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martes, 11 de enero de 2022
domingo, 9 de enero de 2022
EL BAUTISMO DEL SEÑOR, 9 DE ENERO DE 2022
BAUTISMO DEL SEÑOR
Esta fiesta, con la cual se cierra el tiempo litúrgico de Navidad, es como un desdoblamiento de las fiesta del Domingo pasado: se continúa con el mismo tema de las grandes manifestaciones (Epifanías) del Señor...
Esta fiesta, con la cual se cierra el tiempo litúrgico de Navidad, es como un desdoblamiento de las fiesta del Domingo pasado: se continúa con el mismo tema de las grandes manifestaciones (Epifanías) del Señor...
Hay una diferencia importante entre los dos bautismos:
el de Juan: con agua, exterior, signo de arrepentimiento para el perdón de los pecados.
el de JESÚS: con Espíritu Santo, renovación interior que nos hace "partícipes de la naturaleza divina.
"No soy digno ni siquiera de desatar la correa de su sandalia..." trabajo reservado al más inútil de los esclavos... Juan destaca la infinita distancia entre él y Jesús...
¿Porqué entonces Jesús se hace bautizar por Juan? [es una escena tan impresionante, que podría resultar incomprensible, y hasta escandalosa]…
Pero admitámoslo, y descubramos nuevamente él "modo" que Dios emplea para salvarnos: hoy se pone en la fila de los pecadores, y aunque no lo necesitaba, se somete también a un bautismo de penitencia... Se ha hecho semejante a nosotros en todo, y por eso no se avergüenza de colocarse en la fila de aquellos que se preparaban para la llegada del Reino de Dios... así como tampoco se avergonzó de nosotros cuando tomó sobre sí todos nuestros pecados, y subió a la Cruz como si fuese un delincuente...
+ Pero el bautismo que recibió Jesús fue muy "especial": ciertos hechos nos indican que con Él comienza un nuevo bautismo:
El cielo abierto (ya nunca más cerrado por los pecados, como hasta este momento) Es decir, comienza una nueva etapa de relación entre Dios y los hombres: el Cielo viene a nosotros, y nosotros vamos allá: viene con Cristo y el Espíritu Santo. Llega todo, porque Dios mismo viene, y Él será para nosotros y nos dará todo. Estamos frente al comienzo de una nueva humanidad, divinizada.
En la proposición que San Marcos hace en su Ev. el Padre no "presenta" a su Hijo (Éste es mi Hijo amado), sino que se dirige a Él (Tú eres mi Hijo...): Cristo nos representa a todos, que desde ese momento pasamos a ser hijos amados, complacencia del Padre... Cuando somos bautizados, esta vocación eterna se verifica efectivamente, verdaderamente: somos una nueva creación. Por lo tanto, nuestra dignidad, nuestra gloria, y nuestro compromiso pasa por VIVIR NUESTRO BAUTISMO...
"Éste es mi Hijo" (Evang.)… "Éste es el servidor sufriente" (Iª lect.)…
Sigamos a Cristo por la Cruz a la Luz.
Amén
ORACIONES PARA LOS VIERNES DEL MES DE ENERO - SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
PRIMER VIERNES DEL MES DE ENERO
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
BREVE CONSIDERACIÓN.- Jesús habla a su sierva Margarita María de Alacoque, y en ella a los herederos de su vocación y de su espíritu, los Hijos de los Sagrados Corazones:
“No encontrarás, hija mía, un padre que, lleno de amor por su hijo único, le haya dado las pruebas de cariño que Yo te he dado a ti del mío…Tú serás un dichoso compuesto de mi amor y de mis misericordias, pues te he elegido como un paraíso de descanso en la tierra…!Oh, no imaginas cuánto gozo en sentirme Señor de tu alma y Soberano de tu corazón. El mío divino, al apoderarse del tuyo, te dará una paz que nadie podrá arrebatarte.”
ORACIÓN
Ofrecimiento del alma al Divino Corazón de Jesús.
¡Oh Corazón Sagrado¡, yo me entrego a Ti y te consagro mi entendimiento, memoria y voluntad, deseando que todo cuanto haga y padezca sea por tu gloria; que todo cuanto vea y oiga me lleve a amarte; que todas mis palabras sean otros tantos actos de adoración y de alabanza; te suplico, Corazón adorable, me concedas que en todas las aspiraciones te llame a Ti y te atraiga a mi conciencia enferma, y que en cada respiración te ofrezca como divina ofrenda al Eterno Padre, para darle gracias por todo lo que debo a su largueza.
