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lunes, 5 de febrero de 2018
sábado, 3 de febrero de 2018
12 RAZONES CONTUNDENTES DEL PORQUÉ NECESITAMOS UN RETIRO ESPIRITUAL
12 razones contundentes del porqué necesitamos un retiro espiritual
Es esa pausa que necesitamos en el caminar de nuestras vidas para encontrarnos de una manera más profunda y directa con Dios
Por: Silvana Ramos | Fuente: Catholic-link.com
¿Cuán tristes se habrán sentido aquellos discípulos que caminaban hacia Emaús? Cristo había muerto. Su desánimo y desconcierto debió haber sido grande. Ellos lo conocían, nadie les había contado sobre Él, habían sido amigos cercanos. No solo habían perdido a su maestro, a su amigo, habían perdido su razón de ser. Algunas mujeres decían que había resucitado, que no había nadie en el sepulcro pero, para ellos eso era incomprensible, una locura.
Y así en plena oscuridad, es nuevamente el mismo Jesús el que sale al encuentro, el que siempre da el primer paso. Y no aparece diciendo: –«¡Hey amigos! ¿De qué están tristes? Soy yo, ¡que no ven que no he muerto!»– Por el contrario, Jesús delicadamente aparece como uno más, se hace el desentendido, les pregunta, entiende su dolor, les habla nuevamente sobre todo lo que el maestro les enseñó…acompaña su camino y cuando están preparados les muestra su rostro: Cristo vive.
Pasa que en nuestro caminar por esta vida no pocas veces nos encontramos como esos discípulos de Emaús. Caminamos tristes, con un anhelo profundo en el corazón por la Verdad. Una verdad que tantas veces se nos olvida. Es por eso que una pausa en el camino, dejar que Jesús entre y predisponernos a escucharlo es algo que necesitamos.
Un retiro espiritual es esa pausa que necesitamos en el caminar de nuestras vidas para encontrarnos de una manera más profunda y directa con Dios. Esta es una práctica común en la iglesia que no debemos dejar de lado. Si nunca has ido a alguno o si de pronto crees que no lo necesitas, aquí te dejamos algunos puntos importantes de lo sucede en un retiro espiritual. Anímate a ir a uno.
«Los hombres y las mujeres de hoy necesitan encontrar a Dios y conocerlo “no de oídas”. (…) un buen curso de Ejercicios Espirituales contribuye a renovar en quien participa la adhesión incondicional a Cristo y ayuda a entender que la oración es el medio insustituible de unión al Crucificado» (Papa Francisco).
1. Es posible que al principio no entiendas y quieras salir corriendo
Cuando un retiro empieza, los primeros momentos suelen ser raros. Es como si de pronto el mundo se detuviera y entraras en algo que no comprendes. Tal vez tengas la urgencia de salir o la incomodidad de encontrarte con este nuevo espacio. ¿Para qué habré venido? ¿Para qué complicarme la vida? Ten paciencia, ábrete a la acción de Dios y permite que sea El quien guíe tus pasos. No te arrepentirás.
2. Te encontrarás con tu propia oscuridad y desierto
Hacer una pausa y entrar en un retiro necesariamente lleva a que revisemos nuestra vida. Cómo la hemos venido viviendo, cuáles son esos eventos que nos han marcado. Es mirar también de frente a nuestro pecado, reconocer que hemos hecho daño y nos hemos dañado. Mirar de frente ese dolor que tal vez en un primer momento resulte difícil de reconocer y asimilar es absolutamente necesario para poder reconciliar y experimentar el amor y la misericordia de Dios.
3. Descubrirás que tienes mucho para estar agradecido
Así como experimentas esa oscuridad, también empezarás a ver la obra de Dios en tu vida, a reconocer todo lo que Él siempre te ha otorgado, su presencia en momentos insospechados, la belleza de la gente que te rodea, tu familia, tus amigos, tu comunidad, las mismas personas que acompañan tu retiro, todo te hablará de Dios y empezarás a descubrir la riqueza en tu vida. Una riqueza que ningún dinero podrá jamás comprar.
4. Experimentarás la Verdad y la Belleza de Dios
Los momentos de oración en un retiro son intensos. Las visitas al Santísimo Sacramento, las pláticas, el compartir con los demás. Dios se manifiesta de maneras inesperadas y en momentos sorprendentes. Descubrirás que la verdad existe, que no es un concepto relativo, la verdad es Dios mismo. Ese Dios que cumple su promesa cuando dijo: «Y yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo» (Mateo 28,20).
5. Verás como Dios te cuida de una manera personal
El trato personal lo inventó Dios. Sí, no fueron las grandes corporaciones ni el servicio de atención al cliente. Fue Dios. El fue el primero que ama con un amor infinito y a la vez “hecho a medida”. Como padre bueno que es, conoce hasta el último detalle de nuestro corazón, nuestros sueños, anhelos y todos los toma en consideración. Muchas veces no entendemos por qué permite ciertas cosas, pero lo cierto es que Él nos conoce incluso mejor que nosotros mismos. En un retiro experimentarás ese amor que te hace sentir su hijo favorito.
