PENSAMIENTO MARIANO
“Mujer, eres tan grande y tanto vales, que quien desea una gracia y no recurre a ti, quiere que su deseo vuele sin alas”.
San Bernardo
Autor: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net Haced esto en recuerdo mío | |
Lucas 22, 14-20. Fiesta. Jesucristo es Sumo y Eterno Sacerdote que instituye el sacerdocio y la Eucaristía. | |
Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios. Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios. Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» De igual modo, después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo: Esta copa es la Nueva Alianza, sellada con mi sangre, que es derramada por vosotros. Oración introductoria ¡Señor, cuánta seguridad me dan tus palabras! Has dado tu vida por mí y me esperas en la casa del Padre. No dejes nunca que pierda de vista la meta a la que me llamas. Fortaléceme por medio de esta meditación para que logre pasar de la divagación a la oración y pueda transformarme en un auténtico receptor de tu gracia. Petición Señor, dame la sabiduría y fortaleza para seguir por tu camino. Meditación del Papa Francisco Tampoco deberíamos entender la novedad de esta misión como un desarraigo, como un olvido de la historia viva que nos acoge y nos lanza hacia adelante. La memoria es una dimensión de nuestra fe que podríamos llamar "deuteronómica", en analogía con la memoria de Israel. Jesús nos deja la Eucaristía como memoria cotidiana de la Iglesia, que nos introduce cada vez más en la Pascua. La alegría evangelizadora siempre brilla sobre el trasfondo de la memoria agradecida: es una gracia que necesitamos pedir. Los Apóstoles jamás olvidaron el momento en que Jesús les tocó el corazón: "Era alrededor de las cuatro de la tarde". Junto con Jesús, la memoria nos hace presente "una verdadera nube de testigos". Entre ellos, se destacan algunas personas que incidieron de manera especial para hacer brotar nuestro gozo creyente: "Acordaos de aquellos dirigentes que os anunciaron la Palabra de Dios". A veces se trata de personas sencillas y cercanas que nos iniciaron en la vida de la fe: "Tengo presente la sinceridad de tu fe, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice". El creyente es fundamentalmente "memorioso". (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium, n 13). Reflexión Cristo estaba ansioso de celebrar la Pascua con sus apóstoles. Sabe lo que esta Pascua significa, pero no la teme, sino la desea, no huye, sino que la prepara cuidadosamente. Quiere compartir la mesa con sus apóstoles, despedirse, es su adiós en el tiempo. A nosotros también nos espera Cristo para compartir la mesa con nosotros. Y si al hacerlo nuestros corazones se encuentran abiertos y deseosos de conocer más y mejor al Señor, el Espíritu Santo trabajará en cada uno de nosotros, y así podremos vivir, cada día más,como cristianos auténticos, esforzándose por adquirir las virtudes necesarias para ello. Jesucristo es Sumo y Eterno Sacerdote que instituye el sacerdocio y la Eucaristía. En este jueves hagamos una reflexión de agradecimiento. Al despedirse Él, también promete su presencia viva, poniendo en manos de los Doce al Espíritu Santo que hará realidad el misterio de la Eucaristía. Demos gracias al Señor por cada sacerdote que hace posible, por medio del Espíritu, la presencia viva de Cristo. Oremos por las vocaciones, que no falten hombres que con sus manos consagradas hagan presente a Cristo para poder recibir la vida de Dios en la Eucaristía. HIMNO SACERDOTAL Brota de mi corazón un himno ardiente cuajado en el manantial del ser: Jesús Martí, yo te elijo, vente, yo te llamo: Jesús Martí Ballester. Cogiste mi corazón de niño con ternura delicada y paternal, me sedujeron tu afecto y tu cariño y me dejé cautivar. Yo escuché tu llamada gratuita sin saber la complicación que me envolvía, me enrolé en tu caravana de tu mano sin pensar ni en las espinas ni en los cardos. Te fui fiel, aunque a girones fui dejando en mi camino pedazos de corazón, hoy me encuentro con un cáliz rebosante de jazmines que potencian mis anhelos juvenilesy me acercan más a Dios. En el ocaso de la carrera de mi vida siento el gozo de la inmolación a Tí. Tienes todos los derechos de exigirme, puedes pedir si me ayudas a decir siempre que ¡Sí!. Necesitaste y necesitas de mis manos para bendecir, perdonar y consagrar; quisiste mi corazón para amar a mis hermanos, pediste mis lágrimas y no me ahorré el llorar. Mis audacias yo te di sin cuentagotas, mi tiempo derroché enseñando a orar, gasté mi voz predicando tu palabra y me dolió el corazón de tanto amar. A nadie negué lo que me dabas para todos. Quise a todos en su camino estimular. Me olvidé de que por dentro yo lloraba, y me consagré de por vida a consolar. Muchos hombres murieron en mis brazos, ya sabrán cuánto les quise en la inmortalidad, me llenarán de caricias y de flores el regazo, migajas de los deleites de su banquete nupcial. Pediste que te prestara mis pies y te los ofrecí