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viernes, 10 de junio de 2011
ESPÍRITU SANTO: DULCE HUÉSPED DEL ALMA
jueves, 9 de junio de 2011
Acto de Contricción Amorosa al Sagrado Corazón de Jesús.
Acto de Contricción Amorosa al Sagrado Corazón de Jesús.
"!Oh Sacratísimo Corazón de Jesús, mirame postrado ante Ti, con corazón contrito y penetrado de vivo dolor, por haberte amado tan poco e injuriado con mis desvíos e ingratitudes y otras infidelidades que me han hecho indigno de vuestra misericordia y de todas las gracias y favores de vuestro puro amor.!
¡Oh Sagrado Corazón de Jesús, Salvador mío! Ejercita conmigo el oficio que te cuesta tan caro, y no se pierda el fruto de tantas penas y muerte tan dolorosa: honrarla con mi salvación, para que mi corazón pueda amarte, alabarte y glorificarte eternamente.... Si tu justicia me condena como indigno de perdón, apelaré al tribunal de tu amor dispuesta mi alma a sufrir todos los rigores antes que verse privada un instante de amarte. Corta, quema, saca, no perdones ni cuerpo ni vida si te interesa vuestra gloria. Todo tuyo soy, !oh divino y adorable Corazón! Sálvame, te suplico, y no me entregues a mí propio, en castigo de mis pecados, permitiendo que vuelva a recaer en ellos.
"!Oh¡ Mil veces morir, antes que ofenderte a Ti, a quien amo cien mil veces más que a mi vida propia".
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO: RESPIRA EN MI
RESPIRA EN MI
(S. Agustín)
Respira en mi
Oh Espíritu Santo
Para que mis pensamientos
Puedan ser todos santos.
Actúa en mí
Oh Espíritu Santo
Para que mi trabajo, también
Pueda ser santo.
Atrae mi corazón
Oh Espíritu Santo
Para que sólo ame
Lo que es santo.
Fortaléceme
Oh Espíritu Santo
Para que defienda
Todo lo que es Santo.
Guárdame pues
Oh Espíritu Santo
Para que yo siempre
Pueda ser santo.
(Traducido del inglés por Chickie Ortigas)
(S. Agustín)
Respira en mi
Oh Espíritu Santo
Para que mis pensamientos
Puedan ser todos santos.
Actúa en mí
Oh Espíritu Santo
Para que mi trabajo, también
Pueda ser santo.
Atrae mi corazón
Oh Espíritu Santo
Para que sólo ame
Lo que es santo.
Fortaléceme
Oh Espíritu Santo
Para que defienda
Todo lo que es Santo.
Guárdame pues
Oh Espíritu Santo
Para que yo siempre
Pueda ser santo.
(Traducido del inglés por Chickie Ortigas)
¿Existe Dios?
¿Existe Dios?
Un hombre ateo se dirigió al campo apara convencer a todos los habitantes del pueblo sobre la no existencia de Dios, mientras compartía sus teorías con la gente y argumentaba sobre quien le podía probar que Dios existía, un anciano se acerco y le pidió una naranja, la cual con toda paciencia pelo, y sin prisa alguna se la comió entera, cuando finalizo pregunto al hombre ateo:
Un hombre ateo se dirigió al campo apara convencer a todos los habitantes del pueblo sobre la no existencia de Dios, mientras compartía sus teorías con la gente y argumentaba sobre quien le podía probar que Dios existía, un anciano se acerco y le pidió una naranja, la cual con toda paciencia pelo, y sin prisa alguna se la comió entera, cuando finalizo pregunto al hombre ateo:
- ¿Señor podía usted decirnos a mi y a toda la gente del pueblo, como
estaba la naranja que acabo de comerme, estaba dulce o estaba amarga?-
El ateo, se ;sonrió sarcásticamente y dijo:
-Anciano como pretende usted que yo le diga a usted como estaba la naranja que usted se comió si dulce o amarga, si no fui yo quien se la comió.-
El anciano le respondió:
- Pues vera usted, así mismo es Dios no se puede decir nada acerca de
El si no lo ha probado.-
Buscadme ahora que es tiempo, dice el Señor
El que busca haya
El que toca se le abre
El que toca se le abre
Romance de la Gotita de Agua
Romance de la gotita de agua.
Cumplir siempre la Voluntad divina
Autor: Padre José Martínez Colín
Un carmelita descalzo anónimo compuso una bella historia que a continuación presento.
"Pues, he aquí que una vez, una gotita de agua en lo profundo del mar vivía con sus hermanas. Era feliz la gotita... libre y rápida bogaba por los espacios inmensos del mar de tranquilas aguas trenzando rayos de sol con blondas de espuma blanca.
¡Qué contenta se sentía, pobre gotita de agua, de ser humilde y pequeña, de vivir allí olvidada sin que nadie lo supiera, sin que nadie lo notara!
Era feliz la gotita... ni envidiosa ni envidiada, sólo un deseo tenía, sólo un anhelo expresaba... En la calma de la noche y al despertar la alborada con su voz hecha murmullo al Buen Dios así rezaba: "Señor, que se cumpla en mí siempre tu voluntad santa; yo quiero lo que Tú quieras, haz de mi cuanto te plazca...", y escuchando esta oración, Dios sonreía... y callaba.
Una tarde veraniega durmióse la mar, cansada, soñando que era un espejo de fina y de bruñida un sol de fuego lanzaba sus besos más ardorosos. Era feliz la gotita al sentirse así besada... el sol, con tiernas caricias, la atraía y elevaba hacia él y, en un momento, transformóla en nube blanda. Se reía la gotita al ver cuán alto volaba, y, dichosa, repetía su oración acostumbrada: "Cúmplase, Señor, en mí Siempre tu voluntad santa...", al escucharla el Señor se sonreía... y callaba.
Mas, llegado el crudo invierno la humilde gota de agua, estremecida de frío, notó que se congelaba y, dejando de ser nube, fue copo de nieve blanca. Era feliz la gotita cuando, volando, tornaba a la tierra, revestida de túnica inmaculada y en lo más alto de un monte posaba su leve planta. Al verse tan pura y bella llena de gozo rezaba: "Señor, que se cumpla en mí Siempre tu voluntad santa...", y allá, en lo alto del cielo Dios sonreía... y callaba.
Y llegó la primavera de mil galas ataviada; al beso dulce del sol fundióse la nieve blanca que, en arroyo convertida, saltando alegre cantaba al descender de la altura cual hilo de fina plata. Era feliz la gotita... ¡cuánto reía y gozaba cruzando prados y bosques en su acelerada marcha! y a su Dios esta oración suavemente murmuraba: "En el cielo y en el mar, en el prado o la montaña, sólo deseo, Señor, cumplir tu voluntad santa...", y Dios, al verla tan fiel, se sonreía... y callaba.
Pero un día la gotita contempló, aterrorizada, la oscura boca de un túnel que engullirla amenazaba, trató de huir, mas en vano, allí quedó encarcelada en tenebrosa mazmorra musitando en su desgracia aquella misma oración que antes, dichosa, rezaba: "Señor, que se cumpla en mí siempre tu voluntad santa... en esta noche tan negra, en esta noche tan larga en que me encuentro perdida Tú sabes lo que me aguarda, yo quiero lo Tú quieras, haz de mí cuanto te plazca...", mirándola complacido Dios sonreía... y callaba.
Pasaron día y noches y pasaron las semanas, pasaron, lentos, los meses y la gota, aprisionada en aquel túnel tan triste iba avanzado en su marcha y... fue feliz la gotita, porque cuando a Dios oraba, sentía una paz muy honda y de sí misma olvidada, vivía para cumplir de Dios la voluntad santa.
Mas, he aquí que, de pronto, quedó como deslumbrada, había vuelto a la luz y se encontró colocada en una linda jarrita que una monjita descalza depositó con amor sobre el ara consagrada. Presa de dulce emoción la pobre gota temblaba diciendo: "Yo no soy digna de vivir en esta casa, que es la casa de mi Dios y de sus esposas castas". El Señor que la vio humilde sonreía... y se acercaba.
Empezó la Eucaristía, la gotita que, admiraba, los ritos iba siguiendo, sintió que la trasladaban desde la bella jarrita hasta la copa dorada del cáliz de salvación y, con el vino mezclada, en puro arrobo de amor repetía su plegaria: "Señor que se cumpla en mí siempre tu voluntad santa...", y sonreía el Señor, sonreía... y se acercaba.
Llegado ya el gran momento, resonaron las palabras más sublimes que en la tierra pudieron ser pronunciadas, y el altar se hizo Belén en el Vino y la Hostia santa. Y... ¿qué fue de la gotita...? ¡Feliz gotita de agua! Sintió el abrazo divino que hacia Sí la arrebataba mientras, por última vez mansamente suspiraba: "Señor, que se cumpla en mí siempre tu voluntad santa...", y, al escucharla su Dios sonreía... y la besaba, con un beso tan ardiente que el "Todo" absorbió a la "nada" y en la sangre de Jesús la dejó transubstanciada.
