lunes, 25 de mayo de 2020

SANTORAL DE HOY LUNES 25 DE MAYO DE 2020

Dionisio Ssebuggwawo, SantoDionisio Ssebuggwawo, Santo
Mártir Laico, 25 de mayo
Dioniiso de Milán, SantoDioniiso de Milán, Santo
Obispo y Mártir, 25 de mayo
Aldelmo de Sherborne, SantoAldelmo de Sherborne, Santo
Obispo, 25 de mayo
Gerardo Mecatti, BeatoGerardo Mecatti, Beato
Terciario Franciscano, 25 de mayo
Zenobio de Florencia, SantoZenobio de Florencia, Santo
Obispo, 25 de mayo
Santiago Felipe Bertoni, BeatoSantiago Felipe Bertoni, Beato
Presbítero Servita, 25 de mayo
Cristóbal Magallanes, SantoCristóbal Magallanes, Santo
Sacerdote y Mártir, 25 de mayo
Agustín Caloca Cortés, SantoAgustín Caloca Cortés, Santo
Sacerdote y Mártir, 25 de mayo
Magdalena Sofía Barat, SantaMagdalena Sofía Barat, Santa
Fundadora, 25 de mayo
Gregorio Vll, SantoGregorio Vll, Santo
Memoria Litúrgica, 25 de mayo
María Magdalena de Pazzi, SantaMaría Magdalena de Pazzi, Santa
Maestra de Novicias, 25 de mayo
Beda el Venerable, SantoBeda el Venerable, Santo
Memoria Litúrgica, 25 de mayo

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 25 DE MAYO DE 2020


Lecturas de hoy Lunes de la 7ª semana de Pascua
Hoy, lunes, 25 de mayo de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (19,1-8):

MIENTRAS Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó la meseta y llegó a Éfeso. Allí encontró unos discípulos y les preguntó:
«¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?».
Contestaron:
«Ni siquiera hemos oído hablar de un Espíritu Santo».
Él les dijo:
«Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido?».
Respondieron:
«El bautismo de Juan».
Pablo les dijo:
«Juan bautizó con un bautismo de conversión, diciendo al pueblo que creyesen en el que iba a venir después de él, es decir, en Jesús».
Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús; cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y se pusieron a hablar en lenguas extrañas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres.
Pablo fue a la sinagoga y durante tres meses hablaba con toda libertad del reino de Dios, dialogando con ellos y tratando de persuadirlos.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 67,2-3.4-5ac.6-7ab

R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios

Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos,
huyen de su presencia los que lo odian;
como el humo se disipa, se disipan ellos;
como se derrite la cera ante el fuego,
así perecen los impíos ante Dios. R/.

En cambio, los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad a su nombre;
su nombre es el Señor. R/.

Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,29-33):

EN aquel tiempo, aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús:
«Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios».
Les contestó Jesús:
«¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 25 de mayo de 2020
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf


YO TE RUEGO POR ELLOS


     Comenzamos unos días de preparación intensos para el gran acontecimiento de Pentecostés, pasando antes por la Ascensión, como momento en que la presencia de Jesús entre los suyos toca a su fin, para comenzar a estar presente de otra manera: por su Espíritu. Lo haremos de la mano del discurso/oración sacerdotal de Jesús. Toda una meditación orante sobre la obra de Jesús y sus implicaciones, tanto para sí mismo, como para sus discípulos, que habrán de continuarla.

     No estamos muy acostumbrados a encontrarnos con un Jesús orando por sus discípulos. Bueno sería visualizarlo, imaginarlo, meditar a este Jesús en plan orante por nosotros. Una oración que ha de ser bien poderosa, teniendo en cuenta quién la pronunciar, a quién se dirige y lo que ruega por nosotros. Es importante que tengamos presente que es una oración «por los discípulos», por el grupo como tal, que conformará la futura comunidad cristiana, la Iglesia. Aún no son Iglesia, pues les falta precisamente el «don de la Unidad y del Amor», el Espíritu. Pero ése es el interés de Jesús al orar: la fraternidad comunitaria de sus seguidores. Y tener esto presente supone que repasemos, profundicemos, concretemos nuestro lugar y nuestra misión en esa Comunidad grande que es la Iglesia, y las comunidades más pequeñas donde vivimos cada día nuestra fe.

