Autor: Clemente González | Fuente: Catholic.net Primera multiplicación de los panes | |
Marcos 6, 34-44. Navidad. Que el Cuerpo y la Sangre de Cristo recibido en la misa sea nuestra fuerza para vivir una caridad y amor auténticos. | |
Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. Era ya una hora muy avanzada cuando se le acercaron sus discípulos y le dijeron: «El lugar está deshabitado y ya es hora avanzada. Despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a comprarse de comer». El les contestó: «Dadles vosotros de comer». Ellos le dicen: «¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?» El les dice: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver». Después de haberse cerciorado, le dicen: «Cinco, y dos peces». Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos sobre la verde hierba. Y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los fueran sirviendo. También repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron. Y recogieron las sobras, doce canastos llenos y también lo de los peces. Los que comieron los panes fueron cinco mil hombres. Oración introductoria Señor, ten compasión de mí. Ayúdame a aprovechar bien este rato de oración, incrementa mi fe para que pueda descubrir el redil sobre el cual debo caminar. Multiplica mis dones para que, esperando y confiando en tu misericordia, crezca en mi amor a Ti y a los demás. Petición Señor, que sepa descubrir las necesidades espirituales de quien está más cerca de mí y busque resolverlas. Meditación del Papa Francisco La actitud de Jesús es totalmente distinta, y es consecuencia de su unión con el Padre y de la compasión por la gente, esa piedad de Jesús hacia todos nosotros: Jesús percibe nuestros problemas, nuestras debilidades, nuestras necesidades. Ante esos cinco panes, Jesús piensa: ¡he aquí la providencia! De este poco, Dios puede sacar lo necesario para todos. Jesús se fía totalmente del Padre celestial, sabe que para Él todo es posible. Por ello dice a los discípulos que hagan sentar a la gente en grupos de cincuenta -esto no es casual, porque significa que ya no son una multitud, sino que se convierten en comunidad, nutrida por el pan de Dios. Luego toma los panes y los peces, eleva los ojos al cielo, pronuncia la bendición -es clara la referencia a la Eucaristía-, los parte y comienza a pasar a los discípulos, y los discípulos los distribuyen... los panes y los peces no se acaban, ¡no se acaban! He aquí el milagro: más que una multiplicación es un compartir, animado por la fe y la oración. Comieron todos y sobró: es el signo de Jesús, pan de Dios para la humanidad. (S.S. Francisco, 2 de junio de 2013).. Reflexión Una de las manifestaciones más amables y expresivas de la misión mesiánica de Jesús fue la multiplicación de los panes. Se compadece de la gente pues andan como ovejas sin pastor. Jesús está cerca de los que sufren, de los que lo buscan. No está alejado del pueblo, sino en medio de él. Como nuevo Moisés, da de comer a los suyos en el desierto. Su amor es concreto, va a las necesidades particulares de cada persona, porque a cada uno nos ama como a su único hijo. No sólo da de comer sino además predica el Reino, alivia los sufrimientos anímicos y los corporales. Y a la vez evangeliza. Tenemos un modelo bien cercano: el de Cristo Jesús, tal como aparece ya en sus primeras intervenciones como misionero del Reino, y como seguirá a lo largo de todas las páginas del evangelio. Siempre atiende a los que sufren. Siempre tiene tiempo para los demás. Nunca pasa al lado de uno que sufre sin dedicarle su presencia y su ayuda. Hasta que al final entregue su vida por todos. El amor es entrega. Dios entrega a su Hijo, Cristo Jesús que se entrega a sí mismo en la cruz. ¿Cómo es nuestro amor a los hermanos? ¿Somos capaces de entregarnos a los demás? O ¿una vez que se nos acaba el fervor sensible decrece el interés por los demás? Que el Cuerpo y la Sangre de Cristo recibido en la misa sea nuestra fuerza y sostén para vivir una caridad y amor auténticos a nuestros hermanos. Propósito Hacer una visita a Cristo Eucaristía para contemplar y agradecer su amor y cercanía. Diálogo con Cristo Señor, gracias por enseñarme el camino que debo seguir: vivir la caridad en todo momento. Ayúdame a abrir mi corazón para deducir lo que puedo hacer por los demás, no con mis propios talentos, sino poniendo éstos en tus manos, para que los multipliques y pueda, así, convertirme en un auténtico discípulo y misionero de tu amor. |
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martes, 7 de enero de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: 07.01.2013
lunes, 6 de enero de 2014
FIESTA DE LA EPIFANÍA O DÍA DE REYES
Autor: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net Fiesta de la Epifanía o Día de Reyes | |||
Los pastores y reyes del Oriente visitan a Jesús el Mesias, le llevan regalos y lo adoran con oro, incienso y mirra. | |||
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QUERIDOS REYES MAGOS
Querido Reyes Magos
Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escucharle como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta, en voz algo baja, como con miedo, le dijo:
- ¿Papá? Oye, quiero... que me digas la verdad
- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido
- Es que... -titubeó Blanca - Papá, ¿existen los Reyes Magos?
El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?
La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y, tragando saliva, le dijo:
- ¿Y tú qué crees, hija?
- Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen, porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero...
- ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos- ¡Me habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca .
- Entonces no lo entiendo, papá.
- Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.