sin protestar, caminé sudoroso tus caminos, y hasta el océano me atreví a cruzar. Cada vez que me abrazabas lo sentía porque me sangraba el corazón, eran tus mismas espinas las que me herían y me encendían en tu amor. Fui sembrando de hostias el camino inmoladas en la cenital consagración: más de treinta mil misas ofrecidas han actualizado la eficacia de tu redención. No me pesa haber seguido tu llamada, estoy contento de ser latido en tu Getsemaní; sólo tengo una pena escondida allá en el alma: la duda de si Tú estás contento de mí. Mi gratitud hoy te canto, ¡Cristo de mi sacerdocio! Mi fidelidad te juro, Jesucristo Redentor. Ayúdame a enriquecer con jardines a tu Iglesia, que florezcan y sonrían aún en medio del dolor. Sean esos jardines para tu recreo y mi trabajo, multiplica tu presencia por los campos hoy en flor, que lo que comenzó con la pequeñez de un pájaro, se convierta en muchas águilas que roben tu Corazón. Diálogo con Cristo Gracias, Señor, por recordarme que la Eucaristía es ese fuego que puede ir ablandando la coraza de piedra que aprisiona y endurece mi corazón. Permite que no participe simplemente como un observador en tu Eucaristía, sino que la sepa adorar, para poder unirme humildemente, con un corazón arrepentido, a tu oración. Toma todos mis esfuerzos y sacrificios de hoy por esta intención. Propósito Participar en una hora eucarística como un acto de reparación por los sacrilegios que se comenten en torno a la Eucaristía. |
Autor: Buenaventura Acero | Fuente: Catholic.net Jesús ante la Ley antigua | |
Mateo 5, 17-19. Tiempo Ordinario. No basta cumplir con reglas para estar cerca de Dios, hay que amarlo. | |
«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. Oración introductoria Dios mío, me postro ante Ti en esta oración, quiero escucharte y ser dócil a tus inspiraciones, porque sólo Tú podrás dar plenitud a mi vida. Petición Señor, dame la gracia para que nunca contradiga tus mandamientos, concédeme ser un auténtico seguidor y testigo de tu amor. Meditación del Papa Francisco Esta ley es sagrada porque conducía al pueblo a Dios. Por lo tanto, no se puede tocar. Había quien decía que Jesús cambiaba esta ley. Él, en cambio, buscaba hacer entender que se trataba de un camino que conduciría al crecimiento, es más, a la plena madurez de esa ley. Y decía: Yo vengo a dar cumplimiento. Así como el brote que “despunta” y nace la flor, así es la continuidad de la ley hacia su madurez. Y Jesús es la expresión de la madurez de la ley. El papel del Espíritu Santo en la transmisión de esta ley. Pablo dice que esta ley del Espíritu la tenemos por medio de Jesucristo, porque no somos capaces de pensar algo como procedente de nosotros; nuestra capacidad viene de Dios. Y la ley que Dios nos da es una ley madura, la ley del amor, porque hemos llegado a la última hora. El apóstol Juan dice a su comunidad: Hermanos, hemos llegado a la última hora. A la hora del cumplimiento de la ley. Es la ley del Espíritu, la que nos hace libres… (Cf. S.S. Francisco, 12 de junio de 2013, homilía en Santa Marta). Reflexión Toda esa tremenda legislación se convirtió en una carga demasiado pesada. Los mismos judíos experimentan esta casi insuperable dificultad. Ser un hombre perfecto, como Dios lo quiere, sin estar unido verdaderamente a Dios desde el interior, es una tarea imposible. Los actos externos, el culto, los ritos y todos los sacrificios, no pueden todo unido llegar al valor de un simple acto de contricción, de una simple y sencilla oración que nace del corazón y que diga: "Señor, ten piedad de mi, porque soy un pecador... un corazón contrito y humillado tú, Oh Dios, no lo desprecias", dice el salmo. Cuántos se habían olvidado de esto en aquellos tiempos, y cuántos hoy pensamos que para tranquilizar la conciencia basta un acto externo, una limosna, o ni siquiera eso... Hemos adaptado tanto a nuestro antojo la ley de Dios que su contenido casi ha desaparecido o nos contentamos con "decir algo a Dios de vez en cuando"... El camino de una verdadera conversión interior, es el de un leal esfuerzo por interiorizar nuestra experiencia y relación con Él, pero sin dejar de aprovechar las riquezas espirituales de la Iglesia, sobre todo a través de los sacramentos. Ahí encontraremos al Señor siempre que le busquemos. Su espíritu está ahí presente y actúa por encima de las instituciones y de las personas... Yo estaré con vosotros hasta el final del mundo... Propósito Cumplir siempre las leyes civiles y de la Iglesia y reflexionar en qué sentido me lleva a vivir más plenamente el amor. Diálogo con Cristo Señor, erróneamente existe la tendencia de pensar que así como el agua y el aceite no se mezclan, tampoco lo hacen tus mandamientos y la felicidad. Por eso, con diligencia voy adormilando mi conciencia, y sutilmente hago a un lado todo lo que implique renuncia, esfuerzo, sacrificio. Gracias por recordarme que me ofreces tu gracia y amor para ser fiel siempre a tu ley, que tiene como fundamento el amor. |