    Es muy adecuado que intensifiquemos nuestra oración personal, pidiendo ese Espíritu, o mejor, preparándonos para recibir ese Espíritu que Dios nunca niega a los que se lo piden (Evangelio de Mateo). Podemos hacerlo con ayuda de la «Secuencia de Pentecostés», que no es difícil encontrar por Internet si no la tienes a mano. Y hacerlo de la mano de María, la mujer del Espíritu, la que tanto sabe de acogerlo con docilidad, y que acompaña a los discípulos siempre y particularmente en este tiempo tan especial.

     En cuanto al Evangelio de hoy, quiero fijarme en lo que dice Jesús: «Me dejaréis solo». 

    Dura experiencia esa en la que, en los momentos más duros (soledad, enfermedad, dificultades laborales o apostólicas, fracasos, rupturas...) aquellos de quienes más esperas y necesitas la cercanía y el apoyo... te la juegan, te fallan, se apartan de ti: tus amigos, tu familia, tu comunidad, tu pareja... «no están», o incluso están en contra. La madurez y fortaleza de las relaciones se comprueba y demuestra precisamente en esos momentos. Fue duro para Jesús, como es duro para cualquier persona. Es fácil hundirse, tirar la toalla... 

    Sin embargo Jesús cuenta con ello y además no les retira su confianza. Y reza por ellos. Dispersarse cada cual por su lado le preocupa. La dispersión, la falta de unidad, la huida, el dejarle solo. Y también el dejarse vencer por «el mundo». Tentaciones que son nuestras, y en las que fallaremos con toda seguridad. Aún así, el Señor quiere seguir contando con nosotros.

    «Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre». Preciosa la confidencia y enseñanza de Jesús. Ante la experiencia de fracaso, de oscuridad y de soledad, cuando la fe es puesta a prueba, la fe a de volverse confianza: aquello que tan a menudo encontramos en la Escritura: el Señor es mi fuerza, Dios mío en ti confío, aunque todos me abandonen.., y tantas otras. Es el momento de repetir con San Pablo «sé de quién me he fiado». Sí, el «mundo» del que habla Jesús y las luchas en que nos vemos envueltos (intereses económicos, la imagen, el poder y los cargos, la falta de valentía para pelear por la justicia, los silencio cómplices, el miedo, el evitar las complicaciones y riesgos....) parecen vencernos, y no pocas veces nos vencen. Oportuno  es que nos agarremos a nuestro Padre, aunque su presencia sea oculta y discreta, aunque nos parezca que «no está». Oportuno es que oremos estas palabras, que las dejemos calar en el fondo del corazón... porque sólo así podremos vencer, como Jesús: «Y encontraréis la paz en mí». Que así sea. Amén

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

FELIZ SEMANA!!!





domingo, 24 de mayo de 2020

ORACIÓN A MARÍA AUXILIADORA

Oración a María Auxiliadora: 
Bendícenos, protégenos, defiéndenos, conserva como tuyos a todas las personas que habitan en este hogar


Nuestra Madre Bendita, bajo el título de María Auxiliadora de los cristianos, ha sido la ayuda, el consejo, el socorro y el éxito de los cristianos a lo largo de toda la historia del cristianismo. Esta oración de consagración del hogar a María Auxiliadora puede servirte para que la Virgen sea tu compañía con tu familia y les acompañe durante sus acciones diarias.

María, entregó el Rosario a Santo Domingo como un poderoso auxilio de oración, y ha alentado repetidamente su uso a lo largo de la historia, apareciendo, orientando y ayudando a los cristianos en Guadalupe, Fátima, Lourdes, Banneux, Nueva Orleans, Venezuela, Laus y muchos otros lugares.

Recordamos el amor maternal de Nuestra Santísima Madre por nosotros y su inagotable ayuda, cada vez que oramos las primeras palabras del Memorare:

"Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que alguno haya recurrido a ti, implorando tu Protección y auxilio, haya sido desamparado..."


