jueves, 30 de marzo de 2017

CARITAS ESPAÑA ENVÍA AYUDA A PERÚ ANTE INUNDACIONES CAUSADAS POR EL NIÑO COSTERO


Cáritas España envía ayuda a Perú ante inundaciones causadas por El Niño Costero
 Foto: ANDINA/Óscar Farje Gomero.




MADRID, 29 Mar. 17 / 09:38 am (ACI).- Caritas España lanzó una alerta humanitaria para ayudar a Perú ante las graves inundaciones que ocurren en el país y que han dejado cientos de miles de afectados en todo el territorio a causa del fenómeno de El Niño Costero.

Las inundaciones han afectado los departamentos de Lima, Ica, Arequipa, Piura, Tumbes, Chiclayo, Ancash y La Libertad, siendo Trujillo la ciudad más golpeada por la naturaleza.

Hasta ahora, Cáritas Perú ha canalizado ya 89 toneladas de suministros de emergencia a las poblaciones afectadas y ha atendido a más de 2.000 familias damnificadas.

Según los últimos datos oficiales de Cáritas, se han registrado ya 75 fallecidos, 263 heridos, 20 desaparecidos y hay más de 700 mil personas entre damnificados y afectados.

Asimismo, un total de 10.538 viviendas han quedado colapsadas, 159 puentes destruidos y 1.903 kilómetros de carreteras gravemente dañadas.

Desde Cáritas España se han abierto varias cuentas bancarias para canalizar la solidaridad de los donantes españoles hacia las necesidades de los damnificados por esta emergencia.

Puede consultar las cuentas para ayudar AQUÍ.

Respuesta Cáritas Perú

Cáritas del Perú, además de reforzar sus equipos de respuesta a la emergencia en las zonas siniestradas, también lanzó una campaña nacional de solidaridad bajo el lema “El Perú da la mano”.

Con esta campaña pretende recabar el apoyo de la ciudadanía y de las entidades privadas para cubrir las necesidades más urgentes de los damnificados.


La Conferencia Episcopal Peruana pidió también que se celebrara, el pasado domingo 19 de marzo, un Día de Oración y Solidaridad con todos los damnificados.

Los Prelados manifestaron su “solidaridad y cercanía con todos los hermanos y hermanas que sufren a consecuencia de estos fenómenos naturales, tanto por la muerte de algún ser querido como por la pérdida de todo lo que tenían para vivir”.

También animaron a todos los peruanos a colaborar “con ayuda material que ha de ser entregada en las zonas más golpeadas de nuestra patria”.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 30 DE MARZO


Los cinco minutos de María
Marzo 30


Santa María de los colores, de esos colores en los que se despliega la gracia, porque la gracia es vida, es color y dinamismo, es resplandor, alegría y claridad.

Santa María de los colores y de las flores, de la aurora y del plumaje de las aves, de la limpieza del alma y de la blancura de la pureza. Santa María del dorado amor… ¡Qué distinto vivir la vida en blanco y negro, en la monotonía de un pasar sin ilusión, o vivirla llena de colores, de brillos y claridades, de ilusiones e ideales, de amor!

Madre, ayúdanos a confirmar en la fe a nuestros hermanos.



* P. Alfonso Milagro

MARÍA DE BETANIA SIGUIÓ A CRISTO POR AMOR


María de Betania siguió a Cristo por amor
Jesús, cuando ve un alma generosa no la deja en buenos deseos sino que la une a Él.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 




Reflexionaremos en el gesto que tiene María de Betania con Jesucristo nuestro Señor cuando ella unge a Jesús, según narra San Juan. Este Evangelio, en el que María realiza la unción de Jesús, nos habla de una mujer que ha puesto totalmente, sin reticencias de ningún tipo y con mucha firmeza, su corazón en Jesucristo. Lo que la lleva a dar testimonio público de agradecimiento para nuestro Señor.

Esta mujer se presenta ante el mundo como fiel seguidora de Jesucristo. Es un gesto de amor, de gratitud, pero que en el fondo, es un gesto profundo de compromiso; porque la unción compromete a María a estar cada vez más cerca de Cristo.

¿Cuáles son los detalles que María de Betania muestra? Delante de todos, toma una libra de perfume de nardo puro, muy caro, unge los pies de Cristo y los seca con sus cabellos. No mide su gratitud con Aquél que es objeto de su amor. Es alguien que está convencida del bien que Cristo ha hecho en su vida, porque Cristo ha hecho un cambio profundo en ella. Detrás de todo está la sensibilidad profunda que la lleva a no medir su gratitud.

