Autor: Omar López | Fuente: Catholic.net Jesús, pan de vida | |
Juan 6, 35-40. Pascua. ¡Con cuánto fervor debemos participar en la Eucaristía! | |
En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día. Oración introductoria Jesús, la promesa que haces de acoger siempre a quien se acerca a Ti me llena de confianza y entusiasmo. Quiero cumplir siempre tu voluntad. Haz que esta oración abra mi entendimiento, disponga mi voluntad y avive mi amor, para que nunca me estanque en el conformismo o en la mediocridad. Petición Te pedimos Señor que nos dé el alimento, la Eucaristía, , para poder alimentar también nuestro espíritu, y llegar a tener vida en Cristo. Meditación del Papa Francisco Y todos nos equivocamos, y a veces alguno se ofende en la familia, o en el matrimonio. A veces, digo, vuelan los platos, se dicen palabras fuertes, pero escuchen este consejo: no terminen la jornada sin hacer la paz, cada día. Disculpa y se recomienza. Permiso, gracias, perdón. ¿Lo decimos juntos?: Permiso, gracias, disculpa, usemos estas tres palabras en familia, perdonarse cada día. En la vida, la familia experimenta muchos momentos hermosos: el descanso, la comida juntos, el paseo hasta al parque o por los campos, la visita a los abuelos, o a una persona enferma... Pero, si falta el amor, faltará la alegría, faltará la fiesta. Porque el amor nos lo da siempre Jesús: él es la fuente inagotable y se da a nosotros en la Eucaristía. Allí en el sacramento, Jesús nos da su palabra y el pan de la vida, para que nuestra alegría sea completa. (S.S. Francisco, 26 de octubre de 2013). . Reflexión Este texto de Juan es sin duda un discurso sobre la Eucaristía. El autor hace un paragón con el pan que comían los hijos de Israel en el desierto, cuando salieron de Egipto. El mensaje central es que Jesús es el pan de la vida, para tener la vida eterna debemos comer este pan. Vida y comida son dos cosas que van unidas. Quien cree en Jesús tendrá el pan de la vida y la vida eterna. Este texto refuerza nuestra fe en la eucaristía. Cada vez que nos acercamos a la mesa del Señor, debemos renovar en nosotros mismos la conciencia de recibir el pan que nos da la vida. ¡Con cuánto fervor debemos celebrar o participar en la Eucaristía! Pero no nos debemos escandalizar si alguna vez parece que nuestra fe no penetra más en el misterio de la Eucaristía. La misma dificultad han tenido aquellos que escucharon el discurso de Jesús en Cafarnaúm. Si nuestra fe parece débil, no debemos desesperar o desanimarnos; más bien debemos repetir como San Pedro: ¿Señor, a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros hemos creído que Tú eres el Hijo de Dios (Jn 6, 68-69) Diálogo con Cristo Jesús, me doy cuenta que el ideal de cumplir siempre tu voluntad es costoso. El orgullo, la pereza espiritual o el miedo son obstáculos que necesito vencer, pero frecuentemente olvido que sólo tu gracia podrá lograr esa transformación de mi egoísmo y soberbia en amor a Ti y a los demás. Nunca permitas que me aparte de la fuente de esa gracia: tu Eucaristía. Propósito Para que recibir la Eucaristía nunca se convierta en un acto rutinario, hoy (y siempre) me prepararé lo mejor posible para recibirla y agradeceré a Dios su infinito amor. |
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miércoles, 7 de mayo de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 7 DE MAYO DEL 2014
martes, 6 de mayo de 2014
OIGAMOS A NUESTROS HIJOS
Oigamos a nuestros hijos.
No me des todo lo que pida, a veces yo sólo pido para ver cuánto puedo obtener.
No me des siempre órdenes; si a veces me pidieras las cosas lo haría con gusto.
Cumple tus promesas; si me prometes un premio o un castigo, dámelo.
No me compares con nadie, si me haces lucir peor que los demás seré yo quien sufra.
No me corrijas delante de los demás, enséñame a ser mejor cuando estemos a solas.
No me grites, te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar.
Déjame valerme por mí mismo o nunca aprenderé. Cuando estás equivocado admítelo, y crecerá la opinión que tengo de ti.
Haré lo que tú hagas, pero nunca lo que digas y no hagas.
Enséñame a conocer y amar a Dios.
Cuando te cuente mis problemas, no me digas no tengo tiempo; compréndeme y ayúdame.
Quiéreme y dímelo, me gusta oírtelo decir.
