Autor: Lucrecia R. de Planas | Fuente: Catholic.net El mayor en el Reino de los Cielos | |||
Mateo 18, 1-5.10. Ángeles Custodios. Tenemos que hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. | |||
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jueves, 2 de octubre de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 2 DE OCTUBRE DEL 2014
miércoles, 1 de octubre de 2014
PIEDRECITAS
PIEDRECITAS
En cierta ocasión, un hombre caminaba por la playa en una noche de luna llena. Iba pensando de esta forma: Si tuviera un coche nuevo, sería feliz. Si tuviera una casa grande, sería feliz. Si tuviera un excelente trabajo, sería feliz. Si tuviera una pareja perfecta, sería feliz, cuando tropezó con una bolsita llena de piedras.
Comenzó a arrojar las piedrecitas una por una al mar cada vez que decía: Sería feliz si tuviera...
Así lo hizo hasta que solamente quedó una piedrecita en la bolsita, que decidió guardar. Al llegar a su casa percibió que aquella piedrita era en realidad un diamante muy valioso.
¿Te imaginas cuántos diamantes arrojó al mar sin detenerse a pensar?
Así son las personas - arrojan sus preciosos tesoros por estar esperando lo que creen perfecto o soñando y deseando lo que no tienen, sin darle valor a lo que tienen cerca de ellas. Si mirasen alrededor, deteniéndose a observar, percibirían lo afortunadas que son.
Muy cerca de sí está su felicidad. Cada piedrecita debe ser observada -puede ser un diamante valioso. Cada uno de nuestros días puede ser considerado un diamante precioso, valioso e insustituible.
Depende de cada uno aprovecharlo o lanzarlo al mar del olvido para jamás recuperarlo.
¿Y tú como estás lanzando tus piedrecitas? que pueden ser novios, amigos, trabajo, e inclusive tus mismos sueños...
"El mundo está en las manos de aquellos que tienen el valor de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños."
NUESTRO ÁNGEL DE LA GUARDA
Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Nuestro ángel de la guarda
Necesitamos renovar nuestro trato afectuoso y sencillo con nuestro ángel de la guarda que está a nuestro lado y nos ayuda de mil modos.
Nuestro ángel de la guarda
Muchos tienen la costumbre de hablar con su ángel de la guarda. Le piden ayuda para resolver un problema familiar, para encontrar un estacionamiento, para no ser engañados en las compras, para dar un consejo acertado a un amigo, para consolar a los abuelos, a los padres o a los hijos.
Otros tienen al ángel de la guarda un poco olvidado. Quizá escucharon, de niños, que existe, que nos cuida, que nos ayuda en las mil aventuras de la vida. Recordarán, tal vez, haber visto el dibujo de un niño que camina, cogido de la mano, junto a un ángel grande y bello. Pero desde hace tiempo tienen al ángel “aparcado”, en el baúl de los recuerdos.
De grandes es normal que hablemos a los niños de su ángel de la guarda. Nos sería de provecho pensar también en nuestro ángel que está a nuestro lado y nos ayuda de mil modos.
Es verdad: Dios es el centro de nuestro amor, y a veces no tenemos mucho tiempo para pensar en los espíritus angélicos. Podemos, sin embargo, ver a nuestro ángel de la guarda no como una “devoción privada” ni como un residuo de la niñez, sino como un regalo del mismo Dios, que ha querido hacernos partícipes, ya en la tierra, de la compañía de una creatura celeste que contempla ese rostro del Padre que tanto anhelamos.
Necesitamos renovar nuestro trato afectuoso y sencillo, como el de los niños que poseen el Reino de los cielos (cf. Mt 19,14), con el propio ángel de la guarda. Para darle las gracias por su ayuda constante, por su protección, por su cariño. Para sentirnos, a través de él, más cerca de Dios. Para recordar que cada uno de nosotros tiene un alma preciosa, magnífica, infinitamente amada, invitada a llegar un día al cielo, al lugar donde el Amor y la Armonía lo son todo para todos. Para pedirle ayuda en un momento de prueba o ante las mil aventuras de la vida.
