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lunes, 24 de diciembre de 2018
PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE NAVIDAD: ES CRISTO MI ALIMENTO O LOS BIENES MATERIALES?
Papa Francisco en la Misa de Navidad: ¿Es Cristo mi alimento o los bienes materiales?
Redacción ACI Prensa
Foto: Captura de video (Vatican News)
En Belén Dios se hizo pequeño “para ser nuestro alimento” y así el hombre pudiera “renacer en el amor y romper la espiral de la avidez y la codicia”, afirmó el Papa Francisco este 24 de diciembre en la Misa por la Solemnidad de la Natividad del Señor que celebró en la Basílica de San Pedro.
El Santo Padre presidió la Misa por la Solemnidad de la Natividad del Señor y fue concelebrada con cardenales, obispos y sacerdotes. La Eucaristía fue precedida por el canto de la Kalenda, que es el canto del anuncio de Navidad.
Asimismo, un grupo de niños presentó unas ofrendas florales, entre los que estaban dos menores panameños de 6 y 10 años de edad.
En su homilía el Pontífice recordó que Belén significa “casa del pan”. Dios, señaló, “sabe que necesitamos alimentarnos para vivir. Pero sabe también que los alimentos del mundo no sacian el corazón”.
Francisco explicó que con el pecado original “el hombre se convierte en ávido y voraz”, deseoso de acumular cosas como si fuera el sentido de la vida. “Una insaciable codicia atraviesa la historia humana, hasta las paradojas de hoy, cuando unos pocos banquetean espléndidamente y muchos no tienen pan para vivir”, indicó.
Sin embargo, señaló, con su nacimiento en un pesebre en Belén “Dios se hace pequeño para ser nuestro alimento. Nutriéndonos de Él, Pan de Vida, podemos renacer en el amor y romper la espiral de la avidez y la codicia”.
“Ante el pesebre, comprendemos que lo que alimenta la vida no son los bienes, sino el amor; no es la voracidad, sino la caridad; no es la abundancia ostentosa, sino la sencillez que se ha de preservar”, afirmó.
Francisco explicó que desde el pesebre hasta el cenáculo Cristo “se ha ofrecido a nosotros todos los días” y lo sigue haciendo hoy en la Eucaristía, pues “llama a nuestra puerta para entrar y cenar con nosotros”. “En Navidad recibimos en la tierra a Jesús, Pan del cielo: es un alimento que no caduca nunca, sino que nos permite saborear ya desde ahora la vida eterna”, afirmó.
En ese sentido, el Papa invitó a los fieles a preguntarse “¿cuál es el alimento de mi vida, del que no puedo prescindir?, ¿es el Señor o es otro? (…). ¿Necesito verdaderamente tantas cosas, tantas recetas complicadas para vivir? ¿Soy capaz de prescindir de tantos complementos superfluos, para elegir una vida más sencilla?”.
“Jesús es el Pan del camino. No le gustan las digestiones pesadas, largas y sedentarias, sino que nos pide levantarnos rápidamente de la mesa para servir, como panes partidos por los demás. Preguntémonos: En Navidad, ¿parto mi pan con el que no lo tiene?”, preguntó.
Asimismo, el Papa invitó a seguir el ejemplo de los pastores que fueron a adorar al Niño tras el anuncio del ángel, que los llamó a no temer. “Resuena muchas veces en el Evangelio este ‘no temáis’: parece el estribillo de Dios que busca al hombre”, indicó.
Además, los pastores de Belén enseñan “cómo ir al encuentro del Señor. Ellos velan por la noche: no duermen, sino que hacen lo que Jesús tantas veces nos pedirá: velar. Permanecen vigilantes, esperan despiertos en la oscuridad, y Dios ‘los envolvió de claridad’. Esto vale también para nosotros”.
Sin embargo, explicó que al Señor no se le puede esperar “en el sofá, durmiendo”. Recordó que los pastores fueron a la gruta corriendo, “dejan el rebaño sin custodia, se arriesgan por Dios. Y después de haber visto a Jesús, aunque no eran expertos en el hablar, salen a anunciarlo”.
