jueves, 10 de abril de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 10 DE ABRIL DEL 2014

Autor: Estanislao García | Fuente: Catholic.net
Es mi Padre quien me glorifica
Juan 8, 51-59. Cuaresma. Buscar la paz y el arrepentimiento cerca de Cristo.
 
Es mi Padre quien me glorifica
Del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59

En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: Os aseguro que guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás. Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: "Si alguno guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás." ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?» Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: "Él es nuestro Dios", y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su Palabra. Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró». Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?» Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy». Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.

Oración introductoria

Señor, quiero ser fiel a tu Palabra y tener un momento de intimidad contigo en la oración. Creo, espero y te amo. Dame tu luz para que sepa guardar el silencio necesario para escuchar lo que hoy me quieres decir.

Petición

Señor, ayúdame a incrementar mi vida de gracia y a vivir siempre de acuerdo a ella.

Meditación del Papa Francisco

Si miramos solamente con mirada humana somos llevados a decir: el camino del hombre va de la vida hacia la muerte, eso se ve; pero eso es solamente si lo miramos con ojos humanos.
Jesús invierte esta perspectiva y afirma que nuestra peregrinación va de la muerte hacia la vida: la vida plena; nosotros estamos en camino, en peregrinación hacia la vida plena y esa vida plena nos ilumina en nuestro camino. Por lo tanto la muerte se queda detrás de nuestras espaldas, no delante de nosotros. Delante de nosotros está el Dios de los vivos, el Dios de la Alianza, el Dios que lleva mi nombre, nuestro nombre, como Él dijo, yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y también el Dios con mi nombre, con tu nombre, con tu nombre con nuestro nombre. El Dios de los vivos. (S.S. Francisco, 10 de noviembre de 2013). 

Reflexión

Claro que nos escandalizamos de Jesús muchas veces, y es, sobre todo, porque él es más generoso que nosotros. Él está por delante de nosotros para enseñarnos el camino y a nosotros nos pasa algo muy curioso. Decimos que Jesús es Dios y que por eso no podemos hacer lo que Él hizo. Pero en el fondo es porque somos unos cobardes, que no nos atrevemos a dar el sentido que Cristo le dio a sus actos. Nosotros no podremos caminar sobre las aguas ni multiplicar panes. Pero lo que debemos aprender de Cristo no es tanto lo que hizo sino cómo lo hizo.

Y es que detrás de nuestra actitud de temor existen estos sofismas. "Todos los demás lo dicen, la televisión lo ha dicho, se lo he escuchado a mis amigos, así lo hace todo el mundo, si no lo hago así se ve raro".. Y mientras tanto, cojo una piedra del suelo y se la lanzo a Jesús, pues prefiero darle una pedrada a Jesús que quedar mal delante de los hombres.

Sin embargo, Jesús prefirió quedar mal delante de los demás por salvar la vida de una persona. Tomó el riesgo de ser apedreado por salvar a una pecadora. Aquí está la actitud que podemos aprender de Cristo. Exponer nuestra misma vida con tal de traer la paz a una persona, aunque creamos que es un pecador. Esto significa solapar los errores del otro, sino perdonarlo, a pesar de que muchos lo condenen, nosotros preferir, como Cristo, buscar su salvación. Buscar traerle la paz y el arrepentimiento por sus pecados para que en adelante no peque más.

Propósito

Revisar mis actividades para saber qué lugar ocupa Dios en mi vida.

Diálogo con Cristo

Señor Jesús, qué fácilmente puedo negarte el lugar que te corresponde en mi vida. No quiero dejarme envolver por lo transitorio y fugaz para saber dedicar el mayor y el mejor tiempo de mi vida al servicio de los demás, por amor a Ti. Por eso te doy gracias por este momento de oración que me hace reconocer, agradecer y evaluar el uso que estoy dando a todos los talentos con los que has enriquecido mi vida, especialmente el uso de mi tiempo. 

miércoles, 9 de abril de 2014

JESÚS TE ESPERA


EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 9 DE ABRIL DEL 2014

utor: Saúl Alejandro Gutiérrez | Fuente: Catholic.net
¡Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían!
Juan 8, 31 - 42. Cuaresma. Cristo nos habla de lo que ha visto junto a su Padre, nos enseña y da testimonio de de su amor.
 
¡Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían!
Del santo Evangelio según san Juan 8, 31-42

Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: «Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres». Ellos le respondieron: «Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: "Ustedes serán libres"?». Jesús les respondió: «Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes. Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre». Ellos le replicaron: «Nuestro padre es Abraham». Y Jesús les dijo: «Si ustedes fueran hijos de Abraham obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso. Pero ustedes obran como su padre». Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios». Jesús prosiguió: «Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió. 

Oración introductoria

Señor, gracias por este nuevo día. Ayúdame a aprovechar al máximo este tiempo de oración que me concedes para encontrarme contigo. Que tu Palabra me ayude a conocerte mejor y llegue así a alcanzar la libertad que me tienes prometida. Dame la libertad que sólo Tú puedes dar. Ayúdame a aborrecer el pecado que me esclaviza. Señor, que te reconozca en mi vida como al Único que puede liberarme del pecado. Haz que todas mis obras vayan siempre conforme a la voluntad del Padre.

Petición

Señor, líbrame de todo lo que me ata al pecado y hazme un fiel hijo Tuyo.