Necesitamos repetir, o aprender de cero, esa oración que la Iglesia, desde hace siglos, nos ha enseñado para dirigirnos a nuestro ángel de la guarda:
Ángel del Señor, que eres mi custodio,
puesto que la Providencia soberana me encomendó a ti,
ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día.
Amén.
LOS ÁNGELES CUSTODIOS, 2 DE OCTUBRE
Autor: Lucrecia Rego de Planas | Fuente: Catholic.net
Ángeles Custodios
Cada persona tiene un ángel custodio, 2 de octubre
Ángeles Custodios
Nuestros Guardaespaldas Celestiales
¿Quiénes son los ángeles custodios?
Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San Jerónimo: “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”.
En el antiguo testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado por un ángel (1 Reyes 19, 5.)
En el nuevo testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que se ve la misión de los ángeles: el mensaje a José para que huyera a Egipto, la liberación de Pedro en la cárcel, los ángeles que sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto.
La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.
Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como algo infantil, pero no debía ser así, pues si pensamos que la persona crece y que con este crecimiento se tendrá que enfrentar a una vida con mayores dificultades y tentaciones, el ángel custodio resulta de gran ayuda.
Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está cerquísima de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.
También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o las guíen en una situación difícil.
El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.
Cuida tu fe
Actualmente se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden “angelitos” de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres. Hay que tener cuidado al comprar estos materiales, pues muchas veces dan a los ángeles atribuciones que no le corresponden y los elevan a un lugar de semi-dioses, los convierten en “amuletos” que hacen caer en la idolatría, o crean confusiones entre las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.
Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses. No son lo único que nos puede acercar a Dios ni podemos reducir toda la enseñanza de la Iglesia a éstos. No hay que olvidar los mandamientos de Dios, los mandamientos de la Iglesia, los sacramentos, la oración, y otros medios que nos ayudan a vivir cerca de Dios.
PAPA FRANCISCO: PIDO A LOS EUROPEOS QUE ABRAN EL CORAZÓN
Papa Francisco: 'Pido a los europeos que abran el corazón'
El santo padre Francisco ha recibido este miércoles en el Vaticano a una delegación de sobrevivientes y familiares del naufragio en Lampedusa, del 3 de octubre del año pasado, en el que murieron 368 emigrantes. Lo indicó el director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi.
Lampedusa es una isla italiana, a mitad camino entre las costas de África e Italia y principal punto de llegada de los barcos o 'carretas del mar' cargados de prófugos o emigrantes.
El Papa recibió en la sala colindante con el Aula Pablo VI, a la delegación compuesta por unos 20 sobrevivientes y familiares, provenientes de diversos países europeos en los que encontraron acogida, generalmente junto a familiares que ya estaban en Europa. Entre los países de la actual residencia de ellos figuran Alemania, Suecia, Noruega, Holanda y Dinamarca. Otros sobrevivientes llegarán directamente a la conmemoración en Lampedusa, el próximo 3 de octubre.
Uno de los refugiados le dirigió al Papa unas palabras en inglés, pidiendo apoyo para el reconocimiento de los féretros, que en algunos casos no fue posible identificar. Otra persona de la delegación le agradeció en su idioma, y también una joven por el apoyo moral que les ha dado.
“Siento cosas indecibles porque no se encuentran palabras para expresarlas” dijo el Papa y añadió que "todo lo sufrido se contempla en el silencio y se llora, y buscamos cómo estarles cerca”.
“A veces --prosiguió el Santo Padre-- cuando parece que se ha llegado al puerto suceden cosas muy duras. Se encuentran las puertas cerradas y no se sabe dónde ir. Pero hay muchas personas que les tienen el corazón abierto. Y la puerta del corazón es la más importante en estos momentos. ¡Pido a todos los hombres y mujeres de Europa que abran las puertas del corazón!... ¡Quiero decirles que les estoy cerca, y que rezo. Pido para que se abran las puertas cerradas!”.
