Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net Si la sal se vuelve sosa... | |
Un mensaje que viene de Dios y que transforma el mundo con la fuerza humilde y firme de un poco de sal. | |
Cristo vino para ofrecer la salvación, para anunciar el Reino, para perdonar los pecados. Reunió a un grupo de discípulos. Constituyó a algunos de ellos como Apóstoles. Les envió a predicar. Tras su Muerte y Resurrección, la venida del Espíritu Santo llevó a su punto culminante el nacimiento de la Iglesia. Desde entonces la sal está presente y actúa en un mundo necesitado de salvación y de esperanza. Pero si la sal se vuelve sosa (cf. Mt 5,13)... El peligro existe. Ya en los primeros siglos hubo cristianos que quedaron atrapados por la mentalidad de este mundo y se apartaron del Evangelio. Buscaron sus propios maestros, dejaron que la presunción o las ideologías dominaran sus corazones, y surgieron herejías que dañaron a miles de corazones. La historia de la Iglesia católica está marcada por el gesto de tantos bautizados que un día dejaron de mirar al Maestro, se apartaron del Papa y de los obispos que enseñan la verdadera doctrina católica, y buscaron sus propios intereses, no los de Cristo (cf. Flp 2,12; 1Co 1,17). También hoy no resulta difícil encontrar a quienes dejan a un lado el Credo y los concilios, desde el primero (Éfeso) hasta el último (Vaticano II), y que elaboran sus propios “catecismos personales”. O quienes interpretan la Biblia según teorías incompatibles no sólo con la fe, sino con la sana filosofía. O aquellos que pactan con una modernidad enfermiza y acogen ideas propias de los hijos de las tinieblas. La lista de errores ha sido y es desoladora. Unos, por falta de preparación. Otros, por deseos de aparecer y de ser aplaudidos por los hombres. Otros, simplemente, para sumarse a proyectos mundanizantes que nada tienen que ver con la fe católica, porque piensan de un modo semejante al de los modernistas condenados por san Pío X. Otros, porque suponen que serán acogidos si aceptan lo que ya tantos otros han aprobado: abortos, eutanasias, matrimonios que no lo son, y una larga lista de desórdenes morales y de atentados contra la justicia. Mientras, millones de hombres y mujeres esperan la llegada de la sal verdadera, la que conserva, la que limpia heridas, la que perdona pecados, la que introduce en el dinamismo pascual de muerte y resurrección con Cristo. ¿Encontrarán en nosotros corazones creyentes y preparados, lámparas encendidas de quienes desean brillar con la luz de Cristo? La pregunta estremece, mas no debemos temer: la Iglesia ha pasado por oscuridades desoladoras en tantos momentos de su historia, pero la fidelidad de corazones abiertos a la gracia y fieles a la fe, ha permitido que la nave de la Iglesia superase tormentas y transmitiera a cada generación un mensaje que viene de Dios y que transforma el mundo con la fuerza humilde y firme de un poco de sal. |
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miércoles, 12 de febrero de 2014
SI LA SAL SE VUELVE SOSA...
LA TRISTEZA Y LA FURIA
LA TRISTEZA Y LA FURIA
En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas...
Había una vez...
Un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas, las dos, entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún salió del agua...
Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...
Y así vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla encontró que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.
Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.
Del libro Cuentos para pensar. de Jorge Bucay
martes, 11 de febrero de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: 11.02.2014
Autor: Laureano López, L.C. | Fuente: Catholic.net Purificar el interior | |
Marcos 7, 1-13. Tiempo Ordinario. Señor, ayúdame a interiorizar tus palabras para que pueda cumplir mejor tu voluntad. | |
Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas. Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?» El les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres». Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero vosotros decís: Si uno dice a su padre o a su madre: "Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán -es decir: ofrenda-", ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas». Oración introductoria Señor Jesús, gracias porque tú has querido poner tus mandamientos dentro de mi corazón. Señor, ayúdame a interiorizar tus palabras para que pueda cumplir mejor tu voluntad. Te ofrezco esta meditación por todos aquellos que te honran únicamente con los labios, pero su corazón está alejado de ti. Dios mío, que pueda comprender aquello que nos revelaste por boca del profeta Jeremías para entender mejor este evangelio: "Pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo" (Jer 31,33). Petición Señor, purifica mi alma para que pueda honrarte con mi mente, mi voluntad y mi corazón Meditación del Papa Francisco El Señor en el Evangelio habla numerosas veces de la hipocresía y contra los hipócritas. Existen los hipócritas de la casuística: son los intelectuales de la casuística, que no cuentan con la inteligencia de encontrar y explicar a Dios; permanecen sólo en la casuística: “hasta aquí se puede, hasta aquí no se puede”; son cristianos intelectuales sin talento. Otros, en cambio, son los de los preceptos, que llevan al pueblo de Dios por un camino sin