Esta es la pequeña historia de una gotita de agua que quiso siempre cumplir de Dios la voluntad santa”.
Autor: Padre José Martínez Colín
Un carmelita descalzo anónimo compuso una bella historia que a continuación presento.
"Pues, he aquí que una vez, una gotita de agua en lo profundo del mar vivía con sus hermanas. Era feliz la gotita... libre y rápida bogaba por los espacios inmensos del mar de tranquilas aguas trenzando rayos de sol con blondas de espuma blanca.
¡Qué contenta se sentía, pobre gotita de agua, de ser humilde y pequeña, de vivir allí olvidada sin que nadie lo supiera, sin que nadie lo notara!
Era feliz la gotita... ni envidiosa ni envidiada, sólo un deseo tenía, sólo un anhelo expresaba... En la calma de la noche y al despertar la alborada con su voz hecha murmullo al Buen Dios así rezaba: "Señor, que se cumpla en mí siempre tu voluntad santa; yo quiero lo que Tú quieras, haz de mi cuanto te plazca...", y escuchando esta oración, Dios sonreía... y callaba.
Una tarde veraniega durmióse la mar, cansada, soñando que era un espejo de fina y de bruñida un sol de fuego lanzaba sus besos más ardorosos. Era feliz la gotita al sentirse así besada... el sol, con tiernas caricias, la atraía y elevaba hacia él y, en un momento, transformóla en nube blanda. Se reía la gotita al ver cuán alto volaba, y, dichosa, repetía su oración acostumbrada: "Cúmplase, Señor, en mí Siempre tu voluntad santa...", al escucharla el Señor se sonreía... y callaba.
Mas, llegado el crudo invierno la humilde gota de agua, estremecida de frío, notó que se congelaba y, dejando de ser nube, fue copo de nieve blanca. Era feliz la gotita cuando, volando, tornaba a la tierra, revestida de túnica inmaculada y en lo más alto de un monte posaba su leve planta. Al verse tan pura y bella llena de gozo rezaba: "Señor, que se cumpla en mí Siempre tu voluntad santa...", y allá, en lo alto del cielo Dios sonreía... y callaba.
Y llegó la primavera de mil galas ataviada; al beso dulce del sol fundióse la nieve blanca que, en arroyo convertida, saltando alegre cantaba al descender de la altura cual hilo de fina plata. Era feliz la gotita... ¡cuánto reía y gozaba cruzando prados y bosques en su acelerada marcha! y a su Dios esta oración suavemente murmuraba: "En el cielo y en el mar, en el prado o la montaña, sólo deseo, Señor, cumplir tu voluntad santa...", y Dios, al verla tan fiel, se sonreía... y callaba.
Pero un día la gotita contempló, aterrorizada, la oscura boca de un túnel que engullirla amenazaba, trató de huir, mas en vano, allí quedó encarcelada en tenebrosa mazmorra musitando en su desgracia aquella misma oración que antes, dichosa, rezaba: "Señor, que se cumpla en mí siempre tu voluntad santa... en esta noche tan negra, en esta noche tan larga en que me encuentro perdida Tú sabes lo que me aguarda, yo quiero lo Tú quieras, haz de mí cuanto te plazca...", mirándola complacido Dios sonreía... y callaba.
Pasaron día y noches y pasaron las semanas, pasaron, lentos, los meses y la gota, aprisionada en aquel túnel tan triste iba avanzado en su marcha y... fue feliz la gotita, porque cuando a Dios oraba, sentía una paz muy honda y de sí misma olvidada, vivía para cumplir de Dios la voluntad santa.
Mas, he aquí que, de pronto, quedó como deslumbrada, había vuelto a la luz y se encontró colocada en una linda jarrita que una monjita descalza depositó con amor sobre el ara consagrada. Presa de dulce emoción la pobre gota temblaba diciendo: "Yo no soy digna de vivir en esta casa, que es la casa de mi Dios y de sus esposas castas". El Señor que la vio humilde sonreía... y se acercaba.
Empezó la Eucaristía, la gotita que, admiraba, los ritos iba siguiendo, sintió que la trasladaban desde la bella jarrita hasta la copa dorada del cáliz de salvación y, con el vino mezclada, en puro arrobo de amor repetía su plegaria: "Señor que se cumpla en mí siempre tu voluntad santa...", y sonreía el Señor, sonreía... y se acercaba.
Llegado ya el gran momento, resonaron las palabras más sublimes que en la tierra pudieron ser pronunciadas, y el altar se hizo Belén en el Vino y la Hostia santa. Y... ¿qué fue de la gotita...? ¡Feliz gotita de agua! Sintió el abrazo divino que hacia Sí la arrebataba mientras, por última vez mansamente suspiraba: "Señor, que se cumpla en mí siempre tu voluntad santa...", y, al escucharla su Dios sonreía... y la besaba, con un beso tan ardiente que el "Todo" absorbió a la "nada" y en la sangre de Jesús la dejó transubstanciada.
Esta es la pequeña historia de una gotita de agua que quiso siempre cumplir de Dios la voluntad santa”.
miércoles, 8 de junio de 2011
PLEGARIA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Plegaria de Reparación al Sagrado Corazón de Jesús
"!Oh Sagrado Corazón¡ Bien merecidos tienes los servicios y amores de todos los corazones a quienes has querido, amado y obligado hasta lo infinito, y !ay¡, no recibes de ellos más que ingratitudes y desvíos, sobre todo de mi corazón, que tiene tan merecido tu enojo. Pero como eres un Corazón de amor, y, por lo tanto, un Corazón de bondad, de esa misma bondad quiero valerme para mi reconciliación, y perdón...¡Oh dulcísimo Corazón! Si el dolor y confusión de un corazón que reconoce su error, es capaz de satifascerte, perdona a mi corazón, porque este es el estado a que le tienen reducido su infidelidad y el poco cuidado que pone en agradarte con sus amores.
Corazón de mi Dios, Corazón Santísimo, Corazón a quien solo incumbe el perdonar a pecadores: perdona, perdona, te lo ruego, a este pobre y miserable corazón.... Todas mis potencias se me juntan en u na para hacerte humildemente este homenaje de reparación.
"¡Oh Corazón de mi Jesús! Yo te entrego y consagro en este instante todo mi amor, con su propio manantial, que es mi Corazón, te lo entrego irrevocablemente a tu voluntad, bien que con grandísima confusión, pues menosprecié por tanto tiempo la riqueza de tus bienes."
Suplico a los más ardientes serfaines que ofrezcan a mi Dios las santas llamas en que se abrasan y reparen con ellas la poquedad del amor mío y de todas las criaturas. "
Amén.
Sta. Margarita María de Alacoque
Se busca un Santo...
Se busca un Santo...
Perdóname, Señor, que venga a molestarte, pero se me acaba de ocurrir una idea:
Dicen que tienes necesidad de un Santo y pienso que tal vez podría servirte yo... Vengo, pues, a ofrecerme para tal empleo; creo que podría cumplir bien esa ocupación.
A pesar de lo que digan, el mundo está lleno de personas perfectas.
Hay muchos que te ofrecen tantos sacrificios que, para que no te equivoques al contarlos, los marcan con pequeñas cruces en un cuadernillo. A mí, la verdad, no me gustan los sacrificios, me fastidian enormemente...
Lo que te he dado, Señor, tú sabes bien que lo has cogido tú mismo sin pedirme permiso y, lo más que yo he hecho, ha sido no protestar..Hay también otros que se corrigen de un defecto por semana y ¡claro! serán forzosamente perfectos al cabo de un trimestre.
Pero yo no tengo suficiente confianza en mí para hacer eso, ¿quién sabe si perseveraré al cabo de la primera semana? ¡Soy tan impulsivo, Dios mío!. Por eso, prefiero quedarme con mis defectos, aunque usándolos lo menos posible...
Las personas perfectas tienen tantas cualidades, que no hay sitio en su alma para otra cosa y por lo tanto nunca llegaran a ser Santos. Además, tampoco tienen ganas de serlo por miedo a faltar a la humildad.
Pero un Santo, Señor, yo creo que es ser un vaso vacío, que tú llenarás de tu gracia, con el amor que desborda tu Corazón, con la santidad de los Tres...Mira, Señor, que yo soy eso: un vaso vacío, sin nada; sólo hay un poco de fango estancado en el fondo y no está muy limpio, ya lo sé...
Pero seguro que ahí arriba tú tienes algún detergente celestial! y además, ¿para qué serviría el Agua de tu Costado sino para lavarlo antes de usarlo?.Pero si tampoco tú quieres de mí, Señor, no insistiré... Piensa, sin embargo, en mi propuesta, que va en serio.
Cuando vayas a tu bodega a sacar el vino de tu amor, acuérdate que, en cierto lugar de la tierra, tienes un pequeño vaso a tu disposición.