Le regalaron al Papa una escultura de hierro, que representa una botella en el mar con una familia en su interior. Al final del encuentro el Papa saludó a cada uno de los presentes.
La delegación fue organizada por el 'Comité 3 de Octubre', y les acompañaba el Limosnero Pontificio, Mons. Konrad Krajewski, y el entonces presidente del Centro Astalli para refugiados, padre Giovanni Lamma.
“En estos días --indicó el portavoz-- ha sido presentada una propuesta de ley para que el 3 de octubre sea la “Jornada de las Víctimas del Mar”.
FOTOS Y TEXTO DE LA AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA FRANCISCO, MIÉRCOLES 1 DE OCTUBRE
Texto completo de la audiencia general del Papa Francisco,
miércoles 1 de octubre
Queridos hermanos y hermanas, buenos días:
En esta semana, continuamos hablando de la Iglesia. Desde el inicio, el Señor ha colmado a la Iglesia de los dones de su Espíritu, haciéndola así siempre viva y fecunda, con los dones del Espíritu Santo. Entre estos dones, se distinguen algunos que resultan particularmente preciosos por la edificación y el camino de la comunidad cristiana: se trata de los carismas. En esta catequesis sobre la Iglesia queremos preguntarnos: ¿qué es exactamente un carisma? ¿Cómo podemos reconocerlo y acogerlo? Y sobre todo: ¿el hecho que en la Iglesia haya una diversidad y una multiplicidad de carismas, es visto en sentido positivo, como algo bonito, o como un problema?
En el lenguaje común, cuando se habla de "carisma", se entiende a menudo un talento, una habilidad natural. Se dice, "esta persona tiene un carisma especial para enseñar, tiene talento". Así, frente a una persona particularmente brillante y atractiva, se dice: "Es una persona carismática". ¿Qué significa? No lo sé, pero es carismática. Y así decimos, no sabemos qué decimos, pero decimos es carismática. En la prospectiva cristiana, sin embargo, el carisma es mucho más que una cualidad personal, de una predisposición de la que se puede estar dotado: el carisma es una gracia, un don concedido por Dios Padre, a través de la acción del Espíritu Santo. Y es un don que es dado a alguien no porque sea mejor que los otros o porque se lo ha merecido: es un regalo que Dios le hace, para que con la misma gratuidad y el mismo amor lo pueda poner al servicio de toda la comunidad, para el bien de todos.
Hablando un poco de forma humana se dice así: "Dios da esta cualidad, este carisma a esta persona, pero no para sí, sino para que esté al servicio de toda la comunidad". Hoy antes de llegar a la plaza he recibido muchos muchos niños discapacitados en el Aula Pablo VI, había muchos. Una asociación que se dedica al cuidado de estos niños. ¿Qué es? Esta asociación, estas personas, estos hombres, estas mujeres, tienen el carisma de cuidar a los niños discapacitados. Esto es un carisma.
Algo importante que se subraya enseguida es el hecho que uno no puede entender por sí mismo si tiene un carisma y cuál. Pero muchas veces nosotros hemos escuchado personas que dicen "yo tengo esta cualidad, sé cantar muy bien". Y nadie tiene el valor de decirle "mejor que estés callado porque nos atormenta a todos cuando tú cantas". Nadie puede decir "yo tengo este carisma". Es dentro de la comunidad que florecen y se desarrollan los dones de los que nos colma el Padre; y es en el seno de la comunidad que se aprende a reconocerlos como un signo de su amor para todos sus hijos. Cada uno de nosotros, entonces, está bien que se pregunte: "¿Hay algún carisma que el Señor ha hecho surgir en mí, que el Señor ha hecho surgir en mí, en la gracia de su Espíritu, y que mis hermanos, en la comunidad cristina, han reconocido y animado? ¿Y cómo me comporto yo en cuanto a este don: lo vivo con generosidad, poniéndolo al servicio de todos, o lo descuido y termino por olvidarlo? ¿O quizá se convierte en mí en motivo de orgullo, tanto como para quejarme siempre de los otros y pretender que en la comunidad se haga a mi manera? Son preguntas que debemos hacer. Si hay un carisma en mí, sea reconocido este carisma, de la Iglesia y si estoy contento con este carisma. O tengo un poco de celos del carisma de los otros. "Quiero tener ese carisma". El carisma es un don, solamente lo da Dios.
