lunes, 27 de mayo de 2013

¿SIRVE PREDICAR EL EVANGELIO?


Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
¿Sirve predicar el Evangelio?
Es duro predicar en el desierto... Pero el mensajero ha sido enviado para eso: para compartir un regalo.


Es duro predicar en el desierto. No en el desierto físico, con sol y dunas, sino en el desierto de la indiferencia, de la soberbia, de la autocomplacencia, de la avaricia, de las vidas lejos de Dios. 

Es duro predicar en el desierto... Pero el mensajero ha sido enviado para eso: para dar una señal de alerta, para remover conciencias, para compartir un regalo que permita al menos que alguno escuche, recapacite y se convierta. 

En el Antiguo Testamento leemos estas palabras de aviso al profeta Jeremías: "Les dirás, pues, todas estas palabras, mas no te escucharán. Les llamarás y no te responderán. Entonces les dirás: Esta es la nación que no ha escuchado la voz de Yahveh su Dios, ni ha querido aprender. Ha perecido la lealtad, ha desaparecido de su boca" (Jr 7,27-28). 

El mismo Cristo quedó sorprendido ante la dureza de corazón y la falta de fe en muchos de sus oyentes. "Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio». Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando" (Mc 6,4-6). 

A pesar de todo, el mensajero sabe que debe cumplir su misión. Como Pedro, como Pablo, como los primeros apóstoles, como los miles y miles obispos, sacerdotes y misioneros de todos los tiempos, la voz ha sonado en ambientes duros, ante corazones asfixiados por la autosuficiencia, en medio de sociedades esclavas de la idolatría o cegadas por filosofías falsas. 

Sin embargo, algunos ven inútil todo esfuerzo, o tienen miedo, y prefieren callar. Para ellos conservan todo su valor las palabras de san Gregorio Magno: "Porque, con frecuencia, acontece que hay algunos prelados poco prudentes, que no se atreven a hablar con libertad por miedo de perder la estima de sus súbditos; con ello, como lo dice la Verdad, no cuidan a su grey con el interés de un verdadero pastor, sino a la manera de un mercenario, pues callar y disimular los defectos es lo mismo que huir cuando se acerca el lobo. Por eso, el Señor reprende a estos prelados, llamándoles, por boca del profeta: Perros mudos, incapaces de ladrar" (Regla Pastoral, 2,4). 

Ningún enviado puede dejarse llevar por el miedo, ni detenerse ante la pregunta: ¿para qué voy a hablar si nadie hará caso? Al contrario, nuestros corazones están llamados a un amor más grande y generoso, que nos lance a predicar en todo momento. 

Es cierto que san Pablo advertía de los peligros de la indiferencia y del cierre de los corazones, pero no por ello dejaba de invitar al anuncio: "Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por su propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas." (2Tm 4,2-4). 

Son tiempos duros (¿ha habido algún tiempo fácil en el pasado?), pero Cristo envía y da fuerzas. Nos toca, llenos de confianza en la gracia de Dios, lanzar la semilla de la Palabra. 

Cada corazón que recibe el Evangelio y reconoce con la fe que Cristo es el único Salvador, llena de alegría a quien puso sus labios, su mente y su vida entera al servicio del anuncio más importante: ya llega el Reino de Dios (cf. Mc 1,15; Mt 12,28; Lc 10,9-11; Lc 17,21). 

domingo, 26 de mayo de 2013

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 26 DE MAYO


LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
 26 DE MAYO

El progreso es la ley de todo viviente: la flor se va desarrollando, el animal va creciendo, el hombre se va perfeccionando, el profesional se va capacitando, es justo que el trabajador haya mejorado su posición; todo va para adelante; detenerse es estancarse, y estancarse ya es comenzar a morir.
Cristo en su Evangelio también señala a sus seguidores la consigna de ir siempre hacia adelante, hasta sus últimas consecuencias; un elemento estable del cristianismo es la orden de no detenerse jamás.
La Iglesia, que se ha enraizado en el pasado, es, sin embargo, impulso al porvenir; es fidelidad; es esperanza.
Cristo era ayer, es hoy y será mañana. El es el pasado, el presente y el porvenir. El alfa y la omega. El primero y el último. El principio y el fin.
El principio se orienta al fin y el fin cualifica y da sentido al principio y a su desarrollo, hasta llegar al fin. "Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn, 8, 12).

"Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, aquel que es, que era y que ha de venir, el Todopoderoso" (Apoc, 1, 8). Cristo es el Principio y el Fin de todas las cosas.

Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

UN MINUTO MARIANO


UN MINUTO MARIANO

 María, Maestra de oración. —Mira cómo pide a su Hijo, en Caná. Y cómo insiste, sin desanimarse, con perseverancia. —Y cómo logra. —Aprende. 

San Josemaría Escrivá de Balaguer

EL ABRAZO DE OSO



El abrazo de oso

        Este cuento se refiere a un hombre joven cuyo hijo había nacido recientemente y era la primera vez que sentía la experiencia de ser papá.
        A este personaje lo llamaremos Alberto y en su corazón reinaba la alegría y los sentimientos de amor que brotaban a  raudales dentro de su ser.
        
        Un buen día le dieron ganas de entrar en contacto con la naturaleza, pues a partir  del nacimiento de su bebé todo lo veía hermoso y aun el ruido de una hoja al caer le sonaba a notas musicales.
        