salida. Son “eticistas” sin bondad. No saben lo que es la bondad. Son “eticistas”: se debe hacer esto, esto, esto.... Llenan de preceptos, pero sin bondad. Y se adornan con mantos, con muchas cosas para aparentar ser majestuosos, perfectos; sin embargo no tienen sentido de la belleza. Llegan sólo a una belleza de museo. El Señor habla de otra clase de hipócritas, quienes se mueven en ámbito sacro. Este caso es el más grave, porque roza el pecado contra el Espíritu Santo. El Señor habla de ayuno, oración y limosna: los tres pilares de la piedad cristiana, de la conversión interior que la Iglesia nos propone. Y en este camino están los hipócritas, que presumen al hacer ayuno, al dar limosna, al rezar. Pienso que cuando la hipocresía llega a ese punto, en la relación con Dios estamos bastante cerca del pecado contra el Espíritu Santo. Éstos no saben de belleza, no saben de amor, no saben de verdad; son pequeños viles. (S.S. Francisco, 19 de junio de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta). Reflexión Las tradiciones y ritos externos, sin quitar la importancia que tienen, no tendrán todo su fruto en nosotros si no logramos cambiar nuestro corazón. Esforcémonos particularmente por interiorizar el verdadero sentido de nuestras acciones apostólicas, preguntándonos en cada momento dónde está nuestro corazón. Transmitamos la coherencia de vida con la identidad de las obras externas que realizamos que deben estar enraizadas en fuertes convicciones interiores. Propósito Hacer un pequeño examen de conciencia por la noche y preguntarme si en las acciones del día he procedido con una buena intención en mis actos externos. Diálogo con Cristo Jesús, me acerco a ti porque no quiero ser un cristiano sólo de "tradición" sino que quiero hacer una experiencia más profunda de tu presencia en mi vida. Ayúdame a valorar todo lo que he recibido a través de la fe católica y a ahondar más en sus exigencias y compromisos para ayudar más a mis hermanos los hombres. "Las críticas no son otra cosa que orgullo disimulado. Un alma sincera para consigo misma nunca se rebajará a la crítica. La crítica es el cáncer del corazón" (Madre Teresa de Calcuta) |
COMER HIERBA EN LOURDES
Alfredo Rubio de Castarlenas
Algunos amigos míos, escépticos de vocación y oficio, me han preguntado a veces por el «mensaje» –si es que hay alguno– de Lourdes, pues todo lo que allí acontece les parece folklórico y harto anacrónico.
A pesar de haber estado yo allí varias veces, no podía responderles con exactitud. Recientemente asistí de nuevo acompañando a otros amigos; por primera vez me fijé en una lápida grande, de mármol, colocada en la roca vecina donde numerosos grifos distribuyen la famosa agua. Tiene grabado, precisamente, lo que aquella Señora le dijo a Bernardette, según ésta contó: que era la Inmaculada Concepción y, por tres veces, que urgía a la gente conversión; y mandaba a la niña tres cosas: que besara la tierra, bebiera y se lavara con aquella agua que fluía cerca y que comiera hierba. Cosas que Bernardette ejecutó ante el asombro e irrisión de muchos de los presentes.
Hoy los peregrinos, que quieren imitar lo que María dijo a la niña, besan devotamente la roca de la gruta, beben también de esta agua y hasta se sumergen en ella, en las piscinas instaladas, pero nadie come hierba. Se han colocado estos abundantes grifos para que los innumerables visitantes puedan beber a gusto, o mojarse la cara, ojos, manos... pero creo que nunca los custodios responsables han instalado mesas con manojos de hierbas de los alrededores, para que así mismo puedan, los que lo deseen, comer con facilidad, al menos unas briznas. ¿Por qué? Me gustaría me explicaran los abbées, los curas, los abades, de aquellos triples santuarios, por qué marginan la hierba para los que desean imitar a Bernardette.
Quizás digan que esto de comer humildes hojitas verdes, sólo es como un símbolo. Podríamos entonces preguntar qué significa este símbolo. Además, si comer hierba era sólo una acción simbólica, que quiere señalar algo real y más amplio, lo correlativo sería suponer que besar la tierra, beber agua y lavarse en ella, fueran también actos simbólicos. ¿Por qué, pues, se realiza literalmente hoy una parte del mensaje y otra sólo se la recuerda como mero símbolo, sin que haga falta, para nada, ejecutarla?
Recuerdo que nos cuentan que la voz que oía el de Asís, le decía: «Francisco, reconstruye mi Iglesia» Y el Poverrello fue con sus amigos a reconstruir una ermita en ruinas que estaba en el valle. Lo que pedía aquella voz, sin embargo, era que reconstruyera la Iglesia Universal, tan cuarteada en aquella centuria. Así el alma sencilla de Bernardette besó aquel suelo, bebió y se lavó con aquella agua, y comió la hierba que junto a ella crecía. Pero, ¿acaso Nuestra Señora no pediría algo más hondo, que de momento aquella niña le era imposible interpretar, al igual que le sucedió a Francisco? Si esta revelación habla algún lenguaje, ha de ser el bíblico –aunque sea en patois –. Comer hierba nos lleva a aquel pasaje en que se profetiza que «en el Reino de Dios el león y el cordero pasearán juntos, comerán hierba».
Que Bernardette coma hierba es, no tanto que la coma materialmente, sino que todos sus devotos edifiquen a su alrededor la paz y el amor, que logren que los poderosos no estrujen a los débiles y todos sepan encontrar una convivencia armoniosa, gozosa y fructífera.
