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viernes, 26 de agosto de 2011
BELLEZA EN EL CORAZÓN...
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¿ME SIENTO PREPARADO PARA MORIR EN ESTE MOMENTO?
Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net ¿Me siento preparado para morir en este momento? | |
La muerte, maestra de vida II. La vida, de la que tanto se habla, es uno de los dones que más se pisotean. ¿Qué es para ti? | |
Nos vamos a fijar ahora en los efectos que produce la muerte. Recordemos serenamente, fríamente lo que hace con nosotros la muerte. En primer lugar, la muerte te separa de todo, es un adiós a los honores, a la familia, a los amigos, amigas, a las riquezas, es un adiós a todo. Por eso, si un día tengo que separarme a la fuerza de todo, es absurdo apegarme desordenadamente a tantas cosas. Cuanto más apegado estés, más doloroso será el desgarrón. El ideal es vivir tan desprendido que, cuando llegue la muerte, tenga poco que hacer. Pero lo más importante es que la muerte determina lo que será mi eternidad. Como el fotógrafo fija un momento concreto en una placa, así la muerte fija las posiciones del alma, y del lado que cayeres, izquierdo o derecho, así permanecerás toda la eternidad. Ya no se podrá cambiar nada. Aunque hubiera una sola posibilidad entre cien de morir mal, habría que tener mucho cuidado. Tratándose del asunto más importante de mi existencia, no puedo andar con probabilidades, sino con certezas. La máximas seguridades son pocas. Ninguno de nosotros está confirmado en gracia, ninguno de nosotros puede afirmar que no se perderá eternamente, ningún santo estuvo seguro de ello durante su vida. Mi situación a la hora de morir quedará eternamente fija, no podrá ya cambiar: me salvé, no me salvé. Será para siempre. La muerte, en tercer lugar, cierra el tiempo de hacer méritos. Después que el árbitro toca para finalizar el encuentro de fútbol, no valen las jugadas ni los goles, se ganó o se perdió. Lo que señala el marcador es lo que queda. Si a la hora de mi muerte he ganado pocos méritos, con esos pocos méritos me quedaré para la eternidad. Quedará solo el lamentarse por no haber aprovechado mejor la vida, la única vida que tenía. Tú te preparas para un examen, te arreglas para una fiesta. Para el momento del cual depende toda tu eternidad...¿te preparas? ¿Estás preparado en este momento? ¿Estás preparado siempre, o, al menos, casi siempre? ¿Podría morirme tranquilamente este día? Si no, ¿por qué? ¿Me siento preparado para dar ese paso? es decir, ¿he llenado mí vida hasta este momento? Conviene no dejar pasar un solo día sin llenarlo de algo grande y bueno, de méritos, porque, de la misma manera que se me han ido de la mano tantos días vacíos o casi vacíos, se me irán en lo sucesivo, si es que no pongo un remedio eficaz. Pero, “hay tiempo todavía, no hay por qué preocuparse ahora”. Eso parecería lógico, el no preocuparse, si se supiera el día y la hora. Pero no lo sabes. ¿Quién te asegura que no anda lejos.? “Ya me prepararé cuando llegue la hora...” Creo que esto es absurdo, porque hay muertes fulminantes, imprevistas, como la de los accidentes, las repentinas, etc. Hay muchas muertes en que el interesado ni se da cuenta. Y, aunque me quedase mucha vida por delante, y conociese el día de mí muerte, sería imperdonable y estúpido vivir de cualquier manera, porque sería echar a perder esa vida. ¿Qué caso tiene echar a perder toda la vida, menos los últimos días o momentos? ¿La vida es para eso? Tenemos una eternidad para descansar y una vida bien breve para trabajar y hacer méritos. Anticipar las vacaciones no es bueno, porque salimos perdiendo. Si la muerte cierra el tiempo de merecer, entonces, mientras tenemos tiempo por delante, habrá que aprovecharlo y no dejarlo ir de las manos. ¡Qué poco apreciamos la vida!. Nos damos cuenta verdaderamente de lo que vale la vida en una enfermedad. Dicen muchos que el tiempo es dinero. Que se queden con el dinero. Que es placer. Que aprovechen. Para otros el tiempo es Reino de Dios, es cielo, es eternidad feliz... ¿Qué escoges tú? ¿Qué es para ti la vida y el tiempo? La vida, de la que tanto se habla, es uno de los dones que más se pisotean. Al ver cómo viven muchos hombres, uno debe creer que odian la vida y prefieren la muerte. |
GRATITUD DE UN AMIGO...
