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miércoles, 6 de diciembre de 2017
PALABRA SIEMPRE NUEVA
Palabra siempre nueva
Jesús es la “gran noticia” que necesita el hombre de hoy. Es la única respuesta a tus más íntimas aspiraciones. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. La ciencia y la tecnología hacen más confortable el cotidiano vivir, pero no alivian el corazón que sufre ni liberan de la angustia de la muerte: nada reemplaza la presencia de Dios en ti y el amor de Jesús iluminando tu vida. (A.C.).
“Señor, no permitas que me entregue a una vida cómoda y resentida. Porque mis energías se debilitan cuando las cuido demasiado, pero se multiplican y se renuevan cuando las entrego con ganas, cuando acepto tu proyecto, cuando trabajo confiado en tu poder. Ayúdame a descubrir que tu mensaje y tu gracia son lo que necesita este mundo de hoy, que tu Palabra es siempre viva y nueva. Muéstrame, Jesús, que lo que buscan los corazones es tu luz, tu amor, tu poder. No hay nada mejor, nada más bello, nada más grande. Gracias, Señor, porque me has regalado esa riqueza y puedo compartirla con los demás. Amén.” (V. M. Fernández)
Sólo a través de Cristo podemos vislumbrar el rostro de Dios; él vino a aclararnos la verdad de Dios y la verdad del hombre; guiado por su palabra puedes encontrar la vida, el sentido de nuestra vida terrena y la vida que nos espera conquistada por Cristo en la cruz para nosotros. (Id.) La oración de hoy te ayudará a descubrir su mensaje.
* Enviado por el P. Natalio
ASTUTOS COMO SERPIENTES
“Astutos como serpientes...”
1) Para saber
Conocemos como ingenuo a aquella persona que no tiene malicia, es inocente y que incluso muchas veces es demasiado crédula por lo que se le puede engañar con cierta facilidad.
La etimología de este término es de lo más curiosa ya que encontramos el origen del mismo en el latín ‘ingenuus’ que era el vocablo con el que en el antiguo Imperio Romano se referían a aquellas personas nacidas libre y que nunca habían perdido su libertad como esclavos. El término acabó siendo utilizado para señalar la candidez e inocencia de aquellos que no han sido alterados, de alguien simple, llano, sin maldad y fácil de engañar.
El Papa Francisco advirtió que un cristiano no puede permitirse ser ingenuo y dejar que nos roben el tesoro que llevamos en nosotros: al Espíritu Santo. Recordó el consejo de nuestro Señor: ‘ser astutos como las serpientes y sencillos como la paloma’.
2) Para pensar
Charles Darwin, biólogo famoso del siglo XIX, relata en su biografía un suceso de su niñez: “En mis primeros años de escuela debía de ser un niño muy ingenuo. Un chico, llamado Garnett, me llevó un día a una pastelería, y compró unos pasteles que no pagó, pues el tendero le fiaba, cosa que yo no sabía.
Cuando salimos le pregunté por qué no los había pagado, y, al instante, contestó «¿Cómo? ¿No sabes que mi tío dejó una gran suma de dinero a la ciudad, a condición de que todo comerciante diera gratis lo que quisiera a quien llevara su viejo sombrero y lo moviera de una forma determinada?», y luego me enseñó cómo había que moverlo.
Entonces entró en otra tienda donde le fiaban, pidió una cosa de poco valor, moviendo su sombrero de la misma manera, y, por supuesto, la obtuvo sin pagar. Cuando salimos, me dijo: «Si quieres ir ahora tú solo a aquella pastelería (¡qué bien recuerdo su situación exacta!), te dejaré mi sombrero, y podrás conseguir lo que gustes, moviéndolo adecuadamente sobre tu cabeza.»
Yo acepté de buen grado la generosa oferta y entré, pedí algunos pasteles, moví el viejo sombrero, y ya salía de la tienda, cuando me acometió el tendero, así que tiré los pasteles, salí huyendo desesperadamente, y me quedé atónito cuando mi falso amigo Garnett me recibió riendo a carcajadas”.
Se comprende la ingenuidad de un niño, pero ya de mayores, no podemos permitirnos ser ingenuos y caer en los engaños y tentaciones de la corrupción.
3) Para vivir
Ante la astucia de la corrupción se debe responder con la astucia cristiana, pues los corruptos tienen un gran poder y pueden hacer mucho mal y, para evitar la corrupción, continua el Papa, “existe una actitud para quienes quieren seguir a Jesús de forma que no terminen mal, que no terminen devorados vivos por los demás. Que no terminen ‘comidos crudos’, como decía mi madre”.