DOCE RETOS DE LA VIDA DEL LAICO
Doce retos de la vida del laico:
Algunas de las características y desafíos de la vida del laico son los siguientes:
1. Su mundo es la familia, la universidad, el matrimonio, el trabajo, los amigos, la vida social, la política, los deportes, la moda, la cultura, los hobbies y pasatiempos, las redes sociales en internet...
2. Viven de prisa, bajo presión y en medio de continuos imprevistos y sorpresas.
3. Sus sentidos están bombardeados permanentemente por estímulos fuertes, invasivos y agresivos, lo cual provoca mucho ruido interior y gran dispersión mental.
4. El contraste de vida social y soledad interior duele mucho.
5. La presión social, la competencia, los conflictos familiares y laborales, causan mucha turbación.
6. Sus ilusiones, planes, sueños, aspiraciones, son los propios de un laico.
7. El ejercicio de la libertad es todo un reto. La dificultad de tomar decisiones a la luz del evangelio en circunstancias tan nuevas y adversas es muy difícil.
8. La experiencia del límite y del fracaso en la búsqueda de la verdadera felicidad se presenta a cada paso.
9. La pregunta por el sentido de tantas cosas no encuentra respuestas simples ni se comprende el recurso a las respuestas sobrenaturales.
10. El materialismo, el consumismo y el exceso de tantas cosas sin satisfacciones duraderas les produce mucho cansancio y decepción.
11. Las responsabilidades son muchas, muy fuertes y las tienen que afrontar en medio de circunstancias incontrolables.
12. «La vocación de los fieles laicos a la santidad implica que la vida según el Espíritu se exprese particularmente en su inserción en las realidades temporales y en su participación en las actividades terrenas»
(Christifideles laici, 17).¡Vaya reto!
FLORECILLAS A MARÍA: 6 DE MAYO
FLORECILLAS A MARIA
Flor del 6 de mayo : Madre Inmaculada
Meditación: “Alégrate, la llena de Gracia, el Señor está contigo” (Lucas 1,28). Gracia plena, es María; siempre estuvo llena de Gracia, por lo que no tiene mancha de pecado. Nunca se halló privada de la Gracia sobrenatural y santificante de Dios, pues Ella sería el Vaso Puro que llevaría al mismo Dios. Así se presentó en Lourdes como la Inmaculada Concepción, título que por Dogma la misma Iglesia le había reconocido.
Oración: ¡Oh María, Gracia plena!. Permítenos que nos alegremos con vos ya que el Señor te eligió y nos regaló tu Corazón, para que pongamos en El el nuestro como ofrenda al Dios Eterno. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Cómo debo guardar la pureza de pensamientos y de obras.
PEDIR AYUDA Y ENCONTRARLA
Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Pedir ayuda y encontrarla
¿Cuántos, al sentirse necesitados de ayuda, pensarían en mi seguros de encontrar, de mi parte, algo de acogida?
Tenemos a nuestro alrededor tantas personas: familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, conocidos. El número será mayor o menor. Lo que importa es la calidad.
Se presenta una situación difícil. Hay que pedir ayuda. Si tenemos suerte, con cierta rapidez somos capaces de escoger a quién solicitar ese favor. En otras ocasiones, empezamos a repasar nombres y nombres y los vamos descartando uno a uno...
Sí: no siempre encontramos a la persona justa para un asunto concreto. A veces, por la complejidad del tema. Otras veces, es triste reconocerlo, porque los que parecían ser amigos no lo son tanto...
Podríamos aplicar la mirada hacia nosotros mismos: ¿cuántos, al sentirse necesitados de ayuda, pensarían en nosotros? ¿Cuántos nos llamarían por teléfono, enviarían un mensaje, confiarían de palabra ese asunto seguros de encontrar, de nuestra parte, algo de acogida?
En la vida es muy hermoso saber que contamos con personas disponibles para hacernos un favor. Algunas, incluso, son capaces de desvivirse por darnos una mano. Encontrarse con alguien así alivia el alma y da confianza.
Si resulta tan bello tener cerca a amigos disponibles, ¿no será hora de revisar mis actitudes? ¿Son las de un ser ensimismado, egoísta, pequeño de alma, o la de un corazón grande, sencillo, disponible, abierto a las peticiones de otros?
Al responder a esas preguntas, quizá descubra que llega la hora de cambiar. Me lo pide Dios, que también necesita mujeres y hombres generosos y alegres para llevar su Amor a los hombres. Me lo piden tantas personas que, en las mil encrucijadas de la vida, necesitan encontrar, en la lista de sus "contactos" y “amigos” a alguien, realmente, disponible y bueno.
EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 6 DE MAYO DEL 2014
Autor: Laureano López | Fuente: Catholic.net ¡Señor, danos siempre el pan de vida! | |
Juan 6 30-35. Pascua. Pidamos la gracias al Señor de aprender a vivir mejor el misterio de la Eucaristía, para que comience así las transformación del mundo. | |
Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad les digo: No fue Moisés quien les dio el pan del cielo; es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. Oración introductoria Dios mío, tengo necesidad del verdadero alimento espiritual. Me doy cuenta que muchas veces he buscado saciar mi hambre con los banquetes que me ofrece este mundo y me he quedado profundamente hambriento. Señor Jesús, Tú has querido quedarte con nosotros en el sacramento de la Eucaristía, porque sabías que necesitaríamos del alimento de tu Cuerpo para poder caminar en nuestra peregrinación por esta vida. Te ofrezco esta meditación por todos aquellos que viven alejados de ti o que no han descubierto el tesoro de la Eucaristía, que es el pan de la vida espiritual. Petición Señor, mi alma está hambrienta de ti, te pido que me reconfortes con el pan de la Eucaristía. Meditación del Papa Francisco Es un momento de profunda comunión: la gente que ha bebido la palabra del Señor, es ahora nutrida por su pan de vida. Y todos fueron saciados, anota el evangelista. Esta tarde, también nosotros estamos en torno a la mesa del Señor, a la mesa del Sacrificio eucarístico, en el que Él nos da una vez más su cuerpo, hace presente el único sacrificio de la Cruz. Y en el escuchar su Palabra, en el nutrirnos de su Cuerpo y Sangre, Él nos hace pasar de ser multitud a ser comunidad, del anonimato a la comunión. La Eucaristía es el Sacramento de la comunión, que nos hace salir del individualismo para vivir juntos el seguimiento, la fe en El. Entonces deberemos preguntarnos todos ante el Señor: ¿cómo vivo yo la Eucaristía? ¿La vivo en modo anónimo o como momento de verdadera comunión con el Señor, pero también con tantos hermanos y hermanas que comparten esta misma misa? ¿Cómo son nuestras celebraciones eucarísticas? (S.S. Francisco, 30 de mayo de 2013). Reflexión Cristo nos invita a alimentar nuestra alma con la recepción frecuente de la Eucaristía, el Pan que ha bajado del cielo por manos del sacerdote durante la Misa. La recepción de este alimento espiritual no nos puede dejar indiferentes, sino que su acción transformativa que obra en nuestro interior nos debe llevar a invitar a muchas otras personas a nutrirse del pan de la Eucaristía. Esto solo será posible si aprendemos a amar a nuestro prójimo. El testimonio personal de vida cristiana ayudará a que mucha gente quiera acercarse a la Iglesia y, con ello a la recepción de los sacramentos. Por ello el Papa invita a todos los cristianos a vivir de la Eucaristía, pues es el único camino posible para la transformación de la sociedad. Propósito Buscaré acercarme a recibir la Comunión durante este día, participando en alguna misa. Diálogo con Cristo Jesús, gracias por quedarte conmigo y alimentarme con tu propio Cuerpo. Que la recepción de este Pan de vida, me ayude a convertirme en un verdadero apóstol eucarístico, buscando acercarme con mayor frecuencia a recibirte en la comunión y a dar un mejor testimonio de vida cristiana. Es la Iglesia la que hace la Eucaristía; pero es también la Eucaristía la que hace la Iglesia (Henri de Lubac) |
ORACIÓN DE LA MADRE EN LA ESPERA DE UN HIJO
ORACIÓN DE LA MADRE EN LA ESPERA DE UN HIJO
Señor Jesús, por intercesión de Santo Domingo Savio te ruego con amor por esta dulce esperanza que llevo en mi seno.
Me has concedido el inmenso don de esta pequeña vida que alienta en la mía; te doy humildemente gracias por haberme escogido como instrumento de tu amor. En esta dulce espera, ayúdame a vivir en continuo abandono a tu divina voluntad.
Concédeme un corazón de madre, puro, fuerte y generoso.
Te ofrezco las preocupaciones del porvenir:
las ansias, los temores, los deseos en favor de la criatura que no conozco aún.
Haz que nazca sana en el cuerpo,
aparta de ella todo mal físico y todo peligro para el alma.