En ese lenguaje simbólico-bíblico besar la tierra sería, con esta expresión de amor, hacer las paces con la Creación, con el Universo todo. Rechazando todas las manifestaciones de maniqueísmo que tanto inficionaban las corrientes espirituales francesas del siglo pasado, llenas de resabios, además, jansenistas.
La creación está hecha por Dios y es buena; todo el mal uso de la libertad por parte de los hombres, no ha podido convertirla en mala –como en cambio sostienen las corrientes protestantes–. Por eso María, resumen e imagen de la misma, puede ser precisamente inmaculada. Por eso Dios puede encarnarse en esa creación...
Besar la tierra es, pues, destruir cualquier poso de docetismo. Lavarse con agua es la ley de sumergirse en esta Creación que nos acoge para rescatarnos, purificados, gracias a la presencia de Dios mismo, en la entraña de la propia Creación; y no por panteísmo, sino por Gracia.
Beber agua, como comer hierba, es renunciar a la embriaguez que ocasiona toda clase de pendencias, de desórdenes y pérdida de los sentidos y de la recta voluntad. Beber agua es ser pacífico y amistoso.
Bernardette nos transmite, pues, que hemos de abrazar el Universo porque es bueno; sentirnos parte de él y no pretender evasiones angélicas y poner todo nuestro esfuerzo en la paz y en el amor de toda la humanidad.
¿Es acaso todo esto folclórico y anacrónico? Creo que no. Más bien me parece tremendamente urgente y actual. Es como una esperanza que nos espolease para que el amarnos sea un poco más realidad.
TRES PALABRAS
TRES PALABRAS
En estos últimos momentos del año que hoy termina, heme aquí, Señor, en el silencio y en recogimiento.
Para darte: GRACIAS;
para solicitarte: AYUDA;
para implorarte: PERDON.
G R A C I A S
Señor, por la paz, por la alegría, por la unión que los hombres, mis hermanos me han dado:
Por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron,
por esa mano oportuna que me levantó,
por esos labios cuyas palabras y sonrisas me alentaron,
por esos oídos que me escucharon,
por ese corazón que amistad, cariño y amor me dió,
Gracias, Señor. . . me cuesta trabajo decírtelo. . .
por el insulto, por el engaño, por la injusticia, por el fallecimiento del ser querido.
Tú lo sabes, Señor, cuán difícil fue aceptarlo; quizá estuve al punto de la desesperación, pero ahora me doy cuenta que todo esto me acercó más a Ti. ¡Tú sabes lo que hiciste!
Gracias, Señor, sobre todo por la fe que me has dado en Ti y en los hombres.
Por esa fe que se tambaleó pero que Tú nunca dejaste de fortalecer cuando tanta veces encorvado
bajo el peso del desánimo me hizo caminar en el sendero de la verdad a pesar de la oscuridad.
A Y U D A
Te he venido también a implorar para el año que muy pronto va a comenzar.
Lo que el futuro me depara, lo desconozco, Señor, vivir en la incertidumbre, en la duda, no me gusta, me molesta, me hace sufrir.
Pero sé que Tú siempre me ayudarás.
Yo te puedo dar la espalda. Soy libre. Tú nunca me la darás. Eres fiel.
Yo sé que contaré con tu ayuda. Tú sabes que no siempre cooperaré.
Yo sé que me tenderás la mano. Tú sabes que no siempre la tomaré.
Por eso hoy te pido que me ayudes a ayudarte, que llenes mi vida de esperanza y generosidad. No abandones la obra de tus manos, Señor.
P E R D Ó N
No podía retirarme sin pronunciar esa palabra que tantas veces te debería de haber dicho por que por negligencia y orgullo he callado.
Perdón; Señor, por mis negligencias, descuidos y olvidos, por mi orgullo y vanidad, por mi necedad y capricho, por mi silencio y mi excesiva locuacidad.
Perdón, Señor, por prejuzgar a mis hermanos, por mi falta de alegría y entusiasmo, por mi falta de fe y confianza en Ti, por mi cobardía y mi temor en mi compromiso.
Perdón porque me han perdonado y no he sabido perdonar.
Perdón por mi hipocresía y doblez, por esa apariencia que con tanto esmero cuido pero que sé en el fondo no es más que engaño a mí mismo.
Perdón por esos labios que no sonrieron, por esa palabra que callé, por esa mano que no tendí, por esa mirada que desvié, por esa verdad que omití, por ese corazón que no amó. . . por ese YO que se prefirió.
Señor, no te he dicho todo. Llena con tu amor mi silencio y cobardía.
GRACIAS por todos los que no te dan gracias.
AYUDA a todos los que te imploran Tu ayuda.
PERDON por todos los que no te piden perdón.
Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar.
Valor para cambiar las cosas que si puedo y sabiduría para distinguir la diferencia.
Me has escuchado. . . Ahora, Señor, te escucho.
SEMILLAS
Semillas
Un joven soñó que entraba en un supermercado recién inaugurado y, para su sorpresa, descubrió que Jesucristo se encontraba atrás del mostrador.
- ¿Qué vendes aquí? - le preguntó.
- Todo lo que tu corazón desee - respondió Jesucristo.
