martes, 16 de febrero de 2021

DOÑA VERDAD Y DOÑA MENTIRA



DOÑA VERDAD Y DOÑA MENTIRA


 Cuenta la leyenda que un día doña Verdad y doña Mentira se cruzaron..

- Buen día - dijo doña Mentira

- Buenos días - dijo doña Verdad

- Hermoso día - dijo doña Mentira

Y entonces doña Verdad se asomó para ver si era cierto. Lo era.

- Hermoso día - dijo entonces doña Verdad

- Aún más hermoso está el lago - dijo doña Mentira

Y la Verdad miró hacia el lago y vio que la Mentira decía la verdad y asintió.

Corrió la mentira hacia el agua y dijo: - El agua está aún más hermosa. ¡Nademos!

La Verdad tocó el agua con sus dedos y realmente estaba hermosa y entonces confió en la Mentira.

Ambas se sacaron las ropas y nadaron tranquilas.

Un rato después salió doña Mentira, se vistió con las ropas de doña Verdad y se fue.

La Verdad, incapaz de vestirse con las ropas de la Mentira, comenzó a caminar sin ropa y todos se horrorizaban al verla.

Es así como aún hoy la gente prefiere aceptar a la Mentira disfrazada de Verdad y no a la Verdad desnuda...

CONSEJOS PARA RECUPERAR LA PAZ ESPIRITUAL

 


 Consejos para recuperar la paz espiritual

Tratamos el problema de la pérdida de la paz espiritual a partir de nuestros propios pecados. ¿A quién no le ha ocurrido?

Por: Mauricio Artieda | Fuente: Catholic-link.com



Hace algunos días terminé el libro “La paz interior” de Jacques Philippe. Es un libro espiritual muy breve, con un lenguaje sencillo y lleno de enseñanzas muy hermosas sobre importancia de cultivar la paz espiritual en la vida cristiana. La obra repasa todas aquellas acciones y situaciones, propias o ajenas, que nos hacen perder la paz interior; por ejemplo, cuando perdemos la paz porque no aceptamos nuestro pasado, porque no nos gusta cómo somos o cómo son los demás, etc. Ofrece además reflexiones y consejos prácticos para mantener esa paz en cada una de las situaciones tratadas.

Entre esos consejos, me parecieron particularmente sugerentes y útiles los que enfrentaban el problema de la pérdida de la paz espiritual a partir de nuestros propios pecados. ¿A quién no le ha ocurrido? Cuando pecamos nos sentimos culpables por nuestras acciones y eso es algo muy sano; sin embargo, no es infrecuente que ese sentimiento de culpa degenere y nos lleve a experimentar remordimientos y angustias que poco o nada tienen que ver con el Dios misericordioso en el que creemos. Por esta razón, quiero repasar con ustedes 11 de los varios consejos que el libro ofrece para enfrentarnos como Dios manda a nuestros propios pecados.


1. Buscar la paz interior y rechazar la angustia complace al Señor

¿Qué es lo que más agrada a Dios? ¿Cuando después de una caída nos descorazonamos y atormentamos, o cuando reaccionamos diciendo: «Señor, te pido perdón, he pecado otra vez, ¡mira lo que soy capaz de hacer por mí mismo! Pero me abandono confiadamente en tu misericordia y en tu perdón y te doy gracias por no haberme permitido pecar aún más gravemente. Me abandono en ti con confianza porque sé que, un día, me curarás por fin. Mientras tanto, te pido que la experiencia de mi miseria me haga más humilde, más dulce con los otros, más consciente de que no puedo nada por mí mismo, sino que todo lo tengo que esperar solamente de tu amor y tu misericordia.

 

2. Nuestros pecados son un mal pretexto para alejarnos de Cristo

¿Dónde encontraremos la curación de nuestras faltas sino junto a Jesús? Nuestros pecados son un mal pretexto para alejarnos de Él, pues cuanto más pecadores somos, más necesitamos acercarnos al que dice: "No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos... No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores" (Mt 9, 12-13).

 

3. Si me dejo tocar por el amor de Dios, mis faltas pueden convertirse en un manantial de misericordia con los demás.

Nuestras faltas pueden convertirse en un manantial de ternura y misericordia para con el prójimo. Yo, que caigo tan fácilmente ¿puedo permitirme juzgar a mi hermano? ¿Cómo no ser misericordioso con él como el Señor lo ha sido conmigo?

