Papa Francisco explica que el seguimiento de Jesús es a través del camino de la humildad
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media
En su homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta de este 7 de febrero, el Papa Francisco animó a no tener “miedo a la humillación” porque Jesús mostró que este es el camino del seguimiento de Jesús.
En esta línea, el Santo Padre advirtió que “no hay humildad sin humillación” por lo que recomendó seguir el camino de la humildad que es el mostrado por las Bienaventuranzas.
“Cuando tratamos de mostrarnos, en la Iglesia, en la comunidad, para tener una posición o algo más, ese es el camino del mundo, es un camino mundano, no es el camino de Jesús. Y esta tentación de escalar también puede ocurrir a los pastores: ‘Esto es una injusticia, esto es una humillación, no puedo tolerarlo’. Pero si un pastor no sigue este camino, no es un discípulo de Jesús: es un escalador en sotana. No hay humildad sin humillación”, afirmó.
Comentando el pasaje del Evangelio de San Marcos que describe la misión de San Juan el Bautista de mostrar el camino de Jesús, el Pontífice explicó la enseñanza que da el camino de la humillación.
“El trabajo de Juan el Bautista no fue tanto predicar que Jesús venía y preparar al pueblo, sino dar testimonio de Jesucristo y darlo con su vida. Y dar testimonio del camino elegido por Dios para nuestra salvación: el camino de la humillación”, explicó el Papa.
Además, Francisco destacó que “San Pablo lo expresa muy claramente en su Carta a los Filipenses: ‘Jesús se aniquiló a sí mismo hasta la muerte, muerte de cruz’. Y esta muerte en la cruz, este camino de aniquilación, de humillación, es también nuestro camino, el camino que Dios muestra a los cristianos para seguir adelante”.
En esta línea, el Santo Padre señaló en su homilía que tanto Jesús como Juan tuvieron la “tentación de la vanidad, del orgullo” ya que Jesús en el desierto fue tentado por el diablo después de ayunar y Juan ante la pregunta de los doctores de la ley, pudo haber respondido que “era su ministro” y sin embargo “se humilló”.
“El profeta, el gran profeta, el más grande hombre nacido de mujer - así es como Jesús lo describe - y el Hijo de Dios han elegido el camino de la humillación. Es el camino que nos muestran y que los cristianos debemos seguir. De hecho, en las Bienaventuranzas se subraya que el camino es el de la humildad”, concluyó el Papa.
Lectura comentada por el Papa Francisco:
Marcos 6:14-29
14 El rey Herodes oyó hablar de Jesús, ya que su nombre se había hecho famoso. Algunos decían: «Este es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él poderes milagrosos.» 15 Otros decían: «Es Elías», y otros: «Es un profeta como los antiguos profetas». 16 Herodes, por su parte, pensaba: «Debe de ser Juan, al que le hice cortar la cabeza, que ha resucitado.» 17 En efecto, Herodes había mandado apresar a Juan y lo había encadenado en la cárcel por el asunto de Herodías, mujer de su hermano Filipo, con la que se había casado. 18 Pues Juan le decía: «No te está permitido tener a la mujer de tu hermano.» 19 Herodías lo odiaba y quería matarlo, pero no podía, 20 pues Herodes veía que Juan era un hombre justo y santo, y le tenía respeto. Por eso lo protegía, y lo escuchaba con gusto, aunque quedaba muy perplejo al oírlo. 21 Herodías tuvo su oportunidad cuando Herodes, el día de su cumpleaños, dio un banquete a sus nobles, a sus oficiales y a los personajes principales de Galilea. 22 En esa ocasión entró la hija de Herodías, bailó y gustó mucho a Herodes y a sus invitados. Entonces el rey dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré.» 23 Y le prometió con juramento: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.» 24 Salió ella a consultar a su madre: «¿Qué pido?» La madre le respondió: «La cabeza de Juan el Bautista.» 25 Inmediatamente corrió a donde estaba el rey y le dijo: «Quiero que ahora mismo me des la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja.» 26 El rey se sintió muy molesto, pero no quiso negárselo, porque se había comprometido con juramento delante de los invitados. 27 Ordenó, pues, a un verdugo que le trajera la cabeza de Juan. Este fue a la cárcel y le cortó la cabeza. 28 Luego, trayéndola en una bandeja, se la entregó a la muchacha y ésta se la pasó a su madre. 29 Cuando la noticia llegó a los discípulos de Juan, vinieron a recoger el cuerpo y lo enterraron.
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