viernes, 30 de mayo de 2014

PARÁBOLA DE LA VERDAD Y LA LIBERTAD



Parábola de la verdad y la libertad
Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

Los corazones de los discípulos se encendían de santo orgullo. Veían que los judíos convertidos ante las palabras del Maestro, se acercaban a él  entusiasmados y sin vergüenza de ser vistos por sus compinches.

El Maestro les decía: Manteneos fieles a mi palabra, seréis mis discípulos, entenderéis la verdad y la verdad os hará libres.

            Maestro, ¿cómo puede ser eso? Sabe que somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie.

Esta es la cuestión. Antes de verse implicados en la novedad que el Maestro traía consigo, querían saberlo todo a la perfección.

-    Sí, amigos. No le deis más vueltas a la cabeza. La verdad es la que traigo de parte de mi Padre celestial. Yo no hablo por cuenta propia. Transmito sus palabras. Las mismas que creyó Abrahán.

-     ¿Las mismas? Sí, acudid a la Escritura. Toda ella  se refiere a mi venida al mundo. Yo soy el Mesías. Lo tenéis delante. Es la verdad. Todo el que cree en mi, es un ser libre.¿ Qué?  ¿Le tenéis miedo a los otros judíos santones e hipócritas?

-    Y los dejó pensativos.

Hoy, Maestro, hay gente que piensa que seguirte a ti es perder  la libertad. Y es todo lo contrario. Tu seguimiento supone estar en la verdad y ésta lleva aneja la libertad, que es respuesta al bien y a la novedad de vida que nos propones. 

¿ Sigues al Maestro con libertad?

ORACIÓN DEL MAESTRO: Padre, ¡cuánto cuesta meter en la cabeza y  en el corazón de esta gente que yo soy tu enviado, el que todos esperan. Pero, ¡ qué pena!, creían que ibas a enviarme como un guerrillero o caudillo para que acabase con todos sus enemigos. Y, al verme tan normal, no me creen. Pero, gracias, Padre porque no me desanimo nunca.


FLORECILLAS A MARÍA: 30 DE MAYO

FLORECILLAS A MARÍA
Flor del 30 de mayo: María Reina de la Paz

Meditación: “Reina de la Paz,…da al mundo la Paz en verdad, en la Justicia y en la Caridad de Cristo” (Pío XII, 1942, Consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María). “Ella dio a Luz al Príncipe de la Paz” (Isaías 9,5). La Paz, bendición del Salvador, no es la del mundo, pues el seguirle es persecución (conforme a Mateo 10,34-39). Es la Paz del corazón que quita la angustia y el temor, es fruto del Espíritu de Dios que habita en nuestro corazón y nos anticipa la alegría de la esperanza de quien a Dios da su alma (conforme a Juan 14,26-28). En Fátima, María nos prometió que “al final mi Corazón Inmaculado triunfará y vendrá un tiempo de Paz”. Todo está cercano, pero Dios está esperando al hombre, para que vuelva a Su lado, para que haga la paz con El. Sometiéndose a Su Santa Voluntad, haciendo penitencia por los pecados de ésta pobre tierra que está desierta, y oración para reparar y volver todos al Padre Celestial. Confesemos nuestros pecados para tener un corazón sano y ofrezcamos la Santa Comunión por la conversión.

Oración: ¡Oh María, Reina de la Paz!. Enséñanos a orar y reparar a través de tu Inmaculado Corazón, para así alcanzar la Redención, trayendo a la tierra el Reino de Dios. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Ayuno en reparación de los pecados y las ofensas al Santísimo Sacramento del Altar.

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 30 DE MAYO DEL 2014

Autor: H. Esteban M. Castro | Fuente: Catholic.net
De la tristeza a la alegría
Juan 16, 20-23. Pascua. Si estoy convencido de que Dios está cerca de mí, en lo hondo del corazón reina una alegría que es mayor que todos los sufrimientos.
 
De la tristeza a la alegría
Del santo evangelio según San Juan 16, 20-23

Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo. También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Aquél día no me harán más preguntas. Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre. 

Oración introductoria

Señor Jesús, con razón me dijiste que habría de llorar y lamentarme en esta tierra. ¿Sabes? Cuando he intentado serte fiel, he sufrido muchas veces a manos de mi egoísmo y mi sensualidad, o a manos de los hombres que no creen en ti. Sin embargo, Señor, tu palabra me sostiene. Sé que ves mi esfuerzo. Sé que estás a mi lado. Gracias, Señor.

Petición

Señor Jesús, ayúdame a reconocer detrás de todo lo que me pasa, bueno o malo, tu mano amorosa que me quiere llevar a la eternidad. Dame fuerza para llevar la cruz que me has dado con una sonrisa en los labios, sabiendo que tú marchas delante de mí con tu cruz.

Meditación del Papa Francisco

Jesús mismo "se llenó de alegría en el Espíritu Santo". Su mensaje es fuente de gozo: "Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría sea plena". Nuestra alegría cristiana bebe de la fuente de su corazón rebosante. Él promete a los discípulos: "Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría". E insiste: "Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón, y nadie os podrá quitar vuestra alegría". Después ellos, al verlo resucitado, "se alegraron". El libro de los Hechos de los Apóstoles cuenta que en la primera comunidad "tomaban el alimento con alegría". Por donde los discípulos pasaban, había "una gran alegría", y ellos, en medio de la persecución, "se llenaban de gozo". Un eunuco, apenas bautizado, "siguió gozoso su camino", y el carcelero "se alegró con toda su familia por haber creído en Dios". ¿Por qué no entrar también nosotros en ese río de alegría? (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 5). 

Reflexión 

Por la gracia de Dios, nosotros hemos tenido la suerte de conocer a Cristo. Caminamos a su lado, caminamos de su mano. Sin embargo, hay muchas personas a nuestro derredor que no lo conocen o lo han dejado de tener presente en sus vidas. No tenemos que ir muy lejos. Posiblemente nuestros propios padres, hermanos o amigos caminan tristes por no ver al Señor que los guía, que los carga en brazos cuando ya no pueden más.

Nosotros lo vemos y ello nos da la felicidad. Sus pies nos enseñan por dónde caminar, sus manos nos ayudan a cargar con nuestros dolores, su aliento nos da fuerza para seguir adelante, sus heridas gloriosas nos dan salvación.

