viernes, 27 de mayo de 2011

El rey y el Bien

 El rey y el bien

Érase una vez un rey que, oyendo de la existencia de un sabio, lo mandó traer para que fuera su consejero. Comenzó el rey de llevarlo siempre a su lado y consultarlo sobre cada
acontecimiento de importancia en el reino. El consejo principal del sabio era siempre: "Todo lo que pasa es siempre para bien". No paso mucho tiempo antes que el rey se cansara de oír la misma cosa una y otra vez.

El rey amaba cazar. Un día mientras cazaba, el rey se dió un tiro en un pie. Presa de su dolor, se volvió hacia su consejero - siempre a su lado-- para pedirle su opinión. Y el consejero respondió como siempre "Todo lo que pasa es siempre para bien."

Se sumo su coraje a su dolor, y el rey ordenó la prisión para el consejero.

Esa noche, el rey bajó a la prisión para ver al consejero, y le preguntó que sentía acerca de estar en la cárcel. El consejero respondió como siempre: "Todo lo que pasa es siempre para bien." Esto sólo enfureció más al rey y dejó al sabio en la prisión.

Un mes más tarde, salió el rey otra vez a cazar. Pero se fue demasiado adelante de sus acompañantes y fue capturado por una tribu hostil. Los nativos lo llevaron a su pueblo para ser sacrificado para los dioses. Por sus tradiciones, solamente ofrendas perfectas son aceptables a los dioses y el rey parecía un espécimen excepcional.

Pero el próximo día, cuando llegaron los nativos para llevarlo al sacrificio, al inspeccionarlo descubrieron la cicatriz en su pie y tuvieron que rechazarlo para el sacrificio. Lo soltaron y se fue como flecha para su reino - dándose cuenta de lo que le decía su consejero: "Todo es siempre para bien."
El rey llegó a liberar al consejero quien, al escuchar sus aventuras, le señaló que bien que lo había encarcelado porque ya que siempre estaba a su lado y no tenia imperfecciones, lo hubieran sacrificado en el lugar del rey.

LEY: No existen coincidencias, accidentes o suerte (buena o mala). Todo lo que pasa tiene un propósito y siempre sucede para el bien de todos los involucrados. Como dijo Nieztche: "Lo que no me mata, me hace más fuerte". Y como dice un refrán mexicano: "No hay mal que por bien no venga".

La cuestión para ti es de enfoque: te vas a enfocar en lo "malo" que te pasa, o vas a buscar y abrirte a lo "bueno" que trae consigo.

Thomas Michael Powell

CUESTIONARIO A LA MADRE TERESA DE CALCUTA


 Cuestionario a la Madre Teresa



¿Cuál es el día más bello?
Hoy

¿Cuál es la cosa más fácil?
Equivocarse

¿Cuál es el obstáculo más grande?
El Miedo

¿Cuál  es el mayor error?
Abandonarse

¿Cuál es la raíz de todos los males?
El egoísmo

¿Cuál es la distracción más bella?
El trabajo

¿Cuál es la peor derrota?
El desaliento

¿Quiénes son los mejores profesores?
Los niños

¿Cuál es la primera necesidad?
Comunicarse

¿Qué es lo que hace más feliz?
Ser útil a los demás

¿Cuál es el misterio más grande?
La muerte

¿Cuál es el peor defecto?
El mal humor

¿Cuál es la persona más peligrosa?
La mentirosa (o)

¿Cuál es el sentimiento más ruin?
El rencor

¿Cuál es el regalo más bello?
El perdón

¿Qué es lo más imprescindible?
El hogar

¿Cuál es la ruta más rápida?
El camino recto

¿Cuál es la sensación más grata?
La paz interior

¿Cuál es el resguardo más eficaz?
El optimismo

¿Cuál es el mayor satisfacción?
El deber cumplido

¿Cuál es la fuerza más potente del mundo?
La fe

¿Quiénes son las personas más necesarias? 
Los padres

¿Cuál es la cosa más bella de todas?
El amor.

MAESTRA DE CANTO


Maestra de canto 
Autor: Padre Mariano de Blas, L.C. 


A Caruso, el famoso tenor, le dijo su maestra de música: “Tu voz es como el ruido del viento en las persianas”. Dictamen injusto, sin amor para un pobre niño que se esforzaba por cantar. Pero su madre secó las lágrimas de aquel niño y le convenció de que sería un gran cantor. Descalzo acudía a sus clases para ahorrar zapatos y pagar su cuota. Y fue el mejor tenor de su tiempo. Por fortuna no todas las maestras de canto y de otras materias piensan como aquélla.

Gracias a ellas hay muchos Carusos.

La Virgen y el sacramento de la Penitencia

Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
La Virgen y el sacramento de la Penitencia
La Virgen acompaña a cada sacerdote que confiesa y a cada penitente que pide humildemente perdón.
 
La Virgen y el sacramento de la Penitencia

La Virgen María ocupa un lugar muy particular para los creyentes en Cristo. Ella fue concebida inmaculada. Ella aceptó plenamente la voluntad de Dios en su vida. Ella, como Puerta del cielo, dio permiso a Dios para entrar en la historia humana. Ella estuvo al pie de la Cruz de su Hijo. Ella oraba con la primera comunidad cristiana en la espera del Espíritu Santo.

Por eso María está presente, de un modo discreto pero no por ello menos importante, en el sacramento de la Eucaristía. Las distintas plegarias la mencionan, pues no podemos participar en el misterio pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo sin recordar a la Madre del Redentor.

¿Está también presente la Virgen en el sacramento de la confesión? En el ritual de la Penitencia no hay menciones específicas de María. Ni en los saludos, ni en la fórmula de absolución, ni en la despedida.