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jueves, 25 de agosto de 2011
NOS DEJASTE TU ÚLTIMO RECUERDO
Autor: P. Fintan Kelly | Fuente: Catholic.net Nos dejaste tu último recuerdo | |
La permanencia de Cristo Eucaristía es como un reflejo en el tiempo del eterno amor de Dios hacia cada alma. | |
Jesucristo realmente esta presente en la Eucaristía La presencia real de Cristo en la Eucaristía es la fe de la Iglesia durante 2,000 años. Tiene una base escriturística firmísima. Cristo no dijo: “Este PARECE mi cuerpo, y esto PARECE mi sangre” sino “Este ES mi cuerpo, y esto ES mi sangre” (Lc 22,19-20). El Catecismo en el n.1336 recuerda la polémica que se produjo cuando Cristo anunció el misterio de la Eucaristía: El primer anuncio de la eucaristía dividió a los discípulos, igual que el anuncio de la pasión los escandalizó: “Es duro este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?” (Jn 6,60). La Eucaristía y la cruz son piedras de tropiezo. Es el mismo misterio, y no cesa de ser ocasión de división. ¿También vosotros queréis marcharos? (Jn 6, 67); esta pregunta del Señor resuena a través de las edades, como invitación de su amor a descubrir que sólo Él tiene ‘palabras de vida eterna’ (Jn 6, 68), y que acoger en la fe el don de su eucaristía es acogerlo a Él mismo. Delante del misterio de la Eucaristía, debemos maravillarnos. No debemos acostumbrarnos a su presencia en este sacramento. Cada vez que lo visitamos o lo recibimos en la Misa, debemos renovar nuestra fe en Él. Ciertamente en esta vida, no creo que se pueda dar dicha mayor, ni mayor dignidad, ni mayor consuelo que el de sentirse poseedores del gran poder que hace que se transforme el pan en el Cuerpo Santísimo de Nuestro Señor Jesucristo. Cada mañana, cada vez que lo puedo traer a mis manos y hacerlo bajar a mi corazón, paréceme estar en un nuevo Belén y asistir a un nuevo Calvario. Con cuánto gusto, y Él es testigo de que digo la verdad, daría yo todo el oro, todos los honores, toda la fama de este mundo, y me abrazaría a la pobreza, a la humillación y a todo cuanto se puede imaginar de desagradable y doloroso, sólo por tener una sola vez la dicha de hacerle bajar a mis manos. Yo creo que la dicha de esos momentos de la vida sólo es comparable al cielo donde se le puede poseer sin el velo del sacramento que nos lo oculta. La Eucaristía es una gran manifestación del amor personal de Cristo para cada alma. Si Cristo se entrega a cada hombre sin distinción de raza, de posición social... quiere decir que cada hombre vale para Él. Él está disponible para toda persona que se le acerca. Nosotros somos muy rápidos para poner a los demás en categorías, en parámetros de más y de menos, pero esta manera de pensar no va de acuerdo con la doctrina eucarística de Cristo. Para Él todos los hombres son igualmente importantes. En la Misa Él no selecciona a las personas, no decide entrar en las almas de los más ricos en vez de los más pobres, o viceversa; no opta por entrar únicamente en las personas más puras en vez de los pecadores... Si no cultivamos nuestro amor a Cristo Eucaristía, poco a poco se irá enfriando. He aquí algunas sugerencias para foguear nuestra vida eucarística. Debemos procurar comulgar siempre que podamos. Naturalmente es necesario hacerlo dignamente: si tenemos un pecado grave es necesario confesarnos antes con el sacerdote. El no comulgar cuando podemos es como ir a una cena y no comer nada; sería un insulto para el anfitrión. En la Misa, Cristo me prepara una mesa y la comida es Él mismo . Es el mayor acto de amor que se puede imaginar: darse a comer a otro. Para Cristo es posible porque se hace Eucaristía para estar con cada hombre. Ayuda mucho el visitar a Cristo en el sagrario. Muchas veces Él parece el amigo más solitario que existe. Todos apreciamos la visita de un amigo y Cristo no es ninguna excepción. Nos dejaste tu último recuerdo palpitante caliente, a través de los siglos, para que recordáramos aquella noche en que prometiste quedarte en los altares hasta el fin de los tiempos, insensible al dolor de la soledad en tantos sagrarios. Debemos dar tiempo al Amigo, visitándolo en su casa, que es la Iglesia. Con mucha frecuencia damos la impresión de que lo que menos nos interesa es estar con El, pues hacemos unas visitas relámpagos casi sin decirle nada. Cuando no podemos visitarlo en una Iglesia, es bueno hacer comuniones espirituales. Estas consisten en hablar con Él que