  

4. La ansiedad y el desaliento que sentimos después de nuestras faltas raramente son sentimientos puros.

La angustia, la tristeza y el desaliento que sentimos después de nuestras faltas y fracasos raramente son puros y no suelen deberse al simple dolor de haber ofendido a Dios: en ello se mezcla una buena parte de orgullo. Nos sentimos tristes y desalentados, no tanto por haber ofendido a Dios, sino porque la imagen ideal que teníamos de nosotros mismos se ha visto brutalmente destruida. ¡Frecuentemente nuestro dolor es el del orgullo herido! Este dolor excesivo es justamente la prueba de que confiábamos en nosotros mismos y en nuestras fuerzas, y no en Dios.

 

5. Estar atentos a las armas del demonio: el desaliento.

Hemos de saber que una de las armas que el demonio suele emplear para impedir el camino de las almas hacia Dios consiste precisamente en hacerles perder la paz y llegar a desalentarlas a la vista de sus faltas. Si los sentimientos que experimentamos después del pecado "nos causan angustia, si hacen decaer nuestro ánimo, y si nos vuelven perezosos, tímidos o lentos en el cumplimiento de nuestros deberes, hemos de creer que son sugerencias del enemigo y debemos seguir haciendo las cosas del modo habitual, sin dignarnos a escucharlas" (Combate Espiritual, Lorenzo Scupoli, cap. 25)

 

6. Dios es capaz de sacar frutos hasta de nuestras faltas.

La razón por la que la tristeza y el desaliento no son buenos radica en que no debemos tomar trágicamente nuestras propias faltas, pues Dios es capaz de sacar un bien de ellas. Santa Teresa de Lisieux gustaba mucho de esta frase de San Juan de la Cruz: «El Amor sabe sacar provecho de todo, del bien como del mal que encuentra en mí, y transformar en Él todas las cosas». Nuestra confianza en Dios debe llegar hasta ahí: hasta creer que Él es lo bastante bueno y poderoso como para sacar provecho de todo, incluidas nuestras faltas y nuestras infidelidades. Cuando San Agustín cita la frase de San Pablo: «Todo coopera al bien de los que aman a Dios», añade "Etiam peccata": ¡incluso el pecado! Por supuesto, hemos de luchar enérgicamente contra el pecado y batallar por corregir nuestras imperfecciones. Nada enfría tanto el amor como la resignación ante cierta mediocridad, una resignación que es, además, una falta de confianza en Dios y de su capacidad de santificarnos.

 

7. Evitar la ilusión de querer presentarnos ante el Señor sólo cuando estamos limpios y bellos.

En esta actitud hay mucho de presunción. A fin de cuentas, nos gustaría no necesitar de su misericordia. Sin embargo, ¿qué clase de naturaleza es la de esa pseudo-santidad a la que aspiramos, a veces inconscientemente, que nos haría prescindir de Dios? Por el contrario, la verdadera santidad consiste en reconocer siempre que dependemos exclusivamente de su misericordia.

 

8.Después de la confesión no sigas preguntándote si Dios te ha perdonado

Eso significa querer preocuparos en vano y perder el tiempo; y en este procedimiento hay mucho orgullo e ilusión diabólica, que, a través de estas inquietudes del alma, trata de perjudicaros y atormentaros. Así, abandonaos en su misericordia divina y continuad vuestras prácticas con la misma tranquilidad del que no ha cometido falta alguna. Incluso si habéis ofendido a Dios varias veces en un solo día, no perdáis jamás la confianza en Él.

 

9. Un alma en paz coopera mejor con el auxilio de Dios.

No conseguiremos liberarnos del pecado con nuestras propias fuerzas, eso solamente lo conseguirá la gracia de Dios. En lugar de rebelarnos contra nosotros mismos, será más eficaz que nos encontremos en paz para dejar actuar a Dios.