El gesto de la mujer, que es el gesto de una profunda gratitud, es el fruto de un corazón comprometido, que no sólo quiere recibir, sino dar agradecimiento. Esta dimensión cambia totalmente el gesto, porque hace de un gesto común, un detalle de amor, de donación personal, de compromiso.

Siendo Jesús un hombre discreto, que no gusta de honores, deja que María lo haga, porque Jesús ve en su corazón el compromiso personal que ella tiene con Él. Dice Jesús: “Déjala que lo guarde para el día de mi sepultura”, la estoy uniendo al misterio más grande, que es mi donación personal por la salvación de los hombres. Jesús une ese darse de María de Betania al misterio de su cruz, al gesto de su don personal en la cruz; hace que esa mujer se asocie al don que Él va a dar en la cruz. Jesús llama de esta forma al amor a María de Betania: la llama a seguirlo con decisión hasta la sepultura; hasta compartir con Él el misterio de su pasión.

Así es Jesús. Jesús, cuando ve a un alma generosa no la deja en buenos deseos sino que la une a Él. Esto es lo que el Señor ve en todas las almas a las que llama a un mayor compromiso, a las que pide un paso más de entrega: ve un corazón como el de María de Betania.

“A Mí no siempre me tendréis”. Ésta es la segunda dimensión con la que Jesús mira a María de Betania. La dimensión de una mujer que ha captado que seguir a Cristo es un compromiso exigente, firme, sin remilgos. María quizá no había entendido quién era Cristo, pero había experimentado que seguirlo a Él no puede dejar indiferente su vida, que para seguirlo tiene que transformar hasta las fibras más íntimas de su corazón. Es un implícito acto de adoración a Cristo, de adoración a Alguien que la une a su misterio doloroso, a su misterio de don al hombre, a Alguien que se convierte para ella en una persona.

Cristo es una persona que me ha unido a su misión redentora y que además es mi Señor. Al ser llamados, no nos podemos quedar con el buen deseo de amarlo, tenemos que llegar a la dimensión de que Cristo es el Señor, el Creador Todopoderoso, y que, además, me ha querido unir a su don a la humanidad, al misterio de salvación que es su entrega por cada uno de los hombres.

Si es grande el misterio de su llamada, es más grande el misterio de la respuesta de María, que se entrega en ese momento, se pone a su disposición ante la llamada a hacer del amor a Cristo un amor personal, y hacer de la decisión por Cristo una opción y una decisión eficaz, sin otro límite que el del propio corazón. Esta opción nace de la conciencia profunda de haber hecho la experiencia profunda de Cristo en su alma.

El gesto de María no tendría sentido si no fuera fruto del conocimiento personal de su opción por Cristo. Los gestos debemos llenarlos de sentido. Nuestra opción por Cristo debe tener un sentido en todas partes: en casa, en el apostolado, en la sociedad, porque los mismos gestos tienen diferente contenido, porque es una opción ofrecida a Jesucristo nuestro Señor por amor a Él.

Cada uno de nosotros tiene que ser consciente de que, por el bautismo, es una persona más unida a Cristo, porque en cada gesto, en cada detalle que hace, hay una particular donación de su vida a Jesucristo.

En nuestras vidas hay los mismos gestos, pero el amor es diferente, porque amamos con más profundidad, porque hemos sido unidos más a la sepultura del Señor, a la redención de Cristo, al misterio de la salvación de la humanidad.

Cristo es dado a la humanidad. En cierto sentido, María de Betania, por su experiencia de Cristo, es también dada a Cristo. María es de Cristo porque ha tocado, ha descubierto la dimensión personal del Señor, y para ella ser cristiana no es pertenecer a una religión, sino enamorarse de una persona, tener arraigada en el corazón a una persona. Ser cristiano es seguir a Cristo, es amar a una persona, seguirla y vivir según esa persona. Es un compromiso distinto, sobre todo cuando vemos que el compromiso nace de dos dones: el don de Cristo a mi vida y el don de mi vida a Cristo para la salvación de la humanidad, en mi ambiente, en mi casa, con los míos.

Pidámosle a Jesucristo que la unción en Betania tenga sentido en nuestras vidas, porque de la opción personal por Cristo depende todo lo que hagamos. Debemos ver a María de Betania como la mujer que ve a su Señor, se une a Él, se acerca a Él y lo experimenta personalmente.

