viernes, 27 de noviembre de 2015

EL PUNTO NEGRO



El punto negro





Cierto día un profesor entró en el aula de clase y le dijo a los alumnos que se prepararan para una prueba inesperada. Todos se sentaron en sus pupitres aguardando temerosos el examen que venía. Entonces, el profesor fue entregando las pruebas con el texto boca abajo, como era su costumbre.

Después de que todos recibieran la hoja, pidió que le dieran la vuelta. Sorprendentemente para todos, no había ninguna pregunta o texto escrito; tan solo un punto negro en el centro de la hoja. El profesor, viendo la expresión de sorpresa que todos tenían, dijo lo siguiente: ahora vosotros váis a escribir un comentario sobre lo que estáis viendo. Todos los alumnos, confundidos, comenzaron entonces la curiosa y extraña tarea.

Terminado el tiempo, el maestro recogió las hojas, se puso delante de la clase y comenzó a leer las redacciones, una a una, en voz alta.

Todas las pruebas, sin excepción, definían el punto negro, intentando dar explicaciones de su presencia al centro de la hoja. Terminada la lectura, con el aula en silencio, el profesor comenzó a explicar: esta prueba no cuenta para nota; solo sirve de lección para todos. Nadie en la sala ha escrito sobre la hoja en blanco. Todos habéis centrado vuestra atención en el punto negro.

Esto es lo que nos ocurre en nuestras vidas: en la vida de cada uno, en la vida de pareja y de familia, como también en la sociedad. El evangelio de San Mateo (7,1-5) exhorta a quitarnos la viga que tenemos en la vista antes de quitar la mota del ojo del hermano; nos da a entender que debemos mirar primero los propios defectos antes de criticar los defectos del prójimo.

Un mito griego quiso explicar por qué somos más propensos a ver los errores del hermano antes que los propias: la divinidad pagana había colocado sobre los hombros de los hombres unas alforjas que debían llevar sobre el pecho y a la espalda; en la alforja delantera llevaban los defectos ajenos y a la espalda los propios; por esta razón, ven más fácilmente los errores ajenos. De esta forma, entendemos por qué aquellos niños del relato centraron su reflexión sobre ‘el punto negro’ y no sobre ‘la hoja en blanco’.

Aquel profesor hizo tomar conciencia del hecho frecuente de centrar la atención en la mota que tienen en los ojos los demás mientras olvidamos la viga que tenemos delante, que nos impide ver lo mucho que hay de bueno en la creación, en las personas. Hemos llegado al punto que la buena noticia en la radio, en la prensa, en la pequeña pantalla, no nos llama la atención; estamos a la expectativa, a la caza de la mala noticia y es ésta la que impacta.

Esta actitud de centrarnos en ‘el punto negro’ es muy frecuente: los esposos se reprochan sus defectos el uno al otro, olvidando las cualidades y virtudes del cónyuge; los padres de familia advierten a sus hijos de su mala conducta, pero pasan por alto lo bueno que hacen. E. Villagrán resalta que “muchas veces los padres de familia se dirigen a los hijos para mandarlos, para castigarlos, para llamarles la atención, para corregirlos, pero muy pocas veces o ninguna para alabarlos, felicitarlos, motivarlos, aplaudirlos, reconocer sus cualidades, aciertos, éxitos y progresos”.

Y añade: “se debe felicitar, incentivar, agradecer, alentar, motivar a los hijos para que se sientan contentos y dispuestos a seguir luchando por su propio provecho y perfeccionamiento. A los hijos les agrada mucho escuchar de sus padres palabras de cariño y de entusiasmo; esto les ayuda a valorar lo que hacen y a valorarse como personas”. ¿A quién no le agrada recibir un elogio, unas palabras de estímulo?. Reconocer lo mucho que hay de bueno en las personas es, en última instancia, un reconocimiento al Creador que ha distribuido sus perfecciones y talentos entre los hombres.

Todos los hombres somos una página en blanco en la que debemos escribir nuestra propia historia, construida a base del desarrollo de los muchos talentos que Dios nos ha dado. Esta es nuestra gran responsabilidad, pero también nuestra mejor honra y satisfacción: hacer de la página en blanco un testimonio de la bondad que hay en nuestro ser.

ME TIENTA


ME TIENTA...





Ayúdame a hacer silencio, Señor, quiero escuchar tu voz. Toma mi mano, guíame al desierto. Que nos encontremos a solas, Tú y yo.

Necesito contemplar tu rostro, me hace falta el calor de tu voz, caminar juntos… callar, para que hables Tú.

Quiero revisar mi vida, descubrir en qué tengo que cambiar, afianzar lo que anda bien, sorprenderme con lo nuevo que me pides.

Me pongo en tus manos, ayúdame a dejar a un lado las prisas, las preocupaciones que llenan mi cabeza.

Barre mis dudas e inseguridades, quiero compartir mi vida y revisarla a tu lado. Ver dónde aprieta el zapato para urgir el cambio.