6. Serás testigo directo de su actuar en la vida de los demás
Así como experimentas ese amor y ese cuidado hacia a ti. Si sales un poco de ti y miras a los demás verás cómo de esa misma manera quiere a cada uno de los que está presente. Los que provienen de una familia numerosa tal vez puedan entender esto mejor. El padre que llena de detalles a cada uno de sus hijos, que da las respuestas que cada uno pregunta y las da a la medida. Trata y educa de acuerdo a las necesidades especiales de cada hijo. Mirar la acción de Dios en otros es una experiencia por demás conmovedora. Una enseñanza de cómo tú debes tratar a los demás.
7. Experimentarás Su sentido del humor
¿Alguna vez te has reído de las ocurrencias de un niño? De la misma manera escucharás a Dios reírse de las tuyas, jugarte bromas tiernas y reír hasta quedar sin aliento. El sentido del humor de Dios es inigualable. Es un sentido del humor tierno, que busca que aprendas con cariño y diversión. Me recuerda a mi madre riéndose cuando mis hermanos empezaban a hablar…
8. Encontrarás descanso
Entrar de retiro es salir a una vida nueva. Es poder echarte a mirar el cielo y descubrir una grandeza que eras incapaz de ver por estar siempre parado mirando hacia el piso. Encontrarás una parada, alguien que te dio posada para poder volver a leer el mapa y cambiar de dirección si estabas perdido. Un lugar donde recobrarás fuerzas para continuar.
9. Recordarás lo importante que es la vida de oración
Muchas veces pensamos que con ir a misa y rezar brevemente por las noches o en algún espacio del día es suficiente. Cuando te das una pausa y tienes un tiempo prolongado de encuentro con el Señor como sucede en los retiros, tu vida de oración necesariamente se incrementa. Y estando así en oración, en contemplación y adoración recordarás que la oración es ese “idioma” para hablar con Dios, para conocerlo y sobre todo para escucharlo. Recordarás que la oración es vital para un cristiano.
10. Descubrirás que los mejores amigos son los que te acercan a Cristo
Es probable que a un retiro vayas acompañada de amigos, o tal vez ahí mismo conozcas gente que te acompañará siempre, aunque no veas mucho después. «No hay amor más grande que dar la vida por los amigos» (Juan 15, 9-17), es una realidad tangible, en un retiro abrirás tu corazón, compartirás con ellos y celebrarás con ellos todo el amor recibido. Los amigos que hacemos en el Señor son verdaderos regalos, amistades especiales con las que compartes toda tu vida. Sé tú también para ellos ese “lugar-persona” donde descansar, donde confiar y con quién compartir.
11. Renovarás esa necesidad por los sacramentos
En el camino de Emaús, Jesús sale al encuentro, reconforta a sus discípulos tristes por su falta de fe, pero no solo eso, Jesús termina esa conversación partiendo el pan, y es ahí donde los discípulos lo reconocen. Los sacramentos de la reconciliación y de la Eucaristía son esa fuerza ese renovarnos en Cristo, recibir su perdón y alimentarnos de su Espíritu. A veces lo hacemos mecánicamente, el silencio y el espacio que brinda un retiro espiritual permita que puedas volver a saborear esa necesidad de Dios.
12. Saldrás con una ganas infinitas de gritarle al mundo que Dios está vivo
Es imposible que después de todo lo vivido y recibido en un momento de profundo contacto con Dios, no tengas ganas de salir a gritarle al mundo que Dios está vivo. Así de la misma manera como lo hicieron los discípulos de Emaús, ellos no se echaron a descansar, ¡el corazón les ardía!, y así, salieron corriendo a contar a los demás que Cristo había resucitado.
TEXTO DE LA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE LA FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
TEXTO: Homilía del Papa en la Misa de la Fiesta de la Presentación del Señor
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
El Papa Francisco presidió en la Basílica de San Pedro del Vaticano la Misa con motivo de la Fiesta de la Presentación del Señor y de la XXII Jornada Mundial de la Vida Consagrada y recordó la importancia que tienen para la Iglesia los consagrados y consagradas, que viven a contracorriente en un mundo que “rechaza fácilmente la pobreza, la castidad y la obediencia”. “Sois el amanecer de la Iglesia”, aseguró.
“Cuando uno se encuentra en el Señor no tardan en llegar las sorpresas de Dios. Para dejar que sucedan en la vida consagrada es bueno recordar que no se puede renovar el encuentro con el Señor sin el otro: nunca dejar atrás, nunca hacer descartes generacionales, sino acompañarse cada día, con el Señor en el centro”, afirmó el Santo Padre.