Tú, María, que gozaste las inefables alegrías de una maternidad santa, dame un corazón capaz de transmitir una fe viva y ardiente.
Santifica mi espera,
bendice mi gozosa esperanza,
haz que el fruto de mi seno sea fecundo en virtud y santidad, como le concediste al adolescente
Señor Jesús, por intercesión de Santo Domingo Savio te ruego con amor por esta dulce esperanza que llevo en mi seno.
Me has concedido el inmenso don de esta pequeña vida que alienta en la mía; te doy humildemente gracias por haberme escogido como instrumento de tu amor. En esta dulce espera, ayúdame a vivir en continuo abandono a tu divina voluntad.
Concédeme un corazón de madre, puro, fuerte y generoso.
Te ofrezco las preocupaciones del porvenir:
las ansias, los temores, los deseos en favor de la criatura que no conozco aún.
Haz que nazca sana en el cuerpo,
aparta de ella todo mal físico y todo peligro para el alma.
Tú, María, que gozaste las inefables alegrías de una maternidad santa, dame un corazón capaz de transmitir una fe viva y ardiente.
Santifica mi espera,
bendice mi gozosa esperanza,
haz que el fruto de mi seno sea fecundo en virtud y santidad, como le concediste al adolescente
Santo Domingo Savio.
Amén.
lunes, 5 de mayo de 2014
NOVENA DE CONFIANZA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
NOVENA DE CONFIANZA AL INMACULADO CORAZÓN
¡Oh María! En tus manos pongo esta súplica. Bendícela. Después preséntala a Jesús. Haz valer tu amor de Madre y tu poder de Reina. ¡Oh María! Cuento con tu ayuda. Confío en tu poder. Me entrego a tu voluntad. Estoy seguro de tu misericordia. Madre de Dios y Madre mía, ruega por mí. ¡Dulce corazón de María sed mi salvación!.
NOVENA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
NOVENA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Oh Señor Jesús,
a tu Sagrado Corazón
yo confío esta intención____________.
Solo mírame,
entonces has conmigo
lo que tu Corazón indique.
Deja que tu Sagrado Corazón decida...
Yo confío en ti...
Me abandono en tu Misericordia,
Señor Jesús! Ella no me fallará.
Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
Sagrado Corazón de Jesús,
creo en tu amor por mi.
Sagrado Corazón de Jesús,
que venga tu Reino.
Oh Sagrado Corazón de Jesús,
te he pedido por tantos favores,
pero con ansias te imploro por esta petición.
Tómala, ponla en tu abierto y roto corazón,
y cuando el Padre Eterno la mire,
cubierta por tu Preciosa Sangre,
no podrá rehusarla.
Ya no sera mas mi oración,
sino la tuya, Oh Jesús.
Oh Sagrado Corazón de Jesús,
pongo toda mi confianza en Ti.
Nunca permitas que me confunda...
Amén
¿QUÉ NOS ENSEÑA LA BIBLIA ACERCA DE LA REENCARNACIÓN?
Autor: P. Ariel Alvarez Valdés | Fuente: apologetica.org ¿Qué nos enseña la Biblia acerca de la reencarnación? | |||
Absolutamente todo hombre, creyente o no, muere una vez y sólo una vez | |||
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FLORECILLAS A MARÍA: 5 DE MAYO
FLORECILLAS A MARIA
Flor de 5 de mayo : Madre de la Divina Gracia
Fiesta de Nuestra Señora de la Gracia
Meditación: “Mujer, ahí tienes a tu hijo, después dijo al discípulo, he ahí a tu Madre” (Juan 19,26-27). Madre no sólo adoptiva sino que nos da la Vida, nos da a Cristo, más exactamente nos da la gracia santificante, la vida sobrenatural, algo físico y real que consiste en la unión con Cristo.
Oración: ¡Oh Madre de la Divina Gracia, que nos llevas a la Vida!. Muéstranos como Manantial de Gracia el camino hacia la verdadera Patria. Tu, llena de Gracia, sed la Salvación de nuestras pobres almas. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Poner los medios para estar en gracia de Dios.
EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 5 DE MAYO DEL 2014
Autor: Víctor Alejandro Ramírez | Fuente: Catholic.net El alimento que permanece para la vida eterna | |
Juan. 6,22-29. Pascua. Ayúdame Señor a buscarte a Ti como único alimento que permanece para la vida eterna. | |
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?» Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello». Ellos le dijeron: « ¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?» Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado». Oración introductoria Ilumina Señor mis pasos con tu palabra para que camine siempre por tus sendas. No dejes que convierta los medios en fines ni que pierda la conciencia de que sólo Tú eres el alimento que necesita mi alma en este peregrinar hacia el cielo. Te ofrezco esta meditación por todos aquellos hombres que sumergidos en las necesidades materiales no pueden levantar la vista hacia Ti. Petición Ayúdame Señor a buscarte a Ti como único alimento que permanece para la vida eterna. Meditación del Papa Francisco El Señor nos distribuye el pan que es su cuerpo, se hace don. Y también nosotros sentimos la "solidaridad de Dios" con el hombre, una solidaridad que no se acaba nunca, una solidaridad que nunca deja de asombrarnos: Dios se vuelve cercano a nosotros, en el sacrificio de la Cruz se humilla entrando en la oscuridad de la muerte para darnos su vida, que vence el mal, el egoísmo y la muerte. Jesús esta noche también se dona a nosotros en la eucaristía, comparte muestro mismo camino, más aún se hace alimento, el verdadero alimento que sustenta nuestra vida, incluso en los momentos durante los cuales la calle se vuelve dura y los obstáculos retardan nuestros pasos. Y en la eucaristía el Señor nos hace recorrer su camino, el del servicio, el compartir, el don. Lo poco que tenemos, lo poco que somos, si se comparte se vuelve riqueza, porque la potencia de Dios, que es la del amor, baja dentro de nuestra pobreza para transformarla. Preguntémonos entonces esta noche, adorando a Cristo realmente presente en la eucaristía: ¿Me dejo transformar por Él? Dejo que el Señor que se dona a mi me guíe para hacerme salir de mi pequeño recinto, para salir y no tener miedo de donarme, de compartir, de amarle y de amar a los otros? (S.S. Francisco, 30 de mayo de 2013). Reflexión Nuestra vida transcurre entre momentos de paz y de angustia, de alegría y de lágrimas, de bonanza y de necesidad. Una tendencia común es acordarse de Dios sólo en los momentos difíciles cuando necesitamos algo. Sin embargo, Dios nos espera con los brazos abiertos en todo momento, en cualquier circunstancia. Busquemos acercarnos a Él no sólo en el dolor sino también en la paz y la alegría de cada día para agradecerle lo que tenemos o simplemente para compartir con Él pequeños momentos de amistad y de cariño, como lo hacemos con un hermano o con un padre. No reduzcamos nuestro trato con Dios a simples peticiones. Dios quiere concedernos lo que le pedimos pues conoce nuestras necesidades, pero además de esto, quiere estar con nosotros, simplemente estar con nosotros dialogando de las pequeñas cosas que nos ocurren cada día. Propósito Antes de acostarme agradecer a Dios con una pequeña oración el día que nos ha regalado y pedirle fuerzas para vivir cristianamente el día siguiente. Oración con Cristo Señor Jesús, que cuando te busque no sea sólo para pedirte por mis necesidades inmediatas sino porque quiera estar contigo como un amigo. Enséñame a apreciar tu compañía y a buscarte en todos los momentos de mi vida. Que sepa prescindir de mis planes y cálculos humanos para abandonarme confiadamente en tus manos y dejarme guiar por tu providencia hasta el cielo, mi destino último. Si tienes afecto desordenado a los bienes presentes, perderás los del cielo... No puedes llenarte con ningún bien temporal, porque no fuiste creado solamente para gozarlos. (Tomás de Kempis. La imitación de Cristo Libro III, Capítulo 16) |
domingo, 4 de mayo de 2014
ORACIÓN A SAN JUAN XXIII
Autor: Cardenal Angelo Comastri | Fuente: Catholic.net
Oración a San Juan XXIII
Te pedimos, Padre, por su intercesión ser portadores en esta tierra del don maravilloso de tu paz.
Oración a San Juan XXIII
Dios Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan XXIII, llamado por todos el Papa de la paz y el Papa bueno.
Te pedimos, Padre, por su intercesión ser portadores en esta tierra del don maravilloso de tu paz y ser por tanto hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia.
Ayúdanos, Señor, a ver a todos los que nos rodean
como hermanos e hijos de un mismo Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad.
Queremos, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero porque, como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
Gracias por este ejemplo de virtudes. Y unidos a todos los santos del Cielo y en especial a este Papa bueno, te suplico, Padre, esta gracia particular que necesito. Gracias te doy de antemano, Señor, porque estoy seguro de que me será concedida por el ruego de tan gran intercesor.
Amén.
