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viernes, 24 de junio de 2016
jueves, 23 de junio de 2016
EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 23 DE JUNIO DEL 2016
Día litúrgico: Jueves XII del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Mt 7,21-29): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’. Y entonces les declararé: ‘¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!’.
»Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».
Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.
________________________________
«No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos»
Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez Secretario del obispo de Sant Feliu
(Sant Feliu de Llobregat, España)
Hoy nos impresiona la afirmación rotunda de Jesús: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial» (Mt 7,21). Por lo menos, esta afirmación nos pide responsabilidad en nuestra condición de cristianos, al mismo tiempo que sentimos la urgencia de dar buen testimonio de la fe.
Edificar la casa sobre roca es una imagen clara que nos invita a valorar nuestro compromiso de fe, que no puede limitarse solamente a bellas palabras, sino que debe fundamentarse en la autoridad de las obras, impregnadas de caridad. Uno de estos días de junio, la Iglesia recuerda la vida de san Pelayo, mártir de la castidad, en el umbral de la juventud. San Bernardo, al recordar la vida de Pelayo, nos dice en su tratado sobre las costumbres y ministerio de los obispos: «La castidad, por muy bella que sea, no tiene valor, ni mérito, sin la caridad. Pureza sin amor es como lámpara sin aceite; pero dice la sabiduría: ¡Qué hermosa es la sabiduría con amor! Con aquel amor del que nos habla el Apóstol: el que procede de un corazón limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera».
La palabra clara, con la fuerza de la caridad, manifiesta la autoridad de Jesús, que despertaba asombro en sus conciudadanos: «La gente quedaba asombrada de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas» (Mt 7,28-29). Nuestra plegaria y contemplación de hoy, debe ir acompañada por una reflexión seria: ¿cómo hablo y actúo en mi vida de cristiano? ¿Cómo concreto mi testimonio? ¿Cómo concreto el mandamiento del amor en mi vida personal, familiar, laboral, etc.? No son las palabras ni las oraciones sin compromiso las que cuentan, sino el trabajo por vivir según el Proyecto de Dios. Nuestra oración debería expresar siempre nuestro deseo de obrar el bien y una petición de ayuda, puesto que reconocemos nuestra debilidad.
-Señor, que nuestra oración esté siempre acompañada por la fuerza de la caridad.
SALMO 78, LÍBRANOS, SEÑOR, POR EL HONOR DE TU NOMBRE
EL SALMO DEL DÍA
Sal 78,1-2.3-5.8.9
R/. Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre
Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos
en pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra. R/.
Derramaron su sangre como agua
en torno a Jerusalén, y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor?
¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera? R/.
No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.
LOS CINCO MINUTOS DE DIOS , JUEVES 23 DE JUNIO
LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Junio 23
El hombre siempre se ha propuesto una serie de interrogantes, cuya satisfactoria respuesta anhela encontrar: ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte, que a pesar de tantos progresos hechos, subsisten todavía? ¿Qué valor tienen las victorias logradas a tan caro precio? ¿Qué puede dar el hombre a la sociedad? ¿Qué puede esperar de ella? ¿Qué hay después de esta vida temporal?
Hace muchos siglos que el hombre se halla torturado por estos interrogantes y seguirá así mientras no acuda a la fe, que es la única que puede dar la luz esclarecedora; una fe sincera y profunda, que lleve al hombre a echarse en los brazos paternales de Dios; de un Dios que piensa en el hombre, que ama al hombre, que se preocupa por el hombre, aunque el hombre no alcance a comprender, por su limitación de naturaleza creada, los planes y designios de ese Dios.
“Bajo la luz de Cristo, imagen de Dios invisible, primogénito de toda la creación, el Concilio habla a todos, para esclarecer el misterio del hombre y para cooperar en el hallazgo de soluciones, que respondan a los principales problemas de nuestra época” (GS,10). Sin la luz de Cristo, no se hallan soluciones definitivas.
* P. Alfonso Milagro
SEÑOR DIOS
SEÑOR DIOS...
