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sábado, 28 de diciembre de 2019
DÍA DE LOS SANTOS INOCENTES MÁRTIRES, 28 DE DICIEMBRE
Día de los Santos Inocentes mártires
28 de diciembre
En el Día de los Santos Inocentes, aquellos niños inocentes en esa madrugada, volaron al cielo a recibir el premio de las almas sin mancha.
La Fiesta de los Santos Inocentes, llamada también, la masacre de los Santos Inocentes, conmemora la fecha de aquella masacre de niños inocentes ordenada por el rey Herodes el grande en su intento de matar el niño Jesús (Mateo 2,16-18). Estos niños fueron considerados por la iglesia primitiva como los primeros mártires.
Conmemoración: 28 de diciembre
A partir del siglo IV, se estableció una fiesta conmemorativa para venerar a estos niños, muertos como "mártires" en sustitución de Jesús. La devoción hizo el resto. En la iconografía se les presenta como niños pequeños y de pecho, con coronas y palmas (alusión a su martirio).
La tradición oriental los recuerda el 29 de diciembre; la latina, el 28 de diciembre. La tradición concibe su muerte como "bautismo de sangre" (Romanes 6,3) y preámbulo al "éxodo cristiano", semejante a la masacre de otros niños hebreos que hubo en Egipto antes de su salida de la esclavitud a la libertad de los hijos de Dios (Éxodo 3,10; Mateo 2,13-14).
Santos Inocentes mártires.
De acuerdo al relato del Evangelio de san Mateo (2,13-13) nos cuenta que unos Magos (Reyes Sabios) llegaron a Jerusalén preguntando dónde había nacido el futuro rey de Israel, pues habían visto aparecer su estrella en el oriente, y recordaban la profecía que decía:
"Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un nuevo rey que reinará sobre todas las naciones" (Números 24,17).
El Rey Herodes los recibió y les pidió que al regreso le dijeran donde estaba el niño para ir a adorarlo, una mentira de la que les alertó un ángel a los Magos para que no regresaran por el mismo camino.
La tragedia de los Santos Inocentes.
EL Rey Herodes, al paso del tiempo mandó matar a todos los niños de Belén menores de dos años, ya que se vió burlado por los magos de Oriente que nunca regresaron a decirle la ubicación del niño.
Jamás podremos imaginarnos la terribile angustia y el espantoso dolor de todos los padres de esos niños al ver que a sus casas llegaban los herodianos y ante sus ojos asesinaban a su hijo tan amado.
El Evangelista San Mateo cuenta que en ese día se cumplió lo que había avisado el profeta Jeremías:
"Un griterío se oye en Ramá (cerca de Belén), es Raquel (la esposa de Israel) que llora a sus hijos, y no se quiere consolar, porque ya no existen" (Jeremías 31,15)
Aquellos 30 niños inocentes en esa madrugada, volaron al cielo a recibir el premio de las almas que no tienen mancha y a orar por sus afligidos padres y pedir para ellos bendiciones.
Y que rueguen también por nosotros, pobres y manchados que no somos nada inocentes sino muy necesitados del perdón de Dios.
Los nuevos Herodes actuales
En nuestro tiempo continúa la masacre de inocentes. Millones son masacrados por el aborto, millones más mueren abandonados al hambre... ¿Qué hacemos todos ante este abominable hecho?.
No cabe ninguna duda de que un acto, cuyo fin es el de quitar la vida a un niño por nacer, es un acto de matar a una persona inocente e indefensa y que, por ende, no admite otro nombre que el de "homicidio".
Nada autoriza para considerar al aborto como algo distinto a lo que en realidad es: un crimen abominable cuya legalización pone en tela de juicio la supervivencia de la sociedad misma.
Hoy en día, Padres y Madres que consienten el aborto, Doctores que lo practican, los legisladores que lo promueven y las personas que lo apoyan, son los nuevos herodes de estos tiempos.
Oración por los Santos Inocentes Mártires.
Te rogamos Señor, Dios nuestro...
Por todas las personas que de una u otra forma colaboran en esta lucha por la defensa de la vida desde el momento de la concepción hasta su muerte natural. Dales la gracia, el valor y la fortaleza necesaria para vivir y trabajar diariamente según tu Santa Voluntad.
Por el Papa, defensor incansable de la vida y la dignidad de la persona humana. Por los obispos, Sacerdotes y Diáconos y por todos aquellos que tienen una responsabilidad en la comunidad cristiana.