La tradición de María Auxiliadora.
La tradición del título de María Auxiliadora data de 1571, cuando el cristianismo fue salvado por intercesión de la Santísima Madre durante la ahora famosa batalla de Leparto.

Fue en esta batalla, el 7 de octubre, más tarde declarada como la Fiesta de Nuestra Señora del Santo Rosario, que las fuerzas cristianas triunfaron sobre los invasores musulmanes, debido a las continuas oraciones del Rosario de los cristianos en toda Europa.

La tradición nos dice que después de la batalla decisiva muchos soldados cristianos marcharon a Loreto, donde invocaron a María, Nuestra Santísima Madre, como la "Auxiliadora de los Cristianos". Después de esa invocación, la devoción a María bajo este título se extendió.

Tenemos que tener claro que La devoción a Nuestra Señora nos lleva a una relación más profunda con Cristo, su hijo glorioso.


El Concilio Vaticano II declaró:

"Al honrar a la Madre de Cristo, estas devociones hacen que su Hijo sea correctamente conocido, amado y glorificado, y todos sus mandamientos sean observados".

De la misma manera, san Juan Bosco repetía muchas veces:

"Te ruego primero que adores a Jesús en el Santísimo Sacramento y luego rendir homenaje a María, santísima".



Oración para consagrar el hogar a María Auxiliadora.
Santísima Virgen María, nombrada por Dios para ser la Auxiliadora de los cristianos, te elegimos como la Madre y protectora de nuestro hogar.

Te pedimos que nos favorezcas con tu poderosa protección.

LOS SENTIMIENTOS QUE ACOMPAÑARON LA ASCENSIÓN


Los Sentimientos que Acompañaron la Ascención
Ilumina tu andar con la Luz de Cristo Resucitado.


Por: P. Dennis Doren, LC | Fuente: Catholic.Net




En este domingo no son las tinieblas las que dominaban, sino el fulgor de una luz repentina que irrumpe con el anuncio sobrecogedor de la resurrección del Señor. La espera y la oración se convierten entonces en un canto de alegría: «¡Exulte el coro de los Ángeles!».

Ha cambiado totalmente la perspectiva de la historia: la muerte da paso a la vida y la oscuridad a la luz; vida que no muere más y luz que no volverá a apagarse.

La piedra del sepulcro está quitada: hoy brilla una luz especial en el corazón de todos los que creemos en Cristo: con Él, con su gracia y su fuerza, su amistad y compañía, todos los obstáculos son superables; todos los problemas, solubles; todos los sacrificios, llevaderos; todas las penas, pasajeras. Cristo nos invita hoy a salir de nuestros sepulcros, de nosotros mismos, de nuestros pequeños o grandes problemas, de nuestras indecisiones y tristezas, de nuestros desalientos y dudas, de nuestras oscuridades y desconfianzas y dejar que su luz pase a través de nosotros, para así llevarlo a los hombres. Hoy es un día especial para sentirse cerca de Dios, amigo de Dios, sinceramente amigo de Dios.

Una pequeña niña se encontraba entre un grupo de personas que eran guiadas en una excursión por una gran catedral. Mientras el guía daba explicaciones sobre las diversas partes de la estructura: el altar, el coro, la mampara y la nave principal, la atención de la pequeña estaba enfocada en una vidriera de colores.

Estuvo por largo tiempo considerando en silencio la ventana. Al elevar la vista hacia las figuras que formaban parte del vitral, su rostro fue bañado en un arco iris de colores cuando el sol de la tarde inundó el ala cruciforme de la inmensa catedral.

Cuando el grupo se preparaba para continuar la gira, la niña se llenó de valentía y preguntó al guía: ¿Quiénes son las personas que están en ese vitral tan hermoso?

    -Esos son los santos- respondió aquel.

    Esa misma noche, mientras la niña se alistaba para acostarse, le dijo a su madre con orgullo: -Sé quiénes son los santos.

    -¿Lo sabes? -respondió la madre. ¿Y me podrías decir quiénes son?