        Así fue que decidió ir a un bosque; quería oír el canto de los pájaros y disfrutar toda la belleza.
        Caminaba plácidamente respirando la humedad que hay en estos lugares,
        cuando de repente vio posada en una rama a un águila, el cual desde el primer instante lo sorprendió por la belleza de su plumaje.
        El águila también había tenido la alegría de recibir a sus polluelos y tenía como objetivo llegar hasta el río más cercano, capturar un pez y llevarlo a su nido como alimento; pues significaba una responsabilidad muy grande criar  y formar a sus aguiluchos, era enfrentar los retos que la vida ofrece al cumplir con la misión encomendada; era su único objetivo.
        
        El águila al notar la presencia de Alberto lo miró fijamente y le preguntó:
        
        "¿A dónde te diriges buen hombre?, veo en tus ojos la alegría"; por lo
        que Alberto le contestó: "Es que ha nacido mi hijo y he venido al bosque a disfrutar, pero me siento un poco  confundido ".

        El águila insistió: Oye, ¿y qué piensas hacer con tu hijo?,
        Alberto le contestó: "Ah, pues ahora y desde ahora, siempre lo voy a proteger, le daré de comer y jamás permitiré que pase frío. Yo me encargaré  de que tenga todo lo que necesite, y día con día yo seré quien lo cubra de las inclemencias del tiempo; lo defenderé de los enemigos que pueda tener y  nunca dejaré que pase situaciones difíciles".

        "No permitiré que mi hijo pase necesidades como yo las pasé, nunca dejaré que eso suceda, porque para eso estoy aquí, para que él nunca se esfuerce por nada", y para finalizar agregó: "Yo como su padre, seré fuerte como un oso, y con la potencia de mis brazos lo rodearé, lo abrazaré y nunca dejaré que nada ni nadie lo perturbe".
        El águila no salía de su asombro, atónita lo escuchaba y no daba crédito a lo que había oído.
        Entonces, respirando muy hondo y sacudiendo su enorme plumaje, lo miró fijamente y dijo:
        
        Escúchame bien buen hombre. Cuando recibí el mandato de la naturaleza para empollar a mis  hijos, también recibí el mandato de construir mi nido, un  nido confortable, seguro, a buen resguardo de los depredadores, pero también le he puesto ramas con muchas espinas ¿y sabes por qué?, porque aún cuando estas espinas están cubiertas por plumas, algún día, cuando mis polluelos hayan emplumado y sean fuertes para volar, haré desaparecer todo este confort, y ellos ya no podrán habitar sobre las espinas, eso les obligará a construir su propio nido.
        
        Todo el valle será para ellos, siempre y cuando realicen su propio esfuerzo y aspiración para conquistarlo, con todo y sus montañas, sus ríos llenos de peces y praderas llenas de conejos.
        Si yo los abrazara como un oso, reprimiría sus aspiraciones y deseos de ser ellos mismos, destruiría irremisiblemente su individualidad y haría de ellos individuos indolentes, sin ánimo de luchar, ni alegría de vivir. Tarde que temprano lloraría mi error, pues ver a mis aguiluchos convertidos en ridículos representantes de su especie me llenaría de remordimiento y gran
        vergüenza, pues tendría que cosechar la  impertinencia de mis actos, viendo a mi decencia imposibilitada para tener sus propios triunfos, fracasos y errores, porque yo quise resolver todos sus problemas.

        " Yo, amigo mío", dijo el águila, "podría jurarte que después de Dios he de amar a mis hijos por sobre todas las cosas, pero también he de prometer que nunca seré su cómplice en la superficialidad de su inmadurez, he de
        entender su juventud, pero no  participaré de sus excesos, me he de esmerar en conocer sus cualidades, pero también sus defectos y nunca permitiré que
        abusen de mí en aras de este amor que les profeso".
        
        El águila calló y Alberto no supo qué decir, pues seguía confundido, y
        mientras entraba en una profunda reflexión, ésta, con gran majestuosidad levantó el vuelo y se perdió en el horizonte.
        
        Alberto empezó a caminar mientras miraba fijamente el follaje seco disperso  en el suelo, sólo pensaba en lo equivocado que estaba y el terrible error que iba a cometer al darle a su hijo el abrazo del oso.

        Alberto, reconfortado, siguió caminando, solo pensaba en llegar a casa, con amor abrazar a su bebé, pensando que abrazarlo sólo sería por segundos, ya que el pequeño empezaba a tener la necesidad de su propia libertad para mover piernas y brazos, sin que ningún oso protector se lo impidiera. A partir de ese día Alberto empezó a prepararse para ser el mejor de los padres.

EL EVANGELIO DEL DIA

Autor: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net
La Santísima Trinidad.
Juan 16, 12-15. Solemnidad Santìsima Trinidad Ciclo C. El misterio del amor de Dios, el amor más puro y más hermoso del universo.
 
La Santísima Trinidad.
Del santo Evangelio según san Juan 16, 12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros.

Oración introductoria

Señor, no puedo llenarme de Ti, de tu verdad plena, si estoy lleno de mí mismo. Quiero dejar a un lado mis angustias, mis problemas, mis anhelos vanidosos y egoístas para guardar ese silencio interior necesario para escucharte. Ven, Espíritu de verdad, que tu luz ilumine mi oración.

Petición

Santísima Trinidad, convénceme que necesito crecer y profundizar en mi fe, para que esta abarque todas las dimensiones de mi vida.

