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miércoles, 7 de septiembre de 2016
SALMO 44, ESCUCHA, HIJA, MIRA: INCLINA EL OÍDO
Salmo
Sal 44,11-12.14-15.16-17
R/. Escucha, hija, mira: inclina el oído
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu Señor. R/.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras. R/.
Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.» R/.
LOS VERDADEROS AMIGOS
Los verdaderos amigos
Un hombre, su caballo y su perro, caminaban por una calle.
Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta que los tres habían muerto en un accidente.
Hay veces que lleva un tiempo para que los muertos se den cuenta de su nueva condición.
La caminata era muy larga, cuesta arriba, el sol era fuerte y los tres estaban empapados en sudor y con mucha sed. Precisaban desesperadamente agua.
En una curva del camino, avistaron un portón magnífico, todo de mármol, que conducía a una plaza calzada con bloques de oro, en el centro de la cual había una fuente de donde brotaba agua cristalina.
El caminante se dirigió al hombre que desde una garita cuidaba de la entrada.
- Buen día - dijo el caminante
- Buen día - respondió el hombre
- ¿Qué lugar es éste, tan lindo? - preguntó el caminante
- Esto es el cielo - fue la respuesta
- ¡Qué bueno que nosotros llegamos al cielo, estamos con mucha sed!- dijo el caminante
- Usted puede entrar a beber agua a voluntad - dijo el guardián, indicándole la fuente.
- Mi caballo y mi perro también están con sed.
- Lo lamento mucho - le dijo el guardia - Aquí no se permite la entrada de animales.
El hombre se sintió muy decepcionado porque su sed era grande. Más el no bebería, dejando a sus amigos con sed. De esta manera, prosiguió su camino.
Después de mucho caminar cuesta arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio, cuya entrada estaba marcada por un portón viejo semi-abierto. El portón daba a un camino de tierra, con árboles de ambos lados que le hacían sombra. A la sombra de uno de los árboles, un hombre estaba recostado, con la cabeza cubierta por un sombrero, parecía que dormía...
- Buen día - dijo el caminante
- Buen día - respondió el hombre
- Estamos con mucha sed, yo, mi caballo y mi perro.
- Hay una fuente en aquellas piedras - dijo el hombre indicando el lugar - Pueden beber a voluntad.
El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.
- Muchas gracias - dijo el caminante al salir.
- Vuelvan cuando quieran - respondió el hombre
- A propósito - dijo el caminante - ¿cuál es el nombre de este lugar?
- Cielo – respondió el hombre.
- ¿Cielo? ¡Más si el hombre en la guardia de al lado del portón de mármol me dijo que allí era el cielo!
- Aquello no es el cielo, aquello es el infierno.
El caminante quedó perplejo
- Más entonces - dijo el caminante - esa información falsa debe causar grandes confusiones.
- De ninguna manera - respondió el hombre - En verdad ellos nos hacen un gran favor. Porque allí quedan aquéllos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.
SANTAS LLAMADAS TERESA
Santas llamadas Teresa
La Iglesia tiene inscritas en el canon 11 santas con este nombre, aquí las conocerás
Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
Ante la reciente canonización de la Madre Teresa de Calcuta, existe la curiosidad por conocer cuantas santas tiene la Iglesia con ese nombre, y la respuesta es: son once, incluyendo a Santa María Teresa Couderc, quien como vemos lo lleva como segundo nombre. Además hay 25 beatas llamadas Teresa.
Un dato singular, pero que si se analiza no causa sorpresa: de entre las once santas, cinco pertenecen a la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (Carmelitas).
Las hemos enlistado en orden cronológico, según el año de su ingreso a la casa del Padre.
Reina de León y madre de tres hijos, que, después de la muerte de su esposo, abrazó la vida regular en un monasterio fundado por ella misma, bajo la disciplina cisterciense († 1250).
Virgen y doctora de la Iglesia, que nacida en Ávila, ciudad de España, y agregada a la Orden de los Carmelitas, llegó a ser madre y maestra de una observancia más estrecha, y en su corazón concibió un plan de crecimiento espiritual bajo la forma de una ascensión por grados del alma hacia Dios, pero a causa de la reforma de su Orden hubo de sufrir dificultades, que superó con ánimo esforzado, y compuso libros en los que muestra una sólida doctrina y el fruto de su experiencia († 1582).
virgen, que, habiendo entrado en la Orden de las Carmelitas Descalzas, avanzó por el arduo camino de la perfección y murió siendo aún joven († 1770).
virgen, fundadora del Instituto de Hijas del Sacratísimo Corazón de Jesús († 1852).