A continuación, el texto completo de la homilía del Papa Francisco:
Cuarenta días después de Navidad celebramos al Señor que, entrando en el templo, va al encuentro de su pueblo. En el Oriente cristiano, a esta fiesta se la llama precisamente la «Fiesta del encuentro»: es el encuentro entre el Niño Dios, que trae novedad, y la humanidad que espera, representada por los ancianos en el templo.
En el templo sucede también otro encuentro, el de dos parejas: por una parte, los jóvenes María y José, por otra, los ancianos Simeón y Ana. Los ancianos reciben de los jóvenes, y los jóvenes de los ancianos. María y José encuentran en el templo las raíces del pueblo, y esto es importante, porque la promesa de Dios no se realiza individualmente y de una sola vez, sino juntos y a lo largo de la historia.
Y encuentran también las raíces de la fe, porque la fe no es una noción que se aprende en un libro, sino el arte de vivir con Dios, que se consigue por la experiencia de quien nos ha precedido en el camino. Así los dos jóvenes, encontrándose con los ancianos, se encuentran a sí mismos. Y los dos ancianos, hacia el final de sus días, reciben a Jesús, que es el sentido a sus vidas.
En este episodio se cumple así la profecía de Joel: «Vuestros hijos e hijas profetizarán, vuestros ancianos tendrán sueños y visiones» (3,1). En ese encuentro los jóvenes descubren su misión y los ancianos realizan sus sueños. Y todo esto porque en el centro del encuentro está Jesús.
Mirémonos a nosotros, queridos hermanos y hermanas consagrados. Todo comenzó gracias al encuentro con el Señor. De un encuentro y de una llamada nació el camino de la consagración. Es necesario hacer memoria de ello.
Y si recordamos bien veremos que en ese encuentro no estábamos solos con Jesús: estaba también el pueblo de Dios —la Iglesia—, jóvenes y ancianos, como en el Evangelio. Allí hay un detalle interesante: mientras los jóvenes María y José observan fielmente las prescripciones de la Ley —el Evangelio lo dice cuatro veces—, y no hablan nunca, los ancianos Simeón y Ana acuden y profetizan. Parece que debería ser al contrario: en general, los jóvenes son quienes hablan con ímpetu del futuro, mientras los ancianos custodian el pasado.
En el Evangelio sucede lo contrario, porque cuando uno se encuentra en el Señor no tardan en llegar las sorpresas de Dios. Para dejar que sucedan en la vida consagrada es bueno recordar que no se puede renovar el encuentro con el Señor sin el otro: nunca dejar atrás, nunca hacer descartes generacionales, sino acompañarse cada día, con el Señor en el centro. Porque si los jóvenes están llamados a abrir nuevas puertas, los ancianos tienen las llaves.
Y la juventud de un instituto está en ir a las raíces, escuchando a los ancianos. No hay futuro sin este encuentro entre ancianos y jóvenes; no hay crecimiento sin raíces y no hay florecimiento sin brotes nuevos. Nunca profecía sin memoria, nunca memoria sin profecía; y, siempre encontrarse.
La vida frenética de hoy lleva a cerrar muchas puertas al encuentro, a menudo por el miedo al otro —las puertas de los centros comerciales y las conexiones de red permanecen siempre abiertas—. Que no sea así en la vida consagrada: el hermano y la hermana que Dios me da son parte de mi historia, son dones que hay que custodiar.
No vaya a suceder que miremos más la pantalla del teléfono que los ojos del hermano, o que nos fijemos más en nuestros programas que en el Señor. Porque cuando se ponen en el centro los proyectos, las técnicas y las estructuras, la vida consagrada deja de atraer y ya no comunica; no florece porque olvida «lo que tiene sepultado», es decir, las raíces.
La vida consagrada nace y renace del encuentro con Jesús tal como es: pobre, casto y obediente. Se mueve por una doble vía: por un lado, la iniciativa amorosa de Dios, de la que todo comienza y a la que siempre debemos regresar; por otro lado, nuestra respuesta, que es de amor verdadero cuando se da sin peros ni excusas, y cuando imita a Jesús pobre, casto y obediente.
Así, mientras la vida del mundo trata de acumular, la vida consagrada deja las riquezas que son pasajeras para abrazar a Aquel que permanece. La vida del mundo persigue los placeres y los deseos del yo, la vida consagrada libera el afecto de toda posesión para amar completamente a Dios y a los demás. La vida del mundo se empecina en hacer lo que quiere, la vida consagrada elige la obediencia humilde como la libertad más grande.
Y mientras la vida del mundo deja pronto con las manos y el corazón vacíos, la vida según Jesús colma de paz hasta el final, como en el Evangelio, en el que los ancianos llegan felices al ocaso de la vida, con el Señor en sus manos y la alegría en el corazón.