Señor Dios, una vez más damos las gracias por la oportunidad de estar Contigo. Te pedimos que nos hagas sobrepasar cualquier cosa que hayamos elegido que nos mantendría rezagados o restringidos de conocerte.
Elévanos de nuestras pretensiones y falsedades que hemos colocado delante de nosotros en la forma de juicios y conocimiento falso. Te pedimos que te lleves la ilusión para que nos asistas, a pesar de lo que hayamos hecho.
Nos acercamos a Ti en gracia, a la puerta del perdón. Restaura nuestra dicha y nuestro valor, para que podamos pasar cada día y lo que nos encuentre, conociendo las bendiciones de cada momento y estando contentos con lo que contemplamos como a la verdad eterna.
Aportamos nuestro entusiasmo para hacer lo mejor que podemos. Confiamos en que siempre Estás con nosotros y que Has preparado el camino.
Nada hay en contra nuestro que vaya a prevalecer por siempre. Cualquier negatividad que encontremos, no ha de prevalecer. Hemos resucitado en el Cristo. El Espíritu Santo es nuestro compañero.
Tú traes la mano del Señor para que nos acaricie, la fortaleza para que nos eleve, la vista para mirar Tu rostro, la Luz que nos permita ver la verdad y la sabiduría para saber que Tu voluntad se ha hecho. Y encontramos paz eterna. Amén.
CÓMO ESTÁ MI FE? LA FE QUE ES LUZ ... SE PUEDE APAGAR
¿Cómo está mi fe? La fe que es luz... se puede apagar
Pedirla cada día pues es un regalo de Dios y sostenerla y aumentarla, no es cosa fácil, pero tenemos un ejemplo a seguir.
Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
La puerta de la fe (cf.Hch,14,27) que introduce en la vida de comunicación con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el Bautismo (cf.Rm 6,4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en Él ( cf.Jn 17,22 ). Profesar la fe en la Trinidad- Padre, Hijo y Espíritu Santo- equivale a creer en un solo Dios que es amor. (cf.Jn 4,8 ) El Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo, eñ Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor. (Benedicto XVI para el Año de la fe)
Las virtudes teologales son tres: Fe, Esperanza y Caridad. Hoy ante la crisis de Fe en el mundo actual nos podemos preguntar: ¿cómo es mi fe?.
Cuando nos sentimos plenos, alegres, felices o cuando hay sufrimiento, cuando hay enfermedad, cuando hay dolor de la índole que sea... ¿cómo está mi fe?. La fe que es luz se puede apagar. El que conoce y ama a Cristo se identifica con Él, en cualquiera de esa circunstancias, y se convierte en apóstol, siendo parte de esa luz y esa fe.
Tener fe y vivir la fe es un riesgo. Un riesgo que nos obliga a dejar el egoísmo que ha hecho nido en el fondo de nuestro corazón, a dejar la pereza, el engaño, los gustos hedonistas, frívolos y llenos de vanidad. Una vida vacía solo llena de cosas perecederas.
Sostener y aumentar la fe no es cosa fácil, pero tenemos un ejemplo a seguir. Jesús es el mejor ejemplo para ayudarnos pues El vino por eso y para eso. En El encontraremos todo lo que nuestro corazón nos pide y desea. La amistad con el Hijo de Dios, es el resultado de una vida sostenida, iluminada y confortada por nuestra fe en El. Y ante todo tenemos que pedirla en la oración de cada día, porque la fe es un regalo de Dios.
Este mundo está necesitado de que seamos portadores de esa FE como miembros de la Iglesia, instituida por Cristo hace más de veinte siglos y tenemos y debemos dar testimonio al mundo de nuestra fe.
No podemos decir que vivimos esa fe si no pedimos perdón o si no sabemos perdonar. Esa humildad y ese perdonar nos identifican como personas de fe, de verdadera y auténtica FE.