    Sin vacilar, la niña respondió: ¡Son las personas que dejan que la luz brille a través de ellas!

    ¿Estás permitiendo que la luz de la Resurrección del Señor brille a través de ti?

Hemos sido llamados a compartir la luz de la Resurrección de Jesús en un mundo de tinieblas. Como rayos de luz que atraviesan el pesimismo y la oscuridad, podemos llevar la Esperanza de la Resurrección a este mundo oscuro y cansado.

    “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (San Mateo 5.16)

No te detengas cuando se haya hecho oscuro, ilumina tu andar con la luz de Cristo Resucitado. La oscuridad más terrible no es la que te rodea, sino la que te habita; y la luz más bella no es la que te ilumina desde afuera, sino la que se asoma en tus ojos desde adentro. No exijas más luz que la necesaria para ver lo necesario, ni más camino que para andar esta jornada. El camino más malo, no es tan malo, si por él vas a tu meta. Y el camino más bueno no es tan bueno si por él no llegas a tu destino. No sabrás si hay luz mientras tus ojos no se hayan abierto, ni sabrás si hay camino, mientras tus pies no hayan andado. Cristo hoy ha encendido una lámpara que no se apaga, deja que esta luz ilumine tu caminar, Él hoy ha vencido nuestras oscuridades. CRISTO HA RESUCITADO Y YO LO HE EXPERIMENTADO.

PAPA FRANCISCO: LA EXPERIENCIA DE LOS APÓSTOLES EN LA ASCENSIÓN ES TAMBIÉN LA NUESTRA


Papa Francisco: “La experiencia de los apóstoles en la Ascensión es también la nuestra”
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




El Papa Francisco trazó una línea directa entre el mandato recibido por los apóstoles el día de la Ascensión y la misión de los cristianos de hoy: “La experiencia de los apóstoles es también la nuestra”.

En su enseñanza previa al rezo del Regina Coeli este domingo 24 de mayo, el Pontífice reflexionó sobre la Solemnidad de la Ascensión del Señor, que este domingo 24 de mayo se celebra en Italia y en muchos otros países.

Aunque el Santo Padre presidió el rezo desde el interior de la Biblioteca del Palacio Apostólico, como cada domingo desde el inicio del confinamiento por la pandemia de coronavirus, por primera vez una multitud de fieles se ha concentrado, respetando la distancia de seguridad para evitar contagios, en la Plaza de San Pedro, accesible al público desde hace unos días, para seguir el Regina Coeli.

El Pontífice describió cómo en el Evangelio de San Mateo se narra que los apóstoles se reunieron en Galilea, en lo alto de un monte que Jesús les había indicado. “Aquí es donde tiene lugar el último encuentro del Señor resucitado con los suyos”.

Francisco llamó la atención sobre la fuerte carga simbólica que el “monte” tiene a lo largo de la Escritura: “Sobre un monte Jesús proclamó las Bienaventuranzas, sobre un monte se retiraba a rezar, acogía a las multitudes y curaba a los enfermos”.


Sin embargo, en esta ocasión, “sobre el monte ya no está el Maestro que actúa, enseña y cura, sino aquel Resucitado que pide a los discípulos que actúen y anuncien, confiándoles el mandato de continuar su obra”.

“Les encarga llevar la misión a todas las gentes. Les dice: ‘Id al mundo entero y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he enseñado’”.

El Papa explicó el sentido de esas palabras: “El contenido de la misión confiada a los apóstoles es este: anunciar, bautizar, enseñar y caminar por las huellas del Maestro, es decir, el Evangelio”.

“Este mensaje de salvación implica, en primer lugar, el deber del testimonio, sin el cual no se puede anunciar, al cual también nosotros, discípulos de hoy, estamos llamados para dar razón de nuestra fe. Ante una misión así de comprometida, y pensando en nuestras debilidades, nos sentimos incapaces, al igual que se sintieron los mismos apóstoles”.

Ante ese sentimiento, el Papa subraya que “no hay que desanimarse” e invita “a recordar las palabras que Jesús les dirigió (a los apóstoles) antes de ascender al Cielo: ‘Estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’”.