En algunos lugares, es cierto, se conserva la devoción popular de iniciar la confesión con el saludo “Ave María purísima. Sin pecado concebida”. Pero se trata de un saludo no recogido por el ritual, y que muchos ya no utilizan.

Sin embargo, aunque el rito no haga mención explícita de la Virgen, Ella está muy presente en este sacramento.

En la tradición de la Iglesia María recibe títulos y advocaciones concretas que la relacionan con el perdón de los pecados. Así, la recordamos como Refugio de los pecadores, como Madre de la divina gracia, como Madre de la misericordia, como Madre del Redentor y del Salvador, como Virgen clemente, como Salud de los enfermos.

A lo largo del camino cristiano, Ella nos acompaña y nos conduce, poco a poco, hacia Cristo. La invitación en las bodas de Caná, “haced lo que Él os diga” (cf. Jn 2,5) se convierte en un estímulo para romper con el pecado, para acudir al Salvador, para abrirnos a la gracia, para iniciar una vida nueva en el Hijo.

Por eso, en cada confesión la Virgen está muy presente. Tal vez no mencionamos su nombre, ni tenemos ninguna imagen suya en el confesionario. Pero si resulta posible escuchar las palabras de perdón y de misericordia que pronuncia el sacerdote en nombre de Cristo es porque María abrió su corazón, desde la fe, a la acción del Espíritu Santo, para acoger el milagro magnífico de la Encarnación del Hijo.

La Virgen, de este modo, acompaña a cada sacerdote que confiesa y a cada penitente que pide humildemente perdón. Su presencia nos permite entrar en el mundo de Dios, que hizo cosas grandes en Ella, que derrama su misericordia de generación en generación (cf. Lc 1,48-50), hasta llegar a nosotros también en el sacramento de la Penitencia.

jueves, 26 de mayo de 2011

SE TÚ MISMO


Se tú mismo 
(Desconozco Autor)



Se tú mismo (a) no intentes ser como tu amigo,
como tus padres, como tu hermano,
no quieras ser el reflejo de nadie, que los reflejos son sólo eso...

Eres un ser independiente con tus propias señas, nadie es igual a ti, de todos absorbe las cosas buenas, las malas, deséchalas.
Eres especial, único en tu clase, todos tenemos defectos, como sabrás, nadie es perfecto, pero cada uno de nosotros tiene algo hermoso que compartir. 

Vive con optimismo con Fe y confianza, la vida es sólo una y pasa tan aprisa, que no la vemos pasar... Todo tiene sus altas y sus bajas camina con pie firme, pisando fuerte, mirando hacia adelante, con la esperanza de que alcanzarás todo lo que te propongas, pero debes hacerlo guiado no por lo que digan los demás, sino por lo que tu quieres ser y lograr. 

Si ves que los demás tienen algo y tú no, no te deprimas, no importa, tienes dones especiales que posiblemente ellos quisieran tener, y sin embargo quizás no los valoras. Se tú mismo (a) !

Oración a San Felipe de Neri


Oración a San Felipe de Neri

San Felipe Neri, santo de la alegría, dónanos del Señor los anticipos de la eterna delicia y líbranos de la amargura. Intercede por nosotros ante Dios Todopoderoso y eterno que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar Padre Nuestro Ave María y Gloria

EL AMOR DE LA VIRGEN MARÍA LLENA NUESTRO CORAZÓN

Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
El amor de María llena nuestro corazón
Mes de Mayo, mes de María. Si uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado?
El amor de María llena nuestro corazón

Dios es amor.

María Santísima es también amor.

Podríamos decir que María es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios.
“Tú sola, Virgen María, le curas a Dios de todas las heridas que le hacemos los hombres. Por ti sola valió la pena la redención, aunque, afortunadamente, hay otras y otros que se han tomado en serio la redención ".

Este amor tuyo que, por un lado, sube hasta Dios y, por lo tanto, tiene toda la gratitud de una creatura, toda la profundidad de una madre, toda la pureza de una virgen; por otro lado, se dirige a nosotros, hacia la tierra, hacia tus hijos.

Cómo me impresionó -y aparte al principio no lo creí- leer aquellas palabras de San Alfonso María de Ligorio: "Si juntáramos el amor de todos los hijos a sus madres, el de todas las madres a sus hijos, el de todas las mujeres a sus maridos, el de los santos y los ángeles a sus protegidos: todo ese amor no igualaría al amor que María tiene a una sola de nuestras almas". Primero, no lo creí porque era demasiado grande para ser cierto. Hoy, lo creo, y posiblemente estas palabras de San Alfonso se quedaron cortas.

Yo me pregunto: si uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado? ¿Podrá vivir una vida sin alegría, sin fuerza, sin motivación? ¿Podrá alguna vez, en su apostolado, llegar a decir "no puedo, me doy"? ¿Podrá algún día decir : "renuncio al sacerdocio y lo dejo"? Si Cristo, por nosotros, dio su sangre, su vida, ¿qué no dará la Santísima Virgen por salvarnos? Ella ha muerto crucificada, espiritualmente, por nosotros. A Cristo le atravesaron manos y pies por nosotros; a ella una espada le atravesó el alma, por nosotros. Si Él dijo: "He ahí a tus hijos" ¿cómo obedece la Santísima Virgen a Dios? Entonces, cuánto nos tiene que amar. Y si somos los predilectos de su hijo: "vosotros sois mis amigos", somos también los predilectos de Ella.

El amor de María llena nuestro corazón, debe llenarlo. El amor de una esposa no es el único que puede llenar el corazón de un hombre como yo. El amor de María Santísima es muchísimo más fuerte, rico, tierno, confortante, que el de todas las esposas de la tierra. El amor de mi madre celestial llena, totalmente, mi corazón. Una mirada, una sonrisa de María Santísima, me ofrecen más que todo lo que pueden darme todas la mujeres de la tierra juntas.