Por las familias que sufren conflictos graves que ponen en peligro su estabilidad y el bienestar de sus miembros, en especial de los más pequeñitos. Que Tu sabiduría los ilumine para que puedan encontrar en el AMOR la solución a sus problemas
Para que el actual desarrollo científico-biológico no atente contra la dignidad de la persona humana, sino que por el contrario lleve a la humanidad a tu encuentro.
Por todos los bebés que ahora corren peligro de ser abortados. Para que sus madres, iluminadas por la luz de tu Santo Espíritu, reconozcan en ellos la maravilla de Tu creación y cobijadas bajo el manto amoroso y maternal de María, encuentren el mejor camino para salir adelante de sus dificultades.
Por todas las personas que se dedican a practicar y promover el aborto. Que a través de Ti, logren conocer la verdad y comprendan que en cada pequeño ser que eliminan, está presente la maravilla de Tu creación. Ilumínalos para que comprendan el valor infinito de cada vida humana y, conscientes de su grandeza, aprendan a amarla y respetarla.
Inspíranos Padre, para que recordemos que sin Ti nada podemos y que todo nuestro esfuerzo, vaya siempre encaminado a ser testimonio vivo del gran Amor de Dios hacia los hombres.
Danos la fuerza y el valor que necesitaremos para continuar siempre fieles a tu palabra. Amén
Fuente: https://www.pildorasdefe.net
jueves, 26 de diciembre de 2019
NAVIDAD - MEDITACIÓN
Navidad
Autor: Pedro García, misionero claretiano
El chiquitín ha venido en medio de la noche callada. En un silencio total. En una soledad absoluta. Sólo su joven Madre y el bueno de José, a la luz de una lámpara de aceite, contemplan la carita celestial del recién nacido. En medio de tanta pobreza y humildad, están gozando como no ha disfrutado hasta ahora nadie en el mundo. -
¡Mi niño!, grita María mientras le estampa enajenada su primer beso... -¡Qué lindo, qué bello!, exclama extasiado José. Entre tanto --vamos a hablar así--, Dios no se aguanta más. Tiene prisa por anunciar a todos el nacimiento de su Hijo hecho hombre, y manda a sus ángeles que lo pregonen bien. Se avanza un ángel y desvela a los pastores, mientras les grita con alborozo:
- ¡Os anuncio una gran alegría! ¡Os ha nacido en Belén un salvador!
Se rasgan entonces los cielos, aparece todo un ejército de la milicia celestial, que van cantando por el firmamento estrellado:
- ¡Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres amados de Dios!...
A este Jesús, le felicitamos de corazón: -¡Cumpleaños feliz! ¡Por muchos años! ¡Por años y por siglos eternos!...
Hasta aquí, todos de acuerdo, ¿no es así?
Pero, ¿es verdad que nos podemos felicitar también nosotros, y que nos felicitamos de hecho nuestro propio cumpleaños?... Dos antiguos Doctores de la Iglesia, y de los más grandes, como son Ambrosio y León Magno, lo expresaron de la manera más elocuente y precisa.
San Ambrosio exclama en su Liturgia de Navidad:
-¡Hoy celebramos el nacimiento de nuestra salvación! ¡Hoy hemos nacido todos los salvados!... Tiende su mirada más allá de la Iglesia, y felicita al mundo entero: -Hoy en Cristo, oh Dios, haces renacer a todo el mundo.
Y el Papa San León Magno, con su elegancia de siempre, dice también:
- ¿Sólo el nacimiento del Redentor? ¡También nuestro propio nacimiento! El nacimiento de Cristo es el nacimiento de todo el pueblo cristiano. Cada uno de los cristianos nace en este nacimiento de hoy.
Tiene razón la Iglesia al cantar en uno de los prefacios de Navidad: -De una humanidad vieja nace un pueblo nuevo y joven...
Porque el Hijo de Dios, al hacerse hombre, nos hace a todos los hombres hijos de Dios. El nacimiento de Jesucristo en Belén, es nuestro propio nacimiento a la vida celestial. Es nuestro cumpleaños también. ¡La enhorabuena a todos!...