Propósito

Hoy hablaré con una persona sobre el amor que Dios nos ha tenido y cómo las contrariedades de nuestra vida se vuelven más llevaderas si lo vemos siempre a nuestro lado.

Diálogo con Cristo

Señor, gracias porque no me has abandonado en este valle de lágrimas a merced del diablo. Tú has bajado del cielo para enseñarme el camino que lleva al cielo, has muerto para mostrarme que no es esta vida lo importante sino alcanzar con ella el paraíso, y te has quedado en la Eucaristía para ser mi alimento y mi sostén.

Perdóname, Señor, perdón por mi ceguera; pues muchas veces me desanimo, me canso bajo el peso de la cruz. ¡Oh, qué sería de mí si tu no estuvieras a mi lado!

Dame valor para dar testimonio de ti ante los hombres que me encuentre, y ayúdame a mostrarles la alegría de vivir de cara a ti.



Una persona alegre obra el bien, gusta de las cosas buenas y agrada a Dios (Pastor de Hermas, Mand. 10, 1)



  • Preguntas o comentarios al autor
  • H. Esteban M. Castro 

    SAN JOSÉ MARELLO, OBISPO Y FUNDADOR DE LA CONGREGACIÓN DE LOS OBLATOS DE SAN JOSÉ , MAYO 30


    San José Marello, OSJ
    Mayo 30

    Apóstol de los jóvenes y Fundador de los Oblatos de San José

    Nuestro Padre Fundador nació el 26 de diciembre de 1844 en Turín (Italia). Tuvo una niñez bastante común con una vida arraigada en la fe sencilla, humilde y de mucho servicio al prójimo tal como lo aprendió de sus padres. A los 10 años fue acólito en su Parroquia y a los 12 años, en 1856, el 31 de octubre, pide ingresar al Seminario Menor de Asti con la intención de hacerse sacerdote.

    De joven seminarista, despliega gran sensibilidad ante las necesidades de su entorno social, pastoral y espiritual de su tiempo. Se prepara con el entusiasmo y empeño más atento para lograr ser otro Cristo en el ejercicio de la caridad.
    Se ordena Sacerdote a los 24 años, el 19 de setiembre de 1868 en la Catedral de Asti por la imposición de manos de Mons. Carlos Savio quien lo elige su secretario el 21 de octubre del mismo año.

    Participa, como secretario de su Obispo en el Concilio Vaticano I, desde el 21 de noviembre de 1869 hasta el verano de 1870. Funda la Compañía de San José el 14 de marzo de 1878. El 4 de noviembre de 1884, traslada a sus primeros hijos espirituales de la Obra Michelerio al hospicio de Santa Clara, que se convirtió en la Casa Madre de la Congregación.

    Es nombrado Obispo de Acqui el 23 de noviembre de 1888. Al año siguiente, es consagrado Obispo, el 17 de febrero, en la ciudad de Roma; y tomó posesión canónica de su diócesis el 16 de junio. Desempeñó una labor apostólica inmensa en bien de sus feligreses. Muere santamente el 30 de mayo de 1895, en la ciudad de Savona. Tras su deceso es llamado "Mártir de de los pobres", "perla de Obispo", "Pastor insigne", "Apóstol de los jóvenes". Es canonizado el 30 de mayo de 2001.

    ALGUNOS ASPECTOS DE SU VIDA
    Retorno al Seminario

    En diciembre de 1863 se enfermó gravemente de tifus. Le dijo a su padre: “Papá, yo hubiera querido continuar con los estudios para hacerme sacerdote. Tú no has querido y yo te he obedecido. Pero la Virgen viendo los peligros en los que me encuentro, ha escuchado mi oración y está por liberarme. Si tú consientes que yo siga mi camino, me curaré rápidamente, de otro modo, la Virgen me llamará a sí”.


    Sacerdote, nuestro modelo de vida

    Al inicio de 1864, completamente restablecido, reinició los estudios en el Seminario y el 19 de setiembre de 1868 fue ordenado sacerdote en la Catedral de Asti. Por su inteligencia y por sus grandes capacidades prácticas, el obispo Monseñor Carlos Savio lo escogió como su secretario. Con él tuvo la oportunidad de conocer el gobierno de la Diócesis, acompañándolo en todas sus visitas a las parroquias de la Diócesis y en todos sus viajes.

    Confesor en el seminario

    En Asti, su preocupación particular era el Seminario, donde daba lecciones de catecismo. Durante dos años, entre 1881 y 1883, recibe el encargo de director espiritual y confesor de los seminaristas. De 1881 a 1889 fue también director espiritual en el Instituto Michelerio. Ya nombrado canónigo en 1881 frecuentó asiduamente la catedral para el oficio litúrgico del coro y para las confesiones.

    Concilio Vaticano I

    A fines de noviembre de 1869, Monseñor Carlos Savio fue a Roma para participar en el Concilio Vaticano I y llevó consigo a su secretario. Se alojó en el palacio del Quirinale, por entonces residencia de los papas, y conoció al cardenal Gioacchino Pecci, futuro Papa León XIII. Monseñor Savio y el Padre Marello tuvieron un encuentro con el Papa Pío IX en audiencia privada la noche de navidad del mismo año.

    Fundador

    El 14 de marzo de 1878 nació la Congregación en los locales del Instituto Michelerio donde el Padre José Marello había intentado construir la primera Compañía de San José. Los primeros cuatro jóvenes iniciaron la vida común. La espiritualidad de la nueva institución se inspira en San José, en su amor a Jesús, en el ocultamiento y en la laboriosidad: «Cartujos en casa y apóstoles fuera de casa».


    La Congregación

    La nueva familia religiosa se desarrolló, humilde y desapercibida, primero en un orfanatorio y luego en un hospicio. Su labor apostólica fue la actividad pastoral en las parroquias, en las escuelas, colegios y orfanatos, en la enseñanza de la religión, en el servicioProcesion en Lima
    a los párrocos, en el cuidado de la juventud, en la dedicación a los más humildes.

