Los cinco minutos de María
Marzo 14
Cuanto pensaba María era santo, cuanto miraba lo santificaba, cuanto tocaba lo purificaba y hacía bueno; tan santa era ella, que comunicaba santidad a todo y a todos.
Es que la santidad, si es verdadera y profunda, es también contagiosa. Por eso cuantos se acercaban a María se sentían mejores y se santificaban, amaban más a Dios y pensaban más en el cielo.
Aquí tienes un medio sumamente fácil y práctico para llegar a la santidad: piensa siempre en María, vive cerca de ella, cobijándote con confianza en su regazo maternal; obra como siempre obró María, ama lo que ella amó, vive por lo que ella vivió, sufre como ella sufrió y goza con lo que ella gozó. Que sea tu vida como un calco de la vida de María.
“Madre de América Latina, has entrado en el corazón de los fieles, vive en estos corazones” (San Juan Pablo II)
* P. Alfonso Milagro
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