está en nuestra alma y decirle que deseamos recibirle lo antes posible. Es algo así como un novio que manda una carta a su novia, diciéndole que desea verla pronto. Las comuniones espirituales son detalles que sólo los que aman de verdad entienden. La Eucaristía, en cierto sentido, es un compendio de todo el evangelio. Allí Cristo nos da muchas lecciones desde la cátedra del sagrario. Ante todo nos enseña la humildad. Él que es Dios mismo, nuestro Creador, la Sabiduría infinita, el Omnipotente... está allí en el silencio del sagrario. Cuando nosotros tenemos un éxito en algún campo, somos muy rápidos para publicarlo; nos gusta que todo el mundo reconozca nuestro valor y quienes somos. No es así con Cristo Eucaristía: Él está allí en el silencio más profundo sin publicar quién es. ¡Qué lección de caridad! Cristo está allí disponible. Él está siempre presente para ayudar, para tender la mano. Delante de Cristo Eucaristía se han arrodillado miles de personas durante los últimos 2,000 años: señores y señoras, niños y adultos, santos y pecadores, gente muy culta y gente muy sencilla... Él está allí como un trozo de pan al cual puede acudir cualquier persona para satisfacer su hambre. Cristo es constante en su amor en la Eucaristía. Nunca dice “Me voy” o “No tengo tiempo”. Es el eterno disponible. ¡Cuánto nos cuesta dar a los demás nuestro tiempo! La permanencia de Cristo Eucaristía es como un reflejo en el tiempo del eterno amor de Dios hacia cada alma. Sin más gozo que ser el eterno adorador inmolado sobre el blanco mantel; sin más consuelo que saber que eras el compañero de tus elegidos, que harías más breve su dolor desde tu puesto vigilante, amoroso. |
DONDE HAY AMOR...
Donde hay amor ...
Donde hay amor, no hay deseos. Y por eso no existe ningún miedo. Si
amas de verdad a tu amigo, tendrías que poder decirle sinceramente: así
sin los cristales de los deseos, te veo como eres, y no como yo
desearía que fueses, y así te quiero yo, sin miedo a que te escapes, a
que me faltes, a que me quieras.
Porque en realidad, ¿qué deseas? ¿Amar a esa persona tal cual es, o a una imagen que no existe? En cuanto puedas desprenderte de esos deseos-apegos, podrás amar; a lo otro no se le debe llamar amor, pues es todo lo contrario de lo que el amor significa.
Porque en realidad, ¿qué deseas? ¿Amar a esa persona tal cual es, o a una imagen que no existe? En cuanto puedas desprenderte de esos deseos-apegos, podrás amar; a lo otro no se le debe llamar amor, pues es todo lo contrario de lo que el amor significa.
Entonces puedo decirle al otro: como no tengo miedo a perderte, pues no eres un objeto de propiedad de nadie, entonces puedo amarte así como eres, sin deseos, sin apegos ni condiciones, sin egoísmos, ni querer poseerte.
Y esta forma de amar es un gozo sin límites.
(Anthony de Mello)
lunes, 22 de agosto de 2011
RAZONES POR LAS QUE MARÍA SANTÍSIMA ES REINA DE TODOS
Razones por las que María Santísima es Reina de todos:
1- Por ser la madre de Dios hecho hombre, El Mesías, El Rey universal. (Col 1, 16).
Santa Isabel, movida por el Espíritu Santo, hace reverencia a María, no considerándose digna de la visita de la que es "Madre de mi Señor" (Lc 1:43). Por la realeza de su hijo, María posee una grandeza y excelencia singular entre las criaturas, por lo que Santa Isabel exclamó: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno" (Lc 1:42).
El ángel Gabriel le dijo a María que su Hijo reinaría. Ella es entonces la Reina Madre.
Su reino no es otro que el de Jesús, por el que rezamos "Venga tu Reino". Es el Reino de Jesús y de María. Jesús por naturaleza, María por designio divino.
En 1 Reyes 2,19 vemos que la madre del Rey se sienta a su derecha.
La Virgen María es Reina por su íntima relación con la realeza de Cristo.
De la unión con Cristo Rey deriva, en María Reina, tan esplendorosa sublimidad, que supera la excelencia de todas las cosas creadas; de esta misma unión nace su poder regio, por el que Ella puede dispensar los tesoros del reino del Divino Redentor; en fin, en la misma unión con Cristo tiene origen la eficacia inagotable de su materna intercesión con su Hijo y con el Padre (cfr. Pío XII, Enc. Mystici corporis , 29-VI1943).
2- Por ser la perfecta discípula que acompañó a Su Hijo desde el principio hasta el final, Cristo le otorga la corona. Cf. Ap. 2,10 En María se cumplen las palabras: " el que se humilla será ensalzado". Ella dijo "He aquí la esclava del Señor".