Blanca se sentó entre sus padres, ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:
- Cuando el Niño Jesús nació, tres Reyes que venían de Oriente, guiados por una gran estrella, se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían”.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero ¡sería tan bonito!
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes o sea jóvenes que estén a nuestro servicio, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos pero, no podemos tener tantos pajes. No existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo Dios- Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios.
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices. Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá.. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.
Y, corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su alcancía en la mano mientras decía: - No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero. Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.
Patricia Doménech.
NOCHE DE REYES - CUENTO
NOCHE DE REYES
(Cuento)
Me desperté asustada y oí como si un gato estuviera arañando las maderas del balcón. ¡Los Reyes Magos! Entraba la luna por las rendijas, y entraba el frío también…
De buena gana me hubiera levantado a ver lo que ocurría, pero ¡me daba un miedo!… Me tapé la cabeza y empecé a rezar. Jesusito de mi vida, tú eres niño como yo…
De repente, ¡pum!, ¡pum!, ¡pum!, un ruido terrible de cosas que caen sobre el balcón…, y me encuentro en camisa, delante de un señor con corona, que está sentado en la barandilla.
— ¡Dios te salve, Celia! —me dice.
—Que Dios te salve a ti, Rey Mago, porque, si no, te caerás a la calle.
—Yo no me puedo caer, porque no peso.
— ¡Qué bien! Entonces podrás volar.
— ¡Ya lo creo! Mira. Y cogiendo las puntas de la capa blanca que llevaba, se marchó volando por la calle arriba.
— ¡Eh! ¡Eh! ¡Rey Mago! ¡No te vayas!
—Ya estoy aquí. ¿Qué quieres, Celia?
—Que no te marches sin dejarme los juguetes que te he pedido en mi carta.
— ¿No los ves?
¡Qué tonta! Estaba el balcón lleno de cajas, y yo no había visto nada entonces.
— ¿Me has traído la cocina?
—Sí, dos cocinas.
— ¿Y el borrego?
—Un borrego y una cabra.
— ¿Y el Teddy Bear?
—También.
— ¿Y la vajilla?
—La vajilla, y un reloj, y cazolitas, y libros, y rompecabezas, y una raqueta…
— ¡Huy, qué bueno eres! Y ahora que me fijo en ti… ¡cuánto te pareces al lacayo de la tita Julia!
— ¡Como que es mi hermano!
—Anda, si lo sé antes le doy a él la carta para que te la llevase, y así me hubieras traído más cosas aún…
— ¿Te parecen pocas?
—No, no; no son pocas. Pero te hubiera dicho que no te olvidaras de Solita, la niña del portero.
—No me olvido nunca.
—Pues, hijo, el año pasado no le trajiste nada.
—Sí, le traje; pero te quedaste tú con ellos…
— ¡Jesús, qué mentiroso!
— ¡Niña! ¿Cómo hablas así a un santo?
— ¡Ay, Rey ! Perdóname; pero no sé cómo decirte que no dices la verdad…
—Sí, digo la verdad. ¿No crees que es demasiado para ti todo lo que te he traído por orden de Dios?
—No sé…
—Sólo dejo juguetes en los balcones de los niños ricos; pero es para que ellos los repartan con los niños pobres. Si tuviera que ir a casa de todos los niños no acabaría en toda la noche…
—Sí, sí, ya comprendo. ¿Entonces debo repartir con Solita lo que me has dejado?
—Eso es. Yo no puedo detenerme más. Está amaneciendo y aún me queda mucho por hacer.
No sé por dónde se fue ni cuándo me metí en la cama, porque me quedé dormida y no desperté hasta que entró la luz del día en mi cuarto. Me volví a levantar (entonces sí que hacía frío), me abrigué con la colcha y salí al balcón.
— ¡Solita, Solita! —Grité, porque ya estaba Solita barriendo la puerta—. ¡Mira lo que nos han traído los Reyes!
Desaté todos los paquetes, y con las cuerdas hice una muy larga que llegaba a la calle.
—Espera, que te voy a echar una cabrita —y se la mandé bien atada en la punta de la cuerda…
—Y ahora unos libros… —y se cayeron; pero todos llegaron al suelo.
—Y una caja con una cocina. ¡Cómo bailaba Solita!
Detrás de mí dijo papá:
— ¡Pero qué estás haciendo, niña!
—Repartiendo los juguetes.
— ¡Entra dentro, criatura, que hace un frío horroroso! ¡Milagro será que no hayas cogido una pulmonía! ¡A la cama! ¡Qué voces daba!
— ¡Pero, papá, si me ha mandado el Rey Mago que le dé a Solita juguetes, porque son también para ella!
—Veremos lo que dice tu madre de eso. ¡Abrígate bien!
—Mira, papá, el Rey me lo ha explicado todo…
— ¡No digas más tonterías! Todo eso lo has soñado o lo has leído en alguna parte.
— ¡Que no, papá, que no! Mira, yo te diré…
— ¡Nada, no me digas nada! ¿Qué es lo que le has dado a Solita?
—Una cabra…
— ¡Válgame Dios! ¡Un juguete carísimo!… ¿Entras en calor?
—Sí, sí; ya no tengo frío… Verás, papá, yo te contaré…
— ¿Te quieres callar? Las niñas no mienten ni creen que es verdad lo que sueñan…
De pronto apareció Juana haciendo aspavientos.
