lunes, 21 de abril de 2025

EL PAPA FRANCISCO HA PARTIDO A LA CASA DEL PADRE - 21 DE ABRIL DE 2025













El Papa Francisco falleció a causa de un ictus cerebral y colapso cardiocirculatorio

Por: Victoria Cardiel


El Papa Francisco murió a causa de un ictus (derrame) cerebral, es decir, una interrupción repentina del flujo sanguíneo al cerebro y un colapso cardiocirculatorio, según informó la Oficina de Prensa del Vaticano, tras "el rito de constatación de la muerte” del Santo Padre.


El deceso ocurrió a las 7:35 a.m. en su residencia de la Domus Santa Marta, según el parte médico oficial emitido por la Dirección de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano.


En el documento, firmado por el director del organismo sanitario vaticano, el doctor Andrea Arcalli, se señala que el Santo Padre murió a causa de un “ictus cerebral”, seguido de un “coma” y un “colapso cardiocirculatorio irreversible”.



 



El Cardenal Camarlengo selló las habitaciones del Papa Francisco en Santa Marta

Por: Victoria Cardiel

El Cardenal Camarlengo fue el encargado de sellar los apartamentos del Papa Francisco | Crédito: Vatican Media



El Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin; el Sustituto para Asuntos Generales, Arzobispo Edgar Peña Parra; y el Camarlengo, Cardenal Kevin Farrell, procedieron a sellar la habitación del Papa Francisco y los demás espacios que utilizaba en la Casa Santa Marta, donde falleció esta mañana.  

El procedimiento de sigilo aplicado en la Casa Santa Marta, residencia del Pontífice, es una antigua tradición que consiste en sellar y asegurar los aposentos papales inmediatamente después del fallecimiento del Papa. Su finalidad es proteger los documentos personales y garantizar una transición ordenada en el periodo de Sede Vacante.




“Se nos fue un gran argentino”: La tierra que lo vio nacer despide al Papa Francisco

Por: Julieta Villar

En el usual tránsito de un lunes por la mañana, creyentes y ciudadanos de Buenos Aires detuvieron su paso en la Catedral Metropolitana para dedicar un momento de oración o un pensamiento especial sobre el Papa Francisco, aquel pastor que salió de Buenos Aires en 2013 sin sospechar que nunca regresaría a su tierra natal, y que esta madrugada falleció en Roma.


Es el caso de Gustavo y Carlos, dos porteños que, frente al altar de la catedral que luce ofrendas florales junto a un retrato del Santo Padre y la mitra que usaba cuando era Arzobispo, rememoran rasgos de su personalidad y valoran su legado para el mundo.


“Se nos fue el Papa de los pobres”, dice visiblemente emocionado Carlos, un jubilado de 78 años, que llegó desde Parque Chacabuco. “Él quería la unidad de todos, sobre todo de los argentinos”, sostiene.
















 






 








 

Síntesis de su modo y estilo del
PAPA FRANCISCO

domingo, 20 de abril de 2025

IMÁGENES DE LA DIVINA MISERICORDIA



















JESÚS RESUCITÓ!!!



 Jesús Resucitó 

¡Muy felices Pascuas!
En la Pascua celebramos la resurrección de Jesús, celebramos que Jesús venció a la muerte y resucitó.
Por: P. Juan María Gallardo



¿Qué celebramos, los cristianos, en la Pascua?

Para los cristianos la Pascua es la fiesta más grande y el centro de todo el año.

En la Pascua celebramos el misterio más grande y decisivo de nuestra salvación: la muerte y la resurrección de Jesús.

En la Pascua celebramos el infinito amor de Dios que entregó a su Hijo por nosotros; celebramos el infinito amor de Jesús, que dio su vida por nosotros, en lugar nuestro.

En la Pascua celebramos la victoria de Jesús sobre la muerte. Esta victoria de Jesús sobre el pecado y sobre la muerte se manifiesta no sólo en su resurrección, sino también en su muerte. En la Cruz de Jesús se nos muestra que el amor de Dios por nosotros es más fuerte que el sufrimiento y que la muerte.