Sin atreverse a creer lo que estaba oyendo, el joven emocionado se decidió a pedir lo mejor que un ser humano podría desear:
- Quiero tener amor, felicidad, sabiduría, paz de espíritu y ausencia de
todo temor - dijo el joven-. Deseo que en el mundo se acaben las guerras, el terrorismo, el narcotráfico, las injusticias sociales, la corrupción y las violaciones a los derechos humanos.
Cuando el joven terminó de hablar, Jesucristo le dice:
- Amigo, creo que no me has entendido. Aquí no vendemos frutos; solamente vendemos semillas.
"Convierte en frutos las semillas que hay en tí".
LA PRIMERA LECCIÓN PARA OBTENER CARIÑO
LA PRIMERA LECCIÓN PARA OBTENER CARIÑO
Preguntaron a una madre cuál era el secreto para obtener que sus hijos fueran tan amados por los demás, y ella respondió:
“Mi primera lección es enseñarles a sonreír”.
Y resumía así los consejos que ella da a sus hijos:
Sonríe, sonríe, hasta que notes que tu continua seriedad o tu severidad habitual hayan desaparecido.
Sonríe, hasta que logres que el calor de tu rostro alegre, caliente tu corazón que tiende a ser frío.
Recuerda que tu sonrisa tiene un trabajo que hacer:
ganar amigos para ti, y almas para Dios. Puedes ser apóstol con sólo sonreír.
Sonríe a los rostros solitarios.
Sonríe a los rostros enfermos.
Sonríe a los rostros arrugados de los ancianos.
Sonríe a los rostros sucios de los pordioseros.
Deja que en tu familia todos gocen de la belleza y de la inspiración que provienen de tu rostro sonriente.
Cuenta, si tú quieres, el número de sonrisas que la tuya haya despertado en otros durante el día.
Ese número representa cuántas veces tú has fomentado la felicidad, la alegría, el ánimo y la confianza en otros corazones.
La influencia de la sonrisa se extenderá hasta donde tú ni siquiera alcanzas a sospechar.
Tu sonrisa te abre muchas puertas, allana las dificultades y hasta puede obtenerte excepcionales favores.
Puede ser un comienzo de conversión a la Fe.
Puede ganarte un sinnúmero de verdaderos amigos.
Y sonríe también a Dios: aceptando lo que él quiere que te suceda, porque ya sabes que todo redunda en bien de los que aman al Señor.
Sufrir con amor es delicioso, pero sonreír en el sufrimiento es el arte supremo del amor.
Sonreír en el sufrimiento es cubrir con pétalos vistosos y perfumados las espinas de la vida, para que los demás sólo vean lo que agrada, y Dios, que ve en lo profundo, anote lo que nos va a recompensar.
Y así obtendrás que en el último día, Cristo tu Juez, te sonría también satisfecho y te lleve a donde nunca vas a dejar de sonreír.
P. Eliécer Sálesman
NUESTRA SEÑORA DE LOURDES, ADVOCACIÓN MARIANA, 11 DE FEBRERO
Nuestra Señora de Lourdes | |
Advocación Mariana, 11 de febrero | |
Advocación MarianaBernardita de Soubirous fue la elegida por Dios para ser testigo y mensajera de tan extraordinaria iniciativa del Creador. La Madre de Jesús, nuestra Madre también, supo como siempre enamorar a las multitudes y convocar a los pueblos de las naciones alrededor de la majestuosa imagen que de Ella se difundió. Lourdes ha sido fuente de sanación física para mucha gente, y quizás ha sido este el milagro más visible que Dios ha realizado para confirmar y sostener la fe en la obra. Pero sin dudas que la sanación espiritual, la conversión de las almas, ha sido el fruto más extraordinario que las generaciones han manifestado como evidencia de la potencia de los actos de Dios en esta tierra. Bernardita fue también instrumento de confirmación del Dogma de la Inmaculada Concepción, para alegría de los que amamos la pureza de María, reconocida de este modo en las propias palabras de la Reina del Cielo: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. Hoy, después de 150 años, las palabras de María resuenan en nuestros oídos con la misma fuerza, como un cristal puro que resuena y sacude con su timbre los tímpanos del mundo. Gloria a Dios por Su Amor manifestado en regalo tan extraordinario. Nuestra Señora de Lourdes renueve nuestros corazones y nuestras mentes, para que emerja sonriente y esplendorosa nuestra propia conversión.