Una felicitación de la que no es excluido nadie, desde el momento que todos somos llamados a la salvación. Ese mismo Papa de la antigüedad y Doctor de la Iglesia, San León Magno, felicita a todos con un párrafo que es célebre:
- ¡Felicitaciones, carísimos, porque ha nacido el Salvador! No cabe la tristeza cuando nace la vida. Si eres santo, ¡alégrate!, porque tienes encima tu premio. Si eres pecador, ¡alégrate!, porque se te ofrece el perdón. Si eres un pagano todavía, ¡alégrate!, porque eres llamado a la vida de Dios.
Una familia cristiana de Viena, a mitades del siglo dieciocho, celebró la Navidad de una manera singular. Aquel matrimonio tan bello recibía cada hijo como el mayor regalo de Dios. Apenas la esposa sentía los primeros síntomas, el esposo sacaba del armario los cirios de los niños anteriores y quedaban prendidos durante todo el rato que se prolongaba la función augusta del alumbramiento. Los cirios correspondían a los ángeles custodios de los hijos, que velaban este momento solemne. Cuando había llegado el bebé, se apagaban los cirios y se guardaban hasta que viniese otro vástago al hogar. En esta Navidad se prendieron nueve cirios. El primero se había hecho bastante corto, pues había alumbrado la estancia muchas veces anteriormente. El más alto, el prendido ahora por primera vez, correspondía a Clemente, el niño que venía entre las alegrías navideñas, bautizado a las pocas horas, y conocido hoy en la Iglesia como San Clemente María Hofbauer...
Este niño, que iba a ser un gran santo, es el símbolo de una realidad que se repite tantas veces en las familias cristianas. Con nuestra venida al mundo en el seno de la Iglesia, al recibir el Bautismo, repetimos todos el hecho de Belén. Cristo nace en un nuevo cristiano. Jesús y nosotros celebramos nuestro cumpleaños en el mismo día...
¡Felicidades a todos! ¡Felicidades!
Y que repitamos este cumpleaños, el de Jesús y nuestro, por muchas Navidades más....
LECTURAS BÍBLICAS DE HOY JUEVES 26 DE DICIEMBRE DE 2019, SAN ESTEBAN
Hoy, jueves, 26 de diciembre de 2019
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6,8-10;7,54-60):
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.»
Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.»
Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.»
Y, con estas palabras, expiró.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 30,3cd-4.6 y Sab 16bc-17
R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu
Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirigeme y guíame. R/.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Te has fijado en mi aflicción. R/.
Líbrame de los enemigos que me persiguen;
haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,17-22):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy jueves,
26 de diciembre de 2019
CR
Nacimiento y muerte, ¡qué próximos!
Nacimiento y muerte están mucho más cerca de lo que parece. Nacemos para morir. Morimos para nacer. Extraña costumbre la de la Iglesia: ¡llama “día natalicio” al día de la muerte de sus santos! Ayer celebramos la Navidad de Jesús, hoy el día natalicio de su primer mártir: el joven Esteban. Escuchemos las palabras de Jesús que nos dan la clave.
Esteban era en Jerusalén como un inmigrante: helenista, no judío. A pesar de la situación precaria en que vivían en Jerusalén, como ahora también, los inmigrantes, a pesar de una cierta marginación incluso en la comunidad cristiana, supo asumir su vocación de mensajero de la palabra de Dios y servidor de la comunidad. Su persona destellaba un esplendor especial que seducía. Hablaba de Jesús con un frescor especial. Las autoridades percibieron su peligrosidad y, por eso, acabaron enseguida con él, condenándolo a muerte y apedreándolo. San Lucas nos presenta la muerte de Esteban con rasgos muy semejantes a la de Jesús.
En el evangelio de hoy Jesús pide a sus discípulos tres cosas: 1) que no se fíen de la gente, ni siquiera de los miembros de su familia; 2) que no se preocupen de lo que van a decir o cómo lo van a decir cuando sean llevados a los tribunales; 3) que perseveren hasta el final.
Al pedirles que no se fíen de la gente, les está diciendo que sean prudentes porque cualquiera podrá delatarlos ante las autoridades. Son objeto de un odio diabólico a causa del nombre de Jesús. Si eso ocurriere, sin embargo, que no se preocupen porque: 1) el Espíritu de Dios Padre hablaré a través de ellos; 2) y de ese modo tendrán la oportunidad de anunciar el Evangelio a gentiles, gobernadores y reyes. Finalmente, Jesús les recomienda perseverancia hasta el final, porque al final habrá salvación y rescate.