¡Oh Corazón lleno de bondad, a quien pertenezco, de quien dependo y por quien vivo¡ Abrásame, poséeme, transfórmame en Ti; haz que todos mis movimientos y esfuerzos sean para estrecharte más y más contigo, y protesto que prefiero sufrir mil muerte antes que separarme de Ti o herirte con la menor infidelidad.
(Santa Margarita María de Alacoque)
PRIMERA PROMESA:
“A los amantes de mi Sagrado Corazón les daré abundantes gracias, propias de su estado”.
En homenaje de gratitud por esta promesa, y para pedir su realización en nosotros, recitamos las letanías al Sagrado Corazón de Jesús.
LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros
Jesucristo óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
(A todas las invocaciones que siguen se responde: “Ten piedad de nosotros”)
Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno,
Corazón de Jesús, formado en el seno de la Virgen Madre por el Espíritu Santo,
Corazón de Jesús, al Verbo de Dios substancialmente unido,
Corazón de Jesús, de majestad infinita,
Corazón de Jesús, Templo santo de Dios,
Corazón de Jesús, Tabernáculo del Altísimo,
Corazón de Jesús, Casa de Dios y puerta del cielo,
Corazón de Jesús, Horno ardiente de caridad,
Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor,
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor,
Corazón de Jesús, Abismo de todas las virtudes,
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza,
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones,
Corazón de Jesús, en que están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia,
Corazón de Jesús, en que mora toda la plenitud de la divinidad,
Corazón de Jesús, en que el Padre se agradó,
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos nosotros hemos recibido,
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados,
Corazón de Jesús, paciente y muy misericordioso,
Corazón de Jesús, liberal con todos los que te invocan,
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad,
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, colmado de oprobios,
Corazón de Jesús, desgarrado por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte,
Corazón de Jesús, con lanza traspasado,
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo,
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra,
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra,
Corazón de Jesús, víctima por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan,
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren,
Corazón de Jesús, delicias de todos los Santos,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.
V.- Jesús manso y humilde de corazón.
R.- Haz nuestro corazón conforme al tuyo.
Oremos: Oh Dios todopoderoso y eterno: mira el Corazón de tu amantísimo Hijo y las alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores te tributa; y concede aplacado el perdón a éstos que piden tu misericordia en el nombre de tu mismo Hijo Jesucristo. Quien contigo vive y reina en los siglos de los siglos. Amén.
Un Padrenuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores.
Una Palabra de Santa Margarita María de Alacoque a sus asociados: Entrad en el Corazón Divino de Jesús como en un horno de caridad, para purificarte ahí de todas las manchas, y para morir, en ese altar, a vuestra vida imperfecta y de pecado... Su gracia te hará revivir y su amor te transformará en Jesús, pero acércate íntimamente a su Corazón.
ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN
Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para siempre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.
Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.
Haz también de mi corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén
Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)
Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.
San José, Ruega por nosotros.
Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.
EL PAPA FRANCISCO ALIENTA A NO DESCUIDAR LA ORACIÓN, QUE NOS ABRE EL CIELO
El Papa Francisco alienta a no descuidar la oración, que nos “abre el cielo”
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
Crédito: Vatican Media.
En su mensaje previo al rezo del Ángelus en la Fiesta del Bautismo del Señor, ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco alentó a que “no descuidemos la oración”, pues nos “abre el cielo”.
El Santo Padre señaló que “el Evangelio de la liturgia de hoy nos muestra la escena con la que comienza la vida pública de Jesús: Él, que es el Hijo de Dios y el Mesías, va a la orilla del río Jordán y es bautizado por Juan el Bautista”.
Después de 30 años de vida oculta, indicó el Papa, “Jesús no se presenta con algún milagro o tomando la silla para enseñar. Se alinea con las personas que iban a recibir el Bautismo de Juan”.
“El himno litúrgico de hoy dice que la gente fue humildemente a ser bautizada con el alma desnuda y los pies descalzos”, señaló, y destacó que es una “actitud hermosa”.
El Papa Francisco resaltó que Jesús “no se eleva por encima de nosotros, sino que desciende hacia nosotros, con el alma desnuda, con los pies descalzos, como la gente. No va solo, ni con un grupo de elegidos privilegiados, no, va con el pueblo. Pertenece a ese pueblo y va con el pueblo a ser bautizado, con ese pueblo humilde”.