3- Por ser la corredentora. El papa JPII, en la audiencia del 23-7-97 dijo que "María es Reina no sólo porque es Madre de Dios, sino también porque (...) cooperó en la obra de la redención del género humano. (...). Asunta al cielo, María es asociada al poder de su Hijo y se dedica a la extensión del Reino, participando en la difusión de la gracia divina en el mundo".
Ella participa en la obra de salvación de su Hijo con su SI en el que siempre se mantuvo fiel, siendo capaz de estar al pie de la cruz (Cf. Jn 19:25)
María Santísima, reinando con su hijo, coopera con El para la liberación del hombre del pecado. Todos nosotros, aunque en menor grado, debemos también cooperar en la redención para reinar con Cristo.
4- Por ser el miembro excelentísimo de la Iglesia: por su misión y santidad.
La misión de María Santísima es única pues solo ella es madre del Salvador.
Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar." -Génesis 3:15
Características del reinado de María Santísima:
a) Preeminencia: "su honor y dignidad sobrepasan todo la creación ; los ángeles toman segundo lugar ante tu preeminencia." San Germán.
b) Poder Real: que la autoriza a distribuir los frutos de la redención. La Virgen María no solo ha tenido el más alto nivel de excelencia y perfección después de Cristo, pero también participa del poder de Su Hijo Redentor ejercita sobre las voluntades y mentes.
c) Inagotable eficacia de Intercesión con su Hijo y el Padre: Dios ha instituido a Maria como Reina del cielos y tierra, exaltada sobre todos los coros de ángeles y todos los santos. Estando a la diestra de su Hijo, ella suplica por nosotros con corazón de Madre, y lo que busca, encuentra, lo que pide, recibe".
d) Reinado de Amor y Servicio: Su reinado no es de pompas o de prepotencia como los reinos de la tierra. El reino de María es el de su Hijo, que no es de este mundo, no se manifiesta con las características del mundo. María tiene todo el poder como reina de cielos y tierra y a la vez, la ternura de ser Madre de Dios.
En la tierra ella fue siempre humilde, la sierva del Señor. Se dedicó totalmente a su Hijo y a su obra. Con El y sometida con todo su corazón con toda su voluntad a El, colaboró en el Misterio de la Redención. Ahora en el Cielo, ella continúa manifestando su amor y su servicio para llevarnos a la salvación.
Respuesta a los hermanos separados
Hay quienes rechazan el reinado de María Santísima alegando que ella no puede ser reina ya solo Jesús es rey.
Estos hermanos no comprenden la naturaleza del Reino. El reino de María Santísima no es un reino aparte al de su Hijo. Es el mismo reino. Donde Jesús reina, María Su Madre reina también. Se trata de dos corazones eternamente unidos en el amor divino. Dios ha dispuesto que así fuese. María, lejos de quitarle al reinado de su Hijo, lo propicia. Ella es la mas sumisa, la mas fiel en el reino y por eso también la mas exaltada.
Lucas 1:48 " porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada"
La Fiesta Litúrgica
Pío XII en 1954, instituyó la fiesta Litúrgica del Reinado de María al coronar a la Virgen en Santa María la Mayor, Roma. En esta ocasión el Papa también promulgó el documento principal del Magisterio acerca de la dignidad y realeza de Maria, la Encíclica Ad coeli Reginam (Oct 11, 1954).
JPII: Junio 19, 1983 en Polonia
"Al Reino de el Hijo está plenamente unido el Reino de su Madre.. su Reino y el de ella, no son de este mundo. Pero están enraizados en la historia humana, en la historia de toda la raza humana, por el hecho de que el Hijo de Dios, de la misma sustancia que el Padre, se hizo hombre por el poder del ES en el vientre de María. Y esa reino es definitivamente enraizado en la historia humana a través de la Cruz, al pie de la cual estaba la Madre de Dios como corredentora. Y es en ese evento de la Cruz y Maria al pie de su hijo, que el Reino se funda y permanece. Todas la comunidades humanas experimentan el reino maternal de María, que les trae mas de cerca el reino de Cristo."
1- Por ser la madre de Dios hecho hombre, El Mesías, El Rey universal. (Col 1, 16).
Santa Isabel, movida por el Espíritu Santo, hace reverencia a María, no considerándose digna de la visita de la que es "Madre de mi Señor" (Lc 1:43). Por la realeza de su hijo, María posee una grandeza y excelencia singular entre las criaturas, por lo que Santa Isabel exclamó: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno" (Lc 1:42).