LAS TRES PIPAS
LAS TRES PIPAS
Una vez un miembro de la tribu se presentó furioso ante su jefe para informarle que estaba decidido a tomar venganza de un enemigo que lo había ofendido gravemente.
Quería ir inmediatamente y matarlo sin piedad. El jefe lo escuchó atentamente y luego le propuso que fuera a hacer lo que tenía pensado, pero antes de hacerlo llenara su pipa de tabaco y la fumara con calma al pie del árbol sagrado del pueblo.
El hombre cargó su pipa y fue a sentarse bajo la copa del gran árbol. Tardó una hora en terminar la pipa. Luego sacudió las cenizas y decidió volver a hablar con el jefe para decirle que lo había pensado mejor, que era excesivo matar a su enemigo pero que sí le daría una paliza memorable para que nunca se olvidara de la ofensa.
Nuevamente el anciano lo escuchó y aprobó su decisión, pero le ordenó que ya que había cambiado de parecer, llenara otra vez la pipa y fuera a fumarla al mismo lugar. También esta vez el hombre cumplió su encargo y gastó media hora meditando.
Después regresó a donde estaba el cacique y le dijo que consideraba excesivo castigar físicamente a su enemigo, pero que iría a echarle en cara su mala acción y le haría pasar vergüenza delante de todos.
Como siempre, fue escuchado con bondad pero el anciano volvió a ordenarle que repitiera su meditación como lo había hecho las veces anteriores. El hombre medio molesto pero ya mucho más sereno se dirigió al árbol centenario y allí sentado fue convirtiendo en humo, su tabaco y su problema.
Cuando terminó, volvió al jefe y le dijo: "Pensándolo mejor veo que la cosa no es para tanto. Iré donde me espera mi agresor para darle un abrazo. Así recuperaré un amigo que seguramente se arrepentirá de lo que ha hecho".
El jefe le regaló dos cargas de tabaco para que fueran a fumar juntos al pie del árbol, diciéndole: "Eso es precisamente lo que tenía que pedirte, pero no podía decírtelo yo; era necesario darte tiempo para que lo descubrieras tú mismo".
ORACIÓN POR LA PAZ DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
Oración por la Paz de San Francisco de Asís
Oh, Señor....
Has de mí un instrumento de tu paz, para que :
Donde haya odio, ponga yo amor
Donde haya ofensa, ponga yo perdón
Donde haya discordia, ponga yo unión
Donde haya error, ponga yo verdad
Donde haya duda, ponga yo la fé
Donde haya desesperación, ponga yo la esperanza
Donde haya tinieblas, ponga yo la luz
Donde haya tristeza, ponga yo la alegria
Oh...Maestro
Haz que yo no busque tanto...
Ser consolado, como consolar
Ser comprendido, como comprender
Ser amado, como amar
Porque dando se recibe
y olvidando se encuentra
Porque dando se encuentra el perdón
y muriendo se resucita a la Vida Eterna
San Francico de Asís
EL ÁNGEL DE LOS NIÑOS
El ángel de los niños
Cuenta una antigua leyenda que un niño que estaba por nacer le dijo a Dios:
-Me dicen que mañana me vas a enviar a la Tierra, pero, ¿cómo viviré tan pequeño e indefenso como soy?
-Entre muchos ángeles escogí uno para tí, que te está esperando: él te cuidará.
-Pero dime: aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreir, eso basta para ser feliz.
-Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
-¿Y cómo entenderé lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los humanos?
-Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar, y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.
-¿Y que haré cuando quiera hablar contigo?
-Tu ángel te juntará las manitas y te enseñará a orar.
-He oido que en la Tierra hay hombres malos...¿ Quién me defenderá?
-Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida.
-Pero estaré siempre triste porque no te veré más, Señor.
-Tu ángel te hablará de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño, presuroso, repetía suavemente:
-Dios mío, si ya me voy dime su nombre, ¿cómo se llama mi ángel?
-Su nombre no importa, tú le dirás MAMÁ...