Me tienta el activismo. Me tienta la seguridad, hay que hacer, hacer y hacer. Y me olvido del silencio, dedico poco tiempo a la oración. ¿Leer tu Palabra en la Biblia?… para cuando haya tiempo.

Me tienta la incoherencia. Hablar mucho y hacer poco. Mostrar apariencia de buen cristiano, pero dentro, donde sólo Tú y yo nos conocemos, tenemos mucho que cambiar.

Me tienta ser el centro del mundo. Que los demás giren a mi alrededor. Que me sirvan en lugar de servir. Me tienta la idolatría. Fabricarme un ídolo con mis proyectos, mis convicciones, mis certezas y conveniencias, y ponerle tu nombre de Dios.

Me tienta la falta de compromiso. Es más fácil pasar de largo que bajarse del caballo y actuar como el buen samaritano. ¡Hay tantos caídos a mi lado, Señor, y yo me hago el distraído!

Me tienta la falta de sensibilidad, no tener compasión, acostumbrarme a que otros sufran y tener excusas, razones, explicaciones… que no tienen nada de Evangelio pero que me conforman… un rato, Señor, porque en el fondo no puedo engañarte.

Me tienta separar la fe y la vida. Leer el diario, ver las noticias sin indignarme evangélicamente por la ausencia de justicia y la falta de solidaridad.

Me tienta el mirar la realidad sin la mirada del Reino. Me tienta el alejarme de la política, la economía, la participación social… que se metan otros… yo, cristiano sólo el Domingo. Misa y gracias…

Me tienta el tener tiempo para todo menos para lo importante. La familia, los hijos, la oración… al cuadragésimo lugar. Hay cosas más importantes. ¿Las hay?

Me tienta, Señor, el desaliento, lo difícil que a veces se presentan las cosas. Me tienta la desesperanza, la falta de utopía. Me tienta el dejarlo para mañana, cuando hay que empezar a cambiar hoy.

Me tienta creer que te escucho cuando escucho mi voz. ¡Enséñame a discernir! Dame luz para distinguir tu rostro.

Llévame al desierto de la oración, Señor, despójame de lo que me ata, sacude mis certezas y pon a prueba mi amor. Para empezar de nuevo, humilde, sencillo, con fuerza y Espíritu para vivir fiel a Ti. Amén.

ESTAMPA CON ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA


PONTE DE PIE


PONTE DE PIE






Profesor escribiendo en la pizarra Había un profesor de Filosofía que era un Ateo profundamente comprometido. Su principal meta cada semestre era probar que Dios no podía existir.
Sus estudiantes siempre tenían miedo de discutir con él por su lógica impecable. Durante 20 años, siempre pensó que nadie en su clase y fuera de ella, tendría el valor de ir en su contra.
Claro, algunos habían discutido en clase alguna vez, pero nunca realmente en su contra, y no lo hacían porque él tenía una gran reputación.

Al final de cada semestre, en el ultimo día, él pediría a su clase de 300 estudiantes: 'Si hay alguien que todavía cree en Jesús, que se ponga de pie!'. En 20 años, nunca nadie lo hizo. Ellos sabían lo que venía después, él diría: 'Porque todo aquel que cree en Dios es un tonto. Si Dios existiera, él lo demostraría impidiendo que este pedazo de tiza se rompiera al golpear el piso. ¡sería tan sencillo para Él probar que es Dios! Y aun así no puede hacerlo'. Y así, cada año azotaba un pedazo de tiza en el suelo para que se rompiera en pedazos.

Los estudiantes no podían hacer más que mirar. La mayoría de los estudiantes terminaban convencidos de que Dios no existía.

Ciertamente, algún que otro cristiano se había colado, pero durante 20 años habían tenido miedo de ponerse de pie. Pues bien, hace unos años, un joven que había oído historias sobre este maestro, se inscribió en esta clase pues sin ella, no podría terminar su carrera. Por ello, tenía miedo. Durante los primeros 3 meses de aquel semestre, él oraba todos los días para tener el valor de ponerse de pie, sin importar lo que dijera el maestro, o qué pensaran sus compañeros de clase. Nada de lo que dijeran quebrantaría su fe. Finalmente llegó el día. El profesor dijo: ' Si hay alguien que todavía cree en Dios, que se ponga de pie!'. De repente, al fondo del salón, el estudiante se levantó. El profesor y la clase de 300 alumnos le miraron fijamente, en estado de shock.
El profesor gritó 'TONTO! Si Dios existiera, Él lo probaría evitando que este pedazo de tiza se rompiese al golpear el piso!'.

Acto seguido, arrojó la tiza, pero al momento que lo hizo la tiza se resbaló de sus dedos y fue resbalando por su manga, por los pliegues de su pantalón y por su zapato hasta que,
intacto, rodó por el suelo.