—Señor, aquí está Pedro, el portero, con unos juguetes que dice que…
—Bueno, bueno —interrumpió papá—; dígale usted que son para su hija, que se los dé…
— ¡Ay, papá, qué bueno eres! ¡Ya lo sabía yo!
—Lo que no sabes es la que nos va a armar tu madre en cuanto aparezca.
¡Y ya se oían los pasos de mamá!…
Ana Garralón
HOY ME ENCONTRÉ SEÑOR...
HOY ME ENCONTRÉ SEÑOR...
Hoy me he encontrado en las manos con tus regalos, Señor: nueva vida, nuevo tiempo, nueva lluvia, nuevo sol... Por eso, para este tiempo que estreno con ilusión, quiero, Señor, y te pido también un nuevo reloj.
Un reloj que mida el tiempo como lo mide tu amor; que se pare cuando lleguen las personas a mi rincón, para escuchar, compartiendo, alegrías y dolor.
Una reloj que me sitúe la mente y el corazón en el momento presente, que es tu momento, Señor, en el quehacer cotidiano que es lugar de encarnación.
Un reloj que mida el tiempo con tu paciencia, Señor: con el ritmo y la medida universal del amor; despertador de rutinas, vigilante, ayudador; que nunca mida la entrega del tiempo y del corazón.
Con la vida, con el tiempo que hoy me regalas, Señor, para darme sin medida, espero un nuevo reloj.
EPIFANÍA DEL SEÑOR - 6 DE ENERO
Epifanía del Señor
Epifanía significa manifestación de Dios. Dios se revela a todos: ricos y pobres, poderosos y humildes, judíos y no judíos. Después de nacer se manifestó a los pastores, pero luego se manifestó a los magos de oriente. Hoy también quiere manifestarse a todos. Veamos las enseñanzas que el suceso de los magos nos da para que Dios se manifieste en nosotros y a través de nosotros en otros muchos.
1 - “Ven la estrella”:
En realidad hay muchas estrellas. Unos las ven y otros no. Estas estrellas pueden ser nuestros familiares y amigos. Especialmente es la Iglesia en general con los responsables y con todos los que quieren ser fieles al Señor. Nosotros podemos y debemos ser estrellas para otros muchos: con nuestras palabras y consejos; pero sobre todo con nuestro buen ejemplo de vida.
2 - “Se ponen en camino”:
No basta ver la estrella. Hay que actuar. No basta saber el camino. Hay que ponerse a caminar. Y esto aunque no sepamos el camino exacto, como les pasaba a los magos. Dejémonos conducir por las enseñanzas de la Iglesia.
3 - “La estrella desapareció”:
No todo es fácil en el camino hacia Dios. Hay momentos difíciles, que pueden llegar a ser como “noches oscuras”. Dios siempre está con nosotros, nunca nos abandona. Debemos seguir teniendo esperanza.
4 - “Y preguntaron”:
Para responder está la Iglesia y especialmente los sacerdotes. Hay que ser valientes y consultar. Puede ser una catequista que nos oriente en la fe. Lo importante es consultar, ya que Dios verá en ello un deseo del bien. Aunque se pregunte a una persona equivocada, como hicieron los magos que fueron a Herodes para consultar. Pero Dios se valió del malo para darles una buena respuesta.
5 - “Apareció de nuevo la estrella”:
Dios parece que se esconde. Si todo fuese muy fácil no tendríamos mérito. Pero Dios siempre termina por consolar a aquel que sinceramente le busca de corazón.
6- “Y encontraron a Jesús”:
Jesús debe ser el final de toda nuestra búsqueda espiritual. Nosotros no vamos tras de unas ideas o filosofías; vamos tras de una persona que es Dios que se hizo hombre por nuestro amor. Y nuestra tranquilidad es que le podemos encontrar. Está sobre todo en la Eucaristía. Está también en los sencillos, en los pobres, en su Palabra, en el amor fraternal.
7 - “Y le ofrecieron sus dones”:
¿Qué le ofreceremos nosotros? Lo mejor que le podemos ofrecer es nuestro corazón; pero, juntamente con él, también le ofrezcamos nuestro trabajo apostólico, de modo que podamos hacer que al menos alguien se acerque un poco más al Señor. Si queremos simbolizar los dones de los magos, podemos ofrecerle el oro de nuestro amor como la mejor ofrenda a Dios, el incienso, que es nuestra constante oración que se eleva al cielo, y la mirra, que es la aceptación paciente de los trabajos, sufrimientos y dificultades de nuestra vida.
8 - “Y se volvieron por otro camino”:
Quien encuentra verdaderamente a Jesús no puede seguir el camino anterior. Debe comenzar a vivir por otro camino, el camino de la justicia, de la paz, del amor.
Quizá la intención principal de san Mateo, cuando contaba el suceso de los magos, era exponer, como luego lo hizo a través de todo el evangelio, que el mensaje de Jesús es universal, que no es sólo para una raza o una nación, sino para todo el mundo. Por eso al recordar este suceso, la Iglesia nos estimula a trabajar por la evangelización de todas las gentes. Este es un día misionero por excelencia, porque Jesús no sólo se manifestaba a los judíos, sino desde el principio nos enseñó que había venido para salvar a todos los pueblos.