Meditación del Papa

Es falso el prejuicio de ciertos pensadores modernos según los cuales la razón humana estaría como bloqueada por los dogmas de la fe. Es verdad exactamente lo contrario, como han demostrado los grandes maestros de la tradición católica. San Agustín, antes de su conversión, busca con gran inquietud la verdad a través de todas las filosofías disponibles, hallándolas todas insatisfactorias. Su fatigosa búsqueda racional es para él una pedagogía significativa para el encuentro con la Verdad de Cristo. Cuando dice: "comprende para creer y cree para comprender", es como si relatara su propia experiencia de vida. Intelecto y fe, ante la divina Revelación, no son extraños o antagonistas, sino que ambos son condición para comprender su sentido, para recibir su mensaje auténtico, acercándose al umbral del misterio. San Agustín, junto a muchos otros autores cristianos, es testigo de una fe que se ejercita con la razón, que piensa e invita a pensar. (Benedicto XVI, 21 de noviembre de 2012).

Reflexión:

Santa Juana de Arco llegó a decir en un momento: sí, Dios es tan grande que supera nuestra ciencia. Y qué bien se presta esta frase porque estamos ante un misterio que supera realmente nuestra ciencia y nuestra capacidad de entendimiento humano. El misterio de la Santísima Trinidad, tres personas y un solo Dios. Como aprendimos en el catecismo desde pequeños, el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios. Un Dios y tres personas distintas.

San Patricio, misionero que llevó la palabra de Jesucristo al país de Irlanda solía explicar este misterio de nuestra fe comparándolo con un trébol. Cada hoja del trébol es diversa y sin embargo las tres forman el trébol. No podríamos llegar a decir que es un trébol si faltase una de ellas. Lo mismo con la Trinidad, cada persona de la Trinidad es diversa, cada persona es Dios y sin embargo las tres forman lo que llamamos la Santísima trinidad. Por eso, aunque se juntaran los sabios más grandes que ha habido en todos los tiempos jamás nos lo podrían hacer entender plenamente. También se dice que un día san Agustín caminaba por la playa y al ver a un niño que excavaba un agujero en la arena le preguntó:

-Pero, ¿qué pretendes hacer? El niño le respondió ilusionado:
-Pienso meter toda el agua en este hoyo.
-Pero ¡¿no te das cuenta que es imposible?! Le contestó san Agustín. Entonces el niño, que ya sabía en las elucubraciones de Agustín le contestó:
-Es más posible meter toda el agua del mar en este agujero que intentar meter el misterio de la Trinidad en tu cabeza.

Sin embargo, aunque no entendamos estos misterios no la razón, contamos con la fe que nos ayudará a aceptar esta grandeza de Dios que sobrepasa nuestro entendimiento. Ya decía un santo que a Dios no lo vamos a entender, lo vamos a aceptar. Aceptemos por tanto la grandeza de nuestro creador y que este evangelio nos sirva para reconocernos como criaturas cada vez que digamos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La Santísima Trinidad es el misterio del amor de Dios; del amor más puro y más hermoso del universo. Más aún, es la revelación de un Dios que es el Amor en Persona, según la maravillosa definición que nos hizo san Juan: "Dios es Amor" (I Jn 4, 8). Siempre que nos habla de Sí mismo, se expresa con el lenguaje bello del amor humano. Todo el Antiguo y el Nuevo Testamento son testigos de ello. Dios se compara al amor de un padre bueno y a la ternura de la más dulce de las madres; al amor de un esposo tierno y fiel, de un amigo o de un hermano. Y en el Evangelio, Jesús nos revela a un Padre infinitamente cariñoso y misericordioso: ¡Con qué tonos tan estupendos nos habló siempre de Él! El Buen Pastor que carga en sus hombros a la oveja perdida; el Padre bueno que hace salir su sol sobre justos e injustos, que viste de esplendor a las flores del campo y alimenta a los pajarillos del cielo; el Rey que da a su hijo único y lo entrega a la muerte por salvar a su pueblo; o esa maravillosa parábola del hijo pródigo, que nos revela más bien al Padre de las misericordias, "al padre con corazón de madre" -como ha escrito un autor contemporáneo–, con entrañas de ternura y delicadeza infinita.

Diálogo con Cristo

Señor, éste es el misterio del amor más bello, el misterio de la Santísima Trinidad: las tres Personas divinas que viven en esa unión íntima e infinita de amor; un amor que es comunión y que se difunde hacia nosotros como donación de todo tu Ser. Y porque nos amas, buscas hacernos partícipes de tu misma vida divina: "Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y en él haremos nuestra morada" (Jn 14, 23). Y también porque nos amas, buscas el bien supremo de nuestra alma: la salvación eterna. ¡Éste es el núcleo del misterio trinitario!

Propósito

Ojalá que todas las veces que nos persignemos y digamos: "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo", lo hagamos con más atención, nos acordemos de que Dios es Amor y de que nos ama infinitamente; agradezcamos ese amor y vivamos llenos de confianza, de alegría y de felicidad al sabernos sus hijos muy amados. Y, en consecuencia, tratemos de dar a conocer también a los demás este amor de Dios a través de la caridad hacia nuestros prójimos: "Todo el que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios, porque Dios es Amor".

EL AMOR ES PERDÓN


El amor es perdón


        Para quien ha amado,
        para todo aquel que haya sido amado,
        recuerda que el amor soporta todo,
        el amor es servicial, el amor no es egoísta
        el amor viene de Dios y sobretodo
        que el amor es PERDÓN.

        No es solamente un sentimiento
        o un recuerdo grabado en tu memoria,
        es el saber que eres amado por tu creador.
        e igualmente fuiste para hecho para amar, pues tu
        Dios ES el amor.

