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lunes, 22 de agosto de 2022
domingo, 21 de agosto de 2022
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 21 DE AGOSTO DE 2022
Domingo XXI (C) del tiempo ordinario
Domingo 21 de agosto de 2022
Ver 1ª Lectura y Salmo
1ª Lectura (Is 66,18-21): Esto dice el Señor: «Yo, conociendo sus obras y sus pensamientos, vendré para reunir las naciones de toda lengua; vendrán para ver mi gloria. Les daré una señal, y de entre ellos enviaré supervivientes a las naciones: a Tarsis, Libia y Lidia (tiradores de arco), Túbal y Grecia, a las costas lejanas que nunca oyeron mi fama ni vieron mi gloria. Ellos anunciarán mi gloria a las naciones. Y de todas las naciones, como ofrenda al Señor, traerán a todos vuestros hermanos, a caballo y en carros y en literas, en mulos y dromedarios, hasta mi santa montaña de Jerusalén —dice el Señor—, así como los hijos de Israel traen ofrendas, en vasos purificados, al templo del Señor. También de entre ellos escogeré sacerdotes y levitas —dice el Señor—».
Salmo responsorial: 116
R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.
Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre.
2ª Lectura (Heb 12,5-7.11-13): Hermanos: Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron: «Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, ni te desanimes por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos». Soportáis la prueba para vuestra corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ninguna corrección resulta agradable, en el momento, sino que duele; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella. Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, no se retuerce, sino que se cura.
Versículo antes del Evangelio (Jn 14,6): Aleluya. Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre, si no es por mí, dice el Señor. Aleluya.
Texto del Evangelio (Lc 13,22-30): En aquel tiempo, Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Él les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’. Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’; y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!’. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos».
«Señor, ¿son pocos los que se salvan?»
Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez
(Rubí, Barcelona, España)
Hoy, el evangelio nos sitúa ante el tema de la salvación de las almas. Éste es el núcleo del mensaje de Cristo y la “ley suprema de la Iglesia” (así lo afirma, sin ir más lejos, el mismo Código de Derecho Canónico). La salvación del alma es una realidad en cuanto don de Dios, pero para quienes aún no hemos traspasado las lindes de la muerte es tan solo una posibilidad. ¡Salvarnos o condenarnos!, es decir, aceptar o rechazar la oferta del amor de Dios por toda la eternidad.
Decía san Agustín que «se hizo digno de pena eterna el hombre que aniquiló en sí el bien que pudo ser eterno». En esta vida sólo hay dos posibilidades: o con Dios, o la nada, porque sin Dios nada tiene sentido. Visto así, vida, muerte, alegría, dolor, amor, etc. son conceptos desprovistos de lógica cuando no participan del ser de Dios. El hombre, cuando peca, esquiva la mirada del Creador y la centra sobre sí mismo. Dios mira incesantemente con amor al pecador, y para no forzar su libertad, espera un gesto mínimo de voluntad de retorno.
«Señor, ¿son pocos los que se salvan?» (Lc 13,23). Cristo no responde a la interpelación. Quedó entonces la pregunta sin respuesta, y también hoy, pues «es un misterio inescrutable entre la santidad de Dios y la conciencia del hombre. El silencio de la Iglesia es, pues, la única posición oportuna del cristiano» (San Juan Pablo II). La Iglesia no se pronuncia sobre quienes habitan el infierno, pero —basándose en las palabras de Jesucristo— sí que lo hace sobre su existencia y el hecho de que habrá condenados en el juicio final. Y todo aquel que niegue esto, sea clérigo o laico, incurre sin más preámbulos en herejía.
Somos libres para tornar la mirada del alma al Salvador, y somos también libres para obstinarnos en su rechazo. La muerte petrificará esa opción por toda la eternidad...
PAPA FRANCISCO DA 6 EJEMPLOS DE LA VIDA DIARIA PARA ALCANZAR EL CIELO
POR EDUARDO BERDEJO | ACI Prensa
El Papa Francisco dio seis ejemplos de gestos cotidianos de amor que pueden realizar los fieles para alcanzar el Cielo, siguiendo el llamado de Cristo a esforzarse para “entrar por la puerta estrecha” de la salvación.
En sus palabras previas al rezo del Ángelus, el Santo Padre reflexionó sobre la lectura del Evangelio de este domingo, en la que un hombre le pregunta a Jesús si son pocas las personas que se salvarán. “El Señor responde: ‘Traten de entrar por la puerta estrecha’”, recordó el Pontífice.
