Los cinco minutos de María
Octubre 10
Entre Dios y el prójimo hay una especie de interrelación por la que no es posible faltar a uno sin faltar al otro, herir a uno sin herir al otro. Nuestro olvido de Dios debilita y termina por anular nuestros vínculos de amor con el prójimo.
María Santísima amó tanto a los hombres porque su corazón estuvo abrasado por el amor a Dios; su inmenso amor a Dios se ha manifestado en el amor entrañable a sus hermanos los hombres.
Por eso el Corazón de María es nuestro modelo ejemplar; hemos de vivir como ella nuestro amor a Dios y al prójimo.
Nuestra Señora del silencio, que yo hable cuando sea prudente hablar, pero que sepa callar cuando hay que callar.
* P. Alfonso Milagro
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