Meditación del Papa Francisco

Y esta es nuestra vida: caminar bajo la gracia, porque el Señor nos ha amado, nos ha salvado, nos ha perdonado. Todo lo ha hecho el Señor, y esta es la gracia, la gracia de Dios. Nosotros estamos en camino bajo la gracia de Dios, que ha venido entre nosotros, en Jesucristo que nos ha salvado. Pero esto nos abre a un horizonte grande y es para nosotros alegría. Vosotros ya no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Y ¿qué significa este "vivir bajo la gracia"? Procuraremos explicar algo de qué significa vivir bajo la gracia. Es nuestra alegría, es nuestra libertad. Nosotros somos libres. ¿Por qué? Porque vivimos bajo la gracia. Nosotros ya no somos esclavos de la ley: somos libres porque Jesucristo nos ha liberado, nos ha dado la libertad, esa libertad plena de hijos de Dios, que vivimos bajo la gracia. Esto es un tesoro.(S.S. Francisco, 17 de junio de 2013). 

Reflexión 

Cristo nos habla de lo que ha visto junto a su Padre, nos enseña y da testimonio de de su amor, de su bondad y justicia, de su humildad y su omnipotencia, de su sencillez y su sabiduría, en resumen, de su perfección. Su misión fue difícil: hacer comprender a los hombres su divinidad y sus nuevas enseñanzas que dan la plenitud a la ley. En definitiva, nos ha enseñado la verdad que nos hace libres.

Tenemos la misión de enseñar a los hombres todo lo que aprendemos en nuestro con el Señor. Dar a conocer sus Palabras que dan la vida al alma, que hacen los verdaderos discípulos de Cristo. A nosotros se nos ha confiado el ser testigos de la Verdad, la Única que hace libres a los hombres. No cabe duda de que esta tarea también nos será difícil, pero no olvidemos la asistencia del Espíritu Santo y de la Virgen. Sólo basta guardar la Palabra de Jesús, esto es, ser fiel a su voluntad.

Propósito

Pedir en un misterio del rosario por aquellas almas que están más alejadas de Dios para que puedan conocer, en esta Cuaresma, el amor de Dios que da su vida por ellas.

Diálogo con Cristo

Jesús mío la misión que me has confiado es difícil como lo fue también para ti. Dame las fuerzas necesarias para ser testigo en este mundo que busca la libertad, pero que lo hace a veces por caminos equivocados. Dame el celo y el amor que te llevó a dar testimonio del amor de Dios a los hombres. Señor, que te reconozca como mi Padre para que te ame como un hijo fiel.


“Todos deseamos libertad; pero la Virgen nos dice que la libertad que nos hace libres la hallamos en el encuentro con Cristo, que es quien nos da la vida”
(Benedicto XVI, Domingo 24 de febrero de 2008).


  • Preguntas o comentarios al autor
  • Saúl Alejandro Gutiérrez 

    CUANDO TE SIENTAS


    martes, 8 de abril de 2014

    SEMANA SANTA PARA NIÑOS PARA COLOREAR Y EXPLICAR





    DOMINGO DE RAMOS

    Cuando un rey, o el presidente de un país visita otro país, las autoridades y miles de personas salen a las calles y lo saludan con pancartas, papel picado, banderitas y hasta flores. Y a veces se sube a un auto descapotado muy elegante para que todos puedan verlo desde lejos ¿verdad que sí?

    Bueno, algo parecido le sucedió a Jesús. El domingo antes de morir se dirigió con sus amigos a la ciudad de Jerusalén. Le pidió a uno de sus discípulos que consiguiera prestado un burrito para entrar a la ciudad. Montó sobre él y seguido de sus amigos entró a la ciudad. Una gran multitud de gente salió de sus casas al encuentro de Jesús. Habían oído muchas cosas hermosas de Él, de su amor por los niños, por los pobres, de la sabiduría de sus palabras, de que sanaba a los enfermos.

    Entonces, cuando lo vieron montado en un asno se acercaron lo más que pudieron agitando entusiasmados ramos de palma y olivo. Y gritaban llenos de alegría: ¡“Viva, viva. Aquí llega el Rey, el Mesías. Bendito sea el que viene en el nombre del Señor”!

    Jesús recibía estos saludos con una sonrisa humilde y mucha paz.

    El burrito se portó muy bien, no protestó, al contrario caminaba contento de llevar sobre su lomo al Hijo de Dios.






    UN SEÑOR QUE LAVA LOS PIES A SUS AMIGOS

    El jueves siguiente, a la entrada en Jerusalén, era día de Fiesta en el país. Jesús quiso tener una cena con sus discípulos, pero como no tenía casa en esa ciudad, de nuevo tuvo que pedir prestada una sala grande y alfombrada para poder reunirse con ellos.

    Antes de cenar, Jesús tomó un lavatorio con agua y una toalla. El era el Señor, pero igual se arrodilló y les fue lavando los pies a sus doce amigos, pies que estaban muy sucios de tanto caminar por las calles polvorientas.

    ¿Por qué crees tú que Jesús les lavó los pies a sus amigos como si hubiera sido un criado de ese tiempo? Porque nos quería enseñar a todos que debemos servir a cualquier persona en cosas que a veces no nos gustan. Tú, ¿le lavarías la ropa a un viejito de la calle, lo peinarías? Ciertamente que Jesús, si hoy viviera en Chile, bañaría, abrigaría, peinaría a las personas que duermen en las calles.