        Si sientes tristeza por un amor que se fue,
        si te sientes mal por algo que no funcionó,
        si piensas que este día pudo ser mejor,
        recuerda que Dios creó la amistad y el amor,
        y que no las puedes practicar sin El.

        En este día perdona, ama, expresa,
        ríe sin importar si eres correspondido o no
        y no dejes en tu corazón lo que
        sientes. Solamente si haces todo
        lo anterior podrás decir que has amado.

PENSAMIENTO


PARÁBOLA DEL SALUDO


Parábola del saludo


        El saludo de todos los días es como una tarjeta de presentación ante los demás. Al saludar evita usar formas establecidas y protocolarias, rebuscadas por la vanidad de los hombres. Es mejor un saludo lleno de simplicidad, sin abusar de los saludos que por ahí corren.

        Saludo chuleta: "¡Hola! No tengo tiempo ahora porque llego tarde. Ya nos veremos". Tan rápido es que ni siquiera da tiempo a contestar. Con este saludo (?) no se siente ni pena ni gozo, sino todo lo contrario.

        Saludo paliza: contrario al anterio, pues es un saludo que nunca acaba y más parece discurso oficial que otra cosa, pues te cuentan la vida propia y la ajena, y al final no sabes si te han saludado o te han recitado la Biblia en pasta, Dios me perdone.

        Saludo dentífrico: "¡Qué bien estás! Buen tiempo tenemos, ¿verdad?". Esto se va diciendo con la voz engolada y sin dejar de enseñar los dientes. Te quedas perplejo, porque el remedo de beso se pierde en el aire y no sabes si te han saludado a ti o a la pelusa del aire. Parece que eso es cumplir el expediente o salir del paso, y para eso mejor es no perder el tiempo.

        El arte de saludar a quienes nos encontramos en el camino debe ser aprendido por todos, de tal manera, que nos quitemos de la cabeza esos saludos tontos, sinsentido, que están llenos de palabras de adulación... Cuando se saluden entre ustedes, haganlo con sencillez y con verdad, pues el hermano lee mejor el corazón que entiende los sonidos.

        El documento Nican Mopohua (1649) describe los encuentros de la Virgen Santa María de Guadalupe con el indio Juan Diego en el cerro del Tepeyac. La Señora se presenta como "la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive...". Juan Diego dice, por su parte, que ante ella se siente "un hombrecillo, cordel, escalerilla de tablas, cola, hoja, gente menuda". A ella se dirige el indio candorosamente: "Niña mía, la más pequeña de mis hijas, Señora, ojalá estés contenta. ¿Cómo has amanecido? ¿estás bien de salud, Señora y Niña mía?" Es este saludo un poema de sencillez. La preocupación primera de Juan Diego es si nuestra Señora está contenta, si en su corazón se aposenta la alegría.

        Cuando saludemos, no usemos, pues, fórmulas establecidas... Ni siquiera esos saludos tontos de los que hemos hablado más arriba. Que nuestro saludo sea sencillo y sincero, que de la abundancia de nuestro corazón hable y bese nuestra boca.

        Nunca he entendido a los estirados que no contestan al saludo o, si lo hacen, parece que están concediendo un favor, pasando una factura o perdonando la vida. Sépanlo, no hay cargo ni encomienda ni prebenda que sitúe a un hombre por encima de otro hombre, pues todos tenemos dos agujeritos en la nariz y algún remiendo en el alma, y Dios nos hizo a todos lo mismito de importantes.

        No neguemos el saludo, aunque seamos muy importantes, que la verdadera importancia está en la nobleza del corazón y su tarjeta de identidad es el saludo. Mientras más nobles, más sencillos. El que no se adelanta a saludar por mantener las distancias, va haciéndose cada vez más lejano y termina siendo extraño a los hermanos.

UNA MARAVILLA JAMÁS IMAGINADA...


Autor: P . Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net
Una maravilla jamás imaginada


El misterio de la Santísima Trinidad, más que para ser entendido, es para ser amado y vivido en nuestro interior.


Una maravilla jamás imaginada
Se nos ha habituado a pensar que, al hablar de la Santísima Trinidad, hemos de concebir algo totalmente oscuro e ininteligible. ¡Por algo es un misterio! Más aún, es -por así decirlo- el misterio por antonomasia de nuestra fe, el "misterio de los misterios". Pero, en vez de plantear el tema en términos de raciocinio o de especulación teológica, yo prefiero mil veces más tratarlo desde un punto de vista mucho más "humano" y personal, si se me permite la expresión. No que la razón no lo sea. Pero yo creo que es mucho más palpitante, cercano y vivencial cuando lo contemplamos con el corazón y bajo el prisma del amor.

Y es que el misterio de la Santísima Trinidad, más que para ser especulado, es para ser amado y vivido en nuestra interioridad. Al menos, a mí me parece que así es mucho más sabroso y "digerible". La razón es, por lo general, más fría e impersonal. Mientras que el amor es todo lo contrario.

Pues bien, la Santísima Trinidad es un misterio de amor. Es más, es el misterio del "Amor de los amores" –como cantamos en un hermoso motete-. Dios, que "habita en una luz inaccesible" –como nos dice san Pablo en su carta a Timoteo (I Tim 6, 16)— se nos ha querido revelar por medio de su Palabra: Dios, en lo más profundo de su intimidad, es una comunión de personas divinas unidas por el amor. Más aún, son esas mismas personas que son el Amor personificado: el Padre, que es el amor creador; el Hijo, que es el amor redentor; el Espíritu Santo, que es el amor santificador. Pero, además, es un amor recíproco entre ellos mismos; un amor subsistente y personal. Un solo Dios verdadero y tres Personas distintas, cuya vida y existencia es puro Amor. Una relación de amor. Y el amor crea una comunión de personas. Como en el matrimonio y en la familia, pero en un grado infinito y divino. El amor es, por naturaleza, unidad y fecundidad. Esto es, en esencia, el misterio de la Santísima Trinidad.

