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sábado, 22 de junio de 2013
PERSONA SANTA
Persona Santa
Autor: Anthony de Mello, S.J.
Libro: Caminar sobre las aguas
En la India, los místicos y los poetas se preguntaron muchas veces que es una persona santa. Y llegaron a respuestas maravillosas.
"La persona santa es como una rosa". ¿Ya ha escuchado decir a una rosa: "Daré mi fragancia solamente a las personas buenas que me huelan, y voy a negar mi perfume a las rosas malas?" ¡No, no! Expandir el perfume es la naturaleza de la rosa.
"La persona santa es como una lámpara encendida en un cuarto oscuro" ¿Puede una lámpara decir que va a iluminar solamente a las personas buenas y esconder su luminosidad de las personas malas?.
"La persona santa es como un árbol dando sombra tanto para las personas buenas como para las personas malas. El árbol da su sombra aún a la persona que lo está cortando Y si fuere aromático dejará su perfume en el hacha".
EL AMOR MÁS GRANDE
Autor: Coronel John W. Mansur | Fuente: Del Libro Chocolate caliente para el Alma El Amor más grande | |||
¿Serías capaz de dar la vida por un amigo? | |||
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EL AGUA QUE QUERÍA SER FUEGO
El agua que quería ser fuego.
“Ya estoy cansada de ser fría y de correr río abajo. Dicen que soy necesaria. Pero yo preferiría ser hermosa. Y encender entusiasmos. Y hacer arder el corazón de los enamorados y ser roja y cálida. Dicen que yo purifico lo que toco, pero más fuerza purificadora tiene el fuego. Quisiera ser fuego y llama.”
Así pensaba en septiembre el agua de un río de montaña.
Y, como quería ser fuego, decidió escribir una carta a Dios y pedir que cambiara su identidad.
“Querido Dios: Tú me hiciste agua. Pero quiero decirte con todo respeto que me he cansado de ser transparente.
Prefiero el color rojo para mí. Desearía ser fuego. ¿Puede ser?
Tú mismo, Señor, te identificaste con la zarza ardiente y dijiste que habías venido a poner fuego en la tierra. No recuerdo que te compararas con el agua.
Por eso, creo que comprenderás mi deseo. No es un simple capricho. Yo necesito este cambio para mi realización personal...”
El agua salía todas las mañanas a su orilla para ver si llegaba la respuesta de Dios.
Una tarde pasó una lancha muy blanca y dejó caer al agua un sobre muy rojo. El agua lo abrió y lo leyó:
“Querida hija: me apresuro a contestar tu carta. Parece que te has cansado de ser agua, yo lo siento mucho porque no eres un agua cualquiera. Tu abuela fue la que me bautizó en el Jordán, y yo te tenía destinada a caer sobre la cabeza de muchos niños. Tu preparas el camino del fuego. Mi espíritu no baja a nadie que no haya sido lavado por ti. El agua siempre es primero que el fuego.”
Mientras el agua estaba embebida leyendo la carta, Dios bajó a su lado y la contempló en silencio. El agua se miró a sí misma y vio el rostro de Dios reflejado en ella.
Y Dios seguía sonriendo, esperando una respuesta.
Ella comprendió que el privilegio de reflejar el rostro de Dios, solo lo tiene el agua limpia...
Suspiró y dijo: “Sí Señor, seguiré siendo agua, seguiré siendo tu espejo. Gracias.
LA BIBLIA ROTA
La Biblia rota
Conoció a Jesucristo y asistía con asiduidad a la congregación.
Llevaba su ejemplar de las Escrituras en todo momento. Pero un sábado cualquiera, camino de la iglesia, amigos suyos lo llamaron desde una esquina. El fingió no escucharlos. Entonces de uno de sus antiguos compañeros de farra le ofreció a gritos: Ven, tómate una cerveza. Está fría, como te gusta. No la despreciarás. Y nuestro protagonista vaciló. Se detuvo. En su interior batallaba el viejo hombre que le decía: "Tómate una cerveza, no es pecado". Será solo una. Y también el hombre nuevo que insistía: No te dejes vencer por la tentación. Resiste. Dios está contigo. Y tomó una decisión: "Tomaré una cerveza". Luego vino otra y una tercera más. Terminó ebrio, sentado en una silla. La Biblia cayó a un lado.