El ángel Gabriel le dijo a María que su Hijo reinaría. Ella es entonces la Reina Madre.
Su reino no es otro que el de Jesús, por el que rezamos "Venga tu Reino". Es el Reino de Jesús y de María. Jesús por naturaleza, María por designio divino.
En 1 Reyes 2,19 vemos que la madre del Rey se sienta a su derecha.
La Virgen María es Reina por su íntima relación con la realeza de Cristo.
De la unión con Cristo Rey deriva, en María Reina, tan esplendorosa sublimidad, que supera la excelencia de todas las cosas creadas; de esta misma unión nace su poder regio, por el que Ella puede dispensar los tesoros del reino del Divino Redentor; en fin, en la misma unión con Cristo tiene origen la eficacia inagotable de su materna intercesión con su Hijo y con el Padre (cfr. Pío XII, Enc. Mystici corporis , 29-VI1943).
2- Por ser la perfecta discípula que acompañó a Su Hijo desde el principio hasta el final, Cristo le otorga la corona. Cf. Ap. 2,10 En María se cumplen las palabras: " el que se humilla será ensalzado". Ella dijo "He aquí la esclava del Señor".
3- Por ser la corredentora. El papa JPII, en la audiencia del 23-7-97 dijo que "María es Reina no sólo porque es Madre de Dios, sino también porque (...) cooperó en la obra de la redención del género humano. (...). Asunta al cielo, María es asociada al poder de su Hijo y se dedica a la extensión del Reino, participando en la difusión de la gracia divina en el mundo".
Ella participa en la obra de salvación de su Hijo con su SI en el que siempre se mantuvo fiel, siendo capaz de estar al pie de la cruz (Cf. Jn 19:25)
María Santísima, reinando con su hijo, coopera con El para la liberación del hombre del pecado. Todos nosotros, aunque en menor grado, debemos también cooperar en la redención para reinar con Cristo.
4- Por ser el miembro excelentísimo de la Iglesia: por su misión y santidad.
La misión de María Santísima es única pues solo ella es madre del Salvador.
Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar." -Génesis 3:15
Características del reinado de María Santísima:
a) Preeminencia: "su honor y dignidad sobrepasan todo la creación ; los ángeles toman segundo lugar ante tu preeminencia." San Germán.
b) Poder Real: que la autoriza a distribuir los frutos de la redención. La Virgen María no solo ha tenido el más alto nivel de excelencia y perfección después de Cristo, pero también participa del poder de Su Hijo Redentor ejercita sobre las voluntades y mentes.
c) Inagotable eficacia de Intercesión con su Hijo y el Padre: Dios ha instituido a Maria como Reina del cielos y tierra, exaltada sobre todos los coros de ángeles y todos los santos. Estando a la diestra de su Hijo, ella suplica por nosotros con corazón de Madre, y lo que busca, encuentra, lo que pide, recibe".
d) Reinado de Amor y Servicio: Su reinado no es de pompas o de prepotencia como los reinos de la tierra. El reino de María es el de su Hijo, que no es de este mundo, no se manifiesta con las características del mundo. María tiene todo el poder como reina de cielos y tierra y a la vez, la ternura de ser Madre de Dios.
En la tierra ella fue siempre humilde, la sierva del Señor. Se dedicó totalmente a su Hijo y a su obra. Con El y sometida con todo su corazón con toda su voluntad a El, colaboró en el Misterio de la Redención. Ahora en el Cielo, ella continúa manifestando su amor y su servicio para llevarnos a la salvación.
Respuesta a los hermanos separados
Hay quienes rechazan el reinado de María Santísima alegando que ella no puede ser reina ya solo Jesús es rey.
Estos hermanos no comprenden la naturaleza del Reino. El reino de María Santísima no es un reino aparte al de su Hijo. Es el mismo reino. Donde Jesús reina, María Su Madre reina también. Se trata de dos corazones eternamente unidos en el amor divino. Dios ha dispuesto que así fuese. María, lejos de quitarle al reinado de su Hijo, lo propicia. Ella es la mas sumisa, la mas fiel en el reino y por eso también la mas exaltada.
Lucas 1:48 " porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada"
La Fiesta Litúrgica
Pío XII en 1954, instituyó la fiesta Litúrgica del Reinado de María al coronar a la Virgen en Santa María la Mayor, Roma. En esta ocasión el Papa también promulgó el documento principal del Magisterio acerca de la dignidad y realeza de Maria, la Encíclica Ad coeli Reginam (Oct 11, 1954).