    UNA CENA DE DESPEDIDA MUY ESPECIAL

    Cuando llegó la hora de cenar, Jesús y sus amigos se sentaron a la mesa. En un momento de la cena, Jesús tomó un pan, dio gracias a Dios y lo partió para compartirlo con todos. Lo mismo hizo con una copa de vino; dio las gracias a su Padre por ella y compartió con sus discípulos. Todos comieron y bebieron del mismo pan y del mismo vino.

    Al repartir el pan Jesús dijo:”Este es mi cuerpo, que será entregado por ustedes” Y cuando compartió la copa de vino dijo :”Esta es mi sangre, que será derramada para salvarlos”.

    ¿Te das cuenta que a Jesús, para poder quedarse para siempre con nosotros, se le ocurrió la idea de permanecer en el pan y en el vino que representan su cuerpo y su sangre? Es lo que hacen los sacerdotes, en recuerdo suyo, cuando celebran la Santa Misa. ¿Te has fijado que en un momento de la Misa levantan un pancito blanco y redondo y también una copa para que todos lo adoremos? Después de ese gesto del sacerdote, es Jesús mismo el que está sobre el altar representado en el pan y en el vino.





    UN PASEO TRISTE POR EL HUERTO

    Después de cenar, Jesús invitó a Pedro, Santiago y  Juan a dar un paseo por el Huerto de los Olivos. Era una noche oscura y triste. Jesús se sentía angustiado ante la cercanía de su muerte. Los amigos tenían mucho sueño y pronto se quedaron dormidos bajo los árboles mientras Jesús arrodillado unos metros más allá, oraba a su Padre de los cielos diciéndole: “No me abandones Padre en estas horas terribles”.

    Su angustia y su pena aumentaron cuando se dio cuenta que sus amigos no habían sido capaces de acompañarlo en esas horas de  tanto sufrimiento. Se sintió muy solo y abandonado. ¿No crees tú que los buenos amigos acompañan y están cerca cuando uno sufre?





    JESÚS ES ARRESTADO POR ORDEN 
    DE LAS AUTORIDADES JUDÍAS

    Al ver a sus amigos dormidos, Jesús los despertó diciéndoles con voz muy triste: “¿Cómo es posible que no hayan sido capaces de acompañarme ni siquiera una hora? Deberían haber rezado conmigo”.

    Aún estaba Jesús hablando cuando oyeron voces y gritos de hombres y unas antorchas brillaron entre la arboleda. Venían a apresar a Jesús con palos y espadas como si hubiese sido un delincuente. Cuando se acercaron al lugar donde estaban Jesús y sus discípulos, se abalanzaron sobre él con brusquedad  y sin ningún respeto lo agarraron y lo arrestaron.

    Pedro quiso defenderlo de los malhechores pero Jesús no se lo permitió, se dejó arrestar sin poner resistencia “como un corderito que es llevado al matadero”. Del Huerto se lo llevaron hasta el tribunal donde sería juzgado. Finalmente sus amigos llenos de espanto huyeron y lo abandonaron.

    Repite esta oración con mucho amor:

    “Amigo Jesús, yo te amo con todo mi corazón
    te prometo este día no abandonarte jamás
    y ser siempre un amigo tuyo fiel y valiente.”





    UN TRIBUNAL MUY INJUSTO

    Después de arrestar a Jesús, los soldados lo llevaron a empujones ante un tribunal judío llamado Sanedrín para ser juzgado como si se tratara de un ladrón o de un asesino.

    Durante toda la noche los ancianos jueces le hicieron preguntas y más preguntas pero Jesús guardaba silencio. Sólo cuando le preguntaron si Él era el Hijo de Dios, Jesús respondió afirmativamente. Cuando escucharon estas palabras, los ancianos se pusieron furiosos. No le perdonaban que dijera que era el Hijo de Dios.

    Al amanecer los jueces decidieron que tenía que ser condenado a muerte. Pero antes lo enviaron maniatado al gobernador romano llamado Poncio Pilato. También este gobernador lo interrogó durante mucho rato y se dio cuenta de que no merecía la muerte, pero eran tantos los gritos de la multitud  que pedían que lo mataran que finalmente lo entregó a los soldados para que lo crucificaran en lo alto de una colina.





    PEDRO NIEGA SER AMIGO DE JESÚS

    Cuando los soldados arrestaron a Jesús y lo llevaron al tribunal, Pedro lo siguió de lejos para ver qué hacían con Él. Lleno de miedo llegó hasta el patio del palacio donde estaban los jueces que lo interrogarían una y otra vez. Era una noche muy fría y los criados habían hecho un fuego para calentarse.

    Pedro se acercó disimuladamente al grupo para no llamar la atención y escuchar lo que ellos comentaban del prisionero. De repente, uno de los criados le preguntó a Pedro si conocía a Jesús y si era su amigo. Pedro le contestó que no lo conocía y que no entendía de quien estaba hablando. Por segunda y por tercera vez otras personas le preguntaron lo mismo y Pedro volvió a decir que jamás lo había conocido y que nunca había estado con Él.

    Es que el pobre Pedro se moría de miedo pensando que a él le podría pasar lo mismo que a Jesús: que lo arrestaran y lo mataran. Pero cuando se dio cuenta de lo cobarde que había sido al negar a su mejor amigo, le dio mucha vergüenza y pena y  se alejó del grupo llorando desconsoladamente.






