viernes, 6 de junio de 2014

ESPÍRITU SANTO, DULCE HUÉRPED DEL ALMA





Autor: Pa´que te salves | Fuente: Catholic.net
Dulce huésped del alma
El Espíritu Santo es el Gran Desconocido, pues si realmente lo conociéramos viviríamos con permanente paz en el alma.


Dulce huésped del alma
Dios, Nuestro Señor, es tan amoroso con todos nosotros que nos ha dado la conciencia. Esa voz de Dios que nos habla internamente. Ahí donde nada más estás tú y Dios, ahí es donde el Espíritu Santo te hablará. Sus llamadas amorosas no son con gritos, sino con suavidad. Se necesita que haya silencio para que podamos oírlo. Pero, nuestro mundo de hoy hace tanto ruido que no nos permitimos escuchar esa voz de Dios. Dejemos que Dios nos hable. Escuchemos sus gemidos de amor por nosotros. Esforcémonos por escucharle.. 

Leamos la Secuencia de la Misa de Pentecostés, que nos dice: 


Ven, Dios Espíritu Santo, y envíanos desde el Cielo tu luz, para iluminarnos. 
Ven ya, padre de los pobres, 
luz que penetra en las almas, 
dador de todos los dones. 
Fuente de todo consuelo, amable huésped del alma, paz en las horas de duelo. 
Eres pausa en el trabajo; brisa, en un clima de fuego; consuelo, en medio del llanto. 
Ven luz santificadora, y entra hasta el fondo del alma de todos los que te adoran. 
Sin tu inspiración divina los hombres nada podemos y el pecado nos domina. 
Lava nuestras inmundicias, fecunda nuestros desiertos y cura nuestras heridas. 
Doblega nuestra soberbia, calienta nuestra frialdad, endereza nuestras sendas. 
Concede a aquellos que ponen en ti su fe y su confianza tus siete sagrados dones. 
Danos virtudes y méritos, danos una buena muerte y contigo el gozo eterno. 

Esta hermosa oración ha sido rezada por la Iglesia durante cientos de años. Ahí vemos la dulzura de Dios que, por medio del Espíritu Santo, inunda a las almas. Escuchemos una y otra vez esas hermosas palabras que decimos del Espíritu Santo, ese dulce huésped de nuestra alma. 

Lo nombramos Padre de los pobres, pues Él es quien se identifica con ellos, con los que más necesitan, con los que tienen hambre y sed de Dios. Por eso, Santa Teresa decía: "quien a Dios tiene, nada le falta". Ahí estaba presente el Espíritu Santo. 

Luz que penetra las almas: ¡Cuántas veces vivimos en la oscuridad del pecado, de la angustia y de la tristeza! Parece que nunca se va a hacer de día. Sin embargo, si pedimos a Dios que, por medio del Espíritu Santo nos ilumine, pronto las tinieblas de nuestro corazón se llenarán de esa luz amorosa de Dios. 

Dador de todos los dones: Todos los dones que pueda recibir una persona, un alma, son originados por el Espíritu Santo quien, con el fuego de su amor, piensa personalmente en cada uno de nosotros. 

Fuente de todo consuelo. ¡Cuántas veces parece que estamos inconsolables porque todo lo humano está en nuestra contra! 

Dificultades con los miembros de la familia, los hijos, el cónyuge; en el trabajo, en la sociedad. Nada, parece, que nos puede consolar. Sin embargo, ahí está Dios quien, por medio del Espíritu Santo está en espera para consolarnos. 

Amable huésped del alma. Sí, ese es el Espíritu Santo, ese amable, dulce y tierno visitante de nuestra alma, que habita en ella si nosotros se lo permitimos. Pero, nuestro egoísmo lo expulsa cada vez que optamos por el pecado. Dulce huésped, ¡quédate conmigo! No permitas que nada me separe de ti. 

Paz en las horas de duelo. ¿Quién será quien nos levante el corazón cuando el dolor es fuerte? Ahí está el dulce huésped del alma, buscando consolar y dar paz en los momentos de duelo. Pero, ¿por qué no queremos escucharle?, ¿por qué nos hacemos sordos a su voz? Cuando el alma está atribulada, cansada, fatigada, ahí se presenta quien es pausa en el trabajo; brisa, en un clima de fuego; consuelo, en medio del llanto. ¡Sí! Ahí está el Espíritu Santo quien ha de confortar en todo momento. 

Así podríamos ir hablando del Espíritu Santo, escuchando las palabras de esta oración que la Iglesia durante cientos de años ha recitado. 

