que en otras, todos hemos tenido fracasos más de una oportunidad, podemos hablar de líderes políticos que alcanzaron el triunfo después de haber fallado o fracasado en diversas ocasiones pero lo que les ayudó a conquistar sus aspiraciones fue que supieron asimilar con madurez la adversidad comprendiendo que los fracasos son peldaños que conducen al verdadero éxito.
Fracaso no significa que todavía no hemos logrado nada,
Significa que hemos aprendido algo.
Fracaso no significa que hemos actuado como necios,
Significa que hemos tenido mucha fe.
Fracaso no significa falta de capacidad,
significa que debemos hacer las cosas de distinta manera.
Fracaso no significa que somos inferiores,
Significa que no somos perfectos.
Fracaso no significa que hemos perdido nuestra vida,
Significa que tenemos buenas razones para comenzar de nuevo.
Fracaso no significa que debemos echarnos atrás,
Significa que debemos luchar con mayor ahínco.
Fracaso no significa que jamás lograremos nuestras metas,
Significa que tardaremos un poco más en alcanzarlas.
Fracaso no significa que Dios nos ha abandonado,
Significa que Dios tiene una idea mejor para ti.
EL AMOR...
El amor
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD
Dios es amor, Dios es perdón. Él nos mandó amar y perdonar: “Amarás a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Lc 10, 27).
San Juan recoge muy bien el mandato del amor y este mandato lo repetía machaconamente una y mil veces, como lo único importante en la vida. Ese mandato es único. Es un gran tronco con tres ramas: amor a Dios, al otro y a uno mismo, o mejor, al otro como a uno mismo. Nosotros los humanos estamos muy acostumbrados a dividir, a separar. Y nos cuesta comprender que no puede existir el amor a Dios sin el del prójimo, y que éste es la concretización del otro. Es necesario amar a Dios, amar al otro y amarse a sí mismo. El amor es vida, es fuerza. Al amar nos asemejamos a Dios, recogemos toda su fuerza y poder, y todo lo que tocamos, aunque sea de barro, le damos vida con nuestra presencia y nuestro aliento. Quien ama tiene vida, engendra vida y deja vivir. Quien odia, está dominado por la muerte.
Necesitamos el amor y el cariño para poder desarrollarnos y crecer como seres humanos. Sin amor se marchita la flor, se muere el animal y desaparece todo el género humano. Cuando amamos –decía Chesterton– no sólo ofrecemos flores a la persona amada, sino que las flores de todos los parques y jardines nos lo recuerdan.
Jesús fue maestro en el amor. Y amó a todos y hasta el final, pero especialmente a los más pobres e indefensos. Jesús amó y perdonó. Amó a los enemigos y perdonó a aquellos mismos que acabaron con su vida, porque no sabían lo que hacían. Quien no ama y no perdona es porque no ha conocido a Dios (1 Jn 4, 9).
El ser humano vive en la medida que ama. La vida nos ofrece la oportunidad de hacerlo a plenitud o a medias, de vivir en libertad o dentro de los muros de la prisión. Toda la vida debiera ser una historia de amor.
El amor es una respuesta aprendida en la infancia y a lo largo de la vida. Para que el niño pueda amar y perdonar necesita crecer en un ambiente de amor y respeto, pues nadie puede dar lo que no ha recibido. Quizá, por eso, es importante caer en la cuenta de la fuerza transformadora del amor, abrirse a él, optar por él y tenerlo como lo único importante de nuestra vida, ya que en eso seremos juzgados (Mt 25,31-46).
Amor que sonríe, sirve, cura y engendra fuerzas. Amor que es bondad, perdón, compasión y ternura. Amor que se expresa en un saludo, en una sonrisa, en una comida. Amor que libera del odio, que acaba con la envidia, que siempre siembra vida por donde pasa y anida.
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD
Dios es amor, Dios es perdón. Él nos mandó amar y perdonar: “Amarás a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Lc 10, 27).
San Juan recoge muy bien el mandato del amor y este mandato lo repetía machaconamente una y mil veces, como lo único importante en la vida. Ese mandato es único. Es un gran tronco con tres ramas: amor a Dios, al otro y a uno mismo, o mejor, al otro como a uno mismo. Nosotros los humanos estamos muy acostumbrados a dividir, a separar. Y nos cuesta comprender que no puede existir el amor a Dios sin el del prójimo, y que éste es la concretización del otro. Es necesario amar a Dios, amar al otro y amarse a sí mismo. El amor es vida, es fuerza. Al amar nos asemejamos a Dios, recogemos toda su fuerza y poder, y todo lo que tocamos, aunque sea de barro, le damos vida con nuestra presencia y nuestro aliento. Quien ama tiene vida, engendra vida y deja vivir. Quien odia, está dominado por la muerte.
Necesitamos el amor y el cariño para poder desarrollarnos y crecer como seres humanos. Sin amor se marchita la flor, se muere el animal y desaparece todo el género humano. Cuando amamos –decía Chesterton– no sólo ofrecemos flores a la persona amada, sino que las flores de todos los parques y jardines nos lo recuerdan.
