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domingo, 4 de mayo de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 4 DE MAYO DEL 2014
Autor: Juan Pablo Durán | Fuente: Catholic.net En el camino de Emaús | |
Lucas 24, 13-35. Pascua. Dejarnos conquistar por la esperanza que nos ofrece Jesús, y en la Eucaristía llevarlo para siempre. | |
Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron». Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan. Oración introductoria Gracias, Señor, por buscarme, por no dejarme solo en el camino. Me conoces y sabes que soy presa fácil del desánimo y del abatimiento y me cuesta mucho reconocerte en mi oración. Ilumina mi mente y mi corazón para que sepa descubrirte y experimente esa cercanía que me llena de paz y amor. Petición Cristo resucitado, enciende el calor de mi fe y esperanza de tal manera, que en esta Pascua de resurrección, la vivencia de la caridad sea el distintivo de mi vida. Meditación del Papa Francisco En el Evangelio, Jesús no se enfada, pero finge cuando los discípulos no entendían las cosas. A los de Emaús les dice: insensatos y lentos de corazón. ´Insensatos y lentos de corazón´... Quien no entiende las cosas de Dios es una persona así. El Señor quiere que entendamos lo que sucede: lo que sucede en mi corazón, lo que sucede en mi vida, lo que sucede en el mundo, en la historia... Y Jesús nos pide pensar libremente, pensar para entender lo que sucede. La verdad es que ¡solos no podemos! Necesitamos la ayuda del Señor. Lo necesitamos para entender los signos de los tiempos, el Espíritu Santo nos da este regalo, un don: la inteligencia para entender y no porque otros me digan qué sucede. [...] Esta es la gracia que debemos pedir al Señor: la capacidad que nos da el Espíritu para entender los signos de los tiempos. (Cf. S.S. Francisco, 29 de noviembre de 2013, homilía en Santa Marta). Reflexión El último capítulo del "Evangelio de la misericordia" nos narra un acontecimiento que se ha repetido en prosa y en cantos, que ha inspirado a las obras de arte más conocidas, que ha suscitado conversiones e inspirado a los cristianos en el camino a la santidad. Comienza con dos discípulos desencantados, que están abandonando la causa por la cual, tres años antes, habían dejado todo. Pero ahora, después de tres días de esperar al Maestro en el que habían creído, se habían convencido de su tontería, y partían para tratar de reconstruir las vidas que habían dejado atrás. En un fin de semana se les había escapado el único ideal que había llenado sus corazones jóvenes. En su camino se les aparece Cristo, pero aunque lo veían, algo les impedía reconocerle. Aquí nos tenemos que preguntar, ¿por qué? ¿Por qué no reconocen su rostro después de haberlo seguido por tres años? ¿Por qué no reconocen su voz después de haber dejado todo el día que escucharon su llamada? ¿Por qué no reconocen sus palabras después de haberlo oído predicar? Tal vez es porque, como ellos mismos admiten, Él ha desilusionado las esperanzas que tenían, de que Él fuera el libertador de la nación de Israel. El obstáculo no es que no tengan a Jesús al lado, caminando con ellos, es que ellos esperan ver a alguien diferente. Así nunca verán a Jesús, por más claro que se les aparezca. ¡La esperanza que ellos habían tenido, pequeña y a su medida, no les deja aceptar la gloria y el gozo de la resurrección! Pero Jesús no los deja alejarse. Quiere conquistárselos para siempre. Hace la finta de seguir adelante para que lo inviten a cenar. Y ahí, en la intimidad de un pequeño cuarto, se les revela al entregarse en la Eucaristía. Eufóricos, corren hasta Jerusalén bajo la luz de las estrellas. ¡Ha resucitado, y vive con ellos para siempre! Se dejaron conquistar por la esperanza que les ofrece Jesús, y en la Eucaristía lo llevan consigo para siempre. Propósito Hacer una visita a Cristo Eucaristía para reflexionar sobre la Divina Providencia, a fin de que nunca me decepcione o dude de su Palabra. Diálogo con Cristo Cristo has resucitado, estás vivo y caminas conmigo. ¡Qué maravilla! ¡Qué experiencia! Mi corazón rebosa de gozo y quiero cantar, quiero gritar, quiero trasmitir a otros esta certeza. No estoy solo, Cristo quiere estar conmigo. Está vivo en la Eucaristía, esperándome pacientemente. No puedo ser indiferente o pasivo ante tanto amor, por eso hoy te pido me des la fuerza para correr a compartir con mi familia, y con los demás, esta Buena Nueva. |
sábado, 3 de mayo de 2014
SANTA CRUZ, FIESTA, 3 DE MAYO
Autor: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net
Santa Cruz
Fiesta, Mayo 3
Etimológicamente significa “lo mismo”. Viene de la lengua latina.
