¿Consulto los horóscopos?
1) Para saber
En el Antiguo Testamento, hay un relato en el Génesis sobre el llamado que Dios le hace a Abraham para dejar su tierra, su parentela, su casa, y vaya a una tierra desconocida para formar un nuevo pueblo.
El Papa Francisco nos invita a aprender de la respuesta confiada de Abraham, quien deja todo y bendiciendo al Señor, lo sigue. Ser cristiano, dice el Papa, lleva siempre esta dimensión de despojarse de algo para seguir a Dios. Lo encontramos también en la vocación de los Apóstoles y, ya en plenitud, cuando Jesús se despoja de todo, incluso su propia vida, en la Cruz.
El cristiano no tiene que consultar el horóscopo para ver el futuro; ni va al adivino que tiene la bola de cristal, o va a que le lean la mano o las cartas. No. Y no pasa nada si no sabe el futuro, porque es propio del cristiano ser guiado, saberse en unas manos paternales de Dios y por ello bendice, sea cual fuere su porvenir; es un modo de despojarse de uno mismo y confiarse en manos de Dios. Como un niño se deja guiar por sus padres, así cada cristiano es hijo de Dios y se deja guiar alegremente por Él.
2) Para pensar
Un misionero en África quiso traducir el evangelio de san Juan a la lengua de la tribu que atendía. Lo iba haciendo muy bien, pero se encontró con la dificultad de traducir la palabra «Creo», ya que no había una palabra equivalente en esa lengua.
Entonces acudió a uno de los cristianos más antiguos, y aquel hombre le dijo: «Nos sirve la frase: ‘Oigo en mi corazón’ para traducirla».
El misionero comprendió que los fieles habían comprendido con profundidad lo que es creer: es escuchar en lo hondo de nuestro corazón la voz de Dios que nos habla.
Habría que pensar si sabemos dejarnos guiar por esa voz del Señor.
3) Para vivir
Decía santa Teresa de Jesús que la fe no es un libro de teología arrumbado en un estante lleno de polvo, sino que es Jesús viviendo con nosotros; presente en cada instante de nuestra realidad: Es como una persona que estuviese en una muy clara pieza con otra persona y cerrasen las ventanas y se quedasen a oscuras; no porque se quitó la luz para verla deja de entender que está allí (Cfr. 7 Moradas 1,9). Dios siempre está con nosotros aunque no lo veamos.
Por eso, aunque no veamos, hemos de descubrir en todo la buena voluntad de Dios y saber bendecirlo. También en las cosas malas. Así como Abraham se fio, bendijo a Dios, y se puso en camino, así cada día comenzamos un nuevo camino. Cada día hay que fiarse del Señor, aceptar un camino donde habrá sorpresas, muchas veces no serán buenas, por ejemplo una enfermedad o una muerte. Pero es un camino por donde el Señor nos lleva y siempre estaremos seguros bajo su protección caminando hacia una tierra que ha preparado para nosotros.
Por ello, la recomendación papal de bendecir siempre a Dios. “Bendecir”, significa “bien decir”. Y si bendecimos a Dios y a los demás, “decimos bien de Dios y decimos bien de los otros”, y nos disponemos también a ser bendecidos. Nuestra vida ha de convertirse en una continua bendición a Dios.
© Pbro. José Martínez Colín