Cuando nace la criatura el dragón quiere devorarla. Eso nos dice el capítulo 12 del Apocalipsis. Cuando nace Jesús Herodes quiere matarlo. Cuando nace la Iglesia Esteban es apedreado y muere. Parece que no hay navidad que no traiga consigo un mensaje también de martirio.
Herodes, dragones homicidas, martirizadores son símbolos del mal que emerge allí donde hay un nuevo nacimiento. Cualquier buena iniciativa, cualquier buen sentimiento que quiera hacer cambiar una vida, encuentra siempre la oposición, un maldito demonio que quiere acabar con ello. No nos dejemos amedrentar por el mal. No le demos importancia al mal. Porque donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia.
SAN ESTEBAN, PATRONO DE LOS DIÁCONOS, 26 DE DICIEMBRE
San Esteban, patrono de los díaconos
26 de diciembre
San Esteban es el primer mártir documentado en la historia del cristianismo. Falsos testigos lo acusaron ante el Tribunal Supremo de la Nación, el Sanedrín, de que Esteban afirmaba que Jesús iba a destruir el templo y a acabar con las leyes de Moisés.
Sin embargo, el santo no se atemorizó, y por el contrario, pronunció un impresionante discurso en el cual fue recordando toda la historia del pueblo de Israel (Hechos 7) y a través del cual exhortó a los judíos a rectificar, reprendiéndolos por haber llegado al extremo de no sólo no reconocer al Salvador, sino de haberlo además crucificado. Llenos de ira, éstos lo arrastraron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Los que lo apedreaban dejaron sus vestidos junto a un joven llamado Saulo (el futuro San Pablo que se convertirá por las oraciones de este mártir) y que aprobaba aquel delito. Mientras lo apedreaban, Esteban decía: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Y de rodillas dijo con fuerte voz: "Señor, no les tengas en cuenta este pecado". Y diciendo esto, murió.
Los cristianos lo rescataron y dieron a su cuerpo digna sepultura.
Navidad y San Esteban
Fiesta de San Esteban - 26 de diciembre / Mateo 10, 17-22. San Esteban ha sido el primero en seguirle al Señor por el camino de santidad.
Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer
Mateo 10, 17-22. No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes. El hermano entregará al hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin se salvará.”
Reflexión
La alegría íntima de la solemnidad navideña apenas celebrada, envuelve con su atmósfera mística también el día de hoy que le sigue inmediatamente. Nuestras almas respiran todavía en ese ambiente de maravilla ante el gran acontecimiento que se ha realizado. Es el aconte-cimiento o, mejor dicho, el misterio del Hijo de Dios que nace en Belén como Hijo del hombre, para hacerse nuestro hermano y salvador.
Este misterio es tan insondable, que nunca lo meditaremos bastante. Por eso, la Iglesia nos lo propone cada año, para una conmemoración prolongada durante varios días: durante el ciclo litúrgico de Navidad.
Según nos cuenta San Gregario de Niza, en los primeros siglos cristianos se quiso solemnizar en torno a Navidad a los grandes Santos que fueron los primeros testigos de Cristo. (San Esteban es uno de ellos).
Hoy la liturgia conmemora el nacimiento a la vida eterna del primer mártir San Esteban, joven diácono lapidado en el inicio de la historia de la Iglesia.
Otro santo de la Iglesia antigua, San Fulgencio nos comenta la relación entre Navidad y San Esteban diciendo: “Ayer celebramos el nacimiento de nuestro Rey eterno; hoy celebramos el triunfal martirio de su soldado. Ayer nuestro Rey, (revestido con el manto de la carne) saliendo del seno virginal, se ha dignado visitar el mundo: hoy el soldado, saliendo del tabernáculo de su cuerpo, ha emigrado al cielo”.
Entre la fiesta de Navidad y la del Protomártir existe una profunda conexión en el orden de la santidad y la gracia. Cristo, Rey de la historia y Redentor del hombre, se sitúa en el centro de ese camino hacia la perfección, a la que llama a todo hombre.
San Esteban ha sido el primero en seguirle al Señor por ese camino de santidad. Fue su testigo - a través de su palabra valiente, su servicio desinteresado a los pobres (como diácono), su constancia durante el proceso y, sobre todo, por su muerte heroica. Su figura se agranda y se ilumina a la luz de su Señor y Maestro. Sólo el Señor Jesús da la ayuda y el consuelo necesarios a las almas para ser fieles hasta la muerte.