¿Cuál debe ser mi respuesta a tan grande y tierno amor?

Como Juan Pablo II debemos decir cada uno de nosotros, también, "totus tuus": todo tuyo y para siempre. Aquella expresión que el Papa nos decía: "Luchando como María y muy juntos a María", que le repitan siempre: "totus tuus".

¿Por qué no llevarme a todas partes a la Santísima Virgen? En el pensamiento, en el corazón, y también, en una imagen, en un cuadro: su presencia es benéfica. Yo tengo en mi despacho y en mi cuarto una imagen de la Santísima Virgen. Con mucha frecuencia la miro, con mucha frecuencia le hablo y, también, la escucho. Siento su presencia y su amor a través de esa imagen.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Mariano de Blas LC

    miércoles, 25 de mayo de 2011

    SANTA LUCÍA, MÁRTIR, 13 DICIEMBRE


    Santa Lucía
    Mártir
    Año 304

    Santa Lucía bendita: concédenos desde el cielo
    que nos envíe Dios sus luces para ver siempre
    lo que debemos hacer, decir y evitar, y hacerlo,
    decirlo y evitarlo siempre.

    Lucía significa: "la que lleva luz".
    A esta santa la pintan con una bandeja con dos ojos, porque antiguas tradiciones narraban que a ella le habían sacado los ojos por proclamar su fe en Jesucristo.

    Nació y murió en Siracusa (ciudad de Italia), en la cual se ha encontrado una lápida del año 380 que dice: "N. N. Murió el día de la fiesta de Santa Lucía, para la cual no hay elogios que sean suficientes". En Roma ya en el siglo VI era muy honrada y el Papa San Gregorio le puso el nombre de esta santa a dos conventos femeninos que él fundó (en el año 590).

    Dicen que cuando era muy niña hizo a Dios el voto o juramento de permanecer siempre pura y virgen, pero cuando llegó a la juventud quiso su madre (que era viuda), casarla con un joven pagano. Por aquellos días la mamá enfermó gravemente y Lucía le dijo: "Vamos en peregrinación a la tumba de Santa Águeda. Y si la santa le obtiene la curación, me concederá el permiso para no casarme". La madre aceptó la propuesta. Fueron a la tumba de la santa y la curación se produjo instantáneamente. Desde ese día Lucía obtuvo el permiso de no casarse, y el dinero que tenía ahorrado para el matrimonio lo gastó en ayudar a los pobres.

    Pero el joven que se iba a casar con ella, dispuso como venganza acusarla ante el gobernador de que ella era cristiana, lo cual estaba totalmente prohibido en esos tiempos de persecución. Y Lucía fue llamada a juicio.

    El juez se dedicó a hacerle indagatorias y trataba de convencerla para que dejara de ser cristiana. Ella le respondió: "Es inútil que insista. Jamás podrá apartarme del amor de mi Señor Jesucristo".

    El juez le preguntó: "Y si la sometemos a torturas, será capaz de resistir?".

    La jovencita respondió:

    "Si, porque los que creemos en Cristo y tratamos de llevar una vida pura tenemos al Espíritu Santo que vive en nosotros y nos da fuerza, inteligencia y valor".

    El juez la amenazó con hacerla llevar a una casa de prostitución para ser irrespetada. Ella le respondió: "Aunque el cuerpo sea irrespetado, el alma no se mancha si no acepta ni consiente el mal" (Santo Tomás de Aquino, el gran sabio, admiraba mucho esta respuesta de Santa Lucía)

    Trataron de llevarla a una casa de maldad, pero ella se quedó inmóvil en el sitio donde estaba y entre varios hombres no fueron capaces de moverla de allí, la atormentaron, y de un golpe de espalda le cortaron la cabeza.

    Mientras la atormentaban, animaba a los presentes a permanecer fieles a la religión de Jesucristo hasta la muerte.

    Por siglos ha sido muy invocada para curarse de enfermedades en los ojos.


    FÁBULA DEL ROSARIO

     Fábula del rosario
    (Autor desconocido)


    Paseaba un día el apóstol Santo Tomás por los jardines del cielo, cuando vió pasar un alma que no resplandecía tanto como las demás... y luego vió otra... y una más... De inmediato fue a reclamarle a San Pedro...

    “Oye, Pedro, ¿por qué andan por ahí algunas almas que luego luego se ve que no tienen tantas cualidades y virtudes como las demás?”
    Pedro le contestó un tanto nervioso, ya que Tomás era capaz de armarle un escándalo que hasta el puesto le podía costar.
    “¿Dónde, tú?” “Por todos lados” indicó el quejoso.
    “Vamos a ver” dijo Pedro, y saliendo de la portería se dirigieron a los jardines...
    en efecto por doquier se veían almas que no resplandecían tanto, sin embargo se veían felíces de estar ahí.

    “Pues mira, esos no han pasado por la puerta.
    Yo no los hubiera dejado entrar...” puntualizó Pedro.
    “Pues entonces aquí está pasando algo raro, y más nos vale que investiguemos.”
    Dijó con determinación Tomás, el cual necesitaba ver el origen de la situación.
    Decidieron recorrer las bardas del Paraíso, y para su sorpresa encontraron un gran agujero en un de las bardas, la que quedaba más cerca de la Tierra.

    “¡Andale, por aquí se están colando¡” dijo con aire triunfal Tomás.
    “El que hizo esto lo va a pagar caro con nuestro Dios, que aunque bueno, es muy justo...” sentenció Pedro.