“Esta promesa”, aseguró el Santo Padre, “garantiza la presencia constante y consoladora de Jesús entre nosotros. Ahora bien, ¿de qué manera se realiza esta presencia? Mediante su Espíritu que lleva a la Iglesia a caminar en la historia como compañero de camino de toda persona”.


Ese Espíritu “enviado por Cristo y por el Padre, permite la remisión de los pecados y santifica a todos aquellos que, penitentes, se abren con confianza a su don”.

“Con la promesa de permanecer con nosotros hasta el fin de los tiempos, Jesús inaugura el estilo de su presencia en el mundo como Resucitado: una presencia que se revela en la Palabra, en los Sacramentos, en la acción constante e interior del Espíritu Santo”.

Por ello, “la fiesta de la Ascensión nos dice que Jesús, aunque subió al Cielo para sentarse glorioso a la derecha del Padre, está todavía y por siempre entre nosotros: de aquí deriva nuestra fuerza, nuestra perseverancia y nuestra alegría”.

“Cristo si sustrae a nuestros ojos físicos y nos abre a otra mirada, la mirada de la fe, del más allá de lo aparente y de lo transitorios: nos pide que aprendamos a ver la realidad que nos rodea a la luz de su presencia como resucitado”.

De esa manera, “también cualquier persona que encontremos será vista, escuchada y amada de una manera diferentes, porque Cristo eleva su dignidad y se hace modelo a seguir”, concluyó el Papa Francisco.

VIRGEN MARÍA AUXILIADORA

María Auxiliadora



San Juan Bosco propagó la devoción a María Auxiliadora. De ella decía: “Amen, honren, sirvan a María. Procuren hacerla conocer, amar y honrar por los demás. No sólo no perecerá un hijo que haya honrado a esta madre, sino que podrá aspirar también a una gran corona en el cielo”.

Era el 24 de mayo de 1878, un oficial muy entristecido se presentó a Don Bosco y le dijo: —Padre, mi esposa está muy enferma y se teme que llegó su fin. Esto es terrible para mí. Por favor, pida a Dios le devuelva la salud. El Santo lo alentó y rezó con él a María Auxiliadora. A la hora el oficial volvió emocionado y dijo a Don Bosco: —¿Sabe usted, Padre? Mientras estaba aquí con usted, mi esposa, a quien había dejado moribunda, recobró la salud, se vistió, salió a mi encuentro y me relató lo sucedido. Sacó del bolsillo un brazalete de oro que entregó a Don Bosco: —Es el regalo de boda que hice a mi esposa; pero, de común acuerdo, lo ofrezco a María Auxiliadora. Don Bosco mostró luego a un grupo el brazalete: —Miren, una ofrenda de gratitud por una nueva curación debida a Maria Auxiliadora. ¡Bendito sea su dulce nombre!

San Juan Bosco, con estas o semejantes palabras, alentaba a confiar en María Santísima: “María nos asegura que si somos devotos suyos, nos tendrá como hijos suyos, nos cubrirá con su manto, nos colmará de bendiciones en este mundo para obtenernos después el Paraíso”. Con piedad y cariño reza hoy un avemaría a tu Madre del cielo.



* Enviado por el P. Natalio

SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY


Solemnidad de la Ascensión del Señor



La Solemnidad de la Ascensión del Señor es el broche de oro al paso de Jesús por la tierra aunque, Pentecostés, nos deje una ráfaga de su Espíritu y nos anime a pregonarlo a los cuatro vientos.

Desde su Nacimiento en Belén hemos visto el brillo de sus ojos, la grandeza divina de sus obras, la profundidad de sus palabras, el Dios hecho humano...

La Ascensión del Señor es el último misterio de su presencia terrena. Por el contrario, es el primero que nos toca a nosotros. La hora de partir, no hacia lejanos continentes (aunque también) y sí hacia esos lugares que están distantes del Evangelio; de descender a esos corazones tibios en la fe y que viven codo a codo con nosotros y a los cuales tan difícil nos resulta proponerles e invitarles al encuentro con Cristo.

