martes, 18 de junio de 2024

LA VIDA COMO REGALO - REFLEXIÓN




La vida como regalo


Casi todo nos invita hoy a vivir bajo el signo de la actividad, la programación y el rendimiento. Pocas diferencias ha habido en esto entre el capitalismo y el socialismo.

A la hora de valorar a la persona, siempre se termina por medirla por su capacidad de producción.

Se puede decir que la sociedad moderna ha llegado a la convicción práctica de que, para darle a la vida su verdadero sentido y su contenido más pleno, lo único importante es sacarle el máximo rendimiento por medio del esfuerzo y la actividad.

Por eso se nos hace tan extraña y embarazosa esa pequeña parábola, recogida por el evangelista Marcos, en la que Jesús compara el «reino de Dios» con una semilla que crece por sí sola, sin que el labrador le proporcione la fuerza para germinar y crecer. Sin duda es importante el trabajo de siembra que realiza el labrador, pero en la semilla hay algo que no ha puesto él: una fuerza vital que no se debe a su esfuerzo. 

Experimentar la vida como regalo es probablemente una de las cosas que nos puede hacer vivir a los hombres y mujeres de hoy de manera nueva, más atentos no solo a lo que conseguimos con nuestro trabajo, sino también a lo que vamos recibiendo de manera gratuita. 

Aunque tal vez no lo percibimos así, nuestra mayor «desgracia» es vivir solo de nuestro esfuerzo, sin dejarnos agraciar y bendecir por Dios, y sin disfrutar de lo que se nos va regalando constantemente. Pasar por la vida sin dejarnos sorprender por la «novedad» de cada día.

Todos necesitamos hoy aprender a vivir de manera más abierta y acogedora, en actitud más contemplativa y agradecida. Alguien ha dicho que hay problemas que no se «resuelven» a base de esfuerzo, sino que se «disuelven» cuando sabemos acoger la gracia de Dios en nosotros. Se nos olvida que, en definitiva, como decía Georges Bernanos, «todo es gracia», porque todo, absolutamente todo, está sostenido y penetrado por el misterio de ese Dios que es gracia, perdón y acogida para todas sus criaturas. Así nos lo revela Jesús.

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P. José Antonio Pagola 

LA PALABRA DE DIOS ES...


 

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domingo, 9 de junio de 2024

LAS 12 PROMESAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



Las 12 promesas del Sagrado Corazón de Jesús

Jesús promete derramar abundantes bendiciones y con una generosidad verdadera a quien honre a Su Divino Corazón

Rev. Irenaeus Schoenherr, O.F.M.



Santa María Margarita de Alacoque, en sus escritos, insiste una y otra vez en el deseo ardiente que tiene Jesús en derramar bendiciones con una generosidad verdadera a quien honre a Su Divino Corazón

Estas promesas están dirigidas a todo tipo de personas: a las fervorosas, a las tibias y sobre todo a los pecadores. Abraza a todas las condiciones de vida: sacerdotes, religiosos y seglares. Prometen alivio a los afligidos, resistencia a la tentación, consuelo a los afligidos, paz a las familias, bendiciones en el hogar, el éxito en nuestras empresas, la misericordia al pecador, alta santidad a las almas fervorosas, valor para los corazones fríos. También prometen gran poder a los sacerdotes y consagrados para ablandar los corazones más endurecidos. Prometen fuerza y valor en nuestro lecho de muerte, y nos hablan del don inestimable de la perseverancia final y de un refugio en el Corazón de Jesús en el último momento de vida.

En las palabras brillantes de Santa Margarita María las promesas encierran el misterio del amor de Dios:

"Jesús me mostró cómo esta devoción es, por así decirlo, el esfuerzo final de su amor, el último invento de su caridad ilimitada"

A continuación, explicaremos una por una el significado de las 12 promesas que nuestro Señor dejó a los devotos de su Sagrado Corazón





1.- "Daré a las almas devotas, todas las gracias necesarias para su estado de vida".

Los deberes de nuestra vida diaria son numerosas y a menudo bastante difíciles. Dios nos concede, en respuesta a la oración y la recepción frecuente de los sacramentos, todas las gracias necesarias para nuestro estado de vida. Hay también gracias extraordinarias que se encuentran fuera de la acción normal de la Providencia de Dios, gracias que Él da a sus amigos especiales. Estas son las gracias más eficaces, las más abundantemente dadas a los devotos del Sagrado Corazón.