Cuánto bien nos hace, como Simeón, tener al Señor «en brazos» (Lc 2,28). No sólo en la cabeza y en el corazón, sino en las manos, en todo lo que hacemos: en la oración, en el trabajo, en la comida, al teléfono, en la escuela, con los pobres, en todas partes.
Tener al Señor en las manos es el antídoto contra el misticismo aislado y el activismo desenfrenado, porque el encuentro real con Jesús endereza tanto al devoto sentimental como al frenético factótum. Vivir el encuentro con Jesús es también el remedio para la parálisis de la normalidad, es abrirse a la cotidiana agitación de la gracia. Dejarse encontrar por Jesús, ayudar a encontrar a Jesús: este es el secreto para mantener viva la llama de la vida espiritual.
Es la manera de escapar a una vida asfixiada, dominada por los lamentos, la amargura y las inevitables decepciones. Encontrarse en Jesús como hermanos y hermanas, jóvenes y ancianos, para superar la retórica estéril de los «viejos tiempos pasados», para acabar con el «aquí no hay nada bueno». Si Jesús y los hermanos se encuentran todos los días, el corazón no se polariza en el pasado o el futuro, sino que vive el hoy de Dios en paz con todos.
Al final de los Evangelios hay otro encuentro con Jesús que puede ayudar a la vida consagrada: el de las mujeres en el sepulcro. Fueron a encontrar a un muerto, su viaje parecía inútil. También vosotros vais por el mundo a contracorriente: la vida del mundo rechaza fácilmente la pobreza, la castidad y la obediencia.
Pero, al igual que aquellas mujeres, vais adelante, a pesar de la preocupación por las piedras pesadas que hay que remover (cf. Mc 16,3). Y al igual que aquellas mujeres, las primeras que encontraron al Señor resucitado y vivo, os abrazáis a Él (cf. Mt 28,9) y lo anunciáis inmediatamente a los hermanos, con los ojos que brillan de alegría (cf. v. 8). Sois por tanto el amanecer perenne de la Iglesia. Os deseo que reavivéis hoy mismo el encuentro con Jesús, caminando juntos hacia Él: así se iluminarán vuestros ojos y se fortalecerán vuestros pasos.
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 3 DE FEBRERO
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
3 de Febrero
Si tu hogar fuera inmensamente cristiano, sería contagioso de cristianismo, haría que los demás no pudieran menos de descubrir a Cristo en tu hogar y ese los movería a ellos a abrirle la puerta de sus propios hogares.
No se da lo que no se tiene. No se contagia la enfermedad que no se padece. No se transmite a Cristo, si no se lo vive en plenitud. No se es apóstol de Cristo, si antes no es uno enteramente de Cristo.
* P. Alfonso Milagro
EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 3 DE FEBRERO 2018
Lecturas de hoy Sábado de la 4ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, sábado, 3 de febrero de 2018
Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (3,4-15):
En aquellos días, Salomón fue a Gabaón a ofrecer allí sacrificios, pues allí estaba la ermita principal. En aquel altar ofreció Salomón mil holocaustos.
En Gabaón el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: «Pídeme lo que quieras.»
Respondió Salomón: «Tú le hiciste una gran promesa a tu siervo, mi padre David, porque caminó en tu presencia con lealtad, justicia y rectitud de corazón; y le has cumplido esa gran promesa, dándole un hijo que se siente en su trono: es lo que sucede hoy. Pues bien, Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?»
Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo: «Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti. Y te daré también lo que no has pedido: riquezas y fama, mayores que las de rey alguno.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 118,9.10.11.12.13.14
R/. Enséñame, Señor, tus leyes
¿Cómo podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo tus palabras. R/.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe
de tus mandamientos. R/.
En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti. R/.
Bendito eres, Señor,
enséñame tus leyes. R/.
Mis labios van enumerando
los mandamientos de tu boca. R/.
Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,30-34):
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy sábado, 3 de febrero de 2018
Ciudad Redonda
Queridos amigos y amigas:
Hoy en evangelio anota de forma natural el regreso a casa de los discípulos anteriormente enviados por Jesús de dos en dos como misioneros por pueblos y ciudades. A su vuelta, cansados y contentos, comparten gozosamente con Jesús sus andanzas y desventuras. A continuación, el Maestro les propone retirarse a descansar juntos en un lugar apartado. Pero al intentarlo, se ven sorprendidos por un gentío inmenso e indigente que se lo impide. En este caso, vemos a Jesús tomando una decisión entre dos posibilidades legítimas: O despiden a la gente para descansar o se olvidan de sus merecidas vacaciones, para dedicarse a atender a la masa que les solicita. ¿Hacia dónde se inclina Jesús? ¿Por qué toma esa decisión? ¿Qué se nos enseña con ello?