    UNA CRUZ DEMASIADO PESADA
     SOBRE LOS HOMBROS

    Cuando Pilato entregó a Jesús para que lo llevasen lejos de su presencia, los soldados se hicieron  cargo de Él,  tejieron una corona con espino y se la colocaron sobre su cabeza, lo azotaron y luego le cargaron sobre su espalda una pesada y tosca cruz de madera. A gritos y empujones le ordenaron dirigirse a un cerro que estaba en las afueras de Jerusalén donde sería crucificado.



    Pero antes de llegar hasta la colina, Jesús tuvo que atravesar las calles de la ciudad entre gritos y burlas de los que se alegraban de su sufrimiento y el silencio de los que no se atrevían a decir nada por temor a ser castigados y callaban y lloraban.



    TRES CAÍDAS BAJO EL PESO DE UNA CRUZ

    Tan pesada resultó la cruz sobre su espalda que Jesús cayó tres veces bajo su peso. Sus fuerzas le fallaron en tres ocasiones porque estaba muy debilitado por el hambre, los azotes, la tristeza, el griterío de la gente al verlo pasar, la vergüenza. Él no estaba acostumbrado a tanta humillación.

    No fue sólo la cruz que lo aplastó y lo hizo caer por el suelo sino también todos los pecados de los hombres y mujeres de todos los tiempos y que Él, con su sufrimiento, salvó.



    SIMÓN, UN HOMBRE COMPASIVO, 
    UN HOMBRE BUENO

    Simón era un campesino que seguramente venía del campo y se encontró con este espectáculo: un pobre hombre encorvado bajo el peso de una cruz, rodeado de soldados y una ruidosa multitud que vocifera y se ríe al mismo tiempo, mujeres y niños que lloran y tratan de acercarse al condenado a muerte y otros curiosos que no saben si alejarse o seguir en la procesión.

    Los soldados viendo que Jesús se les muere en el camino obligan con rudeza a Simón a que le ayude, por un rato, a llevar la cruz. Es tan lamentable la figura de Jesús, que Simón, compadecido, le quita la cruz y la pone sobre sus espaldas. El venía cansado de su trabajo pero él se dice a sí mismo que siempre es posible ayudar a quien sufre y está en dificultades.




    UN ENCUENTRO DOLOROSO CON SU MADRE

    El cortejo atravesaba las calles de Jerusalén y Jesús seguía con dificultad arrastrando su cruz a cuestas cayéndose y levantándose una y otra vez. Le dolía la cruz sobre sus espaldas pero más le dolía ser objeto de las burlas y de las risas burlonas del gentío que caminaba cerca suyo. De repente, levantó sus ojos y entre toda esa multitud hostil descubrió la mirada amorosa de su madre. Fueron sólo unos segundos en que sus miradas se cruzaron sin palabras, pero, al menos Jesús, sintió que no estaba tan solo: su madre lo seguía, valiente, de muy cerca.

    El corazón de la madre se encogió de dolor ante la vista de su hijo humillado por una multitud cruel y despiadada, pero al mismo tiempo le dio fuerzas para seguirlo de más cerca. Las mamás son así: sacan fuerzas y valentía si ven a un hijo enfermo, o en dificultades, con mayor razón María que llevaba al Espíritu Santo en su corazón.





    PALABRAS DE CONSUELO 
    PARA LAS MUJERES QUE LLORAN POR ÉL

    Cerca ya del monte Calvario Jesús vio a un grupo de mujeres que lloraban sin consuelo por él. Eran mujeres que lo conocían bien y sabían todo el bien que había hecho en esos años por los enfermos, las viudas, los amigos. No merecía que lo trataran como a un delincuente. ¡Qué castigo más injusto y más cruel para un hombre que había pasado por la vida haciendo sólo el bien!

    Jesús se dio el tiempo para detenerse unos segundos y consolarlas. “No lloren por mí” les dijo.

    Y ellas, animadas por estas palabras de consuelo continuaron detrás de sus pasos hasta llegar al lugar mismo de la crucifixión.





    LO DESPOJAN HASTA DE SUS VESTIDURAS

    Una vez que llegaron hasta la cima del Calvario, los soldados despojaron a Jesús de toda su ropa.

    Luego, se repartieron sus vestiduras y rifaron la capa que seguramente le había tejido su madre. Jesús no reclama, ni protesta, se deja despojar de todo cuanto tenía en ese momento.



    LOS CLAVOS TRASPASAN SUS MANOS Y SUS PIES

    Una vez que los soldados desnudaron a Jesús,  lo hicieron recostar sobre la cruz y sin piedad le clavaron manos y pies. Luego, alzaron la cruz en medio de otras dos cruces donde yacían dos ladrones que también habían sido condenados a muerte. Uno de ello al ver a Jesús se arrepintió de sus pecados y le pidió que se acordara de él cuando estuviera en  el cielo. Jesús le contestó: “Hoy día, estarás conmigo en el Paraíso”. Por lo menos este pobre ladrón murió con la esperanza de salvarse e irse al cielo.

    No hay gesto más bonito que arrepentirnos de nuestras faltas y pedir perdón ¿no te parece?





    JESÚS NOS REGALA A SU MADRE

    La madre de Jesús, María, estaba a los pies de la cruz muy cerca del apóstol Juan. “Aquí tienes a tu madre, Juan “ le dijo Jesús desde la cruz. Y luego mirando a María agregó “Aquí tienes a tu hijo, madre”. Desde ese momento María se convirtió en la madre no sólo de Juan sino de todos nosotros.

    El bueno de Juan se la llevó a vivir a su casa.