Hoy se celebra en Granada y en el mundo el día de la Cruz. Una preciosa fiesta popular que arranca desde el día en que se encontró la Santa Cruz en el año 326.
Casi todas las fiestas tienen un origen religioso. Hay algunos que en la actualidad las quieren convertir simplemente en culturales, abandonado su trasfondo religioso.
Eusebio de Cesarea fue un gran historiador de aquellos tiempos. Cuenta en sus libros que el General Constantino no era creyente pero le tenía mucho respeto a los cristianos por su paz y el bien que hacían en todos sitios.
Antes de una dura batalla contra Majencio –jefe de Roma -, tuvo un sueño en el que pudo contemplar una cruz luminosa y una voz que le decía:"Con este signo vencerás"
Y sin tener la menor duda de su triunfo, puso en todos los estandartes y banderas la cruz. Y arengando a las tropas les decía:"Confío en Cristo en quien cree mi madre Elena".
Al ganar la batalla, llegó bien pronto a ser emperador. Decretó el cese de perseguir a los cristianos y la libertad religiosa.
Hay, además, otros escritores célebres como san Ambrosio y Juan Crisóstomo afirman que Elena se fue a Jerusalén en busca de la Cruz del Señor.
Los arqueólogos se emplearon a fondo en esta labor. Al cabo del tiempo, encontraron tres cruces. ¿Cuál era la de Jesús? La respuesta se la dio una mujer que estaba muy enferma. Al tocarla, quedó curada.
Elena y el obispo de Jerusalén juntamente con muchos creyentes, la llevaron en procesión por las calles de la ciudad.
A raíz de estos acontecimientos se implantó esta fiesta por todo el orbe cristiano.
Ultimamente, al hacer la reforma del calendario litúrgico, ha desaparecido como fiesta. Pero el pueblo, siempre sencillo, la sigue celebrando.
Por ejemplo es Granada es fiesta. De esta forma, mantiene viva la tradición.
LA FORTALEZA DE UN HOMBRE
LA FORTALEZA DE UN HOMBRE
La fortaleza de un hombre no está en el ancho de sus hombros..
Está en el tamaño de sus brazos cuando abrazan.
La fortaleza de un hombre no está en lo profundo del tono de su voz...
Está en la gentileza que usa en sus palabras.
La fortaleza de un hombre no está en la cantidad de amigos que tiene...
Está en lo buen amigo que se vuelve de sus hijo.
La fortaleza de un hombre no está en como lo respetan en su trabajo...
Está en como es respetado en casa.
La fortaleza de un hombre no está en su cabello o su pecho...
Está en su corazón.
La fortaleza de un hombre no está en lo duro que puede golpear...
Está en lo cuidadoso de sus caricias.
La fortaleza de un hombre no está en las mujeres que ha amado...
Está en poder ser verdaderamente de una mujer.
La fortaleza de un hombre no está en el peso que pueda levantar...
Está en las cargas que pueda llevar a cuestas.
MUJER
Mujer
¿Qué tipo de mujer eres?
¿Una mujer fuerte, o una mujer de fortaleza?
Una mujer fuerte hace ejercicios todos los días para mantener su cuerpo en forma... mientras que una mujer de fortaleza se arrodilla a orar, para mantener su alma en forma...
Una mujer fuerte no le teme a nada, ni a nadie... mientras que una mujer de fortaleza demuestra su valor a pesar de su temor o de su pánico...