El profesor se quedó con la boca abierta, observando la tiza en el suelo, después levantó su mirada al joven que estaba de pie y salió corriendo del salón. 
El joven entonces pasó al frente del salón y habló de su fe en Jesús durante la siguiente media hora. Los 300 estudiantes escucharon cómo hablaba del amor de Dios hacia ellos y de su poder.

A veces, lo único que necesitamos hacer es ponernos de pie. Y no se olviden de que Él está allí.

ESTAMPAS CON JACULATORIAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS






PARA PROTEGERTE DE LA ENVIDIA


Para protegerte de la envidia



El P. Alfonso Milagro, autor de libros muy vendidos, cuenta esta constatación: Encontré a un hombre de buenas cualidades que casi las maldecía. Le pregunté por qué y me respondió: “Porque hacen sombra, y eso no me lo perdonan”. Eso es la envidia, un sentimiento de aguda incomodidad al ver a otro que tiene lo que deseamos. ¿Cómo protegerte? Con esta oración:

Protégeme, Señor, de todo mal, cúbreme con tu preciosa sangre salvadora, rodéame con la gloria de tu resurrección. Cuídame por la intercesión de María, de todos tus santos y de todos tus ángeles. Cúbreme con tu gloria, Dios mío. Mira a los que quieren dañarme o desprestigiarme. Muéstrales la fealdad de la envidia, y toca sus corazones para que me miren con buenos ojos. Sánalos de todo mal sentimiento, cura sus heridas más profundas, y bendícelos en abundancia, para que sean felices, y ya no necesiten dañarme. Confío en ti, Señor. Amén. (P. Víctor Fernández).

El envidioso no cae en la cuenta de que la infelicidad no proviene de lo que no se tiene, sino de la falta de aprecio por lo que sí se posee. Hay además una falta de compromiso y responsabilidad con la propia vida, porque el celoso, pendiente de la vida de otros, no asume la propia con sus fortalezas y posibilidades reales. El Señor te libre de todo daño.



Enviado por el P. Natalio

HOY ES LA FIESTA DE LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA, 27 DE NOVIEMBRE

Hoy es la Fiesta de la Virgen de la Medalla Milagrosa
Por Abel Camasca




(ACI).- "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza", dijo la Virgen María a Santa Catalina Labouré un 27 de noviembre de 1830.

En la aparición, la Madre de Dios estaba con una túnica blanca y un velo del mismo color que cubría su cabeza hasta los pies. Su rostro era bellísimo. Los pies se posaban sobre un globo blanco y aplastaban una serpiente.

Sus manos, a la altura del corazón, portaban un globo pequeño de oro, coronado con una crucecita. En los dedos aparecieron anillos con piedras preciosas que brillaban y alumbraban en toda dirección.

La Virgen miró a Santa Catalina y le dijo: “este globo que ves (a los pies) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden”.


 
El globo de oro que tenía la Virgen entre manos se desvaneció y sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz continuaban cayendo sobre el globo blanco de los pies.

De pronto apareció una forma ovalada en torno a la Virgen con una inscripción en el borde interior que decía: "María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti".

Las palabras formaban un semicírculo que iniciaba a la altura de la mano derecha, pasaba por arriba de la cabeza de María y terminaba a la altura de la mano izquierda. Es aquí donde la Virgen le pide a Catalina que acuñe una medalla según lo que está viendo.

La aparición dio media vuelta y en el reverso estaba una “M” con la cruz sobre una barra, la cual atravesaba la letra. Debajo estaban el corazón de Jesús, circuncidado con una corona de espinas, y el corazón de la Virgen María, traspasado por una espada. Alrededor había doce estrellas.

La manifestación se repitió hacia fines de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. En un principio la medalla era llamada “de la Inmaculada Concepción”, pero cuando se expandió la devoción y se produjeron muchos milagros, se le llamó “La Medalla Milagrosa”, como es conocida hasta nuestros días.

FELIZ VIERNES!!!


jueves, 26 de noviembre de 2015

IMÁGENES DEL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS O HAPPY THANKSGIVING










¿CÓMO VIVIR THANKSGIVING O DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS EN CLAVE CATÓLICA?


¿Cómo vivir Thanksgiving o Día de Acción de Gracias en clave católica?



 (ACI/EWTN Noticias).- Hoy en Estados Unidos se celebra Thanksgiving o el Día de Acción de Gracias que recuerda la primera cena de agradecimiento en 1621 de un grupo peregrinos con nativos, en la que se dio gracias a Dios por la abundancia de cosechas en el nuevo mundo. El ahora Arzobispo de Los Ángeles (EEUU), Mons. José Gómez, explicó por qué esta fiesta es profundamente católica.

En el año 2008, cuando era aún Arzobispo de San Antonio (Texas), Mons. Gómez publicó en el diario Today’s Catholic un artículo en el que explicaba el sentido católico del Día de Acción de Gracias, "un día especial, donde ante todo se celebra la unidad familiar. En efecto, las familias se reúnen en Thanksgiving con más frecuencia que en cualquier otra fiesta, incluyendo la Navidad".