LOS REYES MAGOS - 6 DE ENERO
Autor: P. Felipe Santos
Reyes Magos
Melchor, Gaspar y Baltasar, 6 de enero
Estás ante la fiesta más antigua, incluso antes que la misma Navidad.
El inicio de su celebración data del siglo III en el Oriente y en el Occidente se adoptó en el siglo IV.
En este día tiene lugar la celebración de tres hechos memorables en la historia de la salvación: adoración de los Reyes Magos, el Bautismo de Jesús y el primer milagro de Jesucristo en la bodas de Caná, gracias al cual los discípulos creyeron en el Maestro.
Los Occidentales aceptaron la fiesta el año 400. Aunque habla de los Magos, el rey principal es el Niño Jesús. Lo dice el inicio de la Misa:" Ya viene el Señor del universo, en sus manos está la realeza, el poder y el imperio. El verdadero rey al que debemos contemplar es al pequeño Jesús".
El misterio de la Epifanía lo subraya Mateo diciendo que los Magos vinieron para destacar las profecías que hablaban de su nacimiento, y el ofrecimiento de oro, incienso y mirra es el reconocimiento implícito de su realeza mesiánica.
Los Magos para los orientales son gente docta; en lengua persa, mago significa “sacerdote”. Pero la Biblia, en general, llama a estos Magos Reyes extranjeros.
Es la fiesta de la santa Epifanía de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo lo que, de una forma sencilla y admirable, se le da a conocer a los Magos llegados de Oriente. Su adoración es la clave de este día.
Desea la Iglesia que la luz de hoy, sea el tema central del creyente. Están bien los regalos que se hacen a niños y mayores.
Pero lo fundamental no debe dejarse aparcado para dar paso a lo más festivo, alegre y superficial.
¡Felicidades a los Reyes Magos y a los que lleven los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar!
“El placer de los banquetes no hay que medirlo por la cantidad de las viandas sino la reunión de amigos y la conversación” (Cicerón).
EL MEJOR DON DE LOS REYES MAGOS FUE SU FE
Autor: P. Fintan Kelly | Fuente: Catholic.net
El mejor don de los Magos fue su fe
La fe siempre a veces cuesta, pues hay que dejar a un lado nuestro racionalismo y nuestra sed de seguridades humanas.
El seguimiento de Cristo significa dejar algo y buscar algo
Como todo movimiento el seguimiento de Cristo implica un punto de partida y un punto de llegada. Para hacerlo hay que dejar algo y tender hacia algo. Es responder en la fe al llamado de Dios. El episodio de los Magos ha sido el paradigma de la fe. La fe nos lleva a dejar algo atrás para buscar el ideal. Es como el barco que debe dejar el puerto para poder atravesar el mar y llegar a su destino.
Los Magos eran sabios de oriente, tal vez de Arabia. Allí había muchos estudiosos de diferentes materias: la medicina, la agricultura, la astronomía... Se ve, por el relato evangélico, que estos Magos estudiaban las estrellas. Seguramente fueron estimados por los otros estudiosos y vivían una vida acomodada y holgada. Todo esto resalta el mérito de estos hombres, pues, dejaron todo para seguir una estrella incierta, una señal vaga, un signo borroso. En el firmamento que cubría la tierra árabe, había muchas estrellas. Sin embargo, los Magos se fijaron en una solamente. Así es la dinámica de la fe: es una preferencia por la Palabra de Dios entre muchas otras palabras que uno podría aceptar.
No hay duda de que la noche de cada uno de nosotros está poblada de muchas estrellas. Tenemos muchas posibilidades, muchos ideales que nos totalizan. Dios, con su Revelación, nos interpela como un día lo hizo con Abrahám, como lo hizo con los profetas, como lo hizo con María y San José...
La fe siempre es una opción y ésta a veces cuesta, pues hay que dejar a un lado nuestro racionalismo y nuestra sed de seguridades humanas. No nos gusta nadar en las aguas profundas porque preferimos tener unas agarraderas. En la vida espiritual la única agarradera es la veracidad y fidelidad de Dios.
Para mí creer es lanzarme en la oscuridad de la noche, siguiendo una estrella que un día vi, aunque no sepa a dónde me va a llevar. Para mí creer es sobrellevar con alegría las confusiones, las sorpresas, las fatigas y los sobresaltos de mi fidelidad. Para mí creer es fiarme de Dios y confiar en Él.
La fe se templa con las dificultades
Para templar una espada hay que meterla en el fuego. La fe también se forja en la tribulación. Hay gente que quiere tener una fe gigante, pero sin chamuscarse. Es como el atleta que quiere ganar la carrera, pero sin entrenarse, sin sufrir, sin lastimarse nunca.
La fe es un camino hermoso tapizado de rosas que están llenas de espinas. Los Magos tuvieron una experiencia profunda de la fe. Podemos imaginarlos llegando a un oasis para cargar provisiones y agua. Seguramente les vino a la mente la posibilidad de desistir. Tal vez en sus noches fueron visitados por sueños que les acosaban como fantasmas. El recuerdo de las burlas de sus compatriotas, el escepticismo de sus compañeros de estudios les perseguía. Hubo momentos de titubeos, de incertidumbre, de duda...
Sin embargo, siempre venció su fe. De hecho, su brújula no era tanto el astro luminoso en la bóveda de la noche, sino la luz de su fe encendida en sus almas.