El Papa Francisco dijo que “la puerta estrecha es una imagen que podría asustarnos, como si la salvación fuera destinada solo a pocos elegidos o a los perfectos”.
“Pero esto contradice lo que Jesús nos ha enseñado en muchas ocasiones; de hecho, poco más adelante, Él afirma: ‘Vendrán muchos de oriente y de occidente, del norte y del sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios’. Por lo tanto, esta puerta es estrecha, ¡pero está abierta a todos!”, aseguró.
El Papa explicó que cuando Cristo señala que Él es la puerta, quiere decir que la vida del cristiano debe moldearse a medida de Jesús y de su Evangelio. “No lo que pensamos nosotros, sino lo que nos dice Él”, indicó.
En ese sentido, “se trata de una puerta estrecha no por ser destinada a pocas personas, sino porque pertenecer a Jesús significa seguirle, comprometer la vida en el amor, en el servicio y en la entrega de sí mismo como hizo Él, que pasó por la puerta estrecha de la cruz”.
“Entrar en el proyecto de vida que Dios nos propone implica limitar el espacio del egoísmo, reducir la arrogancia de la autosuficiencia, bajar las alturas de la soberbia y del orgullo, vencer la pereza para correr el riesgo del amor, incluso cuando supone la cruz”, afirmó.
Por ello, el Papa Francisco dio a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro seis ejemplos de “gestos cotidianos de amor” que, llevados con esfuerzo, ayudan a entrar al Cielo por la puerta estrecha:
“Los padres que se dedican a los hijos haciendo sacrificios y renunciando al tiempo para sí mismos”.
Las personas “que se ocupan de los demás y no solo de sus propios intereses”.
La persona que “se dedica al servicio de los ancianos, de los más pobres y de los más frágiles”.
“Quien sigue trabajando con esfuerzo, soportando dificultades y tal vez incomprensiones”.
El católico que “sufre a causa de la fe, pero continúa rezando y amando”.
Los fieles que, “en lugar de seguir sus instintos, responden al mal con el bien, encuentran la fuerza para perdonar y el coraje para volver a empezar”.
El Papa Francisco dijo que estos “son algunos ejemplos de personas que no eligen la puerta ancha de su conveniencia, sino la puerta estrecha de Jesús, de una vida entregada en el amor”.
“Estas personas, dice hoy el Señor, serán reconocidas por el Padre mucho más de los que se creen ya salvados y, en realidad, son ‘los que hacen el mal’”, afirmó el Papa.
El Santo Padre terminó su reflexión con las siguientes preguntas: ¿de qué lado queremos estar? ¿Preferimos el camino fácil de pensar exclusivamente en nosotros mismos o la puerta estrecha del Evangelio, que pone en crisis nuestros egoísmos pero nos vuelve capaces de acoger la verdadera vida que viene de Dios? ¿De qué lado estamos?”.
“Que la Virgen, que siguió a Jesús hasta la cruz, nos ayude a medir nuestra vida sobre Él, para entrar en la vida llena y eterna”, expresó.
DÍA DEL CATEQUISTA: TRANSMITIR LA FE ES UNO DE LOS SERVICIOS MÁS HERMOSOS
Día del Catequista: Transmitir la fe es uno de los servicios más hermosos
POR EDUARDO BERDEJO | ACI Prensa
La Iglesia Católica celebra en Uruguay, Argentina y Colombia este 21 de agosto el Día del Catequista, y con ese motivo se han emitido mensajes y organizado actividades para alentar a los fieles a formarse para llevar la Palabra de Dios.
En su mensaje del 17 de agosto, el presidente del Departamento de Catequesis del Episcopado uruguayo, Mons. Pablo Jourdan, afirmó que “transmitir la fe es uno de los servicios más hermosos que podemos realizar en nuestro ‘Uruguay laico’”.
Asimismo, destacó que “todo catequista dona su tiempo para compartir” la fe, “este tesoro que hemos recibido. Es una tarea que implica una espiritualidad profunda”.
Mons. Jourdan, también Obispo de Melo, agradeció a Dios “este tiempo de renovación de la catequesis, impulsada por el nuevo ‘Directorio para la catequesis’ y el llamado al ‘Ministerio de Catequista’”.
“Tenemos la certeza de que el Espíritu Santo nos permitirá seguir ‘encarnando’ estas propuestas en nuestras comunidades. Dios nos bendiga a todos los catequistas para que nuestras vidas continúen siendo mensaje evangélico. ¡Feliz día de la catequesis!”, expresó.