“Esperar despiertos, ir, arriesgar, comunicar la belleza: son gestos de amor. El buen Pastor, que en Navidad viene para dar la vida a las ovejas, en Pascua le preguntará a Pedro, y en él a todos nosotros, la cuestión final: ‘¿Me amas?’. De la respuesta dependerá el futuro del rebaño. Esta noche estamos llamados a responder, a decirle también nosotros: ‘Te amo’. La respuesta de cada uno es esencial para todo el rebaño”, señaló.
Francisco indicó que así como entonces, el camino también “es en subida: se debe superar la cima del egoísmo, es necesario no resbalar en los barrancos de la mundanidad y del consumismo”.
“Quiero llegar a Belén, Señor, porque es allí donde me esperas. Y darme cuenta de que tú, recostado en un pesebre, eres el pan de mi vida”, expresó el Papa.
Al final de la Misa el Papa fue acompañado por el grupo de niños para colocar la imagen del Niño Jesús en el pesebre elaborado dentro de la basílica vaticana.
HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE LA SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR 2018
Homilía del Papa Francisco en la Misa de la Solemnidad de la Natividad del Señor
Redacción ACI Prensa
Foto: Captura de video (Vatican News)
El Papa Francisco celebró este 24 de diciembre en la Basílica de San Pedro la Misa por la Solemnidad de la Natividad del Señor, en la que recordó que en Belén Dios se hizo pequeño para ser alimento de los hombres y así hacerlos “renacer en el amor y romper la espiral de la avidez y la codicia” ocasionada por el pecado original.
A continuación la homilía del Papa Francisco:
José, con María su esposa, subió "a la ciudad de David, que se llama Belén". Esta noche, también nosotros subimos a Belén para descubrir el misterio de la Navidad.
1. Belén: el nombre significa casa del pan. En esta “casa” el Señor convoca hoy a la humanidad. Él sabe que necesitamos alimentarnos para vivir. Pero sabe también que los alimentos del mundo no sacian el corazón. En la Escritura, el pecado original de la humanidad está asociado precisamente con tomar alimento: "tomó de su fruto y comió", dice el libro del Génesis. Tomó y comió. El hombre se convierte en ávido y voraz. Parece que el tener, el acumular cosas es para muchos el sentido de la vida. Una insaciable codicia atraviesa la historia humana, hasta las paradojas de hoy, cuando unos pocos banquetean espléndidamente y muchos no tienen pan para vivir.
Belén es el punto de inflexión para cambiar el curso de la historia. Allí, Dios, en la casa del pan, nace en un pesebre. Como si nos dijera: Aquí estoy para vosotros, como vuestro alimento. No toma, sino que ofrece el alimento; no da algo, sino que se da él mismo. En Belén descubrimos que Dios no es alguien que toma la vida, sino aquel que da la vida. Al hombre, acostumbrado desde los orígenes a tomar y comer, Jesús le dice: "Tomad, comed: esto es mi cuerpo". El cuerpecito del Niño de Belén propone un modelo de vida nuevo: no devorar y acaparar, sino compartir y dar. Dios se hace pequeño para ser nuestro alimento. Nutriéndonos de él, Pan de Vida, podemos renacer en el amor y romper la espiral de la avidez y la codicia. Desde la “casa del pan”, Jesús lleva de nuevo al hombre a casa, para que se convierta en un familiar de su Dios y en un hermano de su prójimo. Ante el pesebre, comprendemos que lo que alimenta la vida no son los bienes, sino el amor; no es la voracidad, sino la caridad; no es la abundancia ostentosa, sino la sencillez que se ha de preservar.
El Señor sabe que necesitamos alimentarnos todos los días. Por eso se ha ofrecido a nosotros todos los días de su vida, desde el pesebre de Belén al cenáculo de Jerusalén. Y todavía hoy, en el altar, se hace pan partido para nosotros: llama a nuestra puerta para entrar y cenar con nosotros. En Navidad recibimos en la tierra a Jesús, Pan del cielo: es un alimento que no caduca nunca, sino que nos permite saborear ya desde ahora la vida eterna.