En nuestros momentos de dificultad, también tiene que prevalecer la luz de la fe. Creer cuando todo va viento en popa es fácil; creer cuando el temporal de la adversidad choca cruelmente contra nuestra pequeña embarcación es más difícil. Pero, esto es lo que nos hace gigantes en la fe. Nunca ha existido un santo sin una fe probada, como nunca ha existido un atleta que haya tenido éxito sin esforzarse en los momentos de desánimo.
Este mundo es como un gran gimnasio en el cual, el cristiano tiene que ejercitarse en la fe: un día puede ser la penuria económica, otro día el sufrir el látigo cruel de la maledicencia propagada por nuestro mejor amigo, otro día el desamor de un ser querido...
La fe nos exige ver a Dios en las cosas sencillas
Después de viajar muchos kilómetros, los Magos encontraron al Rey de los Judíos, el Salvador del mundo, el Rey de reyes, envuelto en pañales y acostado en un pesebre, en una cueva de una aldea de mala muerte, fuera de la ciudad de Jerusalén.
Era suficiente para obligar al corazón bajar a los pies. Sin embargo, lo aceptaron plenamente: se arrodillaron delante de Él. Vieron a Dios en un bebé que lloraba.
El Catecismo nos habla del sentido de la Epifanía (manifestación de Cristo) en el n.528:
La epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo. Con el bautismo de Jesús en el Jordán y las bodas de Caná, la epifanía celebra la adoración de Jesús por unos “magos” venidos de Oriente. En estos “magos”, representantes de religiones paganas de pueblos vecinos, el Evangelio ve las primicias de las naciones que acogen, por la encarnación, la Buena Nueva de la salvación.
Un día alguien dijo a un amigo que había encontrado el teléfono de Dios. El amigo se sorprendió y muy irónicamente le preguntó cual era. Recibió una respuesta sublime: el teléfono de Dios es la fe.
Con la fe puede uno “conectarse” con Dios en cualquier momento. Al contemplar la belleza de la naturaleza, el estruendo del mar, la brisa entre los árboles... se puede ver a Dios si uno tiene fe.
También se le puede ver en el sacerdote que se sienta en el confesionario para escuchar nuestra miseria moral y darnos con seguridad el perdón de Dios. Con la fe se ve a Cristo presente en el Pan sagrado, en las manos del ministro en la Misa. La fe permite ver a Cristo en su Vicario en la tierra, el Santo Padre....
La fe abre horizontes y nos hace ver más lejos de lo que podríamos con la sola luz de la razón. Nuestra pobre razón es como el ojo desnudo que sólo ve un poco del universo al contemplar las estrellas que desfilan delante de él en la noche clara. Pero con un telescopio potente se puede penetrar en los espacios siderales y descubrir mundos nuevos. Así es la fe para un creyente: es un nuevo ojo para ver. En lo que parece sólo un trozo de pan le permite ver el Cuerpo de Cristo; en el vagabundo que toca a la puerta pidiendo una ayuda le revela la presencia del Cristo Místico; en el jefe enojón que da un mandato, la manifestación de la Voluntad de Dios...
El mejor don de los Magos fue su fe
Impresiona el regalo costoso del oro, incienso y mirra. Pero más impresionante todavía fue la fe, tamaño gigante, de estos hombres. Aquel día cuando los Magos se acercaron a la cueva de Belén y pidieron permiso para traspasar el dintel más pobre que habían visto en su vida, los papás del Niño accedieron a la petición de personas tan ilustres. Se maravillaron al verlos caer al suelo, manchar su ropa, e inclinar la cabeza delante del Bebé.
Cuando nosotros lleguemos al Cielo, ciertamente no vamos a entrar con unos lingotes de oro, una caja de incienso y un bote de mirra. Lo que vamos a llevar va a ser, como dijo San Pablo, nuestra fe, esperanza y caridad.
No juzguemos el valor de nuestra vida por las cosas que tenemos o las obras que hacemos. Lo que es la fe y el amor con que obramos eso es lo que vale delante de Dios. Mejor ir pobre al Cielo que rico al Infierno; mejor ir analfabeta al Cielo que con un doctorado al Infierno. Desde un punto de vista espiritual, el valor de los Magos no era el tamaño de sus dones materiales, sino la medida de su fe.
Unas preguntas
1. ¿Cómo es nuestra fe? ¿lánguida? ¿depende de como nos sentimos? ¿una fe fuerte?
2. ¿Si la fe exige dejar algo para seguir más de cerca a Cristo, ¿qué nos está pidiendo Cristo que dejemos?
3. ¿Está nuestra fe basada en la Palabra de Dios o en una serie de sentimientos movedizos?