¡La experiencia más bonita es descubrir cuántos carismas diferentes y de cuántos de su Espíritu el Padre colma su Iglesia! Esto no debe ser visto como un motivo de confusión, de malestar: son todos regalos que Dios hace a la comunidad cristiana, para que pueda crecer en armonía, en la fe y en su amor, como un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo.
El mismo espíritu que da esta diferencia de Carismas da la unidad de la Iglesia, el mismo Espíritu. Frente a esta multiplicidad de carismas nuestro corazón se debe abrir a la alegría y debemos pensar: "¡Qué bonito! Tantos dones diferentes, porque somos todos hijos de Dios, y todos amados de una manera única". Ay, entonces, si estos dones se convierten en motivo de envidia o de división, de celos. Como recuerda el apóstol Pablo en su Primer Carta a los Corintios, en el capítulo 12, todos los carismas son importantes a los ojos de Dios y, al mismo tiempo, ninguno es insustituible. Esto quiere decir que en la comunidad cristiana necesitamos el uno del otro, y cada don recibido se realiza plenamente cuando es compartido con los hermanos, por el bien de todos. ¡Esta es la Iglesia! Y cuando la Iglesia, en la variedad de sus carismas, se expresa en comunión, no se puede equivocar: es la belleza y la fuerza del sensus fidei, de ese sentido sobre natural de la fe, que es donado por el Espíritu Santo para que, juntos, podamos todos entrar en el corazón del Evangelio y aprender a seguir a Jesús en nuestra vida.
Hoy la Iglesia celebra la fiesta Santa Teresa del Niño Jesús. Esta Santa que ha muerto a los 25 años amaba tanto la Iglesia, quería ser misionera, pero quería tener todos los carismas. Y decía "yo quiero hacer esto, esto, esto, todos los carismas quería". Ha ido a rezar, ha escuchado que su carisma era el amor. Y ha dicho esta bella frase "en el corazón de la Iglesia yo seré el amor" y este carisma lo tenemos todos. La capacidad de amar, pidamos hoy a Santa Teresa del Niño Jesús esta capacidad de amar tanto a la Iglesia, de amarla tanto y aceptar todos los carismas con este amor de hijos de la Iglesia, de nuestra Santa Madre Iglesia jerárquica.
Traducido por ZENIT
EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 1 DE OCTUBRE DEL 2014
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net Jesús no tiene donde reclinar la cabeza | |||
Lucas 9, 57-62. Tiempo Ordinario. Seguir a Cristo como nuestro modelo de vida y con la confianza de ir por el camino adecuado. | |||
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MI CORAZÓN ESTÁ CONTIGO...
Mi corazón esta contigo
Este era el título de un artículo aparecido en Selecciones, abril del 88. En el se narra la historia de un joven de 15 años que sufría de leucemia.
Para nada habían servido el cuidado de doctores, enfermeras y el cariño de su madre. La enfermedad y la depresión se habían adueñado seriamente de aquel joven. Sin embargo, un día se antojó de tener flores en la habitación.
Su madre encargó un hermoso arreglo floral. Además de la tarjeta de su madre venía otra, escondida entre las flores que decía, “Douglas, fui yo, Laura, quien atendió el pedido de tus flores. De
niña, a mis 7 años, padecí también, igual que tú, de leucemia. Hoy tengo 22 años y me siento muy bien. No lo olvides, te puedes curar. Mi corazón está contigo.
ENTRENAMIENTO EN EL SUFRIMIENTO
Autor: P. Arturo Guerra, LC | Fuente: Catholic.net
Entrenamiento en el sufrimiento
¿A dónde va una sociedad que rehúye estos entrenamientos?