Y, ¿cómo explicarlo? Es muy difícil encontrar las palabras justas. Más fácil lo podremos comprender a la luz de la propia experiencia del amor que con un discurso racional, aunque sea filosófica y teológicamente muy correcto. ¿Quién de nosotros no sabe lo que es el amor? Todos lo hemos experimentado muchas veces en nuestra propia vida: hemos sentido el calor y la ternura de una madre; la fuerza y seguridad que nos infunde el amor de un padre; el cariño de una hermana o de una amiga; el gozo de la compañía y de la fidelidad de un hermano o de un amigo verdadero; y la dulzura incomparable del amor de una esposa o de un esposo, de unos hijos.

Aristóteles definía la amistad como "una misma alma en dos cuerpos". Y el poeta latino Horacio llamaba a Virgilio, su gran amigo, "dimidium animae meae", "la mitad de mi alma". Grandes poetas, literatos, músicos y artistas de todos los tiempos han ofrecido su tributo a la amistad. Y han reservado sus mejores canciones y sus notas más líricas para cantar la belleza del amor humano. Sin duda alguna, éste es el tema que más ha inspirado a los hombres a lo largo de la historia, sea en el arte, en la poesía o en la propia vida. Decía Dante Alighieri que "es el amor el que mueve el sol, el cielo y las estrellas". Y el poeta Virgilio afirmaba: "amor vincit omnia", "el amor es capaz de vencer todos los obstáculos". Y tenían toda la razón.

Y es que el amor es lo más grande, lo más noble, lo más bello, lo más maravilloso; en una palabra, lo más sagrado del ser humano. Por eso, con el amor no se juega y éste se merece los mayores sacrificios con tal de conservar toda su pureza y su fragancia virginal.

San Juan nos dejó una estupenda definición de Dios: "Deus Charitas est", "¡Dios es Amor!" (I Jn 4, 8). No se expresó en conceptos racionales, sino en un vocabulario propio del corazón. También lo otro pudo haber sido muy correcto. Pero también, sin duda, más frío e impersonal.

Como aquellas definiciones que dio Aristóteles sobre Dios: "El motor Inmóvil", "el Acto puro", "la Inteligencia más perfecta". O incluso aquella definición teológica y metafísica de santo Tomás de Aquino: "el único Ser necesario, absoluto y trascendente", "el mismo Ser subsistente". Pues sí. Es verdad. Pero, ¿no nos gustan y nos dicen inmensamente más las palabras propias del amor?

Y llegados a este punto, sería interminable la lista de experiencias que todos tenemos sobre el amor… Como decía san Juan al final de su Evangelio, "ni todos los libros del mundo serían suficientes para poderlas contener". Y es que el amor no se puede explicar con conceptos o con raciocinios filosóficos. Se siente. Se experimenta. Así también es Dios.

Sí. Lo más maravilloso y sagrado del hombre es el amor. Y también lo más divino. Por eso, a Dios podemos encontrarlo en lo más profundo de nuestro ser, en lo más recóndito de nuestro espíritu. Dios allí habita. Los más altos pensadores de la humanidad así lo experimentaron. Séneca, aquel famoso filósofo romano de origen cordobés, aun sin ser cristiano, llegó a expresarse de esta manera: "sacer intra nos spiritus sedet, malorum bonorumque nostrorum observator et custos. In unoquoque virorum bonorum habitat deus". En nuestra lengua cervantina sonaría así: "un espíritu sagrado reside dentro de nosotros, y es el observador y el guardián de nuestros males y de nuestros bienes. En cada alma virtuosa habita Dios" (Epístolas morales, núm. 41).

San Pablo, por su parte, nos recuerda que "somos morada de la Santísima Trinidad, templos vivos de Dios y del Espíritu Santo" (I Cor 3, 16). Así fue como nos lo prometió nuestro Señor la noche de su despedida: "Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y en él haremos nuestra morada." (Jn 14, 23).

¡Éste es el núcleo más bello del misterio de la Santísima Trinidad! Y lo más maravilloso es que también nosotros hemos sido llamados a participar de esta vida íntima de Dios, que es amor. Y nos adentraremos en el seno de la Trinidad Santísima en la medida de nuestra vida de gracia y de nuestra caridad, que es el grado de amor sobrenatural en nuestra alma.

sábado, 25 de mayo de 2013

SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA...


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 25 DE MAYO DEL 2013


 LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
25 DE MAYO DEL 2013

No es la vida la que en sí tiene aliciente; es el sentido que nosotros le damos a la vida; si ese sentido no llega a satisfacer las legítimas ansias que hay en todo corazón humano, la vida no alcanza a ser razón suficiente de nuestro existir.
En ese caso, cuando la vida no tiene un sentido hondo y orientador, cuando no se ve el por qué de la propia vida, cuando nuestras acciones no trascienden el momento presente que, por ser presente, es tan fugaz; cuando a ese momento fugaz no se le da una prospectiva hacia el más allá, tiene aplicación lo que afirma nuestro folklore cuando dice: "Para vivir como vives, mejor no morir de viejo".
No es, pues, ni la juventud, ni la salud, ni el dinero lo que puede ser una razón suficiente de nuestro existir; es más bien el sentido que damos a nuestras acciones y a la vida en general y dentro del ámbito de ese sentido la proyección hacia un futuro promisorio.