 

10. Los humildes no se espantan de sus pecados.

"Existe la ilusión, muy común, de atribuir a un sentimiento de virtud el temor y la turbación que se siente después del pecado. Aunque la inquietud que sigue al pecado vaya siempre acompañada de cierto dolor, procede, sin embargo, de un fondo de orgullo, de una secreta presunción causada por una excesiva confianza en las propias fuerzas. Así, cuando la persona que se cree asentada en la virtud y desprecia las tentaciones llega a reconocer —por la triste experiencia de sus caídas— que es tan frágil y pecadora como las demás, se asombra ante un hecho que no debía haber sucedido y, privada del débil apoyo con el que contaba, se deja invadir por el disgusto y la desesperanza. Esta desdicha no sucede nunca en el caso de los humildes, que no presumen de ellos mismos, y solamente se apoyan en Dios, porque cuando caen, no se sorprenden ni se turban, pues la luz de la verdad que los ilumina les hace ver que su caída es un efecto de su debilidad y su inconstancia" (Combate Espiritual, Lorenzo Scupoli, cap. 4 y 5)

 

11. El color del verdadero arrepentimiento.

Necesitamos saber distinguir el auténtico arrepentimiento, el verdadero deseo de corregirnos - que siempre es tranquilo, apacible y confiado-, del falso arrepentimiento, de sus remordimientos que nos conturban, nos desaniman y nos paralizan. ¡No todos los reproches que proceden de nuestra conciencia están inspirados por el Espíritu Santo! Algunos provienen de nuestro orgullo o del demonio, y tenemos que aprender a discernirlos. Y la paz es un criterio esencial en el discernimiento del espíritu. Los sentimientos que inspira el Espíritu de Dios pueden ser poderosos y profundos, pero no por ello menos sosegados.

TENIENDO OJOS NO VEIS Y TENIENDO OÍDOS NO OÍS? MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY MARTES 16 DE FEBRERO 2021

 


«¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís?»

+ Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué

(Manresa, Barcelona, España)

Hoy notamos que Jesús —como ya le pasaba con los Apóstoles— no siempre es comprendido. A veces se hace difícil. Por más que veamos prodigios, y que se digan las cosas claras, y se nos comunique buena doctrina, merecemos su reprensión: «¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada?» (Mc 8,17).

Nos gustaría decirle que le entendemos y que no tenemos el entendimiento ofuscado, pero no nos atrevemos. Sí que osamos, como el ciego, hacerle esta súplica: «Señor, que vea» (Lc 18,41), para tener fe, y para ver, y como el salmista dice: «Inclina mi corazón a tus dictámenes, y no a ganancia injusta» (Sal 119,36) para tener buena disposición, escuchar y acoger la Palabra de Dios y hacerla fructificar.

Será bueno también, hoy y siempre, hacer caso a Jesús que nos alerta: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos» (Mc 8,15), alejados de la verdad, “maniáticos cumplidores”, que no son adoradores en Espíritu y en verdad (cf. Jn 4,23), y «de la levadura de Herodes», orgulloso, despótico, sensual, que sólo quiere ver y oír a Jesús para complacerse.

Y, ¿cómo preservarnos de esta “levadura”? Pues haciendo una lectura continua, inteligente y devota de la Palabra de Dios y, por eso mismo, “sabia”, fruto de ser «piadosos como niños: pero no ignorantes, porque cada uno ha de esforzarse, en la medida de sus posibilidades, en el estudio serio, científico de la fe (...). Piedad de niños, pues, y doctrina segura de teólogos» (San Josemaría).

Así, iluminados y fortalecidos por el Espíritu Santo, alertados y conducidos por los buenos Pastores, estimulados por los cristianos y cristianas fieles, creeremos lo que hemos de creer, haremos lo que hemos de hacer. Ahora bien, hay que “querer” ver: «Y el Verbo se hizo carne» (Jn 1,14), visible, palpable; hay que “querer” escuchar: María fue el “cebo” para que Jesús dijera: «Dichosos más bien los que escuchan la palabra de Dios y la guardan» (Lc 11,28).

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 16 DE FEBRERO DEL 2021



Lecturas de hoy Martes de la 6ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, martes, 16 de febrero de 2021



Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (6,5-8;7,1-5.10):

Al ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra, y que todo su modo de pensar era siempre perverso, se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le pesó de corazón. Y dijo: «Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado; al hombre con los cuadrúpedos, reptiles y aves, pues me pesa de haberlos hecho.»