Desde ese día Armando era conocido simplemente como "biblia rota". El asegura que tomarse un trago no es pecado. Y lo hace con demasiada frecuencia. Volvió a ser borracho de antes. Jamás lo olvide: los principios bíblicos no se negocian.
EL EVANGELIO DE HOY: 22.06.2013
Autor: H. Roberto Villatoro | Fuente: Catholic.net No se preocupen por el día de mañana | |
Mateo 6, 24-34. Nuestra actitud es diferente cuando ponemos todo nuestro esfuerzo confiando en que Dios hará el resto. | |
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá l primero y no le hará caso al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero. Por eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con que se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento ¿Y porqué se preocupen por el vestido? Miren cómo crecen los lirios del campo que no trabajan ni hilan. Pues bien, yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe? No se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas. Por consiguiente, busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas. Oración introductoria Señor, gracias porque estás siempre conmigo. Gracias por que no me abandonas, gracias por ser mi Padre. Ya sé que Tú me amas mucho y que harías lo que fuera para que sea feliz y alcance el cielo que nos has prometido. Pero ayúdame a ver de buen grado todos los acontecimientos de mi vida, sabiendo que ahí estás Tú. Petición Dios mío, confío en ti. ¿Cómo no confiar en ti? Padre, que me abandone en ti. Meditación del Papa Ante la situación de tantas personas, cercanas o lejanas, que viven en la miseria, estas palabras de Jesús podrían parecer poco realistas o, incluso, evasivas. En realidad, el Señor quiere dar a entender con claridad que no es posible servir a dos señores: a Dios y a la riqueza. Quien cree en Dios, Padre lleno de amor por sus hijos, pone en primer lugar la búsqueda de su reino, de su voluntad. Y eso es precisamente lo contrario del fatalismo o de un ingenuo irenismo. La fe en la Providencia, de hecho, no exime de la ardua lucha por una vida digna, sino que libera de la preocupación por las cosas y del miedo del mañana. Es evidente que esta enseñanza de Jesús, si bien sigue manteniendo su verdad y validez para todos, se practica de maneras diferentes según las distintas vocaciones: un fraile franciscano podrá seguirla de manera más radical, mientras que un padre de familia deberá tener en cuenta sus deberes hacia su esposa e hijos. En todo caso, sin embargo, el cristiano se distingue por su absoluta confianza en el Padre celestial, como Jesús. Precisamente la relación con Dios Padre da sentido a toda la vida de Cristo, a sus palabras, a sus gestos de salvación, hasta su pasión, muerte y resurrección. Jesús nos demostró lo que significa vivir con los pies bien plantados en la tierra, atentos a las situaciones concretas del prójimo y, al mismo tiempo, teniendo siempre el corazón en el cielo, sumergido en la misericordia de Dios. Benedicto XVI, Ángelus del 27de febrero de 2011. Reflexión Lo decía San Juan de la Cruz y otros grandes santos: "De Dios recibimos tanto cuanto esperamos". Lo que nos puede pasar a nosotros, cristianos de a pie, y no místicos como San Juan de la Cruz, es que no nos la creemos. No creemos en el abandono en Dios. Pensamos poco en quién es Dios, en su omnipotencia, en que Él es Padre y quiere lo mejor para nosotros. San Francisco de Asís se lo dijo al Papa, cuando quería fundar su pobre congregación: "La congregación será una madre muy pobre, pero Dios es un Padre muy generoso. Es verdad que el abandono en Dios, no implica un abandono de las cosas de "aquí abajo". Tampoco nos puede llevar a desentendernos de nuestros deberes y responsabilidades. Pero nuestra actitud es diferente cuando ponemos todo nuestro esfuerzo confiando en que Dios hará el resto. "Dios pone casi todo y tú pones tu casi nada, pero Dios no pone su casi todo si tú no pones tu casi nada". Propósito Iré a visitar al Santísimo, y le confiaré mis proyectos, preocupaciones y alegrías. Diálogo con Cristo Padre, que no tenga miedo a abandonarme en ti. Que sepa, Dios mío, que el abandonarme en ti, implica toda mi vida. Tú me has tomado en serio, y por eso me cuidas, me proteges, me das la vida y muchos dones. Ayúdame, pues, para que al abandonarme en ti, yo también te tome en serio. Toda mi esperanza estriba solo en tu gran misericordia (San Agustín, Conf. 10) |
viernes, 21 de junio de 2013
ORACIÓN POR EL PAPA FRANCISCO
ORACIÓN POR EL PAPA FRANCISCO
Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la tierra, el Papa FRANCISCO. En él tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego. Creo firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica.
Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas. Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad. Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención. Así sea.
Autor: Marcial Maciel
ALMUERZO CON DIOS
ALMUERZO CON DIOS
Había una vez un pequeño niño que quería conocer a Dios. Él sabía que era un largo viaje llegar hasta donde Dios vivía, así es que preparó su mochila con sandwiches y botellas de leche chocolatada y comenzó su viaje.
Cuando había andado tres cuadras, se encontró con un viejecita. Ella estaba sentada en el parque observando a unas palomas.
El niño se sentó a su lado y abrió su mochila. Estaba a punto de tomar un trago de su leche chocolatada cuando notó que la viejecita parecía hambrienta, así es que le ofreció un sandwich. Ella agradecida lo aceptó y le sonrió. Su sonrisa era tan hermosa que el niño quiso verla otra vez, así que le ofreció una leche chocolatada. Una vez más, ella le sonrió. El niño estaba encantado.
Permanecieron sentados allí toda la tarde comiendo y sonriendo, aunque nunca se dijeron ni una palabra. A medida que oscurecía, el niño se dio cuenta de cuan cansado estaba y se levantó para marcharse. Antes de dar unos pasos más, se dio la vuelta, corrió hacia la viejecita y le dio un abrazo. Ella le ofreció su sonrisa más amplia.
Cuando el niño abrió la puerta de su casa un rato más tarde, a su madre le sorprendió la alegría en su rostro. Ella le preguntó: "¿Qué hiciste hoy que te puso tan contento?" Él le respondió: "Almorcé con Dios." Pero antes de que su madre pudiese responder añadió: "¿Y sabes qué? ¡Ella tiene la sonrisa más hermosa que he visto!"
Mientras tanto la viejecita, también radiante de dicha, regresó a su casa. Su vecina estaba impresionada con el reflejo de paz sobre su rostro, y le preguntó: "¿Qué hiciste hoy que te puso tan contenta?" Ella respondió: "Yo comí sandwiches con Dios en el parque". Pero antes de que su vecina respondiera a esto, añadió: "¿Sabes?, es mucho más joven de lo que esperaba."
COMO CONQUISTAR LA PAZ INTERIOR
Cómo conquistar la paz interior
Hay personas que atraen, que sin querer ser el centro de la atención la captan con facilidad, con las que es agradable compartir, con las que uno se siente desde el principio como en familia; que tienen “un algo” que les hace amables (es más fácil quererles o amarles); estas personas tienen una característica común: la alegría.
Es que, cuando uno está cerca de alguien alegre te la pasas bien, no sólo por que nos hace reír, sino por que ve la vida con optimismo y eso es contagioso. No me refiero a los que se pasan haciendo bromas, algunas pesadas, a los que a veces hieren a quienes están a su alrededor para mostrar lo ingeniosos que son o a los que a veces “caen mal” por querer hacerse los chistosos o los demasiado simpáticos. No, me refiero a una actitud un poco más pasiva, pero que se nota enseguida, a las personas que transmiten paz. Para los que transmiten paz parecería que los problemas no existen, o que por lo menos no son tan graves. Y una persona que transmite paz está siempre feliz, siempre con una sonrisa en los labios, eso refleja algo que lleva dentro. Refleja la paz interior.
Yo me imagino a Jesús así. Siempre con una sonrisa, siempre con una palabra amable, dando ánimos y pasándola bien con los que están a su alrededor. Por eso, si viste la película de la Pasión de Mel Gibson, estarás de acuerdo conmigo de que la mejor escena es el flash back de cuando Jesús juega con su madre.
