Insultos y alabanzas
No siempre lo que aprueban o desaprueban los demás es lo correcto. Es mejor prestar atención a nuestra conciencia para percibir la verdad. No te dejes esclavizar del temor a lo que dirán los otros. El Cura de Ars decía: “¿Saben cuál es la primera tentación del demonio a una persona que ha comenzado a servir mejor a Dios? Es el respeto humano”.
Un hermano fue a buscar al abad Macario de Egipto, y le dijo: "Padre, dime una palabra a fin de que me salve". Y el Anciano dijo: "Ve, al cementerio e injuria a los muertos". El hermano fue, los injurió y les arrojó piedras; después regresó para informar al Anciano. Este le dijo: "¿No te dijeron nada?" El respondió que no. El Anciano le dijo: "Regresa allí mañana y alábalos". Entonces el hermano fue y los alabó diciendo: "Apóstoles, santos y justos" y regresó donde el Anciano y le dijo: "Ya cumplí la orden". Macario le preguntó: "¿No te respondieron nada?" El hermano dijo que no. El Anciano le dijo: "Tú sabes qué insultos les dirigiste, sin que ellos te respondieran y qué alabanzas sin que ellos te hablaran. Así también tú, si quieres salvarte, conviértete en un muerto y, como los muertos, no tengas en cuenta ni los desprecios de los hombres ni sus alabanzas".
Con una comparación ingeniosa san Francisco de Sales nos persuade de lo desacertado que es dar una importancia excesiva al parecer de los que nos rodean: “Temblar ante el juicio de los demás, es como tener reparo de viajar en verano por miedo a las moscas”. Que sepas tomar tus decisiones ante Dios y tu conciencia.
* Enviado por el P. Natalio
No hay comentarios:
Publicar un comentario