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 30 DE MARZO DEL 2017

Cristo nos revela al Padre
San Juan 5, 31-47. IV Jueves de Cuaresma



Por: H. Balam Loza, L.C. | Fuente: missionkits.org 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Quiero Señor estar contigo en este rato. Sé que me estabas esperando y que me amas sin medida. Te pido, Señor, aumentes mi fe, mi esperanza y mi amor. Dame la gracia de vivir esta cuaresma de la mejor manera para prepararme bien para esta Semana Santa. No permitas que sea una cuaresma más de mi vida, sino que sea el tiempo propicio para encontrarme contigo y dejarme transformar por Ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 5,31-47
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su semblante, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no le creéis.
Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ése sí lo recibiréis. ¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no dais fe a sus escritos, ¿cómo daréis fe a mis palabras?"
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Hoy, Señor, me hablas de una verdad que bien meditada puede cambiar algo en mi relación contigo. Es cierto que nunca he escuchado la voz del Padre ni visto su semblante. Pero me recuerdas que Tú has venido a suplir esta carencia. Bien sabes, Jesús, que como ser humano que soy, necesito de los sentidos para poder conocer algo. ¡Qué difícil es creer en alguien que no se ve, que no se toca, que no se oye con los sentidos externos!
Sin embargo Tú viniste para resolver ese problema. Desde que te hiciste hombre es más fácil conocer a Dios. Un Dios hecho hombre. Esto es maravilloso porque eres un Dios que habla nuestro lenguaje, que experimenta nuestras emociones, que padece nuestras penas. Eres un Dios que escucha nuestra naturaleza, que camina por nuestros caminos y que come los frutos de nuestra tierra. Gracias, Señor, por haber venido a revelar el rostro de tu Padre, de mi Padre Dios.
Pero puedo pensar que aun así no puedo conocer tu actuar humano. Y para resolver este nuevo interrogante has querido dejarnos el Evangelio, la Sagrada Escritura. En ellos puedo encontrar tu humanidad que interpela mi vida. En los Evangelios de verdad puedo conocerte, experimentarte y amarte.
Concédeme la gracia, Señor, de hacer una experiencia profunda de Ti y de tu amor. Experiencia de un Dios vivo y real, un Dios que me ama, me conoce y me comprende. Experiencia lograda con ayuda de la Sagrada Escritura. Concédeme, Señor, esta gracia en esta cuaresma.
El cristiano, con la fuerza del Espíritu, da testimonio de que el Señor vive, que el Señor ha resucitado, que el Señor está entre nosotros, que el Señor celebra con nosotros su muerte, su resurrección, cada vez que nos acercamos al altar; y lo hace en su vida cotidiana, con su modo de obrar. Es el testimonio continuo del cristiano. Al mismo tiempo, el cristiano debe ser consciente de que a veces este testimonio provoca ataques, provoca persecuciones: son las pequeñas persecuciones, como las de las habladurías y las críticas, pero también las persecuciones de las que la historia de la Iglesia está llena.

(Homilía de S.S. Francisco, 2 de mayo de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy leeré un pasaje evangélico y contemplaré aspectos humanos de Cristo que puedo imitar.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

FELIZ JUEVES!!


miércoles, 29 de marzo de 2017

GIME EL DESIERTO


Gime el desierto



¿Ha perdido “actualidad” la palabra pecado? Pareciera que sí. Sin embargo es una radical experiencia humana. Basta mirar con sinceridad dentro de nosotros para descubrir una cuota de egoísmo y de fragilidad que nos induce a hacer el mal que deberíamos evitar y a no hacer el bien que estamos llamados a practicar.

Refieren los viajeros que, cuando el viento a la caída de la tarde roza la arena del desierto, se oye a lo lejos algo así como un suspiro prolongado: “Escucha” –dice entonces la voz del beduino–  “el desierto se lamenta, porque quisiera ser pradera“. En cuántos hombres, caídos por el pecado, existe la añoranza de lo que podrían ser y no son...

Nunca el hombre es tan grande como cuando cae de rodillas y pide ser purificado, cuando, desde lo profundo del alma grita: “¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad; por tu gran compasión, borra mis faltas!”, (Sal 51, 3) ¡Cuánta paz trae una confesión hecha con humilde arrepentimiento!


* Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO INVITA A CREER EN DIOS PARA SALIR DE LA DESESPERACIÓN Y LA MUERTE


Papa Francisco invita a creer en Dios para salir de la desesperación y la muerte
Por Álvaro de Juana
Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa





VATICANO, 29 Mar. 17 / 03:46 am (ACI).- En la catequesis de este miércoles en la Audiencia General, el Papa Francisco recordó la figura de Abraham, “Padre de la fe”, que creyó contra toda esperanza, se fió y descubrió que Dios hace salir de la desesperación.