Ese sentido de alegría constante, de paz es algo que atrae mucho a las personas. Pero cual es el secreto para conquistar esa paz. Quisiera comentar brevemente dos textos que nos pueden ayudar a buscar este significado:
1 Me escribes y copio: "Mi gozo y mi paz. Nunca podré tener verdadera alegría si no tengo paz. ¿Y qué es la paz? La paz es algo muy relacionado con la guerra. La paz es consecuencia de la victoria. La paz exige de mí una continua lucha. Sin lucha no podré tener paz".
Este sencillo punto de camino nos pone ante una realidad bien clara, no se puede tener verdadera alegría sino se tiene paz. Desde este punto de vista, se ve cómo la paz del espíritu no puede ser resultado de un equilibrio, de hacer un mix entre “las cosas que nos gustan” y las cosas de Dios. Es más bien la realización de una tarea que empeña toda la vida, como es la lucha por llegar a nuestro último fin, llegar a Dios.
La vida del hombre es un camino que puede llegar a distintos puertos, a distintos finales. Lo importante es que nuestro camino termine en Dios. Pero, durante este caminar debemos luchar contra algunos espejismos que se nos presentan agradables y atractivos, pero que nos conducen hacia la angustia y el miedo, que nos separan de nuestra meta. Estos espejismos son los del placer, los del culto al propio yo, los de la sensualidad o los de la pereza, que nos apartan del verdadero camino y de la verdadera fuente de la paz interior: el amor a Dios.
El amor a Dios, que es nuestro último fin, no sólo corrige el apego a estos espejismos, falsos o aparentes, sino que llena y satisface todas las inclinaciones humanas, llenando el corazón de paz y de alegría.
2 Nos interesa destacar el secreto de la insondable alegría que Jesús lleva dentro de sí y que le es propia. Es sobre todo el evangelio de san Juan el que nos descorre el velo, descubriéndonos las palabras íntimas del Hijo de Dios hecho hombre. Si Jesús irradia esa paz, esa seguridad, esa alegría, esa disponibilidad, se debe al amor inefable con que se sabe amado por su Padre.
Podemos decir que Jesús tiene esa paz por que se sabe amado por su Padre, y por un Padre que es Todopoderoso. Y es que, quien puede tener miedo de algo cuando cuentas siempre con un Padre que te puede sacar adelante frente a cualquier problema, a cualquier dificultad. Si, como dice San Pablo, todo lo que sucede es para el bien de los que aman a Dios. Cómo perder la paz ante las contrariedades si todo lo que me pasa lo quiere Dios, si además ese Dios no me pide que gane todas las batallas sino simplemente que ponga lo mejor de mi. Sí, Dios sólo nos pide una buena voluntad. Y basta. Si tenemos buena voluntad se contenta con cualquier resultado.
La paz cristiana procede del abandono en Dios, de arrojar sobre El todas las preocupaciones, tomando a cambio el yugo de su mansedumbre y humildad. El Señor es el único que puede dar la paz: «no os la doy, como la da el mundo» Jn 14,27, porque efectivamente nada ni nadie la puede quitar, porque es sobrenatural, fruto de la sabiduría de las cosas del espíritu, donación del Espíritu Santo, y anticipo de la paz y descanso perfecto, lleno de felicidad, del cielo.
Podemos decir que la paz interior incluye, en primer término, el conocimiento y la aceptación de sí mismo: de la propia realidad actual -en sus aspectos positivos y negativos, deslucidos y brillantes-, y de los vínculos -condicionamientos, derechos y deberes legítimos- libremente contraídos en el pasado. Pero la paz también comporta una visión prometedora y segura del propio futuro. Por eso, se le oponen la actitud de descontento habitual ante la vida, así como la incertidumbre del porvenir. Podemos terminar con la frase de la escritura que tantas veces nos repitió Juan Pablo II: “No tengáis miedo”, ni al presente ni al futuro que si nos decidimos a servir a Dios siempre encontraremos esta paz.