El mensaje del Señor resuena en toda la tierra: Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo transmite a la otra noche. Sin que pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido y su mensaje hasta el fin del mundo. El mensaje del Señor resuena en toda la tierra. (Salmo 18)
PAPA FRANCISCO SERÁ EL HUÉSPED ILUSTRE DE UN ORFANATO EN ARMENIA
El Papa Francisco será el “huésped ilustre” de un orfanato en Armenia
ROMA, 23 Jun. 16 / (ACI).- Este sábado 25 de junio el orfanato de la Inmaculada Concepción en Gyumri, Armenia, recibirá al Papa Francisco como “huésped ilustre”, le ofrecerán almuerzo y un lugar para descansar después de celebrar la Misa en la Plaza Vartanants.
El orfanato es administrado por la congregación de las Hermanas de la Inmaculada Concepción. La superiora, Sor Arousiag, comentó a L´Osservatore Romano que la habitación donde el Pontífice reposará ya está lista y han dejado “todo como está porque el Papa no quiere nada extraordinario”.
En el dormitorio hay una cama, un pequeño crucifijo en la pared, un escritorio, un armario, una silla y un baño.
En el orfanato viven 37 niños que son acogidos por las religiosas sin importar su credo. Algunos provienen de familias en extrema pobreza, otros son hijos de personas involucradas en la prostitución o sufren pena de cárcel. “Su único deseo es la familia que no han podido tener hasta ahora”, comentó la religiosa.
El coro de niños del orfanato cantará para el Papa Francisco e incluirá canciones italianas en el repertorio. También le regalarán una estatua de bronce que representa a una pareja de niños en busca de una casa. Además estarán presentes 17 ex residentes con sus familias.
En una entrevista concedida a Radio Vaticana, la religiosa siria de 71 años indicó que cuando se enteraron de la visita del Papa Francisco a Armenia “¡no podíamos creerlo!”.
“El Papa, ese hombre por el que rezo cada día, una persona que me cae muy bien ¿viene a nuestro pequeño orfanato para ver a nuestros niñitos? Para este Papa voy a dejar todo como está, porque sé que no quiere que la gente a haga cosas extraordinarias para su visita”, manifestó.
Sor Arousiag indicó que la congregación llegó a la ciudad después de un devastador terremoto que dejó 50 mil muertos en 1988. “Éramos dos hermanas. La gente de Spitak, adultos y niños, estaba de luto porque la mayoría había perdido a la familia entera. La gente quería que nosotras fuéramos allí para dar catequesis”.
Después de su visita al orfanato, el Papa Francisco se dirigirá a la Catedral católica armenia de las Siete Llagas de Gyumri.
JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - DÍA 23 - ABUNDANCIA DE AMOR
Nardo del 23 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, abundancia de Amor!
Meditación: ¡Oh Señor!. Quién pudiera conocerte verdaderamente a Vos, Señor que te hiciste Hombre y pescador, para enseñarnos a trabajar en el Amor. ¡Oh Señor!, que a todos buscas. Tú, el Rey, te sentabas en una barca y desde el lago de Galilea enseñabas Tu Palabra. Tú, que a los leprosos curabas y sanabas las almas. Tu mirada era sólo Amor y ofrenda del dolor que causaba el hedor de las almas putrefactas. Tú, Señor, que conoces todos nuestros pecados pero a pesar de eso nos sigues amando. Tú, que por nosotros te sigues dando, para que volvamos a Tu lado. Tú, Señor, que por gran Misterio nos quieres dar un corazón nuevo para nacer a Vos y vivir en unión con Nuestro Creador. Señor, que nos regalas la esperanza de habitar algún día en eterna alabanza en la Morada Santa, permite a este siervo Tuyo tirar las redes para llevar a mis hermanos hacia Tus Benditas Manos.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Pidamos al Señor, en humilde oración, que podamos ayudar a la conversión de nuestros hermanos.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
miércoles, 22 de junio de 2016
EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 22 DE JUNIO DEL 2016
Los falsos profetas
Tiempo Ordinario
Mateo 7, 15-20. Tiempo Ordinario. Dar fruto es comunicar a los demás una fe que hemos recibido como un don.
Por: Buenaventura Acero | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 15-20
«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis.