Y YO... ¿QUÉ HAGO?
CURRÍCULUM VITAE DE DIOS
Currículum Vitae de Dios
DIOS
«Nadie lo hace mejor»
Omnipresente
En todas partes; en todo lugar 00000
Teléfono: (777) JEREMIAS 33:3
A quien corresponda:
He sabido que busca un director para su vida. Me interesa ese puesto.
Soy el más capacitado de los candidatos al puesto de gerente de la vida. Es más, soy el único que se ha desempeñado en dicha labor con éxito.
Fui el primer gerente de seres humanos. No solo eso: Yo mismo los creé. Por tanto, es natural que sepa cómo funcionan y qué necesitan para operar con la máxima eficiencia y nivel de felicidad. Sería como tener de mecánico personal al fabricante del automóvil que se conduce.
Si es la primera vez que toma en consideración los servicios del que suscribe, le explico que Mi salario ya está pagado por la sangre que derramó Mi Hijo Jesús en la cruz. Lo que le pido es que reconozca que fue suficiente para pagar todos sus pecados y su independencia de Mí.
Lo siguiente que le solicito es permiso para arreglar lo que esté mal en su vida, a fin de que disfrute plenamente de la existencia que le he dado. Cuente con grandes transformaciones. Pero no tiene de qué preocuparse. Me encargaré de efectuar los cambios necesarios, a Mi manera y en el momento en que lo juzgue más conveniente, sin costo adicional. La otra buena noticia es que le infundiré deseos diferentes y le daré valor y voluntad para efectuar los cambios pertinentes, que no serán sino mejoras.
Sírvase no intervenir. No intente ayudarme ni se me oponga. Lo único que necesito es su plena entrega y colaboración. Con ellas, no habrá problemas ni demoras. No quedará decepcionado.
Atentamente,
DIOS
P.D.: Si necesita ver Mis referencias, tenga la voluntad de observar los cielos y la tierra que creé.
El mejor gerente es el que explica por qué desempeña una labor excelente.
DIOS
«Nadie lo hace mejor»
Omnipresente
En todas partes; en todo lugar 00000
Teléfono: (777) JEREMIAS 33:3
A quien corresponda:
He sabido que busca un director para su vida. Me interesa ese puesto.
Soy el más capacitado de los candidatos al puesto de gerente de la vida. Es más, soy el único que se ha desempeñado en dicha labor con éxito.
Fui el primer gerente de seres humanos. No solo eso: Yo mismo los creé. Por tanto, es natural que sepa cómo funcionan y qué necesitan para operar con la máxima eficiencia y nivel de felicidad. Sería como tener de mecánico personal al fabricante del automóvil que se conduce.
Si es la primera vez que toma en consideración los servicios del que suscribe, le explico que Mi salario ya está pagado por la sangre que derramó Mi Hijo Jesús en la cruz. Lo que le pido es que reconozca que fue suficiente para pagar todos sus pecados y su independencia de Mí.
Lo siguiente que le solicito es permiso para arreglar lo que esté mal en su vida, a fin de que disfrute plenamente de la existencia que le he dado. Cuente con grandes transformaciones. Pero no tiene de qué preocuparse. Me encargaré de efectuar los cambios necesarios, a Mi manera y en el momento en que lo juzgue más conveniente, sin costo adicional. La otra buena noticia es que le infundiré deseos diferentes y le daré valor y voluntad para efectuar los cambios pertinentes, que no serán sino mejoras.
Sírvase no intervenir. No intente ayudarme ni se me oponga. Lo único que necesito es su plena entrega y colaboración. Con ellas, no habrá problemas ni demoras. No quedará decepcionado.
Atentamente,
DIOS
P.D.: Si necesita ver Mis referencias, tenga la voluntad de observar los cielos y la tierra que creé.
El mejor gerente es el que explica por qué desempeña una labor excelente.
martes, 7 de junio de 2011
ASPIRACIONES AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Aspiraciones al Sagrado Corazón de Jesús
Salve, Corazón de mi Jesús, sálvame.
Salve, Corazón de mi Creador, perfeccioname.
Salve, Corazón de mi Salvador, rescátame.
Salve, Corazón de mi Juez, perdóname.
Salve, Corazón de mi Padre, gobiérname.
Salve, Corazón de mi Esposo, ámame.
Salve, Corazón de mi Maestro, enséñame.
Salve, Corazón de mi Rey, coróname.
Salve, Corazón de mi Bienechor, enriquéceme.
Salve, Corazón de mi Pastor, guárdame.
Salve, Corazón de mi Hermano, acompáñame.
Salve, Corazón todo Caridad, abrázame.
¡Oh Jesús, mi soberano bien!, yo te amo, no por el galardón prometido, sino puramente por amor de Ti, yo te amo sobre todo cuanto hay de amable y más que a mí mismo. A la faz del cielo y del a tierra protesto que, aunque para vivir amándote tenga que ser perseguido y debe hacer cara a la muerte, ayudado por tu gracia repetiré siempre como San Pablo: no hay criatura alguna que sea capaz de apartarme de la caridad del Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, a quien amo y quiero amar eternamente, amén.
Sta. Margarita María de Alacoque.
LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO
Dones del Espíritu Santo
Los dones del Espíritu Santo son hábitos sobrenaturales infundidos por Dios en las potencias del alma para recibir y secundar con facilidad las mociones del propio Espíritu Santo al modo divino o sobrehumano.
Los dones son infundidos por Dios. El alma no podría adquirir los dones por sus propias fuerzas ya que transcienden infinitamente todo el orden puramente natural. Los dones los poseen en algún grado todas las almas en gracia. Es incompatible con el pecado mortal.
El Espíritu Santo actúa los dones directa e inmediatamente como causa motora y principal, a diferencia de las virtudes infusas que son movidas o actuadas por el mismo hombre como causa motora y principal, aunque siempre bajo la previa moción de una gracia actual.
Los dones perfeccionan el acto sobrenatural de las las virtudes infusas.
Por la moción divina de los dones, el Espíritu Santo, inhabitante en el alma, rige y gobierna inmediatamente nuestra vida sobrenatural. Ya no es la razón humana la que manda y gobierna; es el Espíritu Santo mismo, que actúa como regla, motor y causa principal única de nuestros actos virtuosos, poniendo en movimiento todo el organismo de nuestra vida sobrenatural hasta llevarlo a su pleno desarrollo.
Los dones son infundidos por Dios. El alma no podría adquirir los dones por sus propias fuerzas ya que transcienden infinitamente todo el orden puramente natural. Los dones los poseen en algún grado todas las almas en gracia. Es incompatible con el pecado mortal.
El Espíritu Santo actúa los dones directa e inmediatamente como causa motora y principal, a diferencia de las virtudes infusas que son movidas o actuadas por el mismo hombre como causa motora y principal, aunque siempre bajo la previa moción de una gracia actual.
Los dones perfeccionan el acto sobrenatural de las las virtudes infusas.
Por la moción divina de los dones, el Espíritu Santo, inhabitante en el alma, rige y gobierna inmediatamente nuestra vida sobrenatural. Ya no es la razón humana la que manda y gobierna; es el Espíritu Santo mismo, que actúa como regla, motor y causa principal única de nuestros actos virtuosos, poniendo en movimiento todo el organismo de nuestra vida sobrenatural hasta llevarlo a su pleno desarrollo.
El Catecismo nos habla escuetamente, simplemente los enumera y dice:
1º DON DE SABIDURíA: No es para que sepamos muchísimo de muchas cosas; sino para perfeccionar en nosotros ni más ni menos que el amor, la caridad. Las almas privilegiadas que de manera habitual han recibido ese don han amado a Dios como no tenemos ni idea; han aparecido ante el mundo como unos loquitos que eran capaces de hacer por Dios y por la gente gestos heroicos. Díganme si un misionero no necesita de este don del Espíritu Santo, cuando las exigencias de la Misión casi siempre, de manera habitual, han de ser heroicas.
2º DON DE ENTENDIMIENTO: Potencia y cómo que dispara la virtud de la fe. Con él se entienden de manera admirable lo más profundos misterios; se comprende por ejemplo la santidad de la Virgen María; la grandeza de la Santa Misa, y su valor infinito... por medio de ese admirable don se ilumina nuestro entendimiento y nos confiere una fuerza y una eficacia santificadora, tal como la necesita el evangelizador, el que se entrega a la causa estupenda de dar a conocer al mundo a Cristo el Señor, su Vida y su Evangelio; al que deja su vida en los campos de las Misiones.