Abraham también “es padre en la esperanza y esto porque en su historia podemos ya acoger el anuncio de la resurrección, de la vida nueva que vence el mal y la misma muerte”.

“El Dios que se revela a Abraham es el Dios que salva, el Dios que hace salir de la desesperación y de la muerte, el Dios que llama a la vida. En la historia de Abraham todo se convierte en un himno al Dios que libera y regenera, todo se convierte en profecía”.

El Papa comentó la carta de San Pablo a los Romanos en la que dice que Abraham “apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza”, dado que Dios le había prometido descendencia a pesar de que ya era anciano y su mujer estéril.  “En este punto, Pablo nos ayuda a probar a fuego la unión estrechísima entre la fe y la esperanza”, añadió.

“Nuestra esperanza no se rige por razonamientos, previsiones y reaseguraciones humanas, y se manifiesta allí donde no hay esperanza, donde no hay nada en lo que esperar, como sucede al mismo Abraham frente a su muerte inminente y la esterilidad de su mujer Sara”.

Francisco aseguró que “la esperanza se radica en la fe y es por eso que es capaz de ir más allá de toda esperanza. Sí, porque no se basa en nuestra palabra, sino en la Palabra de Dios”.

“En este sentido estamos llamados a seguir el ejemplo de Abraham, el cual, puesto frente a la evidencia de una realidad que parece destinada a la muerte, se fía de Dios”.

“Una esperanza basada en una promesa que desde el punto de vista humano parece incierta e imprevisible, pero que no viene a menos ni si quiera frente a la muerte, cuando el que lo promete es el Dios de la Resurrección y de la vida”.

El Santo Padre concluyó pidiendo a Dios “la gracia de basarnos no tanto en nuestras seguridades, en nuestras capacidades, sino en la esperanza que viene de la promesa de Dios, como verdaderos hijos de Abraham”. Así “nuestra vida asumirá una nueva luz, en la conciencia de que Aquél que ha resucitado a su Hijo nos resucitará también a nosotros y nos hará de verdad una sola cosa con Él, junto a todos nuestros hermanos en la fe”.

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 29 DE MARZO DEL 2017


El camino de vuelta a la casa paterna
San Juan 5, 17-30. IV Miércoles de Cuaresma



Por: H. Balam Loza, L.C. | Fuente: missionkits.org 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, me pongo a los pies de tu cruz en silencio. Quiero estar aquí sin decirte nada. No quiero hacer grandes discursos o hermosas oraciones. Lo único que quiero es poner mi corazón en tus manos. Quiero dejarme mirar por Ti y quiero darme cuenta que sólo aquí es dónde encuentro al gran amigo. Tú conoces bien mi corazón, conoces mis sufrimientos y mis alegrías, sabes que muchas veces te he sido infiel, pero sabes que te amo. Vengo, como san Pedro, para llorar mis pecados y para que Tú los laves y los cures. Hoy te abro las puertas de mi corazón de par en par.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 5, 17-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos (que lo perseguían por hacer curaciones en sábado): "Mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo". Por eso los judíos buscaban con mayor empeño darle muerte, ya que no sólo violaba el sábado, sino que llamaba Padre suyo a Dios, igualándose así con Dios.
Entonces Jesús les habló en estos términos: "Yo les aseguro: El Hijo no puede hacer nada por su cuenta y sólo hace lo que le ve hacer al Padre; lo que hace el Padre también lo hace el Hijo. El Padre ama al Hijo y le manifiesta todo lo que hace; le manifestará obras todavía mayores que éstas, para asombro de ustedes. Así como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a quien él quiere dársela. El Padre no juzga a nadie, porque todo juicio se lo ha dado el Hijo, para que todos honren al Hijo, como honran al Padre. El que no honra al Hijo tampoco honra al Padre.
Yo les aseguro que, quien escucha mi palabra y cree en el que me envió, tiene vida eterna y no será condenado en el juicio, porque ya pasó de la muerte a la vida.
Les aseguro que viene la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la hayan oído vivirán. Pues así como el Padre tiene la vida en sí mismo, también le ha dado al Hijo tener la vida en sí mismo; y le ha dado el poder de juzgar, porque es el Hijo del hombre.
No se asombren de esto, porque viene la hora en que todos los que yacen en la tumba oirán mi voz y resucitarán: los que hicieron el bien para la vida; los que hicieron el mal, para la condenación. Yo nada puedo hacer por mí mismo. Según lo que oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Jesús viene a traernos el mensaje de la buena nueva, nos viene a sacar de las tinieblas y nos muestra la belleza del bien y de la verdad. Nos enseña el camino difícil, el camino del sacrificio y de la renuncia. Al mismo tiempo nos muestra la belleza del mismo, pues es un camino que da la vida. El seguir a Cristo nos pide que lo dejemos todo. Nos pide que nos pongamos de pie y que comencemos a caminar. Nos pide, es más, que corramos a su encuentro. Nos pide que volvamos a la casa del Padre.
Sin duda que para el hijo pródigo el camino de vuelta a la casa del Padre fue difícil y agotador. Sin duda que muchas veces se paró y reflexionó de nuevo si de verdad valía la pena volver a la casa paterna. Sin duda que viviría un poco mal, pero bueno, no le faltaría lo necesario y no tendría necesidad de emprender el largo camino. Pero me imagino, que cuando recibió el abrazo del Padre, cuando entró en la casa y contempló la belleza de los campos se dio cuenta que la elección que había tomado era la mejor. Que valía la pena cualquier sacrificio que hubiese hecho, pues el premio había superado todo, porque el premio era el amor. Y eso nadie se lo pudo dar, ni el placer ni el dinero.
Cristo viene a darnos la vida, viene a liberarnos de la esclavitud del pecado y viene a mostrarnos el camino del amor. Sin duda que en esta vida no es fácil y a veces podemos perder la motivación, a veces podemos volver la vista atrás. Será difícil pensar bien de alguna persona o dominarnos cuando queremos decir algo que va a herir a otros. Pero es Cristo mismo el Camino que nos lleva a la vida. Es Él quien nos muestra cómo se llega a la vida eterna.
Dejar que el Señor nos consuele. ¿Por qué en la liturgia se habla también de consolación? Porque viene del Señor y cuando viene del Señor toca el alma con estos sentimientos. Él viene como juez, sí, pero un juez que acaricia, un juez que está lleno de ternura y hace de todo por salvarnos. Dios juzga con amor, tanto, tanto, tanto que envió a su Hijo, y Juan subraya: no a juzgar sino a salvar, no a condenar sino a salvar. Por eso siempre el juicio de Dios nos lleva a esta esperanza de ser salvados.