Una mujer fuerte a nadie permite que le quite lo mejor de ella... mientras que una mujer de fortaleza da lo mejor de sí misma a todos, cada uno de los días de su vida...
Una mujer fuerte comete pocos errores y los evita en el futuro... mientras que una mujer de fortaleza se da cuenta de que los errores en la vida también pueden ser bendiciones de Dios, y aprende de ellos...
Una mujer fuerte camina confiada con pasos seguros y firmes... mientras que una mujer de fortaleza sabe que Dios la ayudará a levantarse cada vez que caiga...
Una mujer fuerte muestra en su rostro una expresión de seguridad y confianza en sí misma... mientras que una mujer de fortaleza muestra una expresión de gracia y serenidad...
Una mujer fuerte tiene fe en que tiene fuerza suficiente para su viaje por la vida... mientras que una mujer de fortaleza tiene fe en que el viaje la irá haciendo cada vez más fuerte...
Una mujer fuerte obtiene un compañero fuerte que incremente su fuerza... mientras que una mujer de fortaleza se convierte en la fuerza que hará invencible a su compañero...
Una mujer fuerte enseña a sus hijos a perseguir el éxito en la vida... mientras que una mujer de fortaleza les enseña a perseguir el amor y la virtud...
JAMÁS OLVIDES
Jamás olvides...
Que tu presencia es un regalo para el mundo,
que eres una persona única y diferente a todas las demás.
Que tu vida puede ser lo que tu quieres que sea.
Vívela un día a la vez.
Cuenta tus bendiciones, no tus problemas,
y verás cómo irás saliendo adelante.
Hay tantas respuestas dentro de ti,
Comprende, sé valiente, sé fuerte.
No te impongas límites,
tus sueños están esperando hacerse realidad.
No dejes tus decisiones importantes al azar,
esfuérzate por llegar a la cima, a tu meta, y a tu premio.
Nada hace perder más energía que las preocupaciones.
Mientras más tiempo llevas un problema, más pesado se vuelve.
No te tomes las cosas demasiado en serio.
Vive la vida con serenidad, no con lamentaciones.
Recuerda que un poco de amor puede durar mucho tiempo.
Recuerda que bastante amor puede durar para siempre.
Recuerda que la amistad es una sabia inversión,
los tesoros de la vida son las personas... cuando están juntas.
Que tengas salud, y esperanza, y felicidad.
Tómate el tiempo para pedir un deseo a una estrella.
Y no te olvides, ni por un día...
¡Lo especial que TÚ eres!
LAS APARICIONES DEL ÁNGEL A LOS NIÑOS DE FÁTIMA
LAS APARICIONES DEL ÁNGEL A LOS NIÑOS DE FÁTIMA
Las apariciones de Nuestra Señora se anunciaron una año antes mediante tres apariciones de un Angel quien preparó a los pequeños testigos para que se convirtieran en mensajeros de la Madre de Dios.
La Primer aparición
En Primavera de 1916 Lucia Dos Santos, a la edad de 9 años, junto con Francisco y jacinta Marto, de 8 y 6 años, respectivamente, estaban en el prado con sus ovejas. Empezó a llover, y se refugiaron en una cueva. Ya que la lluvia terminó y el sol salió, los niños permanecieron en la cueva para comer, rezar el Rosario y jugar matatena. Había jugado, cuando en ese día sereno se sintió un aire fuerte que doblaba los arboles y de repente una luz blana los envolvió. Entre esa luz apareció una nube en forma de un hombre joven, quién les dijó: "No teman, Soy el Angel de la Paz. Oren conmigo!" El Angel se arrodilló y se semiflexionó. Los niños imitaron al Angel y repitieron estas palabras tres veces: "Dis Mío, yo creo, te adoro, espero y te amo. Te pido perdones a aquellos que no creen, no te adoran, no esperan y no te aman." Despues se levantó y les dijo: "Oren de esta manera. Los corazones de Jesus y María estan atentos a loa voz de sus súplicas."