    Se acercaron ambos al agujero, y con sorpresa descubrieron que había atado de ahí un inmenso rosario que llegaba hasta la Tierra, y muchas almas por ahí venían subiendo.

    apóstoles se voltearon a ver con cara de sorpresa y consternación... tras un silencio, Pedro dijo: “Ay, María no ha cambiado nadita... desde que la conocí en Caná supe que era de esa gente que no deja de estar ayudando...” (Jn 2, 1-11)
    Tomás resignado dijo: “Si ni su Hijo se le escapa, ¿te acuerdas que no quería hacer aquel milagro, y con una sola mirada de Ella se dobló?”
    Pedro concluyó diciendo: “Mira, Tomás, tú y yo no hemos visto nada...” .

    “¿Ustedes también?” resonó una voz que los sobresaltó...
    Con cara de asustados voltearon hacia el Trono de la Majestad de Dios...
    pero lo que percibieron fue una gran sonrisa...

    HÁBLANOS DE AMISTAD

     Háblanos de amistad
    Autor: Khalil Gibran


    Y un adolescente, dijo: Háblanos de la amistad.
    Y él respondió, diciendo: Vuestro amigo es a la medida de vuestras necesidades.

     Él es el campo que sembráis con cariño y cosecháis con agradecimiento. Es vuestra mesa y el fuego de vuestro hogar. Pues vais a él con vuestro hambre y lo buscáis en procura de paz. Cuando vuestro amigo manifiesta su pensamiento, no teméis el "no" de vuestra propia opinión, ni ocultáis el "sí".

    Y cuando él se calla, vuestro corazón continúa escuchando a su corazón. Porque en la amistad, todos los deseos, ideas y esperanzas, nacen y son compartidas sin palabras, en una alegría silenciosa. Cuando os separéis de vuestro amigo, no os aflijáis. Pues lo que amáis en él, puede tornarse más claro en su ausencia, como para el alpinista aparece la montaña más clara, vista desde la planicie.

    Y que no haya otra finalidad en la amistad que no sea la maduración del espíritu. Pues el amor que procura otra cosa que no sea la revelación de su propio misterio no es amor, sino una red tendida, y sólo lo inútil será en ella atrapado. Y que lo mejor de vosotros mismos sea para vuestro amigo. Si él debe conocer el flujo de vuestra marea, que conozca también su reflujo.

    Pues, ¿qué será de vuestro amigo si sólo le buscáis para matar el tiempo? Buscadle siempre para las horas vivas. Pues el papel del amigo es el de henchir vuestras necesidades, y no vuestro vacío. Y en la dulzura de la amistad, que haya risa y compartir de placeres. Pues en el rocío de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su amanecer y halla su frescor.

    SOY TU MADRE

    Autor: H. Javier Ayala, | Fuente: Catholic.net
    Soy tu Madre
    Mes de Mayo, mes de María. En medio de la oscuridad, en medio del desierto no temo, María, porque tú estás conmigo.
    Soy tu Madre


    Mamá

    Es la primera palabra que aprenden los niños. Los niños crecen seguros cuando han logrado estrechar una relación con su madre. No importa que no la vean, saben que está ahí y por eso no tienen miedo.

    ¿Quién es esta Mujer? Juan Pablo II la invocaba: «totus tuus ego sum et omnia mea tua sunt». Y la tenía en su escudo y en su corazón.

    ¿Quién es esta Mujer? Se le apareció a una niñita en una cueva y le dijo: «Yo soy la Inmaculada Concepción». ¿Quién es esta Mujer?

    Miguel Ángel la esculpió en mármol de Carrara.

    ¿Quién es esta Mujer? París puso su nombre a su catedral.

    ¿Quién es esta Mujer? Éfeso le dio el título más grande que jamás ha recibido alguna mujer.

    ¿Quién es esta Mujer? En torno a Ella la Iglesia primitiva perseveraba unida en la oración.

    ¿Quién es esta Mujer? El ángel le dijo: «no temas».

    Mujer, tú que escuchaste del ángel del Señor: «no temas», dinos: ¿es verdad? ¿Es verdad que no hay que tener miedo? Mira el mundo… Mira la Iglesia… Mira mi vida… Mira mi pecado… ¿Es verdad, Mujer? ¿Es verdad que no hemos de temer?

    Dinos, Mujer, ¿qué le dijiste a san Juan Diego en el Tepeyac? ¿Qué le dijiste al joven Karol Wojtyla que después, siendo Papa, tantas veces nos repitió «no tengáis miedo»?

    Respóndenos, Mujer, dinos algo… ¿quién eres?

    No temas esta enfermedad, ni ninguna otra enfermedad, ni cosa difícil o aflictiva. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?.

    Si es así, si eres mi Madre, si estás aquí… no temo, María. En medio de la oscuridad, en medio del desierto no temo, María, porque tú estás conmigo. Estoy a punto de comenzar una misión y no sé lo que me espera, pero no temo porque tú estás conmigo. En unos meses pueden pasar muchas cosas pero no temo porque tú estás conmigo.

    Tengo una responsabilidad muy grande sobre mis hombros, no sé si puedo, pero no temo porque tú estás conmigo. Entonces, mi última palabra en la hora de mi muerte será la misma que la primera que pronuncié de niño… «Mamá».

    martes, 24 de mayo de 2011

    VICTORIAS Y DERROTAS


    Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
    Victorias y derrotas
    ¿Me preocupa la victoria decisiva? ¿Trabajo en serio por llegar a la casa donde me espera un Padre bueno?




    ¿Basta mucho o basta poco para alcanzar una meta muy soñada, una victoria que deseamos con todo el corazón? La respuesta depende de muchos factores: de la grandeza de la meta perseguida, de los medios que tenemos a nuestro alcance, del empuje y fuerza de la propia voluntad, de las dificultades que surgen aquí o allá mientras luchamos por llegar al objetivo.