Sin embargo, esta maravillosa realidad del Espíritu Santo es muy poco conocida. Por algo se suele afirmar que el Espíritu Santo es el Gran Desconocido, pues si realmente lo conociéramos viviríamos con permanente paz en el alma. Dediquemos un tiempo para conversar amorosa e íntimamente con el Espíritu Santo, amable y dulce huésped del alma. 

Recordemos algunas palabras que la Iglesia, por medio del Credo, nos dice sobre el Espíritu Santo. Recordemos que es el Señor y dador de vida. Por medio de Él, Dios vivifica al mundo, nos comunica la vida y lo santifica todo. 



Los siete dones del Espíritu Santo son: 
1. Sabiduría 
2. Inteligencia 
3. Consejo 
4. Fortaleza 
5. Ciencia 
6. Piedad 
7. Santo Temor de Dios 


Los frutos del Espíritu Santo nos ayudan a saborear la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: 
1. Caridad 
2. Gozo 
3. Paz 
4. Paciencia 
5. Generosidad 
6. Bondad 
7. Benignidad 
8. Mansedumbre 
9. Fidelidad 
10. Modestia 
11. Continencia 
12. Castidad 

El pecado mortal es el peor enemigo del Espíritu Santo, pues si lo cometemos expulsamos de nuestra alma a su dulce huésped. 

No tengamos miedo de ser testigos de Dios en la sociedad, pues si contamos con el Espíritu Santo, toda dificultad será vencida, todo cansancio refrescado y cada tristeza consolada. 



Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu Creador. Y renueva la faz de la Tierra. Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. 
Amén. 

MEDITACIÓN DIARIA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: VIERNES 6 DE JUNIO



JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Una reflexión para cada día del mes de junio.


Oración introductoria de cada día

Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

P. León Dehón





6. -LA AGONÍA DEL CORAZÓN DE JESÚS

También Jesús llora. ¿Recordáis el Huerto de los Olivos? Allí, el Corazón de Jesús fue expuesto al dolor, al miedo, a la tristeza. Aquí Jesús te renueva aquella triste escena. Pide adoradores, tiene sed de almas, y está solo, abandonado,olvidado. Solo en la noche. Solo en las largas jornadas. Siempre solo. ¿Irá quizá alguno a hacerle compañía?

Jesús vive en el sagrario y es abandonado por el hombre. Quiere ser su comida y sufre el rechazo. Derrama por él su sangre y la derrama inútilmente.

En vano el señor llama adoradores a su altar. En vano llama a las almas a la comunión; pero los hombres se obstinan en vivir lejos de Él. Por eso, Él está triste.




ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO


Oración al Espíritu Santo 

Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor; envía Señor tu Espíritu Creador y se renovará la faz de la tierra.
OH Dios, que quisiste ilustrar los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, concédenos que, guiados por este mismo Espíritu, obremos rectamente y gocemos de tu consuelo.
Por Jesucristo, nuestro Señor
Amén.

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 6 DE JUNIO DEL 2014

Autor: H. Michael Hemm | Fuente: Catholic.net
Sí, Señor, tú sabes que te amo
Juan 21, 15-19. Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso, nosotros podemos corresponder también con el amor.
 
Sí, Señor, tú sabes que te amo
Del santo Evangelio según San Juan 21, 15-19 

En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Él le contestó: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis corderos. Por segunda vez le preguntó: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Él le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Pastorea mis ovejas. Por tercera vez le preguntó: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras. Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: Sígueme.

Oración Introductoria

Jesús, Tú también me preguntas a mí: ¿Me amas?. Y yo quiero contestarte con toda sinceridad. Soy un hombre débil como Pedro que a menudo sólo piensa en sí mismo. Pero Tú sabes que te amo y que te quiero amar más.

Petición

Señor, te pido que enciendas mi corazón, a veces tan frío, con tu amor, y que me ayudes a apacentar las ovejas que has encomendado a mí para que ellas también te amen.

Meditación del Papa Francisco

La pregunta está dirigida a un hombre que, a pesar de las solemnes declaraciones, se dejó llevar por el miedo y había negado.
"¿Me amas tú?". "¿Eres mi amigo?".
La pregunta se dirige a mí y a cada uno de nosotros, a todos nosotros: si evitamos responder de modo demasiado apresurado y superficial, la misma nos impulsa a mirarnos hacia adentro, a volver a entrar en nosotros mismos.
"¿Me amas tú?". "¿Eres mi amigo?".
Aquél que escruta los corazones se hace mendigo de amor y nos interroga sobre la única cuestión verdaderamente esencial, preámbulo y condición para apacentar sus ovejas, sus corderos, su Iglesia. Todo ministerio se funda en esta intimidad con el Señor; vivir de Él es la medida de nuestro servicio eclesial, que se expresa en la disponibilidad a la obediencia, en el abajarse, como hemos escuchado en la Carta a los Filipenses, y a la donación total. (S.S. Francisco, 23 de mayo de 2013). 