JPII: Junio 19, 1983 en Polonia
"Al Reino de el Hijo está plenamente unido el Reino de su Madre.. su Reino y el de ella, no son de este mundo. Pero están enraizados en la historia humana, en la historia de toda la raza humana, por el hecho de que el Hijo de Dios, de la misma sustancia que el Padre, se hizo hombre por el poder del ES en el vientre de María. Y esa reino es definitivamente enraizado en la historia humana a través de la Cruz, al pie de la cual estaba la Madre de Dios como corredentora. Y es en ese evento de la Cruz y Maria al pie de su hijo, que el Reino se funda y permanece. Todas la comunidades humanas experimentan el reino maternal de María, que les trae mas de cerca el reino de Cristo."
SANTA MARÍA, REINA
Autor: Tere Fernandez del Castillo | Fuente: Catholic.net María Reina, Santa | |
María es Reina por ser Madre de Jesús, Rey del Universo, Agosto 22 | |
Reina de todo lo creadoUn poco de historia La fiesta de hoy fue instituida por el Papa Pío XII, en 1955 para venerar a María como Reina igual que se hace con su Hijo, Cristo Rey, al final del año litúrgico. A Ella le corresponde no sólo por naturaleza sino por mérito el título de Reina Madre. María ha sido elevada sobre la gloria de todos los santos y coronada de estrellas por su divino Hijo. Está sentada junto a Él y es Reina y Señora del universo. María fue elegida para ser Madre de Dios y ella, sin dudar un momento, aceptó con alegría. Por esta razón, alcanza tales alturas de gloria. Nadie se le puede comparar ni en virtud ni en méritos. A Ella le pertenece la corona del Cielo y de la Tierra. María está sentada en el Cielo, coronada por toda la eternidad, en un trono junto a su Hijo. Tiene, entre todos los santos, el mayor poder de intercesión ante su Hijo por ser la que más cerca está de Él. La Iglesia la proclama Señora y Reina de los ángeles y de los santos, de los patriarcas y de los profetas, de los apóstoles y de los mártires, de los confesores y de las vírgenes. Es Reina del Cielo y de la Tierra, gloriosa y digna Reina del Universo, a quien podemos invocar día y noche, no sólo con el dulce nombre de Madre, sino también con el de Reina, como la saludan en el cielo con alegría y amor los ángeles y todos los santos. La realeza de María no es un dogma de fe, pero es una verdad del cristianismo. Esta fiesta se celebra, no para introducir novedad alguna, sino para que brille a los ojos del mundo una verdad capaz de traer remedio a sus males. ¿Quieres saber más? Consulta corazones.org |
¿QUIÉN ES EL ESPÍRITU SANTO?
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Jornada Mundial de la Juventud ¿Sobre qué estamos apoyados?
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domingo, 21 de agosto de 2011
GRACIAS A DIOS
GRACIAS A DIOS...
Gracias a Dios,
hay personas que se preocupan del cuidado y el bienestar ajenos. Tal
vez conozco a personas abnegadas, que brindan un muy necesario servicio y
atenciones, a mí o a mis seres amados; quizás estoy rezando con ellas.
En todo el mundo, profesionales, familiares y amigos son manos que
brindan ayuda.
Cuidar de otros día tras día requiere ser responsable, compasivo y, sobre todo, afectuoso. Dios obra por intermedio de los curadores y les proporciona fe, seguridad y sabiduría para enfrentar todo tipo de situaciones.
Extiendo mi amor y mis bendiciones a los curadores que conozco y a los del mundo entero, afirmando esta plegaria: Dios bendice a todos los curadores con la fortaleza y el valor necesarios para cuidar a los demás.
Dios bendice los curadores de nuestro mundo con fortaleza, coraje y amor.