El Prelado relató que "antes de la ‘primera’ celebración de Thanksgiving en 1621 en suelo norteamericano, el 30 de abril de 1598, en Texas, Don Juan de Oñate ya había declarado oficialmente un ‘Día de Acción de Gracias’, que fue conmemorado con el santo sacrificio de la Misa".



Oñate, contó el Prelado, "hizo lo más propiamente católico: celebrar la Eucaristía, una palabra que viene del término griega Eukaristein, y que significa, precisamente ‘acción de gracias’".

"Esta es la razón por la cual, pese a que Thanksgiving no es una fiesta de guardar en el calendario católico, el calendario litúrgico de la Iglesia en los Estados Unidos lo celebra con la solemnidad de dos lecturas –una del Antiguo y otra del Nuevo Testamento– y con una emblemática lectura del Evangelio de Lucas: el pasaje del ‘Magnificat’" de María.

Mons. Gómez resaltó que "aunque la Virgen María lo vivió de manera única y privilegiada, todos (…) podemos elevar nuestra acción de gracias a Dios porque nos ha dado más de lo que imaginamos o merecemos, simplemente porque, como nos dice nuestra Santa Madre, Él ha hecho obras grandes por nosotros, y su nombre es santo".

"Por eso, los católicos no sólo debemos celebrar el Día de Acción de Gracias con profundo espíritu de oración, agradecimiento y alegría, sino que la celebración de este día nos debe llevar a recordar que nuestra vida como católicos es una constante acción de gracias. A través de nuestros actos de la vida cotidiana, que deben todos ellos dar gloria a Dios, y de manera especial a través de la celebración de la Eucaristía".

El actual Arzobispo de Los Ángeles, la arquidiócesis más grande de Estados Unidos, recordó además que "este fin de semana iniciamos el tiempo especial del Adviento. A través de él nos preparamos para recibir el supremo regalo de Dios: su propio Hijo, hecho uno de nosotros para reconciliar a la humanidad".

"Rezo –concluyó– de todo corazón a nuestra Santa Madre, la gran agradecida del Señor, para que nos prepare con un corazón lleno de acción de gracias para los grandes misterios de la Navidad".

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 26 DE NOVIEMBRE DEL 2015


La ruina de Jerusalén
Tiempo Ordinario

Lucas 21, 20-28. Tiempo Ordinario. Cristo no nos pide lo que no le podemos dar pero sí que le amemos por encima de nuestras preocupaciones. 


Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 21, 20-28
«Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! «Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación». 

Oración introductoria
Señor Jesús, pasajes del Evangelio como el de hoy pueden parecer inquietantes en un primer momento. Pero sabiendo que tengo la enorme gracia de poder tener un momento de intimidad contigo en la oración, lo que hago es levantar la cabeza para estar dispuesto a escucharte, porque sé que Tú eres mi liberación.

Petición
Jesús, Tú eres mi esperanza, ¡aumenta mi confianza!

Meditación del Papa Francisco
Pensamos en el regreso de Cristo y en su juicio final, que manifestará, hasta sus últimas consecuencias, el bien que cada uno habrá realizado o habrá dejado de realizar durante su vida terrena, percibimos que nos encontramos ante un misterio que nos supera, que no conseguimos ni siquiera imaginar. Un misterio que casi instintivamente suscita en nosotros una sensación de miedo, y quizás también de trepidación. Pero si reflexionamos bien sobre esta realidad, esta sólo puede agrandar el corazón de un cristiano y ser un gran motivo de consuelo y confianza.
A este propósito, el testimonio de las primeras comunidades cristianas resuena muy sugerente. Estas solían acompañar las celebraciones y las oraciones con la aclamación Maranathá, una expresión constituida por dos palabras arameas que, según cómo sean pronunciadas, se pueden entender como una súplica: “¡Ven, Señor!”, o como una certeza alimentada por la fe: “Sí, el Señor viene, el Señor está cerca”. Es la exclamación con la que culmina toda la Revelación cristiana, al final de la maravillosa contemplación que se nos ofrece en el Apocalipsis de Juan. En ese caso, es la Iglesia-esposa que, en nombre de la humanidad, de toda la humanidad, y en cuanto su primicia, se dirige a Cristo, su esposo, deseando ser envuelta por su abrazo; un abrazo, el abrazo de Jesús, que es plenitud de vida y de amor. (Catequesis de S.S. Francisco, 11 de diciembre de 2013).

Reflexión
El lenguaje escatológico empleado por Cristo en este pasaje nos muestra dos cosas: que Él es el Señor y dueño de la historia y de los acontecimientos, y que todo cristiano tiene como consigna la vigilancia, pues desconocemos el día y la hora en que todo esto sucederá.