Jesús asciende al encuentro de Dios pero se ha quedado de una forma entrañable, viva, alimentadora y transformadora en la Eucaristía. Que, ya desde ahora, le pidamos que el Espíritu Santo nos haga transmitir por los cuatro costados de nuestra vida la alegría de la fe. Que sepamos valorar aquella esperanza de la que San Pablo nos da buena cuenta y por la que dio hasta su misma vida.

En esta Solemnidad de la Ascensión no nos quedaremos con los ojos mirando al cielo. Entre otras cosas porque, sabemos que Dios, nos necesita como “otros cristos” anunciando sin temor ni vergüenza, con pasión y con entusiasmo la novedad del Evangelio.

Vete a los cielos, Señor, pues has cumplido más que sobradamente.


* Padre Javier Leoz

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY ASCENSIÓN DEL SEÑOR - DOMINGO 24 DE MAYO DE 2020


Lecturas de hoy Ascensión del Señor - Ciclo A 
(Domingo VII de Pascua)
Hoy, domingo, 24 de mayo de 2020




Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (1,1-11):

EN mi primer libro, Teófilo, escribí de todo lo que Jesús hizo y enseno desde el comienzo hasta el día en que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo. Se les presentó él mismo después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les ordenó que no se alejaran de Jerusalén, sino: «aguardad que se cumpla la promesa del Padre, de la que me habéis oído hablar, porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días».
Los que se habían reunido, le preguntaron, diciendo:
«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?».
Les dijo:
«No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad; en cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y “hasta el confín de la tierra”».
Dicho esto, a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Cuando miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
«Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 46,2-3.6-7.8-9

R/. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas

Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra. R/.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad;
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23):

HERMANOS:
El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en este mundo, sino en el futuro.
Y «todo lo puso bajo sus pies», y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Conclusión del santo evangelio según san Mateo (28,16-20):

EN aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy domingo, 24 de mayo de 2020
Fernando Torres cmf


El último encuentro con Jesús

      Con esta fiesta de la Ascensión termina prácticamente la Pascua. Es el último encuentro de Jesús resucitado con los discípulos. Y se repiten en él dos constantes que han estado presentes a lo largo de los cuatro evangelios. Por una parte, la confianza que Jesús pone en los discípulos. Les dice que ellos van a ser los encargados de continuar su obra. Las palabras de Jesús no pueden ser más claras: “Id y haced discípulos de todos los pueblos”. En sus manos ha puesto Jesús el tesoro del evangelio, del anuncio de la buena nueva de la salvación para la humanidad.

      Pero, por otra parte, el autor de los Hechos de los Apóstoles no renuncia a dejar en claro incluso en este último momento la incomprensión de los discípulos. Después de haber seguido a Jesús por los caminos de Galilea y en su viaje hacia Jerusalén, después de haber sido testigos directos de sus palabras y sus milagros, de su cercanía a los pobres y su llamada a la conversión porque “el Reino de Dios está cerca”, después de haber visto como el maestro era detenido, juzgado y condenado a muerte en cruz, después de haber experimentado la resurrección, todavía los discípulos siguen sin comprender del todo la misión de Jesús –y, por tanto, su misma misión como continuadores de aquella–. Al final de todo no se les ocurre más que preguntar si “¿es ahora cuando vas a restaurar la soberanía de Israel?” No se habían enterado.

      Sólo la promesa del Espíritu Santo mantiene la esperanza de que los discípulos lleguen a comprender del todo la misión de Jesús y su propia misión. Ese periodo tan especial que va desde el día de la Pascua, el de la resurrección de Jesús, hasta su ascensión termina con la fiesta de hoy. Pero el periodo de aprendizaje de los discípulos no ha terminado. Necesitan recibir el Espíritu Santo que será el que les haga conocer de verdad el significado de las palabras y de la vida de Jesús. De alguna manera, es necesario que Jesús desaparezca de sus vidas para que abran su corazón a una comprensión más profunda y verdadera de su figura. Hasta comprender que hay otra forma de presencia de Jesús en medio de la comunidad, una presencia que será constante y firme hasta el final de los tiempos. 