(Homilía de S.S. Francisco 99 de diciembre de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, Señor, voy a hacer un sacrificio a lo largo del día. Tal vez voy a evitar tomar lo que me gusta en la comida, o voy a evitar lo dulce o voy a estar atento a las necesidades de los demás.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

OBISPO EXPLICA CONDICIONES PARA QUE DIVORCIADOS EN NUEVA UNIÓN ACCEDAN A LA COMUNIÓN


Obispo explica condiciones para que divorciados en nueva unión accedan a la comunión
Por Blanca Ruiz




MADRID, 28 Mar. 17 / 11:46 am (ACI).- Mons. Juan Antonio Reig Pla, Obispo de Alcalá de Henares en España, recordó que los divorciados en nueva unión no pueden acceder a la comunión eucarística, aunque precisó las condiciones en las que esto podría ser posible, siempre de acuerdo a las normas de la Iglesia Católica.

Así lo indicó el Prelado en el documento criterios y disposiciones para el acompañamiento de los bautizados divorciados y que viven en otra unión publicado en el sitio web de su diócesis.

El Obispo de Alcalá explicó que actualmente “siguen vigentes, las condiciones objetivas exigidas por el Magisterio de la Iglesia para poder acceder a la recepción de los sacramentos”.

Mons. Reig Pla refirió que la Iglesia “reafirma su praxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez”.

Esto, resaltó, se debe a que “su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía”.

Las condiciones a las que hace referencia están plasmadas en la exhortación apostólica Familiaris consortio de San Juan Pablo II, en la exhortación apostólica Sacramentum caritatis de Benedicto XVI, y en el Catecismo de la Iglesia Católica. Es en este marco que debe leerse la exhortación apostólica Amoris laetitia del Papa Francisco.


¿Cómo un divorciado en nueva unión podría acceder a la comunión?

El Obispo señaló la importancia de una vida cristiana coherente, que lleve luego a “la reconciliación en el sacramento de la Penitencia”.

En este caso, y de acuerdo a la exhortación Familiaris Consortio de San Juan Pablo II, la absolución “puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio”.

Es decir que “cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, -como, por ejemplo, la educación de los hijos- no pueden cumplir la obligación de la separación, ‘asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos’”.

En ese sentido, Mons. Reig Pla recuerda que se trata de “un requisito objetivo que no admite excepciones y cuyo cumplimiento debe ser objeto de atento discernimiento en el fuero interno; ningún sacerdote se puede considerar con la autoridad de dispensar esta exigencia”.