En Belén descubrimos que la vida de Dios corre por las venas de la humanidad. Si la acogemos, la historia cambia a partir de cada uno de nosotros. Porque cuando Jesús cambia el corazón, el centro de la vida ya no es mi yo hambriento y egoísta, sino él, que nace y vive por amor. Al estar llamados esta noche a subir a Belén, casa del pan, preguntémonos: ¿Cuál es el alimento de mi vida, del que no puedo prescindir?, ¿es el Señor o es otro? Después, entrando en la gruta, individuando en la tierna pobreza del Niño una nueva fragancia de vida, la de la sencillez, preguntémonos: ¿Necesito verdaderamente tantas cosas, tantas recetas complicadas para vivir? ¿Soy capaz de prescindir de tantos complementos superfluos, para elegir una vida más sencilla? En Belén, junto a Jesús, vemos gente que ha caminado, como María, José y los pastores. Jesús es el Pan del camino. No le gustan las digestiones pesadas, largas y sedentarias, sino que nos pide levantarnos rápidamente de la mesa para servir, como panes partidos por los demás. Preguntémonos: En Navidad, ¿parto mi pan con el que no lo tiene?
2. Después de Belén casa de pan, reflexionemos sobre Belén ciudad de David. Allí David, que era un joven pastor, fue elegido por Dios para ser pastor y guía de su pueblo. En Navidad, en la ciudad de David, los que acogen a Jesús son precisamente los pastores. En aquella noche —dice el Evangelio— "se llenaron de gran temor", pero el ángel les dijo: "No temáis". Resuena muchas veces en el Evangelio este no temáis: parece el estribillo de Dios que busca al hombre. Porque el hombre, desde los orígenes, también a causa del pecado, tiene miedo de Dios: "me dio miedo [...] y me escondí", dice Adán después del pecado. Belén es el remedio al miedo, porque a pesar del “no” del hombre, allí Dios dice siempre “sí”: será para siempre Dios con nosotros. Y para que su presencia no inspire miedo, se hace un niño tierno. No temáis: no se lo dice a los santos, sino a los pastores, gente sencilla que en aquel tiempo no se distinguía precisamente por la finura y la devoción. El Hijo de David nace entre pastores para decirnos que nadie estará jamás solo; tenemos un Pastor que vence nuestros miedos y nos ama a todos, sin excepción.
Los pastores de Belén nos dicen también cómo ir al encuentro del Señor. Ellos velan por la noche: no duermen, sino que hacen lo que Jesús tantas veces nos pedirá: velar. Permanecen vigilantes, esperan despiertos en la oscuridad, y Dios "los envolvió de claridad". Esto vale también para nosotros. Nuestra vida puede ser una espera, que también en las noches de los problemas se confía al Señor y lo desea; entonces recibirá su luz. Pero también puede ser una pretensión, en la que cuentan solo las propias fuerzas y los propios medios; sin embargo, en este caso el corazón permanece cerrado a la luz de Dios. Al Señor le gusta que lo esperen y no es posible esperarlo en el sofá, durmiendo. De hecho, los pastores se mueven: "fueron corriendo", dice el texto. No se quedan quietos como quien cree que ha llegado a la meta y no necesita nada, sino que van, dejan el rebaño sin custodia, se arriesgan por Dios. Y después de haber visto a Jesús, aunque no eran expertos en el hablar, salen a anunciarlo, tanto que «todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores».
Esperar despiertos, ir, arriesgar, comunicar la belleza: son gestos de amor. El buen Pastor, que en Navidad viene para dar la vida a las ovejas, en Pascua le preguntará a Pedro, y en él a todos nosotros, la cuestión final: "¿Me amas?". De la respuesta dependerá el futuro del rebaño. Esta noche estamos llamados a responder, a decirle también nosotros: “Te amo”. La respuesta de cada uno es esencial para todo el rebaño.
"Vayamos, pues, a Belén": así lo dijeron y lo hicieron los pastores. También nosotros, Señor, queremos ir a Belén. El camino, también hoy, es en subida: se debe superar la cima del egoísmo, es necesario no resbalar en los barrancos de la mundanidad y del consumismo. Quiero llegar a Belén, Señor, porque es allí donde me esperas. Y darme cuenta de que tú, recostado en un pesebre, eres el pan de mi vida. Necesito la fragancia tierna de tu amor para ser, yo también, pan partido para el mundo. Tómame sobre tus hombros, buen Pastor: si me amas, yo también podré amar y tomar de la mano a los hermanos. Entonces será Navidad, cuando podré decirte: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”.
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 24 DE DICIEMBRE
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
24 de Diciembre
Mañana es Navidad. Cristo se nos presenta como Niño; por eso Navidad es la fiesta de los niños: de los que son niños, porque tienen pocos años y de los que, a pesar de sus muchos años, conservan su corazón de niños.