    Ella es nuestra madre y nosotros somos sus hijos. Nos ama y nos cuida como saben amar y cuidar las mamás. Es lindo sentir que tenemos dos mamás que se preocupan de nosotros.¿verdad?





    JESÚS PERDONA A SUS VERDUGOS

    Cuando le quedaban pocos minutos de vida, Jesús miró a los soldados que tanto lo habían golpeado y maltratado y lleno de amor por ellos exclamó a su Padre: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.” Jesús no supo de odios ni de venganzas, sólo de amor y de misericordia. Él perdonó a los soldados que lo habían azotado, empujado y clavado en la cruz. También perdonó a quienes se habían burlado de Él y lo habían hasta escupido. ¡Qué corazón más noble el de Jesús!

    El perdonar a un amigo o a un hermano es el gesto más lindo del amor. Si perdonas mucho es porque amas mucho pero, aunque perdones poco, Dios te perdonará siempre.

    Repite la siguiente oración:

    “Perdono de corazón a todos los que me ha causado pena
    perdono de verdad a todos lo que me han  ofendido,
    perdona Padre Bueno mis mentiras, mis flojeras,
    mis faltas de respeto, todo el mal que he hecho

    y todo el bien que he dejado de hacer. Amén.




    JESÚS MUERE EN LA CRUZ

    “Todo está consumado” exclama Jesús finalmente.  Son sus últimas palabras. Con estas palabras quiso decir que ya había cumplido con la voluntad de su Padre y que con su muerte pagaba la cuenta de todos nuestros pecados y nos conseguía el cielo. Entregaba su vida para que nosotros pudiéramos vivir en el paraíso con su Padre para siempre. Desde  ese momento las puertas del cielo se abrían para recibir a quienes murieran como Él.

    Después de estas palabras Jesús expira y muere. Era como el mediodía. El sol se ocultó y todo el país quedó en tinieblas y un gran temblor sacudió la ciudad.




    SEPULTADO EN UNA TUMBA PRESTADA

    Un hombre rico llamado José, que conocía a Jesús y era amigo suyo, le ofreció a María una tumba nueva para que lo sepultaran. Desclavaron el cuerpo muerto de Jesús y María lo recibió en su regazo. Lo besó con ternura de madre, lo envolvió en sábanas blancas ayudada por otras mujeres, le colocó perfumes y hierbas como se usaba en ese tiempo y luego lo pusieron en la sepultura.

    Los hombres cerraron la tumba con una gran piedra. Y todos se volvieron a sus casas con una pena muy grande. Era el viernes a eso de las tres de la tarde.



    PASCUA DE RESURRECCIÓN 

    LAS MUJERES VAN AL SEPULCRO AL AMANECER

    El domingo, muy de madrugada, antes que apareciera el sol, María Magdalena y otras mujeres se dirigieron al sepulcro donde había sido enterrado el cuerpo de Jesús. Grande fue su sorpresa cuando vieron que la piedra que cerraba el sepulcro no estaba en su lugar y éste estaba abierto. Temerosas entraron en la sepultura pero, estaba vacía. A punto de llorar salieron gritando: “No está aquí, alguien se robó el cuerpo de nuestro Señor.” En ese momento, se les apareció un ángel en medio de una gran luz y les dijo: “¿Por qué lo buscan entre los muertos? Jesús no está aquí: Dios le devolvió la vida, Jesús resucitó, tal como El lo había anunciado. Vayan ahora y díganlo a los discípulos”

    Ellas salieron corriendo, felices de llevar esta noticia. ¡Aquel era sin duda el día más feliz de sus vidas!. Corrieron y corrieron hasta llegar al lugar donde estaban los discípulos y les gritaron:”¡Vive, vive, Jesús vive. No está en la sepultura y un ángel nos confirmó la noticia! Pedro y Juan no lo podían creer, entones se vistieron con rapidez y salieron corriendo para comprobar si las mujeres decían la verdad. Al entrar al interior de la cueva, Jesús no estaba, sólo el lienzo blanco con que habían envuelto su cuerpo muerto estaba bien doblado sobre una piedra. Había resucitado tal como se los había dicho en una ocasión. Jesús había cumplido con su palabra y con su promesa.

    Escribe con la letra más linda que puedas la frase : ¡Aleluya, el Señor resucitó, el Señor está vivo, Aleluya!



    LA MÁS GRANDE Y LA MEJOR DE LAS NOTICIAS

    Tan conmovidas y alteradas se quedaron las mujeres con la noticia que Jesús ya no estaba muerto sino vivo, que en un primer momento, no se dieron cuenta que era Jesús quien se les apareció, cuando caminaban de vuelta del cementerio. Pensaron que era el cuidador del camposanto. Pero al oír su voz, no tuvieron duda que era Él mismo y se arrodillaron felices para adorarlo. “No tengan miedo”, les dijo Jesús, “díganles a mis amigos que vayan a Galilea, allá me reuniré yo con ellos”. Y de nuevo salieron corriendo para dar el recado de su Señor a cuantos lo habían conocido.

    Dar noticias buenas es muy agradable, pero dar noticias malas es incómodo y a veces triste. ¿No te parece que la Resurrección de Jesús es la mejor de todas las noticias que se han dado en el mundo entero?

    Si tú tuvieras que darle una buena noticia a Jesús cuando estás en cama rezando ¿cuál sería?


    NO TE ACOSTUMBRES AL MILAGRO QUE ES DIOS

    Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net
    No te acostumbres al milagro que es Dios
    Martes quinta semana de Cuaresma. No pierdas la capacidad de apreciar lo que significa la presencia de Dios en tu vida.
     