La segunda aparición
Ocurrió cuando los pequeños estaban jugando cerca de la casa de Lucía. El Angel les dijo: "¿Qué están haciendo? Oren! Oren mucho. Los corazones de Jesús y María tienen planes piadosos con ustedes. Ofrezcan oraciones y sacrificios a la Divinidad." Los niños preguntaron: "¿Qué tanto debemos sacrificarnos?" El Angel respondió: "Hagan un sacrificio de todo lo que realizan, y ofrézcanlo como un acto de enmienda de todos los pecados por los cuales Dios esta ofendido, y como una petición de la conversión de los pecadores. Por medio de esto su país tendrá la paz. Yo soy el angel guardian, el Angel de Portugal. Sobretodo acepten y soporten con sumisión todo el sufrimiento que Dios les enviará." A partir de ese momento, empezaron a ofrecer al Señor todo como sacrifico, tratando de evitar todo tipo de mortificación y pena, mas bién, se pasaron rezando la oración que el Angel les había enseñado.
La tercera aparición La tercera aparición
Esta ocurrió durante el verano en Cabeco. Los niños empezaron a hacer oración cuando vieron al angel, quien tenía en su mano un cáliz, sobre el cual estaba una hostia, de la cual caían gotas de sangre hacia el cáliz. El angel se arrodilló repitió tres veces con los niños: "La Bendita Trinidad - Padre, Hijo y Espíritu Santo - yo los adoro profundamente. Yo les ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesús Cristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de todos los insultos, sacrilegios e indiferencias que lo ofenden. Y por medio de su preciosísimo Corazón Sacramentado y el Inmaculado Corazón de María, pido la conversión de los pobres pecadores." Despues se levantó, tomó la Hostia, y la dió a Lucía, mientras que el contenido del cáliz lo dió a Jacinta y Francisco, y dijo: "Tomen el cuerpo y la sangre de Jesús Cristo, quién es insultado por los hombres desagradecidos. Reparen sus pecados y complazcan a su Dios." giato dagli uomini ingrati. Riparate i loro delitti e consolate il vostro Dio."
ACTO DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA EN EL PRIMER SÁBADO DE MES
Acto de Consagración al Inmaculado Corazón de María.
" Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía,
yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi alma,
mis pensamientos y mis acciones.
Quiero ser como tu quieres que sea,
hacer lo que tu quieres que haga.
No temo, pues siempre estas conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús,
con todo mi corazón y sobre todas las cosas.
Pon mi mano en la tuya para que este siempre contigo."
AMÉN.
EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 3 DE MAYO DEL 2014
Autor: María Cruz | Fuente: Catholic.net Dios envió a su Hijo para salvarnos. | |
Juan 3, 13-17. Fiesta La Santa Cruz. Gracias Señor Jesús, porque entregaste tu vida en la cruz. | |
En aquel tiempo Jesús dijo a Nicodemo: Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por Él vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. Oración introductoria Señor Jesús, hoy que se celebra la Santa Cruz, en algunos países, quiero agradecerte el que hayas aceptado el anonadarte a Ti mismo para venir a salvarme. Que nunca me acostumbre o sea indiferente ante tu sacrificio en la cruz. Concédeme que en esta oración pueda percibir un poco más tu amor, vivo y verdadero, para buscar, con tu gracia, corresponderte. Petición Jesucristo, dame tu gracia para cargar mi cruz con amor y paciencia, contemplándote siempre a Ti, que vas mostrándome el camino que debo seguir. Meditación del Papa Francisco En la Cruz de Cristo está el sufrimiento, el pecado del hombre, también el nuestro, y Él acoge todo con los brazos abiertos, carga sobre su espalda nuestras cruces y nos dice: ¡Ánimo! No la llevan ustedes solo. Yo la llevo contigo y yo he vencido a la muerte y he venido a darte esperanza, a darte vida. Podemos ahora responder a la segunda pregunta: ¿Qué ha dejado la Cruz en los que la han visto y en los que la han tocado? ¿Qué deja en cada uno de nosotros? Miren, deja un bien que nadie más nos puede dar: la certeza del amor fiel de Dios por nosotros. Un amor