Luego, el Santo Padre pidió detenerse “en un punto importante: en el momento en que Jesús recibe el Bautismo, el texto dice que ‘estaba en oración’”.
“Nos hace bien contemplar esto: Jesús reza. ¿Pero cómo? ¿Él, que es el Señor, el Hijo de Dios, ora como nosotros? Sí, Jesús - repiten muchas veces los Evangelios - pasa mucho tiempo en oración: al comienzo de cada día, muchas veces por la noche, antes de tomar decisiones importantes”.
“Su oración es un diálogo, una relación con el Padre. Así, en el Evangelio de hoy podemos ver los ‘dos movimientos’ de la vida de Jesús: por un lado desciende hacia nosotros, a las aguas del Jordán; por otro lado, eleva la mirada y el corazón mientras reza al Padre”, destacó.
Para el Papa, esta “es una gran lección para nosotros: todos estamos inmersos en los problemas de la vida y en muchas situaciones intrincadas, llamados a enfrentar momentos difíciles y elecciones que nos derriban”.
“Pero, si no queremos ser aplastados, tenemos que levantar todo. Y esto es precisamente lo que hace la oración”.
La oración, continuó, “no es un escape, la oración no es un rito mágico ni una repetición de cánticos aprendidos de memoria. No. Orar es la manera de dejar que Dios actúe en nosotros, de captar lo que quiere comunicarnos incluso en las situaciones más difíciles”.
“La oración nos ayuda porque nos une a Dios, nos abre al encuentro con Él. Sí, la oración es la llave que abre nuestro corazón al Señor. Es dialogar con Dios, es escuchar su Palabra, es adorar: estar en silencio confiándole lo que vivimos”, expresó.
“Y a veces también es clamar a Él como Job, desahogarse con Él. Gritar como Job. Es Padre, nos comprende bien. Nunca se enoja con nosotros. Y Jesús reza”, añadió.
El Papa Francisco indicó que “la oración - para usar una hermosa imagen del Evangelio de hoy - ‘abre el cielo’. La oración abre el cielo: da oxígeno a la vida, da aliento incluso en medio de los problemas y hace que las cosas se vean más ampliamente”.
“Sobre todo, nos permite tener la misma experiencia que Jesús en el Jordán: nos hace sentir hijos amados por el Padre”, dijo.
El ser hijos de Dios, indicó, “comenzó el día del Bautismo, que nos sumergió en Cristo y, como miembros del pueblo de Dios, nos convirtió en hijos amados del Padre”.
El Santo Padre alentó también a “recordar la fecha de nuestro Bautismo, porque es nuestro renacimiento, el momento en el que nos convertimos en hijos de Dios con Jesús”.
Al finalizar su mensaje, el Papa Francisco animó a los fieles a preguntarse: “¿cómo va mi oración? ¿Rezo por costumbre, rezo de mala gana, solo recitando fórmulas, o mi oración es un encuentro con Dios? ¿Soy un pecador, siempre entre el pueblo de Dios, nunca aislado? ¿Cultivo la intimidad con Dios, dialogo con Él, escucho su palabra?”.
“Entre las muchas cosas que hacemos durante el día, no descuidemos la oración: dediquemos tiempo a ella, usemos invocaciones breves para repetirlas con frecuencia, leamos el Evangelio todos los días. La oración que abre el cielo”, exhortó.
¿PARA QUÉ CREER? - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 9 DE ENERO DE 2022 - EL BAUTISMO DE JESÚS
¿PARA QUÉ CREER?
Son bastantes los hombres y mujeres que un día fueron bautizados por sus padres y hoy no sabrían definir exactamente cuál es su postura ante la fe. Quizá la primera pregunta que surge en su interior es muy sencilla: ¿para qué creer? ¿Cambia algo la vida por creer o no creer? ¿Sirve la fe realmente para algo?
Estas preguntas nacen de su propia experiencia. Son personas que poco a poco han arrinconado a Dios de su vida. Hoy Dios no cuenta en absoluto para ellas a la hora de orientar y dar sentido a su existencia.
Casi sin darse cuenta, un ateísmo práctico se ha ido instalando en el fondo de su ser. No les preocupa que Dios exista o deje de existir. Todo eso les parece un problema extraño que es mejor dejar de lado para asentar la vida sobre bases más realistas.