Virgen, fundadora, no sin grandes tribulaciones, pero con ánimo sereno, de la Compañía de Nuestra Señora del Retiro del Cenáculo en la localidad de La Louvesc, junto al sepulcro de san Juan Francisco de Regis († 1885).
Virgen y doctora de la Iglesia, que entró aún muy joven en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de Lisieux, llegando a ser maestra de santidad en Cristo por su inocencia y simplicidad. Enseñó el camino de la perfección cristiana por medio de la infancia espiritual, demostrando una mística solicitud en bien de las almas y del incremento de la Iglesia, y terminó su vida a los veinticinco años de edad. († 1897)
Virgen, que, para ayudar a los ancianos, fundó el Instituto de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados († 1897).
Vírgen y mártir, quien, junto a su hermana Rosa, en la persecución desencadenada por el movimiento de los Yihetuan, para salvaguardar el honor de su virginidad y su fe cristiana, hicieron frente valientemente a las atrocidades de sus perseguidores y murieron alanceadas por sus verdugos († 1900).
Virgen, que, siendo novicia en la Orden de Carmelitas Descalzas, consagró, como ella misma decía, su vida a Dios por el mundo pecador, muriendo de tifus a los veinte años de edad († 1920).
Virgen de la Orden de las Carmelitas Descalzas y mártir, la cual, nacida y educada en la religión judía, después de haber enseñado filosofía durante algunos años entre grandes dificultades, recibió por el bautismo la nueva vida en Cristo y la desarrolló bajo el velo de religiosa, hasta que, en tiempo de un régimen hostil a la dignidad del hombre y de la fe, fue desterrada y encarcelada, muriendo en la cámara de gas del campo de exterminio de Oswiecim o Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia († 1942).
Virgen, que, nacida en Albania, trató de apagar la sed de Cristo clavado en la cruz atendiendo con eximia caridad a los hermanos más pobres, y fundó las congregaciones de Misioneros y Misioneras de la Caridad, para servir a los enfermos y abandonados († 1997).
EXPERIENCIA DEL MÁS ALLÁ
Experiencia del más allá
Una religiosa me escribió el año 1991 una carta sobre su experiencia, cuando era una jovencita alocada. Me decía: Hace más de treinta años era yo muy joven y estuve muy grave al operarme de apendicitis a las tres de la mañana. El médico me dijo que moriría esa misma noche. Yo me vi salir de mí misma y me encontré ante la presencia de Dios, que me dijo:
— ¿Qué has hecho de tu vida? ¿Qué me traes?
Yo me quedé confusa y contesté:
— Mis manos están vacías.
Entonces, sentí el disgusto de Dios. Esto fue horroroso. Y, después de tantos años, lo siento como una vivencia y me horroriza pensar que otra vez me presente con las manos vacías. Por esto, mi única ilusión es sufrir y poder ofrecer con amor todo lo que hago por la salvación de las almas. Quisiera dar a todos y llenar así mis pobres manos. Ya tengo una mano totalmente paralizada y me sube por el brazo, que lo tengo insensible; no lo siento y tomo morfina para el dolor, porque el médico me lo ordena. Sin embargo, soy tan feliz... ¡Qué bueno es Dios y cuánto nos ama!
En su caso, el cambio fue tan profundo que, de ser una jovencita vacía y preocupada solamente por las fiestas y las diversiones, se hizo religiosa para servir enteramente a Dios y a los demás.
* Enviado por el P. Natalio
UNA ORACIÓN POR MIS HERMANOS
Una oración por mis hermanos
Hoy no rezo por mí, sino por quienes Te piden ayuda, y también por quienes han olvidado o nunca han sabido descubrirte.
Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Una esposa y madre reza por el regreso de su marido. A su lado, dos niños pequeños juntan las manos y musitan una plegaria. Esperan el milagro, el cambio de un corazón que un día dejó a los suyos. Déjame unirme a ellos, compartir sus penas y pedirte lo que Te suplican con su amor sincero.