      Hoy en la Iglesia, en nuestra comunidad, en nuestro corazón, seguimos necesitando la presencia del Espíritu que nos ilumine para comprender cuál es la esperanza a la que nos llama Jesús, la riqueza de la gloria que es la herencia de los que creen en él, la grandeza de la misión de ser testigos del amor de Dios para todos, sin límites ni distinciones. Quizá nos convendría releer la segunda lectura y hacer con ella nuestra oración para pedir al Padre que nos envíe el Espíritu de Jesús, porque, aunque como a los apóstoles nos cuesta entender, queremos seguir su llamada a anunciar la buena nueva de la salvación a todos los hombres y mujeres. 



Para la reflexión

      ¿Qué significa para mí anunciar el Evangelio a toda la creación? ¿Es un mandato que afecta sólo a las curas y a las monjas? ¿Qué tendría que hacer para anunciar el Evangelio a los que viven conmigo?

EL PAPA FRANCISCO BENDICE A LOS FIELES EN SAN PEDRO POR PRIMERA VEZ DESDE LAS MEDIDAS ANTI COVID19


El Papa bendice a fieles en San Pedro por primera vez desde las medidas anti COVID19
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



Fue un momento breve, pero de gran carga espiritual y simbólica. Por primera vez, desde el decreto de medidas para evitar la propagación del coronavirus, el Santo Padre saludó desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano y bendijo y saludó a los fieles allí congregados para rezar el Regina Coeli.

La última vez que el Papa bendijo a los fieles en la Plaza fue el 1 de marzo. Después el gobierno italiano decretó el confinamiento de la población y otras medidas destinadas a evitar nuevos contagios de COVID 19 y el Estado de la Ciudad del Vaticano, en coordinación con las autoridades italianas, decretó el cierre de la Plaza de San Pedro.


Desde entonces, el Santo Padre presidió el rezo del Ángelus y de Regina Coeli, y la Audiencia General de los miércoles, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico, aunque al finalizar se asomaba a la ventana y bendecía una Plaza vacía de gente.

Sin embargo, desde el pasado 20 de mayo la Plaza de San Pedro se ha reabierto al público, por lo que algunos fieles se han reunido, manteniendo la distancia de seguridad, junto al Palacio Apostólico, para rezar con el sucesor de Pedro.

Aunque el Papa presidió el Regina desde la Biblioteca, como en estas últimas semanas, al finalizar se asomó a la ventana. En ese momento, los fieles congregados dieron muestras de gran alegría y las campanas de la Basílica de San Pedro comenzaron a sonar.

Francisco saludó a los presentes con la mano y los bendijo antes de regresar al interior de los apartamentos pontificios.

LA HISTORIA DE UN MILAGRO POCO CONOCIDO DE DON BOSCO Y MARÍA AUXILIADORA


La historia de un milagro poco conocido de Don Bosco y María Auxiliadora
Redacción ACI Prensa





Según los relatos del sacerdote salesiano P. Mauricio Verlezza, la presencia de Don Bosco en la ciudad italiana de Génova hace más de 100 años está ligada a muchas anécdotas, historias y también algunos milagros que tienen también como protagonista a María Auxiliadora.

El P. Verlezza, responsable de la Obra de Don Bosco en Sampierdarena (Génova), desde donde salieron las primeras expediciones misioneras hacia Argentina, contó a ACI Prensa que el Don Bosco celebró una Misa en 1872 en la que participaba una gran cantidad de benefactores.  

Al final, y luego de escuchar su catequesis, todos pasaron por la sacristía de la Catedral de San Siro para recibir la bendición del fundador de los salesianos. A cada uno le obsequiaba una medallita de María Auxiliadora.


“Las medallitas que tenía en una pequeña bolsa eran muy pocas y el milagro fue que todos pudieron recibirla, pese a que la bolsita que el secretario le dio a Don Bosco realmente tenía poquísimas”.