RAÍCES PROFUNDAS
Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net Raíces profundas | |
Siempre habrá una tempestad en algún momento de nuestras vidas, porque, queramos o no, la vida no es muy fácil. | |
Tiempo atrás, yo era vecino de un médico, cuyo "hobby" era plantar árboles en el enorme patio de su casa. A veces observaba, desde mi ventana, su esfuerzo por plantar árboles y más árboles, todos los días. Lo que más llamaba mi atención, entretanto, era el hecho de que él jamás regaba los brotes que plantaba. Noté después de algún tiempo, que sus árboles estaban demorando mucho en crecer. Cierto día, resolví entonces aproximarme al médico y le pregunté si él no tenía recelo de que las plantas no creciesen, pues percibía que él nunca las regaba. Fue cuando, con un aire orgulloso, él me describió su fantástica teoría. Me dijo que, si regase sus plantas, las raíces se acomodarían en la superficie y quedarían siempre esperando por el agua fácil, que venía de encima. Como él no las regaba, los árboles demorarían más para crecer, pero sus raíces tenderían a migrar para lo más profundo, en busca del agua y de las varias nutrientes encontradas en las capas más inferiores del suelo. Así, los árboles tendrían raíces profundas y serían más resistentes a las intemperies. Y agregó que él frecuentemente daba unas palmadas en sus árboles, con un diario doblado, y que hacía eso para que se mantuviesen siempre despiertas y atentas. Esa fue la única conversación que tuvimos con mi vecino. Tiempo después fui a vivir a otro país, y nunca más volví a verlo. Varios años después, al retornar del exterior, fui a dar una mirada a mi antigua residencia. Al aproximarme, noté un bosque que no había antes. ¡¡Mi antiguo vecino, había realizado su sueño!!. Lo curioso es que aquel era un día de un viento muy fuerte y helado, en que los árboles de la calle estaban arqueados, como si no estuviesen resistiendo al rigor del invierno. Entretanto, al aproximarme al patio del médico, noté cómo estaban sólidos sus árboles: prácticamente no se movían, resistiendo estoicamente aquel fuerte viento. Qué efecto curioso, pensé... Las adversidades por las cuales aquellos árboles habían pasado, llevando palmaditas y habiendo sido privados de agua, parecía que los había beneficiado de un modo que el confort y el tratamiento más fácil jamás lo habrían conseguido. Todas las noches, antes de ir a acostarme, doy siempre una mirada a mis hijos. Observo atentamente sus camas y veo cómo ellos han crecido. Frecuentemente rezo por ellos. En la mayoría de las veces, pido para que sus vidas sean fáciles, para que no sufran las dificultades y agresiones de éste mundo... He pensado, entretanto, que es hora de cambiar mis ruegos. Ese cambio tiene que ver con el hecho de que es inevitable que los vientos helados y fuertes nos alcancen. Sé que ellos encontrarán innumerables dificultades y que, por tanto, mis deseos de que las dificultades no ocurran, han sido muy ingenuos. Siempre habrá una tempestad en algún momento de nuestras vidas, porque, queramos o no, la vida no es muy fácil. Al contrario de lo que siempre he hecho, rezaré para que mis hijos crezcan con raíces profundas, de tal forma que puedan retirar energía de las mejores fuentes, de las más divinas, que se encuentran siempre en los lugares más difíciles. Pedimos siempre tener facilidades, pero en verdad lo que necesitamos hacer es pedir para desenvolver raíces fuertes y profundas, de tal modo que cuando las tempestades lleguen y los vientos helados soplen, resistamos bravamente, en vez de que seamos subyugados y barridos por el viento. |
SI DESEO VIVIR EN UN MUNDO DE PAZ
SI DESEO VIVIR EN UN MUNDO DE PAZ...
Si deseo vivir en un mundo de paz, entonces debo asegurarme de ser una persona pacífica.
Sea cual sea el comportamiento de los demás, yo estoy en paz en mi corazón.
Declaro la paz en medio del caos y la locura.
Rodeo de paz y amor todas las situaciones difíciles.
Envío pensamientos de paz a todas partes del mundo donde hay problemas.
Si deseo que el mundo mejore, es necesario que cambie mi forma de verlo.
Me dispongo a ver la vida de una manera muy positiva.
Sé que la paz comienza con mis propios pensamientos.
Cuando tengo pensamientos pacíficos, me conecto con personas de mentalidad pacífica, y juntos contribuimos a traer paz y abundancia a nuestro mundo.
Sea cual sea el comportamiento de los demás, yo estoy en paz en mi corazón.
Declaro la paz en medio del caos y la locura.
Rodeo de paz y amor todas las situaciones difíciles.
Envío pensamientos de paz a todas partes del mundo donde hay problemas.
Si deseo que el mundo mejore, es necesario que cambie mi forma de verlo.
Me dispongo a ver la vida de una manera muy positiva.
Sé que la paz comienza con mis propios pensamientos.
Cuando tengo pensamientos pacíficos, me conecto con personas de mentalidad pacífica, y juntos contribuimos a traer paz y abundancia a nuestro mundo.