Y el corazón de un niño es un corazón sin malicia, sin doblez, sin tinieblas, sin malas intenciones, sin deseos torcidos.
Por eso, no sospeches nunca, no atribuyas maldad a los errores del prójimo, no seas tú malicioso, pues el malicioso todo lo ve mal, en todo ve mal y a todos los juzga mal.
Sé noble, sencillo de corazón, recto de voluntad: piensa que todos son buenos, al menos que todos quieren serlo, y se esfuerzan por serlo. Al fin y al cabo, será mejor que te equivoques por pensar bien y no por pensar mal.
P. Alfonso Milagro
RECIBE LA NAVIDAD CON ESTOS VILLANCICOS!!
Villancicos
CAMPANAS
1. Campana sobre campana
y sobre campana una,
asómate a la ventana,
verás al Niño en la cuna.
BELÉN, CAMPANAS DE BELÉN
QUE LOS ÁNGELES TOCAN,
¿QUÉ NUEVAS ME TRAÉIS?
2. Recogido tu rebaño,
adónde vas, pastorcito?
Voy a llevar al portal
mi canción y mi cariño.
3. Campana sobre campana
y sobre campana dos,
asómate a la ventana,
porque está naciendo Dios.
4. Caminando a medianoche,
dónde caminas, pastor?
Le llevo al Niño que nace,
como a Dios, mi corazón.
AY DEL CHIQUIRRITÍN
AY DEL CHIQUIRRITÍN,
QUE HA NACIDO ENTRE PAJAS,
AY DEL CHIQUIRRITÍN,
QUERI QUERIDÍN QUERIDITO DEL ALMA.
1. Por debajo del arco del portalito
se descubre a María, José y el Niño.
2. Entre el buey y la mula Dios ha nacido
y en un pobre Pesebre lo han recogido.
GLORIA IN EXCELSIS DEO
1. Hoy a la tierra el cielo envía
una capilla angelical,
trayendo paz y alegría,
cantando el himno triunfal:
GLORIA IN EXCELSIS DEO. (2v)
2. Viene a anunciar el Nacimiento
de nuestro amable Redentor;
colmados de agradecimientos,
digamos todos con fervor:
3. Unos pastores que velaban
en las praderas de Belén
vieron querubes que entonaban
cantares para nuestro bien:
4. «Gloria», decían con voz suave,
gloria a Jesús, Rey del Amor,
paz en la tierra a aquel que sabe
servir a Dios con santo ardor».
5. Nochebuena, noche hermosa
de clemencia y perdón; gloria
canta el firmamento
y la tierra canta amor.
6. Por tu amor al hombre, bajas
a la tierra, ¡oh Niño Dios!,
y de tu redil amado
solicitas ser Pastor.
HERMANO, DIOS HA NACIDO
Hermano, Dios ha nacido en un Pesebre. ¡Aleluya!
Hermano, canta conmigo: ¡gloria a Dios en las alturas! (2v)
De los cielos han venido mil alas hasta su cuna,
hoy mueren todos los odios y renace la ternura. (2v)
HERMANO, DIOS HA NACIDO EN UN PESEBRE. ¡ALELUYA!
HERMANO, CANTA CONMIGO: ¡GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS!
El corazón más perdido sabe ya que alguien le busca,
el hombre ya no está solo, ya la tierra no está a oscuras. (2v)
HUMILDE NACIMIENTO
Rompe la noche una Gran Estrella,
hoy descendió del Cielo la Paz verdadera,
porque ha nacido el Niño en nuestra tierra
de una Virgen Santa, Humilde y Bella.
Pobre y sencillo fue su Nacimiento,
Dios confundió el corazón de los soberbios.
Los pastorcillos vienen a adorarle
y los que de verdad quieren amarle.
VAMOS HERMANO A ADORAR, ¡CRISTO HA NACIDO YA!
CON MARÍA Y JOSÉ VAMOS A CELEBRAR.
CON MARÍA Y JOSÉ VAMOS A CELEBRAR. (2v)
FAMILIA DE NAZARET
1. Era pobre y silenciosa pero con rayos de luz,
olor a jazmín y a rosa y el Niño que la alboroza:
es la casa de Jesús.
FAMILIA DE NAZARET, FAMILIA DE NAZARET,
FUENTE DE ESPERANZA Y VIDA, FAMILIA DE NAZARET.