2.- "Voy a establecer la paz en sus hogares".

"La paz es la tranquilidad del orden, la serenidad de la mente, con sencillez de corazón, es el vínculo de la caridad". (San Agustín) Fue la primera cosa que los ángeles desearon a los hombres en el nacimiento de Jesús. Nuestro Señor mismo ordenó a sus discípulos que dieran la paz: "En cualquier casa donde entréis, decid primero: ¡Paz a esta casa" (Lucas 10,5)

En el Corazón de Jesús se encuentra la verdadera paz, que hace que la casa sea su reflejo y el anticipo de nuestro hogar celestial



3.- "Voy a consolarlos en todas sus aflicciones"

El deseo de consolar a los tristes es la marca de un corazón noble y amable. El Sagrado Corazón es el más noble y generoso de los corazones, tanto humano como divino. ¿Cómo nos consuela? No necesariamente liberándonos de la tristeza y aflicción. Él conoce, el valor inmensurable de la cruz y por medio de ella, tenemos que expiar nuestros pecados. Por su gracia, Él hace lo que lo doloroso sea tolerable.

"Yo siempre les hablo con toda franqueza y tengo sobrados motivos para gloriarme de ustedes. Esto me llena de consuelo y me da una inmensa alegría en medio de todas las tribulaciones" (2 Cor. 7,4)



4.- "Voy a ser su refugio seguro en la vida, y sobre todo en la hora de la muerte".

"Uno de los soldados abrió el costado de Jesús con una lanza, y al instante salió sangre y agua." (Juan 19,34)

El costado de Cristo se abrió para demostrar que la Divina Providencia quiso que todos los hombres encontrasen en su Corazón Divino un refugio seguro contra los enemigos de nuestra salvación. En su Corazón podemos encontrar protección, fuerza en nuestra fragilidad, la perseverancia en nuestra inconstancia, refugio seguro en los peligros, fatigas de la vida y en la hora de la muerte.



5.- "Voy a conceder abundantes bendiciones sobre todo a sus empresas temporales y espirituales".

Dios es amor. Él está dispuesto a dar a sus hijos abundantes bendiciones temporales, siempre que no pongan en peligro nuestros intereses eternos. Su especial Providencia protege y vela por los devotos al Sagrado Corazón con gran amor y ternura. Sin embargo, no debemos desanimarnos si nuestras oraciones, pidiendo favores temporales, no son contestadas siempre, porque Dios siempre pone nuestro bien eterno antes de nuestro bien temporal.



6.- "Los pecadores encontrarán en Mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia"

La redención es el drama inmortal de la misericordia de Dios; y nuestro Divino Redentor es, por así decirlo, la Misericordia de Dios Encarnado. "…porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia" (Sal. 129,7)


En la tierra, el Corazón de Jesús estaba lleno de misericordia hacia todos. Ahora en su humanidad glorificada en el cielo, Jesús sigue mostrando Su misericordia sin límites, "viviendo siempre para interceder por nosotros." (Heb. 7,25)



7.- "Las almas tibias se harán fervorosas"

La tibieza es un estado moribundo y lánguido del alma que ha perdido su interés en la religión. El Espíritu Santo expresa disgusto profundo para un alma así:

"Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca." (Ap 3,15-16)

El único remedio para la tibieza es la devoción al Sagrado Corazón, que vino "a traer fuego sobre la tierra", es decir, para inspirar a los corazones fríos y tibios con un nuevo temor y el amor de Dios.



8.- "Las almas fervorosas alcanzarán mayor perfección".

La mayor perfección es la recompensa que Jesús otorga a los devotos fervientes de su Divino Corazón; esta devoción tiene, como su fruto especial, transformarnos en gran semejanza a Nuestro Señor. Esto enciende en nuestros corazones el fuego del amor divino, que, como dice San Pablo: "es el vínculo de la perfección." (Col 3,14)

A través de la devoción al amor del Sagrado Corazón, se dará paso a un celo ardiente por igualar nuestros intereses a los de Jesús



9.- "Bendeciré a cada lugar en el que se exponga y se venere una imagen de mi sagrado corazón".

Las imágenes religiosas son una poderosa y atractiva fuente de inspiración. El Sagrado Corazón es un libro abierto en el que podemos leer el infinito amor de Jesús hacia nosotros en su pasión y muerte. Nos muestra su Corazón, cortado y abierto por la lanza, todo resplandeciente como un horno ardiente de amor, cuyas llamas aparecerán brotando desde la parte superior. Está rodeado de espinas, el angustiante golpe de amor ignorado. Quizás esto siempre nos impulse a los actos de amor y de generosidad.