Ante todo, hay que subrayar que el descanso es necesario. No lo olvidemos. No hemos sido creados como burros de carga. Sin descanso y sin una cierta soledad no podemos vivir con cierta calidad. El ruido y la confusión erosionan peligrosamente el equilibrio psicológico. Pero, atención, las mini-vacaciones fallidas que Jesús propone tienen dos peculiaridades: Se trata de estar a solas con Jesús y en un lugar apartado.
Muchos de nosotros o nos sabemos descansar o nos cuesta respetar el clásico “descanso sabático”, tan imprescindible y vital. Ya conocemos las consecuencias de esa carencia: estrés, burn-out, agotamiento espiritual, aparición de una incapacidad progresiva para disfrutar del tiempo dedicado gratuitamente al Señor, sin el cual, quedamos psicológicamente como inconsistentes y espiritualmente como muertos, búsqueda de compensaciones tan falsas y peligrosas como las adicciones. Tomemos nota. Hay que descansar. Lo quiere el Señor.
Pero, por otra parte, el descanso sólo debe ceder ante la compasión. Ante la avalancha de aquel gentío que buscaba a Jesús “porque estaban como ovejas sin pastor”, El sintió lástima y, sin pensárselo dos veces, canceló sus vacaciones. El servicio a los necesitados, en esta ocasión, anuló el merecido reposo. La elección, según dice el texto evangélico, vino motivada por compasión. Compasión es una bellísima palabra. Significa sufrir juntos, padecer en común, sentir el dolor del otro como si fuera mío. Se ha dicho que la compasión es la primera manifestación de la vida religiosa, porque nos hace semejantes a Dios.
La conducta de Jesús nos ofrece un criterio claro de elección. No hay desprecio de ninguna de las dos posibilidades. Solo recto orden. Las cosas deben estar claras.
viernes, 2 de febrero de 2018
PRIMER VIERNES DE MES: CÓMO GANAR EL CIELO EN 9 MESES
Primer Viernes de mes: Cómo ganar el Cielo en 9 meses
Devoción de los nueve viernes dedicados al Sagrado Corazón.
Por: El equipo de voluntarios de IESVS.org | Fuente: www.iesvs.org/
"Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento."
Eso le dijo el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque (cuyo cuerpo permanece incorrupto a pesar de los 330 años transcurridos), el 16 de junio de 1675. Ver Catecismo: punto 478 y 2669
Aprovechemos las innumerables gracias que Jesús concede a quienes desagravian su Sagrado Corazón los primeros Viernes de mes.
Las Doce Promesas del Sagrado Corazón
1. Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.
2. Les daré paz a sus familias.
3. Las consolaré en todas sus penas.
4. Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte.
5. Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
6. Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.
7. Las almas tibias se volverán fervorosas.
8. Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.
9. Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y venerada.
10. Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
11. Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.
12. Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.
Condiciones para ganar esta gracia:
1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción (obviamente, sin estar en pecado mortal, por ejemplo, por faltar a la Misa dominical). Se sugiere confesión con intención de reparar las ofensas al Sagrado Corazón.
2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
ORACIÓN PARA DESPUÉS DE CADA UNA DE LAS COMUNIONES DE LOS NUEVE PRIMEROS VIERNES
Jesús mío dulcísimo,
que en vuestra infinita y dulcísima misericordia
prometisteis la gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos,
acordaos de esta promesa
y a mi, indigno siervo vuestro que acabo de recibiros sacramentado con este fin e intención,
concededme que muera detestando todos mis pecados,
creyendo en vos con fe viva, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro amantísimo y amabilísimo Corazón.
Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS VIERNES
Jesús mío, os doy mi corazón, os consagro toda mi vida, en vuestras manos pongo la eterna suerte de mi alma y os pido la gracia especial de hacer mis nueve primeros Viernes con todas las disposiciones necesarias para ser partícipe de la más grande de vuestras promesas, a fin de tener la dicha de volar un día a veros y gozaros en el cielo. Amén.
ORACIONES PARA LOS NUEVE VIERNES
PRIMER VIERNES
Yo te prometo, en el exceso de la misericordia de mi corazón, que mi amor omnipotente concederá a todos los que comulguen los primeros viernes de mes, durante nueve meses consecutivos, la gracia de la penitencia final, y que no morirán en mi desgracia, ni sin recibir los Santos Sacramentos, asegurándoles mi asistencia en la hora postrera.
¡Oh buen Jesús, que prometisteis asistir en vida, y especialmente en la hora de la muerte, a quien invoque con confianza vuestro Divino Corazón! Os ofrezco la comunión del presente día, a fin de obtener por intercesión de María Santísima, vuestra Madre, la gracia de poder hacer este año los nueve primeros viernes que deben ayudarme a merecer el cielo y alcanzar una santa muerte.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
SEGUNDO VIERNES
Les daré todas las gracias necesarias a su estado.