Los catequistas tienen un rol fundamental
Por su parte, el Obispo de San Francisco (Argentina), Mons. Sergio Buenanueva, llamó a dar gracias a Dios porque “el Espíritu Santo siempre ha encontrado catequistas, pastores, agentes de pastoral dóciles a sus inspiraciones”.
En su mensaje del 16 de agosto, el Prelado dijo que “si la catequesis es un espacio en el que ha de resonar el Evangelio para hacer madurar a los bautizados como discípulos misioneros, ese eco se produce cuando la Palabra resuena en los corazones de catequistas y catecúmenos”.
“Al celebrar este Día del Catequista 2022, como su obispo los invito a renovar el deseo ardiente que nos llevó a abrazar esta hermosa vocación: busquemos con pasión ser eco del Evangelio escuchando la voz del Espíritu en las múltiples voces que resuenan en nuestros encuentros de catequesis”, expresó.
Gracias por atender el llamado del Señor
En el caso de Colombia, el Episcopado lleva adelante desde el 3 de agosto el ciclo de conferencias “Hablemos de Catequesis” con expertos nacionales e internacionales para “brindar un espacio de formación y actualización” a los catequistas.
“Agradecemos a todos los catequistas de Colombia por haber atendido la llamada del Señor para contribuir a la acción catequética de la Iglesia y los encomendamos al Señor Jesús, para que Él les siga guiando en tan alto ministerio”, expresó el P. Francisco Mejía, director del Departamento de Catequesis y Animación Bíblica del Episcopado.
La última conferencia será el 24 de agosto sobre el tema “La espiritualidad del catequista. Seducidos por la palabra”, y será brindada por la hermana Rosmery Castañeda, directora de la Escuela de Pastoral Bíblica en Panamá. Esta podrá seguirse por la cuenta de Twitter y de Facebook del Episcopado.
UNA FRASE DURA - REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 21 DE AGOSTO DE 2022
Una frase dura
Es sin duda una de las frases más duras de Jesús para los oídos del hombre contemporáneo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha». ¿Qué puede significar hoy esta exhortación evangélica?, ¿hay que volver de nuevo a un cristianismo tenebroso y amenazador?, ¿hemos de entrar otra vez por el camino de un moralismo estrecho?
No es fácil captar con precisión la intención de la imagen empleada por Jesús. Las interpretaciones de los expertos difieren. Pero todos coinciden en afirmar que Jesús exhorta al esfuerzo y la renuncia personal como actitud indispensable para salvar la vida.
No podía ser de otra manera. Aunque la sociedad permisiva parece olvidarlo, el esfuerzo y la disciplina son absolutamente necesarios. No hay otro camino. Si alguien pretende lograr su realización por el camino de lo agradable y placentero, pronto descubrirá que cada vez es menos dueño de sí mismo. Nadie alcanza en la vida una meta realmente valiosa sin renuncia y sacrificio.
Esta renuncia no ha de ser entendida como una manera tonta de hacerse daño a sí mismo, privándose de la dimensión placentera que entraña vivir saludablemente. Se trata de asumir las renuncias necesarias para vivir de manera digna y positiva. Así, por ejemplo, la verdadera vida es armonía. Coherencia entre lo que creo y lo que hago. No siempre es fácil esta armonía personal. Vivir de manera coherente con uno mismo exige renunciar a lo que contradice mi conciencia. Sin esta renuncia, la persona no crece.
La vida es también verdad. Tiene sentido cuando la persona ama la verdad, la busca y camina tras ella. Pero esto exige esfuerzo y disciplina; renunciar a tanta mentira y autoengaño que desfigura nuestra persona y nos hace vivir en una realidad falsa. Sin esta renuncia no hay vida auténtica.
La vida es amor. Quien vive encerrado en sus propios intereses, esclavo de sus ambiciones, podrá lograr muchas cosas, pero su vida es un fracaso. El amor exige renunciar a egoísmos, envidias y resentimientos. Sin esta renuncia no hay amor, y sin amor no hay crecimiento de la persona.
La vida es regalo, pero es tarea. Ser humano es una dignidad, pero es también un trabajo. No hay grandeza sin desprendimiento; no hay libertad sin sacrificio; no
hay vida sin renuncia. Uno de los errores más graves de la sociedad permisiva es confundir la «felicidad» con la «facilidad». La advertencia de Jesús conserva toda su gravedad también en nuestros días. Sin renuncia no se gana ni esta vida ni la eterna.