Pero, ¿cuál es esta astucia que nos debe preservar de la corrupción?
El Papa apunta dos notas de la astucia cristiana: Primero, “tener una sana desconfianza que permita estar vigilantes ante los que prometen demasiado, los que hablan demasiado… Y segundo, reflexionar, ante las seducciones del diablo que conoce nuestras debilidades, meditar con la oración”. Hay que pedir al Señor que “no nos deje caer en la tentación”.
© Pbro. José Martínez Colín
ADVIENTO ES UN PERÍODO PARA ABRIR LOS OJOS
Adviento es un período para abrir los ojos
Volver a centrarse, prestar atención, tomar conciencia de la presencia de Dios en el mundo y en nuestras vidas.
Por: P. Thomas Rosica | Fuente: Catholic.net
El Adviento no cambia a Dios. El Adviento profundiza en nuestro deseo y en nuestra espera de que Dios realice lo que los profetas anunciaron. Rezamos para que Dios ceda a nuestra necesidad de ver y sentir la promesa de salvación aquí y ahora.
Durante este tiempo de deseo y de espera del Señor, se nos invita a rezar y a profundizar en la Palabra de Dios, pero estamos llamados ante todo a convertirnos en reflejo de la luz de Cristo, que en realidad es el mismo Cristo. De todas formas, todos sabemos lo difícil que es reflejar la luz de Cristo, especialmente cuando hemos perdido nuestras ilusiones, cuando nos hemos acostumbrado a una vida sin luz y ya no esperamos más que la mediocridad y el vacío. Adviento nos recuerda que tenemos que estar listos para encontrar al Señor en todo momento de nuestra vida. Como un despertador despierta a su propietario, Adviento despierta a los cristianos que corren el riesgo de dormirse en la vida diaria.
¿Qué esperamos de la vida o a quién esperamos? ¿Por qué regalos o virtudes rezamos en este año? ¿Deseamos reconciliarnos en nuestras relaciones rotas? En medio de nuestras oscuridades, de nuestras tristezas y secretos, ¿qué sentido deseamos encontrar? ¿Cómo queremos vivir las promesas de nuestro Bautismo? ¿Qué cualidades de Jesús buscaremos para nuestras propias vidas en este Adviento? Con frecuencia, las cosas, las cualidades, los regalos o las personas que buscamos y deseamos dicen mucho sobre quiénes somos realmente. ¡Dime qué esperas y te diré quién eres!
Adviento es un período para abrir los ojos, volver a centrarse, prestar atención, tomar conciencia de la presencia de Dios en el mundo y en nuestras vidas.
Adviento ofrece la maravillosa oportunidad de realizar las promesas y el compromiso de nuestro Bautismo.
El cardenal Joseph Ratzinger escribió que "el objetivo del año litúrgico consiste en recordar sin cesar la memoria de su gran historia, despertar la memoria del corazón para poder discernir la estrella de la esperanza. Esta es la hermosa tarea del Adviento: despertar en nosotros los recuerdos de la bondad, abriendo de este modo las puertas de la esperanza".
En este tiempo de Adviento, permítanme presentarles algunas sugerencias:
Acaben con una riña. Hagan la paz. Busquen a un amigo olvidado. Despejen la sospecha y sustitúyanla por la confianza. Escriban una carta de amor.
Compartan un tesoro. Respondan con dulzura, aunque les gustara una respuesta brutal. Alienten a un joven a tener confianza en él mismo. Mantengan una promesa. Encuentren tiempo, tómense tiempo. No guarden rencor. Perdonen al enemigo. Celebren el sacramento de la reconciliación. Escuchen más a los otros. Pidan perdón si se han equivocado. ¡Sean gentiles aunque no se hayan equivocado! Traten de comprender. No sean envidiosos. Piensen antes en el otro.
Rían un poco. Ríanse un poco más. Gánense la confianza. Opónganse a la maldad. Sean agradecidos. Vayan a la iglesia. Quédense en la iglesia más de tiempo de lo acostumbrado. Alegren el corazón de un niño. Contemplen la belleza y la maravilla de la tierra. Expresen su amor. Vuélvanlo a expresar. Exprésenlo más fuerte. Exprésenlo serenamente.
¡Alégrense porque el Señor está cerca!
THOR, SAN BONIFACIO Y EL ORIGEN DEL ÁRBOL DE NAVIDAD
Thor, San Bonifacio y el origen del árbol de Navidad
(ACI).- Cuando se piensa en un santo, tal vez no se considera en un primer momento que esa persona sea osada, empuñe un hacha o un martillo o que derriba árboles como los robles. Sin embargo, sí existe un santo así y ese es San Bonifacio.