    Obispo
    Su nombramiento como obispo llegó improvisadamente el 23 de noviembre de 1888. Tenía apenas 44 años. El ingreso a su Diócesis tuvo lugar el 16 de junio de 1889. Su servicio episcopal en Acqui duró seis años, la muerte llegó también repentinamente el 30 de mayo de 1895, en Savona. Durante su gobierno pastoral visitó todas las parroquias. El contacto directo con la población era para él su primer deber. Por donde pasara suscitaba sentimientos de entusiasmo y de fe. En todos lados se repetía: “¡Es un santo!”.

    LA GLORIA

    Las virtudes heroicas 
    «Mons. Marello aparece como un pastor celoso, un modelo de virtudes practicadas con heroicidad, en la simplicidad y humildad de todos los días. Amaba la vida desapercibida, aunque no podía evitar ser admirado por su carácter dulce. Hombre de grandes virtudes y de un gran amor a Dios, estaba abierto a todas las iniciativas de caridad» (juicio de los consultores de la Congregación para la Causa de los Santos).

    Beatificación
    Manteniéndose después de su muerte la fama de su santidad, testimoniada con numerosas gracias obtenidas, se iniciaron los procesos informativos. El 28 de mayo de 1948 se introdujo la Causa de Beatificación y el 12 de junio de 1978, en presencia del Papa Pablo VI, se leyó el decreto sobre la heroicidad de sus virtudes. Juan Pablo II lo proclamó Beato en Asti Capilla de Ranquish
    el 26 de septiembre de 1993, presentándolo a los Pastores del Pueblo de Dios, a sus Oblatos y a los fieles, como ejemplo y modelo de caridad hacia todos, y de incansable y silenciosa labor en favor de los jóvenes y de los marginados.

    Canonización
    Ocho años más tarde, con un decreto solemne del 18 de diciembre del 2000, el Santo Padre Juan Pablo II declaró que "ha sido probado el milagro obrado por Dios por la intercesión del Beato José Marello, Obispo de Acqui, Fundador de la Congregación de los Oblatos de San José: es decir, la curación improvisa, completa y duradera de los niños Alfredo e Isila Chávez León, sanados ambos simultáneamente de broncopulmonía con fiebre alta, disnea y cianosis en pacientes con desnutrición crónica". Por tanto, el 25 de noviembre de 2001, al día siguiente del Sínodo de los Obispos, fue canonizado por el Papa Juan Pablo II quien recordó que el lema de vida del nuevo santo era « Proteger los intereses de Jesús ».

    ORACIONES A SAN JUAN DIEGO


    Oración a San Juan Diego

    Gracias por el mensaje evangelizador que con humildad nos has entregado.

    Tus nos recuerdas que la V. Santísima de Guadalupe es la Madre del Verdadero Dios por quien se vive y es la portadora de Jesucristo que nos da el Espíritu Santo, que vivifica a la Iglesia.

    Tu nos recuerdas que Santa María de Guadalupe es también nuestra Madre amorosa y compasiva.

    Gracias al obediente cumplimiento de tu misión, sabemos que Santa María  de Guadalupe nos ha colocado en su corazón.

    Gracias Juan Diego por este mensaje que nos fortifica en la Paz, en la Unidad y en el Amor de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.








     Oración a Juan Diego

    San Juan Diego, estrella maravillosa de Dios.
    Santidad comprobada desde tu nacimiento, modelo insigne de humildad y pureza, rectitud y sencillez marcaron tu vida.

    La inocencia fuè tu estandarte, y tanta y tan bella es tu alma que la más blanca y celestial doncella, nuestra Madre siempre Santa te escogió para dar al mundo Su hermosísima imagen.

    Hoy te suplico me concedas por su intercesión de Jesucristo Nuestro Señor la gracia de la santidad para mí y para toda mi familia la raza humana. 

    Ruega por nosotros San Juan Diego Para que seamos sanados, salvados y liberados del maligno y de todas sus amenazas y persecuciones, para que seamos programados por el Espíritu Santo, y alcancemos salud del alma, de la mente y del cuerpo, progreso material y espiritual; y que al final de esta vida seamos dignos por tu intercesión de la Patria Celestial.
    Amén.

    San Juan Diego intercede por nosotros.
    Santa María de Guadalupe ruega al Señor Jesús por nosotros.



    3 credos a Nuestra Señora de Guadalupe en honor y por todas las intenciones de San Juan Diego.

    jueves, 29 de mayo de 2014

    TU PASADO, TU PRESENTE Y TU FUTURO


    OREMOS A LOS PIES DEL SAGRARIO


    ...DÓNDE ENCONTRAR LA PAZ.


    ...DÓNDE ENCONTRAR LA PAZ.

    Muchos vivimos tiempos difíciles. Algunos porque luchan duramente - y a veces infructuosamente - por su subsistencia, otros porque viven acechados por la violencia, y algunos por no encontrar paz de espíritu.

    El cuento:

                Se cuenta que un rey ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera describir en una pintura la paz perfecta. Muchos artistas lo intentaron. El rey observó y admiró todas las pinturas, pero hubo solo dos que realmente le gustaron.

                La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos los que miraron esa pintura pensaron que reflejaba la paz perfecta.

                La segunda pintura también tenía montañas. Pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no se veía para nada pacífico. Pero cuando el rey observó cuidadosamente, vio tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca y en ese arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido.

                El rey escogió la segunda pintura. "Porque, -explicó- paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de todas esas cosas permanezcamos en calma dentro de nuestro corazón.

                "Este es el verdadero significado de la paz."

                La paz no puede ser hallada en sitio alguno, fuera de uno mismo. Cuando el ser humano logra que la paz reine dentro de sí mismo, puede hacerla reinar en el mundo entero".

    ¿QUÉ NOS HACE MEJORES PADRES?



    ¿Qué nos hace mejores padres?


    Los buenos padres no le dan a su hijo todo lo que necesita,
    le enseñan que él es capaz de conseguir lo que quiere.

    Los buenos padres no buscan hacer feliz a su hijo,
    le enseñan que la felicidad depende de cada uno.

    Los buenos padres no le dan oportunidades a su hijo,
    le enseñan a buscarlas, a crearlas y a aprovecharlas.

    Los buenos padres no le dan a su hijo lo mejor para que sea feliz,
    le enseñan a disfrutar y a encontrar lo mejor, aún en lo más sencillo.

    Los buenos padres no le enseñan a su hijo a superar siempre a los demás, le enseñan a superarse a sí mismo.