Oración introductoria
Jesús, ilumina mi oración para salir de ella fortalecido, dispuesto a dar los frutos buenos que debo producir. Para perseverar y ser fiel en mi vocación necesito de tu gracia, de tu luz.
Petición
Señor, ayúdame a descubrir lo que me impide crecer más en el amor.
Meditación del Papa Benedicto XVI
La verdadera caridad consiste en amar tanto a los amigos como a los enemigos, añade: "Si uno adolece de esta virtud, pierde todo bien que tiene, es privado del talento recibido y es arrojado fuera, a las tinieblas". ¡Queridos hermanos, acojamos la invitación a la vigilancia, a la que tantas veces nos llaman las Escrituras! Es la actitud de quien sabe que el Señor volverá y querrá ver en nosotros los frutos de su amor. La caridad es el bien fundamental que nadie puede dejar de hacer fructificar y sin el cual todo otro don es vano. Si Jesús nos ha amado hasta el punto de dar su vida por nosotros, ¿cómo podríamos no amar a Dios con todas nuestras fuerzas y amarnos de verdadero corazón los unos a los otros? Sólo practicando la caridad, también nosotros podremos participar en la alegría del Señor. Que la Virgen María sea nuestra maestra de laboriosa y alegre vigilancia en el camino hacia el encuentro con Dios. Benedicto XVI, 13 de noviembre de 2011.
Reflexión
Vivimos en un mundo frenético en sus comunicaciones, y en buena parte de sus actividades laborales y comerciales. Donde se valora quien produce más y se margina a quien no alcanza los ratings de ventas.
Donde la competencia profesional se evalúa constante e implacablemente y se contabiliza con avaricia los resultados. En donde se busca sólo a personas que encabecen proyectos de éxito, etc. La lógica evangélica es, si cabe, más comprometedora.
Para ser un buen discípulo, no basta emplearse a fondo, como lo haríamos al ocupar un cargo de responsabilidad en una empresa hoy en día. No basta siquiera ser original, presentar de manera nueva, atrayente o asequible el mensaje, el producto o el servicio. Aun poniendo en juego todas las dotes humanas de que disponemos, hemos de partir de la base que en todo ello sólo somos instrumentos en las manos de Dios. Porque dar fruto es comunicar a los demás una experiencia, una fe que hemos recibido como un don. Es darla no como quien comparte algo que tiene en "posesión", porque la fe no se posee y es sólo de Dios.
Pero Él nos ha concedido comunicar nuestra vivencia, conscientes que Dios añadirá la parte que le corresponde. Se requiere dejarse guiar por el Espíritu Santo, y sobretodo humildad y confianza, para estar más pendientes de Dios y de su voluntad, que de nosotros mismos. Nuestras virtudes y capacidades, así como nuestros defectos y limitaciones, son también parte de ese plan de Dios. Por sus frutos los reconoceréis... es la llamada colaborar en la obra de Dios si nos prestamos con decisión y humildad.
Propósito
Consentiré sólo buenos pensamientos y deseos y desecharé todo lo que me aleje del amor de Dios.
Diálogo con Cristo
Jesús, quiero vivir siempre bajo tu cuidado exigente, pero amoroso. No puedo dar fruto viviendo mediocremente. Ayúdame a crecer en la generosidad, en la prontitud, en la autenticidad, que nunca consienta el egoísmo o doblez. Sé que esto es difícil, por eso te pido tu gracia, para rectificar hoy todo aquello que me aleja de Ti.
«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis.
Oración introductoria
Jesús, ilumina mi oración para salir de ella fortalecido, dispuesto a dar los frutos buenos que debo producir. Para perseverar y ser fiel en mi vocación necesito de tu gracia, de tu luz.
Petición
Señor, ayúdame a descubrir lo que me impide crecer más en el amor.