3º DON DE CIENCIA: Se trata de la ciencia verdadera, de la que viene y va a Dios en directo. Por supuesto que también perfecciona la fe que debemos transmitir a los demás, como el mejor servicio que se le puede prestar a los hombres, de acuerdo con Juan Pablo II. Esta ciencia nos enseña “a juzgar rectamente de las cosas creadas”. El “hermano sol y la hermana luna” se las inventó el corazón de San Francisco de Asís con esta ciencia, que merece la vida entera por conocerla y gustarla. El misionero vive en pleno contacto con la naturaleza y sus maravillas; y todo le ayuda para entender mejor el amor de Dios y explicárselo con fuego a quienes nunca supieron que tenían en los cielos un Padre bondadoso que es puro Amor.
4º DON DE CONSEJO: Gracias, en buena parte, a este regalo del Espíritu los misioneros fueron a parar a territorios que ni sabían dónde quedaban en la geografía de los continentes o países. Allí fueron a dar con sus huesos y con su enorme carga de fe y de amor, guiados, quizá sin saberlo, por el consejo sutil y cierto del Espíritu Santo. Ayuda mucho, pero mucho, a esa virtud tan rara y muy pocas veces tomada en cuenta que es la prudencia, virtud casi desconocida y raras veces empleada en nuestro vivir y en nuestro actuar. Nuestras grandes determinaciones en la vida están o deben estar signadas por el don de Consejo, si es que no queremos fracasar con nuestras propias loqueras o nuestros criterios personales.
5º DON DE PIEDAD: No es expresamente para formar monaguillos piadosos –que tampoco debe ser cosa fácil- sino que con este don, el Espíritu nos hace descubrir a Dios como Padre y quererle con todas nuestras fuerzas; de paso nos estimula a querer a nuestros hermanos, como Teresa de Calcuta quería a los leprosos. Es la vida ordinaria del misionero. Gentes que no conocen de nada ni la entienden en su cultura, ni saben de su idioma, y se fajan, sin embargo, a conocer, amar y ayudar en cuerpo y alma, a pequeños Cristos que se le han cruzado en el camino de su vocación misionera. El don de piedad actúa como un auténtico milagro en el corazón del misionero. (Cuando se habla del misionero, se entiende por igual de la misionera, de la persona consagrada o del laico comprometido. Los dones no tienen género. Son del Espíritu Santo y basta).
6º DON DE FORTALEZA: Se trata de una fuerza del Espíritu Santo que resiste y acomete según la necesidad del momento. Es bueno recordar que la fortaleza es una de las virtudes cardinales ¿Se acuerda usted por dónde anda eso en el catecismo que estudió? Pues aunque no se acuerde nadie, ni lo tome demasiado en serio, el Espíritu Santo, sí; él concede una fuerza y un valor increíble a quienes asiste en los trances más difíciles de la vida. Necesitamos todos urgentemente y casi en cada momento, de esta fuerza única que resiste el mal; el que sacude al mundo y a sus gentes como un huracán y tiende a destruirlo y borrarlo del mapa de la vida.
Resistir el mal y hacer siempre el bien, sin cansarnos como nos enseña San Pablo. Las causas de Dios son empinadas, costosas; exigen muchas veces la vida misma. Por algo la Iglesia creció con la sangre de sus mártires. Pura fortaleza de Dios; don bellísimo y absolutamente necesario en nuestros tiempos.
7º DON DE TEMOR A DIOS: También el temor es necesario; pero es un temor pleno de amor; es un susto justificado de perder la amistad de nuestro Padre Dios y de nuestro Hermano Jesús. Un enamorado tiembla sólo con pensar en que puede perder a su amor; a la persona que es razón de su vida. Se trata de un temor filial, el temor de Dios. Por supuesto que, si al perder al Dios se pierde el cielo donde él habita con sus santos, se puede uno imaginar lo terrible que tiene que ocurrir en el corazón de un misionero, si después de una entrega heroica y sin límites se queda del lado de afuera. San Pablo lo sintió y debió temblar como la hoja en el árbol. Temía que predicando a los demás, él mismo pudiera ser borrado del libro de la vida. El don de temor es sano, muy digno de que lo tomemos en cuenta y de pedírselo al Espíritu Santo junto con los demás dones y regalos que él nos hace.
Es bueno que hablemos del Espíritu Santo; descubramos su presencia en nuestros corazones y agradezcamos el milagro amoroso de revivir dentro de nosotros, con esa suavidad y fortaleza, solo perceptible cuando nos entregamos a El como Abogado nuestro ante el Padre, que no cesa de interceder por nosotros “con gemidos inefables”.
¡VEN ESPIRITU SANTO Y LLENA NUESTROS CORAZONES CON EL FUEGO DE TU AMOR!
1º DON DE SABIDURíA: No es para que sepamos muchísimo de muchas cosas; sino para perfeccionar en nosotros ni más ni menos que el amor, la caridad. Las almas privilegiadas que de manera habitual han recibido ese don han amado a Dios como no tenemos ni idea; han aparecido ante el mundo como unos loquitos que eran capaces de hacer por Dios y por la gente gestos heroicos. Díganme si un misionero no necesita de este don del Espíritu Santo, cuando las exigencias de la Misión casi siempre, de manera habitual, han de ser heroicas.
2º DON DE ENTENDIMIENTO: Potencia y cómo que dispara la virtud de la fe. Con él se entienden de manera admirable lo más profundos misterios; se comprende por ejemplo la santidad de la Virgen María; la grandeza de la Santa Misa, y su valor infinito... por medio de ese admirable don se ilumina nuestro entendimiento y nos confiere una fuerza y una eficacia santificadora, tal como la necesita el evangelizador, el que se entrega a la causa estupenda de dar a conocer al mundo a Cristo el Señor, su Vida y su Evangelio; al que deja su vida en los campos de las Misiones.
3º DON DE CIENCIA: Se trata de la ciencia verdadera, de la que viene y va a Dios en directo. Por supuesto que también perfecciona la fe que debemos transmitir a los demás, como el mejor servicio que se le puede prestar a los hombres, de acuerdo con Juan Pablo II. Esta ciencia nos enseña “a juzgar rectamente de las cosas creadas”. El “hermano sol y la hermana luna” se las inventó el corazón de San Francisco de Asís con esta ciencia, que merece la vida entera por conocerla y gustarla. El misionero vive en pleno contacto con la naturaleza y sus maravillas; y todo le ayuda para entender mejor el amor de Dios y explicárselo con fuego a quienes nunca supieron que tenían en los cielos un Padre bondadoso que es puro Amor.
4º DON DE CONSEJO: Gracias, en buena parte, a este regalo del Espíritu los misioneros fueron a parar a territorios que ni sabían dónde quedaban en la geografía de los continentes o países. Allí fueron a dar con sus huesos y con su enorme carga de fe y de amor, guiados, quizá sin saberlo, por el consejo sutil y cierto del Espíritu Santo. Ayuda mucho, pero mucho, a esa virtud tan rara y muy pocas veces tomada en cuenta que es la prudencia, virtud casi desconocida y raras veces empleada en nuestro vivir y en nuestro actuar. Nuestras grandes determinaciones en la vida están o deben estar signadas por el don de Consejo, si es que no queremos fracasar con nuestras propias loqueras o nuestros criterios personales.
5º DON DE PIEDAD: No es expresamente para formar monaguillos piadosos –que tampoco debe ser cosa fácil- sino que con este don, el Espíritu nos hace descubrir a Dios como Padre y quererle con todas nuestras fuerzas; de paso nos estimula a querer a nuestros hermanos, como Teresa de Calcuta quería a los leprosos. Es la vida ordinaria del misionero. Gentes que no conocen de nada ni la entienden en su cultura, ni saben de su idioma, y se fajan, sin embargo, a conocer, amar y ayudar en cuerpo y alma, a pequeños Cristos que se le han cruzado en el camino de su vocación misionera. El don de piedad actúa como un auténtico milagro en el corazón del misionero. (Cuando se habla del misionero, se entiende por igual de la misionera, de la persona consagrada o del laico comprometido. Los dones no tienen género. Son del Espíritu Santo y basta).
6º DON DE FORTALEZA: Se trata de una fuerza del Espíritu Santo que resiste y acomete según la necesidad del momento. Es bueno recordar que la fortaleza es una de las virtudes cardinales ¿Se acuerda usted por dónde anda eso en el catecismo que estudió? Pues aunque no se acuerde nadie, ni lo tome demasiado en serio, el Espíritu Santo, sí; él concede una fuerza y un valor increíble a quienes asiste en los trances más difíciles de la vida. Necesitamos todos urgentemente y casi en cada momento, de esta fuerza única que resiste el mal; el que sacude al mundo y a sus gentes como un huracán y tiende a destruirlo y borrarlo del mapa de la vida.
Resistir el mal y hacer siempre el bien, sin cansarnos como nos enseña San Pablo. Las causas de Dios son empinadas, costosas; exigen muchas veces la vida misma. Por algo la Iglesia creció con la sangre de sus mártires. Pura fortaleza de Dios; don bellísimo y absolutamente necesario en nuestros tiempos.