    No te acostumbres al milagro que es Dios
    Nm 21, 4-9
    Jn 8, 21-30

    La Cuaresma, como camino de conversión y de transformación, es al mismo tiempo, una exigencia de una firme decisión de frente a Dios nuestro Señor. La Cuaresma nos pone delante lo que nosotros tenemos o podríamos elegir: con Dios o contra Él; junto a Él o separados de Él. Esta decisión no simplemente se convierte en una elección que hacemos, sino es una decisión que tiene una serie de repercusiones en nuestra vida.

    El ejemplo de la Serpiente de Bronce que nos pone el Libro de los Números, no es otra cosa sino una llamada de atención al hombre respecto a lo que significa alejarse de Dios. Cuando el pueblo se aleja de Dios aparece el castigo de las serpientes venenosas. Dios, al mismo tiempo, les envía un remedio: la Serpiente de Bronce.

    En ese mirar a la Serpiente de Bronce está encerrado el misterio de todo hombre, que tiene que terminar por elegir a Dios o por apartarse de Él. Está en nuestras manos, es nuestra opción el hacer o no lo que Dios pide.

    Esta misma situación es la que vivían los hebreos de cara a Dios en medio de las adversidades, en medio de las dificultades: los hebreos se encontraban en el desierto y estaban hartos del milagro cotidiano del maná y de las dificultades que tenían, lo que hace que el pueblo murmure contra Dios. Algo semejante nos podría pasar también a nosotros: ser un pueblo que se acostumbra al milagro cotidiano y acaba murmurando contra Dios, como les pasó a los judíos de la época de nuestro Señor: acostumbrados, se cegaron al milagro que era tener frente a ellos, ni más ni menos, que a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.

    También nosotros podemos ser personas que acaban por acostumbrarse al milagro: El milagro «tan normal» de la vida de Dios en nosotros a través del Bautismo y a través de la Eucaristía. El milagro «tan normal» del constante perdón de nuestro Señor a través de la confesión, a través de nuestro encuentro con Él. El milagro «tan normal» de la Providencia de nuestro Señor que está constantemente ayudándonos, sosteniéndonos, robusteciendo nuestro corazón.

    Y cuando uno se acostumbra al milagro, acaba murmurando, acaba quejándose, porque ha perdido ya la capacidad de apreciar lo que significa la presencia de Dios en su vida. Ha perdido ya la capacidad de apreciar lo que puede llegar a indicar la transformación que Dios quiere para su vida.

    La Cuaresma son cuarenta días en los cuales Dios nos llama a la conversión, a la transformación. Cada Evangelio, cada oración, cada Misa durante la Cuaresma no es otra cosa sino un constante insistir de Dios en la necesidad que todos tenemos de convertirnos y de volvernos a Él. Sin embargo, pudiera ser que nos hubiésemos acostumbrado incluso a eso; como quien se acostumbra a ser amado, como quien se acostumbra a ser consentido y se transforma en caprichoso en vez de agradecido, porque así es el corazón humano.

    La constante llamada a la conversión, la constante invitación a la transformación interior —que es la Cuaresma—, nos puede hacer caprichosos, superficiales e indiferentes con Dios, en lugar de hacernos agradecidos. Y, cuando se presenta el capricho, aparece la queja y la rebelión en contra de Dios, y aparece también la ceguera de la mente y la dureza de la voluntad: “Ellos no comprendieron que les hablaba el Padre”. Los judíos habían llegado a cerrar su mente y endurecer su voluntad de tal manera que ya ni siquiera comprendían lo que Jesucristo les estaba queriendo transmitir. ¡Qué tremendo es esto en el alma del hombre! ¡Qué efectos tan graves tiene!

    Jesús, en el Evangelio de hoy, nos dice: “Si no creen que Yo soy, morirán en sus pecados”. En la vida no tenemos más que dos opciones: abrirnos a Dios en el modo en el cual Él vaya llegando a nuestra vida, o morir en nuestros pecados. Es la diferencia que hay entre levantarse o quedarse tirado; entre estar constantemente superándose, siguiendo la llamada que Dios nuestro Señor nos va haciendo de transformación personal, de cambio, de conversión, o vernos encerrados, encadenados cada vez más por nuestros pecados, debilidades y miserias.

    Preguntémonos: ¿Dónde encuentro dificultades para superarme? ¿En mi psicología, en mi afectividad, en mi temperamento, en mi amor, en mi vida de fe, en mi oración? Muy posiblemente lo que me falta en esa situación no sea otra cosa sino la capacidad de poner a Dios nuestro Señor como centro de mi existencia. Creer que Cristo verdaderamente es Dios, creer que Cristo verdaderamente va a romper esa cadena. Recordemos que Cristo necesita de nuestra fe para poder romper nuestras cadenas; Cristo necesita de nuestra voluntad abierta y de nuestra inteligencia dispuesta a escuchar, para poder redimir nuestra alma; Cristo necesita nuestra libertad.

    Quizá en esta Cuaresma podríamos haber seguido muchas tradiciones, hecho ayuno, vigilias, sacrificios y oraciones, pero a lo mejor, podríamos habernos olvidado de abrir nuestra libertad plenamente a Dios. Podríamos habernos olvidado de abrir de par en par nuestro corazón a Dios para dejar que Él sea el que va guiándonos, el que nos va llevando y el que nos libra —como dice el Evangelio— de morir en nuestros pecados. Es decir, el que nos libra de la muerte del alma, que es la peor de todas las muertes, producida no por otra cosa, sino por el encadenarse sobre nosotros nuestras debilidades, miserias y carencias.