    Los buenos padres no le enseñan a su hijo a decir todo lo que piensa, le enseñan que lo que pensamos no es la verdad absoluta y que debemos ser cautelosos al expresar nuestras opiniones, teniendo en cuenta los sentimientos de los demás.

    Los buenos padres no le resuelven los problemas a su hijo,
    le enseñan a asumir responsabilidad y a aprender de sus errores.

    Los buenos padres no le enseñan a sus hijos a evitar los fracasos,
    le muestran que el fracaso es parte del camino hacia el éxito.

    Los buenos padres no convencen a su hijo de su importancia en la sociedad, le enseñan que sirviendo se volverá importante para ella.

    Los buenos padres no le enseñan a su hijo a ser crítico y resentido ante las injusticias, le enseñan a contribuir en paz y a construir la justicia.

    "TODO TIENE UNA RAZÓN DE SER"


    "TODO TIENE UNA RAZÓN DE SER"

    Algunas veces las personas llegan a nuestras vidas y rápidamente nos damos cuenta de que esto pasa porque debe de ser así para servir un propósito, para enseñar una lección, para descubrir quienes somos en realidad, para enseñarnos lo que deseamos alcanzar.

     Tú no sabes quienes son estas personas, pero cuando fijas tu ojos en ellos sabes y comprendes que ellos afectarán tu vida de una manera profunda.

     Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas e injustas, pero en realidad entiendes que si no superas estas cosas nunca hubieras realizado tu potencial, tu fuerza, o el poder de tu corazón. Todo pasa por una razón en la vida. Nada sucede por casualidad o por la suerte... enfermedades, heridas, el amor, momentos perdidos de grandeza o de puras tonterias, todo ocurre para probar los límites de tu alma. Sin estas pequeñas pruebas la vida sería como una carretera recién pavimentada, suave y lisa. Una carretera directa sin rumbo a ningún lugar, plana cómoda y segura, más empañada y sin razón.

     La gente que conoces afectan tu vida, las caídas y los triunfos que tú experimentas crean la persona que eres. Aún se puede aprender de las malas experiencias. Es más, quizas sean las más significativas en nuestras vidas.

     Si alguien te hiere, te traiciona o rompe tu corazón le das las gracias porque te ha enseñado la importancia de perdonar, la confianza y a tener más cuidado de a quien le abres tu corazón.


    Si alguien te ama, ámalos tu también no porque ellos te aman sino porque te han enseñado a amar y a abrir tu corazón y tus ojos a las cosas pequeñas de la vida. Haz que cada día cuente y aprecia cada momento además de aprender de todo lo que puedas, porque quizás más adelante no tengas la oportunidad de aprender lo que tienes que aprender de este momento. Entabla una conversación con gente que no hayas dialogado nunca y actualmente escúchalos y presta atención.

     Permítete enamorarte, liberarte y poner tu vista en un lugar bien alto. Manten tu cabeza en alto porque tienes todo el derecho de hacerlo. Repítete a ti mismo que eres un individuo magnífico y créelo, sino crees en ti mismo nadie más lo hará tampoco.

     Crea tu propia vida, encuéntrala y luego vívela....

    FLORECILLAS A MARÍA: 29 DE MAYO


    FLORECILLAS A MARÍA
    Flor del 29 de mayo: María, Reina del Santísimo Rosario

    Meditación: “Dios te salve, llena eres de gracia, el Señor es contigo” (Lucas 1,28). El Arcángel San Gabriel fue quien comenzó el Rosario, pero el Espíritu Santo nos ha manifestado a través de los místicos que todo lo que proviene de la boca de los enviados celestiales (ángeles, santos y la misma Virgen) viene de la Voz de Dios, de tal modo que el mismo Dios fue quien lo inició. A María, la Reina de nuestro corazón, la Reina de las rosas, presentémosle como regalo un ramo de Avemarías. La oración a María, Medianera e Intercesora, va dirigida por su medio a Dios; le pedimos “ruega por nosotros pecadores” para que su oración se una a la nuestra y le de valor. Ella siempre responde ”ruego por vosotros pecadores”, ya que la oración es el diálogo sublime de la pobre criatura con su Señor. Nuestra oración, en manos de María, es presentada ante el Trono de Dios como un delicado perfume, entregado por la criatura más perfecta que existió, ¿y qué no puede obtener ése Purísimo Corazón del Corazón del Amor…?.

    Oración: ¡Oh María, Reina del Santo Rosario!. Enséñanos a rezar de corazón como lo hiciste vos, y a prestar eterna alabanza a nuestro Señor. Amén.

    Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

    Florecilla para este día: Rezar un Rosario pidiendo se derrame sobre nosotros el Espíritu Santo, y por las intenciones de la Virgen.

    HACIA NUESTRA PROPIA ASCENSIÓN

    Autor: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás Schwizer
    Hacia nuestra propia ascensión
    Algún día nos encontraremos en el cielo, lo mismo que ahora estamos reunidos en la tierra.
     
    Hacia nuestra propia ascensión
    ¿Cómo está Cristo con nosotros, en nuestra tierra?

    Cristo está presente. Cristo está aquí, en la tierra, con nosotros, y ya no nos abandonará jamás. Está presente en los sacramentos, sobre todo en la Eucaristía. Está presente en la comunidad cristiana. Está presente en nuestro corazón que es un templo de Cristo y del Dios Trino

    La Ascensión del Señor, nos quiere revelar algo más que su presencia invisible en medio de nosotros. Nos revela cómo se va a acabar nuestro destino, nuestra vida terrenal. Creo que ésta es una pregunta que nos inquieta a todos. Y la fiesta de la Ascensión del Señor nos da la respuesta: nuestro final será una ascensión.

    Algún día nos encontraremos en el cielo, lo mismo que ahora estamos reunidos en la tierra. Nuestra presencia en cada misa dominical, no hace más que prefigurar, anunciar y preparar esa gran asamblea final en torno al Señor. Al final de la misa la vida nos dispersará; pero será solo algo transitorio, hasta que llegue la hora de nuestra ascensión final.

