A VECES...
A veces puede surgir un desafío súbitamente, como si me asaltara una furiosa tormenta. ¿Qué hago entonces?
Recuerdo que, estando Jesús con Sus discípulos en medio de una tempestad en el mar, Él calmó las aguas con estas palabras: ¡Paz! ¡Aquietaos! Luego formuló a los discípulos esta pregunta: ¿Dónde está vuestra fe? Y el mismo mensaje atemporal de fe llega ahora a mí.
¿Dónde está hoy mi fe? Deposito mi fe en el poder de Dios dentro de mí y dentro de mi mundo. Si hay una tempestuosa nube de controversia o desarmonía que amenaza la paz de mi vida, recuerdo decir: ¡Paz! ¡Aquietaos! y tener fe en el poder de Dios para llevarme sano y salvo hasta el fin.
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