    No hay otro camino, no hay otra opción: o rompemos con esas cadenas, creyendo en Cristo, o nuestra vida se ve cada vez más encerrada y enterrada. A veces podríamos pensar que el egoísmo, el centrarnos en nosotros, el intentar conservarnos a nosotros mismos es una especie de liberación y de realización personal y la única salida de nuestros problemas; pero nos damos cuenta que cuanto más se encierra uno en uno mismo, más se entierra y menos capacidad tiene de salir de uno mismo.

    El Evangelio de hoy nos dice al final: “Después de decir estas palabras, muchos creyeron en Cristo”. Después de que Cristo habla de la presencia de Dios en su alma y en su vida, la fe en los discípulos hace que ellos se adhieran a nuestro Señor. Vamos a preguntarnos también nosotros: ¿Cómo es mi fe de cara a Jesucristo? ¿Cómo es mi apertura de corazón de cara a Jesucristo? ¿Cuál es auténticamente mi disponibilidad? ¿Soy alguien que busca echarse cadenas todos los días, que busca encerrarse en sí mismo, que no permite que Dios nuestro Señor toque ciertas puertas de su vida?

    No olvidemos que donde la puerta de nuestra vida se cierra a Dios, ahí quien reina es la muerte, no la superación; ahí quien reina es la oscuridad, no la luz. A cada uno de nosotros nos corresponde el estar dispuestos a abrir cada una de las puertas que Dios nuestro Señor vaya tocando en nuestra existencia. Estamos terminando la Cuaresma, preguntémonos: ¿Qué puertas tengo cerradas? ¿Qué puertas todavía no he abierto al Señor? ¿En qué aspectos de mi personalidad no he permitido al Señor entrar?

    Ojalá que nuestro Señor, que viene a nuestro corazón en cada Eucaristía, sea la llave que abre algunas de esas puertas que podrían todavía estar cerradas. Es cuestión de que nuestra libertad se abra y de que nuestra inteligencia nos ilumine para poder encontrar a Dios nuestro Señor; para poder librarnos de esa cadena que a veces somos nosotros mismos y que impide el paso pleno de Dios por nuestra vida.

    Se acerca la Pascua, que es el paso de Señor, el momento en el cual Dios pasa entre su pueblo para liberarlo de sus pecados, nuestras puertas deben estar abiertas. Ojalá que el fruto de esta Cuaresma sea abrirnos verdaderamente a nuestro Señor con generosidad, con libertad, con la inteligencia que nos es necesaria para seguirlo sin ninguna duda y sin ningún miedo, para que Él nos entregue la vida eterna que Él da a los que creen en Él.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Cipriano Sánchez LC 

    lunes, 7 de abril de 2014

    ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE


    ORACIÓN 
    A LA VIRGEN DE GUADALUPE

    ¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único redentor nuestro.

    Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todos nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

    Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y madre nuestra.

    Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.

    Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.

    Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorga abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

    NADA TE TURBE


    CUANDO DICES...


    CUANDO DICES...

    Cuando dices: "Es imposible" Dios dice: Todo es posible. (Lucas 18:27)

    Cuando dices: "Estoy muy cansado." Dios dice: Yo te haré descansar. (Mateo 11:28-30)

    Cuando dices: "Nadie me ama en verdad." Dios dice: Yo te amo. (Juan 3:16 y Juan 13:34)

    Cuando dices: "No puedo seguir." Dios dice: Mi gracia es suficiente. (II Corintios 12:9 y Salmos 91:15)

    Cuando dices: "No puedo resolver las cosas." Dios dice: Yo dirijo tus pasos. (Proverbios 3:56)

    Cuando dices: "Yo no lo puedo hacer." Dios dice: Todo lo puedes hacer. (Filipenses 4:13)

    Cuando dices: "Yo no soy capaz." Dios dice: Yo soy capaz. (II Corintios 9:8)

    Cuando dices: "No vale la pena." Dios dice: Si valdrá la pena. (Romanos 8:28)

    Cuando dices: "No me puedo perdonar." Dios dice: YO TE PERDONO. (I Juan 1:9 y Romanos 8:1)

    Cuando dices: "No lo puedo administrar." Dios dice: Yo supliré todo lo que necesitas. (Filipenses 4:19)

    Cuando dices: "Tengo miedo." Dios dice: No te he dado un espíritu de temor. (I Timoteo 1:7)

    Cuando dices: "Siempre estoy preocupado y frustrado." Dios dice: Hecha tus cargas sobre mi. (I Pedro 5:7)

    Cuando dices: "No tengo suficiente fe." Dios dice: Yo le he dado a todos una medida de fe. (Romanos 12:3)

    Cuando dices: "No soy suficientemente inteligente." Dios dice: Yo te doy sabiduría. (I Corintios 1:30)

    Cuando dices: "Me siento muy solo." Dios dice: Nunca te dejaré, ni te desampararé. (Hebreos 13:5)

    EL DELICIOSO PASTEL


    EL DELICIOSO PASTEL 

    A veces me pregunto: ¿qué hice para padecer esto?, ¿por qué Dios lo permitió? ¡Aquí hay una explicación maravillosa!