Jesús fue maestro en el amor. Y amó a todos y hasta el final, pero especialmente a los más pobres e indefensos. Jesús amó y perdonó. Amó a los enemigos y perdonó a aquellos mismos que acabaron con su vida, porque no sabían lo que hacían. Quien no ama y no perdona es porque no ha conocido a Dios (1 Jn 4, 9).
El ser humano vive en la medida que ama. La vida nos ofrece la oportunidad de hacerlo a plenitud o a medias, de vivir en libertad o dentro de los muros de la prisión. Toda la vida debiera ser una historia de amor.
El amor es una respuesta aprendida en la infancia y a lo largo de la vida. Para que el niño pueda amar y perdonar necesita crecer en un ambiente de amor y respeto, pues nadie puede dar lo que no ha recibido. Quizá, por eso, es importante caer en la cuenta de la fuerza transformadora del amor, abrirse a él, optar por él y tenerlo como lo único importante de nuestra vida, ya que en eso seremos juzgados (Mt 25,31-46).
Amor que sonríe, sirve, cura y engendra fuerzas. Amor que es bondad, perdón, compasión y ternura. Amor que se expresa en un saludo, en una sonrisa, en una comida. Amor que libera del odio, que acaba con la envidia, que siempre siembra vida por donde pasa y anida.
JESÚS OCULTO...
Jesús oculto
Cuentan que una vez había un monasterio escondido en las montañas, donde cada monje tenía su función específica. Algunos eran sembradores, otros
cocineros y así cada uno tenía su función. En determinado momento los monjes
empezaron a tener problemas entre ellos, y se peleaban y enojaban.
Preocupado por el asunto, el sacerdote a cargo del monasterio se fue a orar y preguntaba a Dios:
- "Señor, ¿por qué pasan estas cosas? ¿Cómo lo podemos arreglar?"
Dios le contestó:
- "Hijo, he visto sus problemas y por eso, entre ustedes se encuentra de incógnito mi hijo Jesús"
El sacerdote se asustó mucho al saber semejante noticia y convocó a los monjes. Cuando se dieron cuenta que entre ellos estaba Jesús se empezaron a preguntar quién sería. Tal vez el cocinero o algunos de los que sembraban.
Como no lo sabían, se empezaron todos a tratar con cortesía y amabilidad y nunca mas hubo problemas entre ellos.
Cuentan que una vez había un monasterio escondido en las montañas, donde cada monje tenía su función específica. Algunos eran sembradores, otros
cocineros y así cada uno tenía su función. En determinado momento los monjes
empezaron a tener problemas entre ellos, y se peleaban y enojaban.
Preocupado por el asunto, el sacerdote a cargo del monasterio se fue a orar y preguntaba a Dios:
- "Señor, ¿por qué pasan estas cosas? ¿Cómo lo podemos arreglar?"
Dios le contestó:
- "Hijo, he visto sus problemas y por eso, entre ustedes se encuentra de incógnito mi hijo Jesús"
El sacerdote se asustó mucho al saber semejante noticia y convocó a los monjes. Cuando se dieron cuenta que entre ellos estaba Jesús se empezaron a preguntar quién sería. Tal vez el cocinero o algunos de los que sembraban.
Como no lo sabían, se empezaron todos a tratar con cortesía y amabilidad y nunca mas hubo problemas entre ellos.
EN EL MUNDO... EL DOLOR DEL HOMBRE
Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net En el mundo.. el dolor del hombre | |
Jesús, te quedaste en la Eucaristía, ahí precisamente porque sabías que en el mundo... hay dolor. ¡Vaya que si lo hay! | |
Hoy hay sombras en la Capilla...quizá sea porque está atardeciendo... Tu, Jesús, estás como siempre, silencioso en tu eterna espera....pero tienes el oído atento para todo el que llega, para todo el que te quiere decir algo....penas, anhelos, sueños, alegrías y tristezas....Tu corazón abierto está para quién a ti llega....y yo se que te quedaste ahí precisamente porque sabías que en el mundo... hay dolor. ¡Vaya que si lo hay! En muchas ocasiones este dolor es provocado por el hombre mismo: terrorismo, rencores, odios, venganzas, ambiciones, ansias de poder con el juego sucio y mal intencionado que no se detiene ante nada y llega hasta el crimen... niños que desean vivir y nunca lo harán. Siembra de dolores que parecería no tener límites... Pero también el hombre sufre por enfermedades incurables y por cataclismos de la naturaleza: terremotos, tifones, lluvias torrenciales que desbordan ríos y rompen presas, fuegos que empiezan por una chispa y se incrementan destruyendo todo lo que alcanza y esto podría ser una lista interminable de dolor y de muerte que constantemente vemos que hay sobre la tierra. Y el hombre, todos nosotros, Señor, nos preguntamos ¿por qué? Y esta es una