Aquí, explicó también el sacerdote, “San Juan Bosco miraba sus sueños misioneros con un mapamundi que se conserva en el pequeño cuarto en el que reposaba durante su permanencia en Sampierdarena”.

“Uno solo es mi deseo: que sean felices en el tiempo y en la eternidad”, dejó escrito a sus jóvenes Don Bosco, que San Juan Pablo II declaró “padre y maestro de la juventud”.

San Juan Bosco partió a la Casa del Padre un 31 de enero de 1888, después de haber hecho vida aquella frase que le dijo a su alumno Santo Domingo Savio: “aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres”.



Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en ACI Stampa

HOY 24 DE MAYO CELEBRAMOS A MARÍA AUXILIADORA

Hoy celebramos a María Auxiliadora, la que sostiene en tiempos difíciles
Redacción ACI Prensa






“En el cielo nos quedaremos gratamente sorprendidos al conocer todo lo que María Auxiliadora ha hecho por nosotros en la tierra”, decía San Juan Bosco, gran propagador del amor a esta advocación mariana que ha estado en la Iglesia y las familias cristianas desde antiguo ante los tiempos difíciles.

Los cristianos de los primeros siglos llamaban a la Virgen María con el nombre de Auxiliadora. Tanto así que los dos títulos que se leen en antiguos monumentos de oriente son: Madre de Dios (Teotokos) y Auxiliadora (Boetéia).

Santos como San Juan Crisóstomo, San Sabas y San Sofronio la nombraban también con esta advocación, siendo San Juan Damasceno el primero en propagar la jaculatoria: “María Auxiliadora, ruega por nosotros”.


"Oh María tú eres poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda", proclamó tiempo después San Germán.

María Auxilio de los cristianos
En el siglo XVI, el Papa San Pío V, gran devoto de la Madre de Dios, después de la victoria del ejército cristiano sobre los musulmanes en la batalla de Lepanto, mandó que se invocara a María Auxilio de los cristianos en las letanías.

En la época de Napoleón, el Papa Pío VII estaba apresado por este emperador y el Pontífice prometió que si salía libre, decretaría una nueva fiesta mariana en la Iglesia. Napoleón cae, el Santo Padre retorna triunfante a su sede pontificia el 24 de mayo de 1814 y decreta que todos los 24 de ese mes se celebraría en Roma la Fiesta de María Auxiliadora.

Al año siguiente nació San Juan Bosco, a quien la Virgen se le apareció en sueños para que le construyera un templo con el título de Auxiliadora. Es así que el Santo inició dos monumentos: el físico que es la Basílica de María Auxiliadora de Turín y el “vivo” conformado por las Hijas de María Auxiliadora.

San Juan Bosco aseguraba a sus jóvenes que él y muchos fieles obtenían grandes favores del cielo con la novena a María Auxiliadora y la jaculatoria dada por San Juan Damasceno.


“Confiad siempre en Jesús Sacramentado y María Auxiliadora y veréis lo que son milagros”, afirmaba San Juan Bosco.


HOY CELEBRAMOS LA SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR, 24 DE MAYO



Hoy celebramos la Solemnidad de la Ascensión del Señor
Redacción ACI Prensa





Hoy celebramos la Solemnidad de la Ascensión del Señor
Hoy la Iglesia Universal celebra la Solemnidad de la Ascensión del Señor al cielo, a los cuarenta días de su resurrección.

San Juan Pablo II al meditar esta Solemnidad, en su homilía del 24 de mayo de 2001, señaló que “la contemplación cristiana no nos aleja del compromiso histórico. El ‘cielo’ al que Jesús ascendió no es lejanía, sino ocultamiento y custodia de una presencia que no nos abandona jamás, hasta que él vuelva en la gloria”.

“Mientras tanto -continúa el Santo- es la hora exigente del testimonio, para que en el nombre de Cristo ‘se predique la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos’”.

Uno de los pasajes bíblicos que narra este episodio de la vida del Señor está en el Evangelio de San Marcos 16,15-20:

“Conclusión del santo evangelio según san Marcos: En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: ‘Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos’. Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban”.

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