Este santo nació en Inglaterra alrededor del año 680. Bonifacio ingresó a un monasterio benedictino antes de ser enviado por el Papa a evangelizar los territorios que pertenecen a la actual Alemania. Primero fue como un sacerdote y después eventualmente como obispo.
Bajo la protección del gran Charles Martel, Bonifacio viajó por toda Alemania fortaleciendo las regiones que ya habían abrazado el cristianismo y llevó la luz de Cristo a quienes no la tenían aún.
Sobre este santo, el Papa Benedicto XVI dijo en el año 2009 que “su incansable labor, su don para la organización y su carácter moldeable, amiguero y firme” fueron determinantes para el éxito de sus viajes.
El escritor Henry Van Dyke lo describió así en 1897 en su libro The First Christmas Tree, (El primer árbol de navidad): “¡Qué buen tipo! Era justo y ligero, pero recto como una lanza y fuerte como un bastón de roble. Su rostro todavía era joven; su piel suave estaba bronceada por el sol y el viento. Sus ojos grises, limpios y amables, brillaban como el fuego cuando hablaba de sus aventuras y de los malos actos de los falsos sacerdotes a quienes enfrentó”.
Alrededor del año 723 Bonifacio viajó con un pequeño grupo de personas a la región de la Baja Sajonia. El conocía a una comunidad de paganos cerca de Geismar que, en medio del invierno, iban a realizar un sacrificio humano (donde usualmente la víctima era un niño) a Thor, el dios del trueno, en la base de un roble al que consideraban sagrado y que era conocido como “El Roble del Trueno”.
Bonifacio, acatando el consejo de un obispo hermano, quiso destruir el Roble del Trueno no sólo para salvar a la víctima sino para mostrar a los paganos que él no sería derribado por un rayo lanzado por Thor.
El Santo y sus compañeros llegaron a la aldea en la víspera de Navidad justo a tiempo para interrumpir el sacrificio. Con su báculo de obispo en la mano, Bonifacio se acercó a los paganos, que se habían reunido en la base del Roble del Trueno, y les dijo: “aquí está el Roble del Trueno, y aquí la cruz de Cristo que romperá el martillo del dios falso, Thor".
El verdugo levantó un martillo para ejecutar al pequeño niño que había sido colocado para el sacrificio. Pero en el descenso, el Obispo extendió su báculo para bloquear el golpe y milagrosamente rompió el gran martillo de piedra y salvó la vida del niño.
Después, se dice que Bonifacio habló así al pueblo :“¡escuchen hijos del bosque! La sangre no fluirá esta noche, salvo la que la piedad ha dibujado del pecho de una madre. Porque esta es la noche en que nació Cristo, el hijo del Altísimo, el Salvador de la humanidad. Él es más justo que Baldur el Hermoso, más grande que Odín el Sabio, más gentil que Freya el Bueno. Desde su venida el sacrificio ha terminado. La oscuridad, Thor, a quien han llamado en vano, es la muerte. En lo profundo de las sombras de Niffelheim él se ha perdido para siempre. Así es que ahora en esta noche ustedes empezarán a vivir. Este árbol sangriento ya nunca más oscurecerá su tierra. En el nombre de Dios, voy a destruirlo”.
Entonces, Bonifacio tomó un hacha que estaba cerca de ahí, y según la tradición, cuando la blandió poderosamente hacia el roble una gran ráfaga de viento voló el bosque y derribó el árbol con raíces y todo. El árbol cayó al suelo y se rompió en cuatro pedazos.
Después de este suceso, el Santo construyó una capilla con la madera del roble, pero esta historia va más allá de las ruinas del poderoso árbol.
El “Apóstol de Alemania” siguió predicando al pueblo germánico que estaba asombrado y no podía creer que el asesino del Roble de Thor no haya sido golpeado por su dios. Bonifacio miró más allá donde yacía el roble y señaló a un pequeño abeto y dijo: “Este pequeño árbol, este pequeño hijo del bosque, será su árbol santo esta noche. Esta es la madera de la paz…Es el signo de una vida sin fin, porque sus hojas son siempre verdes. Miren como las puntas están dirigidas hacia el cielo. Hay que llamarlo el árbol del Niño Jesús; reúnanse en torno a él, no en el bosque salvaje, sino en sus hogares; allí habrá refugio y no habrán actos sangrientos, sino regalos amorosos y ritos de bondad”.