Reflexión

La experiencia del amor de Dios nos lleva a un compromiso. Nos cambia desde dentro y enciende en nuestro corazón un fuego que nos anima a compartir esta experiencia con los demás. Jesús invitó a Pedro a apacentar sus ovejas. La única condición es que Pedro ame a Jesús.
Jesús también tiene un rebaño de ovejas que ha encomendado a cada uno de nosotros. Son en un primer plano nuestros familiares y amigos. Nos hizo responsables para que ellos tengan alimento para su alma y se salven. No es necesario que seamos perfectos, hombres sin defectos. Pedro también negó a Jesús. Solo hace falta que seamos generosos con Dios. Solo hace falta que nos dejemos guiar por Dios cumpliendo su voluntad. A veces nos lleva a donde nosotros no queremos. Pero si hemos experimentado su amor y si sabemos que es nuestro Amigo y Padre, lo amamos también nosotros a Él y le seguimos a donde Él nos lleve para que apacentemos sus ovejas.

Propósito

Haré un acto de caridad para con mis familiares o amigos.

Diálogo con Cristo

Jesús, te quiero amar. La manera de amarte es cumplir tu voluntad. Tú sabes que muchas veces me cuesta el cumplimiento de tu voluntad. Pero solo así podré apacentar las ovejas que me has encomendado.


Nada se conoce perfectamente, si no se ama perfectamente (San Agustín, De diversas cuestiones, 83, 40)




  • Preguntas o comentarios al autor
  • H. Michael Hemm 

    SEGUIR EL EJEMPLO DE JESÚS


    jueves, 5 de junio de 2014

    ESTAMPAS CON ORACIONES DIARIAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS PARA EL MES DE JUNIO





























    NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: JUEVES 5 DE JUNIO


    Nardo del 5 de Junio:
    ¡Oh Sagrado Corazón, qué tierno sos!

    Meditación: Dicen que una vez la Santísima Virgen a un niño se le presentó, le habló del Amor y de su Corazón, pero el niño que sorprendido la escuchaba se atrevió a preguntarle por el Niño Dios. De tal modo, una conversación parecida a ésta se escuchó:
    Perdón, Virgen María, ¿pero si voy al Cielo voy a poder jugar con el Niño Jesús?. La Virgen sonriendo contestó: "Sí, en el Cielo se te da todo lo que buscas con un corazón de niño". El pequeño prosiguió: ¿Al fútbol también podré jugar con El?. La Virgen contestó: Si así lo deseáis... El niño: Ah, pero siempre va a ganar Jesús, porque El es el mejor, es Dios. La Virgen, llena de ternura, contestó: "No, mi amor, porque en el Cielo no hay competencia y mi Jesús siempre deja ganar…". A lo que el niño, poniéndose a llorar respondió: "Entonces yo no quiero ganar, sólo quiero ser como Jesús...".
    ¡Qué lección la de la Madre de Dios!. Ella nos muestra la humildad y la ternura del Corazón de Su Hijo, que todo nos da, nos deja hasta querer ¨ganar¨ para que podamos aprender a ser como El, y ver que el Rey, todo Poder, trabaja en la pequeñez. ¿Qué nos queda entonces a nosotros?.

    Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

    ¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

    Florecilla: Que tratemos de ser niños guiados por la voz de nuestra Madre, practicando la humildad.

    Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

    MILAGROS EUCARÍSTICOS: UN COPÓN RESPLANDECIENTE



    MILAGROS EUCARÍSTICOS
    UN COPÓN RESPLANDECIENTE

    El siguiente hecho ocurrió en la histórica ciudad de Huesca (España). Durante la noche del 29 al 30 de noviembre del año 1648, fue robado en la iglesia catedral un copón con las Sagradas Formas, sin que, por desgracia, se diera cuenta persona alguna del horrible sacrilegio. Al amanecer del día siguiente, subió el campanero, según era su costumbre, a tocar el Ángelus y a dar la señal para la Misa primera. Al terminar, un hecho extraño llamó poderosamente su atención. En un montón de estiércol que había en un campo cercano al seminario, vio un objeto que brillaba de una manera extraordinaria. Extrañado de aquel fenómeno, bajó a la iglesia a decirlo al sacristán, y ambos se dirigieron enseguida al lugar de donde salía tan fuerte resplandor. Cuál no fue su sorpresa al ver que la luz procedía del interior del montón, y que, al excavar por aquel punto, aparecía un copón resplandeciente, que contenía la Sagrada Eucaristía.