pregunta difícil de contestar... En silencio te miro Jesús, cierro los ojos y espero... Pienso en este Planeta donde vivimos... él es como es....tiene nieves que se desploman y forman aludes, tiene lluvias que desbordan ríos, tienen vientos que por circunstancias atmosféricas se convierten en ciclones, tiene movimientos telúricos de acomodación de su corteza terrestre que a veces son sismos catastróficos y mortales, tiene volcanes que están activos y de hecho han llegado a hacer erupción destruyendo a ciudades enteras. En ese vaivén de acontecimientos vivimos desde que apareció el hombre sobre el planeta Tierra y sabemos que nuestra existencia está sobre la fragilidad de lo que es hoy y mañana no. Pero para todos los sufrimientos hay una luz en el túnel negro y angustiante del dolor... y tu, mi Señor, me lo estás diciendo: Esa luz está en el misterio de tu Cruz. Tu Cruz permanecerá mientras el mundo gire. ¿Podrías tu Señor, digamos justificarte ante la Historia del hombre, tan llena de sufrimientos, de otro modo que no fuera poniendo en el centro de esa "historia" TU CRUZ? Tu, además de ser Omnipotente, infinitamente Sabio, infinitamente Justo, no eres el Absoluto y Poderoso que está "fuera del mundo" y al que por lo tanto le es indiferente el sufrimiento humano porque eres... AMOR. Y por "ese " AMOR, te pones, en libre elección, al servicio de las criaturas. Si en la historia de la humanidad está presente el sufrimiento, entiendo entonces por qué tu omnipotencia se manifestó con la omnipotencia de la humillación mediante la Cruz. Mi amado Jesús Sacramentado, El escándalo de tu Cruz - decía el Papa Juan Pablo II en su maravilloso libro "En el umbral de la esperanza"- sigue siendo la clave para la interpretación del GRAN MISTERIO DEL SUFRIMIENTO, que permanece de modo tan integral a la historia del hombre Ya ha caído la noche. Yo te miro, Tu me miras.... siento la humedad de las lágrimas en los ojos cuando te digo: Gracias, Señor, por esa Cruz... por tu cruz, que nos redime y que nos da la fuerza para seguir... ¡AUNQUE EL DOLOR NOS ALCANCE! |
viernes, 27 de julio de 2012
GRACIAS SEÑOR...
Gracias Señor
Autor: Adolfo Robleto
Gracias, Señor, por el momento hermoso en que mi alma se lleno de gozo que hizo nacer la esperanza en mi.
Autor: Adolfo Robleto
Gracias, Señor, por el momento hermoso en que mi alma se lleno de gozo que hizo nacer la esperanza en mi.
Gracias, Señor por tu voz tan quieta que se hace oir cuando el dolor aprieta, y es como unguento de consuelo santo que neutraliza mi cruel quebranto.
Gracias, Señor, por tu amistad contínua que me liberta de toda ruina, dándome fuerza para seguir por el sendero del buen vivir.
Gracias, Señor, porque eres bueno, porque cultivas en el terreno de mi existencia las frescas rosas de tus palabras dulces y hermosas.
Gracias, Señor, porque alumbraste un día con luz de aurora en mi tarde umbrea y ya no anduve por camino erróneo, pues fuiste tu mi compañero idóneo.
Gracias, Señor, porque aprendo el secreto de un pensar sabio y concreto, y ahora puedo confrontar la vida sin vacilar, con la frente erguida.
Gracias, Señor, porque tú existes, para los pobres, para los tristes, para el humilde de corazón que arrepentido busca el perdón.
En fin, Señor, gracias por todo lo que tú eres; y por el modo tan compasivo que hay en ti; Yo soy tu hijo, ven mora en mi.
FORMATEA TU VIDA CON JESUCRISTO...
Déjalo formatear tu vida,
acércate al sacramento de la reconciliación
(confesión o penitencia).
Mayores informes en la iglesia católica más cercana a tu casa.
LAS MATEMÁTICAS DE JESÚS ...
LAS MATEMATICAS DE JESUS.
Jesús no sabe matemáticas.
Si Jesús hubiera hecho un examen de matemáticas, quizá le hubieran suspendido.
Lo demuestra la parábola de la oveja perdida.
Un pastor tenía cien ovejas.
Una de ellas se descarría, y él, inmediatamente,
va a buscarla dejando las otras noventa y nueve en el redil.
Cuando la encuentra, carga a la pobre criatura sobre sus hombros.
Para Jesús, uno equivale a noventa y nueve, ¡y quizá incluso más!
¿Quién aceptaría esto?
Pero su misericordia se extiende de generación en generación…
Cuando se trata de salvar una oveja descarriada, Jesús no se deja desanimar por ningún riesgo, por ningún esfuerzo.
¡Contemplemos sus acciones llenas de compasión cuando se sienta junto al pozo de Jacob y dialoga con la samaritana,o bien cuando quiere detenerse en casa de Zaqueo!
¡Qué sencillez sin cálculo, qué amor por los pecadores!
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