(Louise L. Hay)
sábado, 20 de agosto de 2011
EN EL CIELO TENEMOS UNA MADRE, EL CIELO TIENE UN CORAZÓN
Autor: SS Benedicto XVI | Fuente: Catholic.net En el cielo tenemos una madre, el cielo tiene un corazón | |
En el cielo está María y es la Madre de Dios, la Madre del Hijo de Dios, es nuestra madre. | |
Fragmento de la homilía que Benedicto XVI pronunció al presidir la misa de la solemnidad de la Asunción de la Virgen María en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva en Castel Gandolfo. Agosto 2005. La fiesta de la Asunción es un día de alegría. Dios ha vencido. El amor ha vencido. Ha vencido la vida. Se ha puesto de manifiesto que el amor es más fuerte que la muerte, que Dios tiene la verdadera fuerza, y su fuerza es bondad y amor. María fue elevada al cielo en cuerpo y alma: en Dios también hay lugar para el cuerpo. El cielo ya no es para nosotros una esfera muy lejana y desconocida. En el cielo tenemos una madre. Y la Madre de Dios, la Madre del Hijo de Dios, es nuestra madre. Él mismo lo dijo. La hizo madre nuestra cuando dijo al discípulo y a todos nosotros: "He aquí a tu madre". En el cielo tenemos una madre. El cielo está abierto; el cielo tiene un corazón. En el «Magníficat», esta gran poesía que brotó de los labios, o mejor, del corazón de María, inspirada por el Espíritu Santo. En este canto maravilloso se refleja toda el alma, toda la personalidad de María. Podemos decir que este canto es un retrato, un verdadero icono de María, en el que podemos verla tal cual es. Quisiera destacar sólo dos puntos de este gran canto. Comienza con la palabra «Magníficat»: mi alma "engrandece" al Señor, es decir, proclama que el Señor es grande. María desea que Dios sea grande en el mundo, que sea grande en su vida, que esté presente en todos nosotros. No tiene miedo de que Dios sea un "competidor" en nuestra vida, de que con su grandeza pueda quitarnos algo de nuestra libertad, de nuestro espacio vital. Ella sabe que, si Dios es grande, también nosotros somos grandes. No oprime nuestra vida, sino que la eleva y la hace grande: precisamente entonces se hace grande con el esplendor de Dios. El hecho de que nuestros primeros padres pensaran lo contrario fue el núcleo del pecado original. Temían que, si Dios era demasiado grande, quitara algo a su vida. Pensaban que debían apartar a Dios a fin de tener espacio para ellos mismos. Esta ha sido también la gran tentación de la época moderna, de los últimos tres o cuatro siglos. Cada vez más se ha pensado y dicho: "Este Dios no nos deja libertad, nos limita el espacio de nuestra vida con todos sus mandamientos. Por tanto, Dios debe desaparecer; queremos ser autónomos, independientes. Sin este Dios nosotros seremos dioses, y haremos lo que nos plazca". Este era también el pensamiento del hijo pródigo, el cual no entendió que, precisamente por el hecho de estar en la casa del padre, era "libre". Se marchó a un país lejano, donde malgastó su vida. Al final comprendió que, en vez de ser libre, se había hecho esclavo, precisamente por haberse alejado de su padre; comprendió que sólo volviendo a la casa de su padre podría ser libre de verdad, con toda la belleza de la vida. Lo mismo sucede en la época moderna. Antes se pensaba y se creía que, apartando a Dios y siendo nosotros autónomos, siguiendo nuestras ideas, nuestra voluntad, llegaríamos a ser realmente libres, para poder hacer lo que nos apetezca sin tener que obedecer a nadie. Pero cuando Dios desaparece, el hombre no llega a ser más grande; al contrario, pierde la dignidad divina, pierde el esplendor de Dios en su rostro. Al final se convierte sólo en el producto de una evolución ciega, del que se puede usar y abusar. Eso es precisamente lo que ha confirmado la experiencia de nuestra época. El hombre es grande, sólo si Dios es grande. Con María debemos comenzar a comprender que es así. No debemos alejarnos de Dios, sino hacer que Dios esté presente, hacer que Dios sea grande en nuestra vida; así también nosotros seremos divinos: tendremos todo el esplendor de la dignidad divina. Apliquemos esto a nuestra vida. Es importante que Dios sea grande entre nosotros, en la vida pública y en la vida privada. En la vida pública, es importante que Dios esté presente, por ejemplo, mediante la cruz en los edificios públicos; que Dios esté presente en nuestra vida común, porque sólo si Dios está presente tenemos una orientación, un camino común; de lo contrario, los contrastes se hacen inconciliables, pues ya no se reconoce la dignidad común. Engrandezcamos a Dios en la vida pública y en la vida privada. Eso significa hacer espacio a Dios cada día en nuestra vida, comenzando desde la mañana con la oración y luego dando tiempo a Dios, dando el domingo a Dios. No perdemos nuestro tiempo libre si se lo ofrecemos a Dios. Si Dios entra en nuestro tiempo, todo el tiempo se hace más grande, más amplio, más rico. |
viernes, 19 de agosto de 2011
JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD
¿¿Quién te podrá separar de mi???... Con Dios todo sin Él nada...
JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD - MADRID
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