FELIPE, EL QUE SE FIÓ DE CRISTO
Autor: P Juan Ferrán LC | Fuente: Catholic.net Felipe, el que se fió de Cristo | |
No le pide explicaciones; no le pregunta qué significa aquello de seguirle, no le pide tiempo para pensárselo. | |
Vamos a contemplar en la figura de Felipe especialmente un aspecto que se repite a lo largo de su contacto con el Maestro varias veces: Felipe es un hombre que se fía de Cristo. En los Evangelios la confianza en Dios se convierte desde el principio, tanto en una condición para seguir a Cristo como en una necesidad de cara a los milagros que Jesús hace. Con la fe se puede todo: se echan demonios, se devuelve la vista a los ciegos o la salud a los leprosos, se trasladan montes o árboles. Es impensable la relación con Cristo de los Apóstoles y de los Discípulos sin fe. Incluso podemos afirmar que la traición de Judas se empezó a gestar por culpa de su falta de fe en Jesús. El mismo Jesús enseña que sin fe no se puede agradar a Dios. Así en las diatribas a los fariseos les acusa de descuidar la fe (Mt 23,23). Pone la fe como condición para no perecer (Jn 3,16). La fe es también el camino seguro hacia la vida eterna (Jn 6,35-40). Y proclama dichosos a quienes sin ver crean (Jn 20, 24-29). Para un cristiano la esencia de la confianza en Dios es contemplar en Jesucristo al Mesías, al Esperado de las Naciones, al Hijo de Dios que viene a salvarnos, que viene a guiarnos, que viene a enseñarnos, convirtiéndose así en "camino, verdad y vida". En esta confianza en Dios entra también la Iglesia, divina y humana, instrumento de salvación y certeza de los bienes futuros. Y entra también la Persona del Papa, Vicario de Cristo, Maestro de nuestra fe y Pastor de nuestros corazones. Fiarse de Dios es, pues, entregarse a Dios sin condiciones, sin exigencias, sin reticencias, en la certeza de que él es lo mejor que tenemos, El único que no nos puede fallar, la Verdad que nos puede guiar en la confusión de la vida. Fiarse de Dios es poner a su servicio nuestra inteligencia y nuestra libertad sin pedirle pruebas. Fiarse de Dios es creer de veras en el que tanto nos ama. En la vida de Felipe hay varios momentos en los que tiene que vivir la confianza a tope, es decir, fiarse de Cristo. A todo Apóstol, llamado por Cristo, se le exige de una forma radical fiarse de su Maestro. Es verdad que Cristo realizó grandes signos ante sus Apóstoles, como echar demonios, resucitar muertos, devolver la vista a los ciegos o la salud a los leprosos, pero indudablemente la confianza en él estaba más allá de estas cosas, porque la confianza no es asombro, sino entrega incondicional. Se puede en la vida admirar, pero no amar. Se puede en la vida asombrarse ante un gesto de alguien, pero ello no significa decisión de seguirlo. Se pude en la vida quedarse anonadado ante un líder, pero ello no lleva a dar la vida por él sin más. Vamos a recorrer esos momentos en que Felipe se fía de Cristo. Sígueme (Jn 1,43). Es una de las pocas veces que Cristo, en el momento de llamar a sus Apóstoles, se dirige a uno de ellos con esta palabra. Nada sabíamos hasta ese momento de Felipe: ¿Quién era? ¿Quién le había acercado a Cristo? ¿Qué sabía él de Cristo? El caso es que Felipe escucha aquella invitación y a continuación él mismo acerca a Natanael a Cristo anunciándole que él es el Mesías de quien había hablado Moisés. En el comportamiento de Felipe percibimos e intuimos que se fía plenamente de Cristo. No le pide explicaciones; no le pregunta qué significa aquello de seguirle, no le pide tiempo para pensárselo. Simplemente la personalidad de Cristo le cautiva de tal manera que él se entrega sin más. Allí comienza una vida de fidelidad, con sus altibajos, hasta ese momento culminante en que da la vida por el Maestro. ¿Dónde nos procuraremos panes para que coman éstos? (Jn 6,5-7). Nos encontramos ante una escena bellísima. Cristo se da cuenta de que le estaba siguiendo mucha gente y quiere ayudarles, no sólo espiritualmente, sino también materialmente. Se dirige a Felipe sin más y le hace la pregunta citada. El Evangelio dice intencionadamente que lo hace para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. El bueno de Felipe le hace un cálculo humano correcto:Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco. Después viene el milagro. Detengámonos un momento realmente en lo que Cristo pretende con Felipe al hacerle aquella pregunta. Jesús quiere fortalecer la confianza absoluta de Felipe y por ello, a través de aquel milagro, le va a enseñar que él se debe fiar siempre de su Maestro, aunque las dificultades parezcan insalvables. Sin duda, tras el milagro, Felipe se dio cuenta de que en toda ocasión y circunstancia