    Todo es transitorio: alegrías, tristezas, bienes...
    Porque todo lo que pasa aquí abajo en esta tierra es transitorio. Cuántas veces nos desanimamos por cualquier contrariedad, cualquier sufrimiento y cruz, diciendo: no es posible que Dios exista y permita estas cosas; no es posible que Dios dirija nuestra vida y que la transforme de esta manera. Sí, es verdad que las cosas no nos resultan siempre fáciles. Pero esperemos, tengamos paciencia, no juzguemos hasta haber visto el final. Porque sabemos ya por experiencia que después de la Pasión y del Calvario viene siempre la Resurrección y la Ascensión.

    Por eso, toda tristeza es transitoria. Somos desgraciados, pero solamente por un tiempo breve.

    ¿Por qué recé y no me escuchó Dios? Porque Dios se reserva el derecho de darme muchas cosas y mucho mejores que las que yo me atreví a pedirle.
    ¿Por qué sigo enfermo, sin fuerzas? Porque pronto quedaré curado para siempre.
    ¿Por qué tengo que lamentar la muerte de una persona querida?

    ¿O por qué la vida me separa de los únicos con quienes me gusta vivir? Porque pronto me encontraré reunido para siempre.

    También la alegría, toda alegría de este mundo, es pasajera. Los hijos saben que no pueden tener siempre consigo a sus padres. Los padres saben también que no guardarán para siempre a sus pequeños. Y lo mismo la mujer a su marido, el marido a su mujer, y así todas las personas que se aman. No existe más que un solo lugar definitivo en el que nos juntaremos para siempre, y este sitio no está aquí abajo en esta tierra.

    Lo mismo con nuestros bienes: No podemos llevarlos con nosotros: los perderemos todos. Algún día, nuestras manos se abrirán para entregarlos todo. Hoy todavía estamos a tiempo de abrirlas para ofrecerlos libremente. Porque todo lo que no ofrezcamos a Dios, lo vamos a perder.

    Llevar el mundo a Dios. En todas las Misas, ofrecemos un poco de pan, un poco de vino – en representación de nosotros mismos, de nuestras vidas, de nuestros trabajos, de nuestros bienes. Y el sacerdote tomará todo esto y luego lo consagrará llevándolo al mundo de Dios.

     Así en cada una de nuestras Misas, un poco de nuestro mundo pasa a formar parte del mundo del otro mundo.
     En cada una de las Misas, tiene lugar la ascensión de un poco de tierra al cielo.
     En cada una de las Misas, los cristianos, estamos invitados a elevarnos, a separarnos un poco de la tierra, a dar un paso hacia el mundo de Dios.

    Preguntas para la reflexión

    1. ¿He pensado en mi propia ascensión?
    2. ¿Qué me costaría dejar hoy: mis bienes…?
    3. ¿Vivo como si nunca fuera a dejar este mundo? 

    HIMNO A JESÚS SACRAMENTADO


    Himno a Jesús Sacramentado


    Te adoro con devoción, Dios escondido,
    oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
    A ti se somete mi corazón por completo,
    y se rinde totalmente al contemplarte.
    Al juzgar de ti se equivocan
    la vista, el tacto, el gusto,
    pero basta el oído para creer con firmeza;
    creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios;
    nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.

    En la Cruz se escondía solo la Divinidad,
    pero aquí se esconde la humanidad;
    sin embargo, creo y confieso ambas cosas,
    y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.

    No veo las llagas como las vio Tomás,
    pero confieso que eres mi Dios:
    haz que yo crea más y más en ti,
    que en ti espere y que te ame.

    ¡Memorial de la muerte del Señor!
    Pan vivo que da la vida al hombre:
    concede a mi alma que de ti viva,
    y que siempre saboree tu dulzura.

    Señor Jesús, Pelícano bueno:
    límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,
    de la que una sola gota puede liberar
    de todos los crímenes al mundo entero.

    Jesús , a quien ahora veo oculto,
    te ruego que se cumpla lo que tanto ansío:
    que al mirar tu rostro cara a cara,
    sea yo feliz viendo tu gloria.

    Así sea.

    DÉJAME VER TU GRANDEZA... SEÑOR


    Déjame ver tu grandeza, Señor.


    Señor:
    Me acaricias con la brisa,
    me besas con la luz del sol,
    me meces en las olas de Tus playas,
    me mimas con las gotas de la lluvia,
    me consuelas con Tu Palabra,
    me perdonas en el Sacramento de la Reconciliació n
    y me das Vida con la Eucaristía.

    ¡Si supiéramos la grandeza del Sagrario!
    Te das por amor en la Eucaristía,
    Te inmolas constantemente por mí.
    Aumenta mi amor por Tí
    y déjame ver Tu Grandeza
    y sentir Tu Amor.
    ¡Amén!

    EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 29 DE MAYO DEL 2014

    Autor: Alejandro Carrión | Fuente: Catholic.net
    Se transformará en alegría
    Juan 16, 16-20. Pascua. Cuando la belleza y la verdad de Cristo conquistan nuestros corazones, experimentamos la alegría de ser sus discípulos.
     
    Se transformará en alegría
    Del santo Evangelio según San Juan 16, 16-20

    Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver». Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: «¿Qué significa esto que nos dice: «Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver?». Decían: «¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir». Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: «Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: «Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver». Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo. 

    Oración introductoria 

    Jesús mío, Tú, que eres tan grande, me conoces, conoces mi corazón, mis virtudes y mis debilidades. Tú sabes que hay muchas cosas en mi corazón que me inquietan y me acongojan. Todo ello te lo ofrezco para encontrar en ti mi alegría.

    Petición

    Padre bueno, te pido me des fuerza para enfrentar todas las dificultades que encuentro en mi vida; aumentes mi fe, para que crea en tu palabra; aumentes mi esperanza para que me abandone en ti y confíe plenamente que nada me separará de tu amor

    Meditación del Papa Francisco

    El Espíritu Santo que guía a la Iglesia, y a cada uno de nosotros, a la Verdad plena. En nuestros días, marcados por el relativismo, es necesario preguntarnos como Pilato: ¿Qué es la Verdad?. La Verdad con mayúsculas no es una idea que nosotros nos hacemos o consensuamos, sino una persona con la que nos encontramos. Cristo es la Verdad, que se ha hecho carne. Y el Espíritu Santo hace posible que lo reconozcamos y lo confesemos como Señor.
    El Espíritu Santo nos recuerda las palabras de Jesús y las imprime en nuestros corazones. Él es la ley inscrita en nuestro interior, donde tomamos las decisiones. El Espíritu Santo, además, nos lleva a la inteligencia de la Verdad completa. Él es quien suscita el sentido de la fe en los creyentes creando una comunión, cada vez más profunda, con Cristo. Mediante el Espíritu Santo, el Padre y el Hijo hacen morada en nosotros. (S.S. Francisco, 15 de mayo de 2013). 