Así, los alemanes empezaron una nueva tradición esa noche, que se ha extendido hasta nuestros días. Al traer un abeto a sus hogares, decorándolo con velas y ornamentos y al celebrar el nacimiento del Salvador, el Apóstol de Alemania y su rebaño nos dieron lo que hoy conocemos como el árbol de Navidad.
PAPA FRANCISCO SOBRE SU VIAJE: HE VISTO EN LOS JÓVENES UN FUTURO DE FRATERNIDAD Y NO DE ARMAS
El Papa sobre su viaje: He visto en los jóvenes un futuro de fraternidad y no de armas
Por Álvaro de Juana
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
VATICANO, 06 Dic. 17 / 04:13 am (ACI).- La catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles estuvo dedicada a su reciente viaje en Myanmar y Bangladesh, que tuvo lugar del 25 de noviembre al 2 de diciembre.
Como es ya una tradición a la vuelta de cada viaje internacional, el Pontífice hizo un balance de la visita apostólica a estos dos países de Asia y repasó lo más importante.
Myanmar
“En los rostros de esos jóvenes, llenos de alegría, he visto el futuro de Asia. Un futuro que será no de quien construye armas, sino de quien siembra fraternidad”, dijo el Papa al hablar del primer país que visitó.
Francisco recordó que era la primera vez que un Papa acudía a Myanmar, algo posible gracias a que “se han establecido relaciones diplomáticas entre este país y la Santa Sede”.
“He querido, también en este caso, expresar la cercanía de Cristo y de la Iglesia a un pueblo que ha sufrido a causa de conflictos y represiones, y que ahora está lentamente caminando hacia una nueva condición de libertad y de paz”.
El Papa también recordó que es un país en el que “la religión budista está fuertemente radicada, con sus principios espirituales y éticos, y donde los cristianos están presentes como un pequeño rebaño y levadura del Reino de Dios”, a los que pudo “confirmar en la fe”.
Francisco mencionó las dos misas que presidió en Myanmar. La primera en Yangon, y la segunda dedicada a los jóvenes: “un signo de esperanza y un regalo especial de la Virgen María, en la catedral que lleva su nombre”.
Además, contó que bendijo aquel día las primeras piedras de 16 iglesias, del seminario y de la nunciatura.
También destacó la importancia de sus reuniones con las autoridades políticas del país para “animar los esfuerzos de pacificación del país y desear que todos los diversos componentes de la nación, ninguna excluida, puedan cooperar en tal proceso en el respeto recíproco”.
Sobre su encuentro con las comunidades religiosas, afirmó que expresó “la confianza en que cristianos y budistas puedan ayudar juntos a las personas a amar a Dios y al prójimo, rechazando toda violencia y oponiéndose al mal con el bien”.
Bangladesh
Después de Myanmar, acudió a la vecina Bangladesh que cuenta con una población mayoritariamente musulmana, por lo que su visita “ha marcado un paso más a favor del respeto y del diálogo entre el cristianismo y el islam”.
A las autoridades del país “he recordado que la Santa Sede ha ayudado desde el principio a la voluntad del pueblo de constituirse como nación independiente, como la exigencia que en ella siempre existe de libertad religiosa”, dijo el Papa.
“En particular, he querido expresar solidaridad a Bangladesh en su compromiso de socorrer a los prófugos Rohingya, llegado en masa hasta su territorio, donde la densidad de población está ya entre las más altas del mundo”.
El Obispo de Roma mencionó también la Misa en Daca en la que ordenó a 16 sacerdotes, “uno de los eventos más significativos y alegres del viaje”.
Por otro lado, explicó que a los obispos del país los ha “animado en su generoso trabajo por las familias, por los pobres, por la educación, por el diálogo y la paz social”.
“En Daca vivimos un momento fuerte de diálogo interreligioso y ecuménico con el que he podido subrayar la importancia de la apertura del corazón como base de la cultura del encuentro, de la armonía y de la paz”.
También habló de su visita a la Casa Madre Teresa de las Misioneras de la Caridad, “donde la Santa se alojaba cuando se encontraba en la ciudad y acogía a muchísimos huérfanos y personas con discapacidad. Allí, según su carisma, las hermanas viven cada día la oración de adoración y el servicio a Cristo pobre y sufriente”.
Por último, el encuentro con jóvenes “rico de testimonios, cantos y danzas”. “Una fiesta que ha manifestado la alegría del Evangelio acogido por esa cultura; una alegría fecundada por los sacrificios de tantos misioneros, de tantos catequista y padres cristianos”.
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