    La noticia de este prodigio se divulgó por toda la ciudad con la velocidad del rayo. Con gran concurso del pueblo y piadosísima reverencia, el copón milagroso fue devuelto a la iglesia, y se pudo comprobar, sin ninguna clase de duda, que era el mismo que, el día anterior, estaba en el Sagrario y que unas manos impías se habían atrevido a robar.

    En memoria de este prodigio, se tomó el acuerdo de que perpetuamente, el día 30 de noviembre, aniversario del robo sacrílego, se cantara un Te Deum en la catedral, después de Tercia, en acción de gracias, y que, por el mismo motivo, la Misa conventual y las Vísperas de aquel día se celebrarían con la exposición de Nuestro Señor. También, en el lugar de tan rico hallazgo, fue levantada una capilla, que la acción del tiempo ha arruinado totalmente.

    (La historia de este prodigio se lee en la cuarta parte del Ceremonial Oscense, 
    del canónigo doctoral doctor Novellas).
    (Texto extraído del libro Prodigios Eucarísticos, de P. M. Traval, S. J.).

    ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA: BENDITO SEA DIOS


    BENDITO SEA DIOS

    Se reza en la Adoración Eucarística 
    o en la misa cuando se vea impedido de comulgar

    Bendito sea Dios.
    Bendito sea su Santo Nombre.
    Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
    Bendito sea el Nombre de Jesús.
    Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
    Bendito sea su Preciosísima Sangre.
    Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
    Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
    Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
    Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
    Bendita sea su gloriosa Asunción.
    Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
    Bendito sea San José su casto esposo.
    Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
    Oremos:
    Oh Dios, que en este sacramento admirable
    nos dejaste el memorial de Tú pasión;

    Te pedimos nos concedas venerar de tal modo
    los sagrados misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre,
    que experimentemos constantemente en nosotros
    el fruto de Tu redención.
    Tú que vives y reinas
    por los siglos de los siglos.
    Amen.

    LA RAÍZ DEL LAUREL


    LA RAÍZ DEL LAUREL

    Cerca de un arroyo de aguas frescas, había un pequeño bosque. Los árboles eran muy variados. Todos gastaban las energías en ser más altos y grandes, con muchas flores y perfumes, pero quedaban débiles y tenían poca fuerza para echar raíz.

    En cambio un laurel dijo: "Yo, mejor voy a invertir mi savia en tener una buena raíz; así creceré y podré dar mis hojas a todos los que me necesiten".

    Los otros árboles estaban muy orgullosos de ser bellos; ¡en ningún lado había tantos colores y perfumes! Y no dejaban de admirarse y de hablar de los encantos de unos y otros, y así, todo el tiempo, mirándose y riéndose de los demás.

    El laurel sufría a cada instante esas burlas. Se reían de él, presumiendo de sus flores, perfumes y abundante ramaje. -"¡Laurel!", le decían, "¿para qué quieres tanta raíz? Mira, a nosotros todos nos alaban porque tenemos poca raíz y mucha belleza. ¡Deja de pensar en los demás! ¡Preocúpate sólo de ti!"

    Pero el laurel estaba convencido de lo contrario; deseaba amar a los demás y por eso tenía raíces fuertes.

    Un buen día, vino una gran tormenta, y sacudió, sopló y resopló sobre el bosque. Los árboles más grandes, que tenían un ramaje inmenso, se vieron tan fuertemente golpeados que por más que gritaban no pudieron evitar que el viento los tumbara. En cambio el pequeño laurel, como tenía pocas ramas y mucha raíz, apenas sí perdió unas cuantas hojas. Entonces todos comprendieron que lo que nos mantiene firmes en los momentos difíciles no son las apariencias, sino lo que está oculto en las raíces, dentro de tu corazón... allí en tu alma.

    MEDITACIÓN DIARIA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DÍA 5 DE JUNIO




    JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
    Una reflexión para cada día del mes de junio.


    Oración introductoria de cada día

    Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

    Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

    Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

    Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

    P. León Dehón


    5.-LOS MANDAMIENTOS DE DIOS

    Jesús habló claramente: "Si me amas, guarda mis mandamientos"¿Quieres salvarte? Observa mis mandamientos. Aquí no hay escapatoria: para querer bien a Jesús y para salvarte, es necesario que hagas lo que Él te manda: observar sus santos mandamientos.

    A ti no te queda mas que obedecer. Sí, es necesario obedecer. Pero la obediencia debe ser completa; observarlos todos y siempre.



    Dios no ha dado ni cinco ni siete mandamientos, sino diez; y al infierno se va lo mismo por transgredir uno que los diez. A la cárcel no se va por cometer muchos delitos; basta un solo delito.

    ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO FRENTE AL SANTÍSIMO



    Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
    Oración al Espíritu Santo frente al Santísimo
    Es el Espíritu Santo a quien tenemos que llamar y pedirle que siempre nos acompañe e ilumine en nuestro diario caminar.


    Es jueves, Señor, y estoy frente a ti... 

    Voy a empezar este diálogo con una invocación al Espíritu Santo: 

    "Oh, Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo. Inspírame ser siempre razonable en mi pensar, acertar lo que voy a decir, cuando me convienen hablar y cuando me conviene callar, ilumíname para escribir, impúlsame para actuar, que tengo que hacer para saber perdonar procurando tu mayor gloria y bien de las alma y mi propia santificación. ¡Espíritu Santo ilumina mi entendimiento y fortalece mi voluntad!. Amén" 

    Yo se que esta oración te agrada porque cuando te llegó el momento de partir hacia el Padre, tu corazón de hombre supo de la pena, de lo que es una despedida... Dejabas a tu Madre que tanto amabas....la dejaste al cuidado y protección de Juan, pero...."la dejabas".... a tus queridos amigos, a las personas que te seguían fieles y que tanto estimabas. 

    Por eso nuestra fe, nuestra religión es única y verdadera por ser revelada cuando dijiste: - "Si me amais guardareis mis mandamientos y yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito (abogado y consejero) para que esté con vosotros para siempre. Espíritu de verdad a quién el mundo no puede recibir porque no lo ve ni le conoce. Pero vosotros le conoceis porque mora en vosotros y en vosotros está". Juan 14, 15-17. 

    Tu, Jesús, nos enseñaste esta gran verdad... ¡y qué poco pensamos en ella ! 

    El Espíritu Santo que es el Espíritu de Dios, no tiene otro deseo que el que le llamemos, ¡ven Espíritu Santo! para venir en nuestra ayuda en medio de nuestras tristezas y desolaciones... 

    ¡Qué poca fe, Señor, perdónanos! 

    El es una fuente de gracias y de inspiraciones para llevarnos a obrar, en todos los momentos de nuestra vida con la seguridad de poder acertar en el seguimiento de la voluntad de Dios. Es la Tercera persona de la Santísima Trinidad. Es Dios de la misma sustancia divina que el Padre y el Hijo pero al mismo tiempo una Persona distinta de las otras dos, pero solo hay un Dios. 

    Y ese Dios-Padre por nadie fue hecho ni creado ni engendrado. El Hijo fue engendrado y se hizo hombre y es Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo porque es el AMOR de ambos. 

    Y ese AMOR y ese ESPIRITU lleno de Dios es al que tenemos que llamar y pedirle que siempre nos acompañe e ilumine en nuestro diario caminar. En este diario vivir que siempre nos salen al paso diferentes alternativas y decisiones y muchas veces son tan importantes que dudamos ante ¿dónde estará lo correcto?. 
    --- 
    Y hoy, Señor, al acercarnos a tu presencia en el Sagrario, pienso que ya estamos en el momento en que tu Iglesia y nosotros sus fieles, vamos a tener la conmemoración del GRAN DÍA DE PENTECOSTES. "La venida del Espíritu Santo" Ese Espíritu formado del amor entre el Padre y el Hijo por eso es, el Espíritu de Dios. 

    Te fuiste para que se cumplieran tus palabras: "si no me voy, el Paráclito no vendrá a vosotros, pero si ve voy, os lo enviraré". Y la promesa se cumplió. 

    Para San Lucas es el nacimiento de la Iglesia por obra del Espíritu Santo. El, desciende sobre la comunidad de los discípulos, asiduos y unánimes en la oración reunida con María. "Podemos decir, por tanto, que la Iglesia comienza porque el Espíritu Santo entra en una comunidad que ora, que se mantiene unida y cuyo centro son María y los apóstoles". (Segmento de un artículo de Josept Ratzinger, Benedicto XVI). 

    El Espíritu Santo tiene siete dones: 

    Sabiduría: Que nos hará gustar de Dios y saborear sus cosas, aumentando nuestro amor a El. 
    Entendimiento: Luz para entender, no los misterios de Dios, sino para entender y rendirnos a su Voluntad. 
    Consejo: Prudencia a la hora de hablar y de escuchar y se unirá a la Sabiduría cuando se nos pida un consejo y también cuando se debe callar. 
    Fortaleza: Saber y ayuda a superar miedos y dificultades. 
    Ciencia: Conocer mejor las cosas de Dios y de lo hombres. 
    Piedad: Intensificar la relación con Dios y con el prójimo. 
    Temor de Dios: Humildad, dolor y respeto por nuestros pecados. 