www.reinadelcielo.org
*************** Las dos veces que he visitado Lourdes, mi alma se ha sentido feliz. Con una felicidad que sobrepasa todos los límites de lo espiritual y trascendente. He visitado todo lo ha habido y por haber en la gruta de las apariciones. Incluso un antiguo alumno, que pasa allá sus vacaciones haciendo el bien a la gente como camillero, me ha contado que ha visto con sus propios ojos los milagros maravillosos que hace cada día la Madre de Dios. Fue el 11 de febrero cuando la Virgen se le apareció a Bernardita, una joven de 14 años en la gruta de Massabielle. Vio una nube dorada y a la Virgen vestida de blanco con un rosario en la mano. Esta aparición se repitió 18 veces. El 25 de febrero fue cuando la chica escarbó en el suelo y salió un manantial de agua. Le dijo la Virgen que levantaran un templo y que rezara el rosario por los pecadores. Comenzó a acudir mucha gente. Las autoridades eclesiásticas, comenzando por el párroco, no le daban crédito a la joven. Era impensable que a su edad y dada su falta de cultura, supiera algo acerca del misterio del dogma de la Inmaculada Concepción, declarado así por el Papa Pío IX en 1854. El mismo Papa le dio el nombre de Basílica al templo levantado en honor de las apariciones. Estas, por fin, fueron declaradas auténticas y no pura fantasía de una adolescente ignorante. ¿Cuál es la síntesis del mensaje de Lourdes? En primer lugar, se trata de un acto de gratitud por la definición del dogma, que se había declarado oficialmente cuatro años antes. En segundo lugar, exaltar la pobreza y la humildad, virtudes eminentemente cristianas. En tercer lugar, la importancia de la Cruz como camino para ser feliz aquí y en el más allá. Y en cuarto lugar, la clave para llevar una vida cristiana auténtica, es la oración, sintetizada en el rezo del santo rosario. Pero lo importante, además de las curaciones físicas, es que todo el mundo sale curado en lo espiritual, siempre y cuando se vaya de buena fe. ¡Felicidades a las Lourdes! “Lo que el público te reprocha, cultívalo: eres tú” (Jean Cocteau). Consulta La aparición de Nuestra Señora de Lourdes Visita Gruta del Santuario de Lourdes por medio de la Webcam en donde podrás también depositar tu intención de oración, a los pies de Nuestra Señora Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com |
¿POR QUÉ LLORAS?
¿Por qué lloras?
¿Por qué lloras? Déjame ayudarte.
Yo también he caminado por ese sendero.
Yo también me he sentido solo.
Yo sé lo que es llorar.
Yo sé lo que es sufrir.
Yo sé lo que es perderlo todo,
hasta las esperanzas.
Pero también sé lo que es vivir,
también sé lo que es reir,
también sé lo que es amar.
¿Qué cómo?
Era una noche,
una noche más oscura que cualquier otra noche,
mis lágrimas rodaban por mis mejillas
cuando oí una voz que me preguntó:
"¿Por qué lloras?"
Y yo al mirarlo y él al verme,
ví de sus ojos que brotaban lágrimas
pero no eran lágrimas naturales,
eran lágrimas de sangre,
en donde yo podía ver lo que me estaba pasando.
Y le pregunté: "¿Por qué lloras?".
Y él me respondió:
"Yo he visto tus lágrimas y he oído tu clamor,
pero esas lágrimas yo las dí en la cruz por ti,
y éstas son las que han abierto caminos en el desierto,
y ríos en la soledad".
¿CUÁL ES LA ORACIÓN MÁS PERFECTA?
Autor: P. Evaristo Sada LC | Fuente: la-oracion.com ¿Cuál es la oración más perfecta? | |
Celebramos a Dios porque es bueno. Lo alabamos porque es grande y porque su misericordia es eterna. | |
El Papa Francisco destaca que la oración de alabanza se caracteriza por la espontaneidad. A David, la oración de alabanza "lo llevó a dejar toda compostura", como a Sara que después de haber dado a luz a Isaac dice: "¡El Señor me ha hecho bailar de alegría!" Imaginemos a una anciana bailando de alegría para celebrar al Señor por el gran favor que le hizo. Cuando recibimos un regalo, damos gracias. Cuando tenemos una necesidad, pedimos. Ante un deber, cumplimos. La alabanza, en cambio, es gratuita. Alabamos a Dios con total desinterés, simplemente porque se lo merece, por ser lo que es; no porque lo necesitamos ni porque hemos recibido favores, ni por obligación. Por eso, la alabanza es la oración más perfecta. Celebramos a Dios porque es bueno. Lo alabamos porque es grande y porque su misericordia es eterna. La alabanza no necesita más motivos ni justificaciones: reconocemos la belleza de Dios y lo celebramos. "La alabanza es la forma de orar que reconoce de la manera más directa que Dios es Dios. Le canta por El mismo, le da gloria no por lo que hace, sino por lo que El es. Participa en la bienaventuranza de los corazones puros que le aman en la fe antes de verle en la Gloria. Mediante ella, el Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios, da testimonio del Hijo único en quien somos adoptados y por quien glorificamos al Padre. La