2. Un taller de carpintero y un gran misterio de fe,
manos callosas de obrero, justas manos de hombre entero: es la casa de José.
3. Había júbilo y contento, ella lavaba y barría,
y el Arcángel, saludando, repetía noche y día:
Casa del Ave María.
4. Familia pobre y divina, pobre mesa, pobre casa,
mucha unión, ninguna espina y el ejemplo que culmina
en un amor que no pasa.
5. Concede, Padre Señor, una mesa y un hogar,
manos para trabajar, padres a quienes querer
y una sonrisa que dar.
LA MARIMORENA
1. En el portal de Belén hay estrellas, sol y luna,
la Virgen y San José y el Niño que está en la cuna.
ANDE, ANDE, ANDE LA MARIMORENA,
ANDE, ANDE, ANDE, QUE ES LA NOCHEBUENA. (2v)
2. Y si quieres comprar pan más blanco que la azucena,
en el portal de Belén la Virgen es panadera.
3. Pastores, venid, venid, veréis lo que no habéis visto,
en el portal de Belén el Nacimiento de Cristo.
MUNDO FELIZ
1. Mundo feliz, Jesús nació,
ya nuestro Rey está...
Y TODO LO QUE DIOS CREO, (2v)
A SU ENCUENTRO VA, (2v)
FELIZ, FELIZ A SU ENCUENTRO VA.
2. Luz celestial brilla doquier,
ya Dios está aquí...
3. Madre de Dios, María, Tú
nos diste al Redentor...
NACIMIENTO
GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS Y EN LA TIERRA PAZ A TODOS;
ÉSTE ES EL HIJO DE DIOS, QUE HA NACIDO DE MARÍA. (2v)
1. Este santo Nacimiento los profetas lo anunciaron
y con júbilo esperaron al Autor del firmamento.
Por fin se cumplió el momento de tan gloriosa venida.
Nuestra dicha fue cumplida cuando ya Jesús nació.
Digamos de corazón: ¡feliz noche bendecida!
2. En un Pesebre botado fue donde nació el Mesías,
por cumplir la profecía que Dios había anunciado.
Sus padres con gran cuidado con las pajas lo cubrieron,
y tan pronto lo supieron, tres sabios del Oriente,
a ver al recién nacido desde la Arabia vinieron.
3. Al saber que era nacido, el eterno Hijo de Dios,
José y María, los dos vieron su gozo cumplido.
Su calvario principiado, en aquel pobre Pesebre;
sintió frío por primero por la helada que cayó
y un ángel en las alturas entonaba el «Gloria a Dios».
4. Cuando nació el Redentor en el portal de Belén,
los pastores van también a ver al niñito Dios.
Lo adoraban con amor al Mesías verdadero,
recostado en un Pesebre entre la mula y el buey,
de esta forma nació el Rey de la tierra y de los cielos.
NAVIDAD EN MI TIERRA
1. Por los cerros de mi tierra
peregrinan Santa María y San José.
Fría noche de diciembre
en que juntos van caminando hacia Belén.
A sus pasos brotan flores,
se alegran los ángeles junto al buen Dios.
Rían estrellas del cielo,
porque esta noche nace el Niño Jesús! (2v)
CAMPANAS DE GLORIA QUE NOS LLAMAN A BELEN,
NUESTRA ESPERANZA ES UN NIÑO
QUE HA NACIDO HUMILDE EN UN POBRE PORTAL,
VAMOS, PUEBLO DE MI TIERRA, VAMOS A ADORAR AL NIÑITO DIOS.
2. Mi dulce Niño ha nacido
en una pobre cueva por este lugar,
pues los aldeanos no quieren
en esta noche a los pobres hospedar.
Una vaca y un burrito
hacen feliz al Niño dándole calor.
Yo quiero ir a ese establo
para abrigar con mi poncho al Niño Dios! (2v)
3. Unos humildes pastores
le traen al Niño lo que pueden dar:
lana de alpaca y de oveja,
opa de quinua y torrejas de maíz.
El viento de la montaña,
de unos bellos ángeles le trae la voz.
La Virgen y el Niño gozan
con estos presentes, ofrendas de amor. (2v)
NOCHE GRANDIOSA EN BELÉN
1. Noche grandiosa en Belén,
el Niño Dios va a nacer,
y en los brazos de Mamita ...ayayay
el mundo reposará.