10.- "Daré a los sacerdotes y a todos aquellos que se ocupan de la salvación de las almas, el don de tocar los corazones más endurecidos".

La conversión de un pecador ocurre a veces por gracias extraordinarias. Dios nunca va a forzar a la libre voluntad de un ser humano. Pero Él puede otorgar gracias con las cuales impulsa al pecador a vencer la actitud rebelde que tienen las almas pecadoras más obstinadas. Esto, entonces, es lo que ocurre en el caso de los sacerdotes que están animados con gran devoción al Sagrado Corazón.



11.- "Los que propaguen esta devoción tendrán sus nombres escritos en Mi Corazón, y nunca serán borrados".

Esta promesa otorga a los promotores de la devoción al Sagrado Corazón una recompensa maravillosa: "tendrán sus nombres escritos en mi Corazón". Estas palabras implican una amistad fuerte y fiel de Cristo mismo, y nos presenta el "Libro de la Vida" de San Juan: "No voy a borrar su nombre del libro de la vida." (Ap 3,5)



12.- "A los que comulguen el primer viernes de cada mes, durante nueve meses consecutivos, le concederé la gracia de la perseverancia final".

Esta promesa contiene una gran recompensa, que es nada más y nada menos que el cielo eterno. "La perseverancia final es un don gratuito de la bondad de Dios, y no puede ser merecido como un derecho adquirido por cualquier acto individual que hagamos" (Concilio de Trento) Se da como la recompensa por una serie de actos continuos hasta el final: "El que persevere hasta el final se salvará" (Mat. 10,22). 




LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



La devoción al Corazón de Jesús


El viernes, después del domingo del Corpus, celebra la Iglesia la solemnidad litúrgica del Sagrado Corazón de Jesús. La fiesta litúrgica comenzó en 1675, al principio en pocos lugares, después en la Iglesia universal. El motivo último estuvo en las apariciones a santa Margarita María de Alacoque. Pero la devoción al Corazón de Jesús ya la vivían muchos santos desde varios siglos antes.

 

Para nosotros, en la vida normal, la palabra “corazón” no indica sólo una parte de nuestro cuerpo, sino también el centro de las emociones y sentimientos. En el tiempo de Jesús significaba un centro más total, incluidos los pensamientos y deseos. Pero entonces y ahora hablar de una persona con buen corazón es hablar del amor. Así llamamos a una persona que es “cordial”.

 

Por lo tanto la devoción al Corazón de Jesús es sobre todo devoción a su amor. El corazón, más que algo material, es algo simbólico del amor de esa persona, que en el caso de Jesús es hombre real, pero es al mismo tiempo Dios. Al pensar en el Corazón de Jesús, pensamos en la persona más noble y tierna, en Jesús, que es el más amable y digno de ser amado.

 

La devoción al Corazón de Jesús es la devoción a su persona bajo el aspecto principal de su amor. Por eso, al representar en imagen el Corazón de Jesús, no se debe representar el corazón aislado de la persona, sino a la persona de Jesús, en quien se realza su corazón. Este corazón, en las imágenes, tampoco debe tener sólo las características y proporciones del corazón carnal, sino como sublimado. Es decir, que es visible, pero simbólico, porque es emblema del amor.

 

Este año el evangelio nos trae el momento en que del costado de Jesús, ya muerto, brota sangre y agua por la lanzada de aquel soldado. El evangelista, que estaba allí presente, ve en ello un gran simbolismo y por eso da a la escena un gran relieve.

 

La lanzada era como un signo del mal. Jesús ya estaba muerto y no era necesaria; pero aquel soldado mete la lanza en el costado de Cristo. Quizá quería asegurarse de que estuviera realmente muerto. Quizá en parte era un ensañarse contra Él, ya que después de muerto no tenían sentido otras burlas. El hecho es que Jesús, aun muerto, responde al mal con un gran bien.

 

En aquella última sangre con el agua Jesús nos quiere dar la última muestra de su amor. La sangre es figura de su muerte que ha dado para salvar a la humanidad y que sigue dispuesto a volverla a dar. El agua es símbolo del Espíritu que nos transmite. Es la vida de la gracia que nos ofrece, fruto de su muerte y de su gloria ya con el Padre.