alabanza integra las otras formas de oración y las lleva hacia Aquel que es su fuente y su término: "un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y por el cual somos nosotros" (1 Co 8,6). Catecismo de la Iglesia Católica 2639. La alabanza brota de lo más profundo del corazón, está llena de afectos, de calidez, de alegría y es por tanto una oración fecunda. Es una forma de oración que nos ayuda a dirigirnos a Dios con espontaneidad, dejando que los afectos broten con toda naturalidad, sin formalismos ni esquemas hechos, con absoluta libertad. El último Salmo, el 150, nos enseña que al entrar al Tempo podemos alabar a Dios por sus obras magníficas, al ver el firmamento alabarlo por su inmensa grandeza. Y nos enseña a hacerlo de manera festiva, con instrumentos musicales, , con cantos y con bailes. Exhorta a todo ser que respira a alabar a su Creador. ¡Aleluya! Alabad al Señor en su templo, alabadlo en su augusto firmamento, alabadlo por sus obras magníficas, alabadlo por su inmensa grandeza. Alabadlo tocando trompetas, alabadlo con arpas y cítaras, alabadlo con danzas y tambores, alabadlo con laúdes y flautas, alabadlo con platillos sonoros, alabadlo con platillos vibrantes. Todo ser vivo alabe al Señor ¡Aleluya! Se parece mucho al Salmo 97: Aclama al Señor, tierra entera, gritad, vitoread, tocad: tañed la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas aclamad al Rey y Señor. Retumbe el mar y cuanto contiene, la tierra y cuantos la habitan; aplaudan los ríos, aclamen los montes al Señor que llega para regir la tierra. Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud. Todo puede ser ocasión para alabar a Dios, la vida humana como tal, vivida en plenitud, puede ser una oración de alabanza: San Ireneo de Lyón nos dice que «la gloria de Dios es el hombre viviente y la vida del hombre está en dar gloria a Dios». Esto parece expresar el Salmo 8, otro extraordinario canto de alabanza: Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Ensalzaste tu majestad sobre los cielos. De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir al adversario y al rebelde. Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? Por ello, no se trata de alabar a Dios sólo en tiempos reservados para la oración, sino en todo lo que hagamos y en toda circunstancia: Al levantarte: ¡Alabado sea Dios! Al ver el amanecer y el rocío en la ventana: ¡Bendito sea Dios! Al escuchar el canto de los pájaros: ¡Alabado sea Dios! Al percibir el aroma del café: ¡Bendito sea Dios! Mientras vas de camino, alaba a Dios con cantos. Al comenzar las labores, bendícelo Al recibir buenas y malas noticias, di como Job: "El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor." (Job 1,21) Cuando experimentes el amor humano y también cuando te ofenden: ¡Alabado sea Dios! La gratuidad es otra de las características fundamentales de la oración de alabanza. Es como un abrazo: te lo doy porque te estimo, te lo regalo por el gusto de verte y de estar juntos; no pretendo pedir nada ni recibir nada, simplemente quiero darte un abrazo. Así ha sido Dios con nosotros: nos ha amado sin límites desde la creación del mundo sin más motivos que el amor, por pura benevolencia. Y así hemos de ser también nosotros con Él. Al hablar del amor, San Bernardo nos explica de manera magistral lo que ha de ser la oración de alabanza: "El amor basta por sí solo, satisface por sí solo y por causa de sí. Su mérito y su premio se identifican con él mismo. El amor no requiere otro motivo fuera de él mismo, ni tampoco ningún provecho; su fruto consiste en su misma práctica. Amo porque amo, amo por amar." A la luz de todo lo dicho, vemos que la oración debe tener tres cualidades de las que no se oye hablar mucho: espontaneidad, libertad y gratuidad. Y estas tres cualidades son características de la oración de alabanza. |
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN DE LOURDES
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN DE LOURDES
Santa María, Madre de Dios, Virgen Inmaculada, Vos habéis aparecido dieciocho veces a Bernardita en la gruta de Lourdes, para recordar a los cristianos las maravillas y las exigencias del Evangelio, invitándoles a la oración, a la penitencia, a la eucaristía y a la vida en la Iglesia.
Para mejor responder a vuestra llamada, yo me consagro por vuestras manos a vuestro hijo Jesús…
Hacedme dócil al espíritu; y por el fervor de mi fe, por la manifestación de mi vida, por mi dedicación al servicio de los enfermos, haz que yo trabaje con Vos en confortar a los que sufren, en reconocimiento a los hombres, en trabajar por la unidad de la Iglesia y por la paz del mundo.
Con toda confianza, oh Señora mía, yo os dirijo esta plegaria y os pido que la acojáis y la atendáis. Amén.
Nuestra Señora de Lourdes, rogad por nosotros.
Santa Bernardita, rogad por nosotros.