7º DON DE TEMOR A DIOS: También el temor es necesario; pero es un temor pleno de amor; es un susto justificado de perder la amistad de nuestro Padre Dios y de nuestro Hermano Jesús. Un enamorado tiembla sólo con pensar en que puede perder a su amor; a la persona que es razón de su vida. Se trata de un temor filial, el temor de Dios. Por supuesto que, si al perder al Dios se pierde el cielo donde él habita con sus santos, se puede uno imaginar lo terrible que tiene que ocurrir en el corazón de un misionero, si después de una entrega heroica y sin límites se queda del lado de afuera. San Pablo lo sintió y debió temblar como la hoja en el árbol. Temía que predicando a los demás, él mismo pudiera ser borrado del libro de la vida. El don de temor es sano, muy digno de que lo tomemos en cuenta y de pedírselo al Espíritu Santo junto con los demás dones y regalos que él nos hace.
Es bueno que hablemos del Espíritu Santo; descubramos su presencia en nuestros corazones y agradezcamos el milagro amoroso de revivir dentro de nosotros, con esa suavidad y fortaleza, solo perceptible cuando nos entregamos a El como Abogado nuestro ante el Padre, que no cesa de interceder por nosotros “con gemidos inefables”.
¡VEN ESPIRITU SANTO Y LLENA NUESTROS CORAZONES CON EL FUEGO DE TU AMOR!
Ofensas enterradas...
Ofensas enterradas
Autor: Carol Parrott
Un buen día yo enterré una ofensa que dolía. Creí que podría olvidarla si la dejaba escondida. El agravio iba creciendo. Cada día lo tapaba. No logré dejarlo atrás.
Mucho, mucho me costaba.La alegría me abandonó, no conocí sino penas. Incapaz era de amar, tenía el alma en cadenas. A la vera de aquel hoyo clamé con el alma a Dios: «Sana esta herida profunda, Tú que eres el Dios de amor».
Sentí entonces Su presencia; en Sus brazos me sentí.
Enjugó mis agrias lágrimas, hizo azul el cielo gris. Sincerándome con Él, le expliqué mi gran afrenta.
Me prestó Su atento oído mientras yo le daba cuenta. Cavé, ahondé y arranqué la afrenta que me oprimía, y entregándola el Maestro libre al fin quedé aquel día.
Así fue como Él quitó la negrura de mi alma y algo hermoso fue a nacer; donde había estado la llaga. Cuando vi en qué convirtió mi tormento y mi pesar, aprendí a dárselo a Él y no enterrarlo jamás.
Autor: Carol Parrott
Un buen día yo enterré una ofensa que dolía. Creí que podría olvidarla si la dejaba escondida. El agravio iba creciendo. Cada día lo tapaba. No logré dejarlo atrás.
Mucho, mucho me costaba.La alegría me abandonó, no conocí sino penas. Incapaz era de amar, tenía el alma en cadenas. A la vera de aquel hoyo clamé con el alma a Dios: «Sana esta herida profunda, Tú que eres el Dios de amor».
Sentí entonces Su presencia; en Sus brazos me sentí.
Enjugó mis agrias lágrimas, hizo azul el cielo gris. Sincerándome con Él, le expliqué mi gran afrenta.
Me prestó Su atento oído mientras yo le daba cuenta. Cavé, ahondé y arranqué la afrenta que me oprimía, y entregándola el Maestro libre al fin quedé aquel día.
Así fue como Él quitó la negrura de mi alma y algo hermoso fue a nacer; donde había estado la llaga. Cuando vi en qué convirtió mi tormento y mi pesar, aprendí a dárselo a Él y no enterrarlo jamás.
lunes, 6 de junio de 2011
¿QUIÉN ES EL ESPÍRITU SANTO?
¿Quién es el Espíritu Santo?
Pregunta: "¿Quién o qué es el Espíritu Santo? He visto este nombre en vuestra web y en unos cuantos sitios mas"
Nuestra respuesta: El Espíritu Santo es una persona real que vino a vivir dentro de los verdaderos seguidores de Jesucristo después de que Jesús resucitara de la muerte y subió a los cielos (Hechos 2). Jesús dijo a sus discípulos...
"Y yo pediré al Padre que os envíe otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con vosotros. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo conocen; pero vosotros lo conocéis, porque él está con vosotros y permanecerá siempre en vosotros. No voy a dejaros abandonados: volveré para estar con vosotros." (Juan 14:16-18)
El Espíritu Santo no es superficial ni una sombra celestial, tampoco una fuerza impersonal. Es una persona igual del mismo modo que Dios el Padre y Dios el Hijo. Es considerado el tercer miembro de la trinidad. Jesús dijo a sus apóstoles...
"Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced mis discípulos a todos los habitantes del mundo; bautizadlos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñadles a cumplir todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estaré todos los días, hasta el fin del mundo." (Mateo 28: 18-20)
Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y todas las cualidades divinas atribuidas al Padre y al Hijo, son igualmente atribuidas al Espíritu Santo. Cuando una persona nace de nuevo por creer y recibir a Jesús (Juan 1:12-13; Juan 3:3-21), Dios habita en esa persona a través del Espíritu Santo (1ª Corintios 3:16). El Espíritu Santo tiene intelecto (1ª Corintios 2:11), emoción (Romanos 15:30), y voluntad propia (1ª Corintios 12:11)
La función principal del Espíritu Santo es ser el testigo de Jesús (Juan 15:26; 16:14). Él habla a los corazones de la gente la verdad de Jesús. El Espíritu Santo además actúa como maestro de los cristianos (1ª Corintios 2: 9-14). Les revela la voluntad de Dios y la verdad de Dios. Jesús dijo a sus discípulos...
"Pero el Espíritu Santo, el Defensor que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho." (Juan 14:26)
"Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oye y os hará saber las cosas que van a suceder." (Juan 16:13)
El Espíritu Santo ha sido dado para vivir dentro de quienes creen en Jesús, con la función de reflejar el carácter de Dios en la vida de un creyente. De forma que no podamos hacerlo a nuestra manera, el Espíritu Santo impartirá en nuestras vidas amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio (Gálatas 5:22-23). Por encima de intentar ser amado, paciente, amable, Dios nos pide que dependamos en Él para que reflejemos estas cualidades en nuestras vidas. De esta manera, los Cristianos lo llaman vivir en el Espíritu (Gálatas 5:25) y ser llenados con el Espíritu Santo (Efesios 5:18). Y el Espíritu Santo da las fuerzas a los cristianos para cumplir los tareas o misiones ministeriales que dan lugar al crecimiento espiritual en los Cristianos (Romanos 12; 1ª Corintios 12; Efesios 4)
El Espíritu Santo además hace una función para los no son cristianos. Él los convence hablando directamente a los corazones de la gente de la verdad de Dios respecto a que son pecadores -y que necesitan el perdón de Dios; la honradez de Jesús - Él murió en nuestro lugar, por nuestros pecados; y que Dios juzgará al mundo y aquellos que no le conocen (Juan 16: 8-11). El Espíritu Santo habla directamente a los corazones y mentes, pidiéndonos que nos arrepintamos y nos volvamos a Dios para que nos perdone y nos dé nueva vida.
Pregunta: "¿Quién o qué es el Espíritu Santo? He visto este nombre en vuestra web y en unos cuantos sitios mas"
Nuestra respuesta: El Espíritu Santo es una persona real que vino a vivir dentro de los verdaderos seguidores de Jesucristo después de que Jesús resucitara de la muerte y subió a los cielos (Hechos 2). Jesús dijo a sus discípulos...
"Y yo pediré al Padre que os envíe otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con vosotros. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo conocen; pero vosotros lo conocéis, porque él está con vosotros y permanecerá siempre en vosotros. No voy a dejaros abandonados: volveré para estar con vosotros." (Juan 14:16-18)
El Espíritu Santo no es superficial ni una sombra celestial, tampoco una fuerza impersonal. Es una persona igual del mismo modo que Dios el Padre y Dios el Hijo. Es considerado el tercer miembro de la trinidad. Jesús dijo a sus apóstoles...
"Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced mis discípulos a todos los habitantes del mundo; bautizadlos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñadles a cumplir todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estaré todos los días, hasta el fin del mundo." (Mateo 28: 18-20)
Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y todas las cualidades divinas atribuidas al Padre y al Hijo, son igualmente atribuidas al Espíritu Santo. Cuando una persona nace de nuevo por creer y recibir a Jesús (Juan 1:12-13; Juan 3:3-21), Dios habita en esa persona a través del Espíritu Santo (1ª Corintios 3:16). El Espíritu Santo tiene intelecto (1ª Corintios 2:11), emoción (Romanos 15:30), y voluntad propia (1ª Corintios 12:11)
La función principal del Espíritu Santo es ser el testigo de Jesús (Juan 15:26; 16:14). Él habla a los corazones de la gente la verdad de Jesús. El Espíritu Santo además actúa como maestro de los cristianos (1ª Corintios 2: 9-14). Les revela la voluntad de Dios y la verdad de Dios. Jesús dijo a sus discípulos...
