“Me sacias con miel silvestre”
La Biblia nos enseña a amar a un Dios bondadoso: “Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por sus fieles”. Sólo espera de ellos fidelidad, o bien el sincero arrepentimiento por sus extravíos. El salmista recuerda la delicadeza de este amor que provee de alimento sustancioso a sus hijos. Aquí tienes una oración para encender y avivar la contemplación: ese momento en que las palabras caen y sólo queda ardiendo el amor.
- Me alimentas, Señor, con flor de harina, me sacias con miel silvestre.
- Me alimentas, Señor, con flor de harina, me sacias con miel silvestre.
- Me nutres de lo sabroso de tu casa, me das a beber del torrente de tus delicias.
- Me sacias con miel silvestre.
- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
- Me alimentas, Señor, con flor de harina, me sacias con miel silvestre.
El pan, amasado con la mejor harina, nos hace pensar también en la mesa de la Palabra y en la de la Eucaristía. Dios, bondadoso y providente, ha querido regalarnos el pan de su Palabra y el Pan de Cristo, nuevo maná que fortalece a los que peregrinamos hacia la Tierra nueva de las promesas eternas. La miel es símbolo de la dulzura de este pan de Dios.
* Enviado por el P. Natalio
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