Entrenamiento en el sufrimiento
Para muchos empieza un curso más: hay que ir a las listas para comprobar qué amigos estarán en el mismo salón y para cerciorarse de que el titular será, efectivamente, aquel profesor tan temido por todos.
Pero para otros, los más pequeños, es su primer día en un mundo nuevo y desconocido. ¡Vaya primer día! Rostros desconsolados y manos desesperadas contra las paredes del salón. Lágrimas, gritos, golpes a la puerta de puños aún muy frágiles. Todo el sufrimiento que puede albergar el corazón de un niño de dos o tres años, al rojo vivo. Qué dolor. Es una separación cruel. Durante toda una larga mañana. Lejos de su mayor seguridad: mamá. Esa mamá que no hace mucho tiempo le había cobijado dentro de ella durante nueve meses, día y noche; ahí donde no se temía ni al día ni a la noche ni al frío ni al viento, donde se estaba a salvo del mundo exterior y de los colegios y de las profesoras que en nada se parecen a mamá. Es un corazón confundido que sólo constata un hecho: “mi mamá es todo, ahora ella me trajo aquí y me metieron a esta habitación llena de extraños adultos y niños desconocidos y no puedo salir y ella se fue...”
Sí dolor. Sí sufrimiento. Sí tragedia. Pero, al fin y al cabo, dolor necesario, sufrimiento necesario, tragedia necesaria. Porque el hombre no está llamado a vivir eternamente a las faldas de mamá. El niño no es mamá. Es otro. Tiene que hacer su propio camino, tiene que ser él, tiene que dejar a mamá, cortar de nuevo el cordón umbilical, esa cicatriz que dura hasta la muerte, mudo testigo de la primera gran separación.
Es quizá uno de los días más importantes en la vida de estos pequeños. Es empezar a ser libre. Porque, a veces, ser libre cuesta, cuesta lágrimas. En un primer momento no siempre se entiende todo. Para el niño, este día puede representar un sano empujón de mamá hacia la aventura de la libertad. Si se le diera a escoger, jamás decidiría meterse en un extraño colegio lejos de mamá. Aprender a ser libre duele. Requiere entrenamiento. Ir a la escuela por primera vez es uno de los primeros entrenamientos de sufrimiento. Y los entrenamientos o se hacen con frecuencia y constancia o no sirven de mucho. Hay que entrenarse para estar en forma a la hora de afrontar los sufrimientos que inevitablemente se cruzarán en el camino. Sufrimientos que, bien vividos, a la larga pueden llevarle a uno a ser mejor persona.
Pero, ¿a dónde va una sociedad que rehúye estos entrenamientos? “No te prives de nada, nunca; no cuides a un enfermo, puede darte depresión; no intentes dar de comer al hambriento, puedes traumatizarte; no afrontes el sufrimiento, mejor recurre a la eutanasia, para que ya no sufras ni sufran; no superes una desavenencia con tu pareja cediendo un poco quizá, mejor solicita el divorcio inmediato; no tengas hijos porque es caro, porque sufres; no te saques nunca el pan de la boca; no abras la puerta a quien te pide ayuda; no prestes atención a las necesidades de aquella persona con quien diariamente te cruzas por los pasillos...”
Al final, el sufrimiento sigue siendo un misterio. Unos tratan de entenderlo como si se tratase de un dos-más-dos-son-cuatro; y mientras se esfuerzan por comprenderlo, huyen desesperadamente de él; y curiosamente no logran escapársele; tarde o temprano el dolor toca a su puerta y entra, pese a que no se le haya querido abrir.
Otros simplemente lo viven y hasta lo agradecen porque con frecuencia se dan cuenta de que aquel sufrimiento era ladrillo necesario para ser mejores personas...
Alguien decía que si al ser humano se le enseña a no asumir el sufrimiento, a no darle un sentido, a no amar, se le está enseñando a no ser “ser” humano.