"Pero el Espíritu Santo, el Defensor que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho." (Juan 14:26)
"Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oye y os hará saber las cosas que van a suceder." (Juan 16:13)
El Espíritu Santo ha sido dado para vivir dentro de quienes creen en Jesús, con la función de reflejar el carácter de Dios en la vida de un creyente. De forma que no podamos hacerlo a nuestra manera, el Espíritu Santo impartirá en nuestras vidas amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio (Gálatas 5:22-23). Por encima de intentar ser amado, paciente, amable, Dios nos pide que dependamos en Él para que reflejemos estas cualidades en nuestras vidas. De esta manera, los Cristianos lo llaman vivir en el Espíritu (Gálatas 5:25) y ser llenados con el Espíritu Santo (Efesios 5:18). Y el Espíritu Santo da las fuerzas a los cristianos para cumplir los tareas o misiones ministeriales que dan lugar al crecimiento espiritual en los Cristianos (Romanos 12; 1ª Corintios 12; Efesios 4)
El Espíritu Santo además hace una función para los no son cristianos. Él los convence hablando directamente a los corazones de la gente de la verdad de Dios respecto a que son pecadores -y que necesitan el perdón de Dios; la honradez de Jesús - Él murió en nuestro lugar, por nuestros pecados; y que Dios juzgará al mundo y aquellos que no le conocen (Juan 16: 8-11). El Espíritu Santo habla directamente a los corazones y mentes, pidiéndonos que nos arrepintamos y nos volvamos a Dios para que nos perdone y nos dé nueva vida.
UN CORAZÓN QUE ESCUCHE...
Un corazón que escuche
Un médico psicólogo atendía una consulta en un hospital... sus pacientes eran adolescentes... Cierto día le derivaron un joven de 14 años que desde hacía un año no pronunciaba palabra y estaba internado en un orfanato...
Cuando era muy pequeño, su padre murió... vivió con su madre y abuelo hasta hacía un año... a los 13 muere su abuelo, y tres meses después su madre en un accidente... Sólo llegaba al consultorio y se sentaba mirando las paredes, sin hablar. Estaba pálido y nervioso...
Este médico no podía hacerlo hablar. Comprendió que el dolor del muchacho era tan grande que le impedía expresarse, y él, por más que le dijera algo, tampoco serviría de mucho.
Optó por sentarse y observarlo en silencio, acompañando su dolor.... Después de la segunda consulta, cuando el muchacho se retiraba, el doctor le puso una mano en el hombro: "Ven la semana próxima si gustas... duele ¿verdad?..." El muchacho lo miró, no se había sobresaltado ni nada... sólo lo miró y se fue...
Cuando volvió a la semana siguiente... el doctor lo esperaba con un juego de ajedrez... así pasaron varios meses... sin hablar... pero él notaba que David ya no parecía nervioso... y su palidez había desaparecido... Un día mientras el doctor miraba la cabeza del muchacho mientras él estudiaba agachado en el tablero... pensaba en lo poco que sabemos del misterio del proceso de curación... De pronto... David alzó la vista y lo miró: "Le toca" - le dijo.
Ese día empezó a hablar, hizo de amigos en la escuela, ingresó a un equipo de ciclismo y comenzó una nueva vida ... su vida. Posiblemente el médico le dio algo... pero también aprendió mucho de él... Aprendió que el tiempo hace posible lo que parece dolorosamente insuperable... a estar presente cuando alguien lo necesita... a comunicarnos sin palabras.Basta un abrazo, un hombro para llorar, una caricia... un corazón que escuche.
Un médico psicólogo atendía una consulta en un hospital... sus pacientes eran adolescentes... Cierto día le derivaron un joven de 14 años que desde hacía un año no pronunciaba palabra y estaba internado en un orfanato...
Cuando era muy pequeño, su padre murió... vivió con su madre y abuelo hasta hacía un año... a los 13 muere su abuelo, y tres meses después su madre en un accidente... Sólo llegaba al consultorio y se sentaba mirando las paredes, sin hablar. Estaba pálido y nervioso...
Este médico no podía hacerlo hablar. Comprendió que el dolor del muchacho era tan grande que le impedía expresarse, y él, por más que le dijera algo, tampoco serviría de mucho.
Optó por sentarse y observarlo en silencio, acompañando su dolor.... Después de la segunda consulta, cuando el muchacho se retiraba, el doctor le puso una mano en el hombro: "Ven la semana próxima si gustas... duele ¿verdad?..." El muchacho lo miró, no se había sobresaltado ni nada... sólo lo miró y se fue...
Cuando volvió a la semana siguiente... el doctor lo esperaba con un juego de ajedrez... así pasaron varios meses... sin hablar... pero él notaba que David ya no parecía nervioso... y su palidez había desaparecido... Un día mientras el doctor miraba la cabeza del muchacho mientras él estudiaba agachado en el tablero... pensaba en lo poco que sabemos del misterio del proceso de curación... De pronto... David alzó la vista y lo miró: "Le toca" - le dijo.
Ese día empezó a hablar, hizo de amigos en la escuela, ingresó a un equipo de ciclismo y comenzó una nueva vida ... su vida. Posiblemente el médico le dio algo... pero también aprendió mucho de él... Aprendió que el tiempo hace posible lo que parece dolorosamente insuperable... a estar presente cuando alguien lo necesita... a comunicarnos sin palabras.Basta un abrazo, un hombro para llorar, una caricia... un corazón que escuche.
INSTRUMENTOS EN LAS MANOS DE DIOS
Instrumentos en las manos de Dios
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD
I. Bergman, en su película Jueves de verano nos hace ver una escena macabra. María acaba de perder a su novio en un accidente estúpido. Ella reacciona con violencia. Blasfema: “Si Dios no se interesa por mí, yo tampoco me intereso por Él: le escupo a la cara”. Y el gesto acompañó a la palabra.
“Nadie puede explicarnos el dolor, su ilimitado alcance ni sus profundidades enigmáticas. Nadie nos puede describir ese vacío que nada lo llena” (Ruth Coughlin). El dolor es un misterio. Las preguntas se agolpan y no hay una respuesta a todo el dolor que sufre el ser humano. Uno de tantos ejemplos de sufrimiento fue el de Job, hombre bueno, pero al que le llovieron desdichas de toda clase. Él siempre respondía con gran paciencia y fe: “Desnudo salí del seno de mi madre, desnudo allá retornaré. Dios me lo dio, Dios me lo quitó. Sea bendito el nombre de Yahvé” (Job 1,2ss).
Asegura san Pablo: “Sabemos que para los que aman a Dios todo sucede para su bien” (Rm 8,28). Así lo experimentó él y así lo han vivido todos los que se han adentrado en el misterio de la fe. “Amar y sufrir es, a la larga, la única forma de vivir con dignidad” (G. Marañón). La fe y el amor llenan de sentido cualquier sufrimiento.
En 1998 el cardenal de Milán publicó un libro con este título En qué creen los que no creen. En el lugar del simposio se leía en letras grandes esta verdad proclamada por un obispo español: “Los seres humanos pueden dejar de creer en Dios, Dios no deja de creer en los seres humanos”.
Es necesario desterrar las falsas imágenes de Dios, para que, en los momentos más difíciles podamos encontrar luz en la fe y consuelo en la esperanza. “El Dios en quien creo no nos manda el problema, sino que nos manda la fuerza para sobrellevar el problema” (H. S. Kushner). Y Dios consuela, da fuerzas, renueva la esperanza, es “el Padre siempre misericordioso, el Dios del que viene todo consuelo, el que conforta en toda tribulación” (2 Co 1,3-4). Los que esperan en Yahvé sentirán que se les renuevan sus fuerzas y que les crecen alas como de águilas (Is 40,31).
“Amemos nuestras cruces. Son todas de oro, si se ven con los ojos del amor”, decía Isabel de la Trinidad. En medio del dolor, la gente que lo acepta, descubre su valor y mira el futuro con esperanza.
El cardenal de Chicago, Joseph Bernardin, dos semanas antes de fallecer de cáncer escribió en su libro El regalo de la Paz: “Lo que quisiera dejarles es una simple oración: que todos encuentren lo que yo he encontrado, ese regalo especial que Dios nos da a todos, el regalo de la paz. Cuando estamos en paz, nos sentimos libres para ser más plenamente quienes somos, aún en los peores momentos. Nos vaciamos y así Dios puede trabajar dentro de nosotros más profundamente. Nos convertimos en instrumentos en las manos de Dios”.
I. Bergman, en su película Jueves de verano nos hace ver una escena macabra. María acaba de perder a su novio en un accidente estúpido. Ella reacciona con violencia. Blasfema: “Si Dios no se interesa por mí, yo tampoco me intereso por Él: le escupo a la cara”. Y el gesto acompañó a la palabra.