Unos padres rezan por el hijo que vive esclavizado por la droga. Lo educaron en tu ley, le enseñaron la importancia de la vida de gracia. Le llevaron a la iglesia, a la catequesis. Pero un día el hijo, libre y engañado, emprendió el mal camino. Permite que mi oración esté junto a la suya, que llore y suplique por la conversión de una vida joven y necesitada de mil perdones.
Unos hijos piden, en la misa, para que sus padres dejen de pelear en casa, para que vivan unidos en un amor sincero, para que sean de verdad fieles a cuanto prometieron en el día de su boda. Déjame, Señor, compartir esa oración, hacerla mía, para ayudar a muchos esposos a vivir en Tu Amor eterno.
Pero también hay tantos corazones que no rezan, que no esperan, que viven sin mirar al cielo, sin suplicar una ayuda divina. Unos, porque ya no tienen esperanza. Otros, porque hace tiempo que Te dejaron lejos. Otros, porque piensan que todo se alcanza con dinero, con técnica, con medicinas, con libros, con amigos, con medios humanos, a veces eficaces, pero casi siempre provisionales y frágiles.
Son corazones que necesitan, más que nadie, una oración. Permíteme, Señor, pedirte por lo que no piden, sentir que Tú anhelas que Te amen, que Te invoquen, que confíen, que se abran al amor infinito que encontramos en Cristo, tu Hijo.
En este día, en estos momentos, toma esta sencilla oración que te ofrezco por mis hermanos. Sé que yo también necesito ayuda, paciencia, fuerza, esperanza. Sé también que me la estás dando, porque eres bueno, porque eres Padre, porque no puedes dejar abandonados a tus hijos más enfermos. Pero hoy no rezo por mí, sino por quienes Te piden ayuda, y también por quienes han olvidado o nunca han sabido descubrirte como Omnipotente, como Misericordia, como Amor, como Infinito; por quienes no saben que Tú eres el único, el definitivo, el verdadero Salvador.
Esta es mi oración sencilla, desde lo más profundo de mi alma. Acógela, Señor, junto a los ruegos de María, Madre tuya y Madre mía. Y concédeme que eso que Te pido se realice, según Tu Voluntad, y para el bien de todos mis hermanos sufrientes, abatidos, cansados en los mil caminos de nuestro peregrinar terreno.
CINCO CONSEJOS PARA TRATAR A LOS DIVORCIADOS COMO LO HARÍA JESÚS
5 consejos para tratar a los divorciados como lo haría Jesús
Ser incluyentes con una mirada de compasión, con los brazos abiertos y con una actitud pastoral saludable, basada en la verdad y la carida
Por: Gabriel Salcedo | Fuente: http://catholic-link.com
El primer atributo de Dios es la misericordia. Es el nombre de Dios, nos recuerda el Papa Francisco. La misericordia es más grande que cualquier error que podamos cometer como seres humanos y al estar fundamentada en el amor de Dios se transforma en infinita, sin límites. Sin embargo, hemos utilizado la culpa religiosa para tratar de detenerla. En la vida uno puede equivocarse, caer, pero lo importante es levantarse. La misericordia nos anima a seguir, la culpa religiosa no detiene, nos cierra la puerta de la misericordia.
La familia es la primera escuela de la misericordia y la segunda debería ser la Iglesia. Allí es donde se abren puertas, no se cierran. Uno no deja de ser hijo por equivocarse, por tropezar en el camino o ser víctima de los errores ajenos. Uno es hijo siempre. El hogar y la Iglesia deberían ser esos lugares donde uno siempre puede regresar. Pero el regreso puede ser beneficioso o no, dependiendo de los anfitriones.
En el Evangelio de San Lucas tenemos una historia que refleja cómo Dios recibe a sus hijos en su casa después de haberse alejado. Un joven decide, conscientemente, alejarse de su padre, quien representa los principios, valores y virtudes familiares. En el recorrido de su camino se aleja, poco a poco, de aquella educación que por años había recibido. Es tan grande su lejanía que en un momento se encuentra en “otro país”. Después de pasar un tiempo en una supuesta “primavera de la vida” cae en cuenta, reflexiona y se da cuenta que está lejos de su Padre.