 

Con ese símbolo Jesús nos invita a saciarnos de los ríos de gracia que brotarán de su seno y que principalmente están en los sacramentos. Esto es lo que nos quiere decir la Iglesia en esta fiesta del Corazón de Jesús. Es una invitación para acudir a Él y pedirle los frutos del Espíritu, como son: la paz y alegría, el dominio sobre sí, la mansedumbre  y, sobre todo, el amor.

 

Cuando se presentó Jesús ante santa Margarita María de Alacoque, lo hizo quejándose amargamente por el olvido y desprecio de tanta gente a su amor. Y presentó su corazón “que tanto ha amado a los hombres”. Por eso a la santa y a nosotros hoy nos pide, como un acto de devoción, el desagravio a su Corazón. El desagravio es una de las principales características de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

 

Existen muchas oraciones y actos de desagravios concretos muy hermosos: oraciones, nueve primeros viernes, letanías, novenas...; pero lo que verdaderamente sirve es el cambio de nuestro corazón. Quizá las oraciones concretas pueden ayudarnos. Si las injurias ofenden a Jesús, nosotros hagamos muchos actos de amor. Y sobre todo cumplamos con lo que sabemos es la voluntad de Dios.

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 P. Silverio Velasco  

LOCURAS, DEMONIOS Y PARIENTES - EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 9 DE JUNIO DE 2024



Locuras, demonios y parientes


Este domingo volvemos al Evangelio de San Marcos donde lo dejamos en febrero antes de la Cuaresma. Jesús está proclamando el Reino de Dios en Galilea. Mucha gente queda impresionada por su manera de predicar con autoridad. Pero se asoman dos grupos en el pasaje que acabamos a escuchar que desean que no siga predicando.

 

Dice la lectura que los parientes de Jesús vienen a buscarlo. Añade que ellos piensan que se había vuelto loco. No menciona por qué razón piensan así. Tal vez quieran que Jesús trabaje en el taller de José.

 

La predicación de Jesús ha llamado también la atención del liderazgo judío en Jerusalén. Estos sacerdotes y escribas de la Ley envían a unos representantes a Galilea para descreditar su mensaje. Anteriormente en la narrativa Jesús desafió a los escribas locales cuando comió con pecadores y cuando hizo curaciones en sábado.

Ahora los escribas de la ciudad santa dicen que las acciones previas de Jesús lo muestran como poseído por un diablo. Por eso –dicen los escribas– expulsa demonios porque está en liga con ellos.

 

Jesús responde a la acusación con parábolas. Compara la situación de un hombre poseído echando demonios con un reino donde hay guerra civil o una familia donde existe resentimiento entre los hermanos. Bajo tales condiciones el reino y la familia no podrían subsistir por mucho tiempo. Así, si él siendo poseído tratara expulsar un demonio, no lo podría tampoco.

 

Con la mención de posesión diabólica nos preguntamos de la posibilidad de su existencia hoy en día. Los expertos nos aseguran que sí hay personas poseídas. Pero mientras es cosa relativamente rara y muy espantosa hoy, en los evangelios ocurre con regularidad y frecuentemente está conectada con enfermedades. Por ejemplo, Lucas relata cómo Jesús curó a muchos “molestados por espíritus inmundos” (6:18). Parece que donde hace dos mil años atribuyeron enfermedades tanto físicas como mentales a demonios, hoy en día hay explicaciones médicas para ellas.

 

Sin embargo, esto no quiere decir que no hay demonios asechando detrás de las enfermedades. Recordamos el famoso libro “Cartas del diablo a su sobrino” del autor inglés C. S. Lewis. En esta obra el diablo aconseja a su sobrino demonio que su objetivo es hacer al hombre pensar que demonios no existan. Entonces –dice el diablo– se puede someter a la persona bajo el poder del demonio con facilidad. La estrategia del diablo en nuestro caso puede ser que lo hace el enfermo pensar que lo más importante en la vida es hallar a médicos excelentes. Entonces es posible que se olvide de Dios como el mejor recurso en todas situaciones.

 

El pasaje termina con Jesús nombrando familiares a aquellos que cumplen la voluntad de Dios. No le importa que otras personas no tienen sangre semejante a la suya en sus venas siempre que se sometan al Señor. De esta manera Jesús extiende la mesa familiar a todos que aman a sus prójimos de corazón. Que nosotros amemos así para encontrar un lugar en su mesa.

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P. Carmelo Mele OP  

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