    Reflexión 

    El cristianismo es el camino de la alegría. Al igual que en la vida de Jesús, los cristianos encontramos muchas cruces en nuestro camino, por que es estrecha la puerta y angosto el camino que lleva a la Vida. Un camino arduo; pero, sobretodo, lleno de alegría, de la alegría profunda de poseer a Dios, de tener el triunfo y la bienaventuranza final asegurada.

    Propósito

    Me esforzaré por dejar de lado toda crítica y queja sobre las dificultades de mi día y le daré gracias a Dios por acompañarme este día.

    Diálogo con Cristo

    Jesús, hoy no te quiero pedir me quites mis cruces, es más te las quiero agradecer. Te las agradezco por que sé que Tú me las has dado por que sabes que yo puedo con ellas, por que sabes que con ellas me puedo unir a ti, y ahí es donde me doy cuenta de que no pesan las cruces y sólo queda la alegría de saberme tu amado.


    El camino de Dios es de renuncia, de mortificación, de entrega, pero no de tristeza o de apocamiento(San José María Escrivá, Amigos de Dios, 128)



  • Preguntas o comentarios al autor
  • Alejandro Carrión 

    miércoles, 28 de mayo de 2014

    COMER EN FAMILIA


    COMER EN FAMILIA


    Comer, como tantas otras necesidades de nuestro cuerpo, se puede satisfacer de varias maneras: a solas, como mera necesidad fisiológica; socialmente, ajustándose a las normas de la urbanidad; finalmente, en familia, como cristianos, como conviene a hijos de Dios que saben y confiesan que el Padre del cielo es quien nos da el pan nuestro de cada día.
    Comer es una necesidad de nuestro organismo. La auténtica tradición judeocristiana le encontrará a la necesidad orgánica de comer una forma que satisface los tres niveles: el orgánico, el social y el cristiano: comer en familia. Es casi un sacramento, vale decir, una forma de hacer presente a Jesús resucitado en medio de nosotros. Comer en familia, al menos una vez al día, eleva esa necesidad material de comer a un acto social y cristiano; se convierte en una sinfonía de arpegios y melodías prácticamente celestiales. 

    Comer en familia: No se trata ya de un acto privado y egoísta de engullir rápidamente alimentos como quien en contados minutos llena el tanque de su automóvil, sino de poner en artística ejecución a la orquesta más humana y divina que haya creado Dios: la familia. El comedor era y debería volver a serlo, el lugar más importante de la casa. El centro del hogar, que recoge bajo un mismo techo y alimenta con un mismo pan a todos los miembros de una familia. La vida moderna, con sus distancias entre oficina, colegio y hogar; sus múltiples faenas y ruidos, su caótica escala de intereses, acaba con el comedor, con la comida en familia y, lamentablemente, va acabando hasta con la familia. 

    Cada hogar, si quiere volver a ser tal, deberá imponerse el deber de sentarse todos los días a la mesa, por lo menos, una vez al día y, ciertamente, en fin de semana. Todos sentados al tiempo, sin afanes, radio, televisión, teléfono móvil ni redes sociales,  sin partidos de fútbol, prensa ni revista que distraigan la atención ni el ritmo de la vida en familia. Todos sentados a la mesa aprendiendo cultura y urbanidad, oyendo las tradiciones familiares, y oyéndose mutuamente lo que cada uno hace, sufre y goza. Allí, sentados a la mesa, se deben hacer las deliberaciones y tomar las grandes y pequeñas decisiones de familia. Así, los hijos aprenden a deliberar y decidir, y a caer en la cuenta de que son importantes en la familia. La vida en familia da seguridad a los hijos, los aparta de los vicios y las malas compañías, les ayuda a despejar sus dudas religiosas y morales, les compensa las fatigas del día. Recuerden cómo fuimos educados los que ya peinamos canas. Comimos juntos y crecimos juntos. Al calor de los "viejos" bebimos tradiciones, cultura y amor. Comimos y oramos juntos antes de lanzarnos a la vida, como hombres, a cumplir la misión que nos asignó el Señor. Jamás se nos ocurrió la fuga hacia el licor, la droga, la calle o la perdición. El hogar, el dulce hogar, nos educó y nos defendió. Padres de familia: si quieren formar hijas e hijos seguros, libres de todo mal, educados y valiosos, vuelvan a comer en familia.

    Autor: Alfonso Llano Escobar, S. J.

    UN VASO DE LECHE


    UN VASO DE LECHE 


    Un día, un muchacho pobre que vendía mercancías de puerta en puerta para pagar sus estudios universitarios, encontró que sólo le quedaba una simple moneda de diez centavos y tenía hambre.

    Decidió que pediría comida en la próxima casa. Sin embargo, sus nervios lo traicionaron cuando una encantadora mujer joven le abrió la puerta. En lugar de comida pidió un vaso de agua.

    Ella pensó que el joven parecía hambriento, así que le trajo un gran vaso de leche.
    El lo bebió despacio, y entonces le preguntó:
    -¿Cuánto le debo?-
    -No me debes nada- contestó ella. -Mi madre siempre nos ha enseñado a no aceptar nunca un pago por un acto de caridad-.
    El le dijo... -Entonces, se lo agradezco de todo corazón...!-




    Cuando Howard Kelly se fue de la casa, no sólo se sintió más fuerte, si no que también su fe en Dios y en los hombres era más fuerte. El había estado a punto de rendirse y dejarlo todo.

    Años después, esa mujer enfermó gravemente. Los doctores locales estaban confundidos. Finalmente le enviaron a la gran ciudad. Llamaron al Dr. Howard Kelly para consultarle. Cuando este oyó el nombre del pueblo de donde venía la paciente, una extraña luz lleno sus ojos.

