Santa Virgen María, Madre de los sacerdotes, te confiamos los sacerdotes y seminaristas del mundo entero.
“¡Creo que la Virgen María tiene grandes deseos que haya muchas personas que recen por los sacerdotes! A través de esta frase sencilla el Espíritu Santo nos envió en misión para sostener a los sacerdotes y seminaristas y también para hacer amar a la Iglesia.
Descubrimos una evidencia: es necesario dejar de criticar a nuestros sacerdotes y callar sus debilidades, a menos que se trate de actos criminales.
La Virgen María nos invita a transformar nuestras recriminaciones en oraciones y a entregarle todos los sacerdotes… ¡Ya que ella es su Madre! Ella se ocupa de sus hijos y los guía a lo largo de su sacerdocio. En María, los sacerdotes renuevan su sacerdocio en el Espíritu Santo y nos conducen a la alegría eterna. Cuanto más unidos estén los sacerdotes a la Virgen María, tanto más fácilmente Ella podrá guiarlos para conducirnos a la santidad haciéndolos a ellos mismos más santos.
Podemos escoger confiarlos durante la misa, o junto a María al pie de la Cruz y ofrecer la comunión por ellos, para que las gracias de la Muerte y de la Resurrección de Jesús se extiendan en su sacerdocio para la mayor gloria de Dios y de la Iglesia.
Santa Virgen María, Madre de los sacerdotes, te confiamos los sacerdotes y seminaristas del mundo entero.
Anne Isabelle Chartier-Kastler
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