Dios no les dice nada. Se han acostumbrado a vivir sin él. No experimentan nostalgia o vacío alguno por su ausencia. Han abandonado la fe y todo marcha en su vida tan bien o mejor que antes. ¿Para qué creer?
Esta pregunta solo es posible cuando uno «ha sido bautizado con agua», pero no ha descubierto qué significa «ser bautizado con el Espíritu de Jesucristo». Cuando uno sigue pensando erróneamente que tener fe es creer una serie de cosas enormemente extrañas que nada tienen que ver con la vida, y no conoce todavía la experiencia viva de Dios.
Encontrarse con Dios significa sabernos acogidos por él en medio de la soledad; sentirnos consolados en el dolor y la depresión; reconocernos perdonados del pecado y la mediocridad; sentirnos fortalecidos en la impotencia y caducidad; vernos impulsados a amar y crear vida en medio de la fragilidad.
¿Para qué creer? Para vivir la vida con más plenitud; para situarlo todo en su verdadera perspectiva y dimensión; para vivir incluso los acontecimientos más triviales e insignificantes con más profundidad.
¿Para qué creer? Para atrevernos a ser humanos hasta el final; para no ahogar nuestro deseo de vida hasta el infinito; para defender nuestra libertad sin rendir nuestro ser a cualquier ídolo; para permanecer abiertos a todo el amor, la verdad, la ternura que hay en nosotros. Para no perder nunca la esperanza en el ser humano ni en la vida.
Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Lc (3,15-16.21-22)
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 9 DE ENERO DE 2022 - EL BAUTISMO DEL SEÑOR - CICLO C
El Bautismo del Señor (C)
Domingo 9 de enero de 2022
1ª Lectura (Is 40,1-5.9-11): «Consolad, consolad a mi pueblo, dice nuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén y decidle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre y que ya ha satisfecho por sus iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo doble por todos sus pecados».
Una voz clama: «Preparad el camino del Señor en el desierto, construid en el páramo una calzada para nuestro Dios. Que todo valle se eleve, que todo monte y colina se rebajen; que lo torcido se enderece y lo escabroso se allane. Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán». Así ha hablado la boca del Señor.
Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de Judá: «Aquí está tu Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su brazo lo domina todo. El premio de su victoria lo acompaña y sus trofeos lo anteceden. Como pastor apacentará su rebaño; llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos y atenderá solícito a sus madres».
______________________________
O bien (Is 42,1-4.6-7): Mirad a mi Siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas. «Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».
Salmo responsorial: 103
R/. Bendice, al Señor, alma mía.
Bendice al Señor, alma mía: Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto.
Por encima de las aguas construyes tu morada. Las nubes son tu carro; los vientos, tus alas y mensajeros; y tus servidoras, las ardientes llamas.
¡Que numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría! La tierra está llena de tus creaturas, y tu mar, enorme a lo largo y a lo ancho, está lleno de animales pequeños y grandes.
Todos los vivientes aguardan que les des de comer a su tiempo: les das el alimento y lo recogen, abres tu mano y se sacian de bienes.
Se retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve al polvo. Pero envías tu espíritu, que da vida, y renueva el aspecto de la tierra.
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O bien: Sal 28
R/ El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Hijos de Dios, aclamad al Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor, postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor sobre las aguas, el Señor sobre las aguas torrenciales. La voz del Señor es potente, la voz del Señor es magnífica.
El Dios de la gloria ha tronado. En su templo un grito unánime: «¡Gloria!». El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio, el Señor se sienta como rey eterno.
2ª Lectura (Tit 2,11-14; 3,4-7): Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y nos ha enseñado a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, para que vivamos, ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y Salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. Él se entregó por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien.
Al manifestarse la bondad de Dios, nuestro salvador, y su amor a los hombres, él nos salvó, no porque nosotros hubiéramos hecho algo digno de merecerlo, sino por su misericordia. Lo hizo mediante el bautismo, que nos regenera y nos renueva, por la acción del Espíritu Santo, a quien Dios derramó abundantemente sobre nosotros, por Cristo, nuestro salvador. Así, justificados por su gracia, nos convertiremos en herederos, cuando se realice la esperanza de la vida eterna.
______________________
O bien (Hch 10,34-38): En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».
Versículo antes del Evangelio (Cf. Lc 3,16): Aleluya. Ya viene otro más poderoso que yo, dijo Juan el Bautista; él os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Aleluya.