tan grande que entra en nuestro pecado y lo perdona, entra en nuestro sufrimiento y nos da fuerza para sobrellevarlo, entra también en la muerte para vencerla y salvarnos. En la Cruz de Cristo está todo el amor de Dios, está su inmensa misericordia. Y es un amor del que podemos fiarnos, en el que podemos creer. (S.S. Francisco, 27 de julio de 2013) Reflexión Hoy celebramos la fiesta de la Cruz, símbolo del cristiano. En este diálogo entre Jesús y Nicodemo se anuncia de una manera oculta el momento supremo de la vida de nuestro Salvador: la crucifixión. La cruz no es sólo un símbolo material, sino la guía de nuestra vida. Dios en su gran amor, viendo la necesidad que tenía el mundo de ser salvado, no dudó en entregar a su propio Hijo para su salvación. Las circunstancias históricas concurrieron para que la redención se realizara por medio de la cruz. A partir de este acontecimiento la cruz se ha convertido en señal de salvación para todo el que cree que Jesús es el redentor del hombre. A pesar de que Jesús se puso el primero en el padecer no nos resulta fácil asumir la realidad de la cruz y todos la esquivamos de la mejor manera posible. Pero si ser cristiano es seguir al crucificado, ¿por qué rehusamos seguir sus huellas? Sólo desde el amor se entiende esta entrega, y sólo el amor hace posible convertir en alegría las mayores angustias de la vida. Es cuestión de amor, y cuando algo nos cuesta mucho es señal de que el termómetro del amor marca baja temperatura. Propósito Participar en una hora eucarística o hacer un acto de adoración a la Santa Cruz. Diálogo con Cristo Señor Jesús, que por nuestro amor entregaste tu vida en la cruz, te pedimos acrecientes en nosotros el amor para que podamos asumir con prontitud de ánimo los sufrimientos de la vida. |
FLORECILLAS A MARÍA: 3 DE MAYO
FLORECILLAS A MARIA
Flor del 3 de mayo: Madre de Dios
Fiesta de nuestra Señora del Valle.
Meditación: “Por ser su Hijo Dios, María es Madre de Dios” (Lucas 1,3-5). Dios nos amó tanto que no sólo nos entregó a Su Hijo sino que nos dio a Su Madre. “Cuando llegó la plenitud del tiempo, Dios envió a Su Hijo nacido de Mujer…para que recibiésemos la adopción de Hijos de Dios” (Gálatas 4,5). Este es el maravilloso final del Plan del Padre y el sublime oficio de María, hacernos hijos de Dios, uno en Dios.
Oración: ¡Oh María, te agradecemos el regalo que nos ha hecho nuestro Dios amado, ponernos en tus hermosas manos para hacernos santos. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Examinar mi devoción a la Virgen y cómo la practico.
LA VIRGEN MARÍA Y LA RESURRECCIÓN DE CRISTO
Autor: San Juan Pablo II | Fuente: Catholic.net
María y la Resurrección de Cristo
María es la única que mantiene viva la llama de la fe, preparándose para acoger el anuncio gozoso de la Resurrección.
Después de que Jesús es colocado en el sepulcro, María es la única que mantiene viva la llama de la fe, preparándose para acoger el anuncio gozoso y sorprendente de la Resurrección
La espera que vive la Madre del Señor el Sábado santo constituye uno de los momentos más altos de su fe: en la oscuridad que envuelve el universo, ella confía plenamente en el Dios de la vida y, recordando las palabras de su Hijo, espera la realización plena de las promesas divinas.
Los evangelios refieren varias apariciones del Resucitado, pero no hablan del encuentro de Jesús con su madre. Este silencio no debe llevarnos a concluir que, después de su resurrección, Cristo no se apareció a María; al contrario, nos invita a tratar de descubrir los motivos por los cuales los evangelistas no lo refieren.
Suponiendo que se trata de una "omisión", se podría atribuir al hecho de que todo lo que es necesario para nuestro conocimiento salvífico se encomendó a la palabra de testigos escogidos por Dios (Hch 10, 41), es decir, a los Apóstoles, los cuales con gran poder (Hch 4, 33) dieron testimonio de la resurrección del Señor Jesús. Antes que a ellos el Resucitado se apareció a algunas mujeres fieles, por su función eclesial: Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán (Mt 28, 10).