Itinerario catecumenal

El Obispo de Alcalá afirmó que la propuesta del Papa Francisco en la exhortación Amoris Laetitia “consiste en impulsar un acercamiento mayor a todas las personas que viven un ‘amor herido y extraviado’ y en promover itinerarios que permitan a quienes se hallan en situaciones irregulares el regreso a una vida conforme a las palabras de Jesús”.

Mons. Reig Pla aseguró que “el discernimiento que el Papa nos pide se refiere al camino que estamos llamados a recorrer, y no a la meta que debemos alcanzar. Pues la Iglesia solo tiene una meta que proponer al hombre: el modo de vida que Jesús nos enseñó y al que nos introduce en los sacramentos”.

Por eso, el itinerario que propone el Obispo es el mismo de los inicios de la Iglesia, cuando muchos pedían el Bautismo desde una vida apartada de las exigencias cristianas.

Se trata de un “itinerario catecumenal que incluía un cambio importante en el modo de vivir que debía comprobarse para poder acceder a los sacramentos”.

Mons. Reig Plá animó “a todos los hermanos divorciados en situación irregular a acercarse a la comunidad cristiana para participar de su vida y acompañamiento” para que puedan “iniciar un camino que, paso a paso, les acerque más a Cristo, profundizando en el Evangelio del matrimonio, instituido por Dios en el principio como unión indisoluble de hombre y mujer y transformado por Cristo en signo vivo y eficaz de su amor a la Iglesia”.

“La meta de este camino será que estos bautizados puedan vivir de acuerdo con las palabras de Jesús. Solo cuando estén dispuestos a dar este paso podrán recibir la absolución sacramental y la santa Eucaristía”, aseguró el Prelado.

Según explica Mons. Reig Pla, en la Exhortación apostólica del Papa Francisco, Amoris laetitia, se precisa que en “los casos de situaciones irregulares”, se ha de proceder “siempre ‘de acuerdo a la enseñanza de la Iglesia y las orientaciones del Obispo’”.

El Prelado propuso tomar las indicaciones del vademecum “acompañar, discernir, integrar”, presentado en el Congreso “La familia cristiana y la escuela católica, minorías creativas para la renovación de la sociedad” como “criterio para desarrollar una nueva pastoral familiar a partir de la Amoris laetitia.

Para cualquier duda o necesidad relacionada con “situaciones irregulares”, el Obispo ha puesto a disposición de los sacerdotes y familias de la diócesis de Alcalá de Henares el Centro diocesano de Orientación Familiar, Regina Familiae.

Puede leer el documento completo de 
Mons. Juan Antonio Reig Pla AQUÍ

QUIÉN ES CRISTO PARA MI?


¿Quién es Cristo para mi?
La conversión cristiana pasa primero por la experiencia de Cristo.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 




La dimensión interior del hombre debe ser buscada insistentemente en nuestra vida. En esta reflexión veremos algunos de los efectos que debe tener esta dimensión interior en nosotros. No olvidemos que todo viene de un esfuerzo de conversión; todo nace de nuestro esfuerzo personal por convertir el alma a Dios, por dirigir la mente y el corazón a nuestro Señor.

¿Qué consecuencias tiene esta conversión en nosotros? En una catequesis el Papa hablaba de tres dimensiones que tiene que tener la conversión: la conversión a la verdad, la conversión a la santidad y la conversión a la reconciliación.

¿Qué significa convertirme a la verdad? Evidentemente que a la primera verdad a la que tengo que convertirme es a la verdad de mí mismo; es decir, ¿quién soy yo?, ¿para qué estoy en este mundo? Pero, al mismo tiempo, la conversión a la verdad es también una apertura a esa verdad que es Dios nuestro Señor, a la verdad de Cristo.

Convertirme a Cristo no es solamente convertirme a una ideología o a una doctrina; la conversión cristiana tiene que pasar primero por la experiencia de Cristo. A veces podemos hacer del cristianismo una teoría más o menos convincente de forma de vida, y entonces se escuchan expresiones como: “el concepto cristiano”, “la doctrina cristiana”, “el programa cristiano”, “la ideología cristiana”, como si eso fuese realmente lo más importante, y como si todo eso no estuviese al servicio de algo mucho más profundo, que es la experiencia que cada hombre y cada mujer tienen que hacer de Cristo.