“Nadie puede explicarnos el dolor, su ilimitado alcance ni sus profundidades enigmáticas. Nadie nos puede describir ese vacío que nada lo llena” (Ruth Coughlin). El dolor es un misterio. Las preguntas se agolpan y no hay una respuesta a todo el dolor que sufre el ser humano. Uno de tantos ejemplos de sufrimiento fue el de Job, hombre bueno, pero al que le llovieron desdichas de toda clase. Él siempre respondía con gran paciencia y fe: “Desnudo salí del seno de mi madre, desnudo allá retornaré. Dios me lo dio, Dios me lo quitó. Sea bendito el nombre de Yahvé” (Job 1,2ss).
Asegura san Pablo: “Sabemos que para los que aman a Dios todo sucede para su bien” (Rm 8,28). Así lo experimentó él y así lo han vivido todos los que se han adentrado en el misterio de la fe. “Amar y sufrir es, a la larga, la única forma de vivir con dignidad” (G. Marañón). La fe y el amor llenan de sentido cualquier sufrimiento.
En 1998 el cardenal de Milán publicó un libro con este título En qué creen los que no creen. En el lugar del simposio se leía en letras grandes esta verdad proclamada por un obispo español: “Los seres humanos pueden dejar de creer en Dios, Dios no deja de creer en los seres humanos”.
Es necesario desterrar las falsas imágenes de Dios, para que, en los momentos más difíciles podamos encontrar luz en la fe y consuelo en la esperanza. “El Dios en quien creo no nos manda el problema, sino que nos manda la fuerza para sobrellevar el problema” (H. S. Kushner). Y Dios consuela, da fuerzas, renueva la esperanza, es “el Padre siempre misericordioso, el Dios del que viene todo consuelo, el que conforta en toda tribulación” (2 Co 1,3-4). Los que esperan en Yahvé sentirán que se les renuevan sus fuerzas y que les crecen alas como de águilas (Is 40,31).
“Amemos nuestras cruces. Son todas de oro, si se ven con los ojos del amor”, decía Isabel de la Trinidad. En medio del dolor, la gente que lo acepta, descubre su valor y mira el futuro con esperanza.
El cardenal de Chicago, Joseph Bernardin, dos semanas antes de fallecer de cáncer escribió en su libro El regalo de la Paz: “Lo que quisiera dejarles es una simple oración: que todos encuentren lo que yo he encontrado, ese regalo especial que Dios nos da a todos, el regalo de la paz. Cuando estamos en paz, nos sentimos libres para ser más plenamente quienes somos, aún en los peores momentos. Nos vaciamos y así Dios puede trabajar dentro de nosotros más profundamente. Nos convertimos en instrumentos en las manos de Dios”.
¿Después de la Ascensión, qué?
Autor: Karime Alle | Fuente: Catholic.net ¿Después de la Ascensión, qué? | |
¡No podemos quedarnos mirando al Cielo! Ahora nos toca a nosotros ser la voz de Jesús para alentar y consolar. | |
Después de la Ascensión ya no va a ser Jesús el que anuncie la Buena Nueva. Ahora nos toca a nosotros, sus discípulos, hacerlo. Los Sacerdotes predicando(sobre todo)con la palabra, los laicos predicando(sobre todo) con el ejemplo, los padres de familia predicando con la palabra y el ejemplo. Después de la Ascensión ya no va a ser Jesús el que compadezca a los pobres y lo enfermos. Ahora nos toca a nosotros. Después de la Ascensión ya no va a ser Jesús el que multiplique los panes y los pescados para alimentar a las multitudes. Esa es ahora nuestra tarea, multiplicando nuestros esfuerzos para dar de comer sino a las multitudes, por lo menos a los pobres que podamos. Después de la Ascensión ya no va a ser Jesús el que cuide a sus ovejas. Ahora nosotros tenemos que velar por ellas, especialmente por aquellas (el cónyuge, los hijos, los hermanos, los trabajadores) que Dios nos ha encomendado a cada uno. Después de la Ascensión a nosotros nos toca ser la voz de Jesús para alentar y consolar. Sus manos para tenderlas a todo el que necesite ayuda. Sus pies para llevarlo a donde no lo conocen. Después de la Ascensión: ¡No podemos quedarnos mirando al Cielo! |
domingo, 5 de junio de 2011
La Ascensión del Señor
Autor: Tomas Hill
La Ascensión del Señor |
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Jesús Ascendió al Cielo con su Padre, después de haber cumplido su misión en la tierra. 5 de junio 2011 | |||
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Paciencia y Esperanza..
Paciencia y Esperanza...
Un pastor tenía dos ovejas y estaba contento porque las dos habían parido y tenían unos hermosos y juguetones corderitos.
Durante la noche el pastor encerraba sus dos ovejas en un corral que tenía muy cerca de la casa. Así se aseguraba que lobos y zorros no las mataran.
En las horas del día las soltaba para que fueran a pastar por los cerros. Y aquel día las soltó, como siempre y dejó a los corderitos en el corral. Es muy riesgoso soltarlos tan pequeños.
Las dos ovejas cruzaron el río caminando sobre su firme lecho de piedras. Las aguas del río serrano eran poco profundas y ellas lo cruzaban a diario. Pero al poco tiempo se desató un temporal muy fuerte y la lluvia fue repentina y torrencial. Las aguas descendieron de los cerros, se volcaron torrentosas en los pequeños arroyos y llegar turbias al cauce del río y el río se desbordó.
El pastor salió hasta la orilla, porque sabía que se acercaba la hora en que sus ovejas regresarían, para amamantar a sus críos y pasar la noche en el corral y vio que sería imposible cualquier intento por cruzar aquel torrente de aguas, sin exponerse a ser arrollado y golpeado contra las piedras.
Una oveja se puso a pastar paciente en la orilla, esperando que las aguas bajaran, la otra se impacientó y comenzó a lamentarse: "Esta agua no descenderá y mis hijitos se morirán de hambre, aquí nos sorprenderá el lobo y nos moriremos". La compañera trató de calmarla: "No te impacientes, recuerda que ya vimos muchas crecientes en el río y siempre vimos las aguas descender, no nos pasará nada grave y mañana amamantaremos a nuestros hijos".
De nada valieron sus reflexiones, la oveja se arrojó al agua. El pastor la
miraba impotente desde la orilla opuesta. La pobre oveja avanzó un par de metros, pero las aguas la vencieron y la arrastraron río abajo, el pastor y la compañera vieron cómo el cuerpo de la desdichada era llevado por la corriente, que lo golpeaba contra todas las rocas salientes.
Al anochecer las aguas ya habían descendido bastante, pastor y oveja se miraban desde las dos orillas, el pastor que conocía bien los pasos menos riesgosos, entró al agua y lenta y cuidadosamente, llegó hasta la otra orilla, ató una cuerda al cuello de su oveja y ambos volvieron a cruzar el río.
Los corderitos balaban en el corral, el pastor hizo que los dos huerfanitos mamaran de la oveja sobreviviente, que se constituyó en su madre adoptiva.
"Sin esperanza es imposible tener paciencia, porque nadie espera lo imposible y la esperanza más hermosa es la que nace en situaciones más desesperantes. La impaciencia, con la que quieren alcanzarlo todo hoy, es la que te hace perder la oportunidad de alcanzarlo mañana."
Durante la noche el pastor encerraba sus dos ovejas en un corral que tenía muy cerca de la casa. Así se aseguraba que lobos y zorros no las mataran.
En las horas del día las soltaba para que fueran a pastar por los cerros. Y aquel día las soltó, como siempre y dejó a los corderitos en el corral. Es muy riesgoso soltarlos tan pequeños.
Las dos ovejas cruzaron el río caminando sobre su firme lecho de piedras. Las aguas del río serrano eran poco profundas y ellas lo cruzaban a diario. Pero al poco tiempo se desató un temporal muy fuerte y la lluvia fue repentina y torrencial. Las aguas descendieron de los cerros, se volcaron torrentosas en los pequeños arroyos y llegar turbias al cauce del río y el río se desbordó.
El pastor salió hasta la orilla, porque sabía que se acercaba la hora en que sus ovejas regresarían, para amamantar a sus críos y pasar la noche en el corral y vio que sería imposible cualquier intento por cruzar aquel torrente de aguas, sin exponerse a ser arrollado y golpeado contra las piedras.
Una oveja se puso a pastar paciente en la orilla, esperando que las aguas bajaran, la otra se impacientó y comenzó a lamentarse: "Esta agua no descenderá y mis hijitos se morirán de hambre, aquí nos sorprenderá el lobo y nos moriremos". La compañera trató de calmarla: "No te impacientes, recuerda que ya vimos muchas crecientes en el río y siempre vimos las aguas descender, no nos pasará nada grave y mañana amamantaremos a nuestros hijos".