1 San Josemaría, Camino, No. 308
2 Pablo VI, Exhortación Apostólica GAUDETE IN DOMINO
EL EVANGELIO DE HOY:21.06.2013
Autor: Roberto Villatoro | Fuente: Catholic.net Donde está tu tesoro, ahí está tu corazón | |
Mateo 6, 19-23. Tiempo Ordinario. Hemos visto con claridad la luz de Dios en nuestra vida, su amor, su misericordia. Pero la queremos ahogar o esconder, cubriéndola con nuestros problemas. | |
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón. Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!". Oración introductoria Ayúdame a ver con los ojos de la fe. Que todo acontecimiento en mi vida y en la de los demás, lo vea en el plano sobrenatural. Que vea con tus ojos, y así pueda servirte a ti y a mis hermanos los hombres. Ayúdame, pues sé que solo no podré, pero con tu gracia no se nublará mi vista. Y viéndote con claridad en mi vida te sirva sólo a ti. Petición Señor Jesús, te entrego mis ojos para ver como Tú ves. Meditación del Papa De la introducción a la Oración sacerdotal de Jesús (cf. Jn 17, 1), el Canon usa luego las palabras: "elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso". El Señor nos enseña a levantar los ojos y sobre todo el corazón. A levantar la mirada, apartándola de las cosas del mundo, a orientarnos hacia Dios en la oración y así elevar nuestro ánimo. En un himno de la Liturgia de las Horas pedimos al Señor que custodie nuestros ojos, para que no acojan ni dejen que en nosotros entren las "vanitates", las vanidades, la banalidad, lo que sólo es apariencia. Pidamos que a través de los ojos no entre el mal en nosotros, falsificando y ensuciando así nuestro ser. Pero queremos pedir sobre todo que tengamos ojos que vean todo lo que es verdadero, luminoso y bueno, para que seamos capaces de ver la presencia de Dios en el mundo. Pidamos, para que miremos el mundo con ojos de amor, con los ojos de Jesús, reconociendo así a los hermanos y las hermanas que nos necesitan, que están esperando nuestra palabra y nuestra acción. Benedicto XVI, Homilía en la Misa «IN CENA DOMINI», Jueves Santo 9 de abril de 2009. Reflexión Juan Pablo II en una ocasión dijo que no podíamos negar en la oscuridad, en momentos difíciles, lo que hemos podido ver con claridad en la luz. Y es que en algún momento de nuestra vida, hemos visto con claridad la luz de Dios en nuestra vida, su amor, su misericordia. Pero en ocasiones, la queremos ahogar o esconder, cubriéndola con nuestros problemas, o incluso con nuestros éxitos. Sin embargo, sabemos que la hemos visto. Y esa luz que hemos visto, no podemos negarla ante la primera adversidad, o esconderla en los momentos de éxito. Hemos visto, hemos sido testigos. Por eso debemos cuidar siempre que nuestra vista no se nuble. Asegurarnos, y pedirle a Dios la gracia. De manera que podamos únicamente servir a un solo Señor. Propósito Veré la mano de Dios en las cosas sencillas de mi vida ordinaria. Diálogo con Cristo Señor, ayúdame a ver la claridad de tu luz. Que no sea ciego a tu amor, a tu fidelidad, a tu constante intervención en mi vida. Que ante tantas “lucecitas del pecado”, que me ofrecen una felicidad incierta, brille ante todo tu luz en mi vida. Y que, con mis obras, refleje tu luz, para que mis hermanos puedan alabarte y servirte también a ti. Es propio de la luz el iluminar en cualquier parte en que se encuentre (San Hilario, Catena Aurea, vol. I, p. 263) |
jueves, 20 de junio de 2013
QUIERO IR AL CIELO...
Quiero ir al cielo
Ortiz de Landázuri respondió a un periodista que le entrevistaba:
–– “Me da lo mismo una sepultura, un nicho o una fosa común. Ni tengo dinero ni vanidad para ocupar un panteón”.
También habló del lugar al que quería ir:
–– “Eso es lo único que me preocupa: ir al Cielo. Sí, creo en el Cielo. El lugar donde gozaré de la presencia de Dios”.
NO DESMAYES Y CONFÍA
Nos desmayes y confía
Cuentan que una vez una expedición que iba a darle la vuelta al mundo en globo se vio atrapada en un cúmulo de nubes a 6000 metros de altura, nubes tan espesas y extensas que el globo se empezó a cubrir de escarcha. Esto hacía que perdieran peso rápidamente y la única forma de salir de allí era poder salir por encima de las nubes para que el sol deshiciera la escarcha y que ahí el otro globo les asistiera. Pero descendían rápidamente, empezaron entonces a tirar las cámaras de video, el equipo la ropa y hasta los libros, hasta que finalmente se quedaron solamente con lo que andaban puesto y con su fe y oración. El globo comenzó poco a poco a salir hasta que los rayos del sol empezaron a derretir ese hielo en el globo y pudieron ser asistidos.