Pero Noé alcanzó el favor del Señor.

El Señor dijo a Noé: «Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. De cada animal puro toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; y lo mismo de los pájaros, siete parejas, macho y hembra, para que conserven la especie en la tierra. Dentro de siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días con sus noches, y borraré de la superficie de la tierra a todos los vivientes que he creado.»

Noé hizo todo lo que le mandó el Señor. Pasados siete días, vino el diluvio a la tierra.


Palabra de Dios




Salmo

Sal 28, 1a.2.3ac-4.3b.9c-10


R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz


Hijos de Dios, aclamad al Señor,

aclamad la gloria del nombre del Señor,

postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R/.


La voz del Señor sobre las aguas,

el Señor sobre las aguas torrenciales.

La voz del Señor es potente,

la voz del Señor es magnífica. R/.


El Dios de la gloria ha tronado.

En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»

El Señor se sienta por encima del aguacero,

el Señor se sienta como rey eterno. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,14-21):

En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían mas que un pan en la barca.

Jesús les recomendó: «Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.»

Ellos comentaban: «Lo dice porque no tenemos pan.»

Dándose cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?»

Ellos contestaron: «Doce.»

«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?»

Le respondieron: «Siete.»

Él les dijo: «¿Y no acabáis de entender?»


Palabra del Señor 




«Guardaos de la levadura de los fariseos»

Rev. P. Juan Carlos CLAVIJO Cifuentes

(Bogotá, Colombia)


Hoy —una vez más— vemos la sagacidad del Señor Jesús. Su actuar es sorprendente, ya que se sale del común de la gente, es original. Él viene de realizar unos milagros y se está trasladando a otro sector en donde la Gracia de Dios también debe llegar. En ese contexto de milagros, ante un nuevo grupo de personas que lo espera, es cuando les advierte: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes» (Mc 8,15), pues ellos —los fariseos y los de Herodes— no quieren que la Gracia de Dios sea conocida, y más bien se la pasan cundiendo al mundo de mala levadura, sembrando cizaña.

La fe no depende de las obras, pues «una fe que nosotros mismos podemos determinar, no es en absoluto una fe» (Benedicto XVI). Al contrario, son las obras las que dependen de la fe. Tener una verdadera y autentica fe implica una fe activa, dinámica; no una fe condicionada y que sólo se queda en lo externo, en las apariencias, que se va por las ramas… La nuestra debe ser una fe real. Hay que ver con los ojos de Dios y no con los del hombre pecador: «¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada?» (Mc 8,17).

El reino de Dios se expande en el mundo como cuando se coloca una medida de levadura en la masa; ella crece sin que se sepa cómo. Así debe ser la autentica fe, que crece en el amor de Dios. Por tanto, que nada ni nadie nos distraiga del verdadero encuentro con el Señor y su mensaje salvador. El Señor no pierde ocasión para enseñar y eso lo sigue haciendo hoy día: «Nos hemos de liberar de la falsa idea de que la fe ya no tiene nada que decir a los hombres de hoy» (Benedicto XVI).

ANUNCIAN CELEBRACIONES VIRTUALES POR EL DÍA DE LOS PASTORCITOS DE FÁTIMA



 Anuncian celebraciones virtuales por el día de los pastorcitos de Fátima

Redacción ACI Prensa



El Santuario de Fátima (Portugal) anunció la programación por el día de los santos pastores Francisco y Jacinta Marto, 20 de febrero, pero que este año, por las restricciones impuestas por la pandemia de COVID-19 se celebrará de modo virtual.

El santuario señaló que “dada la imposibilidad de una participación presencial por parte de los peregrinos”, se hará hincapié en las celebraciones con transmisión en vivo por las redes sociales.

De este modo, indicó que una de las actividades será la exposición de dos esculturas de los santos pastorcitos en la Capilla de las Apariciones, para que los fieles puedan orar frente a ellas durante la transmisión online.

La Basílica de Nuestra Señora del Rosario también contará con iconos de los santos Francisco y Jacinta.

Además, durante las Misas diarias, y especialmente en el rezo del Rosario de las 6:30 p.m. y 9:30 p.m. (hora local), se cuidará el pedir la intercesión de los santos pastores.