Texto del Evangelio (Lc 3,15-16.21-22): En aquel tiempo, como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego».
Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre Él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi hijo; el Amado, en ti me he complacido».
«Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado»
+ Rev. D. Joan BUSQUETS i Masana
(Sabadell, Barcelona, España)
Hoy contemplamos a Jesús ya adulto. El niño del Pesebre se hace un hombre completo, maduro y respetable, y llega el momento en el que ha de trabajar en la obra que el Padre le ha confiado. Así es como le encontramos en el Jordán en el momento de empezar esta labor: uno más en la fila de aquellos contemporáneos suyos que iban a escuchar a Juan y a pedirle el baño del bautismo, como signo de purificación y renovación interior.
Allí, Jesús es descubierto y señalado por Dios: «Puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre Él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: ‘Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado’» (Lc 3,21-22). Es la etapa preparatoria del gran camino que está dispuesto a emprender y que le conducirá hasta la Cruz. Es el primer acto de su vida pública, su investidura como Mesías.
Es también el proemio de su modo de actuar: no obrará con violencia, ni con gritos y asperezas, sino con silencio y suavidad. No cortará la caña quebrada, sino que la ayudará a mantenerse firme. Abrirá los ojos a los ciegos y librará a los cautivos. Las señales mesiánicas que describía Isaías, se cumplirán en Él. Nosotros somos los beneficiarios de todas estas cosas porque, como leemos hoy en la carta de san Pablo: «Él nos salvó, no por nuestras buenas obras, sino en virtud de su misericordia, por medio del bautismo regenerador y la renovación del Espíritu Santo que derramó abundantemente sobre nosotros (...). De este modo, salvados por su gracia, Dios nos hace herederos conforme a la esperanza que tenemos de alcanzar la vida eterna» (Tit 3,5-7).
La fiesta del Bautismo de Jesús debe ayudarnos a recordar nuestro propio Bautismo y los compromisos que por nosotros tomaron nuestros padres y padrinos al presentarnos en la Iglesia para hacernos discípulos de Jesús: «El Bautismo nos ha liberado de todos los males, que son los pecados, pero con la gracia de Dios debemos cumplir todo lo bueno» (San Cesáreo de Arlés).
CON ESTE ALFABETO DEL NIÑO JESÚS PUEDES EVANGELIZAR A TUS HIJOS
Con este "alfabeto" del Niño Jesús puedes evangelizar a tus hijos
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
Un antiguo “alfabeto” del Niño Jesús puede resultar muy útil para ayudar en la evangelización de los más pequeños en casa, desde temprana edad.
El alfabeto fue realizado por el sacerdote francés Jules de Bellune, canónigo de la Diócesis de Tour, a fines del siglo XIX. Ha sido compilado y traducido para la Enciclopedia Católica de ACI Prensa.
El sacerdote francés explica a los más pequeños que “este es un libro que les enseñará a conocer y amar al Niño Jesús”.
Se trata, indica, de “un alfabeto en el que cada letra les presentará la imagen del Divino Niño y les recordará una de sus virtudes o de sus perfecciones”.
Al tiempo que “una explicación inspirada por el Evangelio, Nuevo Testamento, acompaña por doquier la imagen de Jesús”, el sacerdote francés alienta a los niños a leer “estos textos piadosos con respeto y amor”.
“Sus queridos padres les ayudarán a comprenderlas, y las guardarán en sus corazones como una gota de perfume caída en el fondo de un vaso”, expresa.
“Léanlas como salidas de la boca de Jesús Cristo mismo, que quiere, según la simplicidad de su edad, nutrirlos tiernamente con la palabra de vida”, anima.
En la letra “A”, por ejemplo, Jules de Bellune recuerda la palabra “Amor”, alentando a los niños a que “amen a Dios más que a todas las cosas; Él es su creador. Amen a sus padres, que ocupan cerca de ustedes el lugar de Dios”.
La letra “D”, indica, es de “Dulzura”, animando a los pequeños a que “sean dulces como Jesús y serán amados como Jesús”.
La “R”, dice, es de “Realeza”. “El Rey de las almas, es Jesús: obedezcan siempre a este rey tan Grande y tan Bueno”, aconseja el sacerdote francés.