Vamos pastores venid y esperad
con himnos en el Portal.
Todo es silencio de Fe,
ángeles hay por doquier,
Gloria a mi Dios en el Cielo ...ayayay»,
cantan con mucho fervor.
Paz a los hombres de buen corazón»,
oye el feliz San José.
CANTAREMOS EN NOCHEBUENA
TODOS JUNTOS BAJO ESA ESTRELLA.
PORQUE EL NIÑO HA TRAIDO
PAZ Y RECONCILIACIÓN
A UNA MADRE MUY TIERNA
Y UNA NUEVA CREACIÓN. (2v)
2. «Soy del Perú, sí Señor»,
exclama con clara voz
el Niño que a su boquita llevó
chicha y un gran picarón.
Vamos peruanos, luchemos por ver
a este País renacer!
NOCHE DE PAZ
1. Noche de paz, noche de amor:
llena del cielo un resplandor;
en la altura resuena un cantar:
os anuncio una dicha sin par,
en la tierra ha nacido Dios,
hoy en Belén de Judá».
2. Noche de paz, noche de amor:
todo duerme en derredor;
solo velan mirando la fazde su niño en angélica paz,
José y María en Belén. (2v)
3. Noche de Dios, noche de paz:
esplendor inmortal,
luz eterna en la noche brilló:
es la gloria del Hijo de Dios.
Duerme el Niño Jesús. (2v)
4. Noche de Dios, noche de paz:
claro sol brilla ya,
y los ángeles cantando están:
Gloria a Dios, gloria al Rey celestial».
Duerme el Niño Jesús. (2v)
5. Noche de Dios, noche de paz:
nueva luz celestial,
floreció la feliz Navidad:
es palabra y mensaje de paz,
duerme el Niño Jesús. (2v)
6. Noche feliz, de Navidad:
viene Dios a salvar,
Nochebuena en que alumbra el Amor,
el misterio escondido de Dios.
Duerme el Niño Jesús. (2v)
7. Noche de paz, noche de Dios:
al portal va el pastor,
y entre pajas encuentra al Señor,
es el Verbo que carne tomó.
Duerme el Niño Jesús. (2v)
VAMOS, PASTORES, VAMOS
VAMOS, PASTORES, VAMOS,
VAMOS A BELÉN
A VER EN AQUEL NIÑO
LA GLORIA DEL EDÉN, (2v)
LA GLORIA DEL EDÉN. (2v)
1. ¡Oh, qué precioso Niño!,
yo me muero por él;
su boquita me encanta,
sus ojitos también.
El padre lo acaricia,
la madre mira en él,
y los dos, extasiados,
contemplan a aquel ser,
contemplan a aquel ser, sí...
2. Es tan lindo el chiquito,
que nunca podrá ser
que su belleza copien
el lápiz y el pincel,
pues el eterno Padre,
con su inmenso poder,
quiso que el Hijo fuera
inmenso como Él,
inmenso como Él, sí...
REGALOS A JESÚS
VAMOS A BELÉN A ADORAR AL NIÑO DIOS,
A LLEVARLE UNOS REGALOS, YO LE DOY MI CORAZÓN. (2v)
1. A ver al Niño Jesús he venido de Ayacucho;
cuatro quesos le he traído porque yo lo quiero mucho.
Y yo desde el Cuzco vengo para ver a mi Niñito;
con amor le he traído un ponchito y un chullito.
2. De los pies del Misti vengo a adorar al Rey eterno,
he traído unos buñuelos, también rocotos rellenos.
Caminando muy de prisa desde Chincha he venido;
a Jesús le he traído tejas, uvas y un buen vino.
3. Desde Lima he traído mazamorra para el Niño;
pa' María y pa' José: miel turrón y camotillo.
Los chalacos tempranito salimos en bote al mar;
Pesca y pesca con la red, pa' ofrecerle al Emmanuel.