    Una hija le comentaba a su madre cómo todo le iba mal. Había suspendido álgebra, su novio cortó con ella y su mejor amiga se esta mudando de ciudad.

    Mientras charlaban, su mamá estaba preparando un pastel y le preguntó a su hija:

    - ¿Quieres comer algo ?

    Y la hija le respondió: - Claro mamá, ¿me das un pedazo de tu pastel?

    La mamá le contestó: -Ten , tómate este aceite.

    - ¡Venga ya!, respondió la hija.

    - ¿Qué tal un par de huevos crudos?, preguntó la madre.

    - ¡Que asco, mamá!, respondió la hija.

    - Entonces, ¿quieres algo de harina? ¿O qué tal bicarbonato?, insistió la madre.

    - Mamá, ¡todo eso es asqueroso!, respondió la hija.

    A lo cual la madre responde : - Sí, todas esas cosas parecen malas por sí solas. Pero cuando las unes de la manera adecuada, hacen un pastel delicioso.

    Así trabaja Dios. Muchas veces nos preguntamos por qué nos permite pasar por tiempos tan malos y difíciles. Pero Dios sabe que cuando pone todas estas cosas en orden, siempre serán para nuestro bien.

    Sólo tenemos que confiar en Él y, tarde o temprano, ¡estas cosas harán algo maravilloso!

    EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 8 DE ABRIL DEL 2014

    Autor: Oscar Pérez | Fuente: Catholic.net
    Yo no soy de este mundo
    Juan 8, 21-30. Cuaresma. El que quiera venir en pos de mí, tome su cruz cada día y sígame.
     
    Yo no soy de este mundo
    Del santo Evangelio según san Juan 8, 21-30


    En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: «Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir». Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: "Adonde yo voy, vosotros no podéis ir?» Él les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados». Entonces le decían: «¿Quién eres tú?» Jesús les respondió: «Desde el principio, lo que os estoy diciendo. Mucho podría hablar de vosotros y juzgar pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a Él es lo que hablo al mundo». No comprendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a Él». Al hablar así, muchos creyeron en Él.

    Oración introductoria

    Señor y Padre mío, quiero tener un encuentro personal contigo y hacer siempre lo que te agrada. Dame tu gracia para que este momento de meditación, y todo mi día, gire en torno al amor a los demás, sé que eso es lo que más te complace.

    Petición

    Jesucristo, dame la gracia de encontrarte y llevarte a los demás.

    Meditación del Papa Francisco

    Debemos reconocernos pecadores, sí, todos ¡eh! Todos lo somos. Corruptos no. El corrupto está fijo en un estado de suficiencia, no sabe lo que es la humildad. Jesús, a estos corruptos, les decía: "La belleza de ser sepulcros blanqueados", que parecen bellos por fuera, pero por dentro están llenos de huesos muertos y de putrefacción. Y un cristiano que alardea de ser cristiano, pero no hace vida de cristiano, es uno de estos corruptos [...] Todos conocemos a alguien que está en esta situación y ¡cuánto mal hacen a la Iglesia! Cristianos corruptos, sacerdotes corruptos… ¿Cuánto mal hacen a la Iglesia! Porque no viven en el espíritu del Evangelio, sino en el espíritu de la mundanidad”.
    San Pablo lo dice claramente en la Carta a los cristianos de Roma: "no os conforméis a este mundo". Incluso, el texto original es más fuerte porque afirma “no entréis en el esquema de este mundo, en los parámetros de este mundo”. Esquemas, ha explicado, que son mundanidad que te lleva a la doble vida...(Cf. S.S. Francisco, 11 de noviembre de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta). 

    Reflexión

    Cristo nos desvela el secreto de su éxito. Es sencillo, basta cumplir la voluntad de Dios. Eso es todo. Nos lo dice clarísimo: "Yo hago siempre lo que a Él le agrada". Esto podría ser el resumen de la vida de Jesús.

    No hay que ser ingenuos y creer que ya todo está resuelto. El camino de la voluntad de Dios, en algunos momentos, es duro. No todo es coser y cantar. Pero en nuestro peregrinar por la voluntad de Dios no vamos solos. Podrá haber situaciones oscuras, ásperas, pero Dios no nos faltará. El secreto es no desviarse del camino, ni a derecha ni a izquierda. Aparecerán atajos tentadores, guías espontáneos que intentarán llevarnos por otros senderos. Pero el camino ya está decidido.

    En este camino, la cruz es el punto de referencia. Es un faro en nuestro peregrinar. El que quiera venir en pos de mí, tome su cruz cada día y sígame. Ciertamente debemos estar atentos a seguir el camino verdadero. Por eso Jesús nos dejó a su Iglesia, para guiarnos por el sendero de la voluntad de Dios. Ellos son los verdaderos guías que nos podrán señalar el sendero de salvación. Basta ser sinceros en la entrega y una vez claro el camino, seguir sin desviarse.

    Propósito

    «Ir» a contemplar a Cristo crucificado y tener un diálogo íntimo con Él, en la oración.

    Diálogo con Cristo

    Qué difícil puede ser el comprender la verdad tras la Palabra de Dios. Sobre todo cuando siento que me apela en algún aspecto que no me gusta, porque instintivamente busco la interpretación que mejor se acomode a la ley del mínimo esfuerzo. Por lo anterior, quiero guardar el silencio necesario que me lleve a una auténtica contemplación de Cristo, camino, verdad y vida, que me abrirá los ojos de mi corazón. 

    NUESTRO EJEMPLO


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