El Papa renueva llamado de paz para Oriente Medio: Que nadie se desanime en este momento
Por Alvaro de Juana
Foto: Caritas Internationalis
(ACI).- El Papa Francisco recordó esta mañana a los cristianos perseguidos en Oriente Medio y pidió que “ninguno se desanime en este momento” al tiempo que lanzó un llamado a la comunidad internacional para que “sepa adoptar todas las estrategias validas al fin de lograr la paz”.
Al recibir en el Vaticano a los miembros del Sínodo de la Iglesia Caldea, que se celebra del 24 al 29 de este mes de octubre, el Santo Padre habló de la dramática situación que se vive en Oriente Medio sobre todo por el terrorismo islamista y también les pidió a los prelados ser verdaderos pastores con los fieles a imagen del Buen Pastor.
Al comienzo del discurso mandó un afectuoso saludo “a todos los fieles y todos los habitantes de las amadas tierras de Siria e Irak, en un periodo particularmente de sufrimiento y delicado, con el consuelo y la solidaridad cristiana”.
“Que la misericordia de Dios pueda, en el inminente Año Jubilar, calmar las heridas de la guerra que llenan el corazón de vuestras comunidades, para que ninguno se desanime en este momento, en el que los clamores de la violencia parecen superar las sinceras oraciones por la paz”.
“Hoy la situación en vuestras tierras de origen está gravemente comprometida por el odio fanático del terrorismo que continua provocando una fuerte hemorragia de fieles que se alejan de las tierras de sus padres, donde crecieron en la tradición”.
Francisco dijo que “este estado de cosas está ciertamente minando la vital presencia cristiana en aquella tierra que ha visto iniciar el camino del patriarca Abraham, resonar la voz de los Profetas que llamaban a la esperanza a Israel durante el exilio, fundar las primeras Iglesias sobre la sangre de tantos mártires, testimoniar la plenitud del Evangelio, hacer crecer las sociedades con su propia contribución, durante siglos de paz en convivencia con nuestros hermanos seguidores del Islam”.
Sin embargo, “por desgracia, nuestros tiempos están señalados por innumerables ejemplos de persecución, también hasta el martirio”, dijo en alusión a la situación que viven los cristianos de Oriente Medio.
El Papa recordó que la Iglesia Caldea sufre por esta situación y está atenta a las necesidades de los fieles que se han visto obligados a huir de sus países.
“Confirmo, hoy más que nunca, toda la ayuda y la solidaridad de la Sede Apostólica a favor del bien común de toda la Iglesia Caldea”.
“Rezo para que los cristianos no sean obligados a abandonar Irak y Oriente Medio” y “les exhorto a trabajar de manera incansable como constructores de unidad en todas las provincias de Irak, favoreciendo el diálogo y la colaboración entre todos los actores de la vida pública, contribuyendo a resanar las divisiones e impidiendo que surjan otras”.
El Pontífice aprovechó su visita para renovar el llamado a la comunidad internacional para que “sepa adoptar todas las estrategias validas al fin de lograr la paz en países terriblemente devastados por el odio, para llevar el aliento vital del Amor a lugares que desde siempre han sido encrucijada de los pueblos, culturas y naciones”.
“Para que la tan ansiada paz pueda surgir en el horizonte de la historia y así los dramas trágicos infligidos por la violencia dejen lugar a un clima de convivencia recíproca”.
Sobre el Sínodo de la Iglesia Caldea les recordó que es “un camino en compañía”, “un momento propicio de comparar las diversidades que enriquecen la comunión fraterna entre ustedes, bajo la mirada del Cristo Buen Pastor”.
El Papa les invitó a “seguir la exhortación del Apóstol Pablo” y tener “los mismos sentimientos de Cristo, obrando con misericordia, en la humildad, en la paciencia y en la acogida recíproca que genera comunión”.
Entre los deseos del Pontífice, expresó que sea vivido “con sentido de la responsabilidad, participación y servicio, teniendo siempre delante la imagen del Buen Pastor, que tiene en el corazón la salvación de sus ovejas y, de modo particular, toma cuidado de la perdida”.
Francisco les pidió comportarse así “sabiendo que el ejercicio de la comunión a veces requiere una verdadera y propia kenosis, un ‘abajamiento’ y un despojarse de sí mismo”.
También les pidió prestar atención a los laicos así como a los consagrados y sacerdotes y “ser benévolos y comprensivos con sus necesidades”.
El Santo Padre se despidió pidiéndoles un “espíritu misionero” y confiándoles palabras de aliento para los fieles.