EL EVANGELIO DE HOY: 06-01-2013
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net Jesús predica en Galilea | |
Mateo 4, 12-17. 23-25. Navidad. Jesús nos invita a convertirnos porque... ¡El Reino de los cielos ya ha llegado! | |
Al enterarse Jesus de que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. Y dejando Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles!. El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido. Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.» Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó. Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán. Oración introductoria Creo en Ti Señor porque eres la Verdad misma. Espero en Ti porque eres la Misericordia infinita. Te amo, pero ayúdame a amarte más porque Tú eres el único digno de ser amado sobre todas las cosas. Petición Señor, cúrame, hazme ser fiel a tu amor. Concédeme ser un apóstol esforzado y fiel de tu Reino. Meditación del Papa Francisco Jesús no quiere obrar solo, vino a traer al mundo el amor de Dios y quiere difundirlo con el estilo de la comunión, con el estilo de la fraternidad. Por ello forma inmediatamente una comunidad de discípulos, que es una comunidad misionera. Inmediatamente los entrena para la misión, para ir. Pero atención: el fin no es socializar, pasar el tiempo juntos, no, la finalidad es anunciar el Reino de Dios, ¡y esto es urgente! También hoy es urgente. No hay tiempo que perder en habladurías, no es necesario esperar el consenso de todos, hay que ir y anunciar. La paz de Cristo se lleva a todos, y si no la acogen, se sigue igualmente adelante. A los enfermos se lleva la curación, porque Dios quiere curar al hombre de todo mal. ¡Cuántos misioneros hacen esto! Siembran vida, salud, consuelo en las periferias del mundo. ¡Qué bello es esto! No vivir para sí mismo, no vivir para sí misma, sino vivir para ir a hacer el bien. Hay tantos jóvenes hoy en la Plaza: pensad en esto, preguntaos: ¿Jesús me llama a ir, a salir de mí para hacer el bien? A vosotros, jóvenes, a vosotros muchachos y muchachas os pregunto: vosotros, ¿sois valientes para esto, tenéis la valentía de escuchar la voz de Jesús? ¡Es hermoso ser misioneros! (S.S. Francisco, 7 de julio de 2013). Reflexión Todos somos testigos de la gran luz que nos ha iluminado. Cristo niño se ha hecho hombre por amor a nosotros para convertirse en la luz que guiará nuestros pasos. Se dice que cuando la noche es más oscura es cuando más brillan las estrellas. Podríamos decir también que cuando más oscuro es nuestro peregrinar por este mundo es cuando más brilla la luz de Cristo en nuestros corazones. Cuando más solos nos sentimos es cuando Cristo está más cerca de nosotros. Porque como dice el profeta Isaías: "este mundo camina en tinieblas pero ya ha visto una gran luz que viene a salvarle". No permitamos que la ceguera de nuestro egoísmo entenebrezca la luz de Cristo en nuestros corazones. Tengamos bien abiertos los ojos de la fe en Dios para caminar por la senda del verdadero amor y de la verdadera esperanza. Sabemos por el evangelio de hoy que el Reino de los cielos ha llegado, pero ¿cómo le hemos recibido? ¿Nos hemos dado cuenta de su llegada? O por el contrario, ¿hemos permitido que otras luces que no es la de Cristo guíen nuestra vida? No gastemos nuestro fuego en otros infiernillos. Confiemos en que Jesús es la verdadera luz que nos traerá aquella felicidad que buscamos en las cosas de este mundo. Porque sólo Cristo llenará las ansias de felicidad que buscamos. Propósito Conocer, para vivir, las exhortaciones de mi obispo para la celebración del Año de la Fe. Diálogo con Cristo Jesús, quiero tener esa disponibilidad que tuviste siempre para con los demás. Abre mis ojos y mi corazón a las necesidades de quienes están más cerca. Quiero saber salir de mí mismo, de mi comodidad, para ser un auténtico misionero de tu amor en tu Iglesia. Que mi única ilusión sea la de poder gastar, minuto a minuto, la vida que me has ha dado, siguiendo fielmente las indicaciones de tus Pastores. |
domingo, 5 de enero de 2014
EL NIÑO DE LA VIRGEN MARÍA
El niño de María
Padre Javier Leoz
En cierta ocasión un explorador de tesoros llevaba consigo a un grupo de alumnos. Cuando llegaron a lo más alto de una colina, y guiados por el maestro, se pusieron a excavar en busca de un pequeño tesoro.
Después de varias jornadas, con trabajo y fatiga, dieron con un gran cofre de un valor incalculable y ante el que los alumnos, hicieron gran alboroto: lo sacaron, lo limpiaron y se quedaron admirándolo. El explorador no se encontraba, en ese momento, en el campamento.
Cuando llegó, les preguntó: ¿Por qué os quedáis contemplando el baul? ¿Por qué tanta vuelta y tantos gritos? ¿No os dais cuenta que, el tesoro auténtico está dentro? Y, ayudados por el explorador, abrieron el cofre. En su interior había una perla gigantesca y de gran valor.
*Nosotros somos esos alumnos. Venimos, en este mes de mayo, para explorar las minas de Santa María.
*No podemos conformarnos con contemplarla por fuera.
*No es suficiente hacer fiesta en torno a la Madre y no ir mas al fondo.
¿Qué tiene María en sus brazos? ¿Qué gime en el seno de María? ¿Qué tesoro encierra cada advocación mariana? ¿Qué encierra el cofre -cerrado y abierto a la vez- del corazón de la Virgen María? ¡El Niño! ¡El gran tesoro de Dios que es el Niño!
Dios puso a María como un cofre en medio de la gran colina del mundo, para que, después de nueve meses y al abrirse en Belén, el mundo se enriqueciera con el don de la paz y del amor, con el oro de la humanidad de Dios y la plata de su sonrisa.
Sí, amigos; María es esa caja siempre llena de sorpresas que nos ayuda a revitalizar nuestra fe en Jesús muerto y resucitado.