De nada valieron sus reflexiones, la oveja se arrojó al agua. El pastor la
miraba impotente desde la orilla opuesta. La pobre oveja avanzó un par de metros, pero las aguas la vencieron y la arrastraron río abajo, el pastor y la compañera vieron cómo el cuerpo de la desdichada era llevado por la corriente, que lo golpeaba contra todas las rocas salientes.
Al anochecer las aguas ya habían descendido bastante, pastor y oveja se miraban desde las dos orillas, el pastor que conocía bien los pasos menos riesgosos, entró al agua y lenta y cuidadosamente, llegó hasta la otra orilla, ató una cuerda al cuello de su oveja y ambos volvieron a cruzar el río.
Los corderitos balaban en el corral, el pastor hizo que los dos huerfanitos mamaran de la oveja sobreviviente, que se constituyó en su madre adoptiva.
"Sin esperanza es imposible tener paciencia, porque nadie espera lo imposible y la esperanza más hermosa es la que nace en situaciones más desesperantes. La impaciencia, con la que quieren alcanzarlo todo hoy, es la que te hace perder la oportunidad de alcanzarlo mañana."
Mirar un poco más hacia el cielo
Mirar un poco más hacia el cielo
Hoy
celebramos la glorificación de Jesús. Dios había venido del cielo
haciéndose hombre para salvarnos, muriendo en la cruz. Ese Dios hecho
hombre, que es Jesús, había resucitado y debía volver glorificado al
cielo. Es lo que llamamos Ascensión. Para ello no necesitaba de hechos
externos ni visuales, porque su cuerpo ya no estaba en nuestra esfera
material y visible. Por eso podemos decir que desde el momento de su
resurrección, ya subió o estaba en el cielo. Pero los apóstoles sí
necesitaban algo externo, algo sensible, que les iluminara la mente y
les diera impulso en su ánimo. De ahí que Jesús, durante cierto tiempo,
les siguió adoctrinando, hasta que tuvieron esa experiencia de que Jesús
ya no iba a estar más con ellos, sino que ellos eran los que debían ir
por el mundo a enseñar los mensajes de Jesús y hacer discípulos.
Hoy
encontramos en la primera lectura de los “Hechos” la descripción que
san Lucas hace detallada del suceso. Se lee todos los años en esta
fiesta. Es posible que en parte o quizá la mayoría sea como una parábola
para indicarnos grandes enseñanzas. San Lucas es el evangelista más
instruido y que escribe mejor literariamente. Por eso termina su libro
del evangelio y comienza el de los “Hechos” con la exaltación del gran
personaje, que es Jesús.
Nos
recuerda un poco las grandes exaltaciones que en la literatura se hace
de grandes personajes, que desaparecen de modo sobrenatural, como en el
Antiguo Testamento, cuando Elías es arrebatado al cielo. Siempre lo
hacen después de unas solemnes palabras. También Jesús da su gran
mensaje, como hoy vemos al final del evangelio de san Mateo. El mensaje
es que vayan por el mundo a predicar el Evangelio, al mismo tiempo que
les trasmite el poder que Él ha recibido de su Padre y la promesa de que
nunca les abandonará.
Nosotros
en este día debemos impulsar nuestra esperanza en cuanto a nuestro
final y para el presente. Si Jesús, que es nuestra cabeza, subió y está
en el cielo, nosotros, que somos miembros de su cuerpo, esperamos
seguirle. Es lo que pedimos hoy en la principal oración de la Misa. Y
por eso debemos mirar un poco más hacia el cielo. Ciertamente que los
ángeles les dijeron a los apóstoles que no tanto miraran al cielo, sino
que pensasen en la tierra, en lo que debían hacer aquí. Pero la realidad
es que la mayoría de las personas están tan atadas a las realidades
mundanas, que no se les ocurre mirar hacia el cielo, donde está Jesús,
donde está la Virgen María con todos los santos, esperándonos con Dios
en la absoluta perfección, en el amor, la luz, la gloria, la plena
felicidad. Ese es nuestro destino: la glorificación con Cristo.
Pero
mientras llegamos allí, debemos trabajar aquí en la tierra. Debemos ser
testigos, como los apóstoles, de las enseñanzas de Jesús. Sabemos que
la principal enseñanza es el amor. Por eso, aunque pensamos en la ciudad
futura, en el cielo, no podemos descuidar el mejoramiento de todo lo
relacionado con nuestra tierra. Y por eso buscamos el bien del prójimo.
Jesús,
aunque subió al cielo, no nos abandona. En primer lugar les dijo a los
apóstoles que esperasen la efusión del Espíritu, como así fue el día de
Pentecostés. El Espíritu Santo está en nuestra alma para ayudarnos a que
seamos testigos con nuestras palabras y con el ejemplo de la vida. Pero
Jesús mismo está y estará siempre “hasta la consumación de los siglos”.
Está sobre todo en la Eucaristía.
Jesús,
al terminar su enseñanza en la tierra, proclama ante los apóstoles su
señorío recibido del Padre. Este poder lo trasmite a la Iglesia para
convocar nuevos discípulos mediante el bautismo y la enseñanza. Y
promete su permanencia espiritual. Esta asistencia suministra el coraje
necesario para superar todos los temores y tempestades y confiere un
ámbito ilimitado, que es todo el mundo, para la actuación de la
salvación.
El
triunfo de Jesús es diferente de los humanos. Cuando aquí se triunfa es
porque otros pierden. Cuando triunfa Jesús, todos salimos ganando.
Enviado por Silverio Velasco (España)
La Fiesta de la Ascención del Señor
Autor: Alberto Ramirez Mozqueda | Fuente: Catholic.net La Fiesta de la Ascención del Señor | |
Cristo tuvo mucho cuidado en darles poder a sus Apóstoles para hacerlo presente en el mundo y afirmó, que él estaría con ellos siempre, hasta el fin de los tiempos. | |
Los niños de hoy están acostumbrados a oír de los viajes espaciales, a naves que viajan a velocidades que escapan a la imaginación y que tocan países insospechados con otras costumbres y otras formas de vida. Por eso podrían quedarse con la impresión de que Cristo en su Ascensión a los cielos, se hubiera adelantado al tiempo, subiendo en su propia nave hasta desplazarse hasta el mismísimo cielo. Tenemos que decir entonces de entrada que el cielo y el espacio de las estrellas, los astros, los asteroides y los cometas, un mundo vastísimo, es otro totalmente distinto del que nos presentan los evangelistas que afirman que Cristo subió al cielo, donde “Dios habita en una luz inaccesible” (1 Tim 6.16), lo cual quiere decir que nosotros mismos estaremos invitados a subir con Cristo pero no precisamente a un espacio o a un lugar sino a una situación nueva si vivimos en el amor y en la gracia de Dios. La fiesta de la Ascensión del Señor es entonces la fiesta de la Verdadera esperanza para los cristianos y en general para todos los hombres, pues cuando Cristo envía a sus apóstoles al mundo, quiere hacer que su mensaje llegue precisamente a todos los hombres, rotas ya las barreras y todas las fronteras, hasta hacer de la humanidad una sola familia salvada por la Sangre de Cristo. Cristo no sube solo, somos parte suya, y por lo tanto, algo nuestro ya está en la casa el Padre, esperando la vuelta de todos para sentarnos con Cristo a ese banquete que se ofrece a todos los que fueron dignos de entrar al Reino de los cielos. La fiesta en cuestión comenzó a celebrarse hasta el siglo VI pues los siglos anteriores se consideraba como una sola festividad tanto la Resurrección de Cristo como su misma Ascensión, pero se pensó en celebrar ésta última como la plena glorificación de Cristo, su exaltación a los cielos, el sentarse a la diestra de Dios Padre, su constitución como Juez y Señor de vivos y muertos y por lo tanto con poder para enviar a su Iglesia al mundo a hacerlo presente en sus sacramentos, en su Eucaristía, descubriéndole en los pobres y los marginados del mundo, comprometiéndose seriamente con ellos como él lo hizo con cada uno de los actos de su vida, pero sobre todo con su muerte en lo alto de la cruz. La Ascensión tiene lugar en Galilea, donde Jesús comenzó su ministerio público pero no fue tanto un dato meramente geográfico, sino para hacerles entender a sus apóstoles que Jerusalén ya no era el centro de religiosidad y de culto, sino que desde ahora él se constituía en Aquél por el que se podía tener libre acceso al Padre. Galilea sería como un símbolo de una humanidad que vive una nueva esperanza y una nueva acogida por el Buen Padre Dios, invitándonos a romper toda esclavitud, pues él ya no quiere más sirvientes sino hijos. Cristo tuvo mucho cuidado antes de su subida de darles poder a sus Apóstoles para hacerlo presente en el mundo, pero también afirmó, y con un verbo en presente que él estaría con ellos siempre, hasta el fin de los tiempos. Esa es la gran alegría de los cristianos, poder unirse desde ahora al Salvador sin tener que esperar hasta el momento final, y hacerlo como discípulos del único Maestro, que quiere a la humanidad unida en su Amor. |
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