    En todos los momentos de nuestra vida, y en algunos muy especialmente, tenemos que pedir al Espíritu Santo, diciéndole : ¡Ven Espíritu Santo ! ya que El es, el Espíritu 

    Vivamos esta gran maravilla de Dios que desea que nos acompañe el GRAN CONSOLADOR. 

    Salimos y dejamos tu sacramental presencia en el Sagrario reconfortados por esta reflexión de hoy donde has puesto en nuestro corazón la fortaleza y la paz de ese tu Gran Espíritu. 

    ¡Gracias, Jesús ! 

    RESPONDAMOS A LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO


    EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 5 DE JUNIO DEL 2014

    Autor: José Enrique Anaya Degollado | Fuente: Catholic.net
    Yo les he dado a conocer tu nombre
    Juan, 17, 20-26. Estar siempre alegres, sean constantes en orar, den gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios.
     
    Yo les he dado a conocer tu nombre
    Del santo Evangelio según san Juan, 17, 20-26

    En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: «Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí. Padre, quiero que donde esté yo, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y estos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas está en ellos y yo también en ellos.» 

    Oración Introductoria

    Jesús, enséñame a orar. Creo en ti, y te doy gracias por el don de la fe. Tú te me has dado a conocer, me has enseñado que tu Padre es también mío. No tengo palabras para agradecerte este don. Ayúdame a corresponder viviendo como verdadero hijo de nuestro Padre Dios. Concédeme la gracia de amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas mis fuerzas.

    Petición

    Jesús, que me abra al amor de tu Padre, y aprenda a llamarlo: Padre nuestro.

    Meditación del Papa Francisco

    El empeño ecuménico responde a la oración del Señor Jesús que pide "que todos sean uno". La credibilidad del anuncio cristiano sería mucho mayor si los cristianos superaran sus divisiones y la Iglesia realizara "a plenitud de catolicidad que le es propia, en aquellos hijos que, incorporados a ella ciertamente por el Bautismo, están, sin embargo, separados de su plena comunión". Tenemos que recordar siempre que somos peregrinos, y peregrinamos juntos. Para eso hay que confiar el corazón al compañero de camino sin recelos, sin desconfianzas, y mirar ante todo lo que buscamos: la paz en el rostro del único Dios. Confiarse al otro es algo artesanal, la paz es artesanal. Jesús nos dijo: "¡Felices los que trabajan por la paz!". En este empeño, también entre nosotros, se cumple la antigua profecía: "De sus espadas forjarán arados" (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium, n 244). 

    Reflexión 

    Todos somos hijos del mismo Padre. No nos pudo pasar algo más genial que tener un Papá como Dios, nuestro Señor. Con cuánta confianza debemos dirigirnos a Él, constantemente y con la simplicidad de un hijito pequeño. Hay momentos en la vida en los que sólo Él puede sostenernos y llevarnos adelante. ¡Jamás dudemos del amor de un Dios, que se nos ha manifestado como Padre Bueno! En la medida en que seamos conscientes de esta paternidad de Dios, en esa medida alcanzaremos la unidad que Él desea para nosotros.

    Propósito

    Rezaré un Padrenuestro en familia para ponernos en sus manos, y abandonarnos a su amor de Papá Dios.

    Dialogo con Cristo

    Jesús, enséñame a dialogar con nuestro Padre Dios, para confiarme enteramente a su Voluntad Santísima, y alcanzar esa familiaridad de la que Tú me has hecho partícipe con tu Encarnación. Gracias por ser como eres, y perdón por mis debilidades. No permitas que jamás dude de tu amor. No permitas que jamás me separe de ti. Tú me has dado a conocer su Nombre; me enseñaste a llamarle: «Abbá» -Papá-.


    Ayúdame a ser el hijo que Él espera de mí. Dios ruega porque quiere ser más Padre que Señor. (San Pedro Crisiólogo, Sermón 108)





  • Preguntas o comentarios al autor
  • José Enrique Anaya Degollado 

    miércoles, 4 de junio de 2014

    MEDITACIONES DIARIAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DÍA 3 Y DÍA 4 DE JUNIO


    JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
    Una reflexión para cada día del mes de junio.


    Oración introductoria de cada día

    Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

    Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

    Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

    Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

    P. León Dehón





    Día 3. -LA CORONA DE ESPINAS

    Si observas al Corazón de Jesús, pruebas un sentimiento de pena. Es coronado de espinas, mana sangre, es traspasado su Corazón. Es el símbolo de la vida de Jesús. Nacido en medio de sufrimientos, abraza al dolor, abraza una cruz, la lleva al Calvario, muere crucificado.