Creo que de esto podemos sacar una preciosa lección para todos nosotros: al mirar a San Esteban en la perspectiva de la Navidad, debemos recoger su ejemplo y su enseñanza, que claramente nos conducen hacia Cristo. Porque el Niño nacido en la gruta de Belén, se encamina ya hacia el monte Calvario donde entregará la vida como su discípulo Esteban.
Queridos hermanos, juntos al Hijo de Dios nacido en Navidad, todos nosotros hemos sido convertidos en hijos de Dios y llamados a vivir como hijos de Dios. Y si somos fieles a este camino, también, todos nosotros seremos coronados algún día allá arriba, como fue coronado el primero de los mártires, San Esteban. Que la Virgen María nos acompañe siempre en nuestro camino.
¡Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt
PAPA FRANCISCO: PARA LOS CRISTIANOS EL CIELO NO ES UN LUGAR LEJANO
Papa Francisco: Para los cristianos el cielo no es un lugar lejano
Redacción ACI Prensa
El Papa Francisco presidió, este jueves 26 de diciembre, fiesta de San Esteban, el primer mártir cristiano, el rezo del Ángelus desde el Palacio Apostólico del Vaticano y afirmó que para los cristianos el cielo no es un lugar lejano.
“Para nosotros, cristianos, el cielo no está lejos, separado de la tierra: en Jesús, el Cielo ha descendido sobre la tierra. Y gracias a Él, con la fuerza del Espíritu Santo, podemos asumir todo lo humano está orientado hacia el Cielo”, afirmó el Papa.
Explicó que el Libro de los Hechos de los Apóstoles narran “los momentos finales de su vida, cuando es capturado y lapidado”.
Llamó la atención sobre el hecho de que “en el clima alegre de la Navidad, esta memoria del primer cristiano asesinado por la fe podría parecer fuera de lugar. Sin embargo, precisamente en la perspectiva de la fe, la celebración de hoy se pone en sintonía con el verdadero significado de la Navidad”.
“En el martirio de Esteban, de hecho, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida: él, en la hora del testimonio supremo, contempla los cielos abiertos y da a sus persecutores su perdón”.
Hizo hincapié en que “este joven servidor del Evangelio, lleno de Espíritu Santo, supo narrar a Jesús con palabras y, sobre todo, con su vida. Mirándole a él, vemos realizarse la promesa de Jesús a sus discípulos: ‘Cuando os maltraten por mi causa, el Espíritu del Padre os dará la fuerza y las palabras para dar testimonio’”.
En San Esteban “aprendemos que la gloria del Cielo, aquella que dura para la vida eterna, no está hecha de riquezas y de poder, sino de amor y de entrega de sí”.
“Tenemos la necesidad de mantener la mirada fija en Jesús, ‘autor y perfeccionador de nuestra fe’, para poder dar razón de la esperanza que Él nos ha dado, por medio de desafíos y pruebas que debemos afrontar cotidianamente”.
El Pontífice indicó que en San Esteban el cristiano aprende “un estilo de vida plasmado según Jesús: tierno y valiente, humilde y noble, no violento y fuerte”.
“Esteban era diácono, uno de los primeros siete diáconos de la Iglesia. Él nos enseña a anunciar a Cristo por medio de gestos de fraternidad y de caridad evangélica. Su testimonio, culminado en el martirio, es fuente de inspiración para la renovación de nuestras comunidades cristianas”.
Esas comunidades “están llamadas a hacerse cada vez más misioneras, todas orientadas a la evangelización, decididas a llegar a los hombres y mujeres de las periferias existenciales y geográficas, donde hay más sed de esperanza y de salvación”. Están llamadas a ser comunidades “que no siguen la lógica mundana, que no se ponen a ellas mismas en el centro, su propia imagen, sino, únicamente la gloria de Dios y el bien de la gente, especialmente de los pequeños y de los pobres”.
El Papa Francisco finalizó su enseñanza previa al rezo del Ángelus pidiendo “que la fiesta del protomártir Esteban nos llama a recordar a todos los mártires de ayer y de hoy, a sentirnos en comunión con ellos, y a pedirles la gracia de vivir y de morir con el nombre de Jesús en el corazón y los labios”.
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