No nos conformemos con dar vueltas en torno a la Virgen, con dejar unas flores a los pies de su imagen, con unos piropos más o menos acompasados y entonados. Eso, sería poco y superficial.
El mayor y mejor homenaje que podemos hacer a nuestra Virgen (Patrona, etc.,) es descubrir el tesoro que lleva en sus manos, que contiene su corazón, que hace grande sus entrañas: JESUCRISTO.
Ella, como buena exploradora y ayudando a la Iglesia, nos ayudará a descubrirlo.
Dejamos ante el altar, representando estos sentimientos, una piqueta. Que María nos ayude a descubrir la presencia del Señor.
LA NOCHE DE LOS REYES MAGOS
Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
La noche de los Reyes Magos
Noche mágica y misteriosa...¡Qué bonito sería pensar que esta noche todos duermen con esta espera maravillosa!
Noche mágica y misteriosa...
Noche que hace palpitar aceleradamente los corazones infantiles y que al cerrar sus ojos para dormir, los hará soñar con la tierna ilusión de una muñeca o de un tren de bonitos colores. Porque a pesar de que ahora los juguetes han alcanzado perfecciones insospechadas y técnicas admirables, nada podrá igualar al maravilloso encanto y tierna sencillez de una muñeca "vestida de azul" o de un tren de alegres y vivos colores.
Sueñan los niños y porque sus almas son inocentes y tienen fe, encontrarán sobre sus zapatitos, que esta noche brillan de tan limpios que están, los juguetes anhelados... "porque se portaron bien" y escribieron una carta que siempre empezó así: Queridos Reyes Magos....y los mágicos personajes, Melchor, Gaspar y Baltasar, vendrán al conjuro de esos deseos ingenuos, con sus hermosas capas, con dos coronas y un turbante, para dejar sus regalos.
De tanto pensar en ellos, sienten los niños que en el silencio de esta noche han oído como un rumor de pasos, roce de sedas, terciopelos y brocados... Son los tres Reyes Magos que han pasado. Y ojalá que esos niños guarden para siempre la ilusión y magia de esta noche tan singularmente bella para que, cuando adultos, en sus nuevos hogares, siempre haya una "noche de Reyes". ¡Qué bonito sería pensar que esta noche todos los niños duermen con esta espera maravillosa!
Pero el cuadro tiene su claro-oscuro. Las sombras que nos estrujan el corazón de miles y miles de niños que esta noche no pondrán sus zapatitos porque no los tienen, porque sus pies caminan descalzos sobre la tierra de este Planeta. Que no pedirán ni un tren ni una muñeca sino un mendrugo de pan para tener algo que comer en esta noche de Reyes. Estos niños nos están gritando con el grito silencioso de su presencia, que de nada sirven los tecnicismos de esta era si a los hombres se nos ha endurecido el corazón. Pobre humanidad, envanecida y orgullosa...¡de qué podemos estarlo! si los hombres se matan y los niños tienen hambre.
Hacer a los niños felices sería el mejor regalo y más aún para nuestras conciencias. Que la mejor meta al llegar el año 2012 sería que no existiera un solo niño sobre la faz de la tierra, en la calle, con hambre y descalzo.
Será sin duda el mas severo juicio al que seremos sometidos ante el Creador, porque estuvieron a nuestro lado y no los quisimos ver, tuvieron hambre y no les dimos de comer, tuvieron sed y no les dimos de beber...
Esta noche, noche de Reyes, la humanidad entera y cada uno de nosotros, tendríamos que convertirnos en un Rey Mago, abrazar contra nuestro pecho a un chiquitín, besar sus mejillas sucias, sus ojos tristes y caer de rodillas y pedirles perdón.
ORACIONES A LA EPIFANÍA DEL SEÑOR Y A LOS REYES MAGOS
Oraciones a la Epifanía del Señor y a los Reyes Magos
ORACIÓN I
Señor Jesús: que a imitación de los Magos de Oriente
vayamos también nosotros frecuentemente
a adorarte en tu Casa que es el Templo
y no vayamos jamás con las manos vacías.
Que te llevemos el oro de nuestras ofrendas,
el incienso de nuestra oración fervorosa,
y la mirra de los sacrificios que hacemos para permanecer fieles a Ti, y que te encontremos siempre junto a tu Madre Santísima María,
a quien queremos honrar y venerar siempre
como Madre Tuya y Madre nuestra.
Amén.
ORACIÓN II
¡Oh Santos Reyes que desde el oriente
supisteis encontrar en el cielo el camino de Belén!,
alcanzadnos de aquel Niño Divino que adorasteis primero,
el vernos libres de las hechicerías de la falsa ciencia,
para que, a través del conocimiento de los cielos,
los mares y la tierra,
y de todo lo que hay en ellos,
alcancemos al que lo creó todo de la nada,
para facilitar el camino de la salvación a todos,
y así poder ofrecer el fruto de nuestro saber,
como oro al Rey de reyes
y como incienso
y mirra al Dios
y hombre verdadero.
Amén.