    La vida está llena de retos, de sueños, de esperanzas, de esfuerzos, de luchas. A veces, logramos la victoria: conseguimos un trabajo, conquistamos una virtud, solucionamos un problema en la familia, tapamos una gotera (molesta y peligrosa) que cae desde nuestro techo.



    Otras veces, el esfuerzo no fue suficiente para conquistar la meta deseada. La derrota ha llegado a nuestras puertas. Es entonces cuando lloramos porque la medicina no logró el efecto deseado, porque la carta que iba a mejorar la situación familiar no llegó nunca a su destinatario, porque un coche se cruzó en nuestro camino y cambió completamente los planes que teníamos entre las manos.



    Cada victoria, cada derrota, afecta en mayor o menor medida a las personas. Normalmente la victoria genera una sensación de alegría, de triunfo, de optimismo. La derrota, en cambio, puede desencadenar sentimientos de amargura, frustración, desengaño, apatía.



    Mientras avanzamos, entre victorias y derrotas, brilla un horizonte que interpela a los seres humanos de distintas formas: lo que se consigue tras la muerte. Porque si nuestra alma es inmortal, si nuestros actos quedan escritos en el corazón de Dios, si tenemos un enemigo que busca apartarnos del bien y encadenarnos al mal, entonces la victoria verdadera o la derrota más amarga quedan a la vista cuando cruzamos la frontera de la muerte.



    ¿Me preocupa esa victoria decisiva? ¿Trabajo en serio por llegar a la casa donde me espera un Padre bueno? ¿Quiero que también mis familiares, mis amigos, mis conocidos, incluso mis enemigos y tantas personas que me resultan más o menos extrañas, consigan llegar al cielo?



    La vida sigue con sus alegrías, sus prisas, sus lágrimas, sus momentos de amarga monotonía (esa de los hospitales, de las cárceles, del paro, de las derrotas y heridas que hunden a miles de personas en la angustia) o sus días de victoria y de dicha (una boda, un nacimiento, el reencuentro de un amigo).



    Mientras seguimos en camino, Cristo nos ofrece su Sangre y su Cuerpo, su Amor sin límites, su ayuda, su Espíritu. Cuando acogemos su presencia, cuando le abrimos las puertas del alma, es posible que hasta un condenado a muerte (un fracasado, un derrotado, un criminal) puede lograr la victoria más hermosa de la vida humana, desde esa su fe humilde que sabe decir, simplemente: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino” (Lc 23,42).





    ¿SABES LO QUE ES VIVIR?

     ¿Sabes lo que es vivir?

    AMAR: Es el privilegio que DIOS nos ha dado.
    LEER: Es la fuente de la sabiduría.
    PENSAR: Es la fuente del poder.
    DAR: Es la forma de recibir.
    REIR: Es la música del alma.
    TRABAJAR: Es el camino del éxito.
    AHORRAR: Es el secreto de la seguridad. 
    DIVERTIRSE: Es el secreto de la juventud. 
    ORAR: Es el poder más grande sobre la tierra. 
    ¿SABES LO QUE ES VIVIR? Vivir es entregarte a todo lo que te interesa, te atrae, es meterte en el torbellino, en el remolino, en el tornado del existir y es estar dispuesto a amanecer abrazado de un árbol al igual de una rosa con espinas. 
    ¿SABES LO QUE ES VIVIR? Vivir es amar, si amar sinceramente, pero no te confundas al amar a una persona o al quererla. 
    ¿SABES LO QUE ES AMAR? Es entregarte, es dejarte ir, ser generoso, tierno a la vez ser aire, perfume y fragancia. Amar es ser tu, pero a la vez es estar dentro de quien tu amas, es ser una sola persona...eso es amar! 


    ORACIÓN A MARÍA AUXILIADORA

    Ofrecimiento a María Auxiliadora


    OFRECIMIENTO A MARÍA AUXILIADORA
    Enséñame, oh María Auxiliadora, a ser dulce y bueno en todos los acontecimientos de mi vida; en los desengaños, en el descuido de otros, en la falta de sinceridad de aquellos en quienes creí, en la deslealtad de aquellos en quienes confié.

    Ayúdame a olvidarme de mí mismo para pensar en la felicidad de otros; a ocultar mis pequeños sufrimientos de tal modo que sea yo el único que los padezca.

    Enséñame a sacar provecho de ellos, a usarlos de tal modo que me suavicen, no me endurezcan ni me amarguen; que me hagan paciente y no irritable; que me hagan amplio en mi clemencia y no estrecho y despótico. Que nadie sea menos bueno, menos sincero, menos amable, menos noble, menos santo por haber sido mi compañero de viaje en el camino hacia la vida eterna. Amén.


    Advocación Mariana, Mayo 24

    Autor: . | Fuente: EWTN.com
    María Auxiliadora
    Advocación Mariana, Mayo 24
     
    María Auxiliadora

    Advocación de la Santísima Virgen

    Historia de la devoción a María Auxiliadora en la Iglesia Antigua.

    Los cristianos de la Iglesia de la antigüedad en Grecia, Egipto, Antioquía, Efeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de Auxiliadora, que en su idioma, el griego, se dice con la palabra "Boetéia", que significa "La que trae auxilios venidos del cielo". Ya San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla nacido en 345, la llama "Auxilio potentísimo" de los seguidores de Cristo. Los dos títulos que más se leen en los antiguos monumentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto) son: Madre de Dios y Auxiliadora. (Teotocos y Boetéia). En el año 476 el gran orador Proclo decía: "La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto". San Sabas de Cesarea en el año 532 llama a la Virgen "Auxiliadora de los que sufren" y narra el hecho de un enfermo gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud y que aquella imagen de la "Auxiliadora de los enfermos" se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo.