Muchas veces en nuestras vidas sentimos que todo va hacia abajo, y que cada vez hay mas peso que nos lleva hacia el abismo. Jesús mandaba a sus apóstoles sin nada adicional mas que su ropa y un bastón, para enseñarles a confiar en Dios y no en lo material que tenían. Nosotros estamos atados a dinero, comodidades, lujos, autos y casas, y por eso muchas veces sentimos que vamos hacia el vacío. Deja todas esas cosas materiales, así como tus rencores, odios y tristezas. Confía solamente en Dios, y El sacará tu globo a flote por encima de las nubes y su luz te librará de todas las cosas que pesaban sobre tu vida.
Sigue adelante! No desmayes y confía!
ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA
LA COMUNIÓN ES MI VIDA
¡Oh dulcísimo Jesús Sacramentado! Cuando te recibo en mi corazón siento que mi fe me aumenta, mi esperanza se fortalece y mi vida se alarga, porque, recibiendo tu Sacratísimo cuerpo, vivo contigo y Tú vives conmigo, y el que vive unido a Ti no morirá, porque eres camino, verdad y vida eterna. Tú eres la vid; yo, el sarmiento, que no puede dar fruto si no permanece unido a Ti. Tú eres el pan que bajó del cielo, no como el maná que en el desierto comieron nuestros padres y murieron. El que coma este Pan vivirá eternamente. ¡Oh alma mía, recibe ese Pan celestial, que es vida, esperanza y caridad! Haz, Jesús mío, que contigo viva, sufra y padezca en este mundo con tal de recibirte en mi corazón, porque la Comunión es mi vida. Amén.
EL EVANGELIO DE HOY: 20.06.2013
Autor: Carlos Llaca | Fuente: Catholic.net Dios sabe lo que necesitamos | |
Mateo 6, 7-15. Tiempo Ordinario. La oración que elevemos a Dios tiene que ser sencilla,hecha con el corazón. | |
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo. Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas. Oración introductoria Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, ven a esta oración para que sea el medio para crecer en el amor que perdona, libra del mal y de la tentación. Petición Ayúdame a hacer verdadera oración, Señor. Meditación del Papa Estar con Dios, escuchar su Palabra, en el Evangelio, en la liturgia de la Iglesia, defiende de las fascinaciones del orgullo y de la presunción, de las modas y de los conformismos, y da la fuerza de ser verdaderamente libres, incluso de ciertas tentaciones enmascaradas de cosas buenas. Me habéis preguntado: ¿cómo podemos estar en el mundo sin ser del mundo? Os respondo: precisamente gracias a la oración, al contacto personal con Dios. No se trata de multiplicar las palabras - ya lo decía Jesús -, sino de estar en la presencia de Dios, haciendo propias, en la mente y en el corazón, las frases del "Padre Nuestro", que abraza todos los problemas de nuestra vida, o también adorando la Eucaristía, meditando el Evangelio en nuestra habitación, o participando con recogimiento en la liturgia. Todo esto no separa de la vida, sino que ayuda a ser verdaderamente uno mismo en todo ambiente, fieles a la voz de Dios que habla a la conciencia, libres de los condicionamientos del momento. Benedicto XVI, 5 de julio de 2010. Reflexión Jesús, cuando enseña el Padre Nuestro a sus discípulos, y a nosotros a través de ellos, nos da la pauta y el camino para que nuestra oración sea escuchada por Dios: "No charléis mucho con los gentiles que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados..." Quiere decir que la oración que elevemos a Dios tiene que ser sencilla, hecha con el corazón, pensando en Dios y sus intereses, no en nosotros mismos. Por ejemplo, Es diferente orar pidiendo que me vaya bien en los negocios, aunque haya que pasar por encima de mi prójimo, a decirle a Dios en la oración que me dé la fuerza para superar esa actitud de odio o disgusto contra el tipo que ayer me gritó en la tienda cuando fui a comprar algo de despensa. En el primer ejemplo la petición