LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
16 de enero
Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos. Es la primera bienaventuranza que Cristo proclamó en el Sermón de la montaña.
Pobre de espíritu es el sencillo, el humilde, el que no se paga de sí mismo, el que está convencido de que depende de los demás, de que él solo no puede enfrentar la vida, que neceista de los otros; cuanto necesita, sino que lo espera de los demás.
El orgulloso piensa que él y sólo él se satisface, se basta y se sobra; por eso es rico: se tiene a sí mismo.
* P. Alfonso Milagro
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