    El gran poeta griego Romano Melone, año 518, llama a María "Auxiliadora de los que rezan, exterminio de los malos espíritus y ayuda de los que somos débiles" e insiste en que recemos para que Ella sea también "Auxiliadora de los que gobiernan" y así cumplamos lo que dijo Cristo: "Dad al gobernante lo que es del gobernante" y lo que dijo Jeremías: "Orad por la nación donde estáis viviendo, porque su bien será vuestro bien". En las iglesias de las naciones de Asia Menor la fiesta de María Auxiliadora se celebra el 1º de octubre, desde antes del año mil (En Europa y América se celebre el 24 de mayo). San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: "María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo". San Juan Damasceno, famoso predicador, año 749, es el primero en propagar esta jaculatoria: "María Auxiliadora rogad por nosotros". Y repite: "La Virgen es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte".

    San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, dijo en un sermón: "Oh María Tú eres Poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda".

    La batalla de Lepanto.

    En el siglo XVI, los mahometanos estaban invadiendo a Europa. En ese tiempo no había la tolerancia de unas religiones para con las otras. Y ellos a donde llegaban imponían a la fuerza su religión y destruían todo lo que fuera cristiano. Cada año invadían nuevos territorios de los católicos, llenando de muerte y de destrucción todo lo que ocupaban y ya estaban amenazando con invadir a la misma Roma. Fue entonces cuando el Sumo Pontífice Pío V, gran devoto de la Virgen María convocó a los Príncipes Católicos para que salieran a defender a sus colegas de religión. Pronto se formó un buen ejército y se fueron en busca del enemigo. El 7 de octubre de 1572, se encontraron los dos ejércitos en un sitio llamado el Golfo de Lepanto. Los mahometanos tenían 282 barcos y 88,000 soldados. Los cristianos eran inferiores en número. Antes de empezar la batalla, los soldados cristianos se confesaron, oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezaron el Rosario y entonaron un canto a la Madre de Dios. Terminados estos actos se lanzaron como un huracán en busca del ejército contrario. Al principio la batalla era desfavorable para los cristianos, pues el viento corría en dirección opuesta a la que ellos llevaban, y detenían sus barcos que eran todos barcos de vela o sea movidos por el viento. Pero luego - de manera admirable - el viento cambió de rumbo, batió fuertemente las velas de los barcos del ejército cristiano, y los empujó con fuerza contra las naves enemigas. Entonces nuestros soldados dieron una carga tremenda y en poco rato derrotaron por completo a sus adversarios. Es de notar, que mientras la batalla se llevaba a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría las calles de Roma rezando el Santo Rosario.

    En agradecimiento de tan espléndida victoria San Pío V mandó que en adelante cada año se celebrara el siete de octubre, la fiesta del Santo Rosario, y que en las letanías se rezara siempre esta oración: MARÍA AUXILIO DE LOS CRISTIANOS, RUEGA POR NOSOTROS.

    El Papa y Napoleón.

    El siglo pasado sucedió un hecho bien lastimoso: El emperador Napoleón llevado por la ambición y el orgullo se atrevió a poner prisionero al Sumo Pontífice, el Papa Pío VII. Varios años llevaba en prisión el Vicario de Cristo y no se veían esperanzas de obtener la libertad, pues el emperador era el más poderoso gobernante de ese entonces. Hasta los reyes temblaban en su presencia, y su ejército era siempre el vencedor en las batallas. El Sumo Pontífice hizo entonces una promesa: "Oh Madre de Dios, si me libras de esta indigna prisión, te honraré decretándote una nueva fiesta en la Iglesia Católica". Y muy pronto vino lo inesperado. Napoleón que había dicho: "Las excomuniones del Papa no son capaces de quitar el fusil de la mano de mis soldados", vio con desilusión que, en los friísimos campos de Rusia, a donde había ido a batallar, el frío helaba las manos de sus soldados, y el fusil se les iba cayendo, y él que había ido deslumbrante, con su famoso ejército, volvió humillado con unos pocos y maltrechos hombres. Y al volver se encontró con que sus adversarios le habían preparado un fuerte ejército, el cual lo atacó y le proporcionó total derrota. Fue luego expulsado de su país y el que antes se atrevió a aprisionar al Papa, se vio obligado a pagar en triste prisión el resto de su vida. El Papa pudo entonces volver a su sede pontificia y el 24 de mayo de 1814 regresó triunfante a la ciudad de Roma. En memoria de este noble favor de la Virgen María, Pío VII decretó que en adelante cada 24 de mayo se celebrara en Roma la fiesta de María Auxiliadora en acción de gracias a la madre de Dios.

    San Juan Bosco y María Auxiliadora.

    El 9 de junio de 1868, se consagró en Turín, Italia, la Basílica de María Auxiliadora. La historia de esta Basílica es una cadena de favores de la Madre de Dios. su constructor fue San Juan Bosco, humilde campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres. A los tres años quedó huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. La Sma. Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que adquiriera "ciencia y paciencia", porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres. Nuevamente se le apareció la Virgen y le pidió que le construyera un templo y que la invocara con el título de Auxiliadora.
    Empezó la obra del templo con tres monedas de veinte centavos. Pero fueron tantos los milagros que María Auxiliadora empezó a hacer en favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la gran Basílica. El santo solía repetir: "Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen". Desde aquel santuario empezó a extenderse por el mundo la devoción a la Madre de Dios bajo el título de Auxiliadora, y son tantos los favores que Nuestra Señora concede a quienes la invocan con ese título, que ésta devoción ha llegado a ser una de las más populares.
    San Juan Bosco decía: "Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". El decía que los que dicen muchas veces esta jaculatoria consiguen grandes favores del cielo.
     

    lunes, 23 de mayo de 2011

    El Imán de las virtudes de María

    El Imán de las virtudes de María
    Padre Tomás Rodríguez Carbajo



    1.-El conocimiento de María tiene una gran capacidad de atraer hacia sí a aquellos que la conocen: La admiran, la invocan, la imitan, la veneran.., en una palabra, la aman.
    Varios son los motivos de atracción de los que dispone María, nos vamos a fijar en la excelencia de sus virtudes.

