sábado, 20 de junio de 2020

ORACIONES AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Acto de Consagración al 
Inmaculado Corazón de María


"Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía,
yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi alma,
mis pensamientos y mis acciones.

Quiero ser como tu quieres que sea,
hacer lo que tu quieres que haga.
No temo, pues siempre estas conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús,
con todo mi corazón y sobre todas las cosas.

Pon mi mano en la tuya para que este siempre contigo."

Amén



Acto de Consagración al 
Inmaculado Corazón de María por el Papa 


¡Oh Reina del Santísimo Rosario, auxilio de los cristianos, refugio del género humano, vencedora de todas las batallas de Dios! Ante vuestro Trono nos postramos suplicantes, seguros de impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa en las presentes calamidades, no por nuestros méritos, de los que no presumimos, sino únicamente por la inmensa bondad de vuestro maternal Corazón.

En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, nos entregamos y nos consagramos, no sólo en unión con la Santa Iglesia, cuerpo místico de vuestro Hijo Jesús, que sufre y sangra en tantas partes y de tantos modos atribulada, sino también con todo el Mundo dilacerado por atroces discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias iniquidades.

Que os conmuevan tantas ruinas materiales y morales, tantos dolores, tantas angustias de padres y madres, de esposos, de hermanos, de niños inocentes; tantas vidas cortadas en flor, tantos cuerpos despedazados en la horrenda carnicería, tantas almas torturadas y agonizantes, tantas en peligro de perderse eternamente.

Vos, oh Madre de misericordia, impetradnos de Dios la paz; y, ante todo, las gracias que pueden convertir en un momento los humanos corazones, las gracias que preparan, concilian y aseguran la paz. Reina de la paz, rogad por nosotros y dad al mundo en guerra la paz por que suspiran los pueblos, la paz en la verdad, en la justicia, en la caridad de Cristo. Dadle la paz de las armas y la paz de las almas, para que en la tranquilidad del orden se dilate el reino de Dios.

Conceded vuestra protección a los infieles y a cuantos yacen aún en las sombras de la muerte; concédeles la paz y haced que brille para ellos el sol de la verdad y puedan repetir con nosotros ante el único Salvador del mundo: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.

Dad la paz a los pueblos separados por el error o la discordia, especialmente a aquellos que os profesan singular devoción y en los cuales no había casa donde no se hallase honrada vuestra venerada imagen (hoy quizá oculta y retirada para mejores tiempos), y haced que retornen al único redil de Cristo bajo el único verdadero Pastor.

Obtened paz y libertad completa para la Iglesia Santa de Dios; contened el diluvio inundante del neopaganismo, fomentad en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, a fin de que aumente en méritos y en número el pueblo de los que sirven a Dios.

Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de vuestro Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, para que, puestas en El todas las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de igual manera, oh Madre nuestra y Reina del Mundo, también nos consagramos para siempre a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, para que vuestro amor y patrocinio aceleren el triunfo del Reino de Dios, y todas las gentes, pacificadas entre sí y con Dios, os proclamen bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a Otro de la tierra, el eterno Magníficat de gloria, de amor, de reconocimiento al Corazón de Jesús, en sólo el cual pueden hallar la Verdad, la Vida y la Paz.


Oración al Inmaculado Corazón



"Acuérdate, Nuestra Señora del Sagrado Corazón,
de las maravillas que el Señor hizo en ti:
Te eligió por madre y te quiso junto a su cruz.

Hoy te hace compartir su gloria y escucha tus súplicas.
Ofrécele nuestras alabanzas y nuestra acción de gracias.
Preséntale nuestras peticiones.
(Aquí se pide la gracia que se desea obtener)

Haznos vivir, como tú, en el amor de tu Hijo,
para que venga a nosotros su reino.

Conduce a todos los hombres
a la fuente de agua viva que brota de su Corazón,
derramando sobre el mundo
la esperanza y la salvación, la justicia y la paz.

Mira nuestra confianza, atiende nuestra súplica
y muéstrate siempre Madre nuestra. Amén"

(Seguidamente rezáis un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria)


Letanías reparadoras al Inmaculado Corazón de María


¡Oh Madre nuestra dulcísima! Permite por piedad que nosotros tus devotos hijos, unidos en un solo pensamiento de veneración y amor, vengamos a reparar las horrendas ofensas que cometen contra Ti tantos desventurados que no conocen el paraíso de bondad y de misericordia de tu corazón maternal.

De las horribles ofensas que se cometen contra tu dulcísimo Jesús, te consolaremos oh María.

De la espada de dolor que hijos degenerados quieren nuevamente clavar en tu corazón maternal, 
te consolaremos oh María. 

De las blasfemias nefandas que se vomitan contra tu purísimo y santísimo nombre,
 te consolaremos oh María.

De las infames negaciones que se hacen de tus privilegios y de tus glorias más excelsas, 
te consolaremos oh María.

De los insultos que los protestantes y otros herejes lanzan contra tu culto dulcísimo, 
te consolaremos oh María.

De las sacrílegas afrentas que los impíos cometen contra tus carísimas imágenes,
 te consolaremos oh María.

De las profanaciones que se cometen en tus santuarios, 
te consolaremos oh María.

De las ofensas contra la virtud angelical que en Ti se personifica, 
te consolaremos oh María.

De los ultrajes que se cometen con las modas perversas, contra la dignidad de la mujer, por Ti reivindicada y santificada, 
te consolaremos oh María.

De los horrendos delitos con que se aparta a los inocentes de tu seno maternal, 
te consolaremos oh María.

De las incomprensiones de tus derechos divinamente maternales, por parte de tantas madres, 
te consolaremos oh María.

De las ingratitudes de tantos hijos a tus gracias bellas, 
te consolaremos oh María.

De la frialdad de tantos corazones frente a tus ternuras maternales, te consolaremos oh María.

Del desprecio de tus invitaciones de amor,
 te consolaremos oh María.

De la cruel indiferencia de tantos corazones, 
te consolaremos oh María.

De tus lágrimas maternales, 
te consolaremos oh María.

De las angustias de tu dulcísimo corazón, 
te consolaremos, oh María.

De las agonías de tu alma santísima en tantos Calvarios, 
te consolaremos oh María.

De tus suspiros de amor, 
te consolaremos oh María.

Del martirio que te ocasiona la pérdida de tantas almas redimidas por la sangre de tu Jesús y por tus lágrimas, 
te consolaremos oh María.

De los horrendos atentados que se cometen contra tu Jesús, que vive en su Vicario y en sus sacerdotes, 
te consolaremos oh María.

De la conjuración infernal contra la vida de tu Jesús en su Iglesia, te consolaremos oh María.

¡Oh Madre santa dulcísima, que en el heroísmo de tu amor maternal, al pie de la cruz, rogaste por aquellos crueles que martirizaban tan atrozmente a tu amado Hijo Jesús y desgarraban tu Corazón ternísimo! Ten piedad de todos los desventurados e indignos que te ofenden; haz que ellos también puedan ser acogidos en tu seno maternal, purificados por tus lágrimas benditas, y admitidos a gozar los frutos estupendos de tu maternal misericordia. Amén.

Jaculatoria: Santa María, líbranos de las penas del infierno.
 (preces 277).

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