Si los autores del Nuevo Testamento no hablan del encuentro de Jesús resucitado con su madre, tal vez se debe atribuir al hecho de que los que negaban la resurrección del Señor podrían haber considerado ese testimonio demasiado interesado y, por consiguiente, no digno de fe.
Los evangelios, además, refieren sólo unas cuantas apariciones de Jesús resucitado, y ciertamente no pretenden hacer una crónica completa de todo lo que sucedió durante los cuarenta días después de la Pascua. San Pablo recuerda una aparición "a más de quinientos hermanos a la vez" (1 Co 15, 6). ¿Cómo justificar que un hecho conocido por muchos no sea referido por los evangelistas, a pesar de su carácter excepcional? Es signo evidente de que otras apariciones del Resucitado, aun siendo consideradas hechos reales y notorios, no quedaron recogidas.
¿Cómo podría la Virgen, presente en la primera comunidad de los discípulos (cf. Hch 1, 14), haber sido excluida del número de los que se encontraron con su divino Hijo resucitado de entre los muertos?
Más aún, es legítimo pensar que verosímilmente Jesús resucitado se apareció a su madre en primer lugar. La ausencia de María del grupo de las mujeres que al alba se dirigieron al sepulcro (cf. Mc 16, 1; Mt 28, 1), ¿no podría constituir un indicio del hecho de que ella ya se había encontrado con Jesús? Esta deducción quedaría confirmada también por el dato de que las primeras testigos de la resurrección, por voluntad de Jesús, fueron las mujeres, las cuales permanecieron fieles al pie de la cruz y, por tanto, más firmes en la fe.
En efecto, a una de ellas, María Magdalena, el Resucitado le encomienda el mensaje que debía transmitir a los Apóstoles (cf. Jn 20, 17-18). Tal vez, también este dato permite pensar que Jesús se apareció primero a su madre, pues ella fue la más fiel y en la prueba conservó íntegra su fe.
Por último, el carácter único y especial de la presencia de la Virgen en el Calvario y su perfecta unión con su Hijo en el sufrimiento de la cruz, parecen postular su participación particularísima en el misterio de la Resurrección.
Un autor del siglo V, Sedulio, sostiene que Cristo se manifestó en el esplendor de la vida resucitada ante todo a su madre. En efecto, ella, que en la Anunciación fue el camino de su ingreso en el mundo, estaba llamada a difundir la maravillosa noticia de la resurrección, para anunciar su gloriosa venida. Así inundada por la gloria del Resucitado, ella anticipa el "resplandor" de la Iglesia (cf. Sedulio, Carmen pascale, 5, 357-364: CSEL 10, 140 s).
Por ser imagen y modelo de la Iglesia, que espera al Resucitado y que en el grupo de los discípulos se encuentra con él durante las apariciones pascuales, parece razonable pensar que María mantuvo un contacto personal con su Hijo resucitado, para gozar también ella de la plenitud de la alegría pascual.
La Virgen santísima, presente en el Calvario durante el Viernes santo (cf. Jn 19, 25) y en el cenáculo en Pentecostés (cf. Hch 1, 14), fue probablemente testigo privilegiada también de la resurrección de Cristo, completando así su participación en todos los momentos esenciales del misterio pascual. María, al acoger a Cristo resucitado, es también signo y anticipación de la humanidad, que espera lograr su plena realización mediante la resurrección de los muertos.
En el tiempo pascual la comunidad cristiana, dirigiéndose a la Madre del Señor, la invita a alegrarse: "Regina caeli, laetare. Alleluia". "¡Reina del cielo, alégrate. Aleluya!". Así recuerda el gozo de María por la resurrección de Jesús, prolongando en el tiempo el "¡Alégrate!" que le dirigió el ángel en la Anunciación, para que se convirtiera en "causa de alegría" para la humanidad entera.
Catequesis durante la audiencia general del 3 de abril de 1996
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