    Inmediatamente, el Dr. Kelly subió del vestíbulo del hospital a su cuarto. Vestido con su bata de doctor entró a verla y la reconoció enseguida. Regresó al cuarto de observación determinado a hacer lo máximo posible para salvar su vida. Desde ese día, él prestó la mejor atención a este caso. Después de una larga lucha, ella ganó la batalla..! Estaba totalmente recuperada..!

    Como la paciente ya estaba sana y salva, el Dr Kelly pidió a la oficina de
    administración del hospital que le enviaran la factura total de los gastos para aprobarla.
    Él la revisó y la firmó. Además, escribió algo en el borde de la factura y la envió al cuarto de la paciente.

    La cuenta llegó al cuarto de la paciente, pero ella temía abrirla, porque sabía que le tomaría el resto de su vida para poder pagar todos los gastos. Finalmente la abrió, y algo llamó su atención: En el borde de la factura leyó estas palabras...

    "Pagado por completo hace muchos años con un vaso de leche". (Firmado) Dr. Howard Kelly

    Lágrimas de alegría inundaron sus ojos y su feliz corazón oró así: "Gracias, Dios, porque tu amor se ha manifestado en las manos y los corazones humanos".

    BALANCE DEL VIAJE PAPAL A TIERRA SANTA - PAPA FRANCISCO


    Autor: José Luis Restán | Fuente: www.paginasdigital.es 
    Aquella piedra, como una losa, de nuevo removida
    Balance del viaje papal a Tierra Santa 


    Un viaje de palabras sencillas y fulgurantes como rayos, de gestos inesperados, de confianza audaz en Dios, a quien pertenece la última palabra en la historia. 

    El centro de gravedad de esta constelación de gestos y palabras sólo podía ser la Basílica del Santo Sepulcro, porque como dijo Francisco ante el Patriarca Bartolomé y los jefes de las Iglesias de Tierra Santa, sólo podemos "vivir nuestra vida, los afanes de la Iglesia y del mundo entero a la luz de la mañana de Pascua". Y del mismo modo que lo imposible arrambló con todos los cálculos al verse removida la pesada piedra de aquel sepulcro, el Señor puede remover todos los obstáculos que ahora nos parecen insuperables.

    Los sucesores de Pedro y de Andrés se habían encontrado a las puertas de la Basílica y habían intercambiado un primer abrazo y el beso de la paz entre hermanos.

    Posteriormente se postraron para besar al unísono la piedra que según la tradición cubrió la tumba en que Jesús fue depositado tras su muerte. "La historia no se puede programar, dijo Bartolomé I en su saludo, pero la última palabra en la historia no le pertenece al hombre sino a Dios". Afortunadamente. "Hoy nos hemos intercambiado un abrazo de amor para continuar el camino hacia la plena comunión en el amor y en la verdad", prosiguió el Patriarca de Constantinopla. "El camino puede ser largo y fatigoso... sin embargo es la única vía que nos lleva a cumplir la voluntad del Señor: que todos sean uno".

    Francisco pidió acoger la gracia especial de ese momento, redescubrir la grandeza de nuestra vocación cristiana: somos hombres y mujeres de resurrección, no de muerte. "Aprendamos, en este lugar, a vivir nuestra vida, los afanes de la Iglesia y del mundo entero a la luz de la mañana de Pascua. El Buen Pastor, cargando sobre sus hombros todas las heridas, sufrimientos, dolores, se ofreció a sí mismo y con su sacrificio nos ha abierto las puertas a la vida eterna. A través de sus llagas abiertas se derrama en el mundo el torrente de su misericordia... No privemos al mundo del gozoso anuncio de la Resurrección. Y no hagamos oídos sordos al fuerte llamamiento a la unidad que resuena precisamente en este lugar".

    El Papa no ha ocultado que todavía queda mucho camino por delante para alcanzar la plenitud de comunión que pueda expresarse compartiendo la misma Mesa eucarística, y ha reiterado la voluntad planteada por Juan Pablo II, y subrayada por Benedicto XVI, de "mantener un diálogo con todos los hermanos en Cristo para encontrar una forma de ejercicio del ministerio del obispo de Roma que, en conformidad con su misión, se abra a una situación nueva y pueda ser, en el contexto actual, un servicio de amor y de comunión reconocido por todos". Y recordando a las probadas comunidades cristianas del Medio Oriente, se ha referido al "ecumenismo de la sangre", que posee una particular eficacia para toda la Iglesia. "Aquellos que persiguen a los cristianos por odio a la fe, no les preguntan si son ortodoxos o si son católicos: son cristianos... la sangre cristiana es la misma", ha recordado Francisco.

    Sólo la fe en Cristo Resucitado, Señor de la historia, puede explicar el arrojo mostrado por el papa Francisco ante sus interlocutores musulmanes y judíos, así como su vibrante apuesta por la paz en una región que ve caer uno tras otro los mejores intentos para alcanzar un acuerdo que inicie la reconciliación y disuelva el odio y el resentimiento mutuo. Por lo pronto ha conseguido el plácet de Abu Mazen y Simón Peres a una jornada de oración común para la que el obispo de Roma ha ofrecido su casa, en el Vaticano. No hace falta decir que Francisco no tiene una hoja de ruta alternativa para la paz entre israelíes y palestinos, sino que propone un encuentro basado en la exigencia del corazón de todo hombre y en la certeza de un Dios que escucha y responde a quien le pide con humildad y rectitud.

    Ante el gran Muftí de Jerusalén y los miembros del Consejo Supremo Musulmán, Francisco se ha presentado como un peregrino en la senda de Abraham. "Ante el misterio de Dios todos somos pobres, sentimos que tenemos que estar siempre dispuestos a salir de nosotros mismos, dóciles a la llamada que Dios nos hace, abiertos al futuro que Él quiere construir para nosotros", les ha dicho fraternalmente. De ahí la invitación a respetarnos y amarnos los unos a los otros, a comprender el dolor del otro, y el llamamiento final para que "nadie instrumentalice el nombre de Dios para la violencia".