    Jesús valora el dolor y crea una escuela: "Quien quiera venir en pos de mí, tome su cruz" (Mt.16,24). Es una frase un poco amarga, un poco triste, pero es así. El dolor cristiano está para purificar, para santificar las almas.

    La cruz que Él te da es aquella que es buena para ti. Trata de tener devoción a tu cruz; ámala, como la amaron los Santos, como la amó Jesús.


    Día 4.-EL AMOR DE DIOS

    Jesús te ama... y te da su Corazón, símbolo de amor. Sobre este corazón se enciende una llama que quiere extenderse e inflamar todos los corazones. ¡Jesús te ama!. He venido -dice Jesús- a traer el fuego del amor sobre la tierra y ¿qué puedo desear sino que ese fuego encienda?

    Mírate a ti mismo.¿ Cómo correspondes al amor de Jesús? ¿Lo amas con todo tu corazón, con todas las fuerzas?

    A la mañana, cuando te despiertas, ¿tienes un pensamiento para Jesús? ¿Le rezas durante el día alguna jaculatoria?

    DIOS SABE LO MEJOR PARA TI



    DIOS SABE LO MEJOR PARA TI 

    Mary era una linda niña de 3 años de edad. Vivía en algún lugar de los Estados Unidos, frente al mar. Su familia era cristiana. Ellos iban todos los domingos a la iglesia. ¡Mary era muy feliz! Amaba a su familia y admiraba los ojos azules de su padre, su madre y sus hermanos... Todos en la casa de Mary tenían ojos azules... ¡Todos... excepto Mary! El sueño de Mary era tener los ojos azules como el mar... ¡Ah! ¡Cómo deseaba eso Mary! 
    Un día, en la escuela dominical, oyó a la “señorita" decir: "DIOS RESPONDE A TODAS LAS ORACIONES“.

    Mary pasó todo el día pensando en eso... A la noche, a la hora de dormir, se arrodilló al lado de su cama y oró: "Papá del Cielo, muchas gracias porque creaste el mar que es tan hermoso! Muchas gracias por mi familia. Muchas gracias por mi vida! Me gusta mucho todas las cosas que hiciste y haces! Pero... me gustaría pedir...por favor... que cuando me despierte mañana, tenga los ojos azules como los de mamá! En el nombre de Jesús, amén.“ 
    Ella tuvo fe. La fe pura y verdadera de un niño. Y, al despertar, al día siguiente, corrió al espejo. Miró...y ¿cuál era el color de sus ojos?... ¡CONTINUABAN CASTAÑOS ! ¿Por qué Dios no escuchó a Mary ? ¿Por qué no atendió a su pedido? Eso habría fortalecido su fe. 

    Bueno...aquel día, Mary aprendió que un NO también era respuesta! La niñita agradeció a Dios del mismo modo... pero...no entendía...sólo confiaba. 

    Años después, Mary se fue como misionera a la India. Ella "compraba niños para Dios" (los niños eran vendidos por sus familias - que pasaban hambre - para ser sacrificados en el templo, y Mary los "compraba" para libertarlos de ese sacrificio). Pero, para poder entrar en los "templos" de India, sin ser reconocida como extranjera, necesitó disfrazarse como una mujer de la India: 

    Pasó café en polvo por su piel, cubrió los cabellos, se vistió como las mujeres del lugar y entraba libremente en los locales de venta de niños. Mary podía caminar tranquila en todo "mercado infantil", pues aparentaba ser una mujer hindú. 

    Un día, una amiga misionera la miró disfrazada y dijo: “Guau, Mary ! Menos mal que tienes los ojos castaños y no claros como los de tu familia. !A qué Dios más inteligente servimos... Él te dio ojos oscuros, pues sabía que eso sería esencial para la misión que te confiaría después !!!” 

    Esa amiga no sabía cuánto Mary había llorado en la infancia por no tener ojos azules... Pero Mary pudo finalmente entender el por qué de aquel NO de Dios hacía tantos años!


    Bueno... ¿Cuál es la moraleja de esta historia? ¡¡¡QUE DIOS SABE LO QUE MEJOR TE CONVIENE!!! 

    Él conoce cada lágrima que ya rodó desde tus ojos... Él sabe que, tal vez, quisieses "ojos de otro color"... Él oye, sí, TODAS las oraciones... ¡Pero Él las responde de manera sabia! No necesitas llorar si tus ojos siguen siendo castaños... o si aún no has sido complacida como te gustaría. 

    ¡¡¡DIOS SABE LO QUE MEJOR TE CONVIENE!!! 
    Ten siempre esta seguridad en tu corazón.

    TIENES QUE ALIARTE CON EL ESPÍRITU SANTO


    Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
    Tienes que aliarte con el Espíritu Santo
    ¿Tú realmente estás trabajando acompañado de esa fuerza misteriosa, santificadora y vivificadora?