En esta Pascua Jesús quiere resucitar en el corazón de cada uno de ustedes. Él quiere dar vida a todo aquello que esté muerto en su corazón. Jesús resucitado quiere vivir en ustedes, quiere que ustedes se abran a la vida nueva que brota de su resurrección. Si Él vive en ustedes, su vida va a ser transformada: van a tener más alegría, más paz, más fuerza, más amor...

El Domingo de Pascua

En Domingo de Pascua celebramos el día de la resurrección de Jesús. Es el domingo más importante y glorioso del año. A partir de él cada domingo se convierte en el día del Señor, por ser el día del triunfo de Jesús sobre la muerte en su resurrección, en el gran día de la salvación.

En la Pascua celebramos la resurrección de Jesús, celebramos que Jesús venció a la muerte y resucitó. Jesús resucitado es el centro de nuestra vida y de nuestra fe. Para los cristianos Jesús no está muerto. ¡Ha resucitado y vive entre nosotros! ¡Podemos encontrarnos con Él! Podemos hablar con Él! ¡Podemos escucharlo! ¡Podemos recibir de Él su Vida nueva!

Un propósito: visitar a Jesús.

Agradezcamos con obras y de verdad el amor que Jesús nos tiene.

Una forma de agradecer es IR A VISITARLO, TODOS LOS DÍAS -UN RATITO- ESTOS DÍAS. ÉL NOS ESTÁ ESPERANDO.

LAS CICATRICES DEL RESUCITADO


Las cicatrices del resucitado

«Vosotros lo matasteis, pero Dios lo resucitó». Esto es lo que predican con fe los discípulos de Jesús por las calles de Jerusalén a los pocos días de su ejecución. Para ellos, la resurrección es la respuesta de Dios a la acción injusta y criminal de quienes han querido callar para siempre su voz y anular de raíz su proyecto de un mundo más justo.
 
No lo hemos de olvidar. En el corazón de nuestra fe hay un Crucificado al que Dios le ha dado la razón. En el centro mismo de la Iglesia hay una víctima a la que Dios ha hecho justicia. Una vida «crucificada», pero vivida con el espíritu de Jesús, no terminará en fracaso, sino en resurrección.
 
Esto cambia totalmente el sentido de nuestros esfuerzos, penas, trabajos y sufrimientos por un mundo más humano y una vida más dichosa para todos. Vivir pensando en los que sufren, estar cerca de los más desvalidos, echar una mano a los indefensos… seguir los pasos de Jesús, no es algo absurdo. Es caminar hacia el Misterio de un Dios, que resucitará para siempre nuestras vidas.
 
Los pequeños abusos que podamos padecer, las injusticias, rechazos o incomprensiones que podamos sufrir, son heridas que un día cicatrizarán para siempre. Hemos de aprender a mirar con más fe las cicatrices del Resucitado. Así serán un día nuestras heridas de hoy. Cicatrices curadas por Dios para siempre.
 
Esta fe nos sostiene por dentro y nos hace más fuertes para seguir corriendo riesgos. Poco a poco hemos de ir aprendiendo a no quejarnos tanto, a no vivir siempre lamentándonos del mal que hay en el mundo y en la Iglesia, a no sentirnos siempre víctimas de los demás. ¿Por qué no podemos vivir como Jesús, diciendo: «Nadie me quita la vida, sino que soy yo quien la doy»?
 
Seguir al Crucificado hasta compartir con él la resurrección es, en definitiva, aprender a «dar la vida», el tiempo, nuestras fuerzas y, tal vez, nuestra salud por amor. No nos faltarán heridas, cansancio y fatigas. Una esperanza nos sostiene: un día, «Dios enjugará las lágrimas de nuestros ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque todo este mundo viejo habrá pasado».

P. José Antonio Pagola 


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...