Jesús misericordioso, que prometisteis, a cuantos invoquen confiados vuestro Sagrado Corazón, darles las gracias necesarias a su estado: os ofrezco mi comunión del presente día para alcanzar, por los méritos e intercesión de vuestro Corazón Sacratísimo, la gracia de una tierna, profunda e inquebrantable devoción a la Virgen María.
Siendo constante en invocar la valiosa providencia de María, Ella me alcanzará el amor a Dios, el cumplimiento fiel de mis deberes y la perseverancia final.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
TERCER VIERNES
Pondré paz en las familias. Bendeciré los lugares donde se venera la imagen de mi Corazón.
Jesús amantísimo, que prometisteis bendecir las casas donde se venera la imagen de vuestro Sagrado Corazón, yo quiero que ella presida mi hogar; os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestros méritos y por la intercesión de Vuestra Santa Madre que todos y cada uno de los miembros de mi familia conozcan sus deberes; los cumplan fielmente y logren entrar en el cielo, llenas las manos de buenas obras.
¡Oh Jesús, que os complacéis en alejar de nuestro hogar las disensiones, las enfermedades y la miseria! Haced que, vuestra vida sea una no interrumpida acción de gracias por tantos beneficios. Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
CUARTO VIERNES
Seré su consuelo en todas las tribulaciones.
Jesús mío, que prometisteis consuelo a cuantos a Vos acuden en sus tribulaciones: os ofrezco mi Comunión del presente día para alcanzar de vuestro Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de vuestra Madre Santísima la gracia de venir al Sagrario a pedir fuerza y consuelo cuantas veces me visiten las penas. ¡Oh Jesús, oh María, consolad y salvad a los que sufren! ¡Haced que ninguno de sus dolores se pierda para el cielo!
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
QUINTO VIERNES
Derramaré copiosas bendiciones en todas sus empresas.
Jesús mío, que prometisteis bendecir los trabajos de cuantos invoquen confiados Vuestro Divino Corazón: os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestra Santísima Madre la gracia de que bendigáis mis estudios, mis exámenes, mi oficio, y todos los trabajos de mi vida.
Renuevo el inquebrantable propósito de ofreceros cada mañana al levantarme, y por mediación de la Santísima Virgen, las obras y trabajos del día..., y de trabajar con empeño y constancia para complaceros y alcanzar en recompensa el cielo.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
SEXTO VIERNES
Los pecadores hallarán en mi Corazón un océano de misericordia.
Sagrado Corazón de Jesús, siempre abierto a los pecadores arrepentidos: os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestros méritos infinitos y por los de vuestra Santísima Madre la conversión de cuantos obran mal. Os suplico, ¡buen Jesús!, inundéis su corazón de un gran dolor de haberos ofendido. Haced que os conozcan y os amen. Dispensadme la gracia de amaros más y más y en todos los instantes de mi vida, para consolaros y reparar la ingratitud de quienes os olvidan.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
SÉPTIMO VIERNES
Las almas tibias hallarán fervor. Las almas fervorosas llegarán presto a la perfección.
Sin vuestro auxilio, Jesús mío, no podemos avanzar en el camino del bien. Señor, por mediación de la Virgen María, os ofrezco la comunión de este día para que avivéis en mi alma el amor a vuestro Corazón Sagrado y concedáis este amor a cuantos no lo sienten. Ayudado de vuestra divina gracia lucharé, Señor, para que cada semana, cada mes, avance un poco en la virtud que más necesito.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
OCTAVO VIERNES
Daré a cuantos trabajan por la salvación de las almas el don de ablandar los corazones más endurecidos.
Sagrado Corazón de Jesús, que prometisteis inspirar a los que trabajan por la salvación de las almas aquellas palabras que consuelan, conmueven y conservan los corazones; os ofrezco mi comunión de hoy para alcanzar, mediante la intercesión de María Santísima, la gracia de saber consolar a los que sufren y la gracia de volver a Vos, Señor, a los que os han abandonado.
¡Dulce Salvador mío, concededme y ayudadme a salvar almas! ¡Son tantos y tantos los desgraciados que empujan a los demás por el camino del vicio y del infierno! Haced, Señor, que emplee toda mi vida en hacer mejores a los que me rodean y en llevarlos conmigo al cielo.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
NOVENO VIERNES
Guardaré recuerdo eterno de cuanto un alma haya hecho a mayor gloria de mi Corazón. Los que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, de donde no será borrado.