QUE VENGAN LOS REYES MAGOS
1. Que vengan los Reyes Magos
y comiencen a adorar
al Niño que hoy ha nacido
en Belén en un portal. (2v)
CON MELCHOR Y CON GASPAR,
EN UNIÓN DE BALTASAR,
YA LLEGAMOS A BELÉN
A VER AL NIÑO JESÚS. (2v)
2. Que vengan los pastorcitos,
con el burro, con el buey;
que acerquen al Corderito
que ha de ser el Agnus Dei. (2v)
LA CANCIÓN DEL TAMBORILERO
1. El camino que lleva a Belén
baja hasta el valle que la nieve cubrió;
los pastorcillos quieren ver a su Rey,
le traen regalos en su humilde zurrón,
al Redentor, al Redentor.
Ha nacido en un portal de Belén
el Niño Dios!
2. Yo quisiera poner a tus pies
algún presente que te agrade, Señor,
mas Tú ya sabes que soy pobre también
y no poseo más que un viejo tambor,
viejo tambor, viejo tambor.
En tu honor frente al portal tocaré
con mi tambor!
3. El camino que lleva a Belén
yo voy marcando con mi viejo tambor,
nada mejor hay que te pueda ofrecer,
su ronco acento es un canto de amor,
al Redentor, al Redentor.
Cuando Dios me vio tocando ante Él,
me sonrió!
LA VIRGEN VA CAMINANDO
1. La Virgen se está peinando
entre cortina y cortina,
los cabellos son de oro,
el peine de plata fina.
PERO MIRA COMO BEBEN LOS PECES EN EL RÍO,
PERO MIRA COMO BEBEN POR VER A DIOS NACIDO,
BEBEN Y BEBEN Y VUELVEN A BEBER
LOS PECES EN EL RÍO POR VER A DIOS NACER.
2. La Virgen está lavando
y se descuelga el lucero,
los pajarillos cantando,
el romero florecido.
3. La Virgen va caminando,
va caminando solita,
y va llevando al portal
al Niño de la manita.
QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE FELICES FIESTAS Y FELIZ NAVIDAD ?
¿Qué diferencia hay entre “felices fiestas” y “feliz Navidad”?
Redacción ACI Prensa
Mons. Héctor Aguer, Arzobispo Emérito de La Plata en Argentina, advirtió que la celebración de la Navidad “no puede ser tragada por ‘las fiestas’ en general”, pues los cristianos “festejamos el acontecimiento más grande de toda la historia humana”.
En su reflexión semanal “Claves para un Mundo Mejor”, difundida este sábado por CANAL 9, Mons. Aguer lamentó que “mucha gente dice ‘felices fiestas’ y seguro celebran la Navidad, el 24 a la noche brindan, y quizá hasta hacen una festichola”, como se conoce a las celebraciones en el hogar en Argentina.
“¿Pero saben por qué lo hacen? ¿Saben qué festejamos? Ahí está la cuestión”, señaló.
“Nosotros festejamos el acontecimiento más grande de toda la historia humana: el Nacimiento de Jesús, Hijo de Dios hecho Hombre, que ha venido para nuestra salvación”, subrayó.
El Prelado argentino destacó que “en realidad, si uno lo piensa bien, sería más impresionante festejar la Encarnación, el 25 de marzo, que es el momento en que por el anuncio del ángel el Espíritu Santo desciende sobre la Virgen María, y de un óvulo de la Virgen María se forma el cuerpo de Cristo que comienza a desarrollarse en su seno”.
“La segunda persona de la Trinidad se hace ‘carne’, se hace hombre, en el seno de María y cumple allí su ciclo de 9 meses. O sea es un embrión, es un feto y luego es un niño por nacer y es un niño que nace virginalmente en un parto misteriosamente virginal, realizado, como dice San Ignacio de Antioquía, en el silencio de Dios, en el silencio de esa noche santa Jesús está en los brazos de María y de José y es puesto en un pesebre”.
Mons. Aguer destacó que en la Navidad celebramos “la adoración de ese Niño que es Nuestro Salvador”.
“En esta Noche Santa del 24 al 25 lo que corresponde es caer de bruces delante del Pesebre para adorar al Niño Jesús”, indicó, y subrayó que “el Pesebre es el signo católico por excelencia de la Navidad”.
“¿Y ese barbudo que viene aquí, transpirando, vestido de colorado, con renos y todo eso, que viene de otra geografía? ¡Papa Noel! No, eso no tiene nada que ver con nuestra Navidad sudamericana, calurosa y católica”.