EL EVANGELIO DE HOY: 05.01.2013
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net La Epifanía del Señor | |
Mateo 2, 1-12. Solemnidad Epifanía. Esos magos le llevaron unos regalos al Niño Dios, pero no se dieron cuenta de que ellos fueron quienes recibieron el mayor regalo. | |
Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.» AL oír esto, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino. Oración introductoria Jesús, vengo a este rato de meditación para contemplarte y adorarte, como aquellos magos de Oriente. Ayúdame a encontrarte, como ellos lo hicieron, en los brazos de María. Petición Jesús, dame la gracia de buscarte siempre. Que seas Tú la causa de todas mis alegrías. Meditación del Papa Francisco El hombre religioso intenta reconocer los signos de Dios en las experiencias cotidianas de su vida, en el ciclo de las estaciones, en la fecundidad de la tierra y en todo el movimiento del cosmos. Dios es luminoso, y se deja encontrar por aquellos que lo buscan con sincero corazón. Imagen de esta búsqueda son los Magos, guiados por la estrella hasta Belén. Para ellos, la luz de Dios se ha hecho camino, como estrella que guía por una senda de descubrimientos. La estrella habla así de la paciencia de Dios con nuestros ojos, que deben habituarse a su esplendor. El hombre religioso está en camino y ha de estar dispuesto a dejarse guiar, a salir de sí, para encontrar al Dios que sorprende siempre. Este respeto de Dios por los ojos de los hombres nos muestra que, cuando el hombre se acerca a él, la luz humana no se disuelve en la inmensidad luminosa de Dios, como una estrella que desaparece al alba, sino que se hace más brillante cuanto más próxima está del fuego originario, como espejo que refleja su esplendor. La confesión cristiana de Jesús como único salvador, sostiene que toda la luz de Dios se ha concentrado en él, en su "vida luminosa", en la que se desvela el origen y la consumación de la historia. (S.S. Francisco, encíclica Lumen fidei, n. 35). . Reflexión Hoy es uno de esos días en que todos quisiéramos de nuevo ser niños. ¡Qué alegría y qué ilusión al habernos ido a la cama pensando: "Esta noche pasarán por casa los Magos de Oriente y dejarán en ella muchos regalos para mí" El ejemplo de estos "magos" (en la actualidad equivaldrían a una especie de astrónomos y no a aquellos que aparecen y desaparecen un conejo de su sombrero) es un ejemplo de fe y de sencillez. Su vida estaba resuelta. Eran felices. Tenían una familia maravillosa. ¿Para qué despeinarse? ¡Vaya ganas de complicarse la vida! Y sin embargo, ven la estrella y no tardan en seguirla. Tenían fe y supieron descubrir en el brillo de esa estrella diminuta, que a ratos se les escabullía, el paso de Dios por sus vidas. Y es que, hace falta tener los oídos interiores bien limpios para escuchar la voz de Dios. El rey Herodes, a través de estos magos, recibió también una invitación de Dios para sumarse a los que adorarían al Niño. Pero la basura del egoísmo y el ruido del poder acumulado en sus oídos, no le permitieron escuchar. Se quedó en su palacio y se ensució el alma con la muerte de tantos inocentes. La sencillez de los magos, se nos presenta unida a su fe, en el momento del encuentro con el Niño: Y de hinojos le adoraron, abriendo sus cofres, le ofrecieron como dones de oro, incienso y mirra... Unos hombres venían de oriente. Ellos habían visto una estrella diferente a las demás. Una estrella nacida hacía unos días, lo que equivaldría a un fenómeno extraordinario. Lo comentan con todos los habitantes de la ciudad en donde están. La ciudad se sobresalta por tal anuncio. ¿Qué harías si hoy te preguntaran si has visto la estrella que acaba de nacer? Al menos yo me sentiría confuso, dado que no soy un astrónomo, además las noches las ocupo en otras cosas que en estar mirando el cielo. Estos hombres los recordamos hoy. Hace más de dos mil años que observaron el fenómeno de la estrella, y aún hoy se observa este milagro. Una estrella ha nacido, y nace en esta Navidad, y nacerá en las siguientes navidades. Esa Estrella la llamamos Jesús. Un Niñito nacido un lejano 24 de diciembre, y que sigue recibiendo la visita de unos magos cada año. Unos magos que eran de oriente y que hoy los niños del mundo quieren muchísimo. Esos magos le llevaron unos regalos al Niño Dios, pero no se dieron cuenta de que ellos fueron quienes recibieron el mayor regalo, el conocimiento de Dios a través de la Fe. Ojalá que en este día, escuchemos la voz del recién nacido. Y si no la percibimos, lavémonos los oídos, curemos nuestra sordera de alma y no nos quedemos solos y tristes como Herodes. Propósito Vayamos al portal de Belén y con fe y sencillez, desde lo más profundo de nuestro corazón, adoremos a Jesús, prometiéndole que seguiremos siempre su estrella. Diálogo con Cristo La adoración de los magos me recuerda lo cerca que estás siempre, esperando que me dé el tiempo para contemplar y apreciar el infinito amor que me ofreces. Mi entorno social ofrece tantas falsas alegrías que necesito, como los magos, seguir tu estrella que muestra el camino, que aunque a veces parezca difícil, es el único donde podré encontrar la felicidad verdadera. Señor, ayúdame a salir a predicar tu mensaje de amor, dame la gracia de salir de mí para ejercer una labor de fermento dentro de mi familia y en el círculo de mis amigos, para comenzar a vivir un cristianismo militante, dinámico, lleno de celo, que nunca pierde de vista la estrella de tu amor. |
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