También se indicó que el 19 de febrero a las 9:30 p.m. habrá una vigilia en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, se rezará el Santo Rosario y se venerará los sepulcros de los dos santos.

El 20 de febrero, fiesta litúrgica de San Francisco y Santa Jacinta Marto, los canales digitales del Santuario, Youtube y Facebook, transmitirán el Rosario a las 10:00 a.m.; la Misa presidida por el obispo Leiria-Fátima, Cardenal Antonio Marto, a las 11:00a.m., y un documental sobre los pastorcitos.

El documental “Santos vecinos, dos niños que se convirtieron en lámparas de la humanidad desde Fátima” es una producción del Santuario de Fátima que cuenta la historia de los dos primeros santos de esta ciudad portuguesa, desde la perspectiva de historiadores, teólogos y religiosos.

Entre los testimonios presentados en el documental está el de la expostuladora de la Causa de Canonización, Sor Ângela Coelho, una religiosa carmelita que pidió la intercesión de los santos en la curación del niño brasileño Lucas.


Los santos pastores y su ejemplo ante la pandemia

El Santuario de Fátima señaló que en el contexto actual donde el mundo enfrenta al coronavirus, el día de los pastorcitos “es una oportunidad para pensar mejor en la vida y el ejemplo de estos dos santos, especialmente Jacinta, quien falleció el 20 de febrero de 1920”.

Afectada por la “gripe española” en 1918, Jacinta vio morir a su hermano en abril de 1919; fue atendida en Ourém, donde recibe la visita de Lucia, su prima, la vidente de Fátima, quien dice que la encontró feliz de poder ofrecer este sufrimiento a Dios.

En enero de 1920, Jacinta Marto fue trasladada a Lisboa para ser atendida en el Hospital D. Estefânia, donde falleció el 20 de febrero de ese año.

AÑO DE SAN JOSÉ - DÍA 16 DE FEBRERO

 


Año de San José

San José, hombre justo y modelo de virtudes, es el Patrono Universal de la santa Iglesia, y por lo tanto de todos nosotros. Es el santo que tuvo en la tierra la misión más grande y noble: proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Febrero 16
Glorioso patriarca san José, haz que manifestado siempre tu poder, tu amor y tu gloria sobre todo en los ruegos y necesidades de tus devotos, como nos anima santa Teresa: ‘Recuerdo haber acudido a san José y haber obtenido siempre lo que necesitaba.’ Concede a todas las familias cristianas lo necesario para la vida natural, para que así estén más dispuestas para la vida sobrenatural. Así sea.

(P. Florentín Brusa, cmf)


AÑO DE SAN JOSÉ - DÍA 15 DE FEBRERO

 


AÑO DE SAN JOSÉ

San José, hombre justo y modelo de virtudes, es el Patrono Universal de la santa Iglesia, y por lo tanto de todos nosotros. Es el santo que tuvo en la tierra la misión más grande y noble: proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Febrero 15
San José, tú que estás colmado de los dones del Espíritu Santo, dígnate derramarlos sobre nuestras pobres almas, deseosas de los mismos, para que después de haber vivido piadosamente como tú, alcancemos la vida eterna. Así sea.

(P. Florentín Brusa, cmf)


 


BUENOS DÍAS!!! BIENVENIDOS A MI BLOG!!!






 

lunes, 15 de febrero de 2021

IMÁGENES DE CUARESMA 2021 A COLORES Y EN BLANCO Y NEGRO PARA COLOREAR - DISEÑO FANO












































EL EVANGELIO DE HOY LUNES 15 DE FEBRERO DEL 2021

 


Lecturas de hoy Lunes de la 6ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, lunes, 15 de febrero de 2021



Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (4,1-15.25):

EL hombre conoció a Eva, su mujer, que concibió y dio a luz a Caín. Y ella dijo:

«He adquirido un hombre con la ayuda del Señor».

Después dio a luz a Abel, su hermano. Abel era pastor de ovejas, y Caín cultivaba el suelo.

Pasado un tiempo, Caín ofreció al Señor dones de los frutos del suelo; también Abel ofreció las primicias y la grasa de sus ovejas.