El Señor nos dice: "quien está en el campo que no entre en la ciudad y quien esté en la ciudad que se aleje". Cristo no nos pide lo que no le podemos dar pero sí reclama un seguimiento convencido por parte de cada uno: que le amemos por encima de nuestras tribulaciones o en medio de la perplejidad; que aguardemos con esperanza su segunda venida.

También nos advierte que el camino de la cruz no es fácil y que a veces cuesta, sin embargo sabemos que cuando Dios pide algo, no hace más que requerir lo que precisamente ha dado. Por lo tanto tenemos un modelo donde reflejarnos. Él nunca nos deja solos. Repitamos las palabras de Santa Teresa "Solo Dios basta" y seamos capaces de cobrar el animo y levantar nuestra cabeza porque se acerca nuestra liberación.

Propósito
Liberarnos ante todo del pecado, de nuestra miseria, de nuestros rencores e insatisfacciones.

Diálogo con Cristo
Señor, ayúdame a ver todos los sucesos de mi vida en la perspectiva de la eternidad. Ver todo con tu mirada, para saber qué es lo que realmente tiene valor. Sólo al final de mi vida podré confirmar que todo tiene sentido y que la lucha por vivir el Evangelio vale la pena, pero ahora sé que nunca me voy arrepentir de lo que haya hecho por amor a Ti, ¡gracias por darme la certeza de mi fe!

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES DE CRISTO


Oración por los sacerdotes de Cristo



Oh Jesús, Eterno Sacerdote ! guarda a tus sacerdotes al abrigo de tu Corazón. Guarda sin manchas sus manos consagradas que diariamente tocan tu santo Cuerpo, y limpios sus labios teñidos con tu preciosa Sangre.
Guarda puros sus corazones, marcados con el sello sublime del Sacerdocio, y no permitas que el espíritu del mundo los contamine. Aumenta el número de tus apóstoles, que tu santo Amor los proteja de todo peligro.

Bendice sus trabajos y que el fruto de sus desvelos sea la salvación de muchas almas. que serán su consuelo aquí y su corona eterna. Amén.

ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA


Jesús Eucaristía



¡ Jesús Eucaristía!
¡ Tú eres mi Dios y mi todo!
Y por eso en estos momentos quiero
profundizar en esta trascendental
verdad.

¡ Jesús Eucaristía!
¡ Tú eres mi Dios y mi todo!
Sé que muchas cosas me sobran
y quiero prescindir libremente de ellas
pero de tí, es absolutamente imposible
que yo pueda abstenerme... porque
Tu eres el Señor de mi vida, el dueño
absoluto de mis aspiraciones y demás
sentimientos, el ideal y la razón cabal
de toda mi existencia.

¡ Jesús Eucaristía!
¡ Tú eres mi Dios y mi todo!
Háblame en lo más profundo de mi ser.
Revélame tu amor y tu misterio.
Comunícame tu luz y tu verdad suprema
hazme experimentar viva y poderosamente
que Tú solamente tú. 
eres lo único  necesario en mi vida.

¡ Jesús Eucaristía!
¡ Tú eres mi Dios y mi todo!
Tú eres el motivo de mi contemplación,
el anhelo constante de todos mis
pensamientos, la meta de todas mis
acciones, el objetivo de todas mis
aspiraciones.

¡ Jesús Eucaristía!
¡ Tú eres mi Dios y mi todo!
Que la creación te glorifique,
los volcanes proclamen tu poder,
la tempestad tu omnipotencia,
los ríos y las praderas tu suavidad
y armonía, los cielos y los espacios
canten tu excelsa gloria.

¡ Jesús Eucaristía!
¡ Tú eres mi Dios y mi todo!
Amén.

EL DOMINGO 29 DE NOVIEMBRE 2015 YA EMPIEZA EL ADVIENTO


¡El domingo ya empieza el Adviento!
Cuatro domingos de Adviento tendrán que pasar para que ya, una vez más, estemos en Navidad...


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Cuatro domingos de Adviento tendrán que pasar para que ya, una vez más, estemos en Navidad...
El próximo domingo será el primero y el advenimiento que vamos a celebrar es la conmemoración de la llegada del Hijo de Dios a la Tierra.
Es tiempo de preparación puesto que siempre que esperamos recibir a una persona importante, nos preparamos.

La Iglesia nos invita a que introduzcamos en nuestro espíritu y en nuestro cotidiano vivir un nuevo aspecto disciplinario para aumentar el deseo ferviente de la venida del Mesías y que su llegada purifique e ilumine este mundo, caótico y deshumanizado, procurando el recogimiento y que sean más abundantes y profundos los tiempos de oración y el ofrecimiento de sacrificios, aunque sean cosas pequeñas y simples, preparando así los Caminos del Señor.

Caminos que llevamos en nuestro interior y que tenemos que luchar para que no se llenen de tinieblas, de ambición, de lujuria, de envidia, de soberbia y de tantas otras debilidades propias de nuestro corazón humano, sino que sean caminos de luz, senderos que nos conduzcan a la cima de la montaña, a la conquista de nuestro propio yo.