"En ella [la Palabra de Dios: Cristo] estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron" (Jn, 1, 4-5). Las tinieblas son el Mal, mientras que la luz es el Bien.

Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

HAY GENTE COMO TÚ ....


 Hay gente como tú...

        Hay gente que con solo decir UNA PALABRA
        enciende la ilusión y los rosales...

        Que con solo SONREÍR entre los ojos
        nos invitan a viajar por otras zonas
        nos hacen recorrer toda la magia...

        Que con solo dar la mano
        rompe la soledad, pone la mesa,
        sirve el puchero, coloca guirnaldas...

        Que con solo empuñar una guitarra
        hace una sinfonía de entrecasa.

        Hay gente que con solo abrir la boca
        llega hasta los confines del alma,
        alimenta una flor, inventa sueños,
        hace cantar el vino en las tinajas
        y se queda después como si nada...

        Y  uno se va de novio con la Vida
        desterrando una muerte solitaria,
        pues sabe que a la vuelta de la esquina
        hay gente así... Tan necesaria.

UN MINUTO MARIANO


UN MINUTO MARIANO

   María es la respiración del alma. Invocarla a menudo es señal de vida. 

Autor desconocido

EL EVANGELIO DEL DIA

Autor: Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Jesús y los niños
Marcos 10, 13-16. Tiempo Ordinario. Tener el alma de niños, Jesús no puede resistirse ante un niño.
 
Jesús y los niños
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 13-16

En aquel tiempo presentaron a Jesús unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Pero Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él» Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.

Oración introductoria

Señor, acrecienta mi fe, mi esperanza y mi caridad, para hacer una verdadera oración. Con espíritu de niño me pongo en tu presencia, confiando en que nada me impedirá experimentar tu cercanía, tu amor e interés por mi salvación.

Petición

Jesús, concédeme la sencillez, el idealismo y la confianza que caracterizan la personalidad de un niño.

Meditación del Papa

Lo que quería decir resulta muy claro si recordamos el episodio sobre los niños presentados a Jesús "para que los tocara", descrito por todos los evangelistas sinópticos. Contra la resistencia de los discípulos, que quieren defenderlo frente a esta intromisión, Jesús llama a los niños, les impone las manos y los bendice. Y explica luego este gesto diciendo: "Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el Reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él". Los niños son para Jesús el ejemplo por excelencia de ese ser pequeño ante Dios que es necesario para poder pasar por el "ojo de una aguja", a lo que hace referencia el relato del joven rico en el pasaje que sigue inmediatamente después. Poco antes había ocurrido el episodio en el que Jesús reaccionó a la discusión sobre quién era el más importante entre los discípulos poniendo en medio a un niño, y abrazándole dijo: "El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí". Jesús se identifica con el niño, Él mismo se ha hecho pequeño. Como Hijo, no hace nada por sí mismo, sino que actúa totalmente a partir del Padre y de cara a Él. (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, segunda parte, p. 7).

Reflexión

Los niños tienen una manera especial de captar lo religioso. Incluso nos sorprende ver con qué fervor rezan o se detienen ante una imagen de la Virgen. Es porque tienen un espíritu sencillo.

Es responsabilidad de los padres el cultivar los aspectos religiosos en los niños, igual que se les enseña a hablar o a leer. Captan muy bien lo que hacen los mayores, y si les ven rezando, yendo a Misa o explicándoles algún detalle de nuestra fe, lo asimilan con gran facilidad. Hay que aprovecharlo y no esperar a que sean adultos, porque el racionalismo propio de esa edad les impedirá acercarse a la fe.

Es fundamental la labor de los padres. Son ellos los primeros educadores. No pueden dejar esa función al colegio, ni siquiera a la catequesis de la parroquia, porque la familia es la primera escuela de la fe. ¿Cómo entenderá el amor de Dios si no ve amor en su casa? ¿O cómo será su relación con Dios Padre si su propio papá le da miedo o nunca está en casa?

Pero también Jesús quiere a niños de muchos años, pero con alma de niño, sencillos al rezar, al pedirle sus necesidades, al contarle sus preocupaciones y sus alegrías.
Tener el alma de niños, Jesús no puede resistirse ante un niño.

Deja que Jesús te de un abrazo, te bendiga, te imponga sus manos, acercate a Él, como si fueras un niño pequeño. Jesús te llenará de paz, de alegría y tus preocupaciones y sufrimientos serán menos, porque estás con Él, abandonalo todo en sus brazos.

Diálogo con Cristo

Señor, quiero ser merecedor de entrar a tu Reino. Me doy cuenta que las condiciones para entrar son exigentes, porque tienen que surgir de un amor total, por Ti y por los demás. Conoces mi inmadurez y mi egoísmo infantil, mi deseo de decir «sí»... para hacerlo mejor hasta mañana y luego otro hasta mañana y así sucesivamente; por ello suplico la intercesión de María, para que sepa abandonarme como un niño en su regazo, y su amor fiel y constante me estimule a querer crecer en mi amor.

Propósito

Escuchar con interés las opiniones de los demás y evitar las palabras llenas de orgullo o superioridad.

