jueves, 12 de diciembre de 2013

NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, ADVOCACIÓN MARIANA, 12 DE DICIEMBRE

 


Autor: . | Fuente: Catholic.net
Nuestra Señora de Guadalupe
Advocación Mariana. 12 de diciembre

Nuestra Señora de Guadalupe

Historia de la fiesta 
Aunque las diferentes advocaciones de la Virgen María son muy numerosas, la Iglesia le da especial importancia a las tres apariciones de la Virgen María en diferentes partes del mundo:

Aparición de la Virgen de Guadalupe: 12 de Diciembre de 1531 en México.

Aparición de la Virgen de Lourdes: 11 de Febrero de 1858 en Francia.

Aparición de la Virgen de Fátima: 13 de Mayo de 1917 en Portugal.

Debemos recordar que es la misma Virgen María la que se ha aparecido en los distintos lugares, en estos tres momentos para ayudarnos y animarnos a seguir adelante en nuestro camino al cielo. En estas apariciones, la Virgen nos ha pedido rezar el Rosario, acudir al Sacramento de la Penitencia y hacer sacrificios para la salvación del mundo. 

La Virgen de Guadalupe es muy importante para la fe de todos los mexicanos, pues en ella nuestra Madre del Cielo manifestó claramente su amor de predilección por este pueblo, dejando un hermoso mensaje lleno de ternura y dejando su imagen grabada en un ayate como muestra de su amor. 

En el Nican Mopohua se puede encontrar la historia completa de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, pero aquí presentamos un resumen de la misma: 

Hace muchos años, los indios aztecas que vivían en el valle de México, no conocían a Jesús. Ellos tenían muchos dioses y eran guerreros. Los misioneros eran unos sacerdotes que vinieron de España y que poco a poco fueron evangelizando a los indios. Les enseñaron a conocer, amar e imitar a Jesús en la religión católica y los bautizaron. 

Entre los primeros que se bautizaron, había un indio muy sencillo llamado Juan Diego, quien iba todos los sábados a aprender la religión de Cristo y a la misa del pueblo de Tlatelolco. 

El sábado 9 de Diciembre de 1531, cuando Juan Diego pasaba por el Cerro del Tepeyac para llegar a Tlatelolco, escuchó el canto de muchos pájaros y una voz que le decía: "Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?". Al voltear Juan Diego vio una Señora muy hermosa. 

La Señora le dijo: "Yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios. He venido hasta aquí para decirte que quiero que se me construya un templo aquí, para mostrar y dar mi amor y auxilio a todos ustedes". 

La Virgen le dijo a Juan Diego que fuera a ver al Obispo y le contara lo que Ella le había dicho. 

Juan Diego salió de la casa del Obispo muy triste porque no le creyó. Entonces fue al Cerro del Tepeyac a pedirle a la Virgen que mejor mandara a un hombre más importante porque a él no le creían. 

La Señora le dijo a Juan Diego que volviera el domingo a casa del Obispo. Esta vez, el Obispo le dijo que le trajera una señal, es decir, una prueba de que la Señora de verdad era la Virgen. 

Juan Diego no pudo ir al día siguiente al Tepeyac, pues su tío Bernardino se puso muy enfermo y fue por un médico. Fue hasta el martes, cuando al pasar por el cerro para ir por un sacerdote que confesara a su tío, se le apareció la Virgen y le dijo: "Juanito, Juan Dieguito; ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿Por qué te preocupas?”. Después, le hizo saber que su tío ya estaba curado y le pidió que subiera a la punta del cerro a cortar unas rosas y las guardara en su ayate. Juan Diego se sorprendió de aquella orden, pues era invierno y no era tiempo de rosas. Sin embargo, obedeció y encontró las rosas tal como la Virgen le había dicho. Se las llevó y Ella le dijo: "Hijo mío, el más pequeño, estas rosas serán la prueba que llevarás al obispo". 

Juan Diego fue de nuevo a ver al Obispo y le dijo que la Virgen le había mandado la prueba de que Ella era realmente la Virgen. 

Al soltar su ayate, las rosas cayeron al suelo y apareció dibujada en la tela la preciosa imagen de la Virgen de Guadalupe. 

Fue entonces cuando el Obispo creyó que la Virgen quería que le construyeran en ese lugar un templo. 

El ayate permaneció un tiempo en la capilla del Obispo Fray Juan de Zumárraga. El 26 de diciembre de 1531 lo trasladaron a una ermita construida al pie del Tepeyac.

En 1754, Benedicto XIV nombró a al Virgen de Guadalupe patrona de la Nueva España, desde Arizona hasta Costa Rica.

El 12 de octubre de 1895 se llevó a cabo la coronación pontificia de la imagen, concedida por León XIII.

En 1904, San Pío X elevó el santuario de México a la categoría de Basílica y en 1910 proclamó a la Virgen de Guadalupe, Patrona de toda América Latina.

En 1945, Pío XII le dio el título de la Emperatriz de América. El 12 de Octubre de 1976 se inauguró la nueva Basílica de Guadalupe.
Miles de personas de México y del mundo entero, visitan cada año la Basílica de Guadalupe, en donde está la hermosa pintura que la Virgen pintó a Juan Diego en su ayate para pedirle a Nuestra Madre su amor, su protección y su ayuda. 

Las peregrinaciones no sólo se llevan a cabo en México, las hay en todos los países del mundo a diferentes templos. Algunas personas van de rodillas, porque le hacen una promesa a la Virgen cuando le piden un favor. En las peregrinaciones, la gente va haciendo oración, sacrificios y cantando. Muchas veces, las peregrinaciones vienen de muy lejos y se tardan varios días en llegar a darle gracias a la Virgen por algún milagro o favor que les concedió. El amor a la Virgen es lo que mueve a todas estas personas a irla a visitar desde su ciudad. 
En las peregrinaciones, las personas suelen llevar estandartes con la imagen de la Virgen y mantas donde escriben el nombre de su pueblo, de su familia, de su empresa. 











miércoles, 11 de diciembre de 2013

QUIERO SER TU PINO EN ESTA NAVIDAD


Quiero ser tu pino en esta Navidad 


El árbol de Navidad es algo más que un adorno, es una forma de vivir con más intensidad la espera del Señor Jesucristo.
Esta Navidad quiero ser tu pino Señor. Un pino sencillo de los que nacen en las sierras, pero con unas ramas verdes y frescas, alimentado por la sabia de tu vida divina.

Como un reflejo tuyo, mi forma sera como  de palomar, signo del Espiritu  Santo y si una rama sobresale demasiado, hazme sensible para cortarla a tiempo antes de que me deforme demasiado.