Lo fundamental del cristianismo es la experiencia que el hombre y la mujer hacen de Jesucristo, el Hijo de Dios. ¿Qué experiencia tengo yo de Jesucristo? A lo mejor podría decir que ninguna, y qué tremendo sería que me supiese todo el catecismo pero que no tuviese experiencia de Jesucristo. Estrictamente hablando no existe una ideología cristiana, es como si dijésemos que existe una ideología de cada uno de nosotros. Existe la persona con sus ideas, pero no existe una ideología de una persona. Lo más que se puede hacer de cada uno de nosotros es una experiencia que, evidentemente como personas humanas, conlleva unas exigencias de tipo moral y humano que nacen de la experiencia. Si yo no parto de la reflexión sobre mi experiencia de una persona, es muy difícil que yo sea capaz de aplicar teorías sobre esa persona.

¿Es Cristo para mí una doctrina o es alguien vivo? ¿Es alguien vivo que me exige, o es simplemente una serie de preguntas de catecismo? La importancia que tiene para el hombre y la mujer la persona de Cristo no tiene límites. Cuando uno tuvo una experiencia con una persona, se da cuenta, de que constantemente se abren nuevos campos, nuevos terrenos que antes nadie había pisado, y cuando llega la muerte y dejamos de tener la experiencia cotidiana con esa persona, nos damos cuenta de que su presencia era lo que más llenaba mi vida.

Convertirme a Cristo significa hacer a Cristo alguien presente en mi existencia. Esa experiencia es algo muy importante, y tenemos que preguntarnos: ¿Está Cristo realmente presente en toda mi vida? ¿O Cristo está simplemente en algunas partes de mi vida? Cuando esto sucede, qué importante es que nos demos cuenta de que quizá yo no estoy siendo todo lo cristiano que debería ser. Convertirme a la verdad, convertirme a Cristo significa llevarle y hacerle presente en cada minuto.

Hay una segunda dimensión de esta conversión: la conversión a la santidad. Dice el Papa, “Toda la vida debe estar dedicada al perfeccionamiento espiritual. En Cuaresma, sin embargo, es más notable la exigencia de pasar de una situación de indiferencia y lejanía a una práctica religiosa más convencida; de una situación de mediocridad y tibieza a un fervor más sentido y profundo; de una manifestación tímida de la fe al testimonio abierto y valiente del propio credo.” ¡Qué interesante descripción del Santo Padre! En la primera frase habla a todos los cristianos, no a monjes ni a sacerdotes. ¿Soy realmente una persona que tiende hacia la perfección espiritual? ¿Cuál es mi intención hacia la visión cristiana de la virtud de la humildad, de la caridad, de la sencillez de corazón, o en la lucha contra la pereza y vanidad?

El Papa pinta unos trazos de lo que es un santo, dice: “El santo no es ni el indiferente, ni el lejano, ni el mediocre, ni el tibio, ni el tímido”. Si no eres lejano, mediocre, tímido, tibio, entonces tienes que ser santo. Elige: o eres esos adjetivos, o eres santo. Y no olvidemos que el santo es el hombre completo, la mujer completa; el hombre o la mujer que es convencido, profundo, abierto y valiente.

Evidentemente la dimensión fundamental es poner mi vida delante de Dios para ser convencido delante de Dios, para ser profundo delante de Dios, para ser abierto y valiente delante de Dios.

Podría ser que en mi vida este esfuerzo por la santidad no fuese un esfuerzo real, y esto sucede cuando queremos ser veleidosamente santos. Una persona veleidosa es aquella que tiene un grandísimo defecto de voluntad. El veleidoso es aquella persona que, queriendo el bien y viéndolo, no pone los medios. Veo el bien y me digo: ¡qué hermoso es ser santo!, pero como para ser santo hay que ser convencido, profundo, abierto y valiente, pues nos quedamos con los sueños, y como los sueños..., sueños son.

¿Realmente quiero ser santo, y por eso mi vida cristiana es una vida convencida, y por lo mismo procuro formarme para convencerme en mi formación cristiana a nivel moral, a nivel doctrinal? ¡Cuántas veces nuestra formación cristiana es una formación ciega, no formada, no convencida! ¿Nos damos cuenta de que muchos de los problemas que tenemos son por ignorancia? ¿Es mi cristianismo profundo, abierto y valiente en el testimonio?

Hay una tercera dimensión de esta conversión: la dimensión de la reconciliación. De aquí brota y se empapa la tercera conversión a la que nos invita la Cuaresma. El Papa dice que todos somos conscientes de la urgencia de esta invitación a considerar los acontecimientos dolorosos que está sufriendo la humanidad: “Reconciliarse con Dios es un compromiso que se impone a todos, porque constituye la condición necesaria para recuperar la serenidad personal, el gozo interior, el entendimiento fraterno con los demás y por consiguiente, la paz en la familia, en la sociedad y en el mundo. Queremos la paz, reconciliémonos con Dios”.