Hace unos días celebrábamos el día de Cristo Rey. Cristo es un Rey que no es de este mundo. El reino que El nos vino a enseñar pertenece a los pobres, a los pequeños y también a los pecadores arrepentidos, es decir, a los que lo acogen con corazón humilde y los declara bienaventurados porque de "ellos es el Reino de los Cielos".... y a lo "pequeños" es a quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas ocultas a los sabios y a los ricos.

Es preciso entrar en ese Reino y para eso hay que hacerse discípulo de Cristo.
A nosotros no toca ser portadores del mensaje que Jesús vino a traer a la Tierra.

Cristo no vivió su vida para sí mismo, sino para nosotros desde su Encarnación. por "nosotros los hombres y por nuestra salvación hasta su muerte, por nuestros pecados" (1Co 15,3) y en su Resurrección "para nuestra justificación (Rm4,1) "estando siempre vivo para interceder en nuestro favor" (Hb 7,25). Con todo lo que vivió y sufrió por nosotros, de una vez por todas, permanece presente para siempre "ante el acatamiento de Dios en favor nuestro" (Hb 9,24).

Cuatro domingos faltan para que celebremos su llegada. Días y semanas para meditar, menos carreras, menos cansancio del bullicio y ajetreo de compras y compromisos, de banalidades y gastos superfluos... mejor preparar nuestro corazón y tratar de que los demás lo hagan también para el Gran Día del Nacimiento en la Tierra de Dios que se hace hombre.

PREPARÉMOSNOS CON ILUSIÓN Y CON FE.

FELIZ JUEVES!!


miércoles, 25 de noviembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 25 DE NOVIEMBRE DEL 2015


Persecución de los discípulos
Tiempo Ordinario


Lucas 21, 12-19. Tiempo Ordinario. Como cristianos estamos llamados a amar y a vencer con amor el egoísmo. 


Por: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 21, 12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. 

Oración introductoria
Espíritu Santo, dulce huésped de mi alma, Tú eres mi Abogado y Consolador, el que me asiste, el que me ilumina y guía. Ayúdame a ponerte en el centro de mi vida y de mi actividad, especialmente hazte presente en esta meditación.

Petición
Señor, dame la gracia de confiar siempre en tu Providencia divina.

Meditación del Papa Francisco
El segundo aspecto nos interpela precisamente como cristianos y como Iglesia: Jesús preanuncia pruebas dolorosas y persecuciones que sus discípulos deberán padecer, por su causa. Sin embargo asegura: “Pero no perecerá ni un cabello de su cabeza”. ¡Nos recuerda que estamos totalmente en las manos de Dios!
Las adversidades que encontramos por nuestra fe y nuestra adhesión al Evangelio son ocasiones de testimonio; no deben alejarnos del Señor, sino impulsarnos a abandonarnos aún más en Él, en la fuerza de su Espíritu y de su gracia.
En este momento pienso y pensamos todos, hagámoslo juntos, pensemos en tantos hermanos cristianos que sufren persecuciones a causa de su fe. ¡Hay tantos! Quizá más que en los primeros siglos. Jesús está con ellos. También nosotros estamos unidos a ellos con nuestra oración y nuestro afecto. También sentimos admiración por su coraje y su testimonio. Son nuestros hermanos y hermanas que en tantas partes del mundo sufren a causa de ser fieles a Jesucristo. Los saludamos de corazón y con afecto. (S.S. Francisco,  Ángelus del 17 de noviembre de 2013).
Reflexión


Cuando un día el obispo, además de darnos una cachetada, nos ungió la frente con el óleo de la confirmación en la fe, no cumplió con una especie de rito necesario para que luego pudiésemos acceder a los demás sacramentos, especialmente el matrimonio.

Fuimos confirmados en la fe. Fuimos constituidos “testigos” de Cristo en el mundo. Llegamos a la madurez de nuestra entrega al Señor. ¿Y qué mejor testimonio que el martirio por Cristo?

Pero atendamos a las entrañas de amor de Cristo para con su tan amada criatura. No es nuestro Dios un dios que se goza viéndonos sufrir o queriendo que suframos simplemente porque sí. Seguir a Cristo no implica vivir de tormentos toda la vida. Amarlo no es dejar que nos golpeen toda nuestra bendita existencia.

Cuando Cristo nos previene de las persecuciones únicamente está siendo realista con nosotros, nos está dando como un voto de confianza. “Me habéis amado. Pues sabed que vuestros hermanos no siempre actuarán movidos por el amor como fuera de esperar sino que os harán sufrir. Pero confiad Yo he vencido con el amor al mundo”. No son, pues, palabras que hemos de temer sino consejos de amor, de grande esperanza.