    Tienes que aliarte con el Espíritu Santo

    Cuando haces tu opción por la santidad tienes que convencerte que es algo, arduo, no fácil, algo difícil y costoso. Porque hay muchas almas que consideran que con unos ejercicios espirituales, con un retiro, con una buena dirección espiritual, una visita eucarística pueden ya lograr la santidad. ¡No! La santidad es algo difícil y costoso. ¿Por qué? Porque tenemos que luchar siempre por controlar nuestros instintos y nuestras pasiones que nos llevan en muchos casos por un camino lejano del camino de la santidad. 

    Debemos convencernos íntimamente de que solos no vamos a lograr en verdad y objetivamente y sin parodias llegar a la santidad, y que por lo tanto debemos aliarnos con plena conciencia con el Espíritu Santificador. Aquél que nos envió Jesucristo después de su muerte para enseñarnos, iluminarnos, mantenernos en la verdad, dulce huésped del alma, Maestro, artífice de santidad, sin Él no hay nada en el hombre. Así pues, tú tienes que ser aliado, amigo colaborador del que tiene que ser tu inspirador y tu fuerza. Has hecho tu opción tienes que luchar duro para lograrla y tienes que aliarte con alguien todavía más fuerte que tú y que tus pasiones, para lograr esa santidad. Tienes que aliarte con el Espíritu Santificador, el que Cristo te prometió que te enviaría después de subir a los cielos y que te mandó el día de Pentecostés. Ese Espíritu que late en todo el mundo, en toda la Iglesia, que late en todos los corazones que quieren darle cabida. 

    Tenlo pues, como aliado, como amigo, como colaborador. Hazlo alguien que cuenta para todo tu quehacer diario. Para todo: estudios, trabajo, juego, apostolado, relaciones humanas, vida interior. ¡Para todo! Sin excluir nada. 

    Hazte una pregunta: ¿tú realmente estás trabajando acompañado de esa fuerza misteriosa, santificadora y vivificadora que es la alianza y la unión con el Espíritu Santo, que habita en tu corazón por la gracia, que está dentro de ti por la gracia, con la Santísima Trinidad, con el padre y con el Hijo? 

    Realmente pregúntate: ¿tú trabajas aliado a Él? ¿Lo recuerdas? ¿Cuántas veces lo sientes en tu vida, en tus oraciones, en tus recreos, en el comedor, en todo tu tiempo? ¿Cuántas veces te percatas de que cuentas y estás con el Espíritu Santo santificador trabajando por lograr aquellos actos, que parecen intrascendentes, tu santificación personal? 

    Trabaja pues y haz todo esto con una gran confianza y estrecha unión con el “socio”, con el que vas hacer la obra más importante de tu vida: la obra de tu santificación. No hay socio mejor ni amigo mejor. 

    Tú ya tiene un “socio” para poder santificarte. Tú tienes que trabajar con tu “socio” para poder santificarte. Tú tienes que trabajar con tu “socio” para preparar el mármol, la piedra, el material donde Él y tú van a esculpir la imagen viviente de nuestro Señor Jesucristo. Así es como tú desde la santidad y desde la amistad con el Espíritu Santo vas a lograr llegar a ser otro Cristo, un testimonio viviente del Evangelio. Así es como va a cumplirse en ti aquello de: que Cristo sea vuestra vida. 

    REZA...


    NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: MIÉRCOLES 4 DE JUNIO


    Nardo del 4 de Junio:
    ¡Oh Sagrado Corazón, cuan manso y humilde sos!

    Meditación: ¡Ay! de nosotros los hombres, todos queremos ser SEÑORES, si, con mayúsculas…no queremos ser pequeños, debemos competir, ser los mejores, hinchar nuestro corazón de orgullo, llenarnos de vanidad. Ser manso…eso es de débiles, de aquellos que poco saben, que no poseen imagen. Pero a pesar de eso, sabes Señor, te lo digo al oído, con vergüenza: "Yo soy cristiano, he sido bautizado…".
    ¡Oh! mi Dulce Señor, cuanto te he profanado si estoy lleno de estos pensamientos mundanos. Tú, el Corazón más humilde y el más sublime, el más manso, el Todopoderoso. Tú nuestro Dios hermoso, mi Dulce Esposo. Me olvidé de Tu Imagen, por ser yo la imagen de un dios pagano, de aquel que produce el escarnio de lo que Tú en mi pusiste de santo. ¡Perdóname Señor!.

    Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

    ¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

    Florecilla: Ofrezcamos una jornada de silencio, comparando la vida de Jesús con la nuestra.

    Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
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