Os ofrezco, Jesús mío, la Comunión del presente día para alcanzar la gracia de saber infundir en el alma de cuantos me rodean ilimitada confianza en vuestro Corazón Divino. Dadme cuanto necesito para llevar a Vos a los que luchan, a los que lloran, a los caídos, a los moribundos. Y dignaos, ¡oh Jesús!, escribir hoy mi nombre en vuestro Corazón y decir a los ángeles que rodean vuestro Tabernáculo: Este nombre es el de un devoto que, amándome mucho, quiere consolarme del olvido e ingratitud de tantos hombres.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
SEÑOR, TÚ ME LLAMASTE
Señor, tú me llamaste…
Hay llamadas de Dios que exigen un cambio fundamental en la vida, pero otras más sutiles sólo significan una nueva orientación dentro de tus habituales ocupaciones. Lo importante es vivir siempre alerta al Espíritu de Dios que nos inspira y mueve emprender una vida más plena y satisfactoria, más generosa y entregada.
Señor, tú me llamaste para ser instrumento de tu gracia,
para anunciar la Buena Nueva, para sanar las almas.
Instrumento de paz y de justicia, pregonero de todas tus palabras,
agua para calmar la sed hiriente, mano que bendice y que ama.
Señor, tú me llamaste para curar los corazones heridos,
para gritar, en medio de las plazas, que el Amor está vivo,
para sacar del sueño a los que duermen y liberar al cautivo.
Soy cera blanda entre tus dedos, haz lo que quieras conmigo.
Todos en una época de su vida tienen que afrontar una decisión importante: ¿qué seré cuando sea grande? Es el planteo del problema vocacional. Resolverlo con acierto es decisivo porque incide en tu felicidad. Para eso debes empezar por conocer tu propia verdad: inclinaciones y disposiciones naturales que te marcan, desde el nacimiento, una dirección.
* Enviado por el P. Natalio
HÁBITOS SALUDABLES
Hábitos Saludables
Tenemos muchos hábitos saludables que ejercitamos a lo largo del día durante toda la vida: limpiarnos los dientes, la ducha diaria, una dieta equilibrada y variada… Un hábito saludable fundamental al que hay que estar atento es la risa. Los beneficios de la risa son muchos: no solo mejora la fisiología del corazón y los problemas respiratorios, sino que protege frente a la depresión y en general ayuda a evitar una visión negativa de la vida. Es una de las actividades humanas que debemos educar y entrenar con regularidad. Os dejo algunas sugerencias para incorporar la risa a vuestra vida diaria:
- Busca espacios durante la semana para diferentes diversiones o actividades que te ayuden a reír. ¿Has hecho ese espacio para ti, por sencillo que sea, para disfrutar y reírte?
- Si a lo largo del día surge una situación divertida, ríe libremente, con movimientos sueltos, pataleos y palmadas: evita estar rígido y déjate inundar por esa alegría natural.
- Entrénate a valorar los sucesos menudos del día de forma positiva y con una sonrisa en los labios. Relativiza cuando sea posible los problemas cotidianos para que no te inunde la tristeza y te quite la sonrisa.
- Busca deliberadamente durante el día la noticia buena y entrénate a no pensar constantemente en la mala. Prémiate cuando consigas cambiar tu pensamiento a un estado más positivo.
- Escribe ese problema que te atosiga, y que de momento no tiene solución aparente, en una hoja y rómpela hasta que no se pueda leer. Son pequeños ritos que te ayudan a tomar distancia y darte un respiro.
- Ponte una película cómica, lee las viñetas de humor del periódico… busca detalles que te ayudan a cultivar a risa y la sonrisa a diario.
Manuel Castellanos
SANTA VIRGEN MARÍA, TE CONFIAMOS LOS SACERDOTES Y SEMINARISTAS DEL MUNDO ENTERO
Santa Virgen María, Madre de los sacerdotes, te confiamos los sacerdotes y seminaristas del mundo entero.
“¡Creo que la Virgen María tiene grandes deseos que haya muchas personas que recen por los sacerdotes! A través de esta frase sencilla el Espíritu Santo nos envió en misión para sostener a los sacerdotes y seminaristas y también para hacer amar a la Iglesia.
Descubrimos una evidencia: es necesario dejar de criticar a nuestros sacerdotes y callar sus debilidades, a menos que se trate de actos criminales.
La Virgen María nos invita a transformar nuestras recriminaciones en oraciones y a entregarle todos los sacerdotes… ¡Ya que ella es su Madre! Ella se ocupa de sus hijos y los guía a lo largo de su sacerdocio. En María, los sacerdotes renuevan su sacerdocio en el Espíritu Santo y nos conducen a la alegría eterna. Cuanto más unidos estén los sacerdotes a la Virgen María, tanto más fácilmente Ella podrá guiarlos para conducirnos a la santidad haciéndolos a ellos mismos más santos.
Podemos escoger confiarlos durante la misa, o junto a María al pie de la Cruz y ofrecer la comunión por ellos, para que las gracias de la Muerte y de la Resurrección de Jesús se extiendan en su sacerdocio para la mayor gloria de Dios y de la Iglesia.
Santa Virgen María, Madre de los sacerdotes, te confiamos los sacerdotes y seminaristas del mundo entero.