El Señor se fijó en Abel y en su ofrenda, pero no se fijó en Caín ni en su ofrenda; Caín se enfureció y andaba abatido.

El Señor dijo a Caín:

«Por qué te enfureces y andas abatido? ¿No estarías animado si obraras bien?; pero, si no obras bien, el pecado acecha a la puerta y te codicia, aunque tú podrás dominarlo».

Caín dijo a su hermano Abel:

«Vamos al campo».

Y, cuando estaban en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.

El Señor dijo a Caín:

«Dónde está Abel, tu hermano?».

Respondió Caín:

«No sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano?».

El Señor le replicó:

«¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando desde el suelo.

Por eso te maldice ese suelo que ha abierto sus fauces para recibir de tus manos la sangre de tu hermano.

Cuando cultives el suelo, no volverá a darte sus productos. Andarás errante y perdido por la tierra».

Caín contestó al Señor:

«Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Puesto que me expulsas hoy de este suelo, tendré que ocultarme de ti, andar errante y perdido por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará».

El Señor le dijo:

«El que mate a Caín lo pagará siete veces».

Y el Señor puso una señal a Caín para que, si alguien lo encontraba, no lo matase.

Adán conoció otra vez a su mujer, que dio a luz un hijo y lo llamó Set, pues dijo:

«Dios me ha dado otro descendiente en lugar de Abel, asesinado por Caín».


Palabra de Dios



Salmo

Sal 49,1.8.16bc-17.20-21


R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza


V/. El Dios de los dioses, el Señor, habla:

convoca la tierra de oriente a occidente.

«No te reprocho tus sacrificios,

pues siempre están tus holocaustos ante mí. R/.


V/. ¿Por qué recitas mis preceptos,

y tienes siempre en la boca mi alianza,

tú que detestas mi enseñanza

y te echas a la espalda mis mandatos? R/.


V/. Te sientas a hablar contra tu hermano,

deshonras al hijo de tu madre;

Esto haces, ¿y me voy a callar?

¿Crees que soy como tú?

Te acusaré, te lo echaré en cara». R/.



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,11-13):

EN aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.

Jesús dio un profundo suspiro y dijo:

«Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación».

Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.


Palabra del Señor





«Yo os aseguro: no se dará a esta generación ninguna señal»


Rev. D. Jordi POU i Sabater

(Sant Jordi Desvalls, Girona, España)

Hoy, el Evangelio parece que no nos diga mucho ni de Jesús ni de nosotros mismos. «¿Por qué esta generación pide una señal?» (Mc 8,12). San Juan Pablo II, comentando este episodio de la vida de Jesucristo, dice: «Jesús invita al discernimiento respecto a las palabras y las obras que testifican (son “señal de”) la llegada del reino del Padre». Parece que a los judíos que interrogan a Jesús les falta la capacidad o la voluntad de discernir aquella señal que —de hecho— es toda la actuación, obras y palabras del Señor.

También hoy día se piden señales a Jesús: que haga notar su presencia en el mundo o que nos diga de una manera evidente cómo hemos de actuar nosotros. El Papa nos hace ver que la negativa de Jesucristo a dar una señal a los judíos —y, por tanto, también a nosotros— se debe a que quiere «cambiar la lógica del mundo, orientada a buscar signos que confirmen el deseo de autoafirmación y de poder del hombre». Los judíos no querían un signo cualquiera, sino aquel que indicara que Jesús era el tipo de mesías que ellos esperaban. No aguardaban al que venía para salvarlos, sino el que venía a dar seguridad a su visión de cómo se tenían que hacer las cosas.

En definitiva, cuando los judíos del tiempo de Jesús como también los cristianos de ahora pedimos —de una manera u otra— una señal, lo que hacemos es pedir a Dios que actúe según nuestra manera, la que nosotros creemos más acertada y que de hecho apoye a nuestro modo de pensar. Y Dios, que sabe y puede más (y por eso pedimos en el Padrenuestro que se haga “su” voluntad), tiene sus caminos, aunque a nosotros no nos sea fácil comprenderlos. Pero Él, que se deja encontrar por todos los que le buscan, también, si le pedimos discernimiento, nos hará comprender cuál es su manera de obrar y cómo podemos distinguir hoy sus signos.


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