lunes, 10 de febrero de 2014
DIOS ES EL AMOR POR EXCELENCIA
Autor: María Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net Dios es el amor por excelencia | |
Dios es el amor por excelencia. Lo que los hombres y mujeres llamamos amor, es un destello. | |
La costumbre sajona de que los jóvenes se escogieran como prometidos en este día, probablemente se basa en la creencia popular que encontramos relatada en la literatura de los tiempos de Chaucer, de que los pájaros comenzaban a formar pareja el día se San Valentín. El envío de tarjetas fue una evolución natural de la costumbre. El día de San Valentín y todo el mes de febrero lo recordamos como el mes del amor y la amistad. El amor...¡qué se podrá decir del amor que no se haya dicho ya!. En todas las artes, la literatura, la poesía, la música, la pintura, la escultura, etcétera, se habla del amor. Desde niños aún, brota en nuestro corazón el deseo de amar y ser amados. Y llega el primer amor... y en él estamos más felices amando que siendo amados, embelesados en ese maravilloso sentimiento no nos cansamos de escribir el nombre de la persona amada en todos los cuadernos y papeles a nuestro alcance... Luego llega el enamoramiento del noviazgo, amando y siendo correspondidos en nuestro amor, más tarde el amor en el matrimonio, más sosegado, más sereno, pero también mucho más pleno, de dos seres que se aman y se convierten en uno. Y hay otros muchos amores, dignos y admirables: el que tuvo la Madre Teresa de Calcuta a sus pobres, el amor del sacerdote a su Iglesia, el amor del misionero a su entrega, el amor de las religiosas a los enfermos, a los niños desvalidos, muchos con capacidades especiales, a los ancianos. El amor de los padres buenos por sus hijos y el de los hijos por sus padres, el amor a la naturaleza, el amor al prójimo... Y no vamos a hablar en este espacio de lo que algunos jóvenes y parejas, quizá no tan jóvenes, abandonándose a sus pasiones, le dan el nombre de amor a algo que ni siquiera se le parece. San Pablo nos dice: El amor es paciente, es servicial, el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se engríe. El amor no es egoísta, no se irrita. El amor no toma en cuenta el mal, no se alegra de la injusticia, se alegra de la verdad. El amor todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. El amor no acaba nunca (Cor. 13, 1-13). Los que aman así pueden decir que han conocido el VERDADERO AMOR. Podemos hablar mucho sobre el amor y para llegar a su verdadera esencia, tenemos que llegar a Dios. Dios es amor Dios es el amor por excelencia. Lo que los hombres y mujeres llamamos amor, es un destello, es un reflejo de esa plenitud amorosa que brota de nuestro Padre Dios. El Espíritu Santo es la conjunción del amor entre el Padre y el Hijo. Todo en Ellos es plenitud infinita. También la AMISTAD es una forma de amar. La amistad es un don donde la confianza y la honestidad, llenan el alma de quién tiene la suerte de poseerla. Durante este mes, "mes del amor y la amistad" recordemos al Mejor Amigo que nunca nos deja y nos acompaña en el camino. Recordemos al Amor, que dio su vida por ti y por mi ¡Qué mayor prueba del amor! |
BELLEZA Y FEALDAD
Belleza y Fealdad
Un día soleado, dos hermanas llamadas Belleza y Fealdad decidieron salir juntas a pasear.
Al pasar junto al río, sintieron deseos de tomar un baño, bajo el fuerte sol de verano; así que se despojaron de sus ropas y entraron lentamente a las aguas.
Juguetearon, salpicaron con sus saltos dentro del agua y rieron hasta ya
avanzada la tarde.
Al salir, se vistieron cometiendo una equivocación: Belleza se puso las ropas de Fealdad, y Fealdad se vistió con las ropas de Belleza ...
Hoy en día la gente sigue confundiéndolas ...
"La verdadera Belleza o Fealdad de una persona, se observa en su corazón."
FRASES QUE EDIFICAN
FRASES QUE EDIFICAN:
1. Dios no elige personas capacitadas; él capacita a los elegidos.
2. Uno con Dios es mayoría.
3. Mirándote a ti mismo te desanimas; mirando a los hombres te ensoberbeces; mirando a Jesús te redimes.
4. Vale mucho más una puerta que Dios te cerró que la abierta por el diablo.
5. Nunca pongas un signo de interrogación, donde Dios ya puso punto final.
6. No le cuentes a tu Dios cuán grande es tu problema; más bien cuéntale a tu problema cuán grande es tu Dios.
7. Debemos orar siempre, no hasta que Dios nos escuche, sino hasta que podamos oír a Dios.
8. Dios no puede hablar quedamente con personas apuradas.
9. Con Jesús, jamás una desgracia será la última noticia.
10. Moisés gastó: 40 años pensando que era alguien, 40 años aprendiendo que no era nadie y 40 años descubriendo lo que Dios puede hacer con un NADIE.
11. Sólo tendré todo de Dios, cuando El tenga todo de mí.
12. Sé que apenas soy un detalle, pero con Jesús, hago la diferencia.
13. La fe se ríe de las imposibilidades.
14. Hay personas que se salvan leyendo un folleto solamente, mientras otras se perderán conociendo la Biblia entera.
15. Nada está fuera del alcance de la oración, excepto lo que está fuera de la voluntad de Dios.
16. La tristeza mira hacia atrás; la preocupación mira alrededor; la fe mira hacia arriba.
17. El tiempo es por lejos más valioso que el dinero: No hay manera de hacer trueque con él.
18. No temas la presión; recuerda que ella transforma el carbón en diamante.
19. La grandeza del hombre se mide por la forma en que trata a los pequeños.
20. Perdonar es la mejor manera de vengarse
1. Dios no elige personas capacitadas; él capacita a los elegidos.
2. Uno con Dios es mayoría.
3. Mirándote a ti mismo te desanimas; mirando a los hombres te ensoberbeces; mirando a Jesús te redimes.
4. Vale mucho más una puerta que Dios te cerró que la abierta por el diablo.
5. Nunca pongas un signo de interrogación, donde Dios ya puso punto final.
6. No le cuentes a tu Dios cuán grande es tu problema; más bien cuéntale a tu problema cuán grande es tu Dios.
7. Debemos orar siempre, no hasta que Dios nos escuche, sino hasta que podamos oír a Dios.
8. Dios no puede hablar quedamente con personas apuradas.
9. Con Jesús, jamás una desgracia será la última noticia.
10. Moisés gastó: 40 años pensando que era alguien, 40 años aprendiendo que no era nadie y 40 años descubriendo lo que Dios puede hacer con un NADIE.