Más adelante, el Arzobispo Emérito de La Plata explicó que “la Navidad no es sólo el 24 y el 25, porque el 1° de enero es la Fiesta de Santa María Madre de Dios, cuando nos dedicamos a contemplar la maternidad divina y virginal de María, que es también una maternidad espiritual respecto de todos nosotros pues Cristo quiso que Ella fuera nuestra Madre en el orden de la gracia”.
“Luego, el 6 de enero celebramos la Epifanía del Señor, la manifestación a los Magos, pues así como Jesús se manifestó a los pastores judíos que estaban en la región, en el momento de su nacimiento, así también la inspiración de Dios hizo que unos Magos de Oriente, paganos, que no pertenecían al pueblo judío, comprendieran que había nacido el Rey y ellos fueron a reconocerlo y adorar al Rey, fueron los primeros paganos que reconocieron a Cristo como Rey y Redentor”.
Por esto, precisó, “las fiestas son, entonces, la Navidad, la Solemnidad de la Madre de Dios y la Epifanía del Señor el 6 de enero”.
ORACIÓN FAMILIAR PARA PONER AL NIÑO EN EL PESEBRE
Oración familiar para poner al Niño en el pesebre
Redacción ACI Prensa
Antes de la medianoche del 24 de diciembre, cuando estés reunido o reunida con tu familia para colocar la imagen del Niño Dios en el pesebre, te invitamos a recitar esta breve oración para pedirle a Jesús que también nazca en tu corazón y en el de tus seres queridos.
Lector 1:
Querido Padre, Dios del cielo y de la tierra:
En esta noche santa te queremos dar gracias por tanto amor. Gracias por nuestra familia y por nuestro hogar. Gracias por nuestros amigos, vecinos y por las personas que trabajan con nosotros.
Bendícenos en este día tan especial en el que esperamos el nacimiento de tu Hijo. Ayúdanos a preparar nuestros corazones para recibir al Niño Jesús con amor, con alegría y esperanza. Estamos aquí reunidos para adorarlo y darle gracias por venir a nuestro mundo a llenar nuestras vidas.
Hoy, al contemplar el pesebre, recordamos especialmente a las familias que no tienen techo, alimento y comodidad. Te pedimos por ellas para que la Virgen y San José les ayuden a encontrar un cálido hogar.
Lector 2:
Padre bueno, te pedimos que el Niño Jesús nazca también en nuestros corazones para que podamos regalarle a otros el amor que Tú nos muestras día a día. Ayúdanos a reflejar con nuestra vida tu abundante misericordia.
Que junto con tus Ángeles y Arcángeles vivamos siempre alabándote y glorificándote.
(En este momento alguien de la familia pone al Niño Jesús en el pesebre, o si ya está allí, se coloca un pequeño cirio o una velita delante de Él).
Lector 3:
Santísima Virgen María, gracias por aceptar ser la Madre de Jesús y Madre nuestra, gracias por tu amor y protección. Sabemos que día a día intercedes por nosotros y por nuestras intenciones, gracias Madre.
Querido San José, gracias por ser padre y protector del Niño Jesús, te pedimos que ruegues a Dios por nosotros para que seamos una familia unida en el amor y podamos ser ejemplo de paz y reconciliación para los demás.
Amén.
Rezar: 1 Padre Nuestro, 1 Ave María, 1 Gloria.
Para finalizar se puede entonar algún villancico y todos se dan un abrazo de paz.
ORACIÓN PARA BENDECIR LA MESA DE NAVIDAD
Oración para bendecir la mesa en Navidad
Redacción ACI Prensa
Oración para bendecir la mesa en Navidad
Las fiestas de Navidad suelen ser ocasión para reunir en casa a familiares y amigos. Compartimos una sencilla oración publicada por la Diócesis de Málaga en España para bendecir la mesa.
Bendice, Señor, nuestra mesa en esta noche de Luz.
Quienes vamos a cenar celebrándote sabemos que la fiesta eres Tú que nos invitas a nacer siempre de nuevo.
Gracias por el pan y el trabajo, por la generosidad y la esperanza.
Llena nuestra mesa de fuerza y ternura para ser personas justas, llena de paz nuestras vidas y que la amistad y la gratitud alimenten cada día del año.
Tú eres bendición para nosotros, por eso, en esta noche fraterna, bendice la tierra toda, bendice nuestro país.
Bendice esta familia y esta mesa.
Bendícenos a cada uno de los que estamos aquí.
Amén.
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