había que fiarse de Jesús. Así la fe de Felipe en Jesús maduró un poco más. Señor, muéstranos al Padre y nos basta (Jn 14,8-9). Es como un arrebato de Felipe que escucha emocionado las tiernas palabras de Cristo sobre el Padre. Y Cristo le responde: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Otra vez una invitación a la confianza plena. Es como si le dijera: "Cree en todo lo que te digo y enseño". El misterio de Dios sólo puede entrar en la mente humana a través de la fe, y por eso Cristo le está pidiendo que crea en las verdades que enseña agarrándose de la fe. Ese va a ser el medio con el que Felipe va a contar para recorrer el difícil camino de la vida, especialmente cuando muy pronto vaya a vivir el drama de la pasión y su fe se achique ante la muerte del Maestro. Para nosotros cristianos, seguidores de Cristo, que arrastramos ya una historia de la Iglesia en la que se ha visto tan claramente la mano de Dios, es imperdonable el no fiarnos de Dios. Es realmente maravilloso el constatar cómo las puertas del mal no han prevalecido contra la Iglesia de Cristo. Y es que al cristiano de hoy le siguen alentando aquellas palabras de Jesús: Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28,20). Ante esta realidad, vamos a reflexionar qué implica para nosotros, hombres, este fiarnos de Cristo y las dificultades que encontramos a veces para ello. Fiarnos de Dios para nosotros es, ante todo, doblegar nuestra mente con la humildad ante el que nos supera plenamente. Los hombres de hoy le damos excesiva importancia a nuestra razón. Exigimos que la razón sea la norma de la verdad. No somos conscientes de cómo nuestra razón puede estar tocada por el subjetivismo o el relativismo. Al vivir en un mundo tremendamente pragmático y empírico queremos que todo pase por la razón, incluso Dios. No somos conscientes de que Dios nos supera absolutamente y que, por tanto, no puede caber su infinitud en nuestra finitud. Sería como querer meter el mar en una pequeña charca. Por eso, una de las realidades que en la vida cotidiana embellece más a la razón es reconocer su propia pequeñez y sus limitaciones. Precisamente en la fe puede encontrar la razón las certezas, las seguridades, el conocimiento que por sí misma no puede alcanzar. La humildad de la razón se llama lucha contra el racionalismo, el orgullo y la vanidad; y se manifiesta en la sencillez, en la conciencia de sus propias limitaciones y en la paz del que se fía en alguien que es más grande que ella, porque la ha creado. Fiarnos de Dios para nosotros es, también, aprender a ver su amor y su presencia en las circunstancias de la vida, tanto favorables como adversas; es poner más nuestra confianza en él que en nuestros esfuerzos; es esperarlo más todo de él que de los demás. Es confiar en su Providencia que no permite que se nos caiga un pelo de la cabeza sin su consentimiento. Muchas veces los cristianos damos la impresión de que, confiando en Él, tenemos miedo a que Dios se distraiga, no se entere, no nos eche una mano. Y tendríamos que hacer ver a los demás que la confianza en Dios está muy encima de nuestras seguridades personales. Da mucha paz al corazón del hombre que lucha todos los días por sacar un hogar adelante, por educar a los hijos, por mantenerse en el camino correcto la certeza de un Dios Padre que le acompaña, que siente con él, que le protege. Esta certeza es la confianza auténtica. Fiarnos de Dios para nosotros es, finalmente, erradicar de cara al futuro esa ansiedad que nos lleva con frecuencia a olvidarnos de Dios y a poner nuestro corazón y nuestras fuerzas en objetivos que consideramos fundamentales para nuestra vida. A veces constatamos que el corazón es prisionero de la ansiedad, que vivimos desasosegados, que no tenemos tiempo para pensar en las verdades esenciales de la vida. No se trata de vivir el reto del futuro con inconciencia, sino más bien de encontrar respuestas para este futuro en el Corazón de Dios, no dejando de luchar al mismo tiempo por lo inmediato. El problema se agudiza cuando el futuro nos atormenta como si todo dependiera de uno mismo o de las circunstancias. Un cristiano no puede vivir en esa dinámica. Para algo nos fiamos de Dios, sabiendo al mismo tiempo que Dios nos apremia, nos exige, nos anima a luchar. Todo esto se podría aplicar al campo de la propia santidad, de la familia, de la vida profesional, de los retos personales. Impresiona en la vida de los Apóstoles como se lanzaron a un futuro incierto, solamente confiados en la Palabra de Aquél que los invitaba a seguirle. )¿e qué iban a vivir? ¿Y sus familias? ¿Y su futuro? ¿Y si fallaba el plan? |
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