11. Sólo tendré todo de Dios, cuando El tenga todo de mí.
12. Sé que apenas soy un detalle, pero con Jesús, hago la diferencia.
13. La fe se ríe de las imposibilidades.
14. Hay personas que se salvan leyendo un folleto solamente, mientras otras se perderán conociendo la Biblia entera.
15. Nada está fuera del alcance de la oración, excepto lo que está fuera de la voluntad de Dios.
16. La tristeza mira hacia atrás; la preocupación mira alrededor; la fe mira hacia arriba.
17. El tiempo es por lejos más valioso que el dinero: No hay manera de hacer trueque con él.
18. No temas la presión; recuerda que ella transforma el carbón en diamante.
19. La grandeza del hombre se mide por la forma en que trata a los pequeños.
20. Perdonar es la mejor manera de vengarse
FELIZ CON LA FELICIDAD DE LOS DEMÁS
Feliz con la felicidad de los demás
Autor: Padre Justo López Melús
Se trata de un hombre que estaba harto de llorar. Abrió los ojos y vio que tenía delante la felicidad. Estiró la mano y quiso cogerla. La felicidad era un flor; la cogió, pero, al cogerla, ya se había deshojado. La felicidad era un rayo de sol; miró hacia él para calentar su rostro, pero una nube se lo tapó. La felicidad era una guitarra; la acarició con sus dedos, y las cuerdas se desafinaron. Al volver a casa por la noche el hombre seguía llorando.
Al día siguiente siguió buscando la felicidad. Vio a un niño que lloraba; cogió una flor y se la dio: la fragancia de la flor perfumó a los dos. Una mujer temblaba de frío; la llevó hasta el sol y se calentaron los dos. Unos niños cantaban; les acompañó con su guitarra y también él se deleitó. Por la noche, al volver a casa, el buen hombre sonreía de verdad. Había encontrado la felicidad.
EL EVANGELIO DEL DÍA: 10.02.2014
Autor: H. José de Jesús González | Fuente: Catholic.net Jesús es nuestra salvación | |
Marcos 6, 53-56. Tiempo Ordinario. La Voluntad de Dios es que todos los hombres se salven mediante la gracia redentora de Cristo. | |
Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados. Oración introductoria Señor Jesús, que me amas tanto. Tú, misericordioso, que has derramado tu sangre para salvarnos del pecado y de la muerte. Derrama con abundancia tu gracia redentora sobre todos los hombres, especialmente sobre los más alejados de Ti por el pecado. Te ofrezco esta meditación por todos mis seres queridos. Abre nuestros corazones para acoger tu gracia con fervor y constancia, para cumplir tu voluntad en nuestra vida y alcanzar la salvación. Petición Señor, dispón nuestros corazones a la acción constante de tu gracia salvadora. Meditación del Papa Francisco La mirada de Jesús nos levanta siempre; nos eleva, nos alza; nunca nos deja ahí, donde estábamos antes de encontrarle. Ni tampoco quita algo: Nunca te abaja, nunca te humilla, te invita a alzarte, y haciendo oír su amor da el valor necesario para poderle seguir. Pero ¿cómo era esta mirada de Jesús? No era una mirada mágica, porque Cristo no era un especialista en hipnosis, sino algo muy distinto. Basta pensar en cómo miraba a los enfermos y los curaba o en cómo miraba a la multitud que le conmovía, porque la sentía como ovejas sin pastor. Es necesario reflexionar no sólo en cómo miraba Jesús, sino también en cómo se sentían mirados los destinatarios de aquellas miradas. Porque Jesús miraba a cada uno y cada uno se sentía mirado por Él, como si llamara a cada uno por su propio nombre. Por esto la mirada de Cristo cambia la vida. A todos y en toda situación. (S.S. Francisco, 21 de septiembre de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta). Reflexión La Voluntad de Dios es que todos los hombres se salven mediante la gracia redentora de Cristo. Nuestra entrega a la Misión tiene que ser un secundar esta gracia en nuestra vida y en la vida de los que nos rodean. Cristo nos llama a ser instrumentos de su gracia, corredentores con Él, apóstoles de su amor y misericordia. Que nuestra vida cotidiana esté siempre envuelta en ese ambiente redentor en el que Cristo está siempre al centro y que todas nuestras acciones tengan el dulce olor de Cristo salvador. Propósito En todas mis actividades tendré presente el fin último de mi vida que es llegar a Dios. Diálogo con Cristo ¡Jesús, qué alegría saberme salvado por tu gracia! Gracias por concederme sentirme renovado y fortificado con tu gracia santificante. Concédeme acercarme siempre a Ti con la fe y la sencillez del niño que todo lo espera de su padre. Que mi amor a tu amistad vaya siempre en aumento y el deseo de poseerte eternamente sea mi única ilusión. "Dios no se deja condicionar por nuestros prejuicios humanos, sino que ve en cada uno un alma que es preciso salvar, y le atraen especialmente aquellas almas a las que se considera perdidas y que así lo piensan ellas mismas." (Benedicto XVI, Ángelus, 31 de octubre de 2010) |
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