(Padre José Antonio Pagola)
domingo, 14 de agosto de 2022
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 14 DE AGOSTO DE 2022
Domingo XX (C) del tiempo ordinario
Domingo 14 de agosto de 2022
1ª Lectura (Jer 38,4-6.8-10): En aquellos días, los dignatarios dijeron al rey: «Hay que condenar a muerte a ese Jeremías, pues, con semejantes discursos, está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y al resto de la gente. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia». Respondió el rey Sedecías: «Ahí lo tenéis, en vuestras manos. Nada puedo hacer yo contra vosotros». Ellos se apoderaron de Jeremías y lo metieron en el aljibe de Malquías, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. Jeremías se hundió en el lodo del fondo, pues el aljibe no tenía agua.
Ebedmélec abandonó el palacio, fue al rey y le dijo: «Mi rey y señor, esos hombres han tratado injustamente al profeta Jeremías al arrojarlo al aljibe, donde sin duda morirá de hambre, pues no queda pan en la ciudad». Entonces el rey ordenó a Ebedmélec el cusita: «Toma tres hombres a tu mando y sacad al profeta Jeremías del aljibe antes de que muera».
Salmo responsorial: 39
R/. Señor, date prisa en socorrerme.
Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito.
Me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa; afianzó mis pies sobre roca, y aseguró mis pasos.
Me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos y confiaron en el Señor.
Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí; tú eres mi auxilio y mi liberación: Dios mío, no tardes.
2ª Lectura (Heb ): Hermanos: Teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.
Versículo antes del Evangelio (Jn 10,27): Aleluya. Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. Aleluya.
Texto del Evangelio (Lc 12,49-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a encender fuego en el mundo, ¡y cómo querría que ya estuviera ardiendo! Tengo que pasar por una terrible prueba ¡y cómo he de sufrir hasta que haya terminado! ¿Creéis que he venido a traer paz a la tierra? Pues os digo que no, sino división. Porque, de ahora en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres. El padre estará contra su hijo y el hijo contra su padre; la madre contra su hija y la hija contra su madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra».
«¿Creéis que he venido a traer paz a la tierra?»
Rev. D. Isidre SALUDES i Rebull
(Alforja, Tarragona, España)
Hoy -de labios de Jesús- escuchamos afirmaciones estremecedoras: «He venido a encender fuego en el mundo» (Lc 12,49); «¿creéis que he venido a traer paz a la tierra? Pues os digo que no, sino división» (Lc 12,51). Y es que la verdad divide frente a la mentira; la caridad ante el egoísmo, la justicia frente a la injusticia…
En el mundo -y en nuestro interior- hay mezcla de bien y de mal; y hemos de tomar partido, optar, siendo conscientes de que la fidelidad es "incómoda". Parece más fácil contemporizar, pero a la vez es menos evangélico.
Nos tienta hacer un "evangelio" y un "Jesús" a nuestra medida, según nuestros gustos y pasiones. Hemos de convencernos de que la vida cristiana no puede ser una pura rutina, un "ir tirando", sin un constante afán de mejorar y de perfección. Benedicto XVI ha afirmado que «Jesucristo no es una simple convicción privada o una doctrina abstracta, es una persona real cuya entrada en la historia es capaz de renovar la vida de todos».
El modelo supremo es Jesús (hemos de "tener la mirada puesta en Él", especialmente en las dificultades y persecuciones). Él aceptó voluntariamente el suplicio de la Cruz para reparar nuestra libertad y recuperar nuestra felicidad: «La libertad de Dios y la libertad del hombre se han encontrado definitivamente en su carne crucificada» (Benedicto XVI). Si tenemos presente a Jesús, no nos dejaremos abatir. Su sacrificio representa lo contrario de la tibieza espiritual en la que frecuentemente nos instalamos nosotros.
La fidelidad exige valentía y lucha ascética. El pecado y el mal constantemente nos tientan: por eso se impone la lucha, el esfuerzo valiente, la participación en la Pasión de Cristo. El odio al pecado no es cosa pacífica. El reino del cielo exige esfuerzo, lucha y violencia con nosotros mismos, y quienes hacen este esfuerzo son quienes lo conquistan (cf. Mt 11,12).
PAPA FRANCISCO: EL EVANGELIO ES EL FUEGO DEL AMOR DE DIOS QUE ILUMINA LO OSCURO DE LA VIDA
Papa Francisco: El Evangelio es el fuego del amor de Dios que ilumina lo oscuro de la vida
POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa
El Papa Francisco afirmó que el Evangelio es el fuego del amor de Dios que enciende la llama de la fe, quema el egoísmo, ilumina la vida y consume los ídolos que esclavizan a las personas.