    Después, en el Memorial de Yad Vashem, el Papa ha desgranado una oración conmovedora que recordaba necesariamente al discurso del Papa Benedicto en Auswitch cuando habló del aparente silencio de Dios : "...Acuérdate de nosotros en tu misericordia, danos la gracia de avergonzarnos de lo que, como hombres, hemos sido capaces de hacer, de avergonzarnos de esta máxima idolatría, de haber despreciado y destruido nuestra carne, esa carne que tú modelaste del barro, que tú vivificaste con tu aliento de vida… ¡Nunca más, Señor, nunca más! Aquí estoy, Señor, con la vergüenza de lo que el hombre, creado a tu imagen y semejanza, ha sido capaz de hacer. Acuérdate de nosotros en tu misericordia...". Una oración acompañada por un gesto histórico, el de un Papa que se inclina ante un anciano superviviente de la Shoah para besarle las manos.

    Nuestra última mirada en este apretado recorrido es para la celebración eucarística en el Cenáculo. El Papa, visible y compresiblemente cansado, ha reservado para este momento final algunos de sus temas más queridos. "¡Cuánta caridad ha salido de aquí, como un río de su fuente… todos los santos han bebido de aquí, del Corazón de Cristo, de la Eucaristía, de su Espíritu Santo!". Francisco nos recuerda que allí, en el Cenáculo, ha nacido una nueva familia, y casi lo deletrea: "la-Santa-Madre-Iglesia-Jerárquica". Una Iglesia-en-salida desde sus inicios, porque desde aquí se desparramó por el mundo para anunciar la Salvación de Cristo, pero una Iglesia que vive siempre de la memoria del acontecimiento de Cristo, sin dejar atrás ni una coma de cuanto le ha confiado su Señor.

    "Cualquier esfuerzo de la humanidad contemporánea de modelar su futuro de espaldas a Dios es una vana presunción", había dicho el Patriarca Bartolomé. "A esta gran familia (la Iglesia) están invitados y llamados todos los hijos de Dios de cualquier pueblo y lengua, todos hermanos e hijos de un único Padre que está en los cielos", respondió Francisco en su última intervención antes de regresar a Roma.

    EL CIELO ES TUYO ¿SUBES O TE QUEDAS?

    Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
    El cielo es tuyo ¿Subes o te quedas?
    Al ascender al cielo Jesús no pensaba sólo en su triunfo; quería que todos los hombres subieran con Él a la patria eterna.
     
    El cielo es tuyo ¿Subes o te quedas?

    ¡El domingo dia de la Ascensión del Señor!

    ¿Qué decir a los hombres sobre ella? ¿Qué te dirás a ti mismo? La Ascensión clava nuestra esperanza de forma inviolada en nuestra propia felicidad eterna. Así como Jesús, tu Hijo, el Hijo de José y María, ha subido con su cuerpo eternizado a la patria de los justos, así el mío y el de mis hermanos, el de todos los fieles que se esfuercen, subirá para nunca bajar, para quedarse para siempre allí.

    La Ascensión, además, es un subir, es un superarse de continuo, un no resignarse al muladar. Subir, siempre subir; querer ser otro, distinto, mejor; mejor en lo humano, mejor en lo intelectual y en lo espiritual. Cuando uno se para, se enferma; cuando uno se para definitivamente, ha comenzado a morir. Se impone la lucha diaria, la tenaz conquista de una meta tras otra, hasta alcanzar la última, la añorada cima de ser santo. Esa es mi meta, esa es mi cima. ¿También la tuya?

    Al ascender al cielo Jesús no pensaba sólo en su triunfo; quería que todos los hombres subieran con Él a la patria eterna. Había pagado el precio; había escrito el nombre de todos en el cielo, también el tuyo y el mío. El cielo es mío, el cielo es tuyo. ¿Subimos o nos quedamos? ¿Eterno muladar o eterna gloria? Voy a prepararos un lugar. ¡Con qué emoción se lo dijiste! Dios preparando un lugar, tu lugar, en el cielo.

    Dios creó al hombre, a ti y a mí, para que, al final, viviéramos eternamente felices en la gloria. Si te salvas, Dios consigue su plan, y tú logras tu sueño. Entonces habrá valido la pena vivir...

    ¡Con cuanta ilusión Jesús hubiera llevado a la gloria consigo a sus dos compañeros de suplicio! Pero sólo pudo llevarse a uno. Porque el otro no quiso...

    Si Cristo pudiese ser infeliz, lloraría eternamente por aquellos que, como a Gestas, no pudo salvar. Jesús lloró sobre Jerusalén, Jesús ha llorado por ti, cuando le has cerrado la puerta de tu alma. Ojalá que esas lágrimas, sumadas a su sangre, logren llevarte al cielo.

    Si tú le pides con idéntica sinceridad que el buen ladrón: "Acuérdate de mí, Señor, cuando estés en tu Reino", de seguro escucharás también: "Estarás conmigo en el Paraíso". Y así, el que escribió tu nombre en el cielo podrá, por fin, decir: "Misión cumplida".

    Dios es amor. El cielo lo grita.
    Lo ha demostrado mil veces y de mil formas. Te lo ha demostrado a ti; se lo ha demostrado a todos los hombres. Se lo ha probado amándoles sin medida, perdonándoles todo y siempre; regalándoles el cielo, dándoles a su Madre. Si no hemos sabido hacerlo, ya es hora de corresponder al amor. No podemos vivir sin amor. La vida sin Él es un penar continuo, una madeja de infelicidad y amarguras. Amar es la respuesta, es el sentido, amar eternamente al que infinitamente nos ha amado.

    La ascensión nuestra al cielo será el último peldaño de la escalera; será la etapa final y feliz, sin retorno ni vuelta atrás. Debemos pensar en ella, soñar con ella y poner todos los medios para obtenerla. Todo será muy poco para conquistarla. Después del cielo sólo sigue el cielo. Después del Paraíso ya no hay nada que anhelar o esperar. Todos nuestros anhelos más profundos y entrañables, estarán, por fin, definitivamente cumplidos. Entonces, ¿te interesa el cielo?

    ¿A quién debo una felicidad tan grande? ¿A qué precio me lo ha conseguido. ¿Qué he hecho hasta ahora por el cielo? ¿Qué hago actualmente para asegurarlo? Y, en adelante, ¿qué pienso hacer?

    Al final de la vida lo único que cuenta es lo hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos. "Yo sé que toda la vida humana se gasta y se consume bien o mal, y no hay posible ahorro. Los años son ésos y no más, y la eternidad es lo que sigue a esta vida. Gastarnos por Dios y por nuestros hermanos en Dios es lo razonable y seguro".




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