A nadie le viene mal reemprender con constancia los entrenamientos de auténtica libertad: esa que cuesta y que duele y que hace feliz.
¡GRACIAS, POR HABER DICHO QUE SÍ! - OCTUBRE MES DEL SANTO ROSARIO
Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
¡Gracias, por haber dicho que sí!
Meditaciones del Rosario. Primer Misterio de Gozo. La Anunciación del Ángel a la Virgen. En su aceptación había entrega total, confianza plena y amor muy hondo.
¡Gracias, por haber dicho que sí!
Estamos en Octubre, mes dedicado al Rosario, una hermosa oración que, acompañados de la Virgen, recorremos el camino de Jesús.
Durante este mes, como cada año, publicaremos estas sencillas meditaciones de cada misterio del rosario, para profundizar y rezarlo con más alegría.
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Eres la misma que habías renunciado a ser madre: del Mesías y de otros posibles hijos, porque Dios te pidió ser virgen. Pero Él hizo que pudieras seguir siendo virgen y que al mismo tiempo fueras madre de Cristo y madre de todos los hombres.
Dios es un ladrón muy singular. Algunos roban y no devuelven. Son la mayoría. Algún ladrón, arrepentido, devuelve lo que ha robado o parte de lo que ha robado. Pero Dios devuelve lo que robó multiplicado al ciento por uno. En ese sentido yo quisiera que Dios me robara todo para aumentarlo al cien por cien.
¡Gracias, por haber dicho que sí!
Un día llamaron a la puerta de una casita de Nazareth. La niña abrió la puerta y escuchó al mensajero que le pedía de parte de Dios: Se solicita una madre para el redentor de los hombres. ¿Aceptas ser su madre?...
Todos los hombres de todos los tiempos, encadenados, infelices, destinados al castigo eterno, rodeaban la casita de Nazareth. Gritaban angustiosamente a la niña inocente y asustada: Di que sí, dilo pronto, y estaremos salvados... La respuesta fue tan sencilla como firme: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.”
Hoy todos los hombres decimos a aquella mujer: ¡Gracias, madre, por haber dicho que sí."
Yo me uno a ese coro de voces que le dan las gracias. Santa María de Guadalupe es el nombre de aquella maravillosa Niña que nos fue quitando las cadenas de las manos y las cadenas dela cuello; la que nos ha abierto a cada uno las puertas de la gloria, hasta el punto de ser invocada como "Puerta del cielo". Hay que decirle con el corazón: ¡Gracias, Madre, por haber dicho que sí”
El sí de María
María es un alma de aceptación: Pasó por el susto, la sorpresa y la alegría del llamado como tú. Dijo sí con unas palabras hermosas que eran su fórmula de consagración: "He aquí la esclava del Señor..." En esas palabras había entrega total, confianza plena, amor muy hondo...¿como tú?
Alma que alimentaba el amor y vivía del amor en su vida.
Una lámpara en que reponía el aceite, una hoguera en que renovaba la leña para alimentar la llama. El aceite era la oración rica, jugosa, apasionante...¿cómo tú?. Y el sacrificio por amor la leña de la hoguera. Todas las cosas que hacía llevaban un sello: Amor a Dios. Todo era razón y motivo para amar: una escoba, un puchero, un cántaro.¿Para ti también?
Vivía de amor; era su respiración, su vida, su sentido. Sin el amor a Dios, a su hijo, a san José, a las almas, su vida no era nada... ¿cómo tú?
Y María era feliz en medio del dolor, del trabajo, de la sencillez de su vida. ¿Cómo tú?
Alma que de su consagración hizo su vida, su por qué, su alegría.
Demostró que una vida entregada a Dios por amor es una vida hermosísima, muy valiosa, muy rica, digna de imitarse. Tú eres uno de esos imitadores, imitadoras... Tienes que seguir demostrándote a ti y al mundo que tu vida dedicada a Dios y a los hombres es muy hermosa, valiosísima, riquísima, digna de vivirse e imitarse.
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