REGLAS DE ORO DEL DIA


Reglas de oro del dia

        Si abriste, cierra.
        Si encendiste, apaga.
        Si conectaste, desconecta.
        Si desordenaste, ordena.
        Si ensuciaste, limpia.
        Si rompiste, arregla.
        Si no sabes arreglar, busca al que sepa.
        Si no sabes qué decir, cállate.
        Si debes usar algo que no te pertenece, pide permiso.
        Si te prestaron, devuelve.
        Si no sabes cómo funciona, no toques.
        Si es gratis, no lo desperdicies.
        Si no es asunto tuyo, no te entrometas.
        Si no sabes hacerlo mejor, no critiques.
        Si no puedes ayudar, no molestes.
        Si prometiste, cumple.
        Si ofendiste, discúlpate.
        Si no sabes, no opines.
        Si opinaste, hazte cargo.
        Si algo te sirve, trátalo con cariño.

        Si no puedes hacer lo que quieres, trata de querer lo que haces
.

OPTAR POR LA VIDA



        Optar por la vida
        Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD



              Cuenta una fábula china que, en cierta ocasión, una barca que transportaba a cinco personas zozobró en medio de un río y los pasajeros tuvieron que nadar para poder salvarse. Uno de ellos, el mejor nadador, se quedaba atrás a pesar de los esfuerzos que hacía. Le impedía avanzar el cinturón de monedas que llevaba amarrado. Los que habían llegado a la orilla le gritaron: “¡Eres tonto, no te empecines, vas a ahogarte!”. Entonces, ¿de qué te servirá el dinero? El hombre no tiraba el dinero. Poco después el agua se lo tragaba.

                   Tenemos un gran amor a la vida, pero a veces pueden más otros amores que, ofreciéndonos felicidad, nos quitan la vida.

                   La palabra vida despierta interés y, normalmente, la asociamos con la alegría, el amor, la paz, la felicidad...

                   Dios es un Dios de vivos y quiere que vivamos plenamente. Delante de nosotros está la vida y la muerte. En la elección de una u otra está el futuro para nosotros y para nuestra descendencia.

                   Los primeros creyentes se encontraron con Jesús lleno de vida. El Resucitado se les hacía presente en la vida cotidiana. La experiencia fundamental era el encuentro con Jesús vivo, que les daba una nueva posibilidad de vida, sin miedo, sin complejos, sin sobresaltos. Es curioso cómo los que, paralizados por la cobardía, no se atrevían a confesarse como discípulos, cuando se encontraron con el Resucitado, arriesgaron su vida por la causa del Crucificado. Él les cambió totalmente la existencia hasta poder decir como Pablo: “Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gá 2,20). Quien vive de Cristo resucitado se convierte en Buena Noticia para los demás.

                   Quien tiene la experiencia pascual, opta por la vida, ama la vida, trabaja porque todos tengan vida. El amor es vida y comunica vida. “Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte (1 Jn 3,14).

                   Los que han optado por la vida, tendrán que seguir los pasos de Cristo. “Sería un error grave pretender apuntarse a la Resurrección de Jesús en su último estadio sin recorrer las mismas etapas históricas que recorrió Jesús” (Jon Sobrino). Los que sirven a la causa de la vida, sufrirán persecuciones, tribulaciones, pero Jesús estará con ellos.

                    Dios quiere que vivamos desbordantemente felices y que apoyemos la vida con decisión; pero nosotros, por querer vivir mejor, a nuestro aire, nos amarramos a lo que en vez de darnos vida (dinero, droga, placer, fama...) nos hunde cada día más en la muerte.

LA VIDA CRISTIANA ES BELLA. LA TRINIDAD Y YO


La vida cristiana es bella . La Trinidad y yo
Autor: P Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com



Es muy diferente un pozo seco a un manantial. El manantial tiene vida. El pozo seco o con agua estancada es muerte. Cuando nos referimos a la relación del hombre con Dios puesta en acto, hablamos de vida, vida espiritual.

¿Cuál es la fuente de la vida espiritual? ¿De dónde viene esta vida? ¿Quién da vida? La fuente de la vida espiritual es la vida de Dios, nuestra participación en la vida de la Santísima Trinidad por la gracia a través de los sacramentos y la oración.

Eso es lo que se mueve allá adentro de nosotros, esa es la sangre que corre por nuestras venas desde el día de nuestro bautismo. Desde entonces, el manantial que ocupa el centro de nuestro ser es la Trinidad. ¡Qué maravilla!

Una verdad existencial

El próximo domingo celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad, misterio central de nuestra fe. Para mí esta fiesta es una invitación a poner en acto en la oración eso que creo por la fe, en forma de relación personal, de trato, con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. No basta el conocimiento del misterio, la Iglesia nos  invita a través de la teología y de la liturgia a profundizar en su significado, pero profundizar de una manera no sólo intelectual, sino afectiva, existencial.

El bautismo: una llamada al amor

Al recibir en el bautismo el don de la gracia santificante, que nos hizo hijos de Dios, recibimos de parte de Él una llamada al amor. Después de esto nuestra vida cristiana consiste en responder al don recibido de Dios: “Si alguien me ama, guardará mi palabra y mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él.” (Jn 14, 23) Dios que puso amor, espera una respuesta de amor.

"La respuesta de la fe nace cuando el hombre descubre, por gracia de Dios, que creer significa encontrar la verdadera vida, la “vida en plenitud”. Uno de los grandes padres de la Iglesia, san Hilario de Poitiers, escribió que se convirtió en creyente cuando comprendió, al escuchar en el Evangelio, que para alcanzar una vida verdaderamente feliz eran insuficientes tanto las posesiones, como el tranquilo disfrute de los bienes y que había algo más importante y precioso: el conocimiento de la verdad y la plenitud del amor entregados por Cristo (Cf. De Trinitate 1,2)." (Benedicto XVI 13 de junio 2011)

Intimidad con Dios

Dios nos invita a participar de su vida íntima, de esa vida que consiste en el amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Se dice fácil, pero este es un misterio grandioso, algo sobrehumano, sobrenatural, y en el cual estamos sumergidos.