Meditación del Papa Benedicto XVI
La verdadera caridad consiste en amar tanto a los amigos como a los enemigos, añade: "Si uno adolece de esta virtud, pierde todo bien que tiene, es privado del talento recibido y es arrojado fuera, a las tinieblas". ¡Queridos hermanos, acojamos la invitación a la vigilancia, a la que tantas veces nos llaman las Escrituras! Es la actitud de quien sabe que el Señor volverá y querrá ver en nosotros los frutos de su amor. La caridad es el bien fundamental que nadie puede dejar de hacer fructificar y sin el cual todo otro don es vano. Si Jesús nos ha amado hasta el punto de dar su vida por nosotros, ¿cómo podríamos no amar a Dios con todas nuestras fuerzas y amarnos de verdadero corazón los unos a los otros? Sólo practicando la caridad, también nosotros podremos participar en la alegría del Señor. Que la Virgen María sea nuestra maestra de laboriosa y alegre vigilancia en el camino hacia el encuentro con Dios. Benedicto XVI, 13 de noviembre de 2011.
Reflexión
Vivimos en un mundo frenético en sus comunicaciones, y en buena parte de sus actividades laborales y comerciales. Donde se valora quien produce más y se margina a quien no alcanza los ratings de ventas.
Donde la competencia profesional se evalúa constante e implacablemente y se contabiliza con avaricia los resultados. En donde se busca sólo a personas que encabecen proyectos de éxito, etc. La lógica evangélica es, si cabe, más comprometedora.
Para ser un buen discípulo, no basta emplearse a fondo, como lo haríamos al ocupar un cargo de responsabilidad en una empresa hoy en día. No basta siquiera ser original, presentar de manera nueva, atrayente o asequible el mensaje, el producto o el servicio. Aun poniendo en juego todas las dotes humanas de que disponemos, hemos de partir de la base que en todo ello sólo somos instrumentos en las manos de Dios. Porque dar fruto es comunicar a los demás una experiencia, una fe que hemos recibido como un don. Es darla no como quien comparte algo que tiene en "posesión", porque la fe no se posee y es sólo de Dios.
Pero Él nos ha concedido comunicar nuestra vivencia, conscientes que Dios añadirá la parte que le corresponde. Se requiere dejarse guiar por el Espíritu Santo, y sobretodo humildad y confianza, para estar más pendientes de Dios y de su voluntad, que de nosotros mismos. Nuestras virtudes y capacidades, así como nuestros defectos y limitaciones, son también parte de ese plan de Dios. Por sus frutos los reconoceréis... es la llamada colaborar en la obra de Dios si nos prestamos con decisión y humildad.
Propósito
Consentiré sólo buenos pensamientos y deseos y desecharé todo lo que me aleje del amor de Dios.
Diálogo con Cristo
Jesús, quiero vivir siempre bajo tu cuidado exigente, pero amoroso. No puedo dar fruto viviendo mediocremente. Ayúdame a crecer en la generosidad, en la prontitud, en la autenticidad, que nunca consienta el egoísmo o doblez. Sé que esto es difícil, por eso te pido tu gracia, para rectificar hoy todo aquello que me aleja de Ti.
SALMO 118, MUÉSTRAME, SEÑOR, EL CAMINO DE TUS LEYES
Salmo
Sal 118,33.34.35.36.37.40
R/. Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes
Muéstrame, Señor,
el camino de tus leyes,
y lo seguiré puntualmente. R/.
Enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón. R/.
Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo. R/.
Inclina mi corazón a tus preceptos,
y no al interés. R/.
Aparta mis ojos de las vanidades,
dame vida con tu palabra. R/.
Mira cómo ansío tus decretos:
dame vida con tu justicia. R/.
UN ENFERMO EN LA FAMILIA
Un enfermo en la familia
Ver sufrir a aquellos que queremos es de las pruebas más amargas que nos puede deparar la vida
Por: Guillermo Urbizu | Fuente: Catholic.net
La predilección de Dios por los enfermos, y por los niños, está en los Evangelios, y es perfectamente verificable a lo largo de la historia de la santidad. Debemos imaginar la mirada de Jesús ante el sufrimiento, la ternura y delicadeza de cada uno de sus gestos. Y su amor -hoy como ayer- sigue sanando.
En todas las familias la enfermedad hace mella. Tarde o temprano llega. Y el dolor comienza a hacer su labor. Los nervios son inevitables. Ver sufrir a aquellos que queremos es de las pruebas más amargas que nos puede deparar la vida. Idas y venidas, médicos, cansancio, diagnósticos y lágrimas.