    . Toda virtud exige un esfuerzo para poderla conseguir, y no menos para conservarla, esto acarrea a veces un renunciar a muchos impulsos e instintos, que arrastran a la comodidad, al egoísmo, a la indiferencia, etc...; pero el valor de la virtud invita y arrastra a superar cualquier obstáculo con tal de conseguir el ideal propuesto.

    . Hay virtudes que no se exteriorizan sin que ello mengüe el esfuerzo para conseguirla, otras son conocidas por las personas de alrededor, ya que tienen repercusión social externa, v.gr. la paciencia, la mansedumbre.

    . María modelo de todas las virtudes en grado excelso es un punto de admiración y una invitación a imitarla.
    Cualquier virtud ha supuesto en María una colaboración con la gracia divina para poderla conseguir y conservar. En personas excelentes han sobresalido alguna de las muchas virtudes conocidas, pero en María han sobresalido todas y en grado eminente.


    . Las virtudes teologales: Fe, esperanza y caridad fueron ejercidas por María de manera extraordinaria, como correspondía a su función de Madre del Redentor en la Historia de la Salvación. "Sin fe es imposible amar a Dios", nos dice la Sagrada Escritura. Ella tuvo más fe que todos los hombres juntos, pasó por trances muy variados y difíciles para mantenerse firme en la fe.

    . La monotonía de la vida, que no hacía resplandecer ningún atisbo de la condición extraordinaria de su Hijo, que venía a salvarnos y que pasó tantos años en vida oculta, fue una prueba dura y larga por la que pasó la fe de María, quien a pesar de todo era Ella la que sabía por experiencia la concepción milagrosa. Si el inicio de su maternidad divina le fue costoso de aceptar, la vida que le iba a seguir le aumentaría su dosis de fe.

    . Cómo se purificó y aumentó la fe de María junto a la cruz de su Hijo?. Sobre el desastre y el fracaso humano Ella supo emerger con entereza, con una fe más robustecida.

    . Las demás virtudes teologales son consecuencia de la fe, por eso resplandecieron de modo admirable en María. Porque esperó en la Palabra de Dios, no necesitó ir al sepulcro para ver las huellas de la resurrección. Porque amó no regateó nada de lo que era una insinuación de la voluntad de Dios, tenía siempre a punto: "Hágase en mí tu palabra".

    . Con la máxima sencillez María ejercitó todas las virtudes, por eso cuando se las conocemos, producen en nosotros no sólo admiración, sino un deseo ferviente de imitación.

    . Cualquiera de los misterios que contemplamos de María nos gratifica y en ellos vemos alguna de sus virtudes, v.gr. disponibilidad, sencillez, generosidad, etc..., virtudes llamadas humanas, que son base de las propiamente cristianas, como las teologales.

    . Todo lo bueno nos atrae, por eso en la medida en que vamos conociendo más a María es mayor la atracción que sentimos hacia Ella, nos arrastra la virtud al mismo tiempo que nos sirve de modelo.

    . A cada uno de nosotros nos llamará más la atención aquella virtud de la que carecemos, y que de manera eminente sobresale en María. Todo lo bueno y positivo que encontramos en las personas no le falta a María, pues, Dios fue el único que pudo elegir a su Madre y no iba a permitir que alguien le aventajase en cualquiera de las virtudes, que cada una de ellas es signo del esfuerzo de superación y del grado de madurez.

    . San Agustín nos dice que María es "molde de Dios", ya que en sus entrañas se encarnó y es "perfecto Dios y perfecto hombre".
    María es la mujer hacendosa cuyas alabanzas canta la Escritura, la primera cristiana (en cronología y vivencia), que más amó a Dios, hasta el punto que para El era reconocida como "la llena de gracia" (Lc. 1, 28).

    . Si es la primera en todo lo bueno que una criatura puede tener por qué extrañarnos que sea la Mujer que más admiradores e invocadores tenga?. Sus virtudes amasadas por la gracia no son fugaces, sino permanentes y nos sirven de modelo para todos, de ahí su capacidad de atracción.

    ACTO DE SOBERBIA


    Acto de soberbia
    (Parábolas para meditar)

    Un día el viejo león se despertó y conforme se desperezaba se dijo que no recordaba haberse sentido tan bien en su vida.

    El león se sentía tan lleno de vida, tan saludable y fuerte que pensó que no habría en el mundo nada que lo pudiese vencer. Con este sentimento de grandeza, se encaminó hacia la selva, allí se encontró con una víbora a la que paró para preguntarle.

    "Dime, víbora, quien es el rey de la selva? le preguntó el leon.

    'Tu, por supuesto' le respondió la víbora, alejándose del leon a toda marcha.

    El siguiente animal que se encontró fue un cocodrilo, que estaba adormecido cerca de una charca.

    El león se acercó y le preguntó'Cocodrilo, dime ¿quien es el rey de la selva?'
    '¿por qué me lo preguntas? le dijo el cocodrilo, si sabes que eres tu el rey de la selva'

    Así continuó toda la mañana, a cuanto animal le preguntaba todos le respondían que el rey de la selva era el.