Para acceder al Alfabeto del Niño Jesús, puede ingresar a:
https://ec.aciprensa.com/wiki/Catequesis_para_ni%C3%B1os:_Alfabeto_del_ni%C3%B1o_Jes%C3%BAs
Naíf: Ser naíf es ser simple. Sean simples como las palomas, es el consejo de Jesús.
"Z" Zelo, zelare, zelavi, zelatus: Deseo ardiente de dar a conocer a Dios, y de que sea amado.
CINCO DATOS QUE TAL VEZ NO SABÍAS DEL BAUTISMO CATÓLICO
5 datos que tal vez no sabías del Bautismo católico
Redacción ACI Prensa
Este artículo presenta 5 datos que tal vez no conocías sobre el sacramento del Bautismo, puerta para los otros sacramentos, a pocos días de la celebración de la Solemnidad del Bautismo del Señor.
“Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión”, dice el Catecismo de la Iglesia Católica (CCI 1213).
1. Jesús mismo fue bautizado y el bautismo se inició con los Apóstoles
La periodista, bloguera y oradora católica Marge Fenelon comenta en un artículo del National Catholic Register que “Jesús fue y es el Rey de reyes, Dios-Hombre y el Todopoderoso mismo. No tenía absolutamente ninguna necesidad de ser bautizado. Él es la salvación y él mismo no la necesita. En la Cruz, la sangre y el agua que brotaban de su costado son ‘tipos de Bautismo y Eucaristía, sacramentos de vida nueva’, como dice el Catecismo (CCI 1225)”.
“Aún así, Jesús insistió en que Juan lo bautizara (a pesar de la resistencia del Bautista). Jesús le dijo: ‘Permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia’. (ver Mt 3:14) ¡Qué ejemplo para todos nosotros!”.
“Desde el día de Pentecostés la Iglesia ha celebrado y administrado el santo Bautismo. En efecto, san Pedro declara a la multitud conmovida por su predicación: ‘Convertíos [...] y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo’ (Hch 2,38)”, indica el Catecismo en el numeral 1226.
San Higinio, pontífice aproximadamente entre los años 138 al 142, instituyó el padrino y la madrina en el bautismo de los recién nacidos para que guíen a los pequeños en la vida cristiana.
2. Tiene varios nombres
Bautizar, del griego “baptizein”, significa “sumergir” o “introducir dentro del agua”. Esta inmersión simboliza “el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo, de donde sale por la resurrección con Él” (CCI 1214).
Este sacramento también es llamado “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo”, así como “iluminación” porque el bautizado se convierte en “hijo de la luz”.
San Gregorio Nacianceno decía que es “Don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios”.
3. Se renueva cada año
“En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la vigilia pascual la renovación de las promesas del Bautismo. La preparación al Bautismo solo conduce al umbral de la vida nueva. El Bautismo es la fuente de la vida nueva en Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana” (CCI 1254).
Fenelon indica también en su artículo que “el bautismo de Jesús, de hecho, el bautismo en general, me asegura la promesa de Dios de salvación para quienes lo buscan. Dios sabe, literalmente, que ciertamente lo busco. La Iglesia llama al bautismo el ‘lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo’. ¡Eso es realmente algo maravilloso para reflexionar!”.
4. Un no bautizado también puede bautizar
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica (1256) que “son ministros ordinarios del Bautismo el obispo y el presbítero y, en la Iglesia latina, también el diácono (cf CIC, can. 861,1; CCEO, can. 677,1). En caso de necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, puede bautizar (cf CIC can. 861, § 2) si tiene la intención requerida y utiliza la fórmula bautismal trinitaria”.
“La intención requerida consiste en querer hacer lo que hace la Iglesia al bautizar. La Iglesia ve la razón de esta posibilidad en la voluntad salvífica universal de Dios (cf 1 Tm 2,4) y en la necesidad del Bautismo para la salvación (cf Mc 16,16)”(CCI 1253).
5. Es un sello único y permanente
“El Bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual indeleble (character) de su pertenencia a Cristo. Este sello no es borrado por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo dar frutos de salvación (cf DS 1609-1619). Dado una vez por todas, el Bautismo no puede ser reiterado” (CCI 1272).
Fenelon recuerda asimismo que “junto con el bautismo, se me dio una misión y no soy la única. A todos los bautizados se les ha encomendado la misión de difundir la Buena Nueva de Jesucristo hasta los confines de la tierra y bautizar a todos los pueblos”.
“Traer a otros a la Iglesia no es una opción; es una obligación”, remarcó.