Así lo indicó el Santo Padre en su reflexión antes del rezo del Ángelus este domingo en la Plaza de San Pedro, al meditar sobre una frase de Jesús en el Evangelio de hoy: “He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! (Lc 12,49)”.
Al explicar lo que el Señor quiere decir con esta frase, el Papa Francisco resaltó que “el Evangelio es como un fuego porque es un mensaje que, cuando irrumpe en la historia, quema el viejo equilibrio de la vida".
El Evangelio también "nos desafía a salir del individualismo, nos desafía a vencer el egoísmo, nos desafía a pasar de la esclavitud del pecado y de la muerte a la vida nueva del Resucitado, de Jesús resucitado”.
“De ese modo es como el fuego: mientras nos calienta con el amor de Dios, quiere quemar nuestros egoísmos, iluminar los lados oscuros de la vida que todos tenemos, y quemar los falsos ídolos que nos hacen esclavos”, destacó el Papa Francisco.
El Evangelio, continuó el Papa, “está lleno del Espíritu Santo, que es comparado con el fuego, y con su luz y su fuerza revela el rostro misericordioso de Dios y da plenitud a los que se considera perdidos, derriba las barreras de la marginación, cura las heridas del cuerpo y del alma, renueva una religiosidad reducida a prácticas exteriores”.
“Por esto es fuego: cambia y purifica”, remarcó.
El Papa Francisco indicó que el Evangelio alienta a los fieles a abrirse a Dios y a los hermanos, e “invita a reavivar la llama de la fe, para que no se convierta en una realidad secundaria ni en un medio de bienestar individual, que nos haga escapar de los desafíos de la vida y del compromiso en la Iglesia y en la sociedad”.
“La fe, en definitiva, no es una ‘canción de cuna’ que nos adormece. ¡La verdadera fe es un fuego, un fuego encendido para mantenernos despiertos y activos incluso en la noche!”, subrayó.
El Papa Francisco cuestionó luego si cada uno lee con frecuencia el Evangelio o lo porta consigo para encender “el fuego del testimonio”.
“Esto también podemos preguntarnos como Iglesia: ¿en nuestras comunidades arde el fuego del Espíritu, la pasión por la oración y la caridad, la alegría de la fe, o nos arrastramos hacia el hastío y la costumbre, con el rostro apagado y el lamento y los chismes en los labios cada día?”.
Para concluir, el Papa Francisco animó a vivir “encendidos por el fuego del amor de Dios” para “lanzarlo al mundo, llevarlo a todos, para que cada uno descubra la ternura del Padre y experimente la alegría de Jesús, que ensancha el corazón –¡porque Jesús ensancha el corazón!– y hace la vida hermosa”.
Evangelio de hoy
Lucas 12:49-53
49 He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! 50 Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla! 51 ¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división.
52 Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos; tres contra dos, y dos contra tres; 53 estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.
HOY CELEBRAMOS A SAN MAXIMILIANO KOLBE, SANTO PATRÓN DE LOS PRISIONEROS, 14 DE AGOSTO
SAN MAXIMILIANO KOLBE
😇 14 DE AGOSTO
Maximiliano nació en un hogar sencillo, hijo de padre alemán y madre polaca. Su madre cuenta esta anécdota premonitoria sobre Maximiliano:
"Sabía yo de antemano, en base a un caso extraordinario que le sucedió en los años de la infancia, que Maximiliano moriría mártir. Solo no recuerdo si sucedió antes o después de su primera confesión. Una vez no me gusto nada una travesura, y se la reproché: Niño mío, ¡quién sabe lo que será de ti!. Después, yo no pensé más, pero observé que el muchacho había cambiado tan radicalmente, que no se podía reconocer más. Teníamos un pequeño altar escondido entre dos roperos, ante el cual él a menudo se retiraba sin hacerse notar y rezaba llorando. En general, tenía una conducta superior a su edad, siempre recogido y serio, y cuando rezaba, estallaba en lagrimas. Estuve preocupada, pensando en alguna enfermedad, y le pregunté: ¿te pasa algo? ¡Se lo tienes que contar todo a tu mamá! Temblando de emoción y con los ojos anegados en lagrimas, me contó: "Mamá, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen que me dijera lo que sería de mí. Lo mismo en la iglesia, le volví a rogar. Entonces se me apareció la Virgen, teniendo en las manos dos coronas: una blanca y otra roja. Me miró con cariño y me preguntó si quería esas dos coronas. La blanca significaba que perseveraría en la pureza y la roja que sería mártir. Contesté que las aceptaba... [las dos]. Entonces la Virgen me miró con dulzura y desapareció".