La primera injusticia que se comete no es la injusticia del hombre para con el hombre, sino la injusticia del hombre para con Dios. ¿Cuál es la primera injusticia que aparece en la Biblia? El pecado original. ¿Y del pecado de Adán y Eva qué pecado nace? El segundo pecado, el pecado de Caín contra Abel. Del pecado del hombre contra Dios nace el pecado del hombre contra el hombre. No existe ningún pecado del hombre contra el hombre que no provenga del pecado primero del hombre contra Dios. No hay ningún pecado de un hombre contra otro que no nazca de un corazón del cual Dios ya se ha ido hace tiempo. Si queremos transformar la sociedad, lo primero que tenemos que hacer es reconciliar nuestro corazón con Dios. Si queremos recristianizar al mundo, cambiar a la humanidad, lo primero que tenemos que hacer es transformar y recristianizar nuestro corazón. ¿Mis criterios son del Evangelio? ¿Mis comportamientos son del Evangelio? ¿Mi vida familiar, conyugal, social y apostólica se apega al Evangelio?
Ésta es la verdadera santidad, que sólo la consiguen las personas que realmente han hecho en su existencia la experiencia de Cristo. Personas que buscan y anhelan la experiencia de Cristo, y que no ponen excusas para no hacerla. No es excusa para no hacer la experiencia de Cristo el propio carácter, ni las propias obligaciones, ni la propia salud, porque si en estos aspectos de mi vida no sé hacer la experiencia de Cristo, no estoy siendo cristiano.

Cuaresma es convertirse a la verdad, a la santidad y a la reconciliación. En definitiva, Cuaresma es comprometerse. Convertirse es comprometerse con Cristo con mi santidad, con mi dimensión social de evangelización. ¿Tengo esto? ¿Lo quiero tener? ¿Pongo los medios para tenerlo? Si es así, estoy bien; si no es así, estoy mal. Porque una persona que se llame a sí misma cristiana y que no esté auténticamente comprometida con Cristo en su santidad para evangelizar, no es cristiana.

Reflexionen sobre esto, saquen compromisos y busquen ardientemente esa experiencia, esa santidad y ese compromiso apostólico; nunca digan no a Cristo en su vida, nunca se pongan a sí mismos por encima de lo que Cristo les pide, porque el día en que lo hagan, estarán siendo personas lejanas, indiferentes, tibias, mediocres, tímidas. En definitiva no estarán siendo seres humanos auténticos, porque no estarán siendo cristianos.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 29 DE MARZO


Los cinco minutos de María
Marzo 29




María oraba y meditaba el mensaje de salvación de Dios a su pueblo. El ángel en Nazaret la encontró en total disponibilidad para hacer la voluntad de Dios.

La palabra de Dios nos habla, nos cuestiona, nos exige, nos ubica, nos alienta; es preciso leerla con frecuencia, meditarla con detención, vivirla con fidelidad.

En la oración nosotros hablamos a Dios; en la lectura de la Biblia, Dios nos habla a nosotros; si lo primero es importante, lo segundo es necesario; lo que nosotros podamos decirle a Dios, Él ya lo conoce; lo que Dios nos tiene que decir, siempre es nuevo para nosotros.

“Madre, en aquellas tan sencillas palabras  -He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra-  has encontrado todo el programa de tu vida” (san Juan Pablo II). Te pedimos que nos ayudes a ser fieles a nuestro proyecto de vida.


* P. Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS!!!


martes, 28 de marzo de 2017

LA MONEDA


La moneda



Un anciano viendo cercana su muerte, habló así a sus tres hijos: —No puedo dividir en tres lo que poseo. Es tan poco que perjudicaría a todos. He dejado encima de la mesa una moneda para cada uno de ustedes. Tómenla. El que compre con esa moneda algo con lo que llenar la casa, se quedará con toda la herencia. Se fueron. 

El primer hijo compró paja, pero sólo consiguió llenar la casa hasta la mitad. 

El segundo compró sacos de plumas, pero no consiguió llenar la casa mucho más que el anterior. 

El tercer hijo -que consiguió la herencia- sólo compró una pequeña vela. Esperó hasta la noche, encendió la vela y llenó la casa de luz.

El Señor te ha regalado la luz de la fe para que la irradies a tu alrededor, con el ejemplo y la palabra. Cada uno tiene posibilidades distintas, pero no menos importantes, aunque parezcan limitadas. Dios ha dispuesto que las almas vayan iluminando otras almas, como si fueran antorchas. Él espera que “hagas brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ti”.

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