sábado, 1 de octubre de 2016

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 1 DE OCTUBRE



LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Octubre 1


Con no poca profundidad se afirmó que es fácil dejarse elevar en la presentación de las ofrendas, pero ya no resulta tan fácil dejarse masticar en la comunión.

El racimo de uva luce más cuando la cepa muestra sus granos henchidos y maduros; pero aprovecha más cuando los granos son triturados por los dientes, o en la prensa que los estruja y les arranca su jugo vital.

En no pocas ocasiones nuestra acción podrá ser visible a los demás; quizá, en cambio, nuestra acción será más beneficiosa para nosotros y para los demás cuando el deber nos obligue a permanecer en el silencio de la oscuridad y el desconocimiento o en la inmolación del dolor.

No basta vivir para los demás; será preciso inmolarse, desvivirse por los demás.

“Yo no acepto los holocaustos de ustedes, y sus sacrificios no me agradan” (Jr 6,20). No son los sacrificios lo que agrada al Señor, sino el espíritu con que le ofrecemos esos sacrificios; con razón dice San Juan de la Cruz que “Dios no mira lo que le ofrecemos”. Gracias a Dios que así es, pues nada podemos ofrecerle al Señor que sea digno de Él; en cambio, sí podemos ofrecer nuestro corazón, pequeño y pobrecito, pero todo entero.


* P. Alfonso Milagro

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