SACERDOTE
Hace unos días, un laico fue invitado al Bautismo del hijo de un amigo en la Parroquia. Cuando el laico llegó al templo, se sorprendió porque las bancas estaban adornadas con flores. Le pregunté al sacristán y me dijo que en la tarde habría un matrimonio.
El laico se sentó con su amigo y su familia en las bancas de enfrente y juntos esperaron al sacerdote, que estaba un poco retrasado. Cuando llegó el sacerdote, se disculpó porque dijo que estaba con un enfermo agonizante y que estaba preparando su alma para que el Señor Jesús le recibiera.
El Bautismo fue muy lindo, hubo fotografías con el sacerdote y toda la cosa. En eso, en la entrada del templo cristiano vi sorprendido un ataúd que estaba entrando.
Yo volví a ver al sacerdote y me dijo:
Tengo que celebrar un funeral.
Sorprendido, le dije al sacerdote:
Padre, ¡Acaba de celebrar la alegría de un Bautismo!
Ahora compartirá la tristeza de celebrar un funeral.
El sacerdote me dijo: Así es.
Antes del Bautismo compartí la tristeza de la familia al preparar a un enfermo agonizante para su encuentro con el Señor Jesús.
Muy sorprendido, le dije al sacerdote:
Y en la tarde compartirá la alegría de celebrar un matrimonio,
¿no es cierto?
El sacerdote sonriendo me dijo: Así es.
¡Veré en qué momento puedo almorzar!
¿Se dan cuenta del montón de emociones que debe compartir un sacerdote?
El sacerdote debe compartir la tristeza de la familia al despedir a un agonizante, la alegría de un Bautismo, la tristeza de un funeral y la alegría de un matrimonio.
Además de eso, el sacerdote debe atender a la Comunidad, atender a las Pastorales, supervisar las Catequesis, confesar y celebrar Misa, etc. etc. etc.
¿Se dan cuenta que ser un sacerdote no es algo fácil?
¿Se dan cuenta que ser un sacerdote no es un trabajo ordinario?
¡Ser sacerdote es para hombres extraordinarios!
AMEMOS Y OREMOS POR NUESTROS SACERDOTES
VEAMOS A JESÚS EN ELLOS
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