Empezaré a limpiar mi tronco y mis ramas, de todo musgo o heno que tenga. Y así poco a poco quitaré todo lo que me estorba; mi egoismo, mis envidias, mis incomprensiones, mi orgullo, mi soberbia, que como "plaga" crecen sin que yo me de cuenta. Como un recuerdo de todas las estrellas que brillaron esa noche bendita en que Tú naciste, me llenaré de foquitos de colores para reflejar a los demás la alegría de Tú venida al mundo.
Escogeré unas esferas doradas, las más brillantes para que representen todas mis ALABANZAS, por el sol que sale cada día, por las estrellas, por los atardeceres tan hermosos, y por todas las maravillas del mundo que Tú creeaste para nosotros, por ser nuestro Ser Supremo. Continuare con muchas esferas rojas, que representan mis PETICIONES. Te pido que hagas de mi un instrumento de Tú AMOR.
Te pido por mi familia, mis amigos, mi comunidad,  Por mi Patria para que sea un país donde Tú siempre reines. Que jamás el desaliento, entre en mi corazón. Te pido me unjas con tu Santo Espíritu y con el, la verdadera SABIDURIA QUE VIENE DE TI. Dame Señor lo que Tú sabes me conviene y yo no se pedir. Dame mucha paciencia y humildad.
Dame prudencia para nunca herir a nadie y dame caridad para tener un corazón grande que sepa amar.
Pondré tambien unas esferas azules, para pedirte con ellas PERDON porque  no siempre he sido fiel, porque no he sabido dar ni perdonar, porque viendo "la luz" he preferido "la oscuridad", porque conociendo el bien he optado por "el mal".
Por último me llenaré de esferas plateadas, muy grandes que serán para darte GRACIAS, por todo lo que he recibido de Tí. GRACIAS porque me has otorgado salud, bienestar, alegría y satisfacciones. GRACIAS también por la enfermedad, las penas y los sufrimientos, aunque me cuesta trabajo decírtelo y aceptar tu voluntad. Tú sabes lo que hiciste. GRACIAS Señor por todo aquello que me acercó íntimamente más a Tí. Es tanto lo que tengo que agradecerte.

Y en la punta, con una luz muy intensa, pondré una estrella enorme, que me ilumine siempre, esa será mi Fe. Una Fe madura e inquebrantable, siempre en aumento, que se alimentará de tu  palabra. Por eso esa luz brillará para todo aquel que se acerque a mí, porque Tú brillas en mí. Yo quiero ser esta y todas las próximas Navidades, tu pino Señor. Lléname de alegría para participar a todos mis hermanos el gozo de poseerte Señor Jesús.

NO ME IMPORTA...


EL ESPÍRITU SANTO, NUESTRO GUÍA EN ADVIENTO

Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net
El Espíritu Santo, nuestro guía en Adviento
Únicamente los sencillos pueden reconocer la voz del Espíritu Santo en su interior, sólo ellos son capaces de dejarse guiar por Él.
 
El Espíritu Santo, nuestro guía en Adviento

Durante el Adviento no podemos olvidar la presencia del Espíritu Santo que primero actúa profetizando la venida del Mesías, y después, en Jesucristo. Esto es para nosotros una muy especial indicación por parte de Dios Nuestro Señor de que las necesidades que posee el hombre sólo pueden realizarse desde una perspectiva: la del Espíritu Santo. Sin embargo, tampoco podemos olvidar que esto únicamente es posible para el alma que se convierte en dócil instrumento del Espíritu Santo, pues es Él quien nos permite ir llegando con paso firme a todas y cada una de las metas que Dios nos va poniendo a lo largo de la vida. No estamos solos, el Señor no nos abandona. La presencia de Jesucristo en nuestras vidas no es nada más una compañía, es también una guía, una luz. Y nunca olvidemos que esta iluminación quien la realiza es el Espíritu Santo.

El profeta Isaías nos habla de un momento, en los tiempos mesiánicos (cuando venga el Mesías), en que todo será paz, y cómo el Espíritu de Dios colmará el mundo. Dice el Profeta: “Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi santo Monte, porque la Tierra estará llena de conocimiento de Yahveh, como cubren las aguas el mar”.

En la Encarnación es el Espíritu Santo el que cubre con su sombra a la Santísima Virgen para que sea engendrado el Hijo de Dios. Y es también el Espíritu Santo el que, cada vez que queremos tener a Cristo en nuestra alma, se hace presente para construir en nosotros la presencia, la vida de Cristo. El Espíritu Santo es el Santificador, es el que realiza en el alma la función de dar vida en el Señor. Es Él quien nos aconseja, guía e ilumina, fortaleciéndonos para que el mensaje que la Navidad viene a traer a nuestras almas se pueda cumplir.

En este Adviento, en este camino hacia la Navidad, hacia la presencia plena de Cristo en nuestra alma, no estamos guiados por una estrella, estamos guiados por el Espíritu de Dios Nuestro Señor. Esto tiene que ser para nosotros una grandísima certeza, tiene que darnos una gran paz y una gran serenidad. Sin embargo, exige de nosotros un entrenamiento que consiste en aprender a escuchar lo que el Espíritu Santo va diciendo a nuestra conciencia, el someter nuestro juicio a lo que Él nos va pidiendo y el ser capaces de amar el modo concreto con el cual va educando nuestro corazón.

Únicamente los sencillos pueden reconocer la voz del Espíritu Santo en su interior, sólo ellos son capaces de dejarse guiar por Él. Si tuviéramos dentro de nosotros esta presencia constante del Espíritu Santo podríamos participar de la acción de gracias que Jesucristo hace al Padre: “Te doy gracias Padre del Cielo y de la Tierra, porque has revelado estas cosas, no a los sabios y entendidos, sino a los sencillos”.

¡Cuántas veces nuestra forma de ver las cosas y nuestros juicios son los que gobiernan nuestras vidas! ¡Cuántas veces pretendemos entender todas las cosas según la cuadrícula de nuestra sabiduría, y nos olvidamos que la sabiduría de Dios es la que tiene que regir nuestra vida!

Cuando leemos las profecías de Isaías, donde aparece el lobo habitando con el cordero, la pantera con el cabrito, el novillo y el león pastando juntos, podría aparecer la pregunta: ¿Todo eso existe? ¿Es un sueño o es una realidad? Lo que el profeta nos está diciendo es que aun aquello que parece imposible al hombre, que en la lógica humana jamás podría llegar a darse, el Espíritu Santo lo puede realizar.

En este Adviento, aprendamos a romper las lógicas humanas, a deshacer nuestras cuadrículas, nuestras formas de ver muchas situaciones, de vernos, incluso, a nosotros mismos. Dejemos a un lado tantas y tantas cosas que clasifican nuestra existencia de una manera determinada y que, en definitiva, la alejan de Dios. Permitamos al Espíritu Santo hablar en nuestra vida, guiarnos e inspirarnos. No es tan difícil, es cuestión de aprender a escuchar, de no hacer ruido en nuestra alma, de ponernos delante de Dios y no oír otra cosa más que a Él, para que nada interrumpa esa comunicación de amor entre Dios y cada uno de nosotros.

Nuestro corazón debe estar dispuesto a escuchar a Dios, para que este tiempo de Adviento, en el que se produce la mayor alegría para el hombre, que es el encuentro con el Señor, no pase con las hojas del calendario, sino que sea un tiempo que permanezca en el corazón. Con una gran apertura interior, permitámosle al Espíritu Santo hablar, para así poder ir quitando todo aquello que nos impiden tener paz en el alma, junto a Cristo en Belén.

El profeta Isaías nos dice: “Aquel día, la raíz de Jesé se levantará como bandera de los pueblos, la buscarán todas las naciones”. ¿Hay en mi alma avidez de Dios? ¿Hay en mi corazón sed de este Cristo, que es la raíz de Jesé? ¿Hay en mi interior el anhelo de encontrarme con Jesús? Si no lo hay, permitamos que el Espíritu Santo vaya cambiando nuestro corazón hasta que Él lo llene. Y pidámosle que en este período de Adviento, Él vaya transformando nuestra existencia de tal manera que nunca nos sintamos solos, para que se pueda cumplir en nosotros la profecía de que somos dichosos porque vemos la presencia de Cristo en nuestra vida, vemos su influjo en la sociedad: “Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis”.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Cipriano Sánchez LC 

    HOY Y NO MAÑANA


    HOY Y NO MAÑANA

    Prefiero que compartas conmigo unos pocos minutos ahora que estoy vivo y no una noche entera cuando yo muera.

    Prefiero que estreches suavemente mi mano ahora que estoy vivo, y no apoyes tu cuerpo sobre mí cuando yo muera.

    Prefiero que hagas una sola llamada ahora que estoy vivo y no emprendas un inesperado viaje cuando yo muera.

    Prefiero que me regales una sola flor ahora que estoy viva y no me envíes un hermoso ramo cuando yo muera.

    Prefiero que elevemos al cielo una oración ahora que estoy vivo y no una misa cantada y celebrada cuando yo muera.

    Prefiero que me digas unas palabras de aliento ahora que estoy vivo y no un desgarrador poema cuando yo muera.

    Prefiero escuchar un solo acorde de guitarra ahora que estoy vivo, y no una conmovedora serenata cuando yo muera.

    Prefiero me dediques una leve plegaria ahora que estoy vivo y no un político epitafio sobre mi tumba cuando yo muera.

    Prefiero disfrutar de los mas mínimos detalles ahora que estoy vivo y no de grandes manifestaciones cuando yo muera.

    Prefiero escucharte con un poco de nerviosismo diciendo lo que sientes por mí, ahora que estoy vivo, y no un gran lamento porque no lo dijiste a tiempo, y ahora estoy muerto.

    EL CUADRO DE JESÚS MISERICORDIOSO


    EL CUADRO DE JESÚS MISERICORDIOSO:

    Jesús dijo a Sor Faustina: “Dibuja un cuadro según me estás viendo, con la invocación: “Jesús en Vos confío”. Quiero que se venere en el mundo entero”.

    “Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas... Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza.

    Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios". (Ponerse al amparo de estos rayos)

    “Yo preservaré las ciudades y casas en las cuales se encontrase esta imagen”.

    “Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. Prometo ya aquí en la tierra la victoria sobre los enemigos: sobre todo a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como a mi Gloria. Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús, en Vos confío”.

     Jesús promete la salvación eterna y grandes gracias y progresos en la santidad a los que le den culto por medio de esta imagen. En tu hogar y en tu cartera ponla en un lugar preferente.

    "No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia".

    EL MEJOR MAÍZ


    EL MEJOR MAÍZ 

    Un agricultor participaba todos los años en la principal feria de agricultura de su comarca, y lo más extraordinario es que ya llevaba varios años en que siempre ganaba en primer lugar y se llevaba el trofeo al “Maíz del año”.

    Cada año llegaba con el maíz cosechado y salía vencedor portando una faja azul, recubriendo su pecho, que indicaba que su maíz era el mejor de todos. Y no solo eso, sino que iba superando a sus cosechas pasadas. Todos estaban asombrados.

    Al final de la entrega de premios, los periodistas lo entrevistaron. Uno de ellos, perteneciente a la televisión, le hizo la pregunta que a todos les interesaba: ¿Cómo acostumbraba cultivar su valioso producto? ¿Cuál era su secreto?

    Al agricultor no le importó revelarle su secreto: su método consistía en compartir buena parte de sus mejores semillas con sus vecinos, para que ellos también las sembraran. El periodista quedó sorprendido:

    - “¿Cómo es posible que les comparta sus semillas cuando ellos están compitiendo directamente con usted?” Pero el agricultor le confirmó:

    - “Bueno, es muy simple. Usted sabrá que el viento recoge el polen del maíz maduro y lo lleva de campo en campo, y eso ayuda a que sea mejor el producto. Si mis vecinos cultivaran un maíz de baja calidad, la polinización degradaría continuamente la calidad de mi maíz. Si yo quiero cultivar maíz bueno, tengo que ayudarles a cultivar el mejor maíz, y por ello les doy a ellos mis mejores semillas. A fin de cuentas es como todo: uno cosecha lo que siembra. 

    Moraleja: Preocuparse de los demás es el mejor modo de preocuparnos de nosotros mismos, pues pensar en el prójimo es el mejor modo de pensar en nosotros mismos”. Si decidimos estar en paz, no solo hemos de estar en paz con nosotros mismos, sino hemos de hacer que los demás consigan estar en paz. Y si queremos vivir felices, hemos de procurar que los demás sean felices también.

    EL EVANGELIO DE HOY: 11.12.2013

    Autor: Aníbal de Jesús Espino, L.C. | Fuente: Catholic.net
    Un yugo suave y feliz: la caridad
    Mateo 11, 28-30. Adviento. Nosotros fuimos creados por Dios para amar y ser amados, y nuestro verdadero descanso está precisamente en esto.
     
    Un yugo suave y feliz: la caridad
    Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30

    En aquel tiempo Jesús dijo: «Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

    Oración introductoria

    Jesús mío, vengo hoy ante Ti para pedirte ayuda. Tengo el profundo deseo de acercar mi corazón al tuyo. Debo confesarte que me encuentro algo cansado de todo el ajetreo diario, la rutina me desgasta. Tú que dijiste: «Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo les daré alivio», aquí me tienes. Quiero en esta oración descansar en Ti.

    Petición

    Señor Jesucristo, que eres manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.

    Meditación del Papa Francisco

    Jesús nos espera a cada uno de nosotros: "Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados", incluso del pecado, "y yo les daré descanso. Lleven sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón". Esta es la virtud que Jesús nos pide: la humildad y la mansedumbre.
    La humildad y la mansedumbre son como el marco de una vida cristiana. Un cristiano siempre va así, en la humildad y en la mansedumbre. Y Jesús nos espera para perdonarnos. ¿Puedo hacerles una pregunta?: ¿Ir ahora a confesarse, no es ir a una sesión de tortura? ¡No! Es ir a alabar a Dios, porque yo pecador he sido salvado por Él. ¿Y Él me espera para golpearme? No, sino con ternura para perdonarme. ¿Y si mañana hago lo mismo? Vas de nuevo, y vas, y vas, y vas... Él siempre nos espera. Esta ternura del Señor, esta humildad, esta mansedumbre. Si alguno ha pecado, tenemos un Paráclito ante el Padre. Esto nos da aliento. Es bello, ¿no? ¿Y si tenemos vergüenza? Bendita vergüenza porque eso es una virtud.
    Que el Señor nos dé esta gracia, este valor de ir siempre a Él con la verdad, porque la verdad es la luz. Y no con la oscuridad de las verdades a medias o de las mentiras delante de Dios. (cf S.S. Francisco, 29 de abril de 2013).

    Reflexión apostólica

    El seguir a Cristo amerita por ley divina cargar nuestra cruz, el yugo del cual habla el Señor en el Evangelio; ese yugo que es suave y ligero. El yugo de la caridad, que es en sí misma mansedumbre para tratar a los demás, y humildad, que es la perla preciosa del trato con Dios. Sin estas dos cualidades, nuestro trato con los demás se nos hace insufrible. Nosotros fuimos creados por Dios para amar y ser amados, y nuestro verdadero descanso está precisamente en esto. El camino más fácil para llegar a Él, es ser –como Jesús nos pide– mansos y humildes de corazón.

    Propósito

    El día de hoy trataré con gran caridad a la persona que no me sea tan simpática, para imitar así la mansedumbre de Jesús.

    Diálogo con Cristo

    ¡Jesús, que eres manso y humilde de corazón, aligera mi carga porque estoy cansado! Muéstrame el camino de la mansedumbre y de la humildad, que es en sí la misma caridad. Enséñame a ser caritativo con los demás, porque en ellos hallaré mi descanso a tu lado.

    “La humildad y pobreza de Jesús se convierten en principio de nuestra exaltación” (Pablo VI, Audiencia general, miércoles 11 de enero de 1978)




  • Preguntas o comentarios al autor
  • H. Sérgio Mourao, LC 

    martes, 10 de diciembre de 2013

    QUIEN ESPERA


    QUIEN ESPERA...

    Quien espera no quema el tiempo porque se aburre, sino porque está ansioso, tiene esperanzas en algo, está enfocado en una meta.  Pues bien, la meta de la espera prenavideña es una fiesta, la fiesta de nuestra encarnación, de nuestro llegar a ser lo que somos, de nuestra unión mística con Dios.  Pero no solamente nosotros esperamos, Dios también nos espera, nos espera hasta que nos abrimos a la vida y al amor, ya que "esperar" significa, en el fondo, vivir en el "puesto de observación".  El "puesto de observación" es el lugar desde donde se divisa, es decir, la atalaya.
    Esperar significa, entonces, buscar con la vista, ver si viene alguien, mirar los alrededores, todo lo que viene hacia nosotros.
    Sin embargo, esperar puede significar también prestar atención a algo, cuidar de algo, así como el vigilante cuida a una persona y le presta atención.  La espera provoca ambas cosas en nosotros: la lejanía de la mirada y la atención al momento, a lo que estamos viviendo, a las personas con las cuales estamos hablando.
    La espera toca nuestro corazón y lo ensancha, nuestro anhelo nos dice: no nos bastamos a nosotros mismos, debemos extender nuestros brazos hacia aquel que nos hace palpitar el corazón.

    VIVIR EL ADVIENTO

    Autor: Felipe Borau | Fuente: www.mercaba.org
    Vivir el Adviento
    El auténtico Adviento procede del interior del corazón creyente del hombre y, sobre todo, de la hondura del amor de Dios
     
    Vivir el Adviento
    Vivir el Adviento
    Vivir el Adviento no es tan fácil. Para muchos apenas adquiere relevancia, ni la palabra en sí y mucho menos su contenido.

    Apenas una suma pequeña de domingos que nos conduce a la Navidad.

    Es necesario reivindicar el sentido pleno del Adviento como actitud cristiana fundamental: esperar a Dios y esperarlo en Jesús; creer en su venida progresiva, misteriosa pero real, a nosotros, al mundo. El Adviento es ese tiempo concreto que rompe nuestra inconcreción y nuestra monotonìa para ponernos en camino de conversión, para centrar nuestra vida no en una irrealidad, sino en la realidad maravillosa de Jesús que se acerca a la vida de los hombres como nuestro Salvador.

    Cada día esperábamos, a veces hasta acomodados en un sueño profundo; oíamos voces, ecos; alguien que viene, que vendrá...

    También nos habíamos cansado de esperar... casi siempre todos los días eran lo mismo, subía el egoísmo de los hombres y el panorama era un puro desierto de soledad. Cada día era una continua espera desde los solitarios valores de los hombres. Parecía que el cielo estaba más lejos de nosotros. Nuestra espera se había convertido en una actitud inútil. Aunque las fiestas de la Iglesia recuerdan algo pasado, son también presente, realización viva, pues lo que ha ocurrido una vez en la historia, debe volver a ocurrir una y otra vez en la vida de los creyentes. Cada uno de nosotros debe vivir la expectación, la llegada del Señor desde su propia realización y su propia lucha para obtener con ello la Salvación. ¿Qué es eso de esperar a Alguien que viene de otra parte? ¿Qué hay más importante que encontrar en mi vida al Amigo? Un amigo es algo grande y precioso. Pero, ¿me lo puedo hacer yo mismo? Ciertamente, no. Puedo estar vigilante y receptivo, para notar cuando se me acerca una persona que puede ser importante para mí; pero tiene que venir. Venir, desde ese ámbito, inabarcable con la vista, que es la vida humana. En cualquier ocasión nos encontramos, entramos en conversación, y entonces se desarrolla esa cosa fecunda y hermosa que se llama amistad... Alguien que viene a nosotros desde la amplitud de los cielos, desde la inmensidad... hemos extendido las manos, hemos abierto las puertas... Alguien ha penetrado profundamente en nuestra vida.

    Nuestra salvación descansa en una venida. Aquel que viene, no lo han podido inventar ni producir los hombres mismos; ha venido a ellos desde el misterio de la libertad de Dios. ¡Cuántas veces lo han intentado! En todos los pueblos y en todas las épocas surgen las figuras de salvadores y redentores que apenas pueden modificar la realidad humana. Por haber nacido del mundo, no pudieron llevar el mundo a la libertad; y por estar hechos de la materia de su tiempo desaparecieron.

    El auténtico Redentor, Aquél a quien esperamos, ha procedido de la libertad de Dios: ha surgido en una pequeña nación, en una época que nadie podría demostrar que era la apropiada y en figura ante la cual nos invade el asombro: ¿por qué precisamente ésta? La decisión de la fe consiste en buena medida en prescindir de qué es lo correcto y apropiado, y recibir al que proviene de la libertad de Dios: "Bendito el que viene en el nombre del Señor".

    Este es el comienzo de la Buena Nueva, de la Buena Noticia.

    Estamos ya en el camino de la esperanza.

    Esto nos dice el Adviento. Todos los años nos exhorta a considerar el prodigio de esta Venida. Pero nos recuerda también que su sentido sólo puede adquirir su plenitud si el Redentor no viene sólo para la humanidad en su conjunto, sino para cada uno de nosotros en particular: en sus alegrías y miserias, en sus convicciones, perplejidades y tentaciones, en todo lo que constituye su ser y su vida. Descubrir desde lo hondo de nuestras conciencias que Cristo es mi Redentor y viene a mi vida, es ponerse en el camino de Adviento. El auténtico Adviento procede del interior. Del interior del corazón creyente del hombre y, sobre todo, de la hondura del amor de Dios. Debemos preparar el camino a su Amor y descubrir formas nuevas que nos pongan en disposición de recibir "al Salvador de Dios". De nuevo volverá a tener vigencia y sentido este bello deseo y oración: "Ven, Señor Jesús".

    LA FIESTA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE


    LA FIESTA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE
    12 DE DICIEMBRE

    Para los mexicanos la fiesta de la Virgen de Guadalupe es la más importante a nivel nacional. Un gran número de personas desde diferentes puntos del país acuden en peregrinación hasta el santuario o Basílica de Guadalupe utilizando diferentes medios de transporte, ya que estos van desde el ir en automóvil, autobús, bicicleta o simplemente a pie, lo hacen con la finalidad de dar gracias por los favores recibidos, para solicitarle ayuda o simplemente por tradición. 
    En la explanada de afuera del templo puedes ver danzas prehispánicos, de la época colonial o bien un tanto modernos, si bien todos los asistentes coinciden en una cosa, el gran amor que le profesan a la "morenita"; la noche previa al gran día la virgencita recibe en su casa "mañanitas" de parte de un gran número de personas, todas ellas dispuestas a manifestar ese gran amor que sienten por ella por medio de cantos (ahí puedes ver a gran número de artistas y grupos de famosos cantándole a su reina y madre del cielo).

    El pasado 12 de Diciembre de 1998, la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe recibió la visita de aproximadamente 6 millones de fieles.

    Pío X en 1910, la declaró "Celestial Patrona de América Latina" y Pío XII la llamó en 1945, Emperatriz de las Américas.

    AMAR A LOS QUE NO SON AMABLES


    Amar a los que no son amables 

    (San Francisco)... sabía qué difícil es amar a los no amables; y que no se les ama precisamente porque no son amables; y cuanto menos se les ama, menos amables son, y que si hay algo que puede sanar al rebelde, es precisamente el amor.

    En sus últimos años lanzó la gran ofensiva del amor. A un ministro provincial, que se quejaba de la rebeldía de algunos hermanos, le escribió esta carta de oro, verdadera carta magna de la misericordia:

    "...Ama a los que te hacen esto. Ámalos precisamente en esto...y en esto quiero conocer si amas al Señor y a mi, siervo suyo y tuyo, si procedes así: 

    Que no haya en el mundo hermano que, por mucho que hubiere pecado, se aleje jamás de ti, después de haber contemplado tus ojos, sin haber obtenido tu misericordia, si es que la busca. Y, si no la busca, pregúntale tú si la quiere. Y si mil veces volviere a pecar ante tus propios ojos, ámale más que a mi, para atraerlo al Señor".




    RECETAS PARA LA SALUD EMOCIONAL


    Recetas para la salud emocional


    1. Enfrente de a uno por vez los problemas que le causan tensión emocional, y haga una cosa por vez.

    2. Haga lo mejor que pueda en cada situación de estrés, y luego deje de preocuparse por ella.

    3. Sea positivo y exprese sus sentimientos con honestidad.

    4. Trate a los demás con el respeto que espera para usted mismo.

    5. Tome conciencia de sus necesidades, en lugar de dejar que se la dicten los otros.

    6. No contemple a su vida como algo cerrado; considere que siempre hay alternativas.

    7. Elija sentirse bien y contento.

    8. Tome distancia de sus problemas. Piense en qué pensará de sus problemas de hoy dentro de un año, cinco años, una década.

    9. Adopte una perspectiva humorística, de modo de ver sus problemas de manera más objetiva y poder reírse de ellos.

    10. Viva en el presente.

    EL EVANGELIO DE HOY: 10.12.2013

    Autor: Andrés González Cristóbal, LC | Fuente: Catholic.net
    La misericordia de Dios
    Mateo 18, 12-14.Adviento. Quien va con el Señor, incluso en los valles oscuros del sufrimiento, la incertidumbre y todos los problemas; como la oveja, se siente seguro.
     
    La misericordia de Dios
    Del santo Evangelio según san Mateo 18,12-14

    ¿Qué os parece? Si tiene un hombre cien ovejas, y se le extravía una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve e irá a buscar la extraviada? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegrará por ella más que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Así, pues, no es voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se pierda ni uno solo de esos pequeñuelos.

    Oración introductoria

    ¡Cómo no admirarme de tu paciencia para con el hombre, si Tú te dignas vivir entre pecadores que no te conocen y no te hacen caso! Tú perdonas lo que el hombre no sabe perdonar. Tú olvidas las ingratitudes. Enséñame a ser una persona misericordiosa como Tú lo has sido conmigo. Soy una persona ciega y dominada por el egoísmo.
    Gracias, Señor, porque Tú me has cuidado cada vez que me pierdo, ya sea consciente o inconscientemente. Gracias por cargarme en tus hombros, pues soy una persona muy débil. Muchas gracias.

    Petición

    Dulce Jesús, que has salido a buscarme para que no me perdiera. Dame la gracia de ser un hijo tuyo que pueda seguir tu ejemplo de paciencia y misericordia para con los que me rodean.

    Meditación del Papa Francisco

    ¿Qué quiere decir ser "Pueblo de Dios"? Ante todo quiere decir que Dios no pertenece en modo propio a pueblo alguno; porque es Él quien nos llama, nos convoca, nos invita a formar parte de su pueblo, y esta invitación está dirigida a todos, sin distinción, porque la misericordia de Dios «quiere que todos se salven».
    A los Apóstoles y a nosotros Jesús no nos dice que formemos un grupo exclusivo, un grupo de élite. Jesús dice: id y haced discípulos a todos los pueblos. San Pablo afirma que en el pueblo de Dios, en la Iglesia, "no hay judío y griego... porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús". Desearía decir también a quien se siente lejano de Dios y de la Iglesia, a quien es temeroso o indiferente, a quien piensa que ya no puede cambiar: el Señor te llama también a ti a formar parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor. Él nos invita a formar parte de este pueblo, pueblo de Dios. (S.S. Francisco, 12 de junio de 2013).

    Reflexión

    Tenemos una seguridad de la gran misericordia y paciencia de Dios para con el hombre: "Tú estás conmigo: ésta es nuestra certeza, la certeza que nos sostiene". Es una certeza saber que Nuestro Señor Jesucristo siempre va a nuestro encuentro, y que se alegra de tenernos a su lado.
    Sin embargo, Él permite que nos perdamos en ocasiones para que comprendamos que nos cuida en cada momento, que está a nuestro lado. Pero hay que recordar que tenemos un deber muy grande al llevar a Cristo a los demás, y que, con nuestra certeza de que Él nunca nos dejará solos, haremos que las personas también se den cuenta de ello, y confíen más en Jesucristo.

    Propósito

    Haré un sacrificio por aquellos que se han extraviado, para que Nuestro Señor les ayude y puedan regresar al redil.

    Diálogo con Cristo

    Señor Jesús, después de meditar contigo sobre la misericordia que tienes con aquellos que se han perdido por no hacer caso a lo que Tú quieres, te doy gracias por regalarme la certeza de que nunca me dejarás en los momentos en los yo me pierda, sabiendo que me esperas y que siempre sales a mi encuentro.

    Dios me ama tanto que nunca me dejará solo, ¿Cuál es mi respuesta?

    Tanto se complace Dios en nuestros actos de bondad para con los demás, que ofrece su misericordia solamente a quienes son misericordiosos. (San Hilario, en Catena Aurea vol. I, p. 248) 

    lunes, 9 de diciembre de 2013

    RICOS SIN SABERLO


    Ricos sin saberlo


    En la época de la recesión económica en los EE.UU., el señor Yates poseía una vasta extensión de tierra al oeste de Texas, donde criaba ovejas. Vivía pobremente, luchando para alimentar a su familia, cuando una compañía petrolera se dirigió a él, diciendo: – Pensamos que en su terreno puede haber petróleo. ¿Nos permite efectuar una perforación allí? Yates dio el permiso, pensando que no tenía nada que perder.

           La compañía empezó a perforar. A poca profundidad encontró el más importante yacimiento que, hasta la fecha, se había hallado en Norteamérica. Ese yacimiento podía producir más de 80.000 barriles de petróleo por día. ¡De un día para otro el señor Yates se hizo millonario! De hecho lo era desde el día que compró el terreno. El petróleo siempre había estado allí; simplemente no lo sabía.

           El señor Yates nos recuerda a tantas personas que tienen una Biblia en casa, pero nunca la han leído. ¿Será porque secretamente tienen miedo de lo que ella pueda decirles, miedo de sus exigencias pero también de las transformaciones que podría producir en ellas? ¡Ah, si pudiéramos apreciar las inmensas riquezas que contiene este libro! “Tu palabra es verdad”, dijo Jesús. En ella está la vida eterna (Juan 17:17; 5:39).

           Es un libro único en su mensaje de perdón y de salvación, que transforma y llena el corazón, y cuyas profecías se van cumpliendo.

    EL EVANGELIO DE HOY: 09.12.2013

    Autor: Daniel Ochoa, LC | Fuente: Catholic.net
    Alégrate llena de gracia
    Lucas 1,26-38. Solemnidad Inmaculada Concepción. Con María es fácil superar nuestros pecados, nuestras dificultades. Ella nos enseña a amar a nuestros hermanos.
     
    Alégrate llena de gracia
    Del santo Evangelio según san Lucas 1,26-38

    Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.

    Oración introductoria

    María, hoy celebramos tu inmaculada concepción. En vez de sentirme lejos de ti, me siento más cerca, pues a pesar de que no tenías pecado, sentiste lo difícil que era cumplir la voluntad de Dios en tu vida. Lo sentiste en Belén, en Egipto, en el Calvario. Y cuando das tu sí a Dios en la Anunciación, me enseñas a confiar. Me enseñas a traspasar la cortina negra de mis miedos, de mi flaqueza. Dame tu mano, María, y acompáñame en el caminar.

    Petición

    Madre mía, ayúdame a caminar siempre a tu lado, quiero aprender que el camino más corto y seguro hacia Dios, eres tú. Haz que jamás me olvide de ti, y si tal vez te olvidare, tú no te olvides de mí.

    Meditación del Papa

    ¡Qué inmensa alegría es tener por madre a María Inmaculada! Cada vez que experimentamos nuestra fragilidad y la sugestión del mal, podemos dirigirnos a ella, y nuestro corazón recibe luz y consuelo. Incluso en las pruebas de la vida, en las tempestades que hacen vacilar la fe y la esperanza, pensemos que somos sus hijos y que las raíces de nuestra existencia se hunden en la gracia infinita de Dios. La Iglesia misma, aunque está expuesta a las influencias negativas del mundo, encuentra siempre en ella la estrella para orientarse y seguir la ruta que le ha indicado Cristo. (Benedicto XVI, 8 de diciembre de 2009)

    Reflexión 

    Con María es fácil superar nuestros pecados, nuestras dificultades. Ella nos enseña a amar a nuestros hermanos. Cuando vemos con qué cariño y dulzura nos acoge Ella en su regazo, aprendemos la manera en que debemos de tratar a nuestros hermanos. Y si María, que es criatura, tanto nos ama, ¡cuánto más no nos amará Dios!

    Propósito

    Hoy rezaré un misterio del rosario y le pediré a María que me ayude a superar aquello que me aleja de Dios.

    Diálogo con Cristo y María

    María, hasta ahora tal vez no he sido tan buen hijo. Poco me acuerdo de ti y te doy pocas muestras de cariño; pues tú también eres mujer y te gustan las pequeñas muestras de afecto. Ayúdame a ser más cercano.

    Jesús, Tú eres hijo de María. Tú sí sabes amarla como madre tuya que es. Que aprenda de ti las palabras, el cariño, la confianza que debo tener en Ella. Tú me la diste como madre al pie de la cruz, que sea yo agradecido por tan hermoso regalo.

    "¡No apartes los ojos del resplandor de esta estrella, si quieres no ser destruido por las borrascas!" (San Bernardo, Hom. Sobre la Virgen Madre, 2)





  • Preguntas o comentarios al autor
  • Daniel Ochoa, LC 

    ¿Qué podemos aprender de Juan Diego?


    Autor: P. Vicente Vega Soto, SDB 
    ¿Qué podemos aprender de Juan Diego?
    Sus virtudes



    Ser humildes, reconociendo nuestra realidad de lo que somos y valemos ante Dios, sin querer aparentar lo que no valemos.
    Su sinceridad al tratar con la Virgen y al referir el mensaje mariano al Obispo Zumárraga y más aprender el respeto grande con que se expresa con los dos.
    Su Obediencia a lo que la Virgen María le manda y lo admirar que lo hace prontamente, a pesar de que tuvo muchas dificultades y oposiciones terribles.
    Su ansia por ir a la Iglesia de Tlaltelolco y aprender de los ministros de Dios la enseñanza del Evangelio.
    Su renuncia generosa en entregar su tilma al Obispo en la que estaba retratada la imagen de la Virgen María y dejarla como regalo a todos los Mexicanos.
    Su constancia en ir y volver a ir y la paciencia en esperar y tener calma ante los rechazos humillantes de los clérigos del Obispo que no le querían creer y hasta se burlaban de él.
    Su espíritu contemplativo que da tiempo a ver y estar atento a todo lo que la Virgén le va revelando en las visiones maravillosas que tiene el el cerrito del Tepeyac.
    Su amor filial a su tío Bernardino que está enfermo gravemente y deja todo para atenderlo y correr a buscar al sacerdote para que lo ayude a bien morir.

    SAN JUAN DIEGO, VIDENTE DE LA VIRGEN DE GUADALUPE, 9 DE DICIEMBRE, BIOGRAFÍA



    9 de Diciembre
    San Juan Diego
    Vidente de la Virgen de Guadalupe
    P. Dr. Eduardo Chávez Sánchez


    Juan Diego Cuauhtlatoatzin (que significa: Águila que habla o El que habla como águila), un indio humilde, de la etnia indígena de los chichimecas, nació en torno al año 1474, en Cuauhtitlán, que en ese tiempo pertenecía al reino de Texcoco. Juan Diego fue bautizado por los primeros franciscanos, aproximadamente en 1524. En 1531, Juan Diego era un hombre maduro, como de unos 57 años de edad; edificó a los demás con su testimonio y su palabra; de hecho, se acercaban a él para que intercediera por las necesidades, peticiones y súplicas de su pueblo; ya “que cuanto pedía y rogaba la Señora del cielo, todo se le concedía”. 

    Juan Diego fue un hombre virtuoso, las semillas de estas virtudes habían sido inculcadas, cuidadas y protegidas por su ancestral cultura y educación, pero recibieron plenitud cuando Juan Diego tuvo el gran privilegio de encontrarse con la Madre de Dios, María Santísima de Guadalupe, siendo encomendado a portar a la cabeza de la Iglesia y al mundo entero el mensaje de unidad, de paz y de amor para todos los hombres; fue precisamente este encuentro y esta maravillosa misión lo que dio plenitud a cada una de las hermosas virtudes que estaban en el corazón de este humilde hombre y fueron convertidas en modelo de virtudes cristianas; Juan Diego fue un hombre humilde y sencillo, obediente y paciente, cimentado en la fe, de firme esperanza y de gran caridad. 

    Poco después de haber vivido el importante momento de las Apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, Juan Diego se entregó plenamente al servicio de Dios y de su Madre, transmitía lo que había visto y oído, y oraba con gran devoción; aunque le apenaba mucho que su casa y pueblo quedaran distantes de la Ermita. Él quería estar cerca del Santuario para atenderlo todos los días, especialmente barriéndolo, que para los indígenas era un verdadero honor; como recordaba fray Gerónimo de Mendieta: “A los templos y a todas las cosas consagradas a Dios tienen mucha reverencia, y se precian los viejos, por muy principales que sean, de barrer las iglesias, guardando la costumbre de sus pasados en tiempos de su gentilidad, que en barrer los templos mostraban su devoción (aun los mismos señores).” 

    Juan Diego se acercó a suplicarle al señor Obispo que lo dejara estar en cualquier parte que fuera, junto a las paredes de la Ermita para poder así servir todo el tiempo posible a la Señora del Cielo. El Obispo, que estimaba mucho a Juan Diego, accedió a su petición y permitió que se le construyera una casita junto a la Ermita. Viendo su tío Juan Bernardino que su sobrino servía muy bien a Nuestro Señor y a su preciosa Madre, quería seguirle, para estar juntos; “pero Juan Diego no accedió. Le dijo que convenía que se estuviera en su casa, para conservar las casas y tierras que sus padres y abuelos les dejaron”. 

    Juan Diego manifestó la gran nobleza de corazón y su ferviente caridad cuando su tío estuvo gravemente enfermo; asimismo Juan Diego manifestó su fe al estar con el corazón alegre, ante las palabras que le dirigió Santa María de Guadalupe, quien le aseguró que su tío estaba completamente sano; fue un indio de una fuerza religiosa que envolvía toda su vida; que dejó sus casas y tierras para ir a vivir a una pobre choza, a un lado de la Ermita; a dedicarse completamente al servicio del templo de su amada Niña del Cielo, la Virgen Santa María de Guadalupe, quien había pedido ese templo para en él ofrecer su consuelo y su amor maternal a todos lo hombres y mujeres. Juan Diego tenía “sus ratos de oración en aquel modo que sabe Dios dar a entender a los que le aman y conforme a la capacidad de cada uno, ejercitándose en obras de virtud y mortificación.” También se nos refiriere en el Nican motecpana: “A diario se ocupaba en cosas espirituales y barría el templo. Se postraba delante de la Señora del Cielo y la invocaba con fervor; frecuentemente se confesaba, comulgaba, ayunaba, hacía penitencia, se disciplinaba, se ceñía cilicio de malla y escondía en la sombra para poder entregarse a solas a la oración y estar invocando a la Señora del cielo.” 

    Toda persona que se acercaba a Juan Diego tuvo la oportunidad de conocer de viva voz los pormenores del Acontecimiento Guadalupano, la manera en que había ocurrido este encuentro maravilloso y el privilegio de haber sido el mensajero de la Virgen de Guadalupe; como lo indicó el indio Martín de San Luis cuando rindió su testimonio en 1666: “Todo lo cual lo contó el dicho Diego de Torres Bullón a este testigo con mucha distinción y claridad, que se lo había dicho y contado el mismo Indio Juan Diego, porque lo comunicaba.” Juan Diego se constituyó en un verdadero misionero. 

    Cuando Juan Diego se casó con María Lucía, quien había muerto dos años antes de las Apariciones, habían escuchado un sermón a fray Toribio de Benavente en donde se exaltaba la castidad, que era agradable a Dios y a la Virgen Santísima, por lo que los dos decidieron vivirla; se nos refiere: “Era viudo: dos años antes de que se le apareciera la Inmaculada, murió su mujer, que se llamaba María Lucía. Ambos vivían castamente.” Como también lo testificó el P. Luis Becerra Tanco: “el indio Juan Diego y su mujer María Lucía, guardaron castidad desde que recibieron el agua del Bautismo Santo, por haber oído a uno de los primeros ministros evangélicos muchos encomios de la pureza y castidad y lo que ama nuestro Señor a las vírgenes, y esta fama fue constante a los que conocieron y comunicaron mucho tiempo estos dos casados”. Aunque esto no obsta de que Juan Diego haya tenido descendencia, sea antes del bautismo, sea por la línea de algún otro familiar; ya que, por fuentes históricas sabemos que Juan Diego efectivamente tuvo descendencia; sobre esto, uno de los principales documentos se conserva en el Archivo del Convento de Corpus Christi en la Ciudad de México, en el cual se declara: “Sor Gertrudis del Señor San José, sus padres caciques [indios nobles] Dn. Diego de Torres Vázquez y Da. María del la Ascención de la región di Xochiatlan […] y tenida por descendiente del dichoso Juan Diego.” 

    Lo importante también es el hecho de que Juan Diego inspiró la búsqueda de la santidad y de la perfección de vida, incluso en medio de los miembros de su propia familia, ya que su tío, como ya veíamos, al constatar como Juan Diego se había entregado muy bien al servicio de la Virgen María de Guadalupe y de Dios, quiso seguirlo, aunque Juan Diego le convino que era preferible que se quedara en su casa; y ahora tenemos también este ejemplo de Sor Gertrudis del Señor San José, descendiente de Juan Diego, quien ingresó a un monasterio, a consagrar su vida al servicio de Dios, buscando esa perfección de vida, buscando la Santidad. 

    Es un hecho que Juan Diego siempre edificó a los demás con su testimonio y su palabra; constantemente se acercaban a él para que intercediera por las necesidades, peticiones y súplicas de su pueblo; ya “que cuanto pedía y rogaba la Señora del cielo, todo se le concedía”.

    El indio Gabriel Xuárez, quien tenía entre 112 y 115 años cuando dio su testimonio en las Informaciones Jurídicas de 1666; declaró cómo Juan Diego era un verdadero intercesor de su pueblo, decía: “que la dicha Santa Imagen le dijo al dicho Juan Diego la parte y lugar, donde se le había de hacer la dicha Ermita que fue donde se le apareció, que la ha visto hecha y la vio empezar este testigo, como lleva dicho donde son muchos los hombres y mujeres que van a verla y visitarla como este testigo ha ido una y muchas veces a pedirle remedio, y del dicho indio Juan para que como su pueblo, interceda por él.” El anciano indio Gabriel Xuárez también señaló detalles importantes sobre la personalidad de Juan Diego y la gran confianza que le tenía el pueblo para que intercediera en sus necesidades: “el dicho Juan Diego, –decía Gabriel Xuárez– respecto de ser natural de él y del barrio de Tlayacac, era un Indio buen cristiano, temeroso de Dios, y de su conciencia, y que siempre le vieron vivir quieta y honestamente, sin dar nota, ni escándalo de su persona, que siempre le veían ocupado en ministerios del servicio de Dios Nuestro Señor, acudiendo muy puntualmente a la doctrina y divinos oficios, ejercitándose en ello muy ordinariamente porque a todos los Indios de aquel tiempo oía este testigo, decirles era varón santo, y que le llamaban el peregrino, porque siempre lo veían andar solo y solo se iba a la doctrina de la iglesia de Tlatelulco, y después que se le apareció al dicho Juan Diego la Virgen de Guadalupe, y dejó su pueblo, casas y tierras, dejándolas a su tío suyo, porque ya su mujer era muerta; se fue a vivir a una casa Juan Diego que se le hizo pegada a la dicha Ermita, y allá iban muy de ordinario los naturales de este dicho pueblo a verlo a dicho paraje y a pedirle intercediese con la Virgen Santísima les diese buenos temporales en sus milpas, porque en dicho tiempo todos lo tenían por Varón Santo.” 

    La india doña Juana de la Concepción que también dio su testimonio en estas Informaciones, confirmó que Juan Diego, efectivamente, era un hombre santo, pues había visto a la Virgen: “todos los Indios e Indias –declaraba– de este dicho pueblo le iban a ver a la dicha Ermita, teniéndole siempre por un santo varón, y esta testigo no sólo lo oía decir a los dichos sus padres, sino a otras muchas personas”. Mientras que el indio Pablo Xuárez recordaba lo que había escuchado sobre el humilde indio mensajero de Nuestra Señora de Guadalupe, decía que para el pueblo, Juan Diego era tan virtuoso y santo que era un verdadero modelo a seguir, declaraba el testigo que Juan Diego era “amigo de que todos viviesen bien, porque como lleva referido decía la dicha su abuela que era un varón santo, y que pluguiese a Dios, que sus hijos y nietos fuesen como él, pues fue tan venturoso que hablaba con la Virgen, por cuya causa le tuvo siempre esta opinión y todos los de este pueblo.” El indio don Martín de San Luis incluso declaró que la gente del pueblo: “le veía hacer al dicho Juan Diego grandes penitencias y que en aquel tiempo le decían varón santísimo.” 

    Como decíamos, Juan Diego murió en 1548, un poco después de su tío Juan Bernardino, el cual falleció el 15 de mayo de 1544; ambos fueron enterrados en el Santuario que tanto amaron. Se nos refiere en el Nican motecpana: “Después de diez y seis años de servir allí Juan Diego a la Señora del cielo, murió en el año de mil y quinientos y cuarenta y ocho, a la sazón que murió el señor obispo. A su tiempo le consoló mucho la Señora del cielo, quien le vio y le dijo que ya era hora de que fuese a conseguir y gozar en el cielo, cuanto le había prometido. También fue sepultado en el templo. Andaba en los setenta y cuatro años.” En el Nican motecpana se exaltó su santidad ejemplar: “¡Ojalá que así nosotros le sirvamos y que nos apartemos de todas las cosas perturbadoras de este mundo, para que también podamos alcanzar los eternos gozos del cielo!”

    CALMA


    Calma


    Si usted está apunto de estallar mentalmente, silencie algunos instantes pensar.

    Si el motivo es alguna molestia en su cuerpo, la intranquilidad la empeora.

    Si la razón es la enfermedad en un ser querido, su descontrol es factor agravante.

    Si usted sufrió perjuicios materiales, la actitud de reclamo es como bomba retardada.

    Si perdió algún afecto, la queja hará de usted una persona menos simpática entre sus amigos.

    Si perdió alguna oportunidad valiosa tiempo atrás,  la inquietud es desperdicio de tiempo.

    Si aparecen contrariedades, el acto de irritarse apartará de usted la asistencia espontánea.

    Si usted cometió un error, la desesperación es puerta abierta para fallas mayores.

    Si usted no alcanzó lo que deseaba, la impaciencia hará más larga la distancia entre usted y el objetivo a alcanzar.

    Sea cual fuere la dificultad, conserve la calma; porque en todo problema, la serenidad es el techo del alma pidiendo el servicio como solución.
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