Anne Isabelle Chartier-Kastler
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS,1 Y 2 DE FEBRERO
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
1 febrero
Cristo dice en el Evangelio que él es la Luz. El que no lo sigue, camina en tinieblas, con todas las angustias e incertidumbres que llevan consigo las tinieblas.
El que no sigue a Cristo, no halla explicación para muchas cosas de la vida, se siente embargado por mil problemas sin solución; se le plantean centenares de interrogantes a los que nada ni nadie puede responder.
En cambio, cuando Cristo aparece en la vida, es como cuando se hace la luz, uno encuentra en él la paz, la seguridad, la orientación.
P. Alfonso Milagro
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
2 de Febrero
En la vida hay muchas personas que se titulan maestros, guías, pedagogos, líderes, jefes y otras cosas parecidas.
Sin embargo, ninguno de ellos me sirve para calmar mis preocupaciones, ninguno responde a mis interrogantes, ninguno apaga mis dudas.
¿Por qué acudir a Cristo, que es el único que tiene respuestas que satisfacen, palabras que dan vida, consejos que orientan, gracia que fortalece?
En él hallaremos, y gozaremos. Cristo es el Camino, la Verdad, la Vida.
* P. Alfonso Milagro
PAPA FRANCISCO CONDENA DE NUEVO LA VIOLENCIA EN NOMBRE DE DIOS
El Papa condena de nuevo la violencia en nombre de Dios: Es una de las mayores blasfemias
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
Una vez más, el Papa Francisco volvió a condenar la violencia y el terrorismo en nombre de Dios y de la religión, y advirtió que se trata de una de las mayores blasfemias.
Así lo indicó en la audiencia que concedió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano a los participantes en la Conferencia que, con el título de “Combatir la violencia cometida en nombre de la religión”, se está celebrando en Roma con la presencia de responsables políticos y autoridades religiosas.
Precisamente, Francisco destacó como uno de los puntos fuertes de esta Conferencia la implicación de personas con responsabilidades concretas que pueden aportar posibles soluciones a la violencia cometida en nombre de la religión y proponer vías para prevenirla.
“Es muy significativo que los responsables políticos y los jefes religiosos se reúnan y discutan entre ellos cómo combatir la violencia cometida en nombre de la religión”, valoró.
En su discurso, el Papa quiso repetir “aquello que ya he dicho en otras ocasiones, en particular durante mi viaje a Egipto: Dios, amante de la vida, no se cansa de amar al hombre y, por ello, le exhorta a combatir la violencia”.
“Son las religiones las que, principalmente, están llamadas hoy a llevar a cabo este imperativo porque, mientras nos encontramos en la urgente necesidad del Absoluto, es imprescindible excluir cualquier absolutización que justifique cualquier forma de violencia”.
De hecho, “la violencia es la negación de toda auténtica religiosidad. Estamos obligados a denunciar las violaciones contra la dignidad humana y contra los derechos humanos, a llevar a la luz los intentos de justificar toda forma de odio en nombre de la religión y a condenarlos como falsificaciones idolátricas de Dios”.
El Papa insistió en su rechazo a toda violencia en nombre de la religión: “La violencia propagada y ejercida en nombre de la religión no puede más que desacreditar a la misma religión; como tal, debería ser condenada por todos y, con especial convicción, por el hombre auténticamente religioso, el cual sabe que Dios es todo bondad, amor, compasión, y que en Él no se puede otorgar espacio al odio, al rencor y a la venganza”.
“La persona religiosa –continuó el Santo Padre– sabe que una de las mayores blasfemias es invocar a Dios como justificación de los propios pecados y crímenes, invocarlo para justificar el homicidio, la matanza, la esclavitud, la explotación en cualquiera de sus formas, la opresión y la persecución de personas y de poblaciones enteras”.
En este sentido, afirmó también que “la persona religiosa sabe que Dios es el Santo y que nadie puede pretender apropiarse de su nombre para hacer el mal. Todo líder religioso está llamado a desenmascarar cualquier intento de manipular a Dios para objetivos que nada tienen que ver con Él y con su gloria”.
“Es necesario mostrar, sin cansarse, que toda vida humana tiene en sí misma un carácter sagrado, que merece respeto, consideración, compasión, solidaridad, con independencia de la etnia, la religión, la cultura, la orientación religiosa o política”.
Asimismo, aseguró que “la pertenencia a una determinada religión no proporciona ninguna dignidad o derecho suplementario a quien se adhiere a ella, así como la no pertenencia no te disminuye”.
El Papa Francisco finalizó su discurso pidiendo un mayor compromiso de líderes políticos y responsables religiosos, así como de los educadores y demás formadores y profesionales de la información, para “detectar a cualquiera que haya sido tentado por las perversas formas de una religiosidad deformada, que nada tienen que ver con el testimonio de una religión digna de tal nombre”.
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