Es el peso del amor. El egoísmo está muy difundido en nuestro mundo, pero como cristianos estamos llamados a amar y a vencer con el amor el egoísmo. Y aunque tengamos mil problemas tenemos en Cristo la confianza de haber obtenido la victoria.

¡Ya hemos vencido! Porque Él nos ha amado primero y ya nos ha prometido de no abandonarnos en esta dulce lucha por Él que es nuestro Amado. ¿No es cierto que es un gozo, entonces, poder dar testimonio por Alguien a quien amamos de verdad?

Propósito
No podemos faltar en nuestra misión de llevar la luz de Cristo, de proclamar el feliz anuncio del Evangelio, aún si ello comparta la persecución. Que no me de pena hablar de Dios a los demás.

Diálogo con Cristo 
Señor, seguir tu Evangelio, ser un discípulo y misionero de tu amor, es oponerse a lo que el mundo ofrece y que la mayoría considera como auténtica felicidad. Necesito hacer un sincero esfuerzo por adquirir aquellas virtudes que me permitan vivir auténticamente mi fe: la pureza, la fidelidad, la humildad, la sinceridad y la autenticidad. Te pido, por intercesión de María, la sabiduría y la fuerza que necesito para serte fiel.

IMÁGENES DE ADVIENTO 2015
















HIJOS ALEJADOS DE LA RELIGIÓN


Hijos alejados de la religión




Un estudio reciente concluyó que la mitad de los jóvenes estadounidenses que crecieron como católicos no se identifican ahora como tales. Pensad en lo que esto significa: en los últimos 20-30 años, la mitad de los niños que han sido bautizados o que han recibido la confirmación y la mitad de los jóvenes que se han casado probablemente han abandonado la Iglesia. Otra de las conclusiones de este estudio es que cuatro de cada cinco católicos que abandonaron la Iglesia lo hicieron antes de los 23 años.

La mayoría de nosotros conoce esta situación por propia experiencia. Todos conocemos padres en nuestra parroquia que están dolidos por la lejanía de sus hijos. Puede ser incluso que sean nuestros hijos e hijas los que se han distanciado. El enfado e intentar dar respuestas rápidas a preguntas no formuladas no es eficaz

A continuación indicamos siete estrategias sencillas que puedes utilizar a partir de ahora para hacer volver a tu hijo. No es un esquema para una conversión rápida, porque estos pasos necesitan meses o años. Pero son indicaciones que se han verificado en el camino que lleva de nuevo a la fe.

1. Oración, ayuno y sacrificio
Si no haces estas tres cosas, puedes olvidarte de los otros pasos. Empieza a rezar desde ahora cada día durante 5-10 minutos por la vuelta de tu hijo. La parábola de Jesús sobre la viuda persistente en la oración (Lc 18, 1-8) confirma que Dios ama la oración continua, incluso si rezas pidiendo cada día por la misma necesidad. No abandones y no pienses que tu oración es ignorada e inútil. Recuerda las oraciones de Santa Mónica por su hijo, San Agustín.

2. Fórmate: Biblia y Catecismo
No puedes ofrecer lo que no tienes. Seguramente la idea de compartir la fe te entusiasma, pero entusiasmo y buena voluntad no te llevarán muy lejos. Tienes que conocer tu fe. Las mejores dos fuentes son la Biblia y el Catecismo. Familiarízate con ellas y léelas cada día, en pequeñas dosis. Después busca buenos libros católicos que te ayudarán a explicar y defender la fe; así estarás preparado cuando tu hijo te revele sus principales problemas con la Iglesia.

3. Plantar las semillas
Antes de que empieces a discutir sobre Dios o la Iglesia con tu hijo, tienes que plantar pequeñas semillas de fe y confianza en su vida. Una semilla es el amor incondicional. Tu hijo tiene que saber que le amas a pesar de todo: a pesar de sus elecciones morales o de su lejanía de la Iglesia. Debe saber que deseas por completo su bien. Sólo entonces te escuchará.

4. Empezar la conversación
En un determinado momento, necesitarás iniciar un diálogo sobre Dios y la Iglesia. Podrías decir: "¿Puedo preguntarte algo? Me pregunto si un día serás capaz de hablar sobre temas espirituales. Sé que tú relación con la Iglesia no es clara, ¿pero estarás dispuesto a hablar sobre ello algún día conmigo? Sólo quiero oír lo que tienes que decir".
¡Y haz sólo esto: escuchar! Tu objetivo es saber por qué tu hijo se alejó de la Iglesia. Las razones que te dé pueden ser distintas a las que tu esperas. Pregúntale en qué cree y por qué; y qué le alejó. No respondas de inmediato a las objeciones o las críticas, acéptalas. Esto implica que tendrás que morderte la lengua, pero ¡vale la pena!