Cada vez que intimamos con Dios en la oración entramos en el misterio. Es fe orante. En ella nos dirigimos a Dios como Padre. Padre es el nombre propio de Dios. Así nos lo reveló Jesucristo, quien vive contemplándolo permanentemente. “El Padre, que me ha enviado, posee la vida, y yo vivo por él. Así también el que me come vivirá por mí” (Jn 6, 57).

En Jesucristo contemplamos la belleza del Padre, él es “resplandor de Su gloria” (Hb. 1,3), el que está con nosotros, Dios-con-nosotros (Is 7, 14) Su misión es nuestra salvación. Tratamos con Cristo como nuestro salvador, nuestro redentor: “Padre, yo deseo que todos estos que tú me has dado puedan estar conmigo donde esté yo” (Jn 17, 24). Somos pecadores rescatados por la sangre de Cristo y en la oración cristiana nos dirigimos a Él como nuestro Redentor para darle las gracias, pedirle perdón, aprender de Él.

Y tratamos con el Espíritu Santo cuya misión es nuestra santificación. A partir del bautismo tenemos toda una vida por delante para crecer y asemejarnos como hijos que somos, al Hijo con mayúscula. Esa labor paciente de transformación conforme a la imagen de Cristo la va realizando el Espíritu Santo en nosotros poco a poco, como el agua sobre la piedra de río, a medida que cooperamos con Él. El Espíritu Santo es el Santificador, el Huésped de nuestra alma, nuestro Socio con el que trabajamos para realizarnos en plenitud como hombres y como cristianos. Él es amor y derrama el amor de Dios en nuestros corazones. (Rom 5, 5)

La vida espiritual, la vida de oración, es simplemente maravillosa. ¡Qué gozada poder tratar como hijo con EL PADRE, como pecador rescatado con su mismo REDENTOR; como buscador con su GUÍA! Francamente, ¡qué maravilla!

La vida cristiana es bella.

N.B. Si un espectáculo de agua, luz y sonido (no dejes de verlo) puede ser tan armónico y bello, ¡qué será la belleza de la vida trinitaria que llevamos dentro!

viernes, 24 de mayo de 2013

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 24 DE MAYO DEL 2013



LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
24 DE MAYO DEL 2013


Un hombre sin ideas claras es un hombre desorientado, un hombre sin ruta; o al menos es un hombre que sigue una ruta que no termina en meta, sino que sigue caminos y caminos que se chocan y se entrecruzan, pero nunca lo conducen a un fin.
La idea es la madre de la acción; a ideas claras, seguirán acciones definidas y con orientación hacia su objetivo bien conocido y amorosamente buscado.
La idea necesita luz, la luz de la verdad. Dios es la verdad; cuanto más nos alejamos de Dios, más lejos estamos de la luz, más nos circundan las tinieblas del error; y por más esfuerzos que hagamos, más nos enfrascaremos en la oscuridad del error y en la maldad.
Y cuando el hombre camina en el error y la maldad, por más que él crea que se halla en la verdad y en el bien, no deja de dirigirse hacia la catástrofe, tanto más dolorosa y amarga, cuanto menos pensada y esperada por él. Por eso, para llegar a Dios, nada mejor que ir a El y buscarlo con sincero corazón.
"Envía tu luz y tu verdad, ellas me guíen y me conduzcan a tu monte santo" (Salmo 43, 3). Cristo es la verdad, y los que siguen a Cristo no marchan en el error sino que están en la verdad.

Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

UN MINUTO MARIANO


UN MINUTO MARIANO

María es llena de gracia, Madre de Misericordia. Luego sus hijos, los más pobrecitos y necesitados, hemos de participar más que todos de su gracia y misericordia. ¿Y quién más necesitado que el pecador?. 

Autor desconocido

HOSPITAL DEL SEÑOR


HOSPITAL DEL SEÑOR

Fui al Hospital del Señor a hacerme una revisión de rutina y constaté que estaba enfermo. Cuando Jesús me tomó la presión vio que estaba baja de ternura. Al medirme la temperatura el termómetro registró 40 grados de egoísmo.

Hizo un electrocardiograma y el diagnóstico fue que necesitaba varios "by-pases" de amor porque mis venas estaban bloqueadas y no abastecían mi corazón vacío.

Pasé hacia ortopedia: no podía caminar al lado de mi hermano, y tampoco podía abrazarlo porque me había fracturado al tropezar con mi vanidad. También me encontraron miopía, ya que no podía ver más allá de las apariencias; cuando me quejé de sordera Jesús me diagnosticó quedarme sólo en las palabras vacías de cada día.

GRACIAS SEÑOR, porque las consultas son gratuitas, por tu gran misericordia. Prometo, al salir de aquí, usar solamente los remedios naturales que recetas en el Evangelio...

Al levantarme tomaré un vaso de AGRADECIMIENTO.

Al llegar al trabajo, una cucharada sopera de BUEN DÍA.

Cada hora un comprimido de PACIENCIA y una copa de HUMILDAD.

Al llegar a casa, SEÑOR, voy a tener diariamente una inyección de AMOR, y al irme a acostar dos cápsulas de CONCIENCIA TRANQUILA.

¡¡¡¡¡ GRACIAS SEÑOR !!!!!
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...