Luego de este examen de conciencia, el hijo regresa a su casa. En el camino recuerda en su más íntimo ser todas aquellos buenos momentos con su Padre. Ahora, entiende que no es el mismo que salió. Hubo cosas que han cambiado, que lo han hecho madurar, crecer y sabe que ahora tiene que afrontar un desafío, quizás el más importante, reconquistar a su Padre. Sin embargo, nunca se le cruzó por la mente lo que vendría a continuación. Pensativo caminaba por ese sendero que, después de tanto tiempo de no ser recorrido, tenía crecida la maleza. Luchando con sus dudas, con sus temores y con su incertidumbre daba firmes hacia un reencuentro que le generaba mucha ansiedad. ¿Qué dirían de él?, ¿recibía mirada de condena? ¿Lo echarían?, ¿lo juzgarían por sus errores? Su corazón era pura ebullición de nervios y emociones encontradas. Por momento miraba hacia atrás y se preguntaba si no sería mejor volver a su pasos trabajo como cuidador de cerdos.
La Iglesia representa hoy la Casa del Padre. Es la Puerta de la Misericordia. Por lo tanto, es prioritario que como cristianos, en medio de un mundo dolido, seamos los abrazos, los besos y la representación viva del amor del Padre. Dadores generosos de la misericordia «inmerecida, incondicional y gratuita» (AL297). En esto, es importante sostener que el Padre no cambia, sigue siendo el mismo en sus principios, valores y virtudes.
Comencemos este recorrido de sensibilidad y apertura compasiva conociendo algunos aspectos que podemos tener en cuenta a la hora de abrazar a nuestros hermanos en la comunidad de fe. Este artículo no pretende promover el divorcio, solo quiere dar algunas pautas para tratar con caridad a tantos hermanos que viven en esta situación.
1. Jesús no juzga, entonces tú tampoco
Será entonces, la Iglesia, la mismísima agencia pastoral que recibe a todos sus hijos, no como una aduana que controla el equipaje de los errores, sino como «la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas» (AL 310). Como el Padre amoroso recibimos a todos y cada uno, tal cual están y nos capacitamos en las heridas que traen nuestros hermanos y en cómo comprenderlas.
Por esto mismo, es tarea pastoral de toda la comunidad de fe ser sensible a la realidad que cada uno vive y tener la apertura compasiva necesaria para identificarnos en el dolor de nuestros hermanos y buscar la mejor manera de ayudarlos.
2. Las palabras tienen significados
Quizá utilizar la palabra divorciados para identificar a un grupo de personas puede sonar duro. El hijo mayor del Padre de la parábola lo primero que hizo cuando recibió la noticia del regreso de su hermano fue destacar los errores o los tropiezos de su hermano menor. Quien identifica a alguien por sus errores no construye puentes, sino muros. Tratar a cada persona con reverencia buscando ser cuidadosos. Considerar que a algunos les puede ser significativo algún modo que usemos para expresarnos cuando nos referimos a ellos.
3. Las familias son diferentes
Cada familia es un mundo y tiene una dinámica interna con una comunicación particular, más aún en estos tiempos. También se diferencia de otras porque cada persona es única e irrepetible. Cada familia tiene personalidades y carácteres heterogéneos. La persona que se ha divorciado y vuelto a casar tiene una estructura familiar que no funciona como una familia nuclear. Ahora aparecen ciertos componentes que le son específicos: ex esposos, hijastros, etc. Por eso mismo hay que ser comprensivos para aplicar la pastoral en cada caso particular y acoger a cada miembro de la familia de la mejor forma.
4. Sé prudente con tus preguntas, no todos los hijos son de los mismos padres
Es importante ser cuidadoso y sensibles en este aspecto. Una familia puede llegar a nuestra comunidad y tener hijos de diferentes padres. Veremos entonces diferentes apellidos, características fisiológicas, etc. Cuidemos de no indagar sobre cuestiones que pueden ser delicadas para los demás por ejemplo: preguntarle a un adolescente por qué es tan diferente a su supuesto papá, que en realidad es su padrastro. Las familias ensambladas o reconstituidas tienen una estructura diferente a las familias de origen, tanto los adultos como los niños, pueden sentirse tristes por la pérdida de su familia anterior.