5. Impulsar el diálogo
Ahora ya sabes por qué tu hijo se alejó de la Iglesia. Tal vez se ha alejado involuntariamente. Tal vez ha cambiado de religión. Tal vez no está de acuerdo con la enseñanza moral de la Iglesia. O tal vez es que ya no cree en Dios. Cualquiera que sea el motivo, ha llegado el momento de discutir sobre estos factores.
Habla con alegría y de manera positiva para aclarar cualquiera de sus ideas equivocadas. Por ejemplo, si dice: "Nunca crecí espiritualmente como católico”, lo más seguro es que nunca entendió del todo la Eucaristía o nunca se le enseñó nada sobre los grandes maestros espirituales de nuestra tradición. Propónselos con amabilidad y anímale a reconsiderar sus ideas.

6. Invítale y conéctalo
Cuando tu hijo muestre curiosidad e inclinación a volver, invítale a un evento de la parroquia. Puede ser un retiro de fin de semana, o un pequeño grupo parroquial de estudio o un evento comunitario. Tu objetivo es acompañarle en la vida de la parroquia, para que así restablezca los vínculos comunitarios de fe. Pero no te precipites. Invítale sólo después de que él haya expresado su deseo de volver, pues en caso contrario conseguirías sólo que se aleje de nuevo.

7. Cerrar el círculo
Por último, tienes que ayudar a tu hijo a reconciliarse formalmente con la Iglesia. Mucha gente, cuando llega este momento, se queda bloqueada. Un sacerdote me explicó una vez el caso de una señora que había abandonado la Iglesia cuando era adolescente y permaneció alejada durante más de treinta años. ¿Su motivo? No sabía cómo volver.
No dejes que esto suceda. Cuando tu hijo ya esté preparado para volver, habla con tu párroco y determina los pasos justos para cerrar el círculo. Tal vez sólo necesita una buena confesión, o tal vez lo más apropiado para él sea el Rito de la Iniciación Cristiana de Adultos. Un buen sacerdote puede valorar la situación y determinar los mejores pasos que hay que seguir.

Obviamente, sólo hemos rascado la superficie de esta hoja de ruta. La clave es no perder nunca la esperanza. Desesperanza no es una palabra del diccionario de Dios. Mientras tu hijo siga respirando, existe la esperanza. Dios ama a tu hijo más incluso que tú mismo. Por mucho que puedas desear que tu hijo vuelva a casa. Dios desea su vuelta infinitamente más y trabaja incesantemente para que esto suceda, incluso cuando la situación parece desesperada.

Confía en Dios, pídele que siga actuando en la vida de tu hijo y confía en Su ayuda para que vuelva a casa.


Brandon Vogt / Religión en Libertad

JESÚS EUCARISTÍA


JESÚS EUCARISTÍA



Jesús Eucaristía es el Rey de reyes y Señor de los señores, el Rey del universo, el Señor de la historia, el amigo de los hombres, el hijo de María, el niño de Belén, el Salvador del mundo, que se ha quedado junto a nosotros para ser nuestro compañero de camino y para que podamos acudir a Él fácilmente, cuando tengamos necesidad. Y nos sigue esperando para sanarnos, bendecirnos, alegrarnos y darnos su amor y paz. Su consultorio es el sagrario.


Él es el mejor médico, siquiatra y psicólogo del mundo. Atiende gratis las 24 horas de cada día y no necesitamos sacar cita para ser recibidos por Él. Además, Él lo sabe todo y sabe cuáles son nuestros males y necesidades antes de que se las digamos. Él nos espera. ¿Hasta cuándo? ¿Somos tan ricos que no necesitamos de su amor? 



P. Ángel Peña

¿QUÉ QUIERE DIOS DE NOSOTROS?


¿Qué quiere Dios de nosotros?
Dios quiere que le amemos con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas


Por: P Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net 




Uno de mis autores preferidos es San Agustín. Y un día leyendo uno de sus libros encontré esta frase que me hizo detenerme bruscamente, y volverla a leer: “¿Quién soy yo, Señor, para que me pidas y me exijas que te ame con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas, y te enojas muchísimo si no lo hago, más aún, me amenazas con castigos eternos. ¿Quién soy yo?. Y me puse a reflexionar en ello.

A Dios le importa de nosotros sobre todo una cosa, pero le importa muchísimo. Y es que le amemos. Pero que le amemos no de cualquier forma: con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.

Hay que concluir que, si no amamos, estamos perdidos. Con Dios no tenemos nada que hacer si no sabemos ofrecerle un poco de amor a Él y a nuestro prójimo. Pero si sabemos amar, estamos salvados. Después ese amor se demostrará con hechos, con actos de amor, como el participar en la misa, practicar la caridad con el prójimo etc.
Por eso, preguntémonos: ¿Cuánto amo yo a Dios? ¿Cuánto amo a mi prójimo? Ese es el máximo valor que tengo. Esa es mi salvación.

La religión cristiana era muy hermosa, la más maravillosa del mundo, cuando los cristianos cumplían sus dos únicos mandamientos de amar a Dios con todo el corazón y de amar al prójimo como a sí mismos.
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