    Pero, hete ahí que de pronto, le salió al paso un elefante.

    Dime elefante, le preguntó el león ensoberbecido ¿sabes quién es el rey de la selva?'

    Por toda respuesta, el elefante enroscó al león con su trompa levantándolo cual si fuera una pelota, lo tiraba al aire y lo volvía a recoger...hasta que lo arrojó al suelo poniendo sobre el magullado y dolorido león su inmensa pata.

    'Muy bien, basta ya, lo entiendo' atinó a farfullar el dolorido león. 'pero no hay necesidad de que te enfurezcas tanto, porque no sepas la respuesta.

    NO IMPORTA, VUELVE A EMPEZAR



    No importa... vuelve a empezar...

    Aunque sientas cansancio,
    Aunque el triunfo te abandone,
    Aunque el error te lastime,
    Aunque un negocio se quiebre,
    Aunque una traición te hiera,
    Aunque el dolor queme tus ojos,
    Aunque una ilusión se apague,
    Aunque ignoren tus esfuerzos,
    Aunque la ingratitud sea la paga,
    Aunque la incomprensión corte tus risas,
    Aunque todo parezca nada...
    No importa, vuelve a empezar!!, pues tu eres más grande que tus desaciertos y eres valioso ante los ojos del más Grande: Dios.

    CÓMO SE HACE UN SANTO?




    Autor: . | Fuente: VIS
    ¿Cómo se hace un santo?
    Los diez pasos necesarios, según la legislación canónica vigente, para los procesos de las Causas de los Beatos y de los Santos


    ¿Cómo se hace un santo?


    Los diez pasos necesarios, según la legislación canónica vigente, para los procesos de las Causas de los Beatos y de los Santos

    1.- Para iniciar una causa es preciso que pasen al menos cinco años desde la muerte del candidato. Ello facilita mayor equilibro y objetividad en la valoración del caso, y permitir decantar las emociones del momento. Solo el Papa puede dispensar de este primer requisito, si se dan razones especiales.


    2.- Debe ser clara entre el pueblo de Dios la convicción sobre la fama de santidad (“fama sanctitatis”) y sobre la eficacia de la intercesión del candidato ante el Señor (“fama signorum”).

    3.- La instrucción que comienzo al proceso debe proceder del obispo de la diócesis donde ha muerto el candidato, la persona sobre la que se pide la beatificación. A partir de ahí, el grupo promotor de la causa (“actor causae”), que puede ser una diócesis, una parroquia, una congregación religiosa, una asociación, pide al obispo, a través del postulador, la apertura de la instrucción.

    4.- Una vez presentada la causa, el obispo de la diócesis, obtenido el “nulla obsta” de la Santa Sede, constituye un tribunal diocesano especial.

    5.- Este tribunal diocesano, constituido, al menos, por un juez, un promotor de justicia y un notario-actuario, han de llamar a los testigos presentados por la postulación o por el mismo tribunal para que testifiquen sobre hechos concretos y, si es posible, experiencias personales sobre cómo vivió su fe y cómo practicó las virtudes cristianas el candidato a la beatificación. En concreto, los testigos serán preguntados acerca de cómo vivió el candidato las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, templanza y fortaleza), así como las específicas del propio estado de vida del candidato. Además, el tribunal ha de reunir todos los documentos que conciernan al candidato. Una vez completada esta fase, al candidato le corresponde el tratamiento de siervo de Dios.

    6.- Terminada la instrucción diocesana, las actas y documentación pasan a la Congregación para las Causas de los Santos, donde se elabora la copia pública que sirve para el trabajo posterior. El postulador, residente en Roma, sigue la dirección de un relator de la Congregación la preparación de la “positio”, que es la síntesis de los documentos que prueban el ejercicio heroico de las virtudes por parte del candidato.

    7.- Presentada la “positio”, se somete al examen teológico de nueve teólogos que emiten su voto. Si el parecer de la mayoría de los teólogos es favorable, la causa pasa al examen de los cardenales y de los obispos miembros de la Congregación, que se reúnen dos veces al mes. Si el resultado es favorable, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos pasa el proceso al Papa para que proceda, si corresponde, a su aprobación y autorice a la Congregación a redactar el decreto correspondiente de reconocimiento de virtudes heroicas. A ello sigue la lectura pública y la promulgación del decreto. Desde ese momento el candidato pasa a denominarse venerable siervo de Dios.

    8.- El siguiente paso es el reconocimiento de un milagro atribuido a la intercesión del candidato. Este milagro ha de haberse producido después de su muerte. Se trata de una curación duradera y científicamente inexplicable después de que el enfermo en su persona y/o a través de las oraciones de otras personas se hayan encomendado al candidato a la beatificación. El milagro requerido es estudiado por una comisión de teólogos, una comisión médico-legal y finalmente por el consejo de cardenales y obispos miembros de la Congregación para las Causas de los Santos. Con estos vistos buenos, se procede a que el Papa apruebe el milagro y se emane el correspondiente decreto de reconocimiento de milagro.

    9.- Promulgados los dos decretos –el de virtudes heroicas y el del milagro-, el Papa decide la beatificación, que es la concesión del culto público limitado a un ámbito particular de la Iglesia. Con la beatificación, al candidato le corresponde el título de beato.

    10.- Para la canonización hace falta otro milagro atribuido a la intercesión del beato y ocurrido después de su beatificación. Las condiciones y procesos para la verificación del milagro son las mismas que las seguidas para la beatificación. Mediante la canonización se concede el culto público en toda la Iglesia universal. Compromete la infalibilidad pontificia. Con la canonización corresponde el título de santo.
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