5. Ellos también necesitan ayuda para consolidarse sin ser estigmatizados por su pasado
Estas familias son una conjugación de varios núcleos familiares. Algunos ejemplos de ello: una mamá que tiene dos hijos decide casarse o juntarse con un hombre soltero; un papá que tiene un hijo decide casarse con una señora que tiene dos hijas; una mamá viuda que tiene tres hijos decide casarse con un hombre soltero sin hijos o con un papá que tiene uno o dos hijos. Lo que realmente caracteriza a estas familias es que hay hijos de matrimonios anteriores, pero no necesariamente de parte de las dos personas adultas. Según el país, estas familias toman el nombre de ensambladas, mezcladas, mixtas, reconstituidas o mosaico. Las familias ensambladas necesitan flexibilidad de parte de cada integrante como también tiempo para conocerse y aprender a vivir juntos. Una de las primeras herramientas que podemos adoptar para comprender a estas nuevas familias es: no estigmatizar a ninguno de los involucrados, ya que viven una serie de relaciones complejas, y acompañarlos brindándoles soporte, tanto a los adultos como a sus hijos.
Conclusión
Cuando el hijo menor regresó a su casa, dice San Lucas, comenzó una gran fiesta. La mejor comida, el vino fino y la música fueron los elementos que le dieron color a la celebración. Sin embargo, el fundamento de la alegría era el amor que el Padre había tenido por su hijo, que antes estaba perdido, pero que ahora había sido hallado (Lucas 15, 24). Las personas no podemos ver esta alegría si somos colmados de culpa religiosa que pareciera que nos cierra la puerta del Cielo mismo. Necesitamos de la alegría del amor que se regocija en darnos la bienvenida y para encontrarla debemos pasar por el umbral de un corazón lleno de misericordia y hermandad, donde nos incluyan con una mirada de compasión, con los brazos abiertos y con una actitud pastoral saludable, basada en la verdad y la caridad.
LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 7 DE SEPTIEMBRE
LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Setiembre 7
Cuántas veces el origen de tus preocupaciones es que piensas demasiado en lo que te queda por hacer.
Quizás sea mejor que pienses un poquito más en lo que estás haciendo y algo menos en lo que te falta por hacer.
Que vivas con mayor intensidad el momento presente de tu vida y no te angusties tanto por el momento que ha de venir; no sabes ni cómo vendrá, ni cuándo vendrá, ni simplemente si vendrá.
Preocúpate, más bien, por vivir el momento presente en todos sus detalles, con toda rectitud. Porque centrarte en los detalles incorrectos de tu vida conspiran contra ella y sólo te inspiran la muerte.
“Los laicos, incluso cuando están ocupados en los cuidados temporales, pueden y deben desplegar una actividad muy valiosa en orden a la evangelización del mundo… Por ello, dedíquense los laicos a un conocimiento más profundo de la verdad revelada y pidan a Dios con insistencia el don de la sabiduría” (LG 35).
* P. Alfonso Milagro
martes, 6 de septiembre de 2016
AHORA MISMO
Ahora mismo
Te comparto unas consignas que me han movilizado a lo largo del tiempo: “Saludaré con gozo y agradecimiento el don inapreciable de este nuevo día. Trataré con ternura cada hora porque sé que no retornará jamás. Eludiré con ahínco todo aquello que mata el tiempo. A la indecisión la destruiré con la acción. Sepultaré las dudas bajo la fe”.
No esperes una sonrisa, para ser gentil. No esperes ser amado, para amar. No esperes quedarte solo, para reconocer el valor de un amigo. No esperes el mejor empleo, para comenzar a trabajar. No esperes tener mucho, para compartir algo. No esperes un doloroso tropezón, para recordar un consejo. No esperes el dolor, para rezar una oración. No esperes tener tiempo, para poder servir. No esperes ser herido por otro, para pedir perdón. No esperes una separación, para reconciliarte. No esperes… porque el tiempo es un regalo que se va y no espera.
“No perderé un momento en lamentar las desgracias del ayer, las derrotas del ayer, los sufrimientos del ayer. Haré de este día el mejor de mi vida. Los deberes de hoy los cumpliré hoy. Hoy me sacrificaré y me consagraré al trabajo. Hoy tengo la oportunidad de convertirme en el hombre que yo sé que puedo ser” (Og Mandino). Que seas hoy decidido y entusiasta.
* Enviado por el P. Natalio
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