Aflora en ocasiones la rabia. Nos rebelamos a golpes de impotencia. Deambulamos serios, pálidos, postrados en el desaliento. “No puede ser, no puede ser”, nos decimos. “No a nosotros”. Y allí estamos, al lado de nuestra mujer o de nuestro marido, de nuestra hermana o hermano, de nuestra hija o hijo, de nuestra madre o padre.
Son momentos en los que el corazón humano parece quedarse a la intemperie, temblando, desnudo de convencionalismos y de buenas palabras.
El corazón anhela el milagro. Sí, el milagro de la curación. Pero también anhela el abrazo de la fe: la conversión. Quizá incluso sin saberlo, sin ser del todo conscientes de ello. El paisaje interior ha cambiado. Nos hemos dado cuenta, por fin, de que somos arrendatarios de nuestras vidas. Y que la felicidad no es propiedad del gracejo o de la carcajada estridente.
Quizá veamos en la mirada del que sufre la respuesta a nuestra existencia vacía. ¡Tantas acciones insensatas, tantas oportunidades de querer y ser queridos desperdiciadas! Y sentimos la necesidad de recapitular, de redefinir el sentido de las cosas. ¿Quién dice que la salud es sólo cuestión del cuerpo, algo exclusivamente somático?
La enfermedad acerca el alma a la Cruz, y por lo tanto a Cristo. La enfermedad -propia o ajena- nos hace madurar en humildad y resucita en nosotros la verdadera alegría. La enfermedad es un nuevo nacimiento, es comprender la Providencia de Dios sin recovecos. Se nos pide el milagro a nosotros. Porque ese dolor es ya corredentor para muchas otras almas.
¿El que sufre puede ser feliz? Desde luego. Pero la pregunta que yo me haría sería más bien: ¿Es posible ser feliz sin aceptar el sufrimiento, sin adentrarnos en el meollo divino de la enfermedad? Algunos interpretan esto como masoquismo cristiano. Igual que para nada entienden el sentido de la mortificación, cuando ellos mismos son capaces de aguantar lo inaguantable por cualquier fruslería.
La fe lo transforma todo. Todo. Por eso la enfermedad de un ser querido, cuando se vive en cristiano, deja de ser una desgracia que algunos calificarían de inútil e innecesaria. Somos los mismos, sí, pero distintos. Esa enfermedad es un signo de predilección, y puede significar la salvación de toda una familia.
La aparente limitación es en realidad una bendición que nos abre el corazón de par en par a la verdadera salud, que no es otra que el amor de Dios.
LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, MIÉRCOLES 22 DE JUNIO
LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Junio 22
Poco se acostumbra hoy a reflexionar, meditar, pensar con pausa y seriedad. El mundo que nos rodea es un mundo de bullicio que aturde y nos priva del silencio indispensable para nuestra introspección.
Somos seres inteligentes; si el hombre es el profesional del pensamiento, hay muchos hombres que no ejercen su profesión; no debemos marchar por la fuerza exclusiva de los instintos ciegos y apetencias naturales, ni como hipnotizados irresponsables, ni como sonámbulos inconscientes.
No vayamos a ser víctimas del vértigo de la velocidad, ni de la alocada precipitación, que es el mal terrible de nuestros días; dediquemos cada día unos breves minutos al menos a entrar dentro de nosotros mismos; el “minuto de Dios” ha de ocupar en nuestro día un lugar preponderante; cuanto más pensemos, más hombres seremos; cuanto más pensemos en Dios, más nos asemejaremos a Él.
“Meditaré tus leyes y tendré en cuenta tus caminos. Mi alegría está en tus preceptos, no olvidaré tu palabra” (Sal 118,15-16). La meditación de la Palabra del Señor y no solamente su lectura rápida o superficial; el minuto dedicado a Dios por la meditación de su santa Ley; deben ser dos preocupaciones que de continuo graben tu corazón.
* P. Alfonso Milagro
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