está hecha en base a mis propios intereses y nada más. En el segundo, en cambio, la petición es justa porque se quiere superar un defecto propio por amor a Dios y el prójimo y no por amor a mí mismo ni mis cosas. Ahora, Dios es infinitamente misericordioso. Pero también infinitamente justo. Por eso Jesús nos advierte que cuando queramos ser perdonados tenemos que perdonar a los que nos ofenden, si es que queremos ser perdonados por Dios. Cada vez que vamos al confesionario le pedimos perdón a Dios por haberle ofendido en la persona de nuestro hermano. Y nos lo da. ¿Es que acaso no vamos a perdonar las ofensas que recibimos siendo nosotros perdonados por lo que hacemos contra Dios, que siempre es más grave? ¿Es justo que seamos siempre perdonados sin nosotros perdonar ni una vez? Por tanto, vivamos hoy y siempre coherentemente con Dios y nuestros hermanos en Cristo. Propósito Cuando se me presente una tentación para hacer o consentir el mal, rezaré de inmediato un padrenuestro. Diálogo con Cristo Jesucristo, ¡Venga tu Reino! Ésta es la aspiración de mi vida, que tu Reino se establezca y se realice en este mundo, iniciando en mi propia persona. Por eso te doy gracias por esta oración, permite que sepa escucharte, sentirte y seguirte. |
ORACIÓN PARA IMPLORAR FAVORES POR INTERCESIÓN DEL BEATO JUAN PABLO II
ORACIÓN PARA IMPLORAR FAVORES
POR INTERCESIÓN DEL BEATO
JUAN PABLO II, PAPA
Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Beato Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de tu paternidad, la gloria de la cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor.
El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna contigo.
Concédenos, por su intercesión, y si es tu voluntad, la gracia que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
miércoles, 19 de junio de 2013
ORACIÓN DE LA MAÑANA
ORACIÓN DE LA MAÑANA
Señor,
en el silencio de este día que comienza,
vengo a pedirte la paz,
la prudencia, la fuerza.
Hoy quiero mirar el mundo
con ojos llenos de amor,
ser paciente, comprensivo,
dulce y prudente.
Ver por encima de las apariencias,
a tus hijos como Tú mismo los ves,
y así no ver más que el bien
en cada uno de ellos.
Cierra mis oídos a toda calumnia,
guarda mi lengua de toda maldad,
que sólo los pensamientos caritativos
permanezcan en mi espíritu,
que sea benévolo y alegre,
que todos los que se acerquen a mí
sientan su presencia.
Revísteme de Ti, Señor,
y que a lo largo de este día yo te irradie.
Amén.
SERÁS UN TRIUNFADOR
SERÁS UN TRIUNFADOR
Cuando el egoísmo no limite tu capacidad de amar.
Cuando confíes en ti mismo aunque todos duden de ti y dejes de preocuparte por el qué dirán.
Cuando tus acciones sean tan concisas en duración como largas en resultados.
Cuando puedas renunciar a la rutina sin que ello altere el metabolismo de tu vida.
Cuando sepas distinguir una sonrisa de una burla, y prefieras la eterna lucha que la compra de la falsa victoria.
Cuando actúes por convicción y no por adulación.
Cuando puedas ser pobre sin perder tu riqueza y rico sin perder tu humildad.
Cuando sepas perdonar tan fácilmente como ahora te disculpas.
Cuando puedas caminar junto al pobre sin olvidar que es un hombre, y junto al rico sin pensar que es un dios.
Cuando sepas enfrentar tus errores tan fácil y positivamente como tus aciertos.
Cuando halles satisfacción compartiendo tu riqueza.
Cuando sepas obsequiar tu silencio a quien no te pide palabras, y tu ausencia a quien no te aprecia.
Cuando ya no debas sufrir por conocer la felicidad y no seas capaz de cambiar tus sentimientos o tus metas por el placer.
Cuando no trates de hallar las respuestas en las cosas que te rodean, sino en Dios y en tu propia persona.
Cuando aceptes los errores